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Esta situación sacude el sentido y la historia de la existencia de todos, no sólo porque afecta
silenciosamente la salud, sino porque aún genera cierta exclusión y rechazo. Pero su mayor impacto
proviene de interpretaciones que, al moralizar y corromper los juicios, inspiran actitudes negativas
que conducen a la discriminación y el irrespeto.
Es importante alzar la voz para que resuene y reverbere en el corazón de quienes siguen incitando a
la inhumanidad con sus gestos, en lugar de interpretar el VIH/SIDA como sinónimo de estigma,
rechazo y muerte. Así, el VIH/SIDA afecta no solo la salud de las personas, sino también su realidad,
dignidad, derechos, principios, valores y creencias. Las reflexiones sobre el VIH/SIDA deben introducir
una nueva comprensión, reevaluar e interpretar el valor de la vida, la existencia y la dignidad humana
para la igualdad, la equidad, la inclusión, la oportunidad y la justicia social. El problema social de la
estigmatización y discriminación causada por el VIH/SIDA ofrece una oportunidad para una
comprensión bioética del valor absoluto de la vida, el sentido de la existencia y la historia personal
en términos de respeto a la personalidad como característica humana. La existencia de los principios
de la bioética nos recuerda que la disciplina tiene fines generales y se esfuerza por alcanzar ciertos
valores, especialmente aquellos que aseguran la dignidad y los derechos de las personas, en especial
de los pacientes y de quienes participan en la investigación biomédica.
Se puede decir que ante este tipo de problemas, las personas son capaces de realizar un proceso
flexible para superar todas las condiciones vulnerables. La inclusión en lugar de la exclusión del
estigma del VIH/SIDA es una actitud humana, ética, moral y social inclusiva hacia las personas que
viven en grupos vulnerables y puede lograrse elevando el sentido de Proyección de las personas. La
inscripción en sí misma es un proceso continuo de encuentro y enseñanza. Acomodarlos puede
ayudar a las personas a desarrollar sus proyectos de vida; un espacio abierto que crea inclusión en la
confianza personal y pública. Cuando uno es acogido, se le da la oportunidad de construir relaciones
y compartir experiencias, lo que lógicamente requiere un sentido de apertura y escucha. Escuchar es
una práctica interna que implementa mínimas relaciones interpersonales e interpersonales en la
sociedad. Al abrazar la inclusión, una persona puede compartir y contar su historia, identidad,
Hannia Ramos Hernandez
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