Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
GESP 1102
La Cuarterona
Alejandro Tapia y Rivera nos comparte una obra escrita en la Habana, Cuba a mediados
del siglo XIX, reflejando la sociedad clasista que se vivía en Puerto Rico y en otros países en
aquel entonces. Es decir, una sociedad donde las desigualdades, el racismo y la división por raza
sobrepasaban los rincones de la isla. De protagonista tenemos a Julia, la cuarterona, cuyo
mestizaje, se debe a la sangre de una madre esclava y de un hombre español de nombre
correspondiente a Don Críspulo. No se revela dicho secreto hasta la parte culminante de la obra;
es de notable atención como se manifiestan las diferencias de clases sociales en el pasar de las
escenas. Es precisamente esta, la razón que abriga el problema entre Julia y Carlos. Estos jóvenes
que viven el uno por el otro, Carlos dispuesto a todo y Julia en un debate con su corazón por
fidelidad a la Condesa, quien aún en sus caprichos por el bienestar económico no se ha dado
cuenta del amor tan fuerte que existe entre estos dos personajes. Julia rechaza los deseos en su
corazón como puede, con la única razón que la persigue en cada escena y tristemente, desde su
nacimiento: “Usted solo debe ver en mí una amiga de niñez, si no quiere considerar lo que todo
el mundo: una mujer cuya condición abre un abismo entre los dos”. No obstante Carlos está
dispuesto a romper ese abismo si tan solo Julia le diera la aceptación que él tanto anhela
escuchar; mientras tanto Julia vive una batalla en su mente y corazón, intentanto convencerse
que la oposición de la sociedad controla potencialmente lo que siente su corazón. Carlos
continúa persistente, fabricando soluciones para un amor cuyo fin es vano si se trata de romper
las normas de la sociedad en el país, por esto propone: “Deja que triunfe un destino tan grato
para mí: el de ser tu esposo, en otros países a donde no alcanzan las ruines preocupaciones del
dolor y de razas que aquí mortifican”. Julia, en su pretención de ser fuerte y firme contesta:
“Pero aquí imperan y aquí vivimos”.