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DE NUTRICIÓN
Dra. Marcela Escobar
nutrióloga.
Para comprender el equilibrio debemos irnos a la base. Es decir, ¿cómo
voy a saber qué debo comer si no entiendo los fundamentos de una
buena nutrición? Espero que este recorrido sea entretenido, que al
terminar de leer esta introducción, estés en capacidad de tomar
mejores decisiones frente a tu alimentación, decisiones conscientes
para hacer de la comida el mejor aliado en la búsqueda del
bienestar.
Los alimentos son fuente de energía para que el cuerpo, tal como la
maquinaria de una fábrica, pueda cumplir con sus actividades
cotidianas. La medida que se utiliza a nivel mundial para entender el
aporte energético de los alimentos es la caloría o kilocaloría; la
definición de estos conceptos es compleja, (es la cantidad de energía
necesaria para subir 1°centígrado, 1 gramo de agua o un kilogramo
respectivamente). La verdad esto no nos dice mucho desde su
definición, pero si nos permitirá reconocer cuél es el origen de la
energía que consumimos dependiendo de los macronutrientes, las
proteínas, las grasas y los carbohidratos.
Vamos a hacer un cálculo sencillo para identificar cuáles son nuestras
necesidades energéticas diarias:
Hagamos el ensayo: una mujer que pesa 60 kilos tendrá entonces una
necesidad energética de 1.500 kcal aproximadamente al día, esta es su
tasa metabólica basal (TMB).
Las grasas
Las grasas son unas sustancias insolubles en agua, que en el cuerpo
cumplen funciones estructurales (construir capas aislantes en las células
y sostener algunos órganos) y también funcionan como reserva
energética para después convertirse en azúcar.
Por el contrario, los aceites tropicales que tanto nos han vendido como
benéficos no lo son tanto. Los aceites tropicales como el aceite de coco
y el aceite de palma aumentan los niveles de LDL (colesterol malo) en la
sangre. Si bien también muestran un leve aumento en el HDL (colesterol
bueno), no deben ser usados sistemáticamente en la dieta, se deben
consumir con moderación.
El sodio
Determina la distribución del agua en el cuerpo, además es importante
en la contracción muscular. Claro que su exceso también deteriora
nuestro estado de salud. Se debe restringir a 3 - 6 gramos por día,
dependiendo de la edad y si hay presencia de enfermedades de base
como la hipertensión y la falla renal.
Se pierde sodio cuando sudamos mucho, cuando tenemos vómito o
diarrea o tomamos unos medicamentos que se llaman diuréticos. La fuente
más clara de sodio es la sal de mesa.
El potasio
Este elemento es fundamental para la contracción del músculo más
importante del cuerpo, el músculo del corazón. Muchas personas
relacionan su deficiencia con calambres, y si bien esta información es
cierta, tener deficiencia de potasio está relacionado con una alteración
de base, ya que los requerimientos diarios de 470mgs/día, se obtienen
fácilmente en la dieta. Las fuentes de potasio son frutas y verduras
frescas (no solo el banano), las leguminosas y los frutos secos.
1 banano mediano 425 mgs
1 papa mediana 925 mgs
1 batata o camote 450 mgs
1 mango mediano 325 mgs
2 kiwis 240 mgs
1 naranja pqueña 240 mgs
1/2 taza de fríjoles o lentejas 400 mgs
1 onza de almendras o marañones 210 mgs
El calcio
Hace parte del sostén del cuerpo ya que es fundamental para los
huesos, el tejido conectivo y los músculos. Su exceso también es
perjudicial. ¿Han escuchado de la arteroesclerosis?, esto es cuando las
grasas se acumulan en las arterias obstruyendo el flujo de sangre por
ellas. El tema es que la grasa no trabaja sola, esta placa se puede
calcificar, y cuando el calcio llega a este lugar vuelve la placa dura,
como el hueso. Al poner la arteria rígida hay más riesgo de sufrir un
infarto o un derrame cerebrovascular. Por eso el calcio debe estar
suplementado cuando no hay cantidades adecuadas de vitamina K, ya
que esta vitamina es la que guía el calcio al hueso, que es donde debe
estar. La principal fuente del calcio son los frutos secos, especialmente el
ajonjolí. Los lácteos si aportan calcio pero no se absorben tan bien por
el organismo. Se requieren 1000 mgs/día.
El azufre
Está presente en todas las células, especialmente en la piel, las uñas, el
pelo y el cartílago. Es un componente de diferentes hormonas, una de ellas
protagonista del proceso metabólico: ¡la insulina!. También ayuda al
hígado a secretar la bilis, sustancia llena de enzimas necesarias para el
proceso digestivo, principalmente de las grasas.
El azufre está en: legumbres, col, cebolla, ajo, espárragos, puerro,
pescado y la yema de huevo.
El hierro
Absolutamente necesario para producir la hemoglobina que se encarga
de transportar el oxígeno en la sangre. También es importante para
utilizar correctamente las vitaminas del grupo B. Es mejor absorbido el
hierro que se obtiene de los animales que el de los vegetales. Los
síntomas de deficiencia de hierro son muy inespecíficos, algunos son la
caída del cabello de forma exagerada, debilidad en las uñas, sensación
de agotamiento o cansancio, dolores de cabeza frecuentes, palidez,
entre otros. El aporte de hierro dependerá entonces del género ya que
en las mujeres se debe tener en cuenta el ciclo menstrual. Los hombres
deben consumir 8 mgs/día y las mujeres 18 mgs/día, que pueden ser más
si la mujer está en embarazo. Las fuentes más importantes son las carnes
rojas, el hígado, la yema del huevo, las verduras y hortalizas, los cereales
integrales, los frutos secos y los mariscos.
El yodo
Es indispensable para el funcionamiento de la glándula tiroides. Ayuda al
crecimiento, mejora la habilidad mental, ayuda a quemar el exceso de
grasa y participa en la integridad de tejidos como la piel, el pelo y las
uñas. Cuando hay deficiencia de este, la glándula tiroides crece
exponencialmente deformando el cuello y generando en ocasiones
dificultad para deglutir o incluso para respirar. El aporte mínimo
recomendado es de 150 microgramos al día. Está presente en la sal
marina, en el rábano, pescados, mariscos y algas.
El cobalto
Forma parte de la vitamina B12 que se sintetiza en la microbiota intestinal,
por este motivo contribuye a la formación de los glóbulos rojos, células
cuya principal función es transportar el oxígeno por todo el cuerpo. Está
presente en carnes, pescados, remolacha, cebolla, lentejas e higos.
El cobre
Este microelemento también participa en el aprovechamiento de la
vitamina C, además es absolutamente necesario para asimilar el hierro de
la dieta y para poder convertir el hierro almacenado en el hígado, en
hemoglobina. Se requieren 900 microgramos al día y está presente en el
cacao, los cereales integrales, legumbres y pimienta.
El litio
Fundamental para la regulación del sistema nervioso central, interviene en
el equilibrio de tu estado de ánimo. Se encuentra en los huevos, la leche y
algunos vegetales.
El molibdeno
Ayuda a prevenir la anemia y las caries. Se debe consumir entre 450 y
700 microgramos cada día y se encuentra en la leche y sus derivados, en
las legumbres y vísceras.
El selienio
Es un potente antioxidante, lo que quiere decir que es un protector
celular. Puede aliviar los síntomas de las mujeres que están atravesando
por la menopausia. El aporte recomendado es de 55 microgramos al día
y se encuentra en los alimentos de origen animal principalmente; también
está en los vegetales, pero en menor cantidad.
Las vitaminas
Las vitaminas son sustancias orgánicas necesarias para múltiples procesos
biológicos, son tan importantes que se descubrieron a partir de las
enfermedades que se generaban por su carencia. El cuerpo necesita de
13 vitaminas que se dividen en dos grandes grupos:
Vitaminas
liposolubles
Vitamina A
Es muy importante en la fisiología de la visión, ayuda con el crecimiento y
reparación de las células epiteliales, participa en la síntesis de hormonas
sexuales, favorece el crecimiento ya que interviene en el desarrollo de los
huesos y tiene poder antioxidante. Y como sé que vamos a escuchar
mucho de esta última palabra quiero detenerme un minuto para
explicarles de que se trata.
Vitamina D
Aumenta la absorción de calcio a nivel intestinal y moviliza el calcio y el
fosfato al hueso, esa es su función principal. Se encuentra en muy poca
cantidad en los pescados azules como el salmón. Esta se obtiene
principalmente de la síntesis cutánea mediada por la radiación
ultravioleta del sol.
Vitamina B1
Se destruye fácilmente por el calor. Es importante para el correcto
funcionamiento de los músculos y del sistema nervioso, es importante para
el metabolismo de los carbohidratos, las grasas y las proteínas. Su
deficiencia es muy rara, pero en países en desarrollo aún se puede
encontrar, desarrollando una enfermedad conocida como Beri-Beri. Esta es
una enfermedad que genera alteraciones nerviosas, musculares y
cardíacas y puede llevar a la muerte. Ojo con el tabaco y el alcohol, ya
que el tabaco disminuye su absorción y el licor aumenta su excreción.
Los hombres deben elegir los rangos superiores y las mujeres los rangos
inferiores.
Si una mujer quiere mantener su peso y sabe que su TMB es de 1300 Kcal,
¿cómo las debería consumir?
¿Qué es el
índice glicémico?
Es una medida de la respuesta de la glucosa sérica en relación con un
alimento, comparado con otro alimento rico en glucosa. Los
carbohidratos con un índice glicémico (IG) bajo deben ser elegidos por
encima de los que tienen un IG alto, ya que tardan más tiempo en ser
digeridos por lo que generan un mayor efecto de saciedad.
El cuerpo tiene un reloj biológico conocido como ciclo circadiano, el
cuerpo necesita estar en vigilia de día y dormir en la noche, ya que
cuando el cuerpo está expuesto a la luz solar libera ciertas hormonas, y
cuando está en la oscuridad libera otras. En otras palabras, el sueño es
clave fundamental para tener equilibrio en el peso y el metabolismo.
El centro del reloj biológico está ubicado anatómicamente en el
hipotálamo, ese es el centro de mando para la liberación de todas las
hormonas de nuestro cuerpo, y esto es importante que lo recuerden
cuando hablemos de obesidad, porque es precisamente la alteración de
este centro de mando, lo que hace de la obesidad una enfermedad
crónica incurable; se puede controlar, pero nunca curar. La insulina
entonces, como todas las hormonas, tiene un horario de liberación, si
nosotros aprendemos a comer respetando ese horario, tendremos la clave
para mantener nuestro peso y controlar el equilibrio.
Reguladores
endocrinos
Aquí es donde esta situación se empieza a enredar un poco,
desafortunadamente la connotación estética que tienen la obesidad y el
sobrepeso ha hecho que se simplifique la enfermedad, pero, por el
contrario, esta es una condición compleja donde participan muchos
órganos y sustancias como los neurotransmisores y hormonas. El cuerpo es
como el mecanismo de un reloj, las piezas deben encajar unas con otras
para su adecuado funcionamiento, digamos entonces que en el
metabolismo funcionan muchísimas piezas, más de 900, y la alteración de
una de ellas genera un desastre en cascada.
Es frecuente escuchar solicitudes en la consulta para chequear los niveles
de “la tiroides”, y si bien esta glándula es protagonista en los procesos
metabólicos, no es la única que lo hace. Además de las glándulas, el
metabolismo es regulado por el cerebro, el estómago, el intestino delgado
y el grueso, la vena porta, el hígado, el páncreas y el tejido adiposo.
Oxitocina
La oxitocina es un neurotransmisor conocido por desencadenar la labor
del parto y estimular la lactancia, pero resulta que también tiene efectos
sobre las células beta del páncreas, las mismas que se encargan de la
liberación de insulina. Si bien la oxitocina ha demostrado disminuir el
apetito y ayudar en la pérdida de peso, no puede ser usado como
tratamiento para la obesidad, ya que puede generar efectos adversos
importantes.
Nelanocortina
La melanocortina se une a sus receptores en el hipotálamo, esto genera
aumento del gasto energético e inhibe el consumo de alimentos. A su vez
este neurotransmisor tiene un antagonista que se llama el AgRP que
aumenta el apetito y disminuye el gasto energético. Así, como en este caso,
todas las sustancias de nuestro cuerpo tienen una antagonista que hace
el efecto contrario. En un cuerpo sano esta relación antagónica funciona
de la siguiente manera: cuando bajan mis niveles de energía aumentan las
sustancias orexigénicas (las que dan sensación de hambre), y cuando
como y equilibro los niveles energéticos aumentan las sustancias
anorexigénicas (las que quitan las ganas de comer).
Cuando una persona tiene el metabolismo enfermo, estas sustancias
pierden su equilibrio y empiezan a aumentar las señales que dan ganas de
comer; es por esto que la obesidad y el sobrepeso no son enfermedades
que se generen por “falta de fuerza de voluntad”, es como si el cuerpo
fuera tu enemigo y todo el tiempo te estuviera invitando a comer.
Hormonas producidas
en el intestino
El tracto gastrointestinal tiene en todo su trayecto células entero
endocrinas que liberan más de 50 hormonas, muchas de ellas
relacionadas con el apetito y el metabolismo.
Grelina
Si bien en algún momento de la evolución humana esta hormona fue
necesaria para preservar la especie, en este momento donde el acceso a
la comida es ilimitado y no siempre de la mejor calidad, puede fungir un
papel de villana. Es la hormona del hambre y se libera por el estómago
con el ayuno, se libera durante el día generalmente en tres picos, los tres
momentos en los que tenemos nuestras comidas principales. Cuando se
lleva al cuerpo a procesos de ayunos más prolongados esta hormona
puede bajar de nivel, lo que indica que mientras más comamos, más ganas
vamos a tener de comer, por el contrario, al comer menos vamos a bajar
los niveles de ghrelina y, por ende, vamos a tener menos
sensación de hambre.
Colecistokinina
(CCK)
Se libera por las células entero-endocrinas en respuesta al consumo de
alimentos, principalmente de grasas y proteínas. Su liberación genera el
efecto contrario de la ghrelina, es decir, produce saciedad.
Péptido
like-glucagón
(GLP 1)
Este péptido tiene muchas funciones ya que tiene receptores en casi todos
los órganos del cuerpo, pero los principales son: disminuir la motilidad
gástrica, por ende, disminuye el vaciamiento gástrico generando saciedad
por más tiempo, también tiene un efecto directo en el sistema nervioso
central que genera control del apetito.
Oxitomodulina
Esta hormona también genera saciedad ya que actúa en los receptores
del GLP 1 y del glucagón, lo que genera disminución del vaciamiento
gástrico y mayor sensación de saciedad, además esta hormona también
ha demostrado tener aumento en el gasto energético.
Insulina
Es la hormona anabólica más importante, facilita el transporte de glucosa
a las células musculares y a las células grasas en forma de glucagón o
de depósitos grasos. Esta hormona también tiene un efecto sobre el
apetito, cuando hacemos liberaciones en pico de esta hormona,
aumenta el deseo de comer.
Amylina
Se secreta junto con la insulina, incluso son secretadas por las mismas
células beta del páncreas. Participa activamente en el equilibrio edónico
de la alimentación, disminuyendo el apetito y el consumo de alimentos,
además disminuye la secreción de glucagón después de comer y
disminuye la velocidad en el vaciamiento gástrico.
Glucagón
Se libera por el páncreas cuando los niveles de glucosa en la sangre
empiezan a descender, el hígado es el órgano más importante en el que
el glucagón tiene un efecto, ya que estimula la producción de glucosa en
este órgano a partir de la grasa en un proceso que se conoce como
gluconeogénesis.
Polipéptido
Pancreático
(PP)
Influye en la motilidad intestinal, las secreciones hepatobiliares, en el
equilibrio de la glucosa y en la regulación del apetito, disminuyendo las
ganas de comer.
Leptina
Si bien la leptina tiene receptores en todo el cuerpo, los que están en el
cerebro tienen un papel muy importante, ya que estimula las neuronas que
generan saciedad y bloquea las neuronas que aumentan el apetito.
Adiponectina
Los niveles bajos de adiponectina están relacionados con resistencia a la
insulina y con aumento del riesgo de sufrir diabetes. La adiponectina es
antiinflamatoria y disminuye la creación de ateromatosos que son las
placas de grasa que se forman en las arterias y que generan riego de
infarto o de accidentes cerebrovasculares. La expresión de la
adiponectina es inhibida cuando hay obesidad, que a la larga es un
proceso inflamatorio generalizado.
Existen también desordenes de la alimentación relacionados con la
obesidad, siempre hemos estado familiarizados con la anorexia y la
bulimia, pero hay otro trastorno conocido como el trastorno de
alimentación por atracones o “binge eating”, este se caracteriza por
episodios de sobrealimentación que no están precedidos necesariamente
de la sensación de hambre y que posteriormente se acompañan de culpa
y vergüenza. En este caso el tratamiento debe estar acompañado de
tratamiento psicológico o psiquiátrico.