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Sócrates (Atenas, 470 – 399 a. C.).

La escuela socrática buscaba que la filosofía fuera para el hombre una guía en su vida. Tenía el
pensamiento de que “la filosofía es enseñar a saber vivir, y saber vivir es conocer el bien y el mal”.

Las enseñanzas que impartió Sócrates son conocidas gracias a Platón, su discípulo; esto porque el
filósofo no escribió ningún libro.

Las ideas de Sócrates fueron compartidas por medio de pláticas y charlas con sus seguidores,
alumnos, haciendo cuestionamientos para que por medio de estos, en el proceso de reflexión
rápida, se encontrará una respuesta.

Para Sócrates, el hecho de que existieran personas malas era la consecuencia de la falta de
educación, falta de conocer la verdad.

Aristóteles (348 – 322 a. C.).

La escuela aristotélica se enfocaba en el hombre y sus acciones, en la vida del hombre (praxis).
Praxis es actividad.

Aristóteles creía que todo hombre tenía una meta, un fin; y que cuando se llegara a este fin, el
mismo se transformaba en una vía a otro un nuevo fin que el hombre se vuelve a plantear.

Este pensamiento ilustra a la vida del hombre como una serie continua de fines, hasta el último
fin, la felicidad. Si tienes uso de la razón (intelecto) y lo utilizas para la reflexión de tus actos,
consigues felicidad.

La ética aristótelica buscaba alejarse del egoísmo para lograr un ambiente comunitarista, porque
no hay arethé si no hay comunidad.

Epícuro (341 – 270 a. C.).

El epicureísmo creía que el hombre necesitaba una especie de manual o instructivo que les guiara
para manejar su vida. El modelo de vida que proponía era alcanzar la sabiduría, aludiendo a
Sócrates.

La felicidad era importante para Epícuro. Decía que esta y la filosofía debían caminar juntas debido
a que en su creencia existía la idea de que la filosofía conducía a la felicidad.

Para llegar a la felicidad se debían suplir dos factores: la ataraxia (nulas preocupaciones) y hedoné
(placer).

Epícuro consideraba como ataraxia el temor a los dioses, la muerte y al futuro. Rechazaba la
existencia del destino, puesto que, para él, no todo lo que vivimos nos sucede “al azar”, sino que,
existen situaciones que nosotros mismos provocamos, y las causas de esto es por lo que debemos
preocuparnos nada más. Estar atentos a lo que nuestra vida genera.
Si hay placer (corporal e intelectual) y no existen preocupaciones puede llegar a la felicidad.

Buscaba la felicidad en los placeres del hombre.

Kant (1724 – 1804 d. C.).

Es necesario que la ética sea racional y universal, según Kant.

Para Kant, hay tres tipos de acciones: las acciones contrarias al deber, las acciones conforme al
deber y acciones por deber (que llevan un peso moral).

Siempre hay una razón de ser para todo, en ello encontramos nuestro deber y la voluntad, que es
la que nos hace obrar de buena o mala forma. Se busca que nuestra voluntad, nuestra decisión
inclinada a la moral, se vea influenciada en la intención que tenemos antes de ejecutarla.

La máxima es una proposición de conducta y se considera la base de todo acto, Kant denominó
esto como “imperativo categórico”.

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