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Petrino
INTRODUCCION
La extensa capacidad de adjetivación que presenta el concepto torna difusos límites de su definición
y dificulta su estudio. A lo largo de la historia, una gran variedad de líderes y movimientos sociales y
políticos fueron denominados de esta forma sin explicar que cuestiones lo justificaban, dificultando
su conceptualización.
Las posturas negativas respecto del populismo enfatizaban los peligros que encierra para la
democracia representativa en el contexto de desencanto de los ciudadanos con la política. Las
visiones positivas, por su parte, destacan los procesos populistas como formas de “resistencia” a la
intrusión de agencias estatales y capitalistas, que surgen desde abajo y se apoyan en las tradiciones,
las costumbres y normas éticas del lugar.
A partir del ascenso global del populismo, se han multiplicado sus estudios y se han formulado
definiciones que abordan la problemática desde diferentes y variados ángulos. De hecho, se lo ha
estudiado como un particular tipo de régimen político, una forma de gobierno, un estilo de liderazgo,
una determinada ideología, un tipo de política pública, una apelación discursiva o una cultura
política. En este capítulo, se estudiará el populismo desde las teorías del liderazgo.
6. ¿Cómo explican los distintos autores citados sus enfoques sobre el populismo?
Debido a crisis cíclicas los populistas aparecen como líderes delegativos, que devuelven la esperanza
en el Estado como actor ordenador capaz de revertir la constante de retrocesos económicos y
sociales.
En este caso, los líderes populistas aparecen como la opción personalista de representación colectiva,
que permitiría superar la crisis e iniciar un nuevo proceso de confianza entre la sociedad y sus
representantes.
El populismo se relaciona con el accionar de sus líderes, y las diferencias que plantean con otros tipos
de liderazgos. La relación entre el líder populista y sus seguidores al tipo ideal carismático.
14. ¿Qué lugar tiene en el discurso populista la apelación a los “intereses tradicionales de la
política”?
15. ¿Qué actitud toma el líder populista frente a la intermediación de su relación con los
seguidores?
El liderazgo populista es resultado de la relación directa entre líder y seguidores, en la cual no existen
intermediarios (ni personales, ni institucionales). Como consecuencia, los gobiernos populistas se
caracterizan por una escasa intervención ciudadana, excepto en lo discursivo. Los ciudadanos deben
esperar durante un periodo constitucionalmente establecido para que el líder extraordinario los
salve.
Nadie puede intermediar en la relación directa y personal del líder con su pueblo. Por eso el populista
no cree en instituciones formales ni en partidos políticos.
Los populistas polarizan la sociedad a partir de la exclusión discursiva de quienes no opinan como
ellos. El líder populista polariza la sociedad asociando a sus posiciones con el pueblo y la nación.
Si bien su discurso es estricto y excluyente, el éxito electoral y político de estos líderes se sostiene
mediante una coalición plural de sectores sociales que encuentran en el Estado un lugar donde
representar sus intereses.
Por este motivo, el discurso populista se basa en la legitimidad mayoritaria que la cual sustenta el
desarrollo de sus proyectos de cambio y justifica sus acciones. De modo que, en los gobiernos
populistas, mientras las decisiones atiendan la voluntad e intereses de la mayoría no podrán se
objetadas.
17. ¿Cómo se observa que el liderazgo populista polariza entre sus seguidores?
Aparece a forma carismática, personalista y paternalista de ejercer el poder, a su vez legitimada por
supuestas cualidades extraordinarias, presentan un escenario con seguidores convencidos de sus
características únicas. En este punto, aparece el problema de la continuidad de los gobiernos
populistas, dadas las dificultades para reemplazar características personales.
El líder populista es para sus seguidores una persona extraordinaria en la que se debe confiar
ciegamente debido a sus dotes poco comunes.
POPULISMO GLOBAL
Se buscaba fragmentar a la sociedad entre quienes apoyaban al líder, y el supuesto cambio que traía
y quienes se oponían, quienes, sin importar sus intenciones, eran acusados de ser defensores de las
oligarquías en sus diferentes formas.
La radicalización del discurso amigo-enemigo fue uno de sus rasgos políticos centrales. A partir de
allí fundaron solidaridades y cimentaron movimientos culturales que les permitieron encarar los
momentos de crisis, cuando las políticas de redistribución económica ya no podían sostenerse y el
déficit de los Estados comenzaba a agigantarse.
20. ¿Qué ejemplos mundiales hay de fenómenos populistas actuales y que características comunes
presentan?
En América Latina los líderes populistas recientes se han autoidentificado con tradiciones con
partidos de derecha. En Europa, gobiernan o han gobernado con características discursivas
populistas: Austria, Dinamarca, Finlandia, Holanda, Noruega, Suiza y Hungría.
En esta ola no se puede dejar de mencionar el triunfo del Brexit en Gran Bretaña, con un discurso de
claras connotaciones populistas. En Asia también existe este tipo de liderazgo. Esto puede verse con
el éxito de Narendra Modi en la India, que llego al poder con un programa xenófobo y nacionalista
hindú.
Tanto Yrigoyen como Perón construyeron liderazgos carismáticos. Si bien ambos lideres mantuvieron
diferentes tipos de relación con sus partidarios, los dos concitaron la misma pasion en sus seguidores
y, por consiguiente, la misma intensidad de odio en sus detractores.
Otro elemento clave que los diferencia es la sucesión. Los líderes populistas, al considerarse a sí
mismos los únicos que pueden llevar adelante la representación del pueblo y al ser igualados con los
intereses de la nación, difícilmente puedan ser reemplazados por otro personaje igual.
Por eso, tienen a perpetuarse en el poder ya que no habrá otro como ellos. Yrigoyen, sin embargo,
nunca intento reformar la Constitución para lograr se reelegido (la ley de esa época no lo permitía) y
además designo como su sucesor a Marcelo T. de Alvear, un político que no se encontraba en el
círculo de confianza del líder radical.
Perón, en cambio reformo las leyes (incluida la Constitución) para consolidar su poder y en el tercer
periodo presidencial (1974-1976), designo a su propia esposa como vicepresidenta.
En todos estos casos, más allá de las diferencias, el papel del liderazgo, el rol de los seguidores y la
relación entre ambos resultan claves para definirlos como populistas.
Podemos decir que el populismo es una manera de construir poder con liderazgos fuertes que se
ubican por encima de los partidos. Los líderes populistas de los países latinoamericanos realizaron un
fuerte cuestionamiento del orden institucional establecido, construyeron un discurso con el dialecto
amigo-enemigo y rechazaron todo aquello que limita su poder.
El populismo tiende a construir su poder sin intermediación de las instituciones, ni de los partidos
políticos. De esta forma, sus defensores se muestran como protectores del pueblo en su conjunto, al
que deben proteger de posibles “ataques” internos o externos.
En este tipo de fenómenos, el líder establece una relación personal y no mediatizada con sus
seguidores, los cuales aceptan que se subordinen las instituciones de la democracia a sus decisiones
personales, todo esto sucede bajo un discurso antagonista que tiende a la polarización y genera
identidad política.