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Teoría de la

administración pública

Unidad
06. Retos de la administración pública
contemporánea

Nombre del profesor: Vicente Anaya Cadena

Ciclo
Ciclo22-3
22-2

Semana 5
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Índice
Introducción..................................................................................................................... 3
Tema 6.1. Mejora de la capacidad de respuesta institucional, y logro de
eficiencia, eficacia y legitimidad .................................................................................. 5
Tema 6.2. Autopreservación versus utilidad para los ciudadanos ............................. 7
Tema 6.3. Responsabilidad, transparencia y rendición de cuentas ........................ 12
Tema 6.4. Fin del clientelismo y corrupción ............................................................... 15
Tema 6.5. Desarrollo de los administradores públicos para el desempeño de
cargos gubernamentales ............................................................................................. 23
Tema 6.6. Neoburocracia, ultraburocracia y concentración del poder en las
organizaciones públicas ............................................................................................... 27
Tema 6.7. Gobernabilidad ........................................................................................... 30
Tema 6.8. Gobernanza y redefinición de lo público replanteando la participación
de la sociedad civil y del sector privado .................................................................... 34
Tema 6.9. Consecuencias administrativas de los tratados internacionales en
materia económica ...................................................................................................... 36
Tema 6.10. Influencia de organismos internacionales y dependencia
socioeconómica y cultural ........................................................................................... 46
Tema 6.11. El pensamiento administrativo en el Sector Público Mexicano y sus
desafíos .......................................................................................................................... 47
Conclusiones.................................................................................................................. 50
Referencias .................................................................................................................... 53

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Introducción
Los tiempos contemporáneos son dinámicos y complejos; no tienen
contextos predecibles ni invariables, sino que se caracterizan por
turbulencias que reflejan nuevas condiciones de vida que indican a la vez,
modificaciones importantes en la organización y el ejercicio del poder en los
cuales intervienen tanto las fuerzas gubernamentales como las que
corresponden a la sociedad civil.

En consecuencia, las instituciones públicas no son ajenas a los cambios que


la sociedad y el Estado viven de manera intensa, situación que obliga a
revisar las capacidades de gobierno no sólo de manera continua, sino
efectiva. No hay punto de reposo ni pausas prolongadas para las
instituciones públicas, debido a que los problemas que atienden y
solucionan se caracterizan por una mayor interdependencia y complejidad
que, sin duda, aumentan la tensión en las relaciones sociales y políticas. Ello
significa que las instituciones tienen que producir nuevas capacidades de
gestión pública que permitan a la vez, el abordaje más efectivo de las
carencias y demandas de la vida comunitaria para evitar que las respuestas
de gobierno sean deficientes, insuficientes o erráticas.

La naturaleza administrativa de los problemas colectivos tiene que revisarse


y revalorarse a la luz de acontecimientos que den cuenta de realidades que
no es fácil entender a través de arquetipos inoperantes y desactualizados
que conciben la realidad a partir de equilibrios invariables porque se
sustentan en arreglos de cúpula, mismos que omiten la dinámica de los
poderes horizontales que son determinantes en las formas y relaciones de
poder. En la actualidad, se combinan en términos históricos y político
fenómenos que son difíciles de comprender en la óptica reduccionista e
historicista1 de la sociedad moderna, dado que ésta se forma a partir de la
Revolución Industrial del siglo XVII, al impulsarse las relaciones político-
económicas, políticas y sociales que anuncian el triunfo2 del parlamento, el
mercado, la democracia y los derechos civiles, lo cual provoca que el rey
(poder Ejecutivo) pierda3 fuerza política ante la comunidad.

1 (Suárez, 2005:26-28)
2 (Huntington, 1991:104)

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Este fenómeno se intensifica con las revoluciones políticas que en el siglo
XVIII anuncian el advenimiento de la vida civil y política que corresponde al
Estado de Derecho4 sobre la base de la libertad y la igualdad jurídica de las
personas. En el presente, las sociedades viven tendencias caracterizadas
por la globalidad5 de los problemas públicos, la innovación acelerada de la
ciencia y la tecnología, el auge de las economías de mercado, el fin de los
regímenes socializantes y burocratizados de Europa Oriental, la importancia
de la información y el conocimiento para formar el valor y plusvalor que
necesita la vida productiva, la integración comunitaria de los Estados, la
formación de bloques regionales, la integración de mercados comunes, la
revisión de las políticas de jubilación y pensiones, el debilitamiento de las
estructuras centralizadas, el auge de las fuerzas locales, los riesgos del
calentamiento del planeta si no se controla el dióxido de carbono (C02), el
metano (CH4), el óxido nitroso (N20), además de tres gases industriales
fluorados como: hidrofluorocarbonos, perfluorocarbonos y hexafluoruro de
azufre6; la deforestación de amplias zonas geográficas, el deshielo de los
glaciales, la crisis de alimentos, el efecto lacerante de la pobreza y el
aumento de la inflación a nivel mundial. No menos importante son los
problemas relacionados con la producción de biocombustibles que en
palabras de Peter Brabeck Letmathe presidente de la empresa Nestlé... son
ecológicamente inútiles, y éticamente indefendibles” y la culpa “cae
justamente sobre los abogados del calentamiento global” (citado por
Elizondo, Reforma, negocios, pg. 6).

En este sentido, otro problema serio es que la “locura de los


combustibles...está contribuyendo a la escasez de agua que ya es
endémica... se requieren 10,000 litros de agua para producir cinco litros de
etanol” (citado por Elizondo, Reforma, negocios, pg. 6).

4 (Hayek, 1991:103-104))
5 (Ayala, 2003:51))
6 (Cruz, 2008:16)

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Tema 6.1. Mejora de la capacidad de respuesta institucional, y logro
de eficiencia, eficacia y legitimidad

Hay un buen número de retos que se le presentan a la administración


pública del siglo XXI, como lo es la mejora en la capacidad de respuesta
institucional y el logro de la eficiencia, eficacia y legitimidad.

El agotamiento de la sociedad moderna entendida como la sociedad


industrial que se forma en el siglo XVII y que se desarrolla con rendimientos
positivos hasta los años setenta del milenio pasado, obliga a revisar y
revalorar los fines del Estado, las tareas del gobierno y las funciones de la
Administración Pública.

En este sentido, el mundo contemporáneo se desarrolla en condiciones que


aceleran los acontecimientos que hoy día transforman los patrones de la
vida individual y colectiva en ambientes más plurales, competitivos y
exigentes La caída del Muro de Berlín en 1989, tiene como efecto que el 3
de octubre de 1990, se reunifiquen la República Democrática Alemana y la
República Federal Alemana para dar paso a una sola nación que fue
dividida desde la Segunda Guerra Mundial. Este acontecimiento acelera el
fin de los regímenes autoritarios de Europa Central, diluye el periodo de la
Guerra Fría y parafraseando a Francis Fukuyama, el capitalismo triunfa sobre
el socialismo estatizado y burocratizado, al proclamarse la importancia de
las libertades económicas y políticas con la visión de Occidente en
sociedades que durante largo tiempo fueron cerradas y tribales.

En consecuencia, las relaciones de la globalidad se extienden por todo el


planeta, provocando que el intercambio de los capitales, bienes y servicios
sea alentado no por sistemas maquinizados e industriales, sino mediante
formas de producción que impulsan los procesos digitalizados y los sistemas
de redes con el avance de la electrónica y que se convierten, por tanto, en
palancas para el desarrollo de las economías de mercado sobre la base de
la competencia y la innovación.

La expansión intensa y diversificada de la globalidad ha implicado que la


relación espacio-tiempo sea uno de los factores más importantes para situar
la nueva dinámica de las sociedades y las administraciones públicas. En esta
lógica, la relación de las instituciones públicas con los gobernados tiene
otros elementos a considerar, entre los cuales destacan la irrenunciabilidad

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a la democracia y al Estado de Derecho que son pilares fundamentales
para el desarrollo de la sociedad moderna. Es fundamental destacar, que
las instituciones administrativas no se entienden únicamente en los espacios
institucionales de la vida estatal, sino a partir de la esfera pública de la
sociedad que se integra por bibliotecas, calles, centros de enseñanza, foros,
plazas, medios de comunicación, museos, sitios de recreación entre otros
elementos.

Así, el debate, la deliberación y la discusión son recursos de las sociedades


libres y democráticas que los ciudadanos no sólo invocan y demandan, sino
que aprovechan para establecer relaciones de comunicación con las
autoridades y demás organizaciones de la vida civil.

Demandar Participar

Establecer comunicación y mutuo acuerdo

Hay en consecuencia, nuevos puentes de comunicación entre la sociedad


civil y el Estado a partir de publicitar lo que éste realiza. Hay nuevas
relaciones para entender cómo desde la sociedad la exigencia por la
calidad y la eficiencia son reclamo constante por parte de los ciudadanos
hacia las oficinas administrativas, los dirigentes políticos y la burocracia
gubernamental.

Hay reclamos que tienen como objetivo que los asuntos públicos sean
extensivos a los ciudadanos a través de la participación, colaboración y
corresponsabilidad en lo que concierne a las políticas públicas.

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La relación gobernantes-gobernados es ahora más abierta y directa, lo cual
implica el rediseño de los sistemas de gestión sobre la lógica de combinar la
eficiencia con los valores de la democracia. De este modo, la
Administración Pública tiene ante sí actores, condiciones, problemas y
tiempos que obligan a reenfocarlos desde la óptica de gobierno. Tanto los
desafíos sociales, políticos, económicos, naturales como tecnológicos, son
elementos que se relacionan y ejercen presión sobre las instituciones
administrativas, circunstancia que obliga para que las capacidades de
respuesta sean más estratégicas y efectivas.

La Administración Pública contemporánea vive tiempos de cambios


vertiginosos, lo cual exige que su responsabilidad social y política
únicamente se acredite por medios efectivos de gestión institucional.

El objetivo de estas ideas es analizar y explicar los desafíos que enfrenta la


Administración Pública con base en la complejidad del mundo
contemporáneo en el cual destaca la existencia de sociedades
organizadas e informadas, la exigencia por la eficiencia institucional a nivel
político e institucional, el aumento por la calidad de vida, la
corresponsabilidad ciudadana y la importancia del Estado en los procesos
de dirección pública y en los nuevos senderos de la gobernanza
democrática7.

Tema 6.2. Autopreservación versus utilidad para los ciudadanos

Otros problemas de preocupación mundial se vinculan con la salud pública


como las epidemias, las pandemias como el COVID 19 y sus variantes; y las
infecciones a consecuencia del SIDA; de igual modo, el terrorismo, las
migraciones, el tráfico de personas y la prostitución infantil son problemas
neurálgicos que también inciden en la relación de la sociedad y el Estado.

Estos problemas tienen impacto de fondo en el desempeño de las


instituciones y en los procesos de gobierno sobre las sociedades abiertas8 las
cuales reconocen la importancia de la acción individual9 organizada en
colectividades informadas y contestatarias que son propias de la

7 (Peters, 2005:592) (Castelazo, 2007:52-53)


8 (Suárez, 2005:25-26)
9 (Suárez, 2005:29)

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democracia lo que obliga a revisar y reformular los patrones de eficacia en
las instituciones públicas, en particular, las de carácter administrativo.

La sociedad contemporánea se desarrolla en condiciones menos estables,


lo cual implica que la incertidumbre se ha convertido en un modo de vida
que conviene entender y encarar con mejores capacidades de respuesta.

No existen, por tanto, líneas rectas para llevar a cabo los procesos del
gobierno ni las soluciones impecables, pulcras o refinadas; en todo caso, lo
imprevisible y desigual de la vida contemporánea tiene que afrontarse con
estrategias diversas que permitan racionalizar mejor los problemas y
demandas de la vida comunitaria teniendo como punto de orientación que
las soluciones institucionales son espaciales y temporales.

Los procesos de gobierno no deben entenderse con el alcance de los


pronósticos ni la previsión categórica de los acontecimientos, dado que no
tienen cabida inercial en un mundo que se reacomoda y transforma con
velocidad intensa, incluso de manera caótica.

La suma de problemas sociales y políticos, así como


los desastres de carácter natural –huracanes,
tornados, sequías– obligan a revalorar la tarea de los
gobiernos por cuanto al diseño de escenarios que
sean más realistas y factibles. Gobernar significaba
comunicar y procurar que las diferentes partes del
territorio estatal fuesen ocupadas por habitantes
mediante procesos de colonización y asentamientos humanos; el criterio de
aumentar la población fue determinante para ocupar la superficie
geográfica de los Estados, para proteger las fronteras al considerar la
importancia estratégica de los sistemas defensivos y ofensivos de acuerdo
con la razón de Estado.

En el tiempo de la sociedad moderna, gobernar implica calcular acciones,


recursos y necesidades sobre la precisión de valores numéricos para
producir los bienes y servicios que la sociedad, el mercado y la economía
necesitan para su desarrollo; en relación con la sociedad moderna, la
sociedad contemporánea proclama valores intangibles –civilidad,
confianza, equidad, justicia, solidaridad– que aumentan la complejidad de
lo que significa gobernar porque se relacionan con el desarrollo individual y
colectivo de los gobernados para garantizar la articulación de las metas
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comunes sobre la base de un sistema de cooperación, legitimidad y
reconocimiento del orden establecido.

Las instituciones públicas han ingresado en una época que exige


habilidades y destrezas acreditadas para asegurar la dirección de la
sociedad sobre la base de elementos democráticos teniendo como eje,
que el desenvolvimiento de las sociedades es la conjugación de los valores
tangibles e intangibles.

Así como la economía de mercado necesita de apoyos gubernamentales


para asegurar su éxito y eficiencia; también los derechos civiles, políticos y
sociales exigen atención y eficacia por parte de las instituciones
gubernamentales para fortalecer las relaciones de igualdad jurídica,
política y social que son punto toral en la democracia del siglo XXI.

Hoy día son más numerosos y


recurrentes los compromisos de los
gobiernos con los retos de la
sociedad y la economía de
mercado, circunstancia que obliga a
revisar sus capacidades presentes y a
valorar las que se necesitan para el
futuro. En este sentido, el futuro no es el tiempo esperado, deseado o que se
cumple a la manera de un calendario, un reloj o un cronómetro, sino la suma
de acontecimientos que tienen lugar de manera teleológica, inducida y
provocada que impactan en el presente por efecto de los sistemas volitivos
de los actores y condiciones que en el mismo influyen.

El futuro tiene que descubrirse con ejercicios metodológicos y políticos de


prospectiva10 para anticiparlo, manipularlo e institucionalizarlo con mejores
acciones gubernamentales y de capacidad pública; tiene que conocerse
a través de conductas, problemas, trayectorias y tendencias que se
relacionan con lo previsible y lo imprevisto; la certidumbre y la incertidumbre;
el orden y el desorden; la regularidad y las rupturas; las reformas y las
contrarreformas; las agendas y las contingencias, las decisiones y las
acciones; los compromisos y los resultados; la legalidad y la legitimidad; la
política y las políticas; los gobernantes y los gobernados.

10 (Dror, 1990:70)

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El futuro emergente no se encuentra en el presente de manera cronológica,
secuenciada o predeterminada, sino que hay que entenderlo como meta
o valor en sí mismo11 e identificarlo a partir de lo que viene –valorando
oportunidades y restricciones– no hacia donde se desea llegar. El futuro
emergente implica crisis, cambio y transformación, lo cual significa que hay
actores, contextos, procesos y consecuencias que influyen el curso de los
acontecimientos y problemas que enfrenta la Administración Pública para
que sea eficiente y oportuna en la atención de los mismos.

En consecuencia, la eficiencia material de la sociedad contemporánea no


es el único indicador a destacar para evaluar las exigencias del desarrollo.

La calidad de la vida democrática es el otro capítulo que debe considerarse


de modo puntual para visualizar las complejidades de la vida pública, así
como la importancia de alentar las esferas privada y social. El desarrollo sin
nexo con la calidad de la democracia, es proceso inacabado; la calidad
de la democracia sin referencia al desarrollo, significa anulación de las
capacidades emprendedoras que la sociedad y el Estado necesitan.

Un reto fundamental es que los asuntos del desarrollo se relacionan con la


calidad de la democracia para evitar la existencia de zonas frágiles que
conllevan a la ley de los rendimientos decrecientes. Por ejemplo: el
crecimiento de las economías no debe sustentarse en la destrucción de
ecosistemas como los bosques, los lagos, los ríos y las montañas; la
innovación tecnológica no debe implicar desempleo en sí misma; hay que
recalificar la mano de obra para que tenga otras capacidades en el
mercado; la prosperidad no debe lograrse ampliando la línea de
marginación o la exclusión social; la multiplicación de los capitales no debe
omitir la importancia de mejorar los sistemas de distribución de la riqueza.

Romper los dilemas del desarrollo que caracterizan a la sociedad


contemporánea es tarea importante a considerar para evitar que los
beneficios tengan como externalidades negativas –agotamiento de
recursos naturales, contaminación, deforestación, endeudamiento– costos
que lesionan el tejido social y económico de la vida comunitaria.

El fortalecimiento de los espacios sociales, así como la distribución de los


beneficios hacia la vida comunitaria, son parte esencial del esquema de

11 (Dror, 1990:73)

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gobernar, lo cual implica el necesario balance para producir y mejorar la
calidad de vida de los gobernados. Por tanto, el fomento a prácticas
solidarias y el diseño de políticas orientadas a impulsar las relaciones de
equidad, son parte vital del compromiso político de la Administración
Pública, dado que tiene como objetivo evitar que los conflictos sacudan
con violencia el modo de vida que en la sociedad moderna se sustenta en
la igualdad, la libertad, el orden y los beneficios compartidos.

En suma, el gobierno de la democracia implica una mejor administración en


el espacio público.

La calidad de la democracia en este caso, es la suma articulada de bienes


tangibles e intangibles que tienen que formalizarse en las agendas de
gobierno para desarrollar tanto la vida individual como la colectiva. En este
caso, el nexo de lo privado y lo público tiene que revalorarse sobre la base
de ventajas compartidas y restricciones con el concurso efectivo de las
políticas públicas.

Tan útil es el mercado como relevante la participación de la sociedad en la


definición de los problemas sociales debido a que la producción y
distribución de los recursos es asunto fundamental para la sociedad, el
Estado y los gobernados.

Tan importante es el crecimiento económico como el logro del desarrollo


equitativo y continuo. Tan importantes son la sociedad y el Estado por
cuanto formas de organización que suman esfuerzos y capacidades para

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ventaja de la vida colectiva; en este caso y desde el punto de vista político,
el Estado es la organización de la sociedad lo cual implica la existencia de
instituciones sólidas12.

Tan importante es la gestión pública como el imperativo de que sea objeto


de deliberación y argumentación por parte de las autoridades y los
ciudadanos para valorar las opciones del desarrollo.

En contextos que se transforman de manera estructural y acelerada, el


comportamiento de las instituciones públicas, entre ellas las administrativas,
tiene ante sí un conjunto de retos que han de gobernarse para que la
sociedad y el Estado convivan bien, pudiendo convivir mejor. Por
consiguiente, la Administración Pública vive condiciones que exigen la
revisión de sus tareas, responsabilidades y capacidades de respuesta,
procurando que sus resultados no sólo sean alentadores, sino legítimos.

La misión de la Administración Pública no tiene punto de reposo; por sus


actividades, se relaciona con el conjunto de la vida privada y la vida
pública, circunstancia que denota su importancia como el gobierno de la
vida comunitaria. En un mundo con intensa globalización, innovación
tecnológica ascendente, cambios políticos significativos y movimientos
migratorios en gran escala, la Administración Pública contemporánea tiene
que rebasar el patrón tradicional que la confina a las exigencias de la vida
doméstica, es decir, nacional para abrirse a los retos que provienen del
exterior.

Tema 6.3. Responsabilidad, transparencia y rendición de cuentas

La importancia de que la Administración Pública sea una institución


responsable y eficiente, implica que sus tareas se desarrollan actualmente
en los retos de la globalidad, la cual al modificar la relación espacio–tiempo,
da lugar a nuevas condiciones de vida que impactan en la sociedad y el
Estado.

Una consecuencia de este hecho, es que las instituciones han ingresado a


la revisión de sus actividades y coberturas para crear elementos favorables
que permitan cumplir mejor los objetivos y metas que tienen a su cargo. Esto
significa que la globalidad tiene como consecuencia que las instituciones

12 (Castelazo, 2008:27-28)

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administrativas sean más ágiles e innovadoras para responder de mejor
manera a los compromisos asumidos con base en la eficiencia adaptativa13.

El compromiso de la calidad
administrativa y gubernamental es
con las personas, no con las cosas.
Cuando se invierte este orden en
favor de las cosas, no de las
personas, pierde sentido la tarea de
gobernar y se abre la puerta para
que las instituciones administrativas
sean entendidas como lugares de
pirotecnia intelectual, lo cual implica que se enfatiza más la importancia de
los medios, no los fines que deben cumplirse con responsabilidad social y
política.

En la actualidad, el contexto mundial es detonador de cambios importantes


que provocan la reformulación de las agendas de gobierno, sin desconocer
la importancia que en las mismas tienen los medios administrativos, así como
los procesos de gestión pública. Los Estados fincan su tarea de gobierno de
modo fundamental en las responsabilidades de la Administración Pública.

Esto significa que gobernar implica dar movimiento a las instituciones


administrativas y a las directrices de la autoridad, dado que tienen a su
cargo la elaboración de las políticas públicas, el cumplimiento de objetivos,
la acreditación de metas y lo más importante, están comprometidas con la
calidad de vida de la población.

Por consiguiente, la Administración Pública contemporánea tiene ante sí, los


retos siguientes que debe asumir para mejorar y aumentar su capacidad de
respuesta:

Sentido de Estado
Estructuras adaptativas
Gestión y desempeño
Colaboración y corresponsabilidad
Calidad y legitimidad
Capacidad política

13 (North, 1993:108)

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La Administración Pública conviene recordarlo, se relaciona con el
advenimiento de la sociedad civil y el Estado de Derecho, circunstancia que
es fundamental para valorarla y revalorarla como la institución que tiene a
su cargo fines sociales y políticos por mandato de normas constitucionales y
legales.

El sentido y visión de Estado14 que la Administración Pública debe recuperar,


consiste en que sea orientada a estimular la vida individual y la vida
colectiva sobre la base de que son palancas insustituibles para desarrollar la
economía y la sociedad. No hay conflicto valorativo entre la eficiencia y los
fines sociales de la Administración Pública, pero nada justifica que su
rendimiento sea evaluado únicamente con criterios monetarios y
productivos.

La verdadera esencia de la Administración


Pública se relaciona con la conservación
efectiva del Estado y el desarrollo equitativo
de la sociedad. Su ámbito de realización es la
vida social y política y, por tanto, relaciona a
los gobernantes con los gobernados.

Influye en la producción y distribución de los


bienes y servicios públicos, con lo cual lleva a cabo la disminución del
conflicto político y la formulación de acuerdos que posibilitan la
gobernabilidad de la vida comunitaria. Por tanto, todo proceso de mejora
se relaciona con la vida estatal, motivo por el cual, la Administración Pública
no es ajena a lo que es y significa el Estado.

Evitar el vaciamiento15, la fragmentación y la atomización16 del Estado por


efecto de las reformas gerenciales, es imperativo de la mayor importancia
para que la sociedad civil no pierda la cohesión que él mismo garantiza.

En este panorama, la pertenencia de la Administración Pública al Estado,


tiene fundamento constitucional, legal y reglamentario, lo cual es
importante entender para que sus fines sociales y tareas políticas no sean

14 (Castelazo, 2007:15)
15 (Sunk, 2007:517)
16 (Culebro, 2008:38)

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sustituidas por criterios, prácticas y estrategias que aluden más a la
importancia de los medios, no a las tareas sustantivas que desempeña.

Si el Estado es la organización política de la sociedad, la Administración


Pública moderna es la actividad del Estado en la sociedad; en
consecuencia, los fines públicos de la Administración Pública se
fundamentan en la lógica del Estado de Derecho, no en las prácticas
mercantiles que tienen como fin último el logro de la eficiencia, no la
conservación efectiva del propio Estado.

Tema 6.4. Fin del clientelismo y corrupción

Clientelismo denota el intercambio de bienes y


servicios por apoyo político y votos, a esa
definición básica se puede reducir la noción.
Pero el concepto resulta mucho más amplio y
complejo.

Clientelismo, denota una categoría analítica


para la investigación de relaciones informales
de poder17 que sirven para el intercambio
mutuo de servicios y bienes entre dos personas
socialmente desiguales o entre dos grupos. Se trata de una relación diádica,
en la cual una persona poderosa (el patrón) pone su influencia y sus medios
en juego para dar protección o ciertas ventajas a una persona socialmente
menos poderosa (el cliente) que le ofrece respaldo y servicios al patrón18.
Los actores disponen de diferentes recursos que utilizan para favorecerse
mutuamente19.

Frecuentemente, en la bibliografía en vez de clientelismo se usa la noción


patronazgo. Según criterios idiomáticos, ambas nociones denotan el mismo
fenómeno. Clientelismo desde "abajo", por el punto de vista del cliente, y
patronazgo desde "arriba", por el punto de vista del patrón.

El término patronazgo se usa sobre todo para una forma especial de


clientelismo que se enfoca en el intercambio de recursos públicos.
"Patronazgo significa la preferencia o discriminación irregular de personas o

17 (Caciagli, 1997: 292)


18 (Cagiagli, 1997: 292; véase Fox, 1994: 153).
19 (Ziemer, 2006)

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grupos de personas familiares, étnicas u otras en la regulación del acceso a
un cargo público, o bien del servicio de un cargo público"20. La
particularidad de la noción patronazgo resulta en que el patrón tiene
acceso a recursos públicos o puede abusar de su posición en un cargo
público. Por lo tanto, patronazgo sólo es un tipo de clientelismo, porque en
el clientelismo no necesariamente se tienen que cambiar recursos públicos
entre patrón y cliente.

Existen varios estudios sobre el tema del clientelismo los cuales aún no usan
una definición universal. Ya sea que amplíen la noción —de modo que
explica todo y en consecuencia nada—, ya sea que la noción se reduzca
al intercambio asimétrico.

Weber–Pazmiño (1991) intenta un acercamiento al concepto evaluando


críticamente la bibliografía existente hasta el año 1991. Sobre esta base,
diseña cinco dimensiones de clientelismo: clientelismo estructural (¿quién?),
clientelismo funcional (¿qué?), clientelismo cualitativo (¿cómo?),
clientelismo social (¿dónde?) y clientelismo cultural (¿cómo?).

A partir de 1991, sin embargo, comenzaron a publicarse innumerables


estudios respecto al tema, así que el concepto debe ser revisado de nuevo.
Como los estudios más recientes no se orientan por una definición universal,
en su lugar se propone el siguiente concepto de clientelismo: es el
intercambio de bienes y servicios por apoyo político y votos. Dado que
intenta resolver problemas de distribución y mediar entre intereses diversos,
siempre es político.

Adicionalmente a esa definición básica, el clientelismo se caracteriza por


ocho atributos: asimetría social de los socios, reciprocidad del intercambio y
dependencia mutua, carácter personal, informalidad y voluntad limitada 21.
Los dos vínculos que explican esta relación paradójica, por lo tanto, son
confianza mutua y lealtad como características definitorias adicionales.

Como ya se mencionó en la definición, los actores del intercambio son el


patrón (la persona más poderosa) y el cliente (la persona menos poderosa).

20(Pritzl, 1997: 60)


21(Lemarchand/Legg, 1972: 151ss; Eisenstadt/Roniger, 1984: 48; Landé 1977; Weber–Pazmiño, 1991:
13; Kitschelt/Wilkinson, 2007)

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La asimetría social de ambos socios hace referencia al control de los recursos
a los cuales el patrón tiene un mejor acceso.

La diferencia de poder entre las personas se basa más en papeles


adquiridos que en su estatus social real. Sin embargo, los clientes muchas
veces son vistos como víctimas de la explotación del patrón 22. Al principio
de una relación clientelar puede haber una idea caritativa. El patrón quiere
cuidar a su cliente, y el cliente acepta la oferta porque desea ser cuidado
y percibido23.

El patrón satisface las necesidades del cliente y representa sus intereses


frente a terceros. si no es capaz de organizar los recursos necesarios o si no
dispone de los contactos necesarios, él mismo se convierte en un cliente y
tiene que buscarse un patrón que sea capaz de satisfacer sus necesidades.
Así que el clientelismo se puede visualizar en el modelo de una pirámide que
se forma en díadas patrón–clientes apiladas.

Las barras horizontales de la pirámide se encuentran en un mismo nivel (por


ejemplo, amigos y familiares). Por eso, los sistemas clientelares fomentan la
competencia horizontal.

La díada patrón–cliente puede ser extendida con una persona adicional a


una tríada clientelar, por el llamado broker.

Él actúa como instancia de mediación entre los intereses del patrón y del
cliente, distribuye los bienes que el patrón pone a disposición del cliente y al
mismo tiempo está movilizando y controlando la contrapartida del cliente.
Tiene la función de un gate–keeper que tanto para el cliente como para el
patrón restringe el acceso al socio del intercambio24.

De manera ideal, es leal tanto al patrón como al cliente porque ambos


socios tienen que confiar en su actitud. Sin embargo, éste no
necesariamente tiene que ser el caso, dado que el broker es un tipo de
empresario que gana por la mediación.

Sobre todo, tiene que garantizar la buena reputación y el prestigio del


patrón en la sociedad, buscar información o brindar apoyo político (p.e. en

22 (Stokes, 2007: 8)
23 (Auyero, 2000: 180)
24 (Graziano, 1983: 431)

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campañas electorales). Para la definición de una relación clientelar no
importa si los bienes intercambiados son de naturaleza pública o privada.

El valor de los bienes clientelares intercambiados es subjetivo25. No obstante,


siempre se trata de bienes que consolidan la legitimidad del patrón y el nivel
de vida del cliente. Si no fuera así, la oferta de regalos electorales como
gorras, playeras, bolsas, plumas, globos, etc., a cambio de votos también
contaría como intercambio clientelar26.

La definición propuesta de clientelismo se refiere a un tipo ideal en el sentido


de Max Weber. En la realidad, raras veces se cumplen todos los requisitos de
la definición. Eso se debe a los atributos mencionados, los cuales
complementan la definición básica de clientelismo. Se trata de atributos
que en su mayoría son continuos y no categoriales. Es decir, su existencia no
simplemente está o no está, sino que existe más bien en grado mayor o
menor. De esta continuidad de los atributos resulta la potencia del concepto
clientelismo. Según la variación de los atributos se pueden distinguir tres
subtipos de clientelismo: el clientelismo moderno, el clientelismo forzado y el
clientelismo ilusionario.

El clientelismo moderno se da si el carácter personal de la relación entre


cliente y patrón está cambiando o disolviéndose. Debido al anonimato de
la vida moderna, sobre todo en las ciudades, las relaciones personales entre
partido y cliente difícilmente pueden conservarse. El grado de conocimiento
personal entre los socios puede variar, así que el patrón, por ejemplo, puede
ser un gestor o un funcionario de la administración pública o un presidente
de la república a quien recurre el cliente sin conocerlo para solucionar sus
necesidades. Es un clientelismo sin compromiso.

El clientelismo forzado se refiere al grado de voluntad que caracteriza la


relación clientelar. El intercambio puede ser forzado por las precarias
circunstancias de vida del cliente. El patrón, por falta de confianza, puede
adicionar métodos de monitorear el comportamiento del cliente y de esa
manera amenazarlo. Por otro lado, en una competencia entre varios
patrones, los clientes pueden presionar y extorsionar al patrón.

25 (Corzo, 2002:12)
26 (Weber–Pazmiño, 1991: 52–53; Caciagli, 1997: 292; Lauth, 2004: 189)

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El clientelismo ilusionario resulta del grado de confianza y de lealtad entre
los socios, el cual puede ser variable. Si existen dudas sobre el cumplimiento
del contrato —muchas veces, la entrega de los bienes y servicios es una
promesa en lugar de un intercambio real—, la confianza del cliente se
empieza a perder y en consecuencia su lealtad. Domina la ilusión sobre una
relación clientelar existente porque tampoco el patrón obtiene la seguridad
de la lealtad del cliente. No obstante, sigue con la oferta en la ilusión de que
se da el intercambio. Con el grado de disolución de esos dos atributos
también se disuelve el concepto clientelismo.

Acerca de la relación entre clientelismo y cultura política hay dos puntos de


vista.

Por un lado, la cultura política puede ser consultada como explicación para
el clientelismo.

En este caso, se supone que una confianza baja en las instituciones políticas
formales fomenta la confianza en las instituciones informales, o bien al revés:
en una democracia existe una confianza más grande en las instituciones
que en las personas. "If trust and democracy are related, the deepening of
democracy should induce a shift from personal to institutional trust, from
clientelism to accountability" (Stokes y Cleary, 2006: 83).

Por otra parte, sobre todo en estudios más antiguos, el clientelismo se


equipara con la cultura política o es visto como una parte de ella. En las
relaciones clientelares se ve el afecto de los actores en su destino. La
desdicha socio–económica (miseria) es un destino colectivo insoslayable
que se engaña por la práctica del clientelismo como estrategia racional de
supervivencia. Los modelos religiosos ven las estructuras autoritarias y las
religiones, por ejemplo el catolicismo, como fomentadoras del clientelismo,
por su creencia en las jerarquías y su postura fatalista. Además, la
colonización refuerza esta relación de dependencia y el intercambio
desigual, así que a menudo se habla de una tradición de clientelismo, la
cual al mismo tiempo es la explicación de su existencia27.

Mario Caciagli distingue entre clientelismo antiguo (o clientelismo vertical) y


clientelismo nuevo (clientelismo horizontal). El primero describe los
mecanismos de poder de notables y caciques locales, mientras que el

27 (Weber–Pazmiño, 1991: 168ss.; Caciagli, 1997: 293; Eisenstadt/ Roniger, 1984: 99ss).

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segundo se refiere al intercambio de recursos públicos y beneficios por parte
de los políticos a cambio de votos28.Se producen ciertos cambios pasando
de la forma histórica a la forma moderna por el hecho de que el intercambio
ya no tiene lugar cara a cara (face–to–face)29 entre patrón y cliente, sino
que se despersonaliza. En la forma nueva, el actor principal es el partido
político "en su forma dominante de machine politics, una estructura no–
ideológica administrada por jefes locales que asumen el papel del broker o
del empresario político"30. Sin embargo, el poder de los patrones se expone
a un factor mayor de inseguridad, lo cual aumenta los costos del
intercambio. Una segunda característica de la modernización es que sobre
todo se intercambian bienes públicos.

Cazorla (1997) hace una distinción parecida hablando del clientelismo


tradicional de los caciques, en regiones rurales, y del clientelismo del partido.
Argumenta que, para alcanzar un nivel de educación y bienestar más alto,
los ciudadanos necesitan menos a las elites como el padre, el médico, el
abogado, el cura, etc. Con la modernización, la demanda se traslada, ya
no se necesitan los bienes del patrón, sino los servicios de la burocracia, para
lo cual se precisan nuevos mediadores como gestorías y agencias o partidos
políticos con una clientela especial.

Según este autor, la transacción más importante en el clientelismo moderno


es la compra y venta de ventajas institucionales31.

De este modo, el clientelismo nuevo es un clientelismo de masas en


contraste con el antiguo clientelismo particular. El intercambio mutuo se
lleva a cabo colectivamente y ya no personalmente (clientelismo
impersonal).35 Las características del nuevo tipo, según Cazorla, son que la
relación entre patrón y cliente es una relación burocrática sin dependencia
personal, sin obligaciones morales e inferioridad social o económica. El valor
del intercambio se crea por ventajas palpables. Sentimientos, emociones y
enlaces familiares y personales no importan tanto o no importan para
nada32.

28 (Caciagli, 1996: 21ss)


29 (Stokes, 2007: 8)
30 (Caciagli, 1997: 295)
31 (Cazorla, 1995; González Alcantud, 1997: 70)
32 (Cazorla, 1992: 2)

Página 20 de 60
Aunque no se puede negar que el concepto de clientelismo fue cambiando
con el tiempo, resulta problemático hablar de clientelismo tradicional y
moderno, ya que el clientelismo tradicional no ha desaparecido de ninguna
manera. Por el contrario, puede coexistir con formas modernas. Pueden
existir varias estructuras clientelares a varios niveles, por ejemplo, en el nivel
nacional y subnacional de un estado.

Graziano (1976: 154) se refiere a eso criticando la diferenciación de Scott y


Landé (1972) en particularistic association (la díada clientelar) y categorical
association (el grupo):

El informe de Flacso asume la clasificación histórica de Caciagli y Cazorla,


pero también la subdivisión del clientelismo como concepto normativo e
instrumental de Auyero. De este modo, el clientelismo moderno corresponde
al concepto instrumental, el cual se concentra en los costos y beneficios del
intercambio.

Los políticos profesionales, las organizaciones centralizadas y los burócratas


(como por ejemplo los partidos de masas) desplazan a los antiguos patrones.

De esta manera, el clientelismo está vinculado al proceso electoral y


significa, por lo tanto, el intercambio de favores por votos. Las elecciones
integran a las masas en la política institucional, lo cual resulta en nuevas
demandas y un aumento de la presión por el sector público.

La administración llega a los espacios autónomos del clientelismo por medio


de los grupos políticos que participan en las elecciones y buscan tener
fuentes accesorias de control por medio de sus grupos integrados como
funcionarios en los ámbitos de educación, catastro, hacienda,
gobernación, salud, son parte de la vida de las capitales de provincia y
ciudades rurales; oposiciones, concursos de ascensos, prohibición para
heredar cargos públicos, reducción de las plazas políticas, son métodos de
profesionalización y transparencia en reclutamiento burocrático33.

Dado que los protagonistas son representantes de instituciones, el


clientelismo nuevo también podría ser llamado clientelismo
institucionalizado. Sin embargo, esto no haría obvia la diferenciación entre

33 (Díaz–Santana, 2002: 198–199)

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instituciones formales e informales porque el clientelismo de todos modos ya
es una institución informal.

Axelrod explica el desarrollo del concepto clientelismo desde las diversas


perspectivas de investigación de etnólogos y politólogos, los cuales se
apoderaron del concepto clientelismo. Los etnólogos ven la relación
clientelar como una relación personal duradera, mientras que los politólogos
la ven sobre todo a corto plazo durante campañas electorales34.

Algunos autores ven el clientelismo tradicional —la relación personal entre


patrón y cliente— como un clientelismo a nivel micro, lo cual constituye un
campo de investigación primordialmente para los antropólogos y los
sociólogos, mientras que el clientelismo moderno afecta el nivel macro de
los sistemas políticos —favores por votos en sistemas electorales—, así que
genera más interés entre los politólogos35.

Por lo tanto, los tipos históricos son poco aptos como concepto porque
eliminan la característica de la personalidad de la relación, y como
consecuencia no se puede crear ni confianza ni lealtad. No es necesario
distinguir entre las relaciones patrón–clientes tradicionales y las relaciones
clientelares entre partido y votantes, porque ambas formas pueden existir al
mismo tiempo —no sólo históricamente— y están situadas en un ámbito
distinto —el municipio rural o la política de partido—, respectivamente.

En las siguientes distinciones del clientelismo con adjetivos ya no está en


primer plano su desarrollo histórico, sino un desarrollo estructural que toma
en cuenta el tipo de bienes que se intercambian.

Cazorla (1994: 13), por ejemplo, distingue entre la creación de puestos de


trabajo en el sector público (clientelismo laboral) y la concesión de licencias,
subvenciones, liberaciones, derechos de utilización y proyectos (clientelismo
concesional).

El clientelismo político y el clientelismo electoral son formas híbridas del


clientelismo moderno y un cierto tipo de bienes de intercambio.

El clientelismo político es la consecuencia de la utilización de las relaciones


de clientela en el marco de la política, se entiende el clientelismo político

34 (Weber–Pazmiño, 1991: 116)


35 (Heredia, 1997: 4; Hernández Corrochano, 2005: 10).

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como la consecuencia de una relación personal de intercambio, en el
ámbito de la política, que se establece de forma voluntaria y legítima,
dentro de la legalidad, entre los que pueden ocupar u ocupan cualquier
cargo público y los que desean acceder a unos servicios o recursos públicos
a los que es más difícil llegar, que no imposible, de no ser por este vínculo o
relación36 .

Tema 6.5. Desarrollo de los administradores públicos para el


desempeño de cargos gubernamentales

Un aspecto central en la visión y el


comportamiento contemporáneos
de las instituciones administrativas
son la gestión y el desempeño. Los
sistemas administrativos tienen
diversas formas de funcionamiento
en razón de su sentido, diseño y
fines. Responden a diversos
ambientes institucionales, lo cual
significa que no tienen vida por sí mismos; responden a visiones,
cosmovisiones y valores que interesan a los directivos y operadores. En este
sentido, conceptos como eficiencia y eficacia responden más a una
postura de ingeniería industrial y de modelos cibernéticos, no tanto a
consideraciones que destacan el compromiso de las instituciones
administrativas con las responsabilidades públicas que tienen. Por ello, se
tenía como punto de partida que el arreglo de los medios y los fines era
suficiente para evaluar el comportamiento de las estructuras y sistemas de
operación.

Esta visión no tiene sustento en tiempos de globalidad, economías abiertas,


sociedades contestatarias y público organizado. Ahora es importante
destacar no sólo los elementos normativos y prescriptivos, sino aludir al
movimiento, problemas y acciones que tienen lugar en el seno de las
instituciones administrativas y en los espacios de la sociedad civil. La
gestión37 es una categoría de análisis y aplicación útil para aludir a cómo se
comportan las instituciones en la complejidad de la vida colectiva, las

36 (Corzo, 2002: 10, 14)


37 (Cabrero, 1995:25)

Página 23 de 60
demandas en competencia y la pluralidad de intereses que definen el
mundo del espacio de lo público. Gestión significa estructurar, ordenar,
hacer y rehacer las políticas para conseguir resultados que se enlazan con
los ambientes de negociación política y las estrategias de acción que
impulsan una mayor autonomía y responsabilidad en los organismos
públicos38.

La gestión de las políticas públicas es el resultado de interacciones y formas


de cooperación que ciertos actores de la vida pública convienen para
superar restricciones, disminuir conflictos y alcanzar fórmulas de
entendimiento que mejoren las condiciones de vida. Gestión alude a la
importancia de las habilidades y pericias a desarrollar para conseguir los
fines del gobierno en beneficio del espacio público.

La aportación de la gestión consiste en que tanto actores, contextos,


información, intereses y valores se combinan para dar paso al proceso de
gobierno y la adopción de las políticas públicas. Su ventaja no sólo es
conceptual, sino práctica, lo cual significa que es una categoría que tiene
fines aplicados relacionados con el ejercicio del poder en las instituciones.

El desempeño por su parte, permite identificar el comportamiento real y


puntual y efectivo de los actores que pertenecen a las instituciones
administrativas; alude al logro de metas cumplidas, a la capacidad para
alcanzar fines compartidos, al modo de articular medios y fines en razón de
actores e intereses; permite, además, conocer la calidad de los resultados y
el modo de obrar para que la articulación de intereses favorezca la
consistencia de las propias instituciones.

El desempeño significa cómo a


partir de las capacidades
administrativas es posible que las
instituciones consigan resultados
intermedios y finales, cómo
impactan la vida colectiva y cómo
son reconocidas en los diversos
ámbitos del quehacer público. El
desempeño alude a las capacidades de respuesta que se generan para

38 (Garnier, 2004:123)

Página 24 de 60
convertir los problemas en soluciones sin desconocer el contexto político de
la gestión y el desempeño39.

En condiciones en las cuales el espacio público es más dinámico, plural y


diverso, la Administración Pública tiene que abrirse hacia la vida
comunitaria, lo cual significa que los asuntos colectivos no están reservados
exclusivamente a la autoridad.

Lo público de la sociedad es una de las tendencias más conspicuas que


denota cómo la agenda de las políticas públicas no corresponde
únicamente a los poderes constituidos, sino que en su diseño e
implementación hay organismos civiles que se interesan en el curso de las
mismas.

En este caso, la colaboración desde la sociedad abre el camino para que


la acción cooperativa se desarrolle sobre la base de aportaciones no
gubernamentales, dado que son importantes para ampliar las
oportunidades de gestión en los marcos de la pluralidad contemporánea.

Les corresponde a las instituciones administrativas, asumir el papel de invitar,


coordinar e incentivar40 a los agentes sociales y políticos para que se
interesen en las tareas colectivas, destacando el ambiente de
entendimiento que es posible alcanzar para atender las demandas en
competencia.

La colaboración es una opción para


aprovechar recursos escasos, compartir
aptitudes y utilizar mejor la información
disponible; es una senda que favorece
que las organizaciones gubernamentales
y no gubernamentales acerquen
posiciones en favor del bien público y es
a la vez, una respuesta que intensifica la
comunicación entre la sociedad y el gobierno en un esquema de tareas
compartidas.

En el caso de la corresponsabilidad, se ha constituido en los últimos años en


un atributo que caracteriza a las sociedades democráticas que han optado

39 (Garnier, 2004:135)
40 (North, 1993:108)

Página 25 de 60
por reclamar con legitimidad, los derechos que tienen en los espacios
públicos.

En una óptica de horizontalidad, la gestión de las políticas públicas es


testimonio de cómo la corresponsabilidad se ha convertido en una forma
de asumir posiciones activas en la vida pública contemporánea.

Los formatos administrativos fincados en la universalidad, homogeneidad y


rigidez de criterios pierden vigencia cuando se reconoce que cada
problema público tiene su correspondiente política pública. En este caso,
desde la sociedad civil hay iniciativas y reclamos para intervenir en la
atención y solución de los asuntos comunes. Los grupos civiles y sociales
exigen a las instituciones administrativas la oportunidad de participar en la
gestión de los asuntos comunes, no sólo expresando su opinión sobre los
problemas públicos, sino asumiendo posturas activas y directas en alguna
etapa o etapas del proceso de las políticas públicas.

La administración vertical y contundente de los espacios públicos es


reemplazada por la administración de los problemas comunes, lo cual
significa que la Administración Pública se nutre de la esencia de lo público,
no sólo de la diversidad burocrática y estatizada. La corresponsabilidad
forma parte de un nuevo patrón de gobernanza en el cual los centros únicos
e infranqueables del poder político son superados para reconocer la
existencia multicéntrica de la sociedad en un planteamiento de tareas
compartidas.

La corresponsabilidad favorece que la Administración Pública sea


comprometida y visible en la relación gobernantes-gobernados, la cual
sustenta la visión y el ejercicio democrático del poder.

Correspondabilidad

Gobernantes
Gobernados

 Compromiso
 Visión
 Ejercicio democrático Página 26 de 60
Tema 6.6. Neoburocracia, ultraburocracia y concentración del poder
en las organizaciones públicas

Ante el impacto de la visión gerencial, económica y mercantil que se ha


desarrollado en los últimos 20 años, la Administración Pública no debe
anclarse en categorías y enfoques orientados a entenderla como una
máquina o un sistema productivo que únicamente obtiene resultados a
partir de un plan de acción.

Los cuestionamientos en contra del burocratismo y la burocratización no


deben acompañarse de propuestas que destacan a los modelos de gestión
empresarial como ejemplo a seguir.

El éxito gerencial de los modelos administrativos privados, no es un


paradigma que debe replicarse sin análisis y evaluación. Todo cambio o
reforma en la Administración Pública tiene que efectuarse en razón de su
naturaleza institucional, la cual se relaciona con los fines del Estado y las
responsabilidades públicas que tiene con la sociedad.

Insistir en las ventajas procedimentales de la gerencia privada sin reflexionar


sobre su impacto y consecuencias en el seno de las instituciones
administrativas del Estado, abre las puertas para que los valores del
mercado se adopten sin más en el mundo de las responsabilidades públicas.

Un punto de relevancia en la vida de la Administración Pública se relaciona


con la capacidad política que debe tener, considerando la importancia de
los procesos de gobierno.

Si la Administración pública responde a los fines del Estado y a los


compromisos que tiene con la vida colectiva, su naturaleza política se gesta
a partir de la relación recíproca que existe entre los gobernados y los
gobernantes.

En este caso, la elección de las autoridades para dirigir las instituciones


administrativas desde una óptica de gobierno, es un compromiso que se
gesta con el voto universal de los ciudadanos. La Administración Pública es
puesta en operación por decisión de las autoridades electas para un
periodo determinado, las cuales son apoyadas por los cuadros burocráticos
para que lleven a cabo las tareas de planeación, dirección, coordinación,
así como el cumplimiento de las políticas públicas en razón de la oferta de

Página 27 de 60
gobierno. El mandato para que la Administración Pública cumpla sus fines
sociales es político porque involucra la voluntad de los ciudadanos al decidir
quién debe gobernar, lo cual implica a la vez, cómo se debe gobernar.

Por consiguiente, no hay neutralidad alguna para caracterizar a las


instituciones administrativas como ajenas a la voluntad política de los
ciudadanos, sino compromiso fehaciente para que sus capacidades de
operación y respuesta sean el medio que permita articular, procesar y
encauzar los imperativos de la vida comunitaria. Desde el ángulo de la
capacidad política de la Administración Pública se deben superar
conflictos, aprovechar los recursos escasos, satisfacer necesidades
colectivas, asegurar la calidad de vida de la población, institucionalizar
problemas, soluciones y recursos para evitar que la sociedad se paralice o
desarregle con los conflictos políticos. El modo de atender y solucionar los
problemas comunes, los criterios que se aplican para aprovechar los
recursos públicos, así como la distribución de los beneficios no se enlazan
únicamente con variables administrativas, sino que se atiende al valor
político de vivir con paz, estabilidad y gobernabilidad.

Estos atributos de la democracia moderna, no son ajenos a la


Administración Pública y tienen que demostrarse de manera continua para
que los gobernados tengan confianza en las autoridades y en las
instituciones políticas que regulan la vida comunitaria. La vigencia del
orden, las libertades, la justicia y el bienestar son factores que caracterizan
aún más la naturaleza política de la Administración Pública porque de
modo regular y ordinario, la sociedad civil los exige para asegurar y
reproducir sus condiciones fundamentales de vida. Esos factores en la
democracia moderna, son todavía más exigentes porque los medios
administrativos tienen que ser eficientes para asegurar en un sentido
político y público, que la vida asociada se desarrolla con productividad y
progreso y al mismo tiempo sea capaz de desenvolverse entre problemas y
oportunidades de realización. Para vigorizar su capacidad política, la
Administración Pública tiene que ser transparente (CLAD, 1998:14) para
que los ciudadanos no sólo conozcan lo que realiza, sino que ejercen
sobre la misma una forma de control democrático (CLAD, 1998:14) que
amplía el espacio público de la sociedad. En este sentido, la rendición de
cuentas (Schedler, 2005:28) es la otra faceta de la Administración Pública
en términos del control democrático de los ciudadanos sobre su
desempeño y responsabilidad, con el propósito de que los políticos y los

Página 28 de 60
administradores del Estado expliquen las razones y los argumentos que
justifican su conducta y resultados de frente a la sociedad y los
ciudadanos, es decir, que respondan por sus acciones.

Recuperar la importancia política de la Administración Pública es


fundamental para la vida efectiva del Estado de Derecho y para la
convivencia estructurada, productiva y eficiente de la sociedad civil. Por
tanto, ningún criterio gerencial es más importante que el valor político de
la Administración Pública y en todo caso, la eficiencia obligada de las
instituciones administrativas debe entenderse en el universo axiológico,
plural, contestatario y democrático de la sociedad moderna.

La capacidad política de la Administración Pública tiene que fortalecerse


para evitar que las relaciones sociales y productivas sea regidas por
normas fincadas en el individualismo, el afán desmedido de lucro, la sed
insaciable de riqueza y las prácticas que tienden a centralizar los
beneficios en manos de unos pocos.

En efecto, el exceso de relaciones verticales y piramidales en los aparatos


administrativos no tiene funcionalidad creciente en un mundo abierto,
comunicado e interdependiente. Tampoco los largos tramos de control son
funcionales para ser eficientes porque da lugar a la teoría del elevador, es
decir, todo se pregunta y decide “arriba”, mientras que en los ámbitos
horizontales se localizan los procesos que sustentan la efectividad de las
organizaciones. Por otra parte, el desempeño sin indicadores no favorece el
conocimiento efectivo de cómo los cuadros directivos y operativos son
capaces de producir resultados sobre la base de criterios de medición, que
permitan a la vez, evaluar mejor los rendimientos cualitativos teniendo como
premisa, la escasez de los recursos.

Tanto el cambio (Cabrero, 1995:49) de estructuras como de los procesos y


procedimientos, es una tendencia que, en el tiempo actual, asumen las
instituciones administrativas para producir valor y plus valor. En
consecuencia, el desempeño es el concepto cardinal que destaca cómo
las instituciones son capaces de generar una mayor calidad en sus
productos finales, atendiendo a que el tamaño, cobertura y densidad no
sean el eje que apoya el funcionamiento de la vida administrativa de los
Estados.

Página 29 de 60
Ante conceptos como autoridad, centralización, control, función, líneas
mando, es importante reconocer otros como calidad, colaboración,
descentralización, delegación, gestión, medición, que forman parte de la
innovación organizacional que viven las instituciones contemporáneas.

La existencia de estructuras adaptativas es relevante para que el peso y el


volumen de las burocracias públicas no sea un factor que incida de manera
determinante en la obtención de los rendimientos administrativos. Esto
implica adoptar la cultura de la calidad como elemento detonador del
cambio deseado y esperado en las administraciones públicas, atendiendo
al principio de que las democracias necesitan de medios administrativos
efectivos que traduzcan en acciones lo que se define como objetivo.

El mundo organizacional y funcional de las instituciones administrativas tiene


que desarrollarse sobre la base de estructuras ágiles (que permitan
aumentar la capacidad de respuesta):

Flexibilidad
Innovación
Productividad
Horizontalidad

Las estructuras ágiles se relacionan con procesos de reciclamiento,


depuración, sustitución y eliminación de aquellas partes que no son
funcionales para la toma de las decisiones y la implementación de las
políticas públicas.

En consecuencia, las relaciones horizontales tienen que caracterizar más el


universo administrativo del Estado, mientras que las relaciones verticales han
de ceñirse a lo estrictamente necesario, es decir, no romper la unidad de
mando ni el trabajo de conjunto en las oficinas burocráticas.

Tema 6.7. Gobernabilidad

Después de la crisis del intervencionismo estatizado que frena el desarrollo


de la sociedad durante los años setenta y que da como resultado el
desprestigio de las burocracias gubernamentales y la necesidad de
replantear la actividad del Estado en la sociedad y la economía, las
administraciones públicas han sido objeto de reformas que tienen como
meta última rehabilitar su capacidad de respuesta.

Página 30 de 60
La necesidad de aprovechar mejor los recursos escasos para aumentar la
calidad de vida de la sociedad, ha provocado en una escala mundial, que
la cultura de la calidad41 se arraigue en el universo de las instituciones
administrativas.

Reducir costos, mejorar servicios, invertir y gastar con mayor racionalidad,


forman parte de un conjunto de esfuerzos para que los aparatos
administrativos no sean carga onerosa para los gobernados.

Simplificar trámites, innovar procesos y modernizar prácticas administrativas,


son temas que ocupan un lugar importante en la agenda de las autoridades
públicas. Mejorar la calidad regulatoria, establecer indicadores de
desempeño, aprovechar las tecnologías de la información y comunicación
con objeto de aumentar las capacidades administrativas de los gobiernos,
implica recuperar42 al ciudadano como el centro principal de los procesos
institucionales.

La calidad acreditada de la Administración Pública debe tener como


referente no sólo valores económicos y mercantiles, sino los relacionados
con la igualdad, la equidad y el bienestar que son punto toral en el diseño y
vigencia de la democracia moderna.

El gobernado y su calidad de vida, es lo


que realmente justifica los movimientos
en favor de la calidad que deben tener
las acciones de las instituciones
administrativas. La calidad en sí de los
procesos, procedimientos y prácticas de
la Administración Pública es un ejercicio
sin sentido, porque en la tarea de gobernar las oficinas y medios
administrativos son un medio, nunca un fin.

La calidad administrativa asociada con la calidad de vida, es la pauta a


seguir y considerar en la visión democrática del poder. El compromiso de la
Administración Pública es con la calidad de vida de la sociedad, no con la
calidad mercantil y utilitaria. No hay conflicto entre la calidad de los sistemas
de operación y la calidad de vida; sólo que ésta es la premisa más relevante

41 (Pichardo, 2004:238-239)
42 (Pichardo, 2004:373)

Página 31 de 60
que justifica la razón de ser de las instituciones administrativas y
gubernamentales, mientras que la primera corresponde al universo de cómo
alcanzar resultados, sin perder el referente de que los objetivos y valores
comunitarios se relacionan con el desarrollo de la sociedad y la
conservación del Estado.

La legitimidad43 de la Administración Pública se relaciona con los resultados


que es capaz de generar, los cuales son producto de decisiones, políticas y
acciones que se orientan hacia el cumplimiento de las metas colectivas.

La legitimidad de la Administración pública es la que aumenta o disminuye


el capital político de los gobiernos, porque destaca cómo la oferta de
compromisos ha sido o no cumplida en razón de los calendarios de la vida
política y social. Tanto las tareas adjetivas –contabilidad, estadística,
evaluación, informática personal, programación, presupuestación– como
las sustantivas –educación, empleo, fomento, promoción, salud, seguridad–
son importantes para que la legitimidad funcional de las instituciones
administrativas tenga grado de aceptación y reconocimiento en la
sociedad civil.

La relación gobernantes-
gobernados se ubica en la
capacidad de las instituciones
administrativas para generar no
sólo mejores condiciones de vida,
sino oportunidades para el
desarrollo individual y colectivo.

La capacidad de respuesta se ha
convertido en punto cardinal de la gestión de la Administración Pública
porque se relaciona de modo directo con la capacidad de gobernar. La
importancia de la legitimidad por resultados compromete a las autoridades
con los gobernados.

Es un compromiso ineludible que la Administración Pública combine para


fines de resultados, la eficiencia, la calidad y la responsabilidad 44 para dar
paso a la legitimidad que tiene su verdadera prueba de aceptación en el

43 (Pichardo, 2004:374)
44 (Pichardo, 2004:118-119)

Página 32 de 60
reconocimiento que los gobernados expresan a las autoridades constituidas
mediante el voto de recompensa. Cuando la legitimidad es deficiente, los
ciudadanos ejercen el voto de castigo y sobreviene en consecuencia, la
alternancia en el poder en la vida democrática o la pérdida de la mayoría
parlamentaria del partido que gobierna.

El valor político de la legitimidad tiene su origen en el voto de los ciudadanos


el cual confiere a las autoridades un mandato específico para gobernar con
base en una oferta de políticas públicas.

Pero la legitimidad por resultados es producto de las capacidades de


gestión que produce y desarrolla la Administración Pública, la cual es
dirigida por autoridades electas y en ese sentido, los cuadros burocráticos
en un esquema de transparencia y rendición de cuentas, también están
obligados a ser eficientes y responsables ante el público ciudadano y las
organizaciones de la sociedad civil.

La legitimidad por resultados es de carácter político, debido a que la


capacidad de gestión de la Administración Pública es el centro que acerca
o aleja a los gobernantes y los gobernados. Toda oferta de gobierno es un
compromiso que debe traducirse en acciones específicas, motivo por el
cual, la Administración Pública45 está comprometida con los objetivos y
metas de las políticas públicas. De la calidad de resultados depende en
buena medida la legitimidad política y social de las instituciones
administrativas. La capacidad instalada de la Administración Pública es el
medio para que la legitimidad de los gobiernos sea ascendente y
progresiva.

El éxito o el fracaso de los gobiernos se relaciona con la capacidad de


implementación –cumplimiento de programas, objetivos y metas–, la cual
lleva a cabo la propia Administración Pública con el concurso de cuadros
especializados en el quehacer gubernamental. Hay una relación directa
entre legitimidad y procesos de implementación, aspecto que debe ocupar
un lugar fundamental en la agenda institucional. Por eso la legitimidad es
asunto de primer orden a considerar en toda estrategia de las instituciones
administrativas.

45 (Uvalle, 2005: 220)

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Tema 6.8. Gobernanza y redefinición de lo público replanteando la
participación de la sociedad civil y del sector privado

Las relaciones clientelares, por un lado, se encuentran en la relación entre


partido político y ciudadanos (clientelismo hacia afuera), y se ven con
mucha claridad en las estrategias de movilización con las cuales los partidos
intentan ganar electores.

Se diferencian las siguientes posibilidades de movilización (véase Carroll y


Lyne, 2007) mediante las cuales los partidos intentan ganar votos:

• Promesas programáticas de campaña /lobbying.


• Constituency–service/pork–barreling: La preferencia de una propia
constitución o de una región en la distribución de bienes públicos.
• Patronage: la adjudicación de puestos de trabajo en la
administración pública a seguidores leales como estrategias
clientelares.
• La compra de voto.
• El uso selectivo de programas sociales.

En el orden indicado, disminuye el alcance de la representación de


intereses. Son cada vez menos las personas a las que se les permite participar
de bienes públicos, así que la compatibilidad y la legalidad de las
estrategias de movilización disminuyen con la democracia (véase
gráfica). Mientras se pretende apelar a una clientela de votantes en el nivel
nacional mediante promesas programáticas de campaña/lobbying,
el constituency–service/pork–barreling se dirige al distrito electoral y a la
región. El patronage se concentra en los vecinos, la familia y los conocidos,
la compra de votos y el acceso selectivo a programas sociales solamente a
pocos electores.

Existen diversas estrategias clientelares para la movilización de los electores,


dependiendo de cuáles actores distribuyen y qué tipo de bienes y servicios
son intercambiados.

La creación de clientelas mediante la distribución de:

• Bienes particulares
• Obras públicas
• Programas sociales

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Con eso se puede obtener tres estructuras partidarias diferentes:

 Territoriales
 Organizativas
 Populistas

El intercambio clientelar se hace más obvio en la compra de voto directa —


ilegal—, la votación por un candidato o un partido político por dinero,
regalos (herramientas, electrodomésticos, licencias, material de
construcción, etc.), promesas financieras o enmiendas diferentes, durante la
campaña o en la jornada electoral. Otro tipo posible del intercambio
clientelar es el intercambio de bienes. En este caso, los partidos políticos usan
bienes públicos para fines particulares, por ejemplo, se distribuyen
programas sociales estatales como recompensa para el apoyo en
elecciones u otras maneras de legitimación del poder, o en sentido
contrario, se impide el acceso a programas sociales como castigo por la
pérdida de votos. La tercera forma sería la de ganarse ciertos grupos de
clientes mediante obras públicas, por ejemplo, una escuela en una
delegación del municipio que asegure el voto de los habitantes, o el
pavimento de una calle.

La organización territorial consiste en las unidades básicas que tiene un


partido en un territorio de cierto tamaño, por ejemplo, en un distrito
electoral. Esas unidades se agrupan alrededor de líderes vecinales o
comunales/delegacionales que median entre el partido político y su
comunidad. Tienen el papel del broker. Originalmente son elegidos como
unidad básica de representación popular, pero el partido los incorpora
formalmente o informalmente como subunidades. El intercambio clientelar,
además, se puede dar en organizaciones sociales o empresas que están
aliadas o que simpatizan con los partidos. Compran votos para los partidos
o fuerzan o coercen al electorado. De esta manera fungen
como broker entre partidos políticos y ciudadanos. El funcionamiento es
igual a la organización territorial. Los líderes de organizaciones —estén
aliados al partido político de una manera formal o informal— median los
intereses de su grupo frente al partido político.

Si se trata de un intercambio directo entre un militante del partido y la


ciudadanía —en la mayoría de los casos el candidato a un cargo público—

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lo llamo estructura populista. No existen líderes como intermediarios y es
posible que el partido no pueda controlar la actitud de sus candidatos.

Por la observación de esas estrategias de la movilización electoral y


estructuras partidistas se puede ver la adaptación del clientelismo a un
ambiente cambiante. Según las circunstancias, los partidos cambian los
diversos componentes de la movilización clientelar y organización
partidaria, y combinan esas estrategias con estrategias de movilización no
clientelares, como los programas de partidos, el carisma, la ideología,
campañas electorales, medios de comunicación y coerción. De tal manera,
el concepto clientelismo es flexible y adaptable a los ámbitos cambiantes.

Tema 6.9. Consecuencias administrativas de los tratados


internacionales en materia económica

Estos Tratados y Acuerdos Interinstitucionales están disponibles en el Sistema


de Información de Tratados Comerciales Internacionales (SICAIT) de la
Secretaría de Economía.

Tratados y Acuerdos que México ha firmado con otros países Autor


Secretaría de Economía Fecha de publicación 12 de abril de 2018.

México cuenta con una red de 12 Tratados de Libre Comercio con 46 países
(TLCs), 32 Acuerdos para la Promoción y Protección Recíproca de las
Inversiones (APPRIs) con 33 países y 9 acuerdos de alcance limitado
(Acuerdos de Complementación Económica y Acuerdos de Alcance
Parcial) en el marco de la Asociación Latinoamericana de Integración
(ALADI).

Además, México participa activamente en organismos y foros multilaterales


y regionales como la Organización Mundial del Comercio (OMC), el
Mecanismo de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), la
Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) y la
ALADI.

Si quieres conocer más información acerca de los tratados y acuerdos


con los que cuenta nuestro país, te invitamos a visitar la siguiente
liga: https://www.gob.mx/se/acciones-y-programas/comercio-exterior-
paises-con-tratados-y-acuerdos-firmados-con-mexico?state=published

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El T-MEC es el nuevo acuerdo comercial entre México, Canadá y Estados
Unidos que sustituye al TLCAN; entra en vigor el 1 de julio.

El 30 de noviembre de 2018, las tres naciones firmaron un nuevo acuerdo


para comenzar con el proceso de actualización del Tratado en el marco del
G-20, llevado a cabo en Buenos Aires.

Estas negociaciones permitieron retener los elementos clave de esta


relación comercial, así como incorporar disposiciones nuevas y actualizadas
destinadas a resolver los denominados desafíos comerciales del siglo XXI
y promover puntos de venta por las personas que viven en América del
Norte.

Sigue la información sobre la economía y los negocios en Forbes México

Como antecedente al T-MEC, en 1994, Estados Unidos, México y Canadá


crearon la región de libre comercio más grande del mundo a través del
Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que condujo al
crecimiento económico y contribuyó a elevar el nivel de vida de la
población de los tres países miembros.

Al fortalecer las normas y procedimientos que rigen el comercio y la


inversión, este acuerdo ha demostrado ser una base sólida para fortalecer
los ya fuertes lazos económicos entre las tres naciones.

T-MEC: ¿CUÁNDO SE FIRMO Y CUÁNDO ENTRA EN VIGOR?

El T-MEC entrará en vigor el 1 de julio de 2020.

¿POR QUÉ ES IMPORTANTE EL T-MEC PARA MÉXICO?

El gobierno de México, encabezado por el presidente Andrés Manuel López


Obrador, ha manifestado que la entrada en vigor del T-MEC ayudará a la
economía mexicana, luego de sufrir un declive, derivado de la pandemia
de Covid-19.

“Esto para México va a significar inversión, es decir, va a seguir llegando


inversión foránea, extranjera. Es muy importante que entre en vigor el
tratado y muy oportuno, porque estamos por salir de la pandemia y
necesitamos reactivar la economía salir de la recesión económica, de la

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caída que produjo el coronavirus en la economía mundial”, indicó el
mandatario.

 Promover el crecimiento del comercio digital y fortalecer la


protección de datos de los consumidores

 Mayor acceso a servicios financieros y más oportunidades para las


instituciones financieras mexicanas en los mercados de la región

 Adaptar el acuerdo a la evolución del sector de telecomunicaciones,


optimizando las condiciones de infraestructura y de libre mercado
necesarias para incentivar su desarrollo futuro

 Incorporar mecanismos de diálogo y colaboración para promover la


participación de las pymes en el comercio regional

 Fortalecer y ampliar la protección de los derechos de los trabajadores

 Establecer obligaciones claras para cooperar en el combate a la


corrupción

 Incorporar disposiciones que regulan la actividad de las


Empresas Propiedad del Estado, para prevenir distorsiones en los flujos
de comercio e inversión entre nuestros países

PRINCIPALES DIFERENCIAS ENTRE EL T-MEC Y EL TLCAN

Según la BBC de Londres, el T-MEC tendrá tres cambios fundamentales con


respecto al TLCAN.

1. Temas: La principal diferencia entre el TLCAN y el T-MEC es el número


de capítulos con los que cuenta cada Tratado; se prevé que con esta
actualización se impulse el comercio para que sea beneficioso para
todas las partes y posibilite mayor libertad en los mercados, un
comercio más justo y un sólido crecimiento económico en América
del Norte.
El TLCAN cuenta con 22 capítulos, mientras que el T-MEC se compone
por 34 capítulos, en donde las adiciones y modificaciones a los
capítulos que constituyen el T-MEC implican importantes cambios con
respecto al TLCAN, particularmente en temas como contenido
regional (que tiene un impacto importante en la cadena de suministro

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y registro de procesos), combate a la corrupción, salarios, medio
ambiente y comercio electrónico.

2. Industria Automotriz: Estados Unidos puso sobre la mesa que hasta el


45% de la fabricación de automóviles debe ser producto de las
labores de obrero que ganen por lo menos 16 dólares la hora, lo que
implica menor movilidad de fábricas por menor mano de obra en
México.

3. Revisión periódica: El acuerdo tendrá una vigencia de 16 años, pero


será sometido a revisión cada 6 años.

BENEFICIOS PARA MÉXICO CON EL NUEVO TRATADO POR CAPÍTULOS

Administración Aduanera y Facilitación Comercial

 Reducir los costos derivados de operaciones aduaneras, a fin de


facilitar los intercambios comerciales, a través de una rápida
circulación de mercancías en las fronteras y facilitando el control de
la cadena logística.

Agricultura

 Modernizar las disciplinas en materia de comercio agrícola,


eliminando disposiciones que fueron superadas en el transcurso de la
vigencia del actual Tratado, e incorporando nuevas disciplinas que
forman parte de Tratados de Libre Comercio firmados recientemente
por México y de los trabajos que se realizan en el marco de foros
internacionales.

Transparencia Farmacéuticos y Dispositivos Médicos

 Establecer reglas claras para transparentar la inclusión de productos


farmacéuticos y dispositivos médicos, en los programas de cuidados
de salud que operan bajo esquemas de reembolso y proteger los
programas de salud aplicados por el Gobierno Federal.

Anticorrupción

 Reforzar el compromiso de combate a la corrupción.

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 Contribuir a fortalecer y consolidar el Sistema Nacional Anticorrupción.

Aspectos Legales e Institucionales

 Mantener la estructura legal del TLCAN de 1994.

 Mejorar la comunicación entre las autoridades de las partes del


TLCAN Actualizar disposiciones del TLCAN de 1994.

 Incluir un mecanismo de revisión del Tratado, a fin de evitar una


circunstancia como la actual en la que el Tratado fue perdiendo su
capacidad de responder y adaptarse a las nuevas circunstancias
económicas.

Buenas Prácticas Regulatorias

 Contar con un capítulo ambicioso que regule los procesos regulatorios


con el objetivo de fomentar la transparencia y la rendición de cuentas
al momento de elaborar e implementar regulaciones.

 Apoyar el desarrollo de enfoques regulatorios compatibles entre las


Partes y reducir o eliminar requisitos regulatorios onerosos, duplicativos
o divergentes.

Comercio Digital

 Fortalecer e impulsar el desarrollo del comercio digital mediante un


esquema legal que fomente las operaciones electrónicas y, al mismo
tiempo, brinde seguridad para los usuarios de los medios electrónicos.

 Promover un entorno digital que favorezca operaciones por medios


electrónicos seguros.

 Generar e impulsar la innovación de contenidos, productos y servicios


digitales de alta calidad, lo cual permitirá transformar la forma en
cómo interactúan las personas y empresas.

Comercio Transfronterizo de Servicios

 Lograr un acuerdo con un alto grado de ambición, que permita


incrementar el comercio de servicios entre las Partes y, en particular,
favorecer el acceso de los prestadores de servicios mexicanos al

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mercado de Estados Unidos, libres de cumplir requisitos que los
discriminen o los pongan en desventaja frente a sus competidores.

 Reafirmar los principios aplicables al comercio de servicios e


incorporar disciplinas que respondan al entorno que se presenta en
este sector en la región de América del Norte.

 Generar un marco jurídico adecuado, que favorezca una mayor


competitividad de los prestadores de servicios mexicanos y su
inserción en las cadenas globales de valor.

Competencia

 Reflejar la reforma en materia de competencia económica, así como


las mejores prácticas internacionales, en la materia.

 Fortalecer la cooperación y coordinación de las autoridades


responsables de la política de competencia de las Partes.

Competitividad

 Este capítulo fue propuesto por México, con base en la idea de que
el crecimiento y desarrollo de México están estrechamente
relacionados a la competitividad de los socios de América del Norte
y, por ello, es indispensable fomentar la competitividad de la región
en su conjunto.

 El capítulo establece un mecanismo para el intercambio de


información y llevar a cabo acciones en favor de la competitividad
de América del Norte.

Compras Públicas

 Mantener el acceso a los mercados de compras públicas de las Partes


para la proveeduría mexicana.

 Mantener reservas en el mercado de compras públicas de México


para seguir impulsando el desarrollo de proveeduría nacional.

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Empresas Propiedad del Estado

 Fomentar la competencia y transparencia entre las EPE y las empresas


privadas en el comercio y las inversiones internacionales.

 Que las EPE de las Partes actúen bajo condiciones de competencia,


eliminando subsidios y apoyos que puedan causar distorsiones en el
comercio regional.

 Brindar certidumbre jurídica a las empresas privadas mexicanas para


que las EPE actúen bajo las mismas condiciones de mercado,
protegiendo los sectores de interés público, como son el energético y
la Banca de Desarrollo.

Energía

 Lograr el reconocimiento pleno de la soberanía de México y de su


capacidad para reformar el marco jurídico doméstico, incluida la
Constitución.

 Reafirmar la propiedad directa, inalienable e imprescriptible de


México sobre el petróleo y los demás hidrocarburos disponibles en su
territorio.

 Establecer mecanismos a través de los cuáles se pueda brindar


certidumbre jurídica a los prestadores de servicios, exportadores,
importadores e inversionistas que actualmente participan en el sector
energético.

Entrada Temporal de Personas de Negocios

 Aumentar las facilidades para el acceso de los mexicanos con interés


en realizar negocios en el territorio de EE.UU., incluyendo la
transparencia sobre las condiciones de acceso de estas personas en
América del Norte.

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Inversión

 Actualizar el marco institucional de protección a la inversión, así como


su mecanismo de solución de diferencias.

Laboral

 Promover la aplicación de los derechos laborales fundamentales en


la legislación laboral; garantizar la protección a los trabajadores
migrante

 Impulsar una agenda de cooperación que permita la aplicación de


los derechos laborales fundamentales, y fomentar el diálogo para
atender diferencias relativas a la aplicación de los compromisos del
Capítulo.

Medidas Sanitarias y Fitosanitarias

 Mantener el derecho de las autoridades sanitarias de México para fijar


un nivel adecuado de protección sanitaria y fitosanitaria, al tiempo
que se facilita el acceso de productos agropecuarios mexicanos al
territorio de Estados Unidos y Canadá, a través de mecanismos y
procedimientos específicos sobre análisis de riesgo, regionalización,
equivalencia, auditorías, revisiones a la importación y certificaciones.

Medio Ambiente

 Promover temas de interés de México en materia ambiental, tales


como el uso sostenible de la diversidad biológica, el combate al
tráfico de especies de flora y fauna silvestres, y la calidad del aire; así
como asegurar la continuidad del esquema institucional, del
mecanismo de participación pública y la cooperación regional que
las autoridades de América del Norte han desarrollado en el marco
de la Comisión para la Cooperación Ambiental de América del Norte.

Obstáculos Técnicos al Comercio

 Promover la transparencia, las buenas prácticas y la cooperación


regulatoria en relación con los procesos de elaboración, adopción y

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aplicación de las normas y reglamentos técnicos, así como de sus
procedimientos de evaluación de la conformidad de las Partes.

 Garantizar el cumplimiento de las Partes a los compromisos asumidos


en el marco del Acuerdo sobre Obstáculos Técnicos al Comercio de
la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Política Macroeconómica

 Fortalecer los compromisos internacionales adquiridos por México en


materia de manipulación cambiaria, sin poner en riesgo la realización
de las actividades de regulación o supervisión llevadas a cabo por las
autoridades fiscales o monetarias de las Partes.

 Asegurar que el Capítulo no se aplica con respecto a las actividades


de regulación o supervisión o la política monetaria y relativa al crédito
y la conducta relacionada a la autoridad cambiaria fiscal o
monetaria mexicana.

Procedimientos de Origen

 Modernizar los esquemas de certificación y verificación de origen, de


acuerdo a las necesidades del siglo XXI y promover su aplicación
efectiva en el nuevo acuerdo.

Propiedad Intelectual

 Fomentar un sistema de propiedad intelectual eficaz y equitativo que


contribuya al desarrollo económico, así como al bienestar social y
cultural de las sociedades, logrando un equilibrio entre los intereses del
innovador y el interés público.

 Fomentar prácticas comerciales leales que contribuyan al desarrollo


económico y social.

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Publicación y Administración

 Consolidar un marco institucional que promueve que las leyes,


reglamentos, procedimientos y resoluciones administrativas de
aplicación general entre las Partes se publiquen, a fin de que los
distintos operadores económicos y público en general los conozcan.

PYMES

 Promover más oportunidades para que las PyMEs y emprendedores


mexicanos incrementen sus exportaciones, así como su participación
en las cadenas de valor globales y de América del Norte.

Reglas de Origen

 Desde la entrada en vigor del TLCAN en 1994, México y EE.UU. hemos


suscrito diversos acuerdos comerciales, en donde hemos introducido
nuevos conceptos para la calificación de origen; por lo tanto, el
objetivo de México para este capítulo fue actualizar las disposiciones
de origen contenidas en el TLCAN para hacerlas compatibles con
disciplinas más modernas, que México ya ha negociado en otros
Acuerdos más recientes.

Remedios Comerciales

 Establecer nuevas disposiciones compatibles con la OMC en materia


de remedios comerciales y mantener el mecanismo de solución de
controversias en materia de cuotas antidumping y compensatorias.

Servicios Financieros

 Incorporar disciplinas y nuevas disposiciones acordes a las


necesidades de este sector y para aprovechar las nuevas
herramientas tecnológicas.

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Solución de Controversias Estado-Estado

 Preservar el mecanismo de solución de controversias Estado-Estado,


que da congruencia al acuerdo, ya que permite a las Partes dirimir las
controversias que puedan surgir en torno a la interpretación,
aplicación y alcance del Tratado.

Telecomunicaciones

 Fortalecer el mercado mexicano de telecomunicaciones,


propiciando que los operadores ofrezcan productos y servicios de
mayor calidad en beneficio de la población.

 Adaptar el acuerdo a la evolución del sector de telecomunicaciones,


optimizando las condiciones de infraestructura y de libre mercado
necesarias para incentivar su desarrollo futuro.

Textiles y Prendas de Vestir

 Definir disposiciones en materia de reglas de origen y verificación


claros, efectivos, y enfocados a asegurar la correcta aplicación de las
preferencias arancelarias para contribuir al desarrollo de la cadena
textil-vestido en México.

Trato Nacional y Acceso a Mercados

 Actualizar e incluir nuevas disposiciones comerciales que aseguren


una mayor transparencia y certeza en la aplicación de medidas no
arancelarias que eviten restricciones al comercio.

Tema 6.10. Influencia de organismos internacionales y dependencia


socioeconómica y cultural

En México, la influencia de los organismos internacionales en el ámbito


educativo es determinante, sin embargo, pocos - por no decir nulos- son los
estudios que describen los mecanismos por los cuales se ha producido los
engarces entre agendas educativas de organismos internacionales con las
nacionales. En la medida que las interacciones de diversos tipos entre países
se van reproduciendo, se van creando necesidades de acercamiento entre

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Estados e instituciones gubernamentales. Por otro lado, la competencia
entre sistemas económicos por mejores mercados y ganancias, demandan
un recurso humano de alta competencia.

Al haberse relacionado, en algún momento, lo educativo con el potencial


de desarrollo económico y productivo de un país, como era de esperarse,
ha despertado el interés en este tema de organismos internacionales de tipo
financiero, político y económico como: el Banco Mundial (BM); la
Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la
Cultura (UNESCO), la Organización para la Cooperación y Desarrollo
Económicos (OCDE) o el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), entre los
más importantes. En algunos casos, estos organismos, llegan a tener posturas
divergentes, pero normalmente trabajan hacia una misma meta.

La diferencia entre éstos puede ubicase al considerar aspectos como su


origen, naturaleza, historia, características, fines, su poder de influencia o
ámbito de interés. Consecuentemente, cuando los organismos
internacionales impulsan sus agendas de ámbito internacional, los
lineamientos o recomendaciones deben ser analizados por las autoridades
educativas de cada país para establecer el marco de referencia que
permita una comprensión para la articulación con los procesos de
enseñanza y aprendizaje ya implementados.

Tema 6.11. El pensamiento administrativo en el Sector Público


Mexicano y sus desafíos

El bienestar de la población exige una serie de ajustes profundos que


permitan al Estado adaptarse a una nueva realidad, para así lograr un
desarrollo incluyente y equitativo.

Un aspecto fundamental de la transformación del Estado mexicano es el


sistema federal. Un sistema federal adecuado que fortalezca la práctica
democrática, la gobernabilidad, la representación, la participación política,
la soberanía nacional y, ante todo, la justicia social.

En nuestro país, se ha hecho fundamental la relación entre el sistema federal


y la democracia. El sistema federal permite el ejercicio cercano del poder a
gobiernos libres y soberanos que velan por las necesidades de su región. La
democracia dispone que sean los ciudadanos de cada región quienes

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elijan a sus gobernantes y les exijan que sus actos tomen en cuenta sus
especiales características y potencialidades.

Además, es en el ámbito local donde se desarrolla con mayor profundidad


la cultura cívica y política de los ciudadanos. Por ello se requiere un
adecuado sistema federal, que dote de las facultades necesarias a los
Estados y municipios para responder a las necesidades de su región, este
promovería una mayor participación de la población en los asuntos
públicos, porque la ciudadanía encontraría sentido a participar en un
sistema capaz de dar respuestas a sus demandas. No obstante, en la
actualidad, México se desenvuelve bajo un régimen político esencialmente
centralizado, que derivó en:

Un sistema que ha concentrado la dinámica política y los recursos en los


Poderes Federales.

Debilidad y ambigüedad en las normas que definen las competencias de


los tres órdenes de gobierno.

Constante incremento de las facultades del Congreso Federal y de las


funciones y servicios públicos federales, en perjuicio de las entidades
federativas y municipios.

Dependencia económica de los gobiernos locales de los recursos


administrados por la Federación.

Ausencia de mecanismos efectivos de equilibrio federalista y débil


representación de las entidades federativas.

“México vive una pluralidad política inédita a la que se añade una


diversidad regional y cultural tan amplia como nuestro territorio. Por ello, el
fortalecimiento del federalismo, establecido en nuestros ordenamientos
jurídicos fundamentales desde la Constitución de 1824, se convierte en un
elemento indispensable para mantener la gobernabilidad democrática y
concretar el cambio al que aspiran los mexicanos.”

“Estamos convencidos de que la solución de los graves problemas


nacionales –como son la pobreza, la inseguridad pública, el acceso limitado
a los servicios educativos y de salud, la carencia de infraestructura básica y
el deterioro ambiental- se vuelve más efectiva cuando las tareas se

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distribuyen en forma coordinada y equitativa entre la federación, los
estados y los municipios. Para ello, tendremos que reconocer que la
descentralización y la transferencia de recursos no son elementos suficientes,
porque ninguna región o localidad puede bastarse por sí misma.”

“Debemos consolidar y ampliar los canales para la acción coordinada de


los tres órdenes de gobierno; y garantizar que la soberanía de los estados y
la autonomía municipal se verifiquen plenamente en los hechos. Estos son,
sin duda, elementos que fortalecerán la pluralidad y vigorizarán nuestra vida
democrática.”

“En el federalismo se juega una parte importante del futuro del país. El éxito
de esta transición es una condición esencial para construir el México que
demanda la ciudadanía: un México a la altura del siglo XXI; un México cuya
diversidad sea fuente de progreso y desarrollo, y no de rezago y exclusión;
un México en el que las responsabilidades se asuman entre todos y los
beneficios sean también para todos”.

Propuesta Principios de la administración pública


mexicana en la Constitución reformada. Incorporar a la
constitución: La administración pública federal está
organizada con base en el pacto federal. Una ley
orgánica determinará su organización y funciones.

Los principios de la administración pública federal son los siguientes:

I. La administración pública constituye un servicio a la ciudadanía que


se presta con legalidad, honradez, lealtad, eficiencia, imparcialidad y
neutralidad política.
II. El ejercicio de la administración pública se realiza con los recursos
públicos, por lo cual se dispone la rendición de cuentas como medio
de evaluación de su desempeño. Se fijarán estándares de
responsabilidad, honradez, eficiencia y calidad de los servicios
públicos, los servicios sociales y la producción de bienes y servicios
mercantiles prestados por la administración pública.
III. Se definirán los órganos del Estado que asuman las funciones
administrativas en beneficio de la ciudadanía, y se determinarán las
organizaciones de la sociedad cuya colaboración pueda concurrir en
el despacho de esas funciones.

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IV. Con fundamento en el inciso anterior, se fijarán las responsabilidades
indelegables de los órganos del Estado, y los deberes donde por
delegación, concesión o colaboración, participen las organizaciones
de la sociedad. Se definirán las figuras de la concesión y la
contratación como formas de ejercicio de cooperación en la
administración pública.

A través de las anteriores opiniones y propuestas, puede advertirse la


necesidad de un mayor compromiso en el ámbito administrativo, con el
propósito de generar mejores resultados en la aplicación de políticas en este
rubro, así como de cimentar principios tan importantes para su ejecución,
como lo son el de: legalidad, honradez, e imparcialidad, entre otros. Se
considera que el perfeccionamiento que se haga en este ámbito,
repercutirá en su medida, en la administración a nivel estatal, lo que a su vez
generará que en todos los niveles de gobierno exista una mística de servicio.

Conclusiones

Los desafíos que la Administración Pública contemporánea enfrenta en el


mundo de la globalidad son de alcance estructural porque se relacionan
con modos y condiciones de vida en los cuales los gobernados tienen que
ser el referente más importante de las decisiones que se adoptan en el plano
político-administrativo. Los gobernados son el sujeto y objeto principal de la
Administración Pública, razón por la cual tiene que revalorarse su
importancia para que la eficiencia abstracta sea sustituida por la eficiencia
social y política.

La pérdida de la racionalidad formalista y exhaustiva que tiene como eje el


decisionismo (Majone, 1997:50-55) –selección restringida de problemas y
variables de análisis sin aludir a los procesos que generan resultados–, obliga
a la búsqueda de otras racionalidades –aplicadas, conjeturales,
experimentales, exploratorias y heurísticas, – que responden a un mundo
cambiante y en transformación constante.

El tiempo de los equilibrios prolongados, la estabilidad imperecedera y la


longevidad a prueba de toda contingencia –natural, social o política– de
los sistemas administrativos han llegado a su etapa final.

En contextos de mutaciones, turbulencias y transformaciones, la


Administración Pública debe producir nuevas capacidades de respuesta

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para absorber e institucionalizar los problemas comunes sobre la base de
enfoques más heurísticos, no rígidos. La tarea de gobierno se replantea
sobre la base de nuevos contextos, actores, problemas y expectativas de
realización. Ello implica modificar la comprensión y práctica de las
instituciones administrativas para que se conviertan en espacios que
proponen alternativas, rutinas y sistemas de innovación que respondan con
mejor funcionalidad a los retos estructurales y coyunturales del quehacer
colectivo.

Como hemos visto, clientelismo es un concepto que resulta muy cambiante,


en su forma en sí y respecto de condiciones externas. Los tipos de
clientelismo con adjetivo indican condiciones económicas y de política de
poder las cuales influyen en estructuras clientelares y bajo ciertas
circunstancias las hacen desaparecer.

Aunque los adjetivos adornan bien el término clientelismo, aportan poco a


la explicación de la capacidad de cambio del concepto. Al contrario, más
bien causan confusión porque sus creadores no se refieren a un único
concepto de clientelismo. Los distintos puntos de referencia (condiciones
históricas, postmodernas, económicas o espaciales) crean
entrecruzamientos conceptuales que impiden una asignación clara al
término clientelismo, que de repente significa todo. Por lo tanto, el concepto
presentado en este artículo dispone, a partir de su núcleo, el intercambio de
bienes y servicios por apoyo político y votos, con ocho características
(asimetría, reciprocidad, dependencia mutua, carácter personal,
informalidad, voluntad limitada, confianza y lealtad). Todo ello constituye el
andamiaje básico para explicar cambios históricos, estructurales o
funcionales.

Los conceptos del clientelismo con adjetivos sobresaltan este andamiaje


básico y se enfocan en un aspecto específico sin alumbrar los demás
aspectos, mientras que los subtipos propuestos se orientan en los atributos.
De esta manera, se facilita en el futuro hacer visible el cambio y la
adaptación del concepto clientelismo a ambientes más autoritarios y
populistas o democráticos, y ayudará a ubicar al fantasma.

La Administración Pública esencialmente se concibe como aquella parte


del Poder Ejecutivo a cuyo cargo está la responsabilidad de desarrollar la
función administrativa, entendiéndose desde un punto de vista orgánico,

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que se refiere al órgano o conjunto de órganos estatales que desarrollan la
función administrativa, y desde el punto de vista formal o material, que se
según el cual debe entenderse como la actividad que desempeñan este
órgano o conjunto de órganos, todo ello encaminado satisfacer las
necesidades de la ciudadanía en su conjunto.

Parte fundamental dentro de este ámbito son los órganos centralizados y


dependencias con que actualmente se auxilia el Ejecutivo para llevar a
cabo su tarea administrativa, siendo éstos básicamente las Secretarías de
Estado, Departamentos Administrativos y demás órganos.

En los antecedentes Constitucionales en esta materia, se constata una


evolución tanto en la denominación a los órganos de la Administración
Pública, como al tratamiento general que se dé a la misma.

En cuanto a las iniciativas presentadas van encaminadas éstas a: proponer


la figura del jefe de Gabinete en nuestro país, eliminar los llamados
departamentos administrativos, señalar expresamente las facultades de las
Secretarías de Estado, modificar los requisitos para ser secretario de Estado,
y en general reorganizar la actual Administración Pública a nivel Federal.

En el derecho comparado que se realiza a nivel Constitucional en 19 países


de Latinoamérica se muestra una cierta homogenización en los lineamientos
generales que deben de ir plasmados en la parte orgánica de estos
ordenamientos, al hacer mención en todos ellos de la existencia de cierto
tipo de administración a la que debe de sujetarse el Estado, en su parte
ejecutiva para determinadas funciones, sobresaliendo la figura de Jefe de
Gabinete en el caso de Argentina, por tratarse de una característica del
sistema parlamentario, misma figura que proponen establecer, algunas
iniciativas presentadas ante el Pleno en nuestro país.

En cuanto a las opiniones especializadas, se destaca la necesidad de que


la actual administración pública para su mejor desempeño debe de seguir
abriendo espacios de mayor participación democrática, así como de un
servicio profesional de carrera, que permita hacer de esta labor, un mejor
desarrollo en todo lo relativo al bienestar común.

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Algunas preguntas:

1.- ¿Considera legitima la exigencia del grupo de los gobernadores llamados


federalistas acerca de la necesidad de debatir el tema de distribución de la
recaudación de los ingresos más equitativa con el gobierno federal?

2.- ¿Qué opina sobre la distribución de los ingresos presupuestales para el


próximo año a Estados y Municipios?

3.- ¿Considera que de acuerdo a la distribución existente de las


aportaciones federales se elimina la brecha que existe entre la
disponibilidad de recursos de los gobiernos subnacionales y la demanda por
servicios públicos que corresponden a estos órdenes de gobierno?

4.- ¿Considera conveniente que se convoque a una nueva Convención


Nacional Hacendaria (CNH) para la revisión de las propuestas al Programa
de Apoyos para el Fortalecimiento de las Entidades Federativas (PAEF)?

Referencias

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Origen, programa y organización de los partidos latinoamericanos.
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autora, 2007.

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