Respecto al contexto histórico y artístico, el siglo XVIII es una época de desarrollo tanto social como artístico. La Ilustración como movimiento intelectual promovió las artes y las letras además de fomentar una reforma social, que junto con el crecimiento de la población y de la clase media repercutieron de forma directa en la música. Esto hizo que se pusieran de moda los conciertos públicos, por lo que florecieron salas de concierto y sociedades por toda Europa. Así como el crecimiento de estas sociedades, por ejemplo la impulsada por J. A. Hiller en Leipzig con la Gewandhaus, la cual existe todavía, nacería una gran cantidad de revistas musicales como “A General History of Music” de C. Burney. El estilo clásico abarca el periodo musical comprendido entre 1730 y 1815. Dentro de él encontramos el nacimiento del estilo galante, el cual implica un cambio de estética. Este estilo se cimenta en la libertad compositiva, rompiendo con el contrapunto docto y severo. Así lo expresan teóricos como Mattheson, Scheibe, C. P. E. Bach, Marpurg o Quantz, señalando su origen en el estilo teatral italiano. Existen variaciones geográficas, como el empfindsamkeit stil en Alemania, con más giros armónicos y cromatismos. Este estilo compositivo estaba formado por ideas musicales compuestas por frases y periodos, siendo comparados por los teóricos de la época con los discursos propios de la retórica. Cabe destacar la guía para la composición melódica de Heinrich Christoph Koch, en el segundo volumen de Vershuch einer Anleintung Composition. Las cadencias son las que articulan los periodos y existe una jerarquización tanto de las cadencias como de las progresiones armónicas, utilizadas según la finalidad emotiva del fragmento. Una de las técnicas texturales más utilizadas fue el bajo de Alberti, utilizando arpegios para compensar el ritmo armónico más lento y estando la melodía supeditada a la armonía. En contraposición con el tratamiento de las emociones en el Barroco nació una nueva corriente que defendía el cambio y flujo constante de las emociones. Esto ligado a la variedad de ideas musicales dio lugar a composiciones con grandes contrastes anímicos dentro de los movimientos e incluso de los temas. Aún con el crecimiento de la música instrumental la ópera seguía siendo el género más importante, siendo Italia la cuna de la misma. Esto se debía entre otras a la capacidad para retratar el flujo de emociones y personajes profundos. La ópera seria era la más apreciada, pues trataba temas heredados de la tragedia clásica griega, sin embargo esto hizo que la ópera cómica evolucionase con gran rapidez al poder nutrirse de numerosos estilos y no estar constantemente en el punto de mira. Pergolesi dejó su gran aportación musical durante el periodo barroco aunque fue el gran precursor de la ópera bufa italiana, y a pesar de no abandonar nunca la península itálica su fama se extendió por todo el continente y sirvió como prototipo de la ópera italiana. Centrándonos en la audición nos encontramos ante el intermezzo “La serva padrona”. Dicho género surgió tras la exclusión de los personajes cómicos en la ópera seria y aunque compartían la forma, contrastaban en gran medida con el carácter de las óperas serias. El intermezzo fue interpretado como tal en la ópera seria de Pergolesi, Il prigioner superbo. Específicamente el fragmento escuchado se trata del recitativo acompañado y aria “Son imbrogliato io giá”. Cabe destacar que la reinterpretación en París de “La serva padrona” hizo estallar la “Querella de los bufones”, conflicto que separó París en dos bandos. Enfrentó los más tradicionales y defensores de la música francesa, liderados por Jean-Philippe Rameau, con los más innovadores procedentes de Italia y liderados por Jean-Jacques Rousseau. Son tres los personajes que forman este intermezzo: Uberto, hombre soltero de elevada edad; Serpina, su doncella; y Vespone, su sirviente mudo. En este fragmento Serpina, como parte del engaño sale a buscar a su supuesto prometido, con el fin de manipular a Uberto para que finalmente se case con ella y convertirse en la señora de la casa. Entonces Uberto tiene un debate consigo mismo, sobre si casarse con ella aun perteneciendo a una clase social más baja. El diálogo inicial es un recitativo, con el característico acompañamiento del clave. Comienza entonces el aria, que mediante un acompañamiento ligero y en concordancia con la letra, transmite la inestabilidad anímica del protagonista. Existe un gran contraste entre las ideas musicales, acelerando o frenando el ritmo armónico, como por ejemplo en la frase que se repite a sí mismo: Uberto, pensa a te.