Está en la página 1de 2

INDEPENDECIA DESDE UNA MEDICINA ILUSTRADA

ENSAYO

José Celestino Bruno Mutis y Bosio nació en Cádiz, Imperio de España en 1732 allí inició su carrera
de medicina que luego concluiría en la Universidad de Sevilla, ejerció en el Hospital de Cádiz
durante cuatro años antes de dedicarse a la catedra de anatomía del Hospital General de Madrid
donde empezó su incursión en el mundo de la botánica, ciencia que lo llevaría muy lejos de su
patria.
En 1760 Mutis arribó a la Nueva Granada acompañando como médico al virrey Pedro Messía de la
Cerda, aunque al inicio de su travesía fue bastante reservado en cuanto a su función como médico
en una tierra extraña, esto no le impidió observar, y alarmarse, de las extravagantes, pero a la vez
anticuadas creencias que iba encontrando a su paso en los “científicos” neogranadinos. En 1762 el
virrey Messía retorna a España, sin embargo, Mutis decide quedarse en el Virreinato cautivado por
la flora y fauna de tan desconocido escenario tropical. 
Entre 1763 y 1764, Mutis solicitó a la Corona española apoyo para realizar una exhaustiva
expedición botánica por todo el Nuevo Reino de Granada, pero estas no lograron aprobación, ni
interés, por lo cual se dedicó al sacerdocio, a la cátedra de Matemáticas del Colegio del Rosario en
Bogotá y a la minería. Su paso por el Colegio del Rosario significó la llegada desde Europa, en
términos científicos y académicos, a la América Colonial, de Newton y sus leyes físicas, explicó a
estudiantes y colegas escépticos la astronomía copernicana, los aportes de Galileo, traduciendo
sus tratados del latín al castellano.
Mutis fue un pensador de vanguardia, mientras Europa vivía su más grande revolución científica,
Mutis trataba de inculcar lo que podía a sus estudiantes en contra de las arraigadas leyes
eclesiásticas que ponían innumerables trabas a la recepción del saber científico moderno.
Mantenía una red de comunicación con científicos europeos de los que adoptó el sistema linneano
de nomenclatura, la clasificación de las plantas y las actualizaciones de botánica. 
En 1783 y estando ya retirado, el nuevo virrey Caballero y Góngora lo animó a presentar por
tercera vez la propuesta de la expedición botánica al rey Carlos III, quien le concedió el apoyo por
mediación del virrey. La expedición duró 30 años y se centró en Santa Fe, La Mesa, Guaduas,
Honda y Mariquita, en este tiempo fue reclutado un semillero de jóvenes criollos ilustrados que
actuaron como líderes del movimiento del 20 de julio de 1810. 
No hay certeza de que José Celestino Mutis fuese masón, sin embargo, Carl Von Linnaeus, Bellman
y Jean Jakob Gahn si eran fervientes masones y Mutis siempre mantuvo constante comunicación
de manera epistolar. No fue propósito de Mutis formar revolucionarios, pero sí es un hecho, que
bajo su biblioteca y de los ideales de la ilustración que les enseñó, se formaron liberales como
Antonio Nariño, Francisco Antonio Zea y el mismo sobrino de Mutis, Sinforoso Mutis. La
expedición no fue sitio de complot ni conspiraciones, pero si era sabido que allí se hablaba de
libertades, ideas de emancipación, noticias de otras naciones, tertulias literarias y de los sueños de
revolucionarios alrededor del mundo que se colaban en las charlas académicas de estos hombres
que se concentraban en las aulas de los colegios mayores. 
Aparte de Sinforoso otros miembros de la nómina de la Expedición fueron juzgados por
insurrectos. Francisco Antonio Zea no participó en el movimiento del 20 de julio, pues fue
desterrado a Europa. Otra fue la situación de Francisco José de Caldas, José María Carbonell, Jorge
Tadeo Lozano y Salvador Rizo, los otros cuatro, luego de procesados, darían su vida por la patria.
Algunos de los colaboradores de la Expedición resultaron comprometidos con la insurrección
iniciada el 20 de julio de 1810. Los promotores de la rebelión hacían parte de una elite minoritaria.
El movimiento no fue violento, se realizó con el fin de buscar el apoyo popular. El pueblo asumió
ese papel apoyando vehementemente la solicitud de cabildo abierto, reunión extraordinaria en la
cual podían participar todos los ciudadanos. A pesar de haberse convocado el cabildo y de contar
con el apoyo de la masa, el acta de independencia no fue firmada por ningún líder popular, pues
entonces no los había; sus signatarios fueron profesores universitarios, abogados, sacerdotes,
cabildantes, empleados públicos, hombres de letras y comerciantes. Con el movimiento se
buscaba derrocar al virrey y establecer una Junta de Gobierno autónoma manejada por los
criollos. 
Un balance objetivo de la conducta y de las realizaciones de Mutis deja en claro que realmente no
tuvo nada tuvo que ver con la insurrección de manera directa, pues a mi modo de ver, fue de
forma involuntaria y como buen ilustrado, responsable de perfeccionar la ciencia y el
conocimiento a sus discípulos y colaboradores más cercanos. Tanto se admira su figura que se ha
llegado a presentarlo como ideólogo de la Independencia neogranadina y como casi prócer de la
emancipación. Pero se debe reiterar que Mutis, si bien fue el ilustrado más importante de la
historia colonial, también presentaba una posición monárquica y como tal estaba lejos de incitar
una traición a esa monarquía que tanto le había favorecido a su incansable expedición y que
además lo había honrado con el cargo de director y de astrónomo real de Santafé. Su intención
como educador no era formar líderes revolucionarios, estos líderes se formaron,
espontáneamente y sin su ayuda, aunque sí a la sombra del ambiente que generó al mostrarles las
políticas de la ilustración que sirvieron de ejemplo para reconocer lo que era un mal gobierno,
lleno de desigualdades y conforme con sus deseos de autonomía y dotes de liderazgo,
reaccionaron a su manera para intentar modificar la política que los oprimía. 
https://enciclopedia.banrepcultural.org/index.php/Jos%C3%A9_Celestino_Mutis

https://www.celam.org/observatoriosociopastoral/detalle_personajes.php?id=Mzc=

También podría gustarte