Está en la página 1de 6

LA NECESIDAD DE LA

CONVIVENCIA Y LA PAZ

Universidad de
Cartagena

Humanidades

Cartagena De Indias/ 2018


LA NECESIDAD DE LA CONVIVENCIA Y LA PAZ
¿Sin guerra no hay paz? La paz no sólo es la ausencia de conflictos. Convivir en paz
consiste en aceptar las diferencias y tener la capacidad de escuchar, reconocer,
respetar y apreciar a los demás, así como vivir de forma pacífica y unida. Es un
proceso positivo, dinámico y participativo en que se debe promover el diálogo y
solucionar los conflictos con un espíritu de entendimiento y cooperación mutuos.
¿Pero la sociedad realmente desea la paz? Es uno de los muchos interrogantes
con los que nos topamos a medida que pasa el tiempo. Desde épocas
inmemoriales se ha hablado sobre cómo conseguir la paz y la unión entre
naciones; sin embargo es cada vez más evidente la falta de compromiso hacia el
objetivo propuesto por todos, ya que cada día nos encontramos con nuevos
conflictos y guerras sin sentido que ponen en duda si es o no el verdadero objetivo
de la sociedad.

Porque se menciona esto, es muy claro el hecho de que siempre ha existido la


necesidad de la paz por culpa de los interminables conflictos y guerras que han
pasado en el transcurso de la historia, entre países y naciones. Y es que en
nuestra vida cotidiana nos vemos rodeados de conflictos, de situaciones en que
dos o más individuos con intereses opuestos entran en confrontación, oposición o
emprenden acciones mutuamente antagónicas con el objetivo de neutralizar,
dañar o eliminar a la parte rival.

Un ejemplo de esto son los mencionados conflictos armados internacionales.


Aunque los conflictos internacionales armados son intrínsecos al nacimiento
mismo de la humanidad, e incluso puede afirmarse que mientras existan
desigualdades políticas, económicas, sociales, culturales, raciales, religiosas, en la
Comunidad Internacional "será imposible su eliminación definitiva”. De igual forma
los conflictos armados son los principales causantes de muertes masivas,
desplazamientos y sufrimiento en gran escala. Actualmente tienen lugar
numerosos conflictos armados en todo el mundo. Estos conflictos han perjudicado
a millones de personas de muchas formas, entre ellas causando la muerte de
civiles y exponiendo a quienes logran sobrevivir a mutilaciones, torturas,
violaciones, desaparición forzada y otros abusos graves.

Reconociendo que actualmente se continúan violando los derechos humanos de


las víctimas de los conflictos armados. Asimismo, es importante hacer mención
específica de los grupos más vulnerables frente a los conflictos armados, entre los
cuales se encuentran las mujeres, los niños, las personas adultas mayores, los
refugiados y los desplazados internos. Al ser las mujeres las principales víctimas
de violaciones y prostitución forzada. Es importante reconocer también que la
violencia de conflictos armados ha dejado impactos desproporcionados en la vida
de varias generaciones de niños, niñas y adolescentes. Dicha experiencia ha
afectado su bienestar y proceso de desarrollo integral cuyo impacto se puede
traducir en consecuencias físicas, materiales, emocionales, relacionales y
espirituales que pueden llegar a ser devastadoras, ya que el estar expuestos a la
violencia de la guerra durante sus primeros años.

Siendo más específicos en cuanto conflicto y guerra ponemos como un gran


ejemplo a nuestro país Colombia; el conflicto armado colombiano ha dejado
durante más de 60 años una cantidad enorme de víctimas, desplazados y, sobre
todo, una mentalidad guerrerista en los colombianos. Ahora bien, después de
décadas de conflicto armado, en donde ha habido más de 7 millones de víctimas,
el colombiano común vive siempre a la defensiva, es decir, que ante cualquier
indicio de un problema, un colombiano reaccionará de una forma agresiva sin
mirar o analizar las consecuencias de sus actos. Estos actos son un reflejo del
daño psicológico y secuelas causadas por presenciar tanta violencia y derrame de
sangre.

Las huellas de la guerra han sido muy destructivas y la población civil se


encuentra entre los sectores más vulnerables, específicamente niñas y niños,
quienes han recibido el daño y las consecuencias según sus edades, experiencias
vividas y condiciones del contexto. Tenemos que decir que la guerra en Colombia
ha causado la muerte de miles de niños y niñas, algunos en las masacres y otros
en los enfrentamientos entre sectores armados. Los niños y niñas han fallecido
también por causa de campos minados, por incursiones y ataques en sus pueblos
y han sido víctimas de casi todas las modalidades de violencia. Digamos que
cerca de 2 millones y medio de menores de edad han sido desplazados; 70.000
han sido víctimas de violencia sexual, desaparición forzada, homicidios, minas
antipersonas y reclutamiento forzoso en las filas de la guerrilla y por paramilitares.

Han experimentado la violencia de manera dramática y cruda, porque han sido


testigos de hechos atroces, como el asesinato y tortura de sus padres, madres,
familiares y vecinos, la quema y destrucción de sus hogares, animales y objetos
personales. Han quedado con marcas permanentes en sus cuerpos. Han sufrido la
amputación de sus miembros por minas antipersonas. Han sufrido abuso sexual,
tortura, reclutamiento ilícito, entrenamiento para la guerra por parte de los grupos
armados. Han sido reclutados por esos grupos armados, entregados para ser
criados por las familias de sus captores, arrancados de sus familias y
comunidades y quienes han sobrevivido huyen de la guerra en condición de
desplazamiento forzado. Todo lo anterior es parte de una historia que todavía hoy
se mantiene en muchos territorios del país.

En la actualidad, hay diversas situaciones en las que las poblaciones sufren el riesgo
de ser víctimas de crímenes que podrían evitarse a través de la responsabilidad de
proteger, o en las que ya se están produciendo dichos crímenes. Estas crisis están
teniendo lugar en un contexto de retroceso del internacionalismo, de disminución del
respeto por el derecho internacional humanitario y el derecho internacional de los
derechos humanos, el reconocimiento de los derechos humanos tiene una larga
tradición sobre los derechos fundamentales de las personas en relación con la
autoridad y la sociedad. Es así como los conceptos de uso de la fuerza y derechos
humanos se unieron para dar inicio a una nueva forma de intervencionismo
conocida como intervención humanitaria.

La aplicación del uso de la fuerza constituye una práctica que se ha desarrollado y


se ha definido en diversas etapas de la historia. La intervención humanitaria no es
un fenómeno nuevo en las relaciones y el derecho internacional. Desde hace
siglos, los pueblos se consideraban en ciertas ocasiones con derecho a actuar en
el territorio sometido al dominio de otro pueblo, para proteger a las personas
cuando éstas ya sean individual o colectivamente fuesen objeto de una agresión
privada o pública. Los ataques a nacionales o a minorías étnicas, religiosas o
lingüísticas con las que hubiese afinidad, fueron motivos suficientes para la
intervención armada en territorio ajeno.

Muchos fueron los pueblos sometidos y violentados; por lo que hay que reconocer
la diversidad de experiencias, expectativas y maneras de procesar las pérdidas y
los traumas de las víctimas. Algunas son víctimas directas: aquellas que han sido
asesinadas, desaparecidas, desplazadas, despojadas, secuestradas, torturadas,
violadas, molestadas sexualmente, heridas o han sufrido la pérdida de un pariente.
Otras se convierten en víctimas por su papel de testigos de los horrores cometidos
contra familiares, amigos, coterráneos, sobrevivientes, etc. En el caso colombiano,
los procesos de desplazamiento forzado a causa del conflicto armado han
significado un reto para el mantenimiento de la memoria individual y colectiva,
sobre todo para quienes deciden –de manera voluntaria o por las circunstancias
de permanencia de la violencia- no regresar a su territorio, asentándose en
contextos urbanos con nuevas lógicas de socialidad y cultura.

Es generalizada la idea de que la agresividad, la violencia y la guerra están tan


arraigadas en las relaciones humanas qué parece que no tiene remedio. Esta idea
tiene consecuencias negativas para la construcción de una cultura para la paz, en
primer lugar justifica la violencia y la hace opaca la responsabilidad moral que
tenemos los seres humanos para actuar de otra forma sin embargo hay que mirar
la paz desde un perspectiva ética; Cuando se aborda la paz desde una
perspectiva ética, se suele entender esta como tranquilidad interna del ánimo y
también como un deber de construir la esfera pública y privada, desde una
filosofía comprometida con valores democráticos y con la responsabilidad
ciudadana. La paz puede construirse de manera individual y colectiva desde lo
cotidiano y como aprendizaje histórico-cultural, en medio de condiciones que le
pueden ser adversas.

Así, la paz sería el resultado de procurar condiciones de justicia, desarrollo y


bienestar, como mecanismo para mitigar formas de violencia muy arraigadas en el
cuerpo social. Esto lo evidencia la variedad de trabajos que al abordar desde
diversos enfoques la cuestión de los conflictos, las violencias y la gestión de paz
dejan entrever presupuestos, propuestas y nociones ético-políticas, que pueden
articularse de cara a comprender qué es una cultura de paz, cómo se puede
construir y cuáles son los obstáculos que impiden su consecución.
En este sentido, la paz o la guerra no dependen de condicionamientos biológicos
ya que son principalmente fenómenos culturales, y por lo tanto, pueden ser,
respectivamente, aprendida o desaprendida.

En un mundo violento, “los conflictos son inevitables, necesarios y pueden incluso


ser beneficiosos al suscitar la innovación, la actividad, la identidad y la reflexión.
Pero los beneficios dependerán de nuestra capacidad para manejar los conflictos,
para resolverlos equitativamente e impedir sus manifestaciones violentas
destructivas” (Consejo Ejecutivo de la UNESCO, 1992). Los conflictos se pueden
prevenir al promover y experimentar una cultura para la paz que incluya una ética
del cuidado y el respeto a los derechos humanos de toda persona.
REFERENCIAS

https://comisiondelaverdad.co/actualidad/noticias/reconocimiento-de-los-impactos-
del-conflicto-armado-colombiano-en-ninos-ninas-y-adolescentes

https://www.un.org/es/observances/living-in-peace-day

https://partidohumanista.uy/cimientos-de-una-nueva-humanidad/

https://www.ladobe.com.mx/2019/10/para-que-una-cultura-de-la-paz-y-una-etica-
del-cuidado/

http://desidades.ufrj.br/es/open_space/662/

https://kipdf.com/las-memorias-del-conflicto-armado-y-la-violencia-en-
colombia_5af0765b7f8b9af5918b4604.html

https://prezi.com/78oqvg11ou6k/paz-politica-y-etica/

https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/3732032.pdf

https://www.ladobe.com.mx/2019/10/para-que-una-cultura-de-la-paz-y-una-etica-
del-cuidado//

https://www.bing.com/ck/a?!

https://www.ladobe.com.mx/2019/10/para-que-una-cultura-de-la-paz-y-una-etica-
del-cuidado/

También podría gustarte