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La paz es también un derecho humano del que todas las personas, los grupos y los pueblos
somos titulares: todas y todos tenemos derecho a vivir en paz; todas y todos tenemos derecho
a una paz justa, sostenible y duradera. La paz no es sólo ausencia de conflictos armados,
internos o internacionales. La paz es un concepto mucho más amplio y positivo que engloba el
derecho a ser educado en y para la paz; el derecho a la seguridad humana y a vivir en un
entorno seguro y sano; el derecho al desarrollo y a un medio ambiente sostenible; el derecho a
la desobediencia civil y a la objeción de conciencia frente a actividades que supongan
amenazas contra la paz; el derecho a la resistencia contra la opresión de los regímenes que
violan los derechos humanos; el derecho a exigir a todos los Estados un desarme general y
completo; las libertades de pensamiento, opinión, expresión, conciencia y religión; el derecho al
refugio; el derecho a emigrar y participar en los asuntos públicos del Estado en que el se resida;
y el derecho a la justicia, a la verdad y a la reparación efectiva que asiste a las víctimas de
violaciones de los derechos humanos.
Educar para la paz significa educar sobre principios y valores. La educación para la paz se
propone como experiencia transversal para promover el equilibrio en las diversas áreas
que conforman la integralidad del ser humano (emocional, psicológica, biológica,
espiritual) así como eje articulador de experiencias en el campo social (cultura ciudadana e
interacción cultural) y en lo pertinente a la relación con el medio ambiente (educación
ambiental). También están comprometidos otros valores como: justicia, democracia,
solidaridad, tolerancia, convivencia, respeto, cooperación, autonomía, racionalidad y amor
a la verdad. La educación en valores es un factor importantísimo para conseguir la calidad
que propone el sistema educativo (Iglesias, 1999).
Tenemos que acrecentar nuestro nacionalismo. Tenemos que amar y respetar nuestro país
y nuestra nacionalidad. No más intereses personales, primero que los propios están los de
nuestro país pues sin la seguridad nacional no existe la propia.
Es un absurdo afirmar que existen colombianos de bien que no desean la paz porque
tienen intereses creados. Ningún colombiano de bien desea que continúe el
derramamiento de sangre, los discapacitados por las minas antipersonales y el derroche de
dinero en artefactos bélicos y sus municiones que serían mucho mejor empleados en
educación, salud, infraestructura y desarrollo rural que requiere urgentemente el país.
Para comprender el valor de la paz debemos trabajar juntos, dejar de vernos como
enemigos. Ganar por ti mismo y elimina a las personas astutas, las conspiraciones y los
dobles raseros de la vida cotidiana. Somos responsables de nuestras acciones. Cuidar bien
de las personas que nos rodean y hacer de la honestidad y la ética un sello distintivo de
nuestra existencia. Desechen todas sus armas y rompan los muros de odio, rencor y
soberbia que les impiden respetar y comprender las necesidades de los demás y de su
país. Respetarnos y siéntiendonos orgullosos de ser colombianos.
La paz se construye a partir de la paz interior de cada una de las personas, pero también
en sus relaciones con organizaciones e instituciones en las cuales las personas se
organizan y actúan, ya sea en el ámbito local, regional, nacional e internacional.
Han pasado casi tres años desde que el gobierno y la guerrilla de las FARC iniciaron un
diálogo para poner fin al conflicto armado en Colombia. A pesar de la dilación y la
procrastinarían durante este período, el Jefe de Estado anunció este miércoles que había
firmado un tercer acuerdo parcial sobre justicia transicional en La Habana. Ante la
expectativa generada por el anuncio de hoy, recuérdanos los hechos más importantes del
proceso y cuándo ocurrieron.
En al año 2012 -4 de septiembre: El presidente Juan Manuel Santos ha confirmado
públicamente que las negociaciones con las FARC comenzarán en octubre del
mismo año en Oslo, Noruega. –
16 de octubre: Establecimiento de una mesa de diálogo de paz en Oslo (Noruega)
entre las FARC y el Gobierno de Juan Manuel Santos.
18 de octubre: Estado y FARC anuncian el nombre del primer negociador en la
mesa de negociación.
CONCLUSIÔN: Colombia y Sudáfrica tienen dos aspectos en común: haber sido países que
vivieron procesos de paz y estar atravesando etapas de transición. Una experiencia en la
que el país africano lleva casi tres décadas, tras el apartheid (sistema de segregación
racial), y en la que Colombia, tras el conflicto armado más largo de América Latina, apenas
lleva un poco más de tres años.
“El caso colombiano es un tipo de conflicto diferente. Sin embargo, tienen elementos
comunes en términos de cómo las sociedades enfrentan procesos traumáticos tan largos,
tan sostenidos en el tiempo y que transformaron las sociedades de manera tan radical”,
explicó José Fernando Serrano, profesor de la Facultad de Ciencias Sociales.
BIOGRAFÌA
https://www.unesco.org/archives/multimedia/document-2800
https://revistas.unab.edu.co/index.php/reflexion/article/view/3455/2984#:~:text=Educar%20para
%20la%20paz%20es,programas%20de%20resoluci%C3%B3n%20de%20conflictos.
https://uniandes.edu.co/es/noticias/sociologia/sudafrica-una-leccion-de-paz-para-colombia