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2.3.2.6.

Comunicación

La comunicación es el arte de transmitir información, ideas, creencias,

sentimientos e ideas de una persona a otra. Además, entrar en contacto con

alguien, entrar en el mundo de otro, es involucrar al otro en algo que le pertenece,

es decir, la relación entre las personas que se suponen involucradas.

Esta comunicación no se trata solo de pasar información de una persona a

otra, ya que nos comunicamos a través de gestos, voces, incluso cuando elegimos

hablar o no. Según (Polaino & Martinez, 2002), definen a la comunicación

humana, como una forma determinada de interacción social, en la que se dan en

mayor o menor medida, intercambios de mensajes entre las personas implicadas.

2.3.2.7 Distribución del rol

Los roles son las responsabilidades que aprendemos de nuestros ancestros

sobre los roles que cumplimos en la formación de los hijos en base al género,

padre-madre. Según: (Solis & Diaz, 2007, pág. 73), expresan que la distribución

del rol, es una escala que valora las creencias de los padres acerca del papel que

estiman debe desempeñar cada género, mamá/papá, en la formación de los niños,

en la crianza.

Sin embargo, aunque cada día más mujeres trabajan fuera del hogar,

siguen siendo las principales responsables de la crianza de los hijos.

En consecuencia, las mujeres asalariadas tienen que asumir una doble

jornada de trabajo: la jornada laboral, luego las labores del hogar, ya que la

distribución de estas responsabilidades con sus parejas no ha cambiado.


Ahora estamos viendo que los hombres cambian su comportamiento y se

involucran más en la educación de sus hijos y también se involucran más en las

tareas del hogar, repartiéndose las tareas para poder tener más tiempo para su

relación.

Los jóvenes, por otro lado, se benefician de un padre más accesible y

polifacético que puede interactuar con ellos tanto en el interior como en los

espacios cotidianos. Además, les enseña que hombres y mujeres pueden cumplir

indistintamente las tareas de la casa o de proveer, lo que enriquecerá en el futuro

su propia vida de pareja.

2.3.2.8. Deseabilidad social.

Originalmente se definió en el campo de la psicometría como una distorsión

intencional de la respuesta, una tendencia a esconderse o quedar bien, que se

acentúa cuando la motivación para hacerlo es demasiado fuerte, lo que dificulta

negativamente las mediciones psicológicas. (Solis & Diaz, 2007), definen a la

deseabilidad social como una escala de validez de las respuestas de los padres;

puntuaciones bajas en esta sugieren que los padres están dando respuestas

positivas, pero irreales de las relaciones con sus niños.

2.3.3 Parentalidad

La parentalidad positiva se refiere a "padres que actúan en el mejor interés

de sus hijos, cuidando y desarrollando sus capacidades, sin violencia y brindando

reconocimiento y orientación, incluyendo el establecimiento de límites. “Un mundo

en el que los adolescentes puedan desarrollarse plenamente".


El objetivo de las tareas parentales es, por tanto, promover relaciones

positivas entre padres e hijos, garantizar los derechos de los menores en la familia

y, como mínimo, optimizar el desarrollo potencial de los adolescentes, sobre la

base del cumplimiento de las responsabilidades parentales y su bienestar.

El ejercicio de la parentalidad implica la satisfacción de las necesidades

acorde con los cambios en el desarrollo de los hijos e hijas, como también con las

demandas cambiantes del ciclo vital de las familias y del contexto social

(Cebotarev, 2001). Algunos representantes de la región consideraron que la

calidad de las relaciones que se construyan entre padres, madres e hijos o hijas

sería relevante en diferentes áreas del desarrollo de los jóvenes. Una de las áreas

más investigadas de la crianza de los hijos es la teoría del apego. Diversas

investigaciones sugieren que la relación afectiva segura influye positivamente en

el desarrollo del adolescente (Schore, A. N & Siegel, D. J., 2001; 2007, pág. 22).

Investigaciones recientes sobre este tema muestran que el cuidado, la

estimulación y la amabilidad de los padres juegan un papel vital en la organización

y el desarrollo. Por tanto, los estímulos emocionales recibidos tempranamente en

el entorno familiar y social tienen efectos positivos sobre las actitudes y

comportamientos, existiendo una correlación positiva entre ambos.

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