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India del
Collao
1925
GARCILASO DE LA VEGA
Imprimir 3 y 5 de sec.
Construimos sentimientos morales con personas diversas
Ya termina el año, y en 5.o de secundaria tienen que trabajar en equipo en el área de Ciencia y
Tecnología. Tienen que diseñar prototipos tecnológicos aplicando lo visto en clase. La
profesora divide los grupos de tres en tres con una excepción: como siempre, a Tomás le toca
trabajar solo con Alberto. Tomás sabe que siempre es un riesgo trabajar con Alberto, pero
también sabe que puede aprender mucho de él (¡sobre todo en áreas como Ciencia,
justamente!). También puede suceder que Alberto se ponga nervioso, que ya no pueda
trabajar, que se altere y que haga movimientos repetitivos o, incluso, que se ponga a gritar…
Más aún ahora que están haciendo un trabajo en equipo y que los estudiantes aprovechan
para hacer más bulla. Además, a esto se suma que Tomás está cansado de que siempre suceda
lo mismo: siempre le toca apoyar al chico problemático y ver la forma de calmarlo. Como bien
predijo Tomás, la bulla puso nervioso a Alberto. Lo peor de todo fue que Tomás pedía que, por
favor, bajaran el volumen, pero había estudiantes que se hacían bromas y otros que estaban
muy concentrados en la estrategia que emplearían para empezar el prototipo.
Finalmente, los temores de Tomás quedaron cortos: Alberto empezó a golpear la mesa
compulsivamente, cerró los ojos y empezó a gritar. Tomás, comprensivamente como siempre,
le dijo a Alberto que no era para tanto y que se controlara. La profesora le llamó la atención a
Alberto. Alberto no escuchaba ni a Tomás ni a su profesora. Al ver el gran alboroto que
propiciaba la reacción de Alberto, la profesora pidió con fastidio que, por favor, lo retiraran de
la clase, pues no dejaba trabajar a sus compañeras y compañeros. Tres compañeros tuvieron
que sacarlo de clase a jaloneos mientras otro iba a buscar al coordinador de Tutoría para que
vieran qué hacer con él. A Tomás le molestó la forma en que sacaron a Alberto; más aún
porque había pedido que hicieran menos bulla y no le hicieron caso.
Tomás conversó sobre esto con otras compañeras y compañeros que también se veían
preocupados por cómo se dio la situación.
Tomás: Me parece demasiado lo que han hecho con Alberto… ¡En clase ya saben cómo
reacciona cuando hacen demasiada bulla!
María: Lo que quieras… pero eso no justifica que nos distraiga a todos los que sí queremos
trabajar.
Carlos: Mira, a mí me cae bien y podemos conversar de algunas cosas, pero la verdad es que
ese chico, desde que llegó, no se ha adaptado. ¡Debería buscarse otro colegio!
María: Pero… ¿qué colegio? Alberto es muy inteligente; sería una pena que dejara de estudiar.
Tomás: Sí, pues, ni la profesora ni nadie parece saber qué hacer.