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Luis Felipe CALDERÓN-MONCLOA, BA, MBA, PADE, MAML, MSc, DEA “De la gestión sin control al control sin

al control sin gestión 2015”


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De la GESTIÓN SIN CONTROL al CONTROL SIN GESTIÓN

© Luis Felipe CALDERON MONCLOA


Profesor Asociado
Universidad ESAN

¿No será que por alejarnos del monstruo de un lado hemos ido a terminar en las fauces del
monstruo del otro lado? (Eso es lo que la gente ilustrada llama “estar entre Escila y Caribdis”, dos
monstruos de “La Odisea”, de Homero)

Creo que hace décadas ya nadie duda del principio: “no es posible gerenciar sin controlar”; esto
es, que no se puede gerenciar apropiadamente sin controles numéricos o indicadores. (Dicho sea
de paso, demasiadas empresas peruanas, especialmente micro y pequeñas, siguen sin tener esos
controles. Pero esto no contradice el principio).

Entonces, la gerencia se preocupó (“se obsesionó” sería probablemente más exacto) por huir del
monstruo del “gestión sin control”. Y fue un buen avance alejarnos del monstruo de esa orilla.

Sin embargo, lo que me temo que ha terminado sucediendo es que por instalar controles para
gerenciar mejor, un gran número de ejecutivos ha creído que establecer esos controles es
suficiente para gerenciar y, por tanto, padecemos una gran epidemia de “control sin gestión”,
grave enfermedad que ataca a muchos ejecutivos y a muchas empresas de todos los tamaños. Por
cuidarse del monstruo de una orilla, creo, han terminado víctimas del monstruo de la otra orilla.

Soy testigo que un gran número de ejecutivos, que carece de las competencias gerenciales
mínimas, se mantiene en sus cargos solo a partir de ejecutar controles (usualmente bastante
simplones e inexactos) y se dedican exclusivamente a verificar el cumplimiento -aparente- de
metas, premiando a quien las logra y castigando a quien nos las logra.

Suelen ser mentes obtusas incapaces de entender (menos cuestionar) si la meta está bien puesta,
si la medición está bien hecha, si el premiado merece el premio y si el castigado merece el castigo.
No hay forma que discriminen, por ejemplo, si los aparentes “éxitos” de hoy se hacen sacrificando
el largo plazo de la empresa.

Lo único que saben es que alguien con poder, más arriba, impuso unas metas y que, si las
cumplen el 31 de este mes y el 31 de diciembre, obtendrán un jugoso bono y conservarán sus
empleos. Y al jefe de más arriba, la verdad sea dicha, solo le importa llegar a las metas para
obtener su propio bono y conservar su empleo. Y lo que pase después del 31 de diciembre… “eso
ya lo vemos en enero, no te preocupes”, he escuchado decir.

Por ello su única “habilidad” de gestión (la que es más apreciada y premiada en las evaluaciones)
es empujar, arriar y amenazar a los de abajo para que hagan lo que sea para lograr esas metas. Y
cuando digo “lo que sea” estoy siendo preciso: si alguien logra sus metas con trampas, engaños,
argucias, lo que cuenta es que logró sus metas de corto plazo: para ellos, el largo plazo, la
legalidad y la ética carecen de importancia.

Pero, si el control es lo único que hay en la mente del ejecutivo, el resultado de largo plazo será el
desastre.

LA VERDADERA GESTIÓN

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Control sin gestión 2015 .doc 01/09/22 1
Luis Felipe CALDERÓN-MONCLOA, BA, MBA, PADE, MAML, MSc, DEA “De la gestión sin control al control sin gestión 2015”
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No nos queda ninguna duda que la verdadera gestión incluye -imprescindiblemente- controles
numéricos pues es imposible gerenciar sin tener indicadores: pero estos deben ser múltiples, bien
pensados y tienen que contemplar múltiples ángulos, contingencias y excepciones.

El buen gerente sabe que el control es sólo uno de sus recursos de gestión, aunque pudiese
considerarlo como el más importante de ellos, pero que solo es de utilidad si es manejado con un
sólido criterio gerencial.

Un gerente con criterio sabrá cuestionar y modificar los indicadores y las metas, sabrá revisar el
modo en que se recolecta la data y sabrá establecer sistemas que prevengan la aparición de
conductas indeseables (llamados “incentivos perversos”) que casi sin excepción emergen cuando
hay sistemas de medición y premios asociados a él.

Para terminar, te tomaré examen para ver en cual categoría caes:

“¿Eres capaz de entender como alguien que falló en llegar a su meta pueda merecer un premio
mientras que alguien que rebasó las metas podría merecer un castigo?” (La respuesta, en la
página 484)

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Control sin gestión 2015 .doc 01/09/22 2

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