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Policía

fuerza de seguridad encargada de mantener el orden público

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«Policial» redirige aquí. Para el género artístico, que incluye cine y literatura, véase género
policíaco.

La policía es una fuerza de seguridad encargada de mantener el orden público y la seguridad de


los ciudadanos mediante el uso de distintas herramientas cívicas y sociales, entre las cuales, el
uso de la fuerza sería la última herramienta llevada a cabo para establecer el orden público. La
fuerza policial se encuentra sometida a las órdenes del Estado.

Policía estatal alemán en Hamburgo.

Policía Montada del Canadá.

En 2017, Dubái contaba con una versión del Bugatti Veyron que era el vehículo policial más
rápido del mundo.[1]

La mayoría de las fuerzas policiales son organizaciones casi militares, cuya principal obligación
es disuadir e investigar crímenes contra las personas o que afecten el orden público, así como
arrestar sospechosos, e informar a las autoridades competentes.[2] También es responsable de
reportar ofensas menores mediante citaciones que suelen terminar en el pago de una fianzas,
usualmente por violación de las leyes de tránsito vehicular. Su administración puede ser
centralizada a nivel nacional, o descentralizada, con fuerzas de policía local autónomas en gran
medida.

Según otros enfoques —de difusión en algunos medios intelectuales, universitarios y políticos—
la función de la policía es diferente. Por ejemplo, para el marxismo la policía es parte del aparato
represivo del Estado,[3] el cual funciona mediante la violencia, ya sea física o no,[4] y es un
instrumento de la clase burguesa dominante mediante la cual esta se asegura su poder;[5] o el
discurso foucaultiano, que sostiene que la policía y el sistema penal son instituciones de poder
que no se proponen eliminar el crimen sino controlarlo dentro de ciertos límites y hacer uso de él
según sus propios intereses.[6]

La policía puede tener un carácter preventivo como el caso de las policías de ciudad o de
proximidad, que pueden ser investigadoras, como las que auxilian al fiscal o al Ministerio
Público en la persecución de los delitos; o bien, estar dirigidas a garantizar el debido
cumplimiento de normas, como la policía fiscal. También suele tener un servicio de emergencia
que provee seguridad en la vía pública, así como en emergencias, desastres y casos de búsqueda
y rescate. Para poder responder rápido a las emergencias, la policía normalmente coordina sus
operaciones con servicios de bomberos y emergencias médicas. En muchos países todos ellos
utilizan número telefónico único de emergencias que permite a la policía, bomberos o servicios
médicos actuar en caso de emergencia.

Se llama también policía a cada agente perteneciente a dicha organización. Los reclutas suelen
recibir formación especializada y deben presentarse a una oposición.

Historia

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Uniformes de Shinsengumi, una fuerza de policía especial del último período del shogunato en
Japón.

En tiempos pasados, los magistrados y militares eran los responsables de mantener la ley y el
orden en las ciudades. El Imperio romano hacía un uso razonable y efectivo de la aplicación de la
ley hasta la caída del imperio, aunque nunca tuvieron una verdadera policía en la ciudad de
Roma. En los principios del siglo v, vigilar se convirtió en una función de los clanes de jefes de
estado. Lores y nobles eran los responsables de mantener el orden en sus tierras, que a veces
designaban a un alguacil, en algunos casos sin sueldo, para que se encargase de hacer cumplir la
ley.
En 1476, se instituyó en Castilla, posiblemente, el primer cuerpo policíal de Europa.
Denominado la Santa Hermandad, era una especie de policía nacional castellana, denominada así
por el hispanista Hugh Thomas en su libro El Imperio Español: de Colón a Magallanes que
duraría como tal hasta 1834.

En 1663, Londres contrató cuidadores para resguardar sus calles en las noches, aumentando la
seguridad que ya brindaban los no remunerados alguaciles, en un comienzo haciendo uso de la
fuerza. Ésta practica fue muy difundida por todo el Reino Unido. Por lo que, el 30 de junio de
1800 las autoridades de Glasgow, Escocia consiguieron con éxito la petición al gobierno de pasar
de la "acción policial de Glasgow" a la Policía de Glasgow. Éste fue el primer servicio
profesional de policía en el país y diferente a las anteriores aplicaciones de la ley; lo que
rápidamente fue copiado en otras ciudades. En 1829, la legislación de la policía metropolitana
pasó a depender del parlamento, permitiendo a Robert Peel, secretario de asuntos internos,
fundar la Policía Metropolitana de Londres, reconocida por ser la primera policía organizada con
fuerzas civiles en líneas modernas. Se convirtió en un modelo para las fuerzas policiales de otros
países, incluidos los Estados Unidos. El primer servicio policial fuera del Reino Unido fue en
Gibraltar, con la formación del Gibraltar Police en 1830.

En 1834, se forma la Policía de Toronto en Canadá, una de las primeras fuerzas policíales de
América. En 1844 se forma el cuerpo de la Guardia Civil en España. Dentro de los Estados
Unidos, dos de las primeras fuerzas policiales de tiempo completo, fueron el Departamento de
Policía de Boston, fundada por Joseph Osier en 1839; y el Departamento de Policía de Nueva
York en 1845.

Evolución histórica de la noción de policía

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La noción de policía es antigua, aunque la palabra no lo es. Por ello en esta sección se trata sobre
la noción de “policía” (es decir, la parte de la potestad estatal posteriormente denominada
“policía”) y no de la palabra en sí, que es de uso moderno.[7]

La palabra "policía" deriva del idioma francés y su uso data del siglo XVIII. De una manera
indirecta deriva del latín politīa, y esta del griego polis, "ciudad" o ciudad-estado. De ahí derivó
"politeia", palabra que define lo relativo a la constitución de la ciudad, el ordenamiento jurídico
del Estado, conducta arreglada de los ciudadanos, gobierno, o calidades cívicas del individuo.

En los inicios del Período helenístico, la policía fue el equivalente del gobierno del Estado,
cualquiera fuera su régimen, y se identificaba con el Estado.[7] En la Edad Media, la noción de
policía fue definida como "el buen orden de la sociedad civil presidida por la autoridad estatal,
quedando el buen orden moral y religioso a cargo de la autoridad eclesiástica".[7] Después,
durante el siglo XIV, apareció la palabra police, con la que se designó el orden de los negocios
públicos en las doctrinas jurídicas de Francia. Así, llegado el Renacimiento, el término 'policía'
pasó a entenderse como "el buen orden en la cosa común".[8]

Partiendo de esta idea, policía y gobierno de Estado eran conceptos idénticos. El Estado podía
utilizar la coerción para buscar el bien común, bajo el total arbitrio del soberano, todo ello sin
limitaciones jurídicas, por lo que esta forma de entender el derecho de policía llevó al
absolutismo.[7]

Este concepto se transformó a mediados del siglo XVII: el monarca mantenía bajo su control lo
relativo a la policía propiamente dicha, mientras que las funciones del Estado fueron divididas.
Así, dentro del ámbito del derecho, la justicia pasó a ser una función especial.[8]

La crisis de la noción de Estado en el siglo XVIII fortaleció la libertad individual, surgiendo la


doctrina de los derechos humanos. Desde entonces, al considerarse que dichos derechos son
superiores al Estado, la noción de policía se limita a mantener la seguridad y el orden público, y
a garantizar la protección del orden jurídico.[8]

Concepto de policía

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La policía como servicio (características)[8]

Es una organización sin ánimo de lucro.

Satisface necesidades esenciales para la vida en comunidad.


Se presta únicamente por el Estado, que no puede delegar su prestación.

No puede suspenderse, ni interrumpirse.

Se debe prestar instantáneamente ante cualquier requerimiento o perturbación del orden público.

No se puede rehusar ni retardar, y no puede negarse a nadie, en igualdad de circunstancias.

Existen múltiples acepciones de policía:[8]

El fin de la policía: El mantenimiento del orden público interno es competencia de la policía.


Dicho orden resulta de la prevención y la eliminación de aquello que pueda perturbar la
tranquilidad, la seguridad, la salubridad, el urbanismo, la moral pública y algunos aspectos
económicos ligados al orden público.

La policía como poder: El poder de policía puede definirse como la facultad del Estado para
limitar los derechos y las libertades individuales, en beneficio de la comunidad.

La policía como función: La función de policía es la actividad que ejercen los funcionarios
llamados normalmente de policía, con el fin garantizar el desarrollo de las actividades dentro del
orden, preservando la armonía social. Es la potestad del Estado para el ordenamiento de las
actividades individuales, a fin de garantizar los elementos sociales necesarios al desarrollo y el
bienestar de la actividad humana.

La policía como norma: La función de policía es regulada por la ley. Las normas de policía son
dictadas para hacer efectivos los derechos y libertades, y nunca para vulnerarlos o negarlos.

La policía como oficio: El ejercicio de la actividad policial se trata de un oficio permanente para
la que sus miembros deben prepararse adecuadamente.

Doctrinas de policía

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La doctrina policial es el conjunto de ideas u opiniones, preceptos éticos, legales y conceptos
aceptados oficialmente, en los que se basa la labor policial[9] integrando principios sobre su
función institucional, los fundamentos filosóficos y legales del Derecho policial vinculado a la
defensa de los derechos humanos, la ley, el orden y la seguridad. Así, la doctrina precede y
sustenta los conocimientos y conceptos teórico-prácticos sobre la seguridad ciudadana y los
órdenes interno y público.[10]

Existen numerosas doctrinas en relación con el Derecho de policía que se sustentan en el


Derecho Constitucional y el Derecho Administrativo. Del primero derivan los conceptos de
derechos y libertades, y del segundo la noción de servicio público.

La función primordial del Derecho de policía es la defensa y regulación de los derechos humanos
y las libertades individuales, en el ámbito preventivo de la función del Estado, para asegurar así
el orden público interno.

Elementos del Derecho de policía

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Elementos esenciales

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Libertades individuales y derechos humanos

Artículos principales: Libertades individuales y Derechos humanos.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos afirma en el tercer capítulo de su


préambulo, el carácter esencial de que “los derechos humanos sean protegidos por un régimen de
Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la
tiranía y la opresión”. Así, en un Estado de Derecho, el engranaje de su sistema penitenciario
está constituido fundamentalmente por el poder judicial; sin embargo, la actividad policial ocupa
para ese mismo sistema, la función inmediata de control del orden público, así como de
prevención y persecución del delito. Por ello dicha actividad debe ser revestida bajo el principio
de defensa de los derechos humanos, como pilar primigenio de su propia función. Ello tiene
como sustento el hecho de que los derechos son superiores al Estado.[11]
Perro policía y su amo, en un entrenamiento de labor preventiva contra el narcotráfico.

Función preventiva

Artículos principales: Función preventiva y Policía preventiva.

La función policial de carácter preventivo consiste en actuar de forma vigilante para evitar el
posible delicto. La prevención policial busca evitar: primero, que las personas se conviertan en
víctimas; segundo: el surgimiento del delincuente; tercero, el surgimiento del delito y su
reincidencia o reiteración.[12]

A veces, la labor preventiva conlleva acciones como identificar personas o controlar de vehículos
que pueden considerarse limitadores de los derechos y libertades.[12]

El ordenamiento jurídico

Artículo principal: Ordenamiento jurídico

Ejercer su función con respeto a la Constitución y el resto del ordenamiento jurídico es uno de
los principios básicos de actuación de los miembros de las fuerzas policiales.[13]

Elementos tipificadores

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El poder de policía

El poder de policía es la potestad normativa que posee el Estado de regular los derechos
individuales en áreas de interés general, que no debe confundirse con policía, que es la función
administrativa de poner en ejecución las normas que dicta el poder legislativo.[14]

Sin embargo, la noción de “poder de policía” se presta a errores por la disparidad de las ideas al
respecto. El aditamento de “poder” podría ser equivocado, pues el poder estatal es uno solo. Así,
la llamada "separación de poderes" consiste, por un lado, en una división de funciones
(legislativas, administrativas y jurisdiccionales), y por el otro, una separación de órganos
(legislativo, administrativo y jurisdiccional). En ese sentido, el “poder de policía” no sería un
órgano del Estado sino una facultad o una parte de alguna de las funciones mencionadas.[15]
El orden público

Artículo principal: Orden público

Elementos dinámicos

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Medios de policía

La policía en la guerra contra el crimen en Río de Janeiro (Brasil), en 2010.

Los medios de policía jurídicos están reservados al legislador o al Organismo Ejecutivo del
poder público. Por su parte, los medios de policía materiales se otorgan a la policía y suponen el
uso de las armas y fuerza física. Las principales disposiciones en este marco son el “Código de
conducta para funcionarios encargados de hacer cumplir la ley" (aprobado por la Asamblea
General de las Naciones Unidas en 1979) y el “Código europeo de ética de la policía” (adoptado
por el Consejo de Europa en 2001).[16] Bajo éstas normas, el uso de la fuerza por la policía
queda limitado por los principios rectores fundamentales de la necesidad y la proporcionalidad.
[17][18]

La necesidad refiere al carácter excepcional de la medida y del recurso a ella exclusivamente


cuando sea requerida por objetivos legítimos, como mantener el orden o arrestar a un individuo
que ofrece resistencia. Cualquier actuación desproporcionada con respecto a estos objetivos (no
recurrir en forma graduada a la fuerza física o a herramientas no letales antes de utilizar armas
mortales) es rechazada por el principio de la proporcionalidad.[19]

En países con sistemas democráticos y Estado de Derecho, para que los miembros de la policía
realicen su trabajo, el Estado les otorga ciertas atribuciones, entre ellas poder buscar, atrapar,
arrestar e interrogar, usar la fuerza física; y si fuera necesario a veces, matar en el caso de
legítima defensa o si el atacante o criminal supuso una amenaza o peligro inmediato al policía y
otras personas.[20]

Hay estrictas leyes y normas internacionales que regulan cómo y cuando puede la policía recurrir
a la fuerza. Los “Principios Básicos de la ONU sobre el Empleo de la Fuerza y de Armas de
Fuego por los Funcionarios Encargados de Hacer Cumplir la Ley” constituyen el instrumento
internacional clave sobre el uso de la fuerza por la policía. Todos los gobiernos tienen la
obligación de incorporar el derecho internacional de los derechos humanos en su legislación
nacional, sin embargo, algunos no lo han hecho adecuadamente.[21]

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