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En la imagen, Buzz Aldrin recibe uno de los sombreros de charro que les regalaron los ciudadanos, durante su
paso por el Zócalo capitalino.
Dos meses después del histórico primer viaje a la Luna, Neil
Armstrong, Edwin Aldrin y Michael Collins, los astronautas del Apolo
XI, visitaron México -fue el primer país que visitaron tras su aterrizaje-
donde fueron recibidos alegremente en un ambiente festivo.
El 29 de septiembre de 1969, los tres astronautas, en compañía de sus
esposas, arribaron al aeropuerto de la Ciudad de México, donde fueron
bien recibidos con flores y mariachis.
Neil Armstrong dijo que desde la Luna veían a México “como una bella
combinación de colores”, y que no podían apreciar las fronteras porque
“los continentes se unían tal como la gente debe unirse en propósitos
comunes”. También, señaló que esa era su segunda vez en tierras
mexicanas, pues 15 años atrás pasó su luna de miel en el país.
Una señora, que logró romper la valla, besó a los tres astronautas.
La llegada
Los hombres que durante más de una semana viajaron en la nave “Apolo
XI”, tardaron tres minutos en poder salir de la “cápsula” en que habían
sido trasladados de la terminal aérea a la Plaza de la Constitución.
Cuando a los astronautas les entregaron regalos los comerciantes de los
mercados de Insurgentes y de Tepito, sólo acertaban a decir en claro
español: “Gracias, gracias”.
La ceremonia del Cabildo, terminó a las 12.55 horas. Bajo una lluvia de
confetti, los astronautas pasaron por 5 de Mayo, en un Mercedes Benz,
con la capota puesta.
El acto se inició a las 12.35 horas. Los héroes del espacio ocuparon el
estrado de honor. El regente leyó su discurso y al finalizar éste que no se
tradujo al inglés, entregó a los visitantes el pergamino que los declaró
huéspedes de honor “en reconocimiento a la extraordinaria hazaña de
haber llegado por primera vez en la historia de la Humanidad, a un suelo
distinto al de nuestro planeta”.
A continuación les colocó una medalla de oro y les dio las llaves de la
ciudad. Además, el regente les obsequió a cada uno un clip de oro y
sendos ejemplares empastados en piel del Calendario de la Ciudad de
México.
“Se ha iniciado una nueva era… La empresa sin paralelo, del hombre
emergiendo de la Tierra y perdiéndose entre las maravillas siderales,
para asentarse victorioso en otro planeta, que hace a la humanidad más
segura de sí misma, de entrar en contacto con las esotéricas realidades
que guarda el cosmos. Son ustedes los mensajeros de esta nueva
etapa”.
“Gocen de su estancia en México, que les ofrece paz, amistad y cariño,
porque son ustedes personajes de un tiempo distinto, en que el hombre
tiene que seguir siendo, con su genio y arrojo, luchador incansable en la
búsqueda y logro del bienestar, la paz y la justicia.”
Era tanta la multitud que siguió a los astronautas, que las autoridades perdieron el control y hubo empujones.
Millares de capitalinos de todos los sectores sociales tributaron ayer una
recepción sin precedente a los astronautas Armstrong, Collins y Aldrin,
quienes el pasado 20 de julio conquistaron la Luna.
Se les preguntó qué esperan lograr con este viaje alrededor del mundo y
Collins expresó que su deseo es poder comunicarse con las gentes (sic.)
de todo el mundo, con el deseo de que según el espíritu de Apolo, se
logre un sitio mejor para vivir.
Collins relató que la comida en general era muy buena, así como el café,
y les dio mucho gusto poder conservar los alimentos como querían.
La multitud que rodeó a los astronautas en el Ángel de la Independencia. Al medio, se alcanza a ver Neil Armstrong
sonriendo.