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siendo-una-de-las-grandes-hazanas-de-la-humanidad/623169

¿Por qué la llegada del hombre a la


Luna sigue siendo una de las
grandes hazañas de la humanidad?
Al poner a tres astronautas en el satélite, el 20 de julio de 1969, la humanidad
logró uno de los grandes hitos de la historia. Cincuenta años después, el mundo
recuerda la hazaña, mientras revive el sueño de volver a visitarla.

Los
astronautas del Programa Apolo filmaron algunas de las imágenes más icónicas de la historia del
cine, en opinión del director de cine Todd Douglas.

A mediados del siglo XX, la idea de ir a la Luna se limitaba a la fantasía de


escritores de ciencia ficción como Julio Verne, H. G. Wells o Edgar Rice
Burroughs. Que estas historias fantasiosas se convirtieran en realidad sonaba
imposible. Pero, en octubre de 1957, una serie de eventos cambiaron esa noción.
El 4 de octubre de ese año la Unión Soviética puso en órbita el satélite Sputnik y
luego, en marzo de 1961, el cosmonauta ruso Yuri Gagarin logró la hazaña de
dar una vuelta a la Tierra a bordo de la cápsula Vostok 1.

En medio de la Guerra Fría, esas proezas espaciales significaron un duro golpe


en el orgullo estadounidense. Dos meses más tarde, en un discurso ante el
Congreso, el presidente John F. Kennedy sorprendió al mundo al decir que antes
de que terminara la década, Estados Unidos pondría a un hombre en la Luna y lo
traería de vuelta sano y salvo a la Tierra.

Era un momento de avances tecnológicos, lo que permitió que el planeta entero


viera la transmisión en vivo y en directo.

Ocho años después, la Nasa cumplió ese designio: el 20 de julio de 1969, Neil
Armstrong y Buzz Aldrin descendieron a la superficie lunar desde el
módulo Eagle, mientras Michael Collins los aguardó en el módulo de comando en
la órbita del satélite.

El hecho coincidió con un momento de avances tecnológicos en las


comunicaciones, lo que permitió que el planeta entero viera la transmisión en
vivo y en directo. Luego de escuchar la memorable frase de Armstrong, “es un
paso pequeño para un hombre, pero un gran salto para la humanidad”,
millones de personas vieron frente al televisor la transmisión en blanco y negro en
todos los rincones del planeta, y quedaron en total asombro.

Los tres astronautas: Neil Armstrong, Michael Collins y Buzz Aldrin.

El programa espacial nunca contó con la aprobación mayoritaria de los


contribuyentes, que consideraban la misión como una pérdida de plata. Pero ese
20 de julio todos se unieron a la celebración. Algunos países que criticaban la
política exterior de Estados Unidos, y en especial su guerra en Vietnam,
manifestaron su admiración por la gesta. Y muchos otros se ufanaron de tener
entre los 400.000 trabajadores del proyecto a algún ingeniero o técnico
proveniente de su país.

Aunque era un logro de los gringos, el mundo entero lo consideró un triunfo de


la humanidad. Por primera vez los terrícolas se unían en una sola nación ante el
universo.

¿Cómo se planeo la llegada del hombre a la


Luna?
Sin embargo, la gesta enfrentó enormes desafíos tecnológicos. El equipo de
miles de personas que integraban la misión debía resolver por lo menos
11.000 temas, desde la construcción de las naves hasta el monitoreo del clima.

Para Todd Douglas, director del documental Apollo 11, que estrena el 16 de julio,
en esencia, “fue necesaria toda la conciencia colectiva del mundo para lograr
esto”. Pero, según César Ocampo, exdirector de Colciencias, la ciencia podía
resolver las trayectorias y otros asuntos técnicos, y “los mayores obstáculos fueron
políticos”.

El incidente más lamentable fue la muerte de la tripulación del Apolo 1, el primer


vuelo de prueba tripulado a la órbita de la Tierra.

Poppy Northcutt, quien calculó las trayectorias para el regreso del Apolo 8,
coincide con él y piensa que el mayor desafío tuvo que ver con el factor
humano: “Integrar 400.000 personas para que desarrollaran diferentes aspectos
de la misión, sin perder el enfoque en el objetivo común y trabajar en equipo”, dijo
a SEMANA.

En ese arduo trabajo hubo muchos retrasos, accidentes y pérdidas humanas. De


estos, el incidente más lamentable afectó a la tripulación del Apolo 1, el primer
vuelo de prueba tripulado a la órbita de la Tierra que se incendió con los
astronautas a bordo antes de su lanzamiento.
Infografía: Así fue la misión para llevar al hombre a la Luna.
Aunque esta expedición buscaba ganarles a los soviéticos, el hecho tuvo
repercusiones inmediatas en la vida en la Tierra. Expresiones como el cielo es
el límite quedaron caducas, y la cultura popular adoptó el hecho rápidamente.

David Bowie saltó a la fama en 1969 con Space Oddity, una canción sobre un
astronauta que pierde contacto con la Tierra; en 1973, Pink Floyd lanzó su
álbum The Dark Side of the Moon (El lado oscuro de la Luna), hoy considerado
una obra seminal en la historia del rock. Un año antes de la llegada del Apolo 11 a
la Luna, Stanley Kubrick estrenó 2001: odisea del espacio, su trabajo cumbre, y
series de televisión como Perdidos en el espacio y Mi marciano favorito recurrieron
a la temática espacial para cautivar audiencia.

Los diseñadores Paco Rabanne y André Courrèges lograron reconocimiento por


idear el look de la chica del espacio –basado en Barbarella, una cinta sobre una
viajera cósmica protagonizada por Jane Fonda–, que consistía en minifalda, gafas
grandes y botas de plástico.

¿Qué beneficios concretos trajo el viaje a la


Luna?
El hecho también trajo beneficios a la vida cotidiana. Llevar a un hombre a la Luna
no solo implicó construir naves espaciales y enormes cohetes, sino
también satélites que predijeran el clima, aparatos precisos de localización,
computadores más eficientes, así como materiales livianos.

Según Adriana Ocampo, gerente de programas científicos en la Nasa, el 40 por


ciento de las cosas que usan hoy los humanos surgieron por esa misión.
Teléfonos inteligentes, computadores personales, almohadas, colchones
sintéticos, la tecnología médica y la resonancia magnética forman parte de ese
legado. “Lo extraordinario es que cuando comenzó la misión, no existía nada y la
tecnología que se necesitaba se logró en menos de diez años”.

El más grande legado de ese momento no radica en la tecnología, sino en el viaje


en sí, pues recuerda el instinto de los seres humanos por descubrir.

Actualmente, en la órbita terrestre hay más de 5.000 satélites, de los cuales un 40


por ciento es de telecomunicaciones. “Eso ha valido la inversión muchas veces”,
dice Douglas Brinkley en su libro American Moonshot.

Pero para otros, el más grande legado de ese momento no radica en la tecnología,
sino en el viaje en sí, pues recuerda el instinto de los seres humanos
por descubrir y conocer allende sus fronteras.

Además, la misión a la Luna produjo una gran sensación de humildad gracias a la


foto que tomó William Anders en 1968 a bordo del Apolo 8, en la que se observa el
planeta azul desde la órbita lunar. Esa imagen, según muchos, marca el inicio del
movimiento ambientalista, ya que mostró no solo la vulnerabilidad de la casa
común de los terrícolas, sino su insignificancia en ese mar de estrellas,
galaxias y sistemas solares del universo.

La foto que tomó William Anders en 1968 a bordo del Apolo 8 se convirtió en un ícono.

Casi todos los que han tenido el privilegio de ver la Tierra desde el espacio han
vivido esa experiencia, conocida como el efecto pantallazo. Según ellos, ante esa
poderosa vista, las lágrimas afloran y los nacionalismos se evaporan. De
acuerdo con el astronauta ruso Yuri Artyushkin, “no importa en qué mar o lago se
vea polución, o en qué país un bosque prende fuego, o en qué continente hay un
huracán, uno está viendo una sola Tierra”.

El impacto
El programa lunar cerró tras la llegada del Apolo 17 a la Luna y el entusiasmo por
el satélite natural se desvaneció. Pero hoy hay un renacer en el interés por estas
misiones (ver más abajo).

En 1999, un sondeo entre líderes de opinión organizado por importantes


organizaciones de noticias en Estados Unidos preguntó cuáles eran los 100
eventos más significativos del siglo XX. La llegada a la Luna fue el segundo,
solo después de la división del átomo.
Se trata de un hecho comparable únicamente con el descubrimiento de
América o con el primer vuelo transatlántico realizado por Charles Lindbergh a
bordo del Spirit of St. Louis.

La Nasa planea regresar al astro en 2024 y tiene en mente llegar al planeta rojo
con una misión tripulada pronto.

Lo paradójico es que aunque Cristóbal Colón y Lindbergh tienen el reconocimiento


de cada habitante en la Tierra, casi nadie recuerda a Neil Armstrong, y
probablemente no saben quién es Buzz Aldrin, ni mucho menos Mike Collins. Pero
como Lindbergh y Colón, esos aventureros una vez ayudaron al mundo a
maravillarse por extender las fronteras, y de paso dejaron la sensación de que
todo es posible. Porque si el hombre pudo llegar a la Luna, puede hacer cualquier
cosa.

¿Cuándo está planeado el regreso a la Luna?


Lo cierto es que después de la llegada a la Luna, y tras varias misiones de otros
Apolo, la carrera espacial vivió un letargo, que tuvo mucho que ver con que se
desescalaron las tensiones de de la Guerra Fría. Pero el interés ha revivido.

Una generación empezó a sentir que los sueños, por imposibles que parecieran, eran realizables.

Donald Trump lo dijo en su discurso del 4 de julio: “Vamos a ir otra vez a la Luna
pronto, y plantaremos la bandera de Estados Unidos en Marte”. Y es que la
Nasa quiere recuperar la iniciativa espacial a toda costa. No solo planea regresar
al astro en 2024, sino que tiene en mente llegar al planeta rojo con una misión
tripulada pronto.
No son los únicos. En enero, los chinos lograron un hito al aterrizar por primera
vez una sonda no tripulada en su lado oscuro. Allí trabajan para montar una base
de abastecimiento y reparación de cohetes, y realizan pruebas para luego planear
su viaje a Marte. Rusia, en ese mismo sentido, tiene pensado realizar una
misión tripulada a la Luna en 2030.

A ellos se les suman empresarios privados, como Elon Musk y Jeff Bezos, que
quieren apostarle al turismo espacial y a llevar las primeras naves privadas a
la superficie lunar. Ya tienen sus primeros cohetes y ahora trabajan en modelos
para bajar el costo de los lanzamientos y hacerlos rentables. Todo indica que,
aunque es menos espectacular y mediática que hace 50 años, la carrera espacial
regresó para quedarse.

Los protagonistas del viaje a la Luna


Aunque los protagonistas más visibles de ese día fueron los tres astronautas que
arriesgaron su vida para cumplir ese sueño, según Todd Douglas es casi
imposible contar la historia del Apolo 11 sin mencionar por lo menos el Centro de
Control de Misión y las personas responsables de las actividades del
lanzamiento en el Centro Kennedy. Estas son las más relevantes.

Neil Armstrong, Michael Collins y Buzz Aldrin: la tripulación del apolo 11. Los dos
primeros pisaron el suelo lunar.

Wernher von Braun: construyó el cohete Saturno V. A pesar de su pasado nazi,


los norteamericanos lo reclutaron para trabajar para la Nasa.

Thomas Kelly: diseñó el Eagle, el módulo lunar que transportó a los tres
astronautas.

George Low: asumió la gerencia del proyecto después de la fallida misión del
Apolo 1. Verificó la seguridad y la calidad de los procesos para que la misión
tuviera éxito.

Samuel C. Phillips: dirigió las misiones Apolo desde 1964.

Cinco innovaciones que dejó El Apolo 11


Satélites

Gracias a la hazaña de 1969, fue posible tener vehículos con capacidad de


transportar satélites en la órbita terrestre, que hoy facilitan el internet y la
televisión. Según algunos cálculos, hay casi 5.000, 40 por ciento de ellos
especializados en comunicación.
Computadores pequeños

Para la misión Apolo era crucial tener computadores livianos, rápidos y eficientes.
Esto impulsó a la industria a desarrollar procesadores más pequeños. Ese hecho
afectó casi todas las áreas de la vida: las comunicaciones, la manufactura, el
transporte y la salud.

Cohetes

Aunque el Saturno V sigue siendo el más poderoso construido hasta hoy, el sueño
de crear cohetes más eficientes y menos costosos continúa. Mientras el
lanzamiento de una misión Apolo costaba 185 millones, el Falcon Heavy, de Elon
Musk, cuesta 90 millones gracias a que es reusable.

Redes de comunicación

La Nasa construyó una red conocida como Deep Space Network para
comunicarse con sus misiones. Este sistema permite hoy comunicación con los
satélites y monitorea los polos y las señales de radio. GPS: la facilidad de los
navegadores digitales que dan la posición correcta proviene de la exploración
espacial.

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