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Manual de Procedimiento de Medidas Ambie
Manual de Procedimiento de Medidas Ambie
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Indice:
1. Introducción
2. Antecedentes generales
2.1 Agente
2.2 Mecanismo de transmisión
2.3 Patogenia de la enfermedad
2.4 Periodo de incubación
2.5 Periodo de transmisibilidad
2.6 Reservorio
2.7 Susceptibilidad
3. Rabia animal
3.1 Manifestaciones clínicas
3.2 Vigilancia epidemiológica
3.2.1 Vigilancia activa de la rabia animal
3.2.2 Animales sospechosos de rabia
3.2.3 Especies a muestrear
3.2.4 Tipos de muestras
3.2.5 Procedimientos de toma de muestras
3.2.6 Embalaje y transporte de muestras
5. Manejo de focos
5.1. Encuesta epidemiológica de rabia
5.2. Investigación de personas expuestas
5.3. Criterios a seguir con los animales contactos
5.4. Reducción de poblaciones animales susceptibles del área focal y perifocal
5.5. Vacunación masiva de animales susceptibles del área focal y perifocal
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5.6. Vigilancia epidemiológica en el área focal y perifocal y envío de muestras de
animales sospechosos
5.7. Educación sanitaria en el área focal y perifocal
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1. INTRODUCCION
La rabia en Chile, como en todos los países en que se presenta, constituye un importante
problema de salud pública considerando que su letalidad en la práctica es de un cien por
cien. Epidemiologicamente, la rabia en el país se caracterizó por una enzootia en perros, con
ciclos epizoóticos quinquenales, hasta fines de la década de los años sesenta. En el período
1950 - 1965, los promedios quinquenales de casos de rabia animal fueron 251, 264 y 423
casos respectivamente.
A partir del año 1960, se inicia un Programa Nacional de Control de Rabia basado, por una
parte, en prevenir la presentación de casos de rabia humana, mediante la implementación
de esquema de vacunación post-exposición a las personas expuestas, en forma oportuna, con
amplia cobertura y disponible en todos los establecimientos de salud del país; el desarrollo
de actividades de educación de la población y, por otra, la interrupción del ciclo de
transmisión de la enfermedad evitando la presentación de rabia en perros, a través de
campañas de vacunación antirrábica canina masiva y de reducción de la población canina
callejera.
Coincidente con los antecedentes epidemiológicos que indican que sobre el noventa por
ciento de los casos de rabia humana son originados por perros rabiosos, situación que ha
sido corroborada a nivel mundial, la presentación de casos de rabia humana en el país ha
seguido una curva descendente íntimamente relacionada con la reducción de rabia en perros.
Así, los promedios quinquenales de rabia humana en el período 1950 - 1974, presentan la
misma tendencia a la baja que los casos animales, presentando cifras de 5,0; 5,4; 4,2; 0,6 y
0,4 respectivamente. A partir del año 1972 el país se ha mantenido libre de rabia humana
transmitida por el perro. (Anexo N° 1 )
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A contar de 1985, año en que se diagnostica por primera vez rabia en murciélagos en Chile,
comienza la vigilancia epidemiológica activa sobre esta especie. A través de la vigilancia
realizada, se han detectado murciélagos positivos a rabia entre la tercera y la duodécima
región del país, existiendo evidencias que el virus circula también entre los quirópteros
insectívoros de la primera región. Estos antecedentes han demostrado la existencia de un
ciclo silvestre de rabia en Chile. Dentro de este ciclo silvestre constituido por los
murciélagos insectívoros, circula un virus rábico variedad murciélago, altamente adaptado a
esta especie y en consecuencia con poca capacidad de producir enzootias en otras especies
animales. Sin embargo, desde el punto de vista epidemiológico, estos quirópteros
constituyen un reservorio del virus rábico, a partir del cual, eventualmente se originan
casos de rabia en animales domésticos e incluso en el hombre. Esto último quedó
demostrado en 1996, año en que se registró la muerte de un niño, debido a una infección
rábica transmitida por un murciélago.
Sin embargo, aún teniendo en cuenta los importantes logros alcanzados, el nuevo escenario
epidemiológico de la rabia, obliga a reforzar y reorientar las medidas de vigilancia, a objeto
de conocer con mayor certeza las variedades virales que circulan en el país y las especies
que actúan como reservorio, considerando, que en la actualidad predomina el ciclo silvestre
de la enfermedad, cuyo comportamiento y vías de transmisión son menos conocidas,
En este sentido, los murciélagos insectívoros, han adquirido, en los últimos años, una
importancia creciente en la mantención de la rabia y la aparición de casos, tanto en animales
domésticos como en el hombre. Particularmente importantes son los antecedentes
epidemiológicos, obtenidos principalmente en Estados Unidos de América, que dan cuenta de
la aparición de casos de rabia humanos, provocados por variedades de virus rábicos
específicos de distintas especies de murciélagos insectívoros, sin que existan antecedentes
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de mordeduras o contacto de estos pacientes con quirópteros. Esta situación, de reiterada
ocurrencia en Estados Unidos de América, coincide con el patrón de presentación del único
caso de rabia humana registrado hasta la fecha en nuestro país el año 1996.
2. ANTECEDENTES GENERALES
2.1. El Agente
El virus de la rabia tiene la forma de una bala de fusil, de 180 X 75 m de tamaño promedio y
está constituido por ácido ribonucleico de una hebra (RNA - ), no segmentado, enroscado y
una cápside constituida por 3 proteínas. La nucleoproteína tiene simetría helicoidal y está
envuelta por un manto de naturaleza lipoproteína, constituidas por dos capas lipídicas y dos
proteínas, una a nivel superficial y una glicoproteína que se asocia a proyecciones que
sobresalen de la envoltura.
Dada su estructura, el virus de la rabia es muy sensible a la acción de los agentes físicos y
químicos, como a la temperatura ambiente en ausencia de materia orgánica. Resiste la
acción del fenol a ciertas concentraciones, a los antibióticos y a los quimioterápicos; en
consecuencia, el virus de la rabia debe ser conservado con preservantes para mantener su
virulencia.
La partícula de virus de la rabia tiene dos antígenos principales, uno interno y otro
superficial. El antígeno interno está constituido por la nucleoproteína e induce la formación
de anticuerpos precipitantes y fijadores del complemento; a su vez, es el antígeno
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demostrable mediante la Prueba de Inmunofluorescencia Directa. Estos anticuerpos son
comunes a todas las cepas del virus de la rabia, por lo que son específicos de grupo.
Debido a la capacidad del virus rábico de invadir las glándulas salivales de los animales
enfermos, el modo más frecuente de transmisión de la rabia entre los animales y desde
éstos al hombre, es la inoculación de saliva infectada a través de heridas provocadas por
mordedura. Sin embargo, otras vías de transmisión, aunque menos frecuentes, son el
contacto de saliva infectada con heridas, rasguños o lesiones preexistentes de la piel.
Asimismo, el contacto de secreciones de animales rábicos con la mucosa ocular, nasal o
bucal, aún estando éstas intactas, se debe considerar un riesgo de infección.
La inoculación transcutanea como modo de transmisión determina que los animales de mayor
importancia epidemiológica en la transmisión de la rabia son aquellos con conducta y
capacidad mordedora, como son los carnívoros y los quirópteros hematófagos. Sin embargo,
la sospecha de vías más sensibles de transmisión en el caso de los murciélagos insectívoros,
determina que éstos deban ser considerados de riesgo.
Por otra parte, se han documentado casos de transmisión entre personas como consecuencia
de transplantes de órganos. Los receptores de los órganos desarrollaron la enfermedad y
fallecieron. Las respectivas investigaciones epidemiológicas de estos casos demostraron que
los donantes fallecieron de enfermedades del sistema nervioso central sin diagnóstico
diferencial. Estos antecedentes demuestran la importancia de hacer un diagnostico
diferencial con rabia de todas aquellos cuadros de encefalitis de causa desconocida.
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producción de aerosoles en procedimientos de laboratorio y en ambientes naturales
altamente contaminados como cavernas en que habitan millones de murciélagos.
Lo más común es que no exista excreción de virus a través de la saliva antes de los cinco
días previos a la aparición de los primeros signos. En estos antecedentes se fundamenta la
recomendación de observar a perros y gatos mordedores por un período de 10 días
posteriores a ocurrida la exposición humana.
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El período de observación de los animales silvestres mordedores no se encuentra
determinado debido a la falta de conocimiento acabado del comportamiento de la rabia en
estas especies, lo que determina que se desconozca el período de transmisibilidad y el de
incubación. En consideración a esto, toda mordedura ocasionada por animales silvestres,
debe ser tratada con el esquema de vacunación post-exposición completo, sin importar el
sitio de la mordedura y aunque el animal permanezca aparentemente sano a la observación,
cuando esta es posible.
2.6. Reservorios
Si bien todos los animales mamíferos, en especial los terrestres, son susceptibles de
enfermar de rabia, los responsables del mantenimiento y propagación del virus rábico en la
naturaleza son los carnívoros y los quirópteros. Los herbívoros y otros animales no
mordedores no desempeñan un rol importante en la epidemiología de la enfermedad.
Dentro de un determinado ecosistema, sólo parece haber una o dos especies que perpetúan
la endemia rábica y se caracterizan por poseer variantes virales específicas de la especie.
Esta especificidad existente entre el virus y la especie reservorio determina que, cuando se
producen brotes epizoóticos entre las especies reservorios, existan mayores
probabilidades que por “derrame” enfermen algunos individuos de otras especies
susceptibles, incluido el hombre.
La especificidad viral explica que los casos entre animales susceptibles no reservorios, sean
esporádicos y no tengan capacidad de generar enzootias dentro de su misma especie. Sin
embargo, ellos pueden contribuir, junto a la especie principal, a difundir la enfermedad en
los herbívoros salvajes, los animales domésticos y el hombre.
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En Chile, como en los demás países de Latinoamérica, en las etapas epidémicas del ciclo
urbano, el perro ha sido el vector principal de la enfermedad debido tanto a su alta
densidad en relación con otras especies domésticas y a su estrecho contacto con el hombre,
como asimismo, a su amplio radio de desplazamiento, lo que determina múltiples
posibilidades de infectar a otros perros y a otras especies, incluido el hombre.
La identificación genética permitió diferenciar seis variantes del virus rábico en las
muestras analizadas. De estas seis variantes una corresponde a la variante canina, en tanto,
los cinco restantes corresponden a variantes de murciélagos insectívoros.
Las variantes caninas correspondieron a muestras de tres perros aisladas en 1977, 1981 y
1990 respectivamente. La variante canina no fue aislada en ninguna de las muestras
correspondientes a los años posteriores, lo que permite afirmar que esta variante no se
encuentra circulando entre las poblaciones animales en Chile. Este antecedente objetivo
permite afirmar que el país se encuentra libre de rabia canina.
De las cinco variantes de virus rábico de origen murciélago aisladas en el país, se pudo
determinar el reservorio de dos de ellas, correspondiendo a las especies Tadarida
brasiliensis y Lasiurus spp, respectivamente. Una tercera variante, aislada de un
murciélago de la especie Myotis chiloensis, corresponde a una variante nueva, no
identificada anteriormente, similar a la variante de vampiros. Dado que esta variante se
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aisló en un solo ejemplar, no se puede concluir que esta especie sea su reservorio
específico. Para las dos variantes restantes identificadas no se conoce su reservorio y su
identificación dependerá de la vigilancia activa permanente que se requiere mantener sobre
quirópteros.
Los antecedentes nos permiten concluir que aparte de la especie Tadarida brasiliensis, de
importancia principalmente en el hábitat urbano, otras especies de murciélagos presentes
en Chile son reservorio del virus rábico.
2.7. Susceptibilidad
3. RABIA ANIMAL
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peligrosamente agresivo, con tendencia a morder objetos, otros animales y al hombre,
incluyendo a su propio dueño. Muchas veces se muerde a sí mismo, infligiéndose heridas
graves. La salivación es abundante, porque el animal no deglute la saliva debido a la parálisis
de los músculos de la deglución y hay una alteración del ladrido por la parálisis parcial de las
cuerdas vocales. El perro rabioso tiene propensión a abandonar su casa y recorrer grandes
distancias, atacando furiosamente a sus congéneres u otros animales. En la fase final de la
enfermedad se pueden observar convulsiones generalizadas y luego incoordinación muscular
y parálisis de los músculos del tronco y de las extremidades.
Gatos: La mayor parte de las veces la enfermedad es de tipo furioso, similar a la que se
presenta en perros. A los 2 a 4 días de haberse presentado los síntomas de excitación,
sobreviene la parálisis del tercio posterior del cuerpo.
Bovinos: Los síntomas son generalmente de tipo paralítico, y comienzan a presentarse entre
25 y 150 días o más. Los animales afectados se alejan del grupo, algunos presentan pupilas
dilatadas y pelo erizado, otros, somnolencia y depresión. Se pueden observar movimientos
anormales de las extremidades posteriores, lagrimeo nasal e hipersensibilidad en el lugar de
la mordedura, entre otros síntomas. Se describen también casos de rabia furiosa.
Los signos paralíticos suelen presentarse entre el segundo y tercer día después de iniciarse
los síntomas. La duración de la enfermedad es de 2 a 5 días, extendiéndose en ocasiones de
8 a 10 días.
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paralíticas y sobre todo, la ausencia de rabia canina, dan lugar a sospechar de rabia
transmitida por vampiros.
Animales bovinos, suinos equinos, ovinos, caprinos, así como también conejos y camélidos
generalmente presentan rabia paralítica y, salvo excepciones, no son agresivos, por lo que no
Representan riesgo de trasmisión de rabia para el hombre.
3. 2 VIGILANCIA EPIDEMIOLÓGICA
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terceros antes que los profesionales antes señalados hayan constatado, en vida, su estado
sanitario.
Sin perjuicio de lo anterior, de acuerdo a las recomendaciones emanadas de la Reunión de
Directores Nacionales de Programas de Control de Rabia de las Americas, OPS
desarrollada en Santo Domingo, Republica Dominicana 2005, se considera que un programa
de vigilancia efectivo para la especie canina debe considerar un numero muéstreal de al
menos el 0,1% de la población canina estimada en un territorio especifico. Por otra parte,
para los efectos de estimar la población canina, cuando no existan encuestas que permitan
hacer una estimación objetiva, se recomienda realizar la estimación con un índice de 1 perro
por cada 5 0 6 habitantes. Este índice se funda en los resultados de las encuestas
realizadas en las distintas regiones en los últimos años en las que los resultados obtenidos
se encuentran en los rangos señalados.
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difusión y educación sanitaria dirigidas a las organizaciones comunitarias y a la población en
general, orientadas a estimular su participación activa en las medidas de prevención y
control de la rabia.
3.2.3. Especies a muestrear: Las muestras de interés para la vigilancia de rabia son todas
aquellas que provengan de animales mamíferos que presenten signos compatibles con la
enfermedad. Se debe tener presente que las muestras de mayor importancia, desde el
punto de vista epidemiológico, son aquellas de animales considerados sospechosos, de
acuerdo a los criterios enunciados en el punto 3.2.2 de este manual.
La vigilancia activa deberá estar orientada a obtener antecedentes acerca del ciclo
doméstico y silvestre de la rabia y eventuales casos de rabia humana. En el caso del ciclo
doméstico, atendida la importancia fundamental que en la transmisión de la rabia tiene las
especies canina y felina, la vigilancia debe centrarse en estas dos especies.
Los herbívoros domésticos, como los bovinos, ovinos, caprinos y equinos y conejos, al igual
que los porcinos en general no representan un riesgo importante en la transmisión de rabia,
por lo que deben ser considerados como muestras útiles, sólo en aquellos casos en que
existan signos claros que hagan el caso sospechoso.
En el caso del ciclo silvestre, el muestreo debe estar orientado a obtener antecedentes
sobre las poblaciones de murciélagos, los que son conocidos reservorios de la enfermedad,
así como también a aquellos carnívoros silvestres susceptibles de ser portadores y
constituir un ciclo silvestre desconocido de la enfermedad. De especial interés en este
sentido son los zorros, quiques, visones, pumas y otros carnívoros silvestres.
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3.2.4. Tipos de muestra
Las muestras para análisis pueden corresponder a animales vivos o muertos. Las muestras
de animales vivos se justifican en casos de animales de tamaño pequeño que puedan ser
transportados con facilidad en cajas o jaulas adecuadas hasta el laboratorio. Las cajas o
jaulas para el envío deben ser de tal naturaleza que aseguren que el animal llegará integro y
en buenas condiciones al laboratorio. Estas cajas o jaulas, deben, además, tener una
estructura que impida el contacto del animal con los manipuladores de la encomienda. Se
debe tener presente sin embargo, que aquellos animales que presentan agresividad o
síntomas nerviosos evidentes, aún siendo pequeños, por razones de seguridad, deben ser
sacrificados antes de su envío.
Las muestras de animales muertos, a su vez, pueden ser remitidas como animales completos
o sus cabezas. Por razones prácticas y de seguridad se aconseja remitir completo los
animales de tamaño pequeño, considerándose como tal aquellos cuyo peso es de alrededor de
1 kilogramo. En los animales de mayor talla se debe obtener la cabeza como muestra.
Debido a la mayor complejidad y riesgo que implica la obtención del cerebro, las Seremis de
Salud deberán abstenerse de realizar dicho procedimiento limitándose al envío de las
cabezas o de los animales completos, según sea el caso, a no ser que tengan las condiciones
de bioseguridad para obtener las muestras sin riesgos para el operador.
En el caso de envío de cabezas, la separación de esta pieza anatómica del animal debe ser
realizado por personal adiestrado e inmunizado contra rabia. La cabeza del animal se
separa del cuello entre el occipucio y el atlas, de modo que no quede unida ninguna vértebra
con el cráneo. Esta operación se debe realizar con instrumentos cortantes en buenas
condiciones de modo de evitar que salte sangre, exudado o cualquier otro líquido corporal
que pueda entrar en contacto con la piel o mucosas del operador.
Si la cabeza tiene aristas o salientes astilladas se debe envolver primero en varias hojas de
papel y colocar después en la bolsa. La muestra se enfría con rapidez, cuando se presuma
que el tiempo de traslado hasta el laboratorio no demorara más de 24 horas y se mantiene
a la temperatura de refrigeración (2 – 8° C) durante su traslado. Si el tiempo de traslado se
estima superior a 24 horas, la muestra se debe congelar y trasladada en este estado hasta
el laboratorio. En situaciones en que no exista posibilidad de contar con equipamiento de
frío, la muestra se puede mantener y trasladar en una solución salina con glicerina al 50%.
En la conservación y envío de muestras para diagnóstico de rabia no se debe usar nunca
formalina u otros conservantes que inactivan al virus y por tanto dificultan el diagnóstico.
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En caso que los animales mordedores o sospechosos han muerto y han sido enterrados, de
ser posible, se deben recuperar a la brevedad para ser remitidos al laboratorio, donde se
evaluará la posibilidad de realizar una prueba diagnóstica de acuerdo a las condiciones de la
muestra y las técnicas de diagnóstico disponibles.
Aquellas Seremis de Salud que tengan las condiciones de frío, podrán acopiar, sólo las
muestras de vigilancia, en un congelador de mínimo –20° C y remitirlas al laboratorio en un
solo embalaje con una periodicidad a lo menos mensual. Las muestras de animales
mordedores o con sintomatología neurológica deben ser remitidas de inmediato al ISP
para su diagnostico indicando en el formulario de envío de muestras (Anexo N° 2) que
se trata de una muestra sospechosa. En estos casos en lo posible se debe avisar
telefónicamente al laboratorio el envió de forma de obtener el diagnostico a la
brevedad posible.
Obtenidas las muestras, éstas se deben poner en una bolsa plástica de un grosor de 0.01 cm
(Ej. : bolsa compactadora) de un tamaño de 45 por 100 cm de forma que tenga una
profundidad suficiente para que su extremo abierto se pueda retorcer y anudar
firmemente una vez colocada la muestra en su interior. Se recomienda poner en esta bolsa
material absorbente para evitar el escurrimiento de líquido a partir de la muestra. La bolsa
anudada que contiene la cabeza se introduce entonces en una bolsa de mayor tamaño,
retorciendo y anudando el extremo abierto. Se introduce todo el paquete en una caja
térmica que contenga un elemento refrigerante, se cierra utilizando cinta plástica adhesiva
de 8 cm de ancho para asegurarse que los bordes de la cubierta superior de la caja queden
perfectamente cerrados.
En caso de murciélagos, ratas u otros animales de pequeño tamaño se debe enviar el animal
completo, en bolsa plástica y correctamente identificado, a temperatura de refrigeración
(2 a 8° C).
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En caso de sospecha de rabia en un ser humano, el encéfalo de éste deberá ser enviado
correctamente identificado y en refrigeración, por la Unidad de Anatomía Patológica del
Servicio de Salud correspondiente.
Las muestras remitidas al laboratorio deben ser acompañadas del formulario de envío de
muestras (Anexo N° 2) el que deberá venir en el interior de un sobre adherido al exterior
de la caja térmica, además de enviar por correo las copias de dichos antecedentes.
Las actividades relevantes que han permitido el control de la rabia, son básicamente: la
vacunación canina y felina, la reducción de la población de perros callejeros en el área
perifocal, la vigilancia epidemiológica de animales susceptibles, la observación de animales
mordedores sospechosos, el tratamiento de las personas mordidas, las acciones de carácter
educativo dirigidas a la comunidad y el control de focos.
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debe orientarse al control de focos, mediante una campaña de vacunación masiva y de corta
duración de los animales susceptibles que viven en los focos y áreas perifocales. La
definición de estas áreas está determinada por la detección de un caso de rabia, y debe
obedecer al análisis de la situación y conocimiento del terreno de modo de favorecer las
opciones de mayor éxito en el control.
Con relación a la población canina y felina en general, se debe promover el cumplimiento por
parte de los propietarios de la obligación de mantener a sus animales vacunados contra la
rabia de acuerdo a la normativa vigente. Para facilitar el cumplimiento de ésta, las Seremis
de Salud contarán, en forma permanente, con una provisión de vacunas antirrábicas de uso
veterinario. Esta provisión de vacunas debe ser suficiente para realizar las vacunaciones en
los casos de control de focos y para atender la demanda de la comunidad
El mayor riesgo de transmisión de rabia esta en las áreas que tienen una mayor densidad
poblacional de perros, los que generalmente deambulan libremente por la calle y que no se
encuentran vacunados. Estas condiciones se dan, generalmente, en los sectores de la ciudad
en que la población tiene menores ingresos y en consecuencia escasas posibilidades de
acceder a la vacunación de sus animales. Por lo tanto, considerando que la campaña de
control de rabia es una actividad de salud pública y, en consecuencia de responsabilidad
ineludible del Sector Salud, las Seremis deben implementar estrategias de colaboración
con la municipalidad y con la comunidad que permita proporcionar la vacunación en estos
sectores en el marco de incorporar la estrategia de tenencia responsable de mascotas.
Las vacunas antirrábicas caninas, a utilizar en el país, deben ser vacunas a virus inactivado,
diseñadas para ser aplicada sin riesgo en perros y gatos de cualquier edad, pudiendo ser
aplicadas también en otras especies de animales susceptibles, factibles de proteger
mediante la vacunación. Estas vacunas deben ser autorizadas para su uso en el país y en
consecuencia, controladas y registradas por el organismo competente de acuerdo a la
legislación vigente.
Los entes públicos o privados involucrados en el manejo de esta vacuna deben contar con
una cadena de frío que asegure la mantención de la temperatura de refrigeración
recomendada por el fabricante desde el almacenamiento hasta la aplicación de ella.
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especificaciones del fabricante. Los propietarios deben exigir y mantener el certificado de
vacunación antirrábica, el que debe ser extendido por los funcionarios responsables de la
vacunación o los profesionales privados que la realicen, según sea el caso. El certificado de
vacunación contendrá todos los antecedentes requeridos por el organismos responsable del
registro de estas vacunas en el país (Anexo N° 3) y será de uso obligatorio tanto para los
médicos veterinarios privados como para aquellos funcionarios de los Servicios de Salud.
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3.3.3- Control de poblaciones animales susceptibles a rabia
En todo caso, las Seremis de Salud deberán aplicar sistemas de reducción de las
poblaciones domésticas susceptibles que mejor responda a la realidad y las necesidades
epidemiológicas del programa de acuerdo a las condiciones locales, dependiendo que en ella
se den las siguientes condiciones:
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estos sistemas permite a la autoridad sanitaria discontinuar definitivamente la eliminación
de animales en terreno e instaurar en colaboración con los municipios sistemas indoloros de
sacrificio. Se considerará que existe un sistema de control permanente cuando la
autoridades municipales, en ausencia de una norma legal que así lo prescriba, por decisión
propia y de acuerdo a sus atribuciones legales, dicten ordenanzas municipales que les
permitan implementar y operar un sistema de registro canino y felino obligatorio
complementado con un sistema de recolección de perros y gatos vagos y un centro de
rescate.
La eutanasia se hará en un recinto que, a juicio de la autoridad sanitaria, cuente con los
elementos necesarios para asegurar la adecuada aplicación de las técnicas de eutanasia de
forma que no represente riesgo para los operadores y para la población general. En estos
casos los métodos de eliminación a utilizar no deben representar riesgo para los operadores
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y deberán ser aplicados de forma tal que produzcan el menor sufrimiento posible a los
animales. La disposición final de los animales eliminados deberá efectuarse inmediatamente
después del sacrificio a través de un sistema aprobado por la autoridad sanitaria
Cuando en las jurisdicciones de las Seremis de Salud no exista ninguno de los sistemas de
control descritos en los puntos anteriores u otros que cumplan con el mismo objetivo,
éstas, en cumplimiento de la función superior de proteger la salud de la población, ante la
presencia de un caso de rabia o las condiciones epidemiológicas para que se produzca
un brote de la enfermedad, podrán adoptar el método de sacrificio de animales vagos en
terreno que se ajuste a las posibilidades operativas de la autoridad sanitaria.
Esta actividad será programada por el encargado de zoonosis de los Servicios de Salud en
consideración a las necesidades del programa y teniendo en cuenta los riesgos que la
población canina vaga represente. Esta operación deberá ser ejecutada sólo por personal
calificado de las Seremis de Salud quienes tendrán la responsabilidad exclusiva de su
operación. Este personal será supervisado por el profesional a cargo del programa.
En caso que el método de eliminación seleccionado sea el uso de cebos tóxicos, durante la
ejecución de la actividad se deberá observar la siguiente pauta:
a) Los cebos serán ofrecidos a los animales vagos en forma directa.
b) Se deberá asegurar que el animal ingiera el cebo.
c) En caso que el animal no acepte el cebo, el funcionario deberá recogerlo para
proceder a su posterior destrucción en forma segura.
d) Queda prohibido dejar cebos no consumidos en la vía pública.
e) Las actividades de reducción de animales en terreno se deberán desarrollar en
horas de la madrugada.
f) La actividad deberá ser coordinada con los servicios de recolección de basuras de
modo tal que los animales sacrificados sean retirados de la vía pública durante las
primeras horas de la mañana.
g) Los animales sacrificados deberán ser dispuestos a través de un sistema aprobado
por la autoridad sanitaria.
Sin perjuicio del sistema de eliminación que se utilice, el manejo de las sustancias toxicas
utilizadas en el proceso serán de responsabilidad de profesional a cargo del programa. Como
norma general, las sustancias utilizadas para la eutanasia estarán debidamente rotuladas
según las normas de seguridad y guardadas bajo llave en un recinto que dé garantía de que
no será sustraído.
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Durante el proceso de manipulación de las sustancias eutanásicas, como también durante la
eutanasia y manejo posterior de los animales sacrificados, el operador debe usar elementos
de protección personal compuesto, a lo menos, de mascarilla y guantes de goma u otro
material flexible y fácil de lavar.
Se debe tener presente que la aplicación de una fuente de luz en las madrigueras, con una
potencia suficiente que imite la luz diurna, provoca la migración de las colonias.
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quirópteros han abandonado el recinto. De no ser posible utilizar la recomendación anterior,
se debe asegurar la salida de todos los animales de la colonia antes del sellado, evitando con
esto dejar atrapadas dentro de las construcciones, animales adultos y crías con el
consiguiente problema sanitario.
Se deberán vacunar todos los animales susceptibles en el área considerada perifoco a partir
de la colonia. Las Seremis de Salud implementarán un sistema de vigilancia de la colonia y
evaluarán la conveniencia de proceder a su eliminación o exclusión, de acuerdo a una
evaluación de riesgo de la situación. De efectuarse la exclusión de la colonia se exigirá al
responsable del recinto la ejecución de los trabajos necesarios para evitar la recolonización
del lugar.
Se debe tener presente que la exclusión de una colonia de murciélagos desde lugares
considerados de riesgo, implicará la reubicación de estos animales. Esta reubicación se
producirá en forma espontánea cuando la colonia busque otro refugio, generalmente en un
área cercana, y posiblemente en un edificio que implique los mismos riesgos que los
existentes en el refugio anterior, en términos de salud pública. Una forma de evitar el
traslado del riesgo es la implementación de refugios artificiales para murciélagos, los que
tienen la ventaja de ubicar colonias en sitios especiales que pueden ser controlados
reduciendo el contacto con las personas y manteniendo el equilibrio ecológico de las áreas
urbanas. La instalación de estos dispositivos requiere del apoyo técnico de entes
especializados y las autoridades comunales y la participación informada de la comunidad.
En estos casos se recomienda utilizar guantes de cuero, un tarro de boca ancha (tarro de
café o similar) o una caja, un trozo de cartón y cinta adhesiva. Usando siempre los guantes
se debe esperar que el murciélago se pose sobre una superficie lisa, en ese momento se
debe poner sobre el animal el tarro boca abajo. Sujetando firmemente el tarro, se desliza
el cartón por debajo del tarro para introducir el murciélago en él. Posteriormente,
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manteniendo tapado el tarro con el cartón, se invierte y se fija el cartón al tarro con la
cinta adhesiva. Se deben hacer hoyos al cartón para permitir la respiración del murciélago
y se debe remitir al establecimiento de salud correspondiente para su posterior análisis.
La observación tiene por objeto constatar la sobrevida del animal sospechoso y con ello
determinar la conducta médica a seguir con la persona mordida. Sin embargo, si a juicio del
profesional encargado de la observación, el animal presenta signos que lo hagan sospechoso,
se deberá proceder a sacrificio inmediato del animal, sin esperar el período de diez días, y
remitir la muestra al laboratorio para su diagnóstico. Si por alguna causa no es posible
sacrificar al animal sospechoso, el médico veterinario debe informar, por escrito y en forma
inmediata al establecimiento de salud que corresponda, la necesidad de iniciar el
tratamiento antirrábico postexposición a la o las personas accidentadas y/o contactos. De
igual forma, si existen antecedentes epidemiológicos de riesgo en el animal problema, se
informará, por escrito y en forma inmediata al establecimiento de salud que corresponda,
la necesidad de iniciar el tratamiento antirrábico preventivo mientras se realiza la
observación o se espera el resultado de las pruebas de laboratorio tendientes a confirmar
el diagnóstico.
Si cumplido el plazo de observación el animal permanece vivo, puede ser entregado a sus
dueños previa vacunación antirrábica. Si por el contrario, durante el período de observación
el animal muere, cualquiera sea la causa, deberá enviarse la cabeza como muestra al
laboratorio. Asimismo, aquellos animales que presentan sintomatología característica de
rabia según especie, deben ser sacrificados de inmediato y remitir su cabeza al laboratorio
para su análisis.
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4.- Campaña de difusión a la población.
Esta campaña debe, en lo posible, utilizar todos los medios disponibles a objeto que tenga
una amplia cobertura. Los mensajes estarán dirigidos especialmente a los siguientes tópicos:
a).- Alertar a la población en cuanto a que toda mordedura es un accidente grave que
requiere de atención médica.
b).- Los tratamientos indicados en caso de mordeduras son obligatorios y no deben ser
abandonados por ningún motivo.
c).- La presencia de animales sospechosos de rabia debe ser denunciada al
establecimiento de salud más cercano.
d).- Se debe evitar todo contacto innecesario con murciélagos y animales silvestres
susceptibles a rabia.
e).- La manipulación de murciélagos sospechosos, en caso de ser necesario, se debe
realizar con las medidas de seguridad que permitan prevenir mordeduras o
contactos directos.
f).- Mantener los perros y gatos vacunados contra la rabia y confinados en los patios
de las casas, no permitiendo su contacto con animales vagos.
g).- Incentivar la tenencia responsable de animales.
h).- Denunciar a la dependencia de la Seremi de Salud o al establecimiento asistencial
más cercano la presencia de animales sospechosos y colonias de murciélagos.
El control de foco es una estrategia eficaz para prevenir la aparición de casos de rabia
secundarios y evitar la aparición de casos humanos. Un foco de rabia esta determinado por
la detección de un caso o confirmado de rabia sea animal o humano. Ante la presencia de
un foco de rabia, la Autoridad Sanitaria debe efectuar las siguientes acciones inmediatas:
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acciones a ejecutar para el control de eventuales focos de rabia.
La encuesta debe ser remitida al del Ministerio de Salud, para su conocimiento, análisis, y
evaluación periódica de la situación epidemiológica de la rabia en el país.
Si en la investigación de un caso de rabia animal se determina que existen personas que han
estado expuestas, los funcionarios a cargo de la investigación deberán informar por la vía
más rápida al encargado de epidemiología de la autoridad sanitaria para que se tomen las
medidas de prevención de acuerdo a la norma. Esta notificación deberá ser ratificada por
escrito a la brevedad.
Perros - Gatos - Animales mascotas: Se entiende por contacto, todos los mamíferos
domésticos o mascotas susceptibles de contraer la rabia, que hayan sido mordidos,
rasguñados o lamidos por un animal rabioso, los que tuvieron contacto directo o convivencia
con él, o se sospeche que la tuvieron en los últimos 15 días antes de la muerte del caso.
Los animales contactos, de acuerdo a la definición anterior, como primera opción deberán
ser sacrificados inmediatamente. En caso que los dueños se nieguen al sacrificio, se
podrán adoptar los siguientes criterios:
En caso que el animal no tenga su vacuna antirrábica vigente, éste deberá ser vacunado de
inmediato por la autoridad sanitaria y puesto en aislamiento por un periodo de seis meses.
Un mes antes del término del aislamiento se aplicará una vacuna de refuerzo. El período de
aislamiento se hará en el lugar y en las condiciones que la autoridad sanitaria determine,
siempre bajo la estricta supervisión de ella. Los costos que irrogue el proceso de
aislamiento serán de cargo del dueño del animal.
Aquellos animales que hayan sido contacto, de acuerdo a la definición anterior y, que tengan
su vacuna antirrábica comprobadamente vigente, recibirán una vacuna de refuerzo en forma
inmediata y serán puesto en observación por 45 días bajo la responsabilidad de sus dueños,
siempre que en el domicilio se den las condiciones para que el animal se encuentre confinado
en el domicilio.
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riesgo de infección. Como norma de seguridad, las personas que faenen estos animales
deberán manipularlos protegiendo sus manos con guantes de goma. En aquellas reses que
hayan sido mordidas por un animal rabioso, el área de la mordedura debe ser decomisada e
incinerada.
En el caso de animales de alto valor genético, que hayan sido expuestos a un animal rabioso,
se podrá autorizar en ellos la evaluación de anticuerpos rábicos, de acuerdo a las técnicas
disponibles.
Se entiende por área focal, el sitio exacto en que se produjo el hallazgo del caso positivo y
por área peri-focal, aquella que excéntricamente se extiende desde éste hasta aquellas
barreras naturales o artificiales más importante que lo circundan (ríos, canales, cerros,
montañas, bosques, orilla de mar, lagos, lagunas, avenidas, carreteras, etc). Sin embargo, la
extensión del área peri-focal se determinará en función de la característica de la especie
involucrada, en especial su condición de animal mordedor, su capacidad de desplazamiento y
otros antecedentes de interés, que para los efectos del control, sean relevantes en opinión
de la autoridad sanitaria.
Se entiende por vacunación masiva, aquella que se aplica a todos los animales de un área
determinada, en el menor plazo posible. Se entiende por perros con dueño, aquellos que
permanecen en confinamiento permanente o los que se encuentran en la vía pública
refrenados por una cadena u otro medio de sujeción, bajo la responsabilidad de una persona.
Todos los perros y gatos con dueño del que se encuentren en el foco y perifoco, deberán
ser vacunados o revacunados según sea el caso. Se vacunaran todos aquellos animales sin
vacuna, que no tengan certificado que acredite vacunación y aquellos que certifiquen
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vacunación anterior a un año. La vacunación y su respectiva certificación se realizarán de
acuerdo al punto 3.3.2 de este manual.
En las áreas perifocales la actividad de toma de muestra se debe reforzar por espacio de
tres (3) meses, a objeto de pesquisar posibles casos secundarios asociados al caso índice.
Para cumplir con el objetivo de realizar el diagnóstico de rabia humana y animal del país, y
las pruebas diagnósticas anexas requeridas por el programa, el Instituto cuenta con un
sistema de recepción de muestras que funciona las 24 horas del día todos los días de la
semana.
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Los envíos de muestras deben ser de acuerdo a los procedimientos contenidos los puntos
3.2.4, 3.2.5 y 3.2.6 de este manual y utilizando los formularios que para los efectos están
contenidos en el anexo N° 2.
6.1. Diagnóstico
Prueba de Diagnóstico. Todas las muestras recepcionadas son procesadas a través del
diagnóstico rápido por la técnica de Inmunofluorescencia directa. Esta técnica que tienen
una sensibilidad de un 99%, y permite entregar un resultado dentro de 24 horas. De esta
forma las muestras que de acuerdo a los antecedentes epidemiológicos son clasificadas
como sospechosas por los servicios remitentes, son procesadas en forma prioritaria a
objeto de evacuar un resultado dentro de las 24 horas siguientes a su recepción.
Los casos confirmados por el Laboratorio de Diagnóstico de Rabia del Instituto de Salud
Pública serán informados por éste, de inmediato y por la vía más expedita, al Director del
Instituto de Salud Pública y al Seremi de Salud correspondiente. A su vez, el Director del
Instituto de Salud Pública informará al Subsecretario de Salud, con copia a la División de
Políticas Públicas Saludables y Promoción, entregando los siguientes antecedentes:
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6.3.- Autorización de ingreso de material biológico para diagnóstico de rabia.
El material biológico para diagnóstico de rabia que ingrese al país desde terceros países
deberá contar con la autorización expresa del Instituto de Salud Pública de Chile para su
ingreso, el que fijará las condiciones de embalaje, transporte y uso de acuerdo a las normas
internacionalmente aceptadas para el manejo de material biológico peligroso.
Referencias
3.- Compendium of Animal Rabies Control, 1999. National Association of State Public
Health Veterinarians, Inc. MMWR, Vol.54/N°RR-3, 2005.
5.- Vacinacao contra a raiva de caes e gatos, Manual Técnico do Instituto Pasteur, Sao
Paulo, Brasil, 1999.
6.- Mattos de. C. A. et al. Bat Rabies in Urban Centers in Chile. Journal of Wildlife
Diseases. 2000; 36 (2): 231 - 240.
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