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Relación de los artículos 1 al 28 del codigo procesal penal con la Constitución Dominicana,

la Convención Americana de Derechos Humanos y el Pacto de los derechos civiles y

políticos.

Art. 1.- Primacía de la Constitución y los tratados. Los tribunales, al aplicar la ley, garantizan

la vigencia efectiva de la Constitución de la República y de los tratados internacionales y sus

interpretaciones por los órganos jurisdiccionales creados por éstos, cuyas normas y principios

son de aplicación directa e inmediata en los casos sometidos a su jurisdicción y prevalecen

siempre sobre la ley. La inobservancia de una norma de garantía judicial establecida en favor del

imputado no puede ser invocada en su perjuicio. La República Dominicana acepta un

ordenamiento jurídico internacional que garantiza el respeto de los derechos fundamentales, la

paz y la justicia. En todos los casos penales las normas y principios de la constitución y los

tratados internacionales prevalecen sobre la ley. Los Jueces están llamados a aplicar estas

disposiciones como fuente primaria de sus decisiones. Este articulo tiene relación con el Artículo

6 de la constitución, que nos habla sobre la - Supremacía de la Constitución. Establece que todas

las personas y los órganos que ejercen potestades públicas están sujetos a la Constitución, como

norma suprema y fundamento del ordenamiento jurídico del Estado. Son nulos de pleno derecho

toda ley, decreto, resolución, reglamento o acto contrarios a esta Constitución, por lo que las

decisiones judiciales deben estar fundamentadas con lo que establece nuestra carta magna.

Art. 2. Solución del conflicto. Los tribunales procuran resolver el conflicto surgido a consecuencia

del hecho punible, para contribuir a restaurar la armonía social. En todo caso, al proceso penal se le

reconoce el carácter de medida extrema de la política criminal. Este articulo lo podemos


relacionar con el Artículo 149 de la constitución, que nos habla sobre el poder Judicial. Este

establece que la justicia se administra gratuitamente, en nombre de la República, por el Poder

Judicial. Este poder se ejerce por la Suprema Corte de Justicia y los demás tribunales.

Art. 3.- Juicio previo. Nadie puede ser sancionado a una pena o medida de seguridad sin un

juicio previo. El juicio se ajusta a los principios de oralidad, publicidad, contradicción,

inmediación, celeridad y concentración. Este articulo lo podemos relacionar con el 69. 4 de

nuestra constitución que nos habla sobre la tutela judicial efectiva y debido proceso,

específicamente en el inciso 4 nos habla sobre el derecho a un juicio público, oral y

contradictorio, en plena igualdad y con respeto al derecho de defensa. De igual manera lo

podemos relacionar al artículo 8.5 de la CADH, este nos establece que el proceso penal debe ser

público.

Art. 4.- Juez natural. Nadie puede ser juzgado, condenado o sometido a una medida de

seguridad, por comisiones o tribunales especiales ni sometido a otros tribunales que los

constituidos conforme a este código con anterioridad a los hechos de la causa.

Este articulo lo podemos relacionar con el artículo 69.7 de nuestra constitución, donde nos

expresa que ninguna persona podrá ser juzgada sino conforme a leyes preexistentes al acto que

se le imputa, ante juez o tribunal competente y con observancia de la plenitud de las

formalidades propias de cada juicio. De igual manera lo podemos relacionar con el Artículo 8. de

la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en su inciso 1 nos establece que toda

persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un

juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley.
Art. 5.- Imparcialidad e independencia. Los jueces sólo están vinculados a la ley. Los jueces

deben actuar en forma imparcial y son independientes de los otros poderes del Estado y de toda

injerencia que pudiere provenir de los demás integrantes del Poder Judicial o de los particulares.

Este artículo lo podemos relacionar con el artículo 151 que nos habla sobre la independencia del

Poder Judicial, donde expresamente destaca que las y los jueces integrantes del Poder Judicial

son independientes, imparciales, responsables e inamovibles y están sometidos a la Constitución

y a las leyes.

Art. 6.- Participación de la ciudadanía. Todo habitante del territorio de la República tiene el

derecho a participar en la administración de justicia en la forma y condiciones establecidas en

este código. Este Artículo lo podemos relacionar con el artículo 69 que nos habla sobre la tutela

judicial efectiva y debido proceso, específicamente en su inciso 1 nos plantea el derecho a una

justicia accesible, oportuna y gratuita para los ciudadanos del país, de manera que cada uno tiene

derecho a participar activamente en la administración de la justicia.

Art. 7.- Legalidad del proceso. Nadie puede ser sometido a proceso penal sin la existencia de

ley previa al hecho imputado. Este principio rige además en todo lo concerniente a la ejecución

de la pena o medida de seguridad ordenada por los tribunales. Este articulo lo podemos

relacionar con el artículo 69.7 de nuestra constitución, donde nos expresa que ninguna persona

podrá ser juzgada sino conforme a leyes preexistentes al acto que se le imputa. El Artículo 9 de

la CADH habla sobre el principio de legalidad y de retroactividad y nos dice que nadie puede ser

condenado por acciones u omisiones que en el momento de cometerse no fueran delictivos según
el derecho aplicable. La constitución y el Código Procesal Penal y la CADH resaltan la

importancia de que exista una ley previa que sancione la actividad desviada que se le imputa a

una persona.

Art. 8.- Plazo razonable. Toda persona tiene derecho a ser juzgada en un plazo razonable y a

que se resuelva en forma definitiva acerca de la sospecha que recae sobre ella. Se reconoce al

imputado y a la víctima el derecho a presentar acción o recurso, conforme lo establece este

código, frente a la inacción de la autoridad. Este artículo lo podemos relacionar lo podemos

relacionar con el Artículo 8 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en su inciso

1 nos plantea que toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un

plazo razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con

anterioridad por la ley, de igual manera la constitución habla del plazo razonable en el que debe

ser juzgada una persona.

Art. 9.- Única persecución. Nadie puede ser perseguido, juez- gado ni condenado dos veces por

un mismo hecho. Este articulo lo podemos relacionar con el artículo 69. 5 de nuestra constitución

que habla sobre la tutela judicial efectiva y debido proceso, en su inciso 5 nos expresa que

ninguna persona puede ser juzgada dos veces por una misma causa.

Art. 10.- Dignidad de la persona. Toda persona tiene derecho a que se respete su dignidad

personal y su integridad física, psíquica y moral. Nadie puede ser sometido a torturas ni a tratos

crueles, inhumanos o degradantes. Este articulo podemos relacionarlos con varios de los

apartados de nuestra constitución, entre ellos: Artículo 5 que nos habla sobre el fundamento de la
Constitución, la cual se fundamenta en el respeto a la dignidad humana. El Artículo 7 que está

dedicado al Estado Social y Democrático de Derecho que destaca el fundamento del respeto a la

dignidad humana. Artículo 8 que habla sobre la función esencial del Estado, entre ellas se

encuentra la protección efectiva del respeto a su dignidad y la obtención de los medios que le

permitan perfeccionarse de forma igualitaria, equitativa y progresiva, dentro de un marco de

libertad individual y de justicia social, compatibles con el orden público, el bienestar general y

los derechos de todos y todas. Se le dedica un artículo de manera individual a la dignidad

humana o de la persona en el apartado 38, el cual nos establece que la dignidad del ser humano

es sagrada, innata e inviolable; su respeto y protección constituyen una responsabilidad esencial

de los poderes públicos.

De igual manera podemos citar la Convención Americana de Derechos Humanos, que en su

artículo 11 nos habla sobre la protección de la honra y de la dignidad y establece que toda

persona tiene derecho al reconocimiento de su dignidad. Asimismo, el Pacto Internacional de

derechos civiles y políticos en su artículo 10 establece que toda persona privada de libertad será

tratada humanamente y con el respeto debido a la dignidad inherente al ser humano. La relación

de todos estos artículos es que todas se enfocan en el derecho fundamental de la dignidad

humana, y si lo llevamos a el artículo 10 del CPP podemos analizar que a toda persona que se

encuentre dentro de un proceso penal, debe garantizársele su derecho a la dignidad humana que

es inherente a la persona.

Art. 11.- Igualdad ante la ley. Todas las personas son iguales ante la ley y deben ser tratadas

conforme a las mismas reglas. Los jueces y el ministerio público deben tomar en cuenta las
condiciones particulares de las personas y del caso, pero no pueden fundar sus decisiones en base

a nacionalidad, género, raza, credo o religión, ideas políticas, orientación sexual, posición

económica o social u otra condición con implicaciones discriminatorias. Este articulo lo

podemos relacionar con la CADH que en su artículo 24 nos expresa que todas las personas son

iguales ante la ley y, en consecuencia, tienen derecho, sin discriminación, a igual protección de

la ley. Por tanto, todas las personas sin distinción de color, cultura, idioma, estatura, entre otros,

son iguales ante la ley.

Art. 12.- Igualdad entre las partes. Las partes intervienen en el proceso en condiciones de

igualdad. Para el pleno e irrestricto ejercicio de sus facultades y derechos, los jueces deben

allanar todos los obstáculos que impidan la vigencia o debiliten este principio. Indudablemente la

igualdad entre las partes como principio en el proceso penal debe de conducirse a favor de los

derechos humanos reconocidos por nuestro país. Ninguna de las partes se encuentra en posición

de inferioridad respecto de los demás. La CADH en su artículo 8.2 nos dice que, durante el

proceso, toda persona tiene derecho, en plena igualdad, a las garantías mínimas del proceso

penal.

Art. 13.- No autoincriminación. Nadie puede ser obligado a declarar contra sí mismo y

todo imputado tiene derecho a guardar silencio. El ejercicio de este derecho no puede ser

considerado como una admisión de los hechos o indicio de culpabilidad ni puede ser valorado en

su contra. La no autoincriminación es un derecho fundamental del acusado a no declarar contra sí

mismo y a no confesarse culpable en el procedimiento administrativo sancionador, por esta


razón, incluso la constitución en su artículo 69.6 establece que nadie podrá ser obligado a

declarar contra sí mismo.

Art. 14.- Presunción de inocencia. Toda persona se presume inocente y debe ser tratada como

tal hasta tanto una sentencia irrevocable declare su responsabilidad. Corresponde a la acusación

destruir dicha presunción. En la aplicación de la ley penal son inadmisibles las presunciones de

culpabilidad. La CADH en su artículo 8 trata sobre las garantías judiciales, específicamente en su

inciso 2 establece que toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su

inocencia mientras no se establezca legalmente su culpabilidad. Nuestra constitución, de igual

manera, en su artículo 69 inciso 3, establece que el imputado tiene derecho a que se presuma su

inocencia y a ser tratada como tal, mientras no se haya declarado su culpabilidad por sentencia

irrevocable.

Art. 15.- Estatuto de libertad. Toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad personales.

Las medidas de coerción, restrictivas de la libertad personal o de otros derechos, tienen carácter

excepcional y su aplicación debe ser proporcional al peligro que trata de resguardar.

Toda persona que se encuentre privada de su libertad o amenazada de ello, de manera arbitraria o

irrazonable tiene derecho a recurrir ante cualquier juez o tribunal a fin de que éste conozca y

decida sobre la legalidad de tal privación o amenaza, en los términos que lo establece este

código. El artículo 7 de la CADH establece que toda persona tiene derecho a la libertad y a la

seguridad personales y que nadie puede ser privado de su libertad física, salvo por las causas y en

las condiciones fijadas de antemano por las constituciones políticas de los Estados Parte o por las

leyes dictadas conforme a ellas.


Art. 16.- Límite razonable de la prisión preventiva. La prisión preventiva está sometida a un

límite temporal razonable a los fines de evitar que se convierta en una pena anticipada. La

CADH en su artículo 5 nos dice que las penas privativas de la libertad tendrán como finalidad

esencial la reforma y la readaptación social de los condenados, por tanto, esta no puede extender

un plazo determinado para lograr el objetivo de a reinserción social.

Art. 17.- Personalidad de la persecución. Nadie puede ser perseguido, investigado ni sometido

a medidas de coerción sino por el hecho personal. La retención de personas ajenas a la

comisión de un hecho punible con miras a obtener su colaboración o la entrega del imputado

se sanciona de conformidad con las disposiciones de la ley penal. Este artículo lo podemos

relacionar con el 40. 14 de nuestra constitución, que establece que nadie es penalmente

responsable por el hecho de otro; Según este principio nadie puede responder penalmente por

delitos ajenos. Unos de los hechos que a diario se ven en la cotidianidad es la persecución de

personas que no han cometido ningún hecho delictuoso o criminal, sin embargo son perseguidos

e incluso detenidos solo porque tienen una estrecha relación con el sospechoso principal. Lo cual

se está violentando evidentemente la norma procesal penal dominicana.

Art. 18.- Derecho de defensa. Todo imputado tiene el derecho irrenunciable a defenderse

personalmente y a ser asistido por un defensor de su elección. Si no lo hace, el Estado le

designa uno. El imputado puede comunicarse libre y privadamente con su defensor desde el

inicio de los actos de procedimiento y siempre con anterioridad a la primera declaración sobre el

hecho. El defensor debe estar presente durante la declaración del imputado. El Estado tiene la
obligación de proporcionar un intérprete al imputado para que le asista en todos los actos

necesarios para su defensa, si éste muestra incomprensión o poco dominio del idioma español. El

artículo 8 de la CADH en su inciso nos habla sobre derecho del inculpado de defenderse

personalmente o de ser asistido por un defensor de su elección y de comunicarse libre y

privadamente con su defensor;

Art. 19.- Formulación precisa de cargos. Desde que se señale formalmente como posible autor

o cómplice de un hecho punible, toda persona tiene el derecho de ser informada previa y

detalladamente de las imputaciones o acusaciones formula das en su contra. La CADH en su

artículo 7, nos habla sobre el derecho a la libertad personal y en su inciso 4 trata este tema

diciendo que toda persona detenida o retenida debe ser informada de las razones de su detención

y notificada, sin demora, del cargo o cargos formulados contra ella.

Art. 20.- Derecho a indemnización. Toda persona tiene derecho a ser indemnizada en caso de

error judicial, conforme a este código. Este artículo lo podemos relacionar con el artículo 10 de

la CADH, ya que este establece que toda persona tiene derecho a ser indemnizada conforme a la

ley en caso de haber sido condenada en sentencia firme por error judicial.

Art. 21.- Derecho a recurrir. El imputado tiene derecho a un recurso contra las sentencias

condenatorias ante un juez o tribunal distinto al que emitió la decisión. Este artículo lo podemos

relacionar con el artículo 7 de la CADH, pues en el artículo 7 inciso 6 establece que toda persona

privada de libertad tiene derecho a recurrir ante un juez o tribunal competente, a fin de que éste

decida, sin demora, sobre la legalidad de su arresto o detención y ordene su libertad si el arresto
o la detención fueran ilegales., de igual manera, conforme al artículo 8 de la CADH las personas

tienen derecho de recurrir del fallo ante juez o tribunal superior de una sentencia.

Art. 22.- Separación de funciones. Las funciones de investigación y de persecución están

separadas de la función jurisdiccional. El Juez no puede realizar actos que impliquen el

ejercicio de la acción penal ni el ministerio público puede realizar actos jurisdiccionales. (el juez

no puede investigar y el Ministerio Público no pude juzgar). En esto consiste el principio de

separación de funciones. La policía y todo otro funcionario que actúe en tareas de investigación

en un procedimiento penal dependen del ministerio público.

Art. 23.- Obligación de decidir. Los jueces no pueden abstenerse de fallar so pretexto de

silencio, contradicción, deficiencia, oscuridad o ambigüedad en los términos de las leyes, ni

demorar indebidamente una decisión. Los jueces tienen la obligación de decidir los casos

litigiosos conforme al derecho y motivar sus decisiones. El artículo 7 de la CADH nos habla en

su inciso 2 del derecho a la libertar personal, el mismo nos destaca que toda persona privada de

libertad tiene derecho a recurrir ante un juez o tribunal competente, a fin de que éste decida, sin

demora, sobre la legalidad de su arresto o detención y ordene su libertad si el arresto o la

detención fueran ilegales.

Art. 24.- Motivación de las decisiones. Los jueces están obligados a motivar en hecho y

derecho sus decisiones, mediante una clara y precisa indicación de la fundamentación. Este

artículo lo podemos relacionar con nuestra constitución, que en su artículo 40 trata el Derecho a

la libertad y seguridad personal y nos expresa que nadie podrá ser reducido a prisión o cohibido

de su libertad sin orden motivada y escrita de juez competente, salvo el caso de flagrante delito;
Los jueces están obligados a motivar en hecho y derecho sus decisiones, mediante una clara y

precisa indicación de la fundamentación. La simple relación de los documentos del

procedimiento o la mención de los requerimientos de las partes o de fórmulas genéricas no

reemplaza en ningún caso a la motivación. El incumplimiento de esta garantía es motivo de

impugnación de la decisión, conforme lo previsto en este código, sin perjuicio de las demás

sanciones a que hubiere lugar.

Art. 25.- Interpretación. Las normas procesales que coarten la libertad o establezcan sanciones

procesales se interpretan restrictivamente. La analogía y la interpretación extensiva se permiten

para favorecer la libertad del imputado o el ejercicio de sus derechos y facultades. La duda

favorece al imputado. Este artículo lo podemos relacionar con el artículo 74 de nuestra

constitución, que habla sobre los principios de reglamentación e interpretación, en su inciso 4

nos expresa que los poderes públicos interpretan y aplican las normas relativas a los derechos

fundamentales y sus garantías, en el sentido más favorable a la persona titular de los mismos y,

en caso de conflicto entre derechos fundamentales, procurarán armonizar los bienes e intereses

protegidos por esta Constitución.

Art. 26.- Legalidad de la prueba. Los elementos de prueba sólo tienen valor si son obtenidos e

incorporados al proceso conforme a los principios y normas de este código. El incumplimiento

de esta norma puede ser invocado en todo estado de causa y provoca la nulidad del acto y sus

consecuencias, sin perjuicio de las sanciones previstas por la ley a los autores del hecho. Este

articulo lo podemos relacionar con el artículo 69 de nuestra constitución que en su inciso 8

establece que: Es nula toda prueba obtenida en violación a la ley;


Art. 27.- Derechos de la víctima. La víctima tiene derecho a intervenir en el procedimiento

penal y a ser informada de sus resultados en la forma prevista por este código. Además de los

derechos conferidos por este código, nuestra constitución en su artículo 177 trata la asistencia

legal gratuita cuando nos expresa que el Estado será responsable de organizar programas y

servicios de asistencia legal gratuita a favor de las personas que carezcan de los recursos

económicos para obtener una representación judicial de sus intereses, particularmente para la

protección de los derechos de la víctima, sin perjuicio de las atribuciones que correspondan al

Ministerio Público en el ámbito del proceso penal. De igual manera en su artículo 169 párrafo 1

establece que, en el ejercicio de sus funciones, el Ministerio Público garantizará los derechos

fundamentales que asisten a ciudadanos, promoverá la resolución alternativa de disputas,

dispondrá la protección de víctimas y testigos y defenderá el interés público tutelado por la ley

Art. 28.- Ejecución de la pena. La ejecución de la pena se realiza bajo control judicial y el

condenado puede ejercer siempre todos los derechos y facultades que le reconocen las leyes. El

Estado garantiza condiciones mínimas de habitabilidad en los centros penitenciarios y provee los

medios que permiten, mediante la aplicación de un sistema progresivo de ejecución penal, la

reinserción social del condenado. Este artículo lo podemos relacionar con el artículo 5 de la

CADH que nos habla sobre el derecho a la integridad personal, y establece que las penas

privativas de libertad tendrán como finalidad esencial la reforma y la readaptación social de los

condenados, de modo que el poder judicial tiene que garantizar que la ejecución de la pena se

lleve a cabo en condiciones aptas para que el imputado al terminar la condena pueda lograr su

reinserción a la sociedad.

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