Leeuwenhoek no era precisamente un científico connotado, sino más
bien un científico innato, era un comerciante de telas cualquiera, que hacia lentes y que se interesó en hacer microscopios a los 30 años por “diversión” para mirar donde nunca antes lo hizo!!
Fue celoso con sus microscopios. No compartió con nadie su forma de
pulir o tallar las lentes y no dejó ninguna indicación sobre sus métodos de fabricación, destruyó muchos de sus microscopios ni siquiera los vendía, (el no inventó el microscopio), pero hizo más de 500.
lo primero fue observar una gota de agua y quedo estupefacto, al darse
cuenta que veían sus ojos bichitos o pequeños animales, lo que más adelante, el llamo animálculos.
El descubrió lo que nosotros llamamos ahora, protozoos y las bacterias.
Quedo simplemente maravillado¡¡ en cada rincón observaba, se fijaba
el más mínimo lugar donde los pudiera encontrar una nueva especie, se volvió un maniático, (dientes, en la tierra, entre medio de los dedos etc.
Fue el primero en ver los glóbulos rojos y los espermatozoides, el
experimento con su semen.
Publico dibujos de bacterias en 1684 las cuales eran de excelente
calidad y nos permiten reconocer varios tipos de bacterias frecuentes como los: bacilos, cocos, grupos de cocos, etc. Comenzó a documentar todo lo que descubrió y comenzó a mandar cartas a la “Real sociedad de Londres”, acerca de su trabajo de investigación. No lo recepcionaron muy bien se podría decir que fueron escépticos e incrédulos, solicitaron pruebas y toda la realeza, entre ellas la “Reina María de Inglaterra” lo visito, para ver desde su microscopio, y confirmaron que era cierto.
Desde ese momento paso a ser un miembro activo de la “Real sociedad
de Londres”. Era la primera persona en ver todo lo que había analizado durante 50 años.
Gracias a Anton Van Leeuwenhoek, sabemos que la mayor parte de la