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Bruce Lipton Bert Hellinger Pierre Garnie Enric Corbera S. Sellman Joe Dispenza Robert Lanza
Ser Hijo – Tener un Hijo
Pero no todos los contratos están sobre papel, ni siquiera son verbalizados, ni
tampoco todos están en el plano de la conciencia. Más aún, como en el caso del
nombre, hay contratos que aceptamos en desigualdad de condiciones porque se
“sellan” en la más tierna infancia: el niño intuye que el incumplimiento implica no
ser querido, lo que significa la muerte.
Nuestro cerebro más primitivo nos dicta la orden de obedecer cuando la amenaza
es ser expulsado del clan familiar.
d) “En la vida debemos dejar las cosas igual que nos las hemos encontrado”
(Señal evidente de que el árbol se ha estancado…)
Los contratos emocionales nos atan con fuerza al pasado y fomentan las relaciones basadas en la dependencia
emocional. Disolver estos contratos es abrir al fin la puerta a la libertad de amar con un nivel de consciencia
superior.
Ejemplos de contratos libidinales:
La prohibición de la homosexualidad y de prácticas sexuales no existentes en el repertorio del árbol, también son contratos que al
incumplirlos nos bloquean la libido o nos sentimos culpables y merecedores de castigos si “nos salimos del tiesto”.
Ejemplos de contratos materiales-corporales-económicos:
Las inhibiciones económicas. Es necesario que encontremos los elementos que permitan separarnos de la
violencia, del miedo y de la culpabilidad…
d) “El que arriesga pierde”, “Más vale pájaro en mano que ciento volando”, “Más vale malo conocido que
bueno por conocer…”
(Salir del territorio es una deslealtad imperdonable y tenemos un miedo ancestral a no volver a ser admitidos
en el clan).
Coherencia
Afectiva