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セvBMィN@
LECTURA,. REPRESENTACIÓN E IDENTiDAD
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SALAMANCA
2002
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edición al cuidado de
Coordinadora de colección EVA BELÉN CARRO CARBAJAL
María Sánchez Pérez LAURA PUERTO MORO
MARíA SÁNCHEZ PÉREZ
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TABLA
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©SEMYR
LS.B.N.: 84-932346-2-1
. ----- . Depósito Legal: S. 492-2002
Compuesto e impreso en Gráficas Cervantes
(Salamanca)
PEDRO M. CÁTEDRA
Presentación
[11]
JUAN CASAS
Tradiciones postclásicas y materia troyana en «El Quijote»
[55-70]
PEDRO M. CÁTEDRA
Realidad, disfraz e identidad caballeresca
[71-85]
LUZDIVINA CUESTA
La realzdad hzstOrica en la ヲゥ」セウWャ[イッ、・。「■ョᆳ
[87 -109]
FOLKE GERNERT
«Novella» e intercalación narratzva: el relato breve en «El Baldo» (1542)
[111-121]
PALOMA GRACIA
El «Amadís de Gaula» entre la tradición y la modernidad: Briolanja en la insola Firme
[135-146]
JAVIER GUIJARRO
La historza en los libros de caballerías: La nacionalización del «Libro Segundo de
Don Clarzan» (1522)
]Mセ@ ---==-=--"---
[147-171]
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KARLKOHUT
セ@ MセB Teoría-literariahumanística y lz"bros de caballerías
[173-185]
BERNHARD KÓNIG
Pl'osifz'cando la caballería: de los «cantarz» allz"bro de caballerías
[187-200]
10 11
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266 M' CARMEN MARíN PINA
1 MaurÍce Keen, La Caballería, trad. Elvira e Isabel de Riquer, pról. Martín de Riquer, Barcelona:
Ariel, 1986, págs. 168-191. .
2 Cf Jesús D. Rodríguez Velasco, El debate sobre la caballería en el siglo XV- La tratadística caballe-
resca castellana en su marco europeo, [Salamanca]: Junta de Castilla y León, 1996, págs. 312-316, y
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_O" ____ .= •. «El Tractatus de insigniis et armis de Bartolo y su influencia en Europa: (Con la edición de una traduc-
ción castellana cuatrocentista)>>, Emblemata, 2 (1996), págs. 35-70.
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Sin embargo, ni aquélla es la única forma de hacerlo ni ésta constituye el único significante (representación material o formal) que son las armerías y con un
feferente'p"bsÍtle.StliOS"fíjamos en la figura 2, advertiremos, por un lado, los
significado (referente o concepto) constituido por su titularidad5 . Así conside-
variados soportes de las armerías, representadas no sólo en los escudos, sino en
rado, el sistema heráldico es autónomo y básicamente visual. Sin embargo, desde
la indumentaria de hombres (sobrevestes) y monturas (gualdrapas), así como en
colgaduras de los balcones y gradas erigidos para la ocasión; pero además fechas muy tempranas, se sintió la necesidad de reflejarlo de forma verbal, bien
veremos cimeras sobre los yelmos de los caballeros, banderas a los lados del por necesidades prácticas, bien por menesteres literarios. De este modo surge,
palenque, collares con divisas sobre los ricos mantos de los nobles espectadores ... como complemento de las armerías, el blasón, que no es simplemente una
Si prestamos aún más 。エ・ョ、セ@ repararemos-en que no todos los espectadores terminología especializada, sino una norma lingüística específica que traduce en
ocupan el mismo lugar y en que sus localidades tampoco son idénticas. Si el su nomenclatura y en su peculiar sintaxis la estructura misma del significante
primer grupo señalado apunta básicamente hacia la individualización del caba- ._: _____ MNィ・イ£ャ、ゥ」セオョ。ェqウ]ァ「sエZュQᄀ■iッ@ (armas o 。イュセ■ウI@ sO!lde
llero, el segundo se refiere más bien a la posiciónsoóal yal ámbito de poder al
que se adscribe cada persona o cada grupo. Podemos considerar tales elementos,
todos ellos visuales, aunque algunos más plásticos y otros más conceptuales, ParpQ de Gueyara y Valdés, Manual de heráldica española, pról: F. Menéndez Pidal, Madrid: Aldaba,
1987; Thomas Woodcock y John Martin Robinson, The Oxford Guide to Heraldry, Oxford: Oxford
como otras tantas modalidades emblemáticas, si entendemos por emblema cual- University Press, 1990; Faustino Menéndez Pidal de Navascués, Los emblemas heráldicos: Una in ter-
quier elemento visible que es representación simbólica de una persona física o pretación histórica, Madrid: Real Academia de la Historia, 1993; Ottfried Neubecker, Le grand livre de
'urídica, singular o colectiva, y que traduce una identificado'n personal, un I'Héraldique: L'histoire, l'art et la sicence du blason, adapto Roger Harmignies, ed. rev., París: Bordas,
J 1995; María Carmona de los Santos et alii, De sellos y blasones: Sigiloheráldica para archiveros, Carmona:
vínculo familiar o comunitario, una posición social o un mérito individuaP. S & C, 1996. Para profundizar en la heráldica medieval española, puede acudirse a Faustino Menéndez
Desde esta perspectiva, los emblemas constituyen sistemas de signos cuyo Pidal de Navascués, Libro de armería del reino de Navarra, Bilbao: La Gran Enciclopedia Vasca, 1974;
. .f bl 1 de! mismo, Heráldica medieval española, 1: La casa real de León y Castilla, Madrid: Hidalguía, 1982;
slgm lcantees percepti .e visua mente (aunque ャqヲj・イエMゥNョウ。ューKgcizィQGォhA「オセ NャYキM、・セッL@ Cádiz セbオイZァッウNuョゥ|c・、。l£⦅コ@
las formas y los colores, sino la posición relativa de los elementos percibi4?s) , y Universidad de bオイァッウLjRVlセョ・N⦅ケ@ ⦅」ァjNエゥャqウZeLWQ「・ュ。セ@ heráldicos en España, Madrid: Real
y cuyo significado consiste en revelar la personalidad (entendida tanto o ュ£ウセ@ en Academia de la Historia, 1999; Martín de Riquer, HeraJdica catalana: Des l' any 1150 al 1550, Barcelona:
Jaume Vallcorba Ed., 1983,2 vols., y Heráldica castellana en tiempos de los Reyes Católicos, Barce!ona:
su di.mensión ウッ」ゥ。ャMアオ・ョBエ、gNiセjL「lー⦅イZ@ . J。Zァ⦅ュ・Mvu]セe、NLlYウV[isゥョイッィヲb£ャ」ケgjQq■zコ@ InsJ:ÍtJ!.<;i6.n_«F"'ern"""an""d""o"---_ _ __
emblemas de uso ゥャBュ・、。エッMHgョjオLイセ@ hiendd titular de el Católico», 1988; Alfonso Ceballos-Escalera y Gila, Heraldos y reyes de armas en la corte de España,
los emblemas de uso mediato (Como armerías üDanaerasr,bien aerafectado-p"o-rro-s Madrid: Eds. Iberoamericanas, 1993; Alberto Montaner Frutos, El Señal del Rey de Aragón: Historia y
significado, Zaragoza: Institución «Fernando e! Católico», 1995; de! mismo, «Testimonios heráldicos»,
___ emblemas 、セNAG・ャ。」ゥ⦅ョBウu@ c0!1?-<? las normas de ceremonial y protocolo). en La Aljafería, Zaragoza: Cortes de Aragón, 1998, vol. n, págs. 119-145, y «El Libro del Conosfimiento
En el ámbito que nos ocupa, los diversos procedimientos de los que se como libro de armería», en Libro del conosfimiento de todos los rregnos et tierras et señoríos que son por
vale セ@ .. caballero m. edieval para revelar su."identidad (seaésta-in-dividual, fam.i- el mundo, et de las señales et armas que han, Zaragoza: Institución «Fernando e! Católico», 1999, págs.
. 43-75;Javier MartínezdeAguirre iEiustÍÍioMenenoez Pidal, Emblemas heráldicos en el arte medieval
liar o social) constituyen otras tantas modalidades emblemáticas que se articulan navarro, Pamplona: Gobierno de Navarra, 1996, y El escudo de armas de Navarra, Pamplona: Gobierno
en torno a las armerías, aunque no deban reductrse al uso de las mismas. de Navarra, 2000; Eduardo Pardo de Guevara y Valdés, Palos,/ajas y jaqueles: La fusión de las armerías
Conviene, pues, comenzar esta somera tipología de la emblemática caballeresca en Galicia durante los siglos XIII aIXN, Lugo: Diputación Provincial, 1997.
5 La consideración de la heráldica como sistema, anticipada por Rémi Mathieu, Le systeme héral-
por la heráldica4. Los emblemas heráldicos, en tanto,gue signos, cuentan con ún dique franfais, París: J. B. Janin, 1946 (que da al término sobre todo connotaciones jurídicas), se conso-
"6, ., lida con las aproximaciones semióticas de .Georges Mounin, Introduction a la sémiologie, París: Minuit,
1970, págs. 103 -115, y Francisco Marsá, «Perspectiva semiótica de la Heráldica», en Studia in Honorem
NpQPヲ⦅ャl、・rゥアLオク^Mbセイ」Aォュ。Z@ j。オュセBvャ」ッi「@ Ed. (Quaderns Crema), 1988, vol. III, págs. 627-634,
. 3 Esta definición, que deriva de las propuestas de Faustino Menéndez Pidal.cle Navascués, es la que
Vlene propugnando la Cátedra de Emblem1Í.tica «Ba-rón de Valdeolivos» 、・Mャ。iョウエゥオ」\セfュッB@ siéi:ídüdespués acogiua porM. Past:oüreau, Traitéd'héraldíque, pág. 15, y F. Menéndez Pidal, Los
セエャゥ」ッᄏ@ HcsiセIL@ de Zaragoza, bajo la dirección de! Dr. Guillermo Redondo, y cuyo órgano de expre-
emblemas heráldicos, pág. 19, y desarrollada por e! mismo Pastoureau en la 2" ed. de! Traité, págs. 315-
SIon es e! anuarIO Emblemata. Con tal premisa se celebró en diciembre de 1999 en dicha ciudad e! I 321, así como (con algunas divergencias) por A. Montaner, El Señal del Rey de Aragón, págs. 31-35;
Congreso Internacional de Emblemática General, cuyas aportaciones se recogen en sus Actas de inmi- del mismo, «El Libro del Conosfimiento como libro de armería», págs. 63-65, y especialmente
nente aparición, donde podrán verse con más detalle y con la bibliografía pertinente muchos de los «Metodología: Bases para la interpretación de los sistemas emblemáticos», en Actas del 1 Congreso
aspectos que apuntaré a continuación y para los que aquí proporcionaré tan sólo unas mínimas refe- Internacional de Emblemática General, Zaragoza: Institución «Fernando e! Católico», [en prensa];
rencias orientadoras. Sebastián García Garri,do, El diseño heráldico como lenguaje visual: Heráldica nobiliaria de la Ciudad
de Ronda, pról. Julián Alvarez Villar, Málaga: Universidad, 1998, págs. 18-38 y 57-69, y J. Martínez de
セ[ML]ZGAHIiャᄎ@ :9J2ra s...、←ANスᄋセヲ・イiャ」ゥ。@ generales pueden consultarse: Arthur Charles Fox-Davies, A Complete Aguirre y E Menéndez Pidal, El escudo de armas de Navarra, págs. 11-25.
Guide to Heraldry, New York: Dodge, 1909 (reimp. New York: Gramercy, 1993); Vicente de Cadenas
6 Sobre el surgimiento y evolución del blasón, véase GerardJ. Brault, Early Blazon: Heraldic termi-
y Vicent, Diccionario heráldico: Términos, piezas y figuras usadas en la ciencia del blasón 2' ed. Madrid:
Hidalguía, 1976; Miche! Pastoureau, Les armoiries, Turnhout: Brepols, 1976; del イョゥウセッ@ T:aité d'hé- nology in the twelfth andthirteenth centuries with-special reference to Arthurian heraldry, 2" ed.,
raldique, París: Picard, 1979 (2." ed., 1993), y Figures de l'héraldique, París: Gallimard, 1996; Eduardo Woodbridge: Boydell, 1997; para una caracterización general, M. Pastoureau, Traité d'héraldique, págs.
315-321, y para su aClimatac1órien ←イM£ゥョ「ャエッィヲウー」VセmN@ de Riquer, Heraldica catalana, esp. págs. 328-359;
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tip? セイ£ヲゥ_lpN・HI@ ーオ・NYセャ@ hacerse verbales mediante su blasonamiento o descrip- diversos espacios y elementos, desde (literalmente) la cuna a la sepultura. Pero
ción técnica. Es éste un aspecto fundamental en nuestro caso, dado que a esa misma posibilidad incide en otro aspecto esencial para la comprensión del
menudo el mundo de la caballería es sobre todo un discurso (teórico o narra- . sistema heráldico en su contexto: la función estética. En efecto, la posibilidad de
tivo) sobre la propia caballería. pintar, grabar, bordar o esculpir bien las armerías plenas, bien la sola señal
. Ene! plano formal o del significante, las armerías se construyen mediante un armera (como las veneras de los Pirnentel en la célebre Casa de las Conchas
soporte básico (e1escudo, que delimita el campo); un repertorio bastante estable salmantinaS), contribuyeron a otorgar a la heráldica un valor ornamental favo-
pero teóricamente ilimitado, de representaciones-plásticas (las señales, ュッ、・イセ@ recido por la propia estilización y policromía de sus diseños, de tal modo que en
namente ャ。ュ、セウ@ i_オ・「ャセ@ y dividida.s, a veces algo artificialmente, en piezas o determinadas ocasiones su función estética iguala y aun supera a la emblemática,
elementos geometncos y figuras u objetos concretos), susceptibles de superpo- algo siempre impo1j:ante ・ョMNAャイ。セオエᆰウゥ@ como lo es la caballeresca,
nerse al 」。セーッ[@ un conjunto cromático finito H・ウセャAエL@ divididos en colores y . -----. Mウオ「ョZエッ、・イヲ。l■セャ⦅アᄋ」クゥコNュ@ ァ←ョ・ュiPウMhYイセ
metales) aplicable a ambos y, a partir sobre todo del siglo XIV unos ornarnentos de caballerías.
exteriores opcionales que rodean el escudo (timbres, soporte; e insignias). Estos En el plano del significado, la conexión semántica esencial es la que liga a las
elementos se combinan mediante un código sintáctico más o menos estricto . _.___ armerías con su titular, permitiendo el reconocimiento de éste a través de 。アオ←セ@
según épocas y lugares, que determina las llamadas «leyes del blasón» (la ュ£セ@ Has. Inicialmente, ese vínculo se basaba de forma exclusiva en la asociación
célebre de las cuales es que no puede ir ni color sobre color ni metal sobre metal) permanente de unas armas y de un individuo, pero en el plazo de una o dos gene-
y otras tendencias organizativas de las armerías que garantizan su coherencia raciones aquéllas se extendieron a todos los descendientes de éste. Por ello, ya
constructiva, uno de los principales aspectos que distinguen la heráldica de otros desde finales del siglo XII ypese al ocasional empleo posterior de armas estrictamente
sistemas セ「ャ・ュ£エゥ」ッLウZMYP@ ヲセ」Z⦅ᄎM_A。QーNイッュR・ョ、@ el aug,."e,...,yl---"'la"--___--'.,.-___-."p"'e""'rs.."o""n""al"""'es,¡",,,l,,a.,,vw;inriculación entre unas armerías y su titular pasó a deberse a su
perduraclOn de la heráldica es su capacIdad de repetición sobre distintos tiEos pertenencia a un lÍrraje.-En otros términos, las lumas identifi:caban-a-stt-t'tSt'litf.fo>-----
、セ@ s?porte, 、セウ・@ el escudo de guerra propiamente dicho (figura 3) hasta"'1os. antetódó como miembro セ、・」ャZエイᅪィ。ᄋヲュゥN@ Complementariamente, en el
dimInutos .apliq . . ues イZァセヲᄎs@ táli' d. e 1os arneses o 1as anr'11 as d e 1as aves d e cetrería área clásica de la heráldica (es decir, el espacio cultural anglo-francés), las armas
Hヲゥァオイセ@ 4), ー。ウョ、qNpイオセ・MャIエァッケュ@ (figura 6), 'í Zエョ」iN■。「MᄀtQーッウᅪ、・ゥカhイオェセV\jャG
en tapIces y colgaduras (fIgura 2) o en las orlas clelos marH.:rscfÍfos (figura 1:5}7-; ___セN@ .
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mayor, constituido por ello en chef d armes, usaba las armas prístinas del mismo;
E st a capaCI d ad d e d esligarse d e un am 'b'Ita materi al concreto se basa en la consi- sus demás miembros adoptaban versiones divisadas o diferenciadas por las
Mセ@ ᄋMセ・イ。N」ッョ@ de-ras
。Vウエイセ」・■Mッ@ armerías como el verdadero portador del brisuras correspondientes al hueco que ocupaban en la red de parentesco, es
slgmfIcado, mas alla de cada representación particular-y-de-sus"irrevrtabies decir, modificadas según un sistema de diferencias ligadas, no a cada persona,
variantes de ejecución, reforzando así la función emblemática de la heráldica en sino a sú po-sición ¿entró de la farriilia. Por lo tanto, cuando fallecía alguno de
la medida en la que permite representar simbólicamente a su titular en セオケ@
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los miembros del linaje y otro ocupaba su lugar respecto del chef d armes, éste
tendía a sustituir sus armas brisadas por las de aquél. En cambio, en el área medi-
terránea (especialmente el ámbito cultural ibérico) la heráldica fue siempre fami-
Herál4ica セウエ・ャ。ョZLN@ esp. págs. 245-249? y «El 。イュッゥセ@ 、セ@ Toisón 、セNoイッ@ del rey de armas de Aiagón: liar, siendo usada sin brisuras (salvo de forma excepcional y prácticamente sólo
cッョエセャオ」o@ セ@ lexlco 」。ウエ・ャセッ@ medIeval de la heraldlca», en Homenaje a aセャッョウ@ Zamora Vicente, dentro de las casas reales) por todos los miembros de un linaje, incluidas las
Madn,d. c。セエャゥL@ 1988, vol. iセ@ pags. 229-244; A. Montaner, «El Libro del Conosfimiento como libro de
セャイL@ pags. 53-54, y del mIsmo ケm。イ■I・ウセ@ iZNヲャセ。Lᆱgッウイゥᄏ@ en Libro ¿let cッゥウセ■ョコᄋ・エN@ @ 」 ョ イ ヲ ゥ 、 サ ■ ャ 。 ・ ア ⦅ M ッ L セ F ェ オ ュ ᄋ、・ャセイ。@ 」Zャ£ウゥNセI@ sÍe.l1lpregozaron de plena capa-
-------" - cidad armera. Con la transformación del sistema heráldico en la Baja Edad
7 Ya advi:-tió. ・ウエセ@ オ「ゥ」、セ@ de la heráldica su primer tratadista teórico, Bartolo da Sassoferrato: Media, la condición esencial del significado de unas armerías siguió radicando
«Secundo prmclpalite.r est vldendum qualiter ista arma seu insignia sunt pingenda, infligen da et
ーッイセ。ョ、N@ aセ@ quod sClendurr: est q:.lO.d アオ。ョ、セ@ I?<?rtantur !r: vexillis et vexiculis, quandoque in
eri permitir la identificación de su titular, pero se ampliaron las posibilidades
vestl.bus .homl:llS, quan.doque m ー。ョ・エャ「オセ@ et alils slmlhbus stabIhbus locis» (De insigniis et armis, ed. de hacerlo. Así, su usuario podía ser tanto una persona física como jurídica,
Mano Clgnolll.' prol. Riccardo Capasso, Flrenze: Giampero Pagnini, 1998, § 9, pág. 31). La traducción mientras que tenía derecho a emplearlas por libre adopción (armas personales),
_ _ _ _ _ ._ _ 」。セエ・ョ@ medieval recoge y 。セーャゥヲ」@ así el. pasaje: «Lo segundo e princ;ipal, dévese mirar en qué manera
セM NMセ@ -- Mャ。ウN・fセッイュィョ、ᄋーエ@ o .enxenr o traer. Para lo qual es de saber que algunas vezes las armas por herencia (armas familiares) o, entre otras causas menos frecuentes, por su
se traen en los pendones e pendonC;lllos, algunas vezes sobre las vestiduras de ome algunas vezes en
los escudos, otras vezes en las cubiertas de los cavalleros [lege cavallos]; otras vezes セョ@ las cubiertas de
las 」セ。ウ@ e algunas vezes en las paredes o en otros lugares estables, e en semejantes cosas» (ed. J. D. 8 Sobre la cual, vid. Julián ÁlvarezVillar, De heráldica salmantina: Historia de la ciudad en el arte de
Rodnguez Velasco, «El Tractatus de insignzi"s et armis», pág. 58). sus blasones, 2" ed.,Salamanca: Ayuntamiento y Colegio de España, 1997, págs. 106-122.
272 ALBERTO MONTANER FRUTOS EMBLEMÁTICA CABALLERESCA 273
título de señorío, su cargo o su carácter colectivo (respectivamente, armas de la heráldica ha carecido de tal componente esotérico o, al menos, jeroglífico, que
-domillio,décigriidad yde comunidad)9. A este significado central o denotación, conoce su apogeo en la heráldica de los conquistadores de Indias, a principios
podían unirse determinadas connotaciones o sentidos secundarios, capaces de del siglo XVI, conceptualmente paralela a la emblemática literaria que empieza
expresar una relación feudal, una opción política o religiosa, o un carácter a desarrollarse por los mismos años. La gran abundancia de armas parlantes
conmemorativo, entre otras posibilidades. (las que evocan el nombre de pila o el apellido del titular por medio de una paro-
En este punto es importante hacer una advertencia sobre lo que habitual- nomasia, una dilogía o un calambur, como la mano alada del infante don Manuel)
mente se entiende por simbolismo heráldico. La creencia, difundida desde el desde los inicios mismos de la heráldica, su difusión mediante la imitación de
siglo XN, de que las armerías estaban ligados a las hazañas primigenias de un diseños' prestigiosos y otros aspectos tanto s,incrónicos como diacrónicos, dejan
linaje, normalmente las de su titular epónimo, y las atribuciones simbólicas a bien claro_ queja 」イセ。lᅮョ⦅oー・ャ}NゥケZ、@ unas_armerías no se debió casi nunca
los esmaltes heráldicos por parte de los heraldistas del siglo xv 10 , llevaron ala -----a-brcl-e-I-m-enrd¡:cütíHz¡H:-tó-n-de-es-uo:-ti:-p-oLles-rmboiísmo en las señales. Aesre----
opinión común de que cada emblema heráldico poseía-una lectura oculta11. Esta respecto, hablar, como a menudo se hace, del bestiario heráldico, es admisible
tendencia haría fraguar un gran número de leyendas etiólógicas desde finales ._ sólo en cuanto a la, identificación y taxonomía de la abundante fauna heráldica,
de la Edad Media y conduciría a los tratadistas de la heráldica racionalista o Fero no para aplicarle los (por otra parte heterogéneos) significados que ofrecen
normativa, a partir de finales del siglo XVII, a indicar en sus exposiciones el los bestiarios propiamente dichos. Ello no obsta para que en determinadas
supuesto simbolismo de los diversos muebles heráldicos 12 , y a otros estudiosos, circunstancias no pueda reconocerse la presencia de cierto surplus de sens, más
desde finales del siglo XIX, a explorar sus hipotéticas conexiones ocultistas 13 . Sin o menos ligado a los transmitidos por la tradición animalística medieval, como
errbargo, salvo para casos aislados y únicamente desde mediados del siglo XN, en el caso de las armas parlantes del reino de León 14 , pero en tales ocasiones,
que habrá que justificar muy fundadamente, estaremos ante un elemento secun-
dano del sIgmfIcado del emblema, connotatIvo y no denotatIVÓ.---- -----
9 En algunos casos, las armerías permitían identificar a quien las ostentaba a un tiempo cQWo un I En torno al núcleo represeo:ntado por la heráldica se desarrolla, como yane
miembro de dete=inada familia y como el que desempeña una determinada dignidad, bien porque
las a=as presentaban esa dilogía (en e! caso de buena parte de la heráldica regia desde finales de! siglo ____ anticipado, el resto de las manifestaciones emblemáticas del período. Por un lado
XIV),- bien- porque d,irolan:t>nrrrilíab-a-e-n-anarrntsmas armenas sus senales propl'<ras;;"·r1co'>in,jloac<s'71df,;-e"<sn
dignidad (por ejemplo, las armasde!-Gl."an-Maestrehospitala·l."ie.]uan-Femánaez·aeHeredia que cuar-
e
u--.".----"---7-'==---sT:'-'truillan los usos vexíhcos, plasmados en la Jerarquíidenarideras-que vaaesa-e----
d 1 d1
telan las torres de plataencampo:de gules.desu lirraje;-con-Ias-crm:e-s-Jh:n-as dep-Iataen 」。ュf^・BャZセァオウ@ la seña cabdal a los pendones, más ligadas tra iciona mente a la posesión e
propias de su Orden). feudo y al mando de la mesnada (situación reflejada en la expresión «señor de
------UJ.-La-Qbr.a-ge¡:minaLsobre-eLsimholismo_cromático es la de Sicilia, heraldo de! rey Alfonso V de pendón y caldera»), aunque muy emparentadas con los emblemas heráldicos,
Aragón en Nápoles, Le Blason des Couleurs en armes, de! que sólo se cuenta con la venerable edición al al d d d 1 E el ell
de Hippolyte Cocheris, París: Auguste Aubry,186G,si-bien"hay ahoraunatraaueción-lt-ali'<lflil-anotada: menOS en_guna e sus varie a es, como uego veremos. n r ación con as,
11 Blasone dei Colori: Il simbolismo del colore nella Cavalleria Medievale, ed. Massimo D. Papi, Rimini: por su tipo de soporte y en parte por su repertorio formal, estarían las sobre-
n Cerchio, 2000. Respecto de esta obra y sus derivados, se ha de advertir que el rechazo por la moderna vestes, unas veces plenamente heráldicas, las sobreseñales que reproducen el
investigación heráldica de este tipo de simbolismo para e! conjunto de la heráldica ha llevado a veces,
por exceso en la reacción, a una descalificación de tales ensayos alegóricos cuatrocentistas igualmente escudo completo, y otras con colores emblemáticos de ocasión, las libreas usadas
injusta. Lo que hace falta es situar tales atribuciones simbólicas (con antiquísimas raíces, en algunos en justas y torneos, sih un valor propiamente heráldico, lo que las liga a otro
casos) en e! marco de su contexto sociocultural y en e! de la propw evolución de la heráldica. ' grupo emblemático de importancia en el período, el de los motivos paraherál-
11 Sobre esta anacrónica y en e! fondo simplista cQncepcÍón siffibólica de la herªldka üarointa..ble-
mente aún bastante arraigada), c/. M. Pastoureau, Traité d' héraldique, págs. 250-58 y 282; M. de Riquer, dicos. Esta denominación se debe a que no tardaron en incorporarse a la repre-
Heraldica catalana, págs. 63-64 y 84-85, y E. Pardo de Guevara, Manual de heráldicaespañola;-págs-.22 serttacfóncodeiaKatmerías, efi forma de otrt'amentos exteriores del escudo. Se trata
y 108-110. . Mセ@ ----- ----- ----- - セ@ --------, de dos modalidades que surgen con más de un siglo de diferencia, las cimeras y
12 Sirva de ejemplo uno de los más influyentes, e! del Marqués de Avilés, Ciencia Heroyca reducida a
las leyes heráldicas del Blasón, [ed. rev.J, Madrid: lbarra, 1780, vol. l, págs. 190-210 (para los esmaltes), las divisas, pero que tendrán su auge conjunto en pleno otoño de la Edad
217-219 (para las piezas) y 303-422 (para las figuras). Media. Además, es necesario tener en cuenta variedades que, surgidas de la-
13 Destaca en esta línea Félix Cadet de Gassicourt y Baron du Roure de Paulin, I.:hermetisme dans divisa, apuntan ya hacia el emblema literario renacentista, como las invenciones
l'art héraldique, París: H. Darragon, 1907, reimpreso como apéndice de Robert Vie!, Les origines symbo- d d
, fiques du blason, París: Berg International, 1972, quien, no obstante, da una versión renovada e históri- e justa ores.
ZLセ]ᄋ」NMg。ュ・ョエ@ algo-mejor fundada de estos planteamientos. Dos aportaciones españolas a dicha orientación
son la de Francisco Ve!ázquez-Gazte!u y Caballero-Infante, Simbolismo y heráldica, Madrid: Hidalguía,
1965 (aunada en parte a la corriente anterior) y la de Roberto 'Soravilla Fernández, «Interpretaciones 14 Sobre las. cuales, vid. E Menéndez Pidal deNavascués, Heráldica medieval española, págs. 24-27,
heráldicas en la ciencia sagrada tradicional», Revista 1bereomericana de Heráldica, 2 (1993),35-46 (con y «El escudo», en Símbolos de España, coord. Ca=en Iglesias, Madrid: Centro de Estudios Políticos y
mejores apoyos teóricos, en clave jungiana). . Constituciónales, 1999, págs: 15-225 (en-págs. 49-50).
セM -.-. --
Las cimeras consisten en figuras (normalmente huecas y realizadas en perga- En cuanto a las divisas 18 , cuya existencia ha sido siempre gráfica, consisten
mino hervido, cartón y yeso pintado y sobredorado) que se sitúan sobre el yelmo, en una figura (animal, planta u objeto) acompañada a veces de un breve lema, y
del que forman un prolongado remate (figura 5)15. Los testimonios más antiguos- están más cerca que las cimeras del núcleo emblemático constituido por la herál-
」ᄎゥAャ\Zセョ@ conla difusión del Tophelm o yelmo en forma de tonel, cuya parte dica. De hecho, determinados motivos representados fuera de un escudo, pero
superior era plana o muy escasamente combada, lo que permitía fijar en su tope con netas 。ウッ」ゥォャセ・@ familiares (la genesta de los condes de Anjou) o señoriales
tales figuras, frente al yelmo cónico usado anteriormente. Bastante difundidas (los emblemas parlantes de León y Castilla) anteceden al sistema heráldico o
en el área germánica duranteelsigluxHI,se desarrollan mucho menos en el área coexisten con él en sus orígenes, aunque éste los acabara subsumiendo. En todo
clásica y no llegan a la mediterránea hasta el siglo XIV, alcanzando su apogeo caso, como queda dicho, siempre existía la posibilidad de representar indepen-
sobre todo en el siglo xv (figura 6), para caer después en paulatino desuso, dientemente una determinada señal o mueble armero como una suerte de suma
manteniéndose sólo como orn,amento ・クエイゥッ⦅」ャセiウオ、Y@ en sus representa- - ----- M、・ャ。ウョNイ■セn[「エ⦅ゥカsー←ュヲ」ィ ・ョL@ a-media-a-es---
ciones plásticas. Las cimeras constituían a la vez un elemento decorativo y del siglo XIV, más bien en competencia con aquéllas, aunque su forma más primi-
funcional, pues realzaban el porte del caballero y contribuían a impresionar a tiva era, en realidad, la de un tipo de armas personales (la cruz de San Jorge
sus oponentes ya sus monturas 16 . Desde el punto de vista emblemático, solían con o sin cabezas de moro, en el caso de los Reyes de Aragón, o la Divisa ae
carecer de la fuerza identificadora de la heráldica o de las divisas, porque se la Banda castellana). Ello se debe a que la evolución dos veces centenaria de la
usaban sólo en determinados contextos (guerras y torneos) y de modo ocasional, heráldica la había hecho poco apta para representar la identidad particular del
de forma que una misma persona podía usar sucesivamente diversas cimeras, lo titular y menos aún sus propios gustos y elecciones, dado que las armerías
que impedía el reconocimiento, base de la función emblemática. No obstante, estaban ya muy estabilizadas y su vinculación fundamental era la familiar, según
en el área germánica primero y más tarde en GrarLBrgtañª las cimeras (muchas se ha visto. En el auge del individualismo al que asiste la Baja Edad Media, era
veces basadas en los mismos muebles del escudo, como en la figura 8) se gene- normal que se arbitrase algún procedimiento de emblemática: ・ウイゥ」。ZュャBGM\lセ
ralizaron y se hicieron hereditarias, llegando a admitir brisuras y a competl:t así personal. Surgen así esos motivos de libre elección, no sujetos a reglas cromá-
con las armerías pmpiament.e_dichas_.Bn..eu.e.sJ.o_Qe_Euro];la sólo se 12er12etuaron ticas ni de otro tipo, donde la inventiva, el ingenio yel gusto podían actuar a su
en algunos linajes y, en especial,-entre los dinastas, 」オケ。ウBゥュG・MイNLャ[ーセッョZ]Q■エ@ especiaJ:;-frente a lo que D:al5ía ocurrldoCo11tl.S 。Zョセ・イ■ウャゥカNMQ@ ----. ---.
cierta frecuencia a sus descendientes, pero conservandoparte-d-e sU'l::rcimi-ti-v-e--! suele encerrar un sentido más o menos arcano, basado en evocaciones de índole
m __ セァョゥヲ」。、ッ@ personal>...Ques no eran extensivas al conjunto del linaje, sino a su jefe diversa que a veces se nos escapan por completo. De todos modos, las divisas
de armas. Habida cuenta'-de -qüe, p3.ra el siglo XIV, la mayor parte de la heráldica conocen también un uso colectivo, referido sobre todo a un determinado grupo
real compartía su ウ・ョエゥ、ッヲ。ュャイ」セ@ de dignidad,la-cimeravine a polítü:.o 9c!e ーイセᆰMゥᄎャQL⦅@ ァャセ@ agOl'!-ª,p-ª,com_o_emblema la divisa de su caudillo o del
convertirse en ella en una especie de insignia de soberruúa, como la corona, aneja linaje en torno al que se articulaba (figura セョN@
más al título regio correspondiente que a los vínculos de sangre de su titular17. Tal empleo hace de las divisas un antecedente de los modernos logotipos, lo
que se manifiesta también en el plano del significante. En efecto, frente a la
libertad de ejecución que, en general, impera en las armerías, donde lo emble-
15 Sobre las cimeras véanse, además de los capítulos corresponch'entes de las obras de referenCia セ・ョᆳ máticamente pertinente es el diseño, la divisa, aunque de composición libérrima,
rales citadas en la nota 4, Barón de Cuatro-Torres, El casco del rey D. Jaime el Conquistador: Monografía
historico-crítica, Madrid: Agustín Avrial, 1894; F. Menéndez Pidal, Leones y castillos, págs. 109-123, y
debe luego representarse de forma mucho más ajustada a su prototipo, a fin de
«Los flahones de Pedro IV», Emblemata, 1 (1995), págs. 17-33; ァウー・イ£iゥNセ。LZMᄎ」ィッ@ de Olzá y Mikel
Ramos, Usos heráldicos en Navarra, Pamplona: Gobierno de Navarra, 1990, págs. 53-=-54;ÁgustíATtfsent;
«Cimera del Rey Martín», en Cataluña Medieval, Barcelona: Lunwerg y Departament de Cultura de la 18 . Añádase a los capítulos pertinentes de las obras de referencia generales aducidas en la nota 4
Generalitat, 1992, pág. 249; José María de Montells y Galán, «La cimera en la Heráldica española», G. J. de Osma, l。セ@ divisas del Rey en los pavimentos de «obra de Manises» del Castillo de Nápoles (año;
Revista Iberoamericana de Heráldica, 1 (enero de 1993), págs. 33-44; Guillermo Fatás y Guillermo 1446-1458), MadrId: Fortanet, 1909; F. Menéndez Pidal, Heráldica medieval española, págs. 141-142,
Redondo, Blasón de Aragón: El escudo y la bandera, Zaragoza: Diputación General de Aragón, 1995, 157-158 Y 189-212; Alfonso Ceballos-Escalera y Gila, «Las divisas en la heráldica castellana del siglo
págs. 94-100; A. Montaner, El Señal del Rey de Aragón, págs. 59-63. . XV», Hidalguía, 33 (1985), págs. 665-688, y La Orden y Divisa de la Banda Real de Castilla, Madrid: Eds .
.______________ e . _ 16 Vid. Martín de Ríquer «El arte de la guerra en Eiximenis yel conde de Denia», en Medioevo y i「・イッNセュゥ」。ョウL@ 1993; Juan Antonio González Iglesias, «El humanista y los príncipes: Antonio de
- MセN⦅@ . -_
.._-- MセtZエ・イ」ゥオヲ、Na。ウャv Congreso de la Asociación Hispánica de Literatura Medieval, Granada: NebTlJa, mventor de las empresas heráldicas de los Reyes Católicos», en Antonio de Nebrija: Edad Media
Universidad, 1995, vol. I, págs. 171-189, y recogido ahora en sus Caballeros medievales y sus armas, y セ・ョ。」ゥュエッL@ sセャ。ュNョ」Z@ U;ú,,:ersidad: 1994, págs. 59-76; A. Montaner, El Señal del Rey de Aragón,
Madrid: Instituto Universitario «General Gutiérrez Mellado», UNED, 1999, págs. 25-43. pags. VセMWT[@ «Testlmonlos heraldicos», pags. 129-131, 134-135 y 141-143, y «El Libro del Conosfimiento
17 Vid. Percy E. Schramm, Las insignias de la realeza en la Edad Media española, trad. y pról. Luis como hbro de arI?ería»; págs. 47 y 50-53; José Luis Mingote, Los orígenes del yugo como divisa de
Vázquez de Parga, Madrid: Instituto de Estudios Políticos, 1960 (sobre la cimera, págs. 114-116). Fernando el Católzco, Zaragoz<t: Institución-«Fernando-el-Católico», en prensa.
MセNᄀ⦅@
MセN@ __. _ - - -
276 ALBERTO MONTANER FRUTOS EMBLEMÁTICA CABALLERESCA 277
•
garantizar SU reconocimiento. Sucede así pOrque la heráldica basa su composi- punto de vista emblemático, asistitnos aquí al principio del fin de esta fórmula,
Ción-en unaseriea-e eIementos(campolfigura[s], número finito de esmaltes y de que implicará la definitiva resurrección de las armerías en el siglo XVI, cuando
posiciones dentro del escudo) que provocan un alto grado de redundancia. Por parecía que iba a ser definitivamente anegada por la creciente marea de las varie-
ejemplo, si en unas armas aparece un león de gules, el campo, salvo rarísimas dades para-heráldicas. Ello se debe a la paulatina primacía del significado alegó-
excepciones, sólo será de oro o de plata. De este modo, la pertinencia de los rico sobre d embleJl1á.tico. eャQーォᆰ、。セ@ ta,n sólo de. f9rma puntual y destinadas
pequeños detalles suele ser nula. En cambio, la divisa es precisamente una más a expresar los anhelos de su portador que a identificarlo, anticipan su uso
composición de detalle, en la que オョ。N、・ウセゥ」ァイ£Zヲ@ notable puede causar como forma ingeniosa y condensaci4a de expresar una reflexión moral o de otro
dudas irremediables a la hora de identificarla. De ahí que, como los actuales tipo. Cuando este componente triunfa por completo, en las empresas o
logotipos, obligue a un grado de estabilidad gráfica que sólo modernamente se ・ュ「ャ。ᄃセイエ■ウゥ」ッ@ y ャゥエ・イ。ッNウLjセ」Mᄎョpェ、@ tanto del significante (cuya
ha exigido a las armerías. Se ha de notar, por último, que las divisas, 。、・ュ£ウMセᆳ ----.comp-osi-ciónWáfi-ca-es-ya-la-deuna-mi-ruatma-ü-viñeta--t-como del signifieade>-tque-- ..------ .
ser emblemas destinados a identificar asu tituIar,-pueden emplearse como habitualmente desarrolla la exégesis del propio autor) impiden su empleo como
veneras de las órdenes curiales (figura 8), yen ese caso cumplen ya la misión de____ _ emblema identificador, que exige una inmediatez de reconocimiento casi imp()-
una insignia (marca de pertenencia a un determinado grupo) o, complementa- sible en tales condiciones. No obstante, la empresa conoció a veces un uso
riamente, de una condecoración (marca del reconocimiento de los méritos de un propiamente emblemático, difundido, por ejemplo, desde el frontispicio de los
individuo por parte de quien posee la fons honorum). libros, en los que campeaba a menudo como marca comercial del impresor que
Una última derivación de estas modalidades para-heráldicas son las inven- los producía o del librero que los costeaba. Baste, para ello, recordar el de Juan
ciones de justadores, que, de hecho, no son más que la extensión de la estruc- de la Cuesta, hecho célebre al frente de sus ediciones cervantinas 21 .
tura gráfica de ciertas divisas (con cuerpo o elemento figurado y mote o lema Los emblemas vexilológicos 22 , designados conjuntamente como banderas,
textual) a cimeras y armas personales. Las primeiás-gozaron de particular イ・セゥカ@ aunque éstas constituyan específicamente sólo una de sus カ。イャ・、ウ[QM]」Zョコッセ@
en el ámbito ibérico y bastará recordar al respecto la célebre noria cuyosii1l:ca- gran extensión a lo largo de la Edad Media y se desarrollaron con cierta autonomía
duces le エイ。ᅳijZャ£ァゥュセ@ __a los ojos a Jorge Manrique 19 . De ャセウ@ segundas puede
verse un excelente ・ェャQZーセj。ュョ」ッエゥァ@ セAti⦅ウZ。ッL@ se anticipa
21 Puede verse reproducido y comentado en Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, dir.
aquí lo que (en confluencia-con otras cerrienteshonstittÚrfa la ・Aョ「ャュ£Nエゥg。セ⦅@ Francisco Rico, ed. Instituto Cervantes, Barcelona: Crítica, 1998, vol. 1, págs. 1-2, y vol. II, pág. 249.
raria renacentista: «Cuando se trataba de diversiones cortesanas Yo-caballerescas, 22 Como obras básicas pueden verse Vicente de Cadenas y Vicent, Manual de vexilología, Madrid:
----invendon era confrecuenCÍa s-ifiónirtló de lo que en el siglo XVI se llamó casi Hidalguía, 1976; María José Sastre y Arribas, Diccionario de vexilología, Madrid: Eds. Iberoamericanas
e Instituto Madrileño de Vexilología, 1988; Ricardo Serrador y Aniño, Iniciación a la vexilología (la
uniformemente empresa: unaarmónicacombinacÍón ddmagen-Cdev.úa,._cuetpo) cienCiá de las banderas), Madrid: Eds. Iberoamericanas, 1992, y Alfred Znamierowski, The world 01flags,
y palabra (mote, letra, alma), denotadora del pensamiento o del sentimiento de New York: Lorenz, 2000. Para profundizar en su estudio histórico puede acudirse a Whitney Smith, Les
quien la lucía»2o, si bien el término ha pervivido sobre todo como designación drapeux atravers les áges et dans le monde entier, trad. Georges Pasch, París: Artheme Fayard, 1976, y
Antonio Manzano Lahoz, Las banderas históricas del Ejército Español, Madrid: Ministerio de Defensa,
de los poemas que constituían el mote de la invención o lo glosaban. d・ウ、セ@ el 1996. Muy poco es lo que se ha hecho sobre vexilología hispánica medieval; sirvan de orientación los
trabajos de P. E. Schramm, Las insignias de la realeza, págs. 117-125; Georges Pasch, «Les drapeaux des
.,
\.
cartes-portulans: L'atlas dit de Charles V (Atlas 1375, atlas catalan, ms espagnol30l», Vexillologia:
19 Jorge Manrique, Poesía, ed. Vicente Beltrán, Barcelona: cイ■エQセ。L@ 1293., núm. 3Q, p<Íg. 1Q5. Sobre Bulletin de I'Association Franfaise d'Etudes Internationales de Vexillologie, 1 (1967), págs. 38-60; «Les
esta modalidad véanse los estudios de Francisco Rico, «Un penacho de penas: De algunas invenciones drapeaux des cartes-portulans, II: Drapeaux du Libro del conoscimiento», Vexzllologia, 2 (1969), págs.
y letras de caballeros», en su Texto y contextos: Estudios sobre la poesía española-del-siglo-XV;·Barcelona: XZ[RLケᆱMe・ウ。Gヲーオx」イエVゥᄀョ^セvャッァ@ 3 (1973), págs. 52'62; Guillermo Fatás y
Crítica, 1990, págs. 189-230; Alberto del Río, «Libros de caballerías y poesía-de-candonews-:-InvelTcÍones Guillermo Redondo, La bandera de Aragón, Zaragoza: Guara, 1978, y Blasón de Aragón, págs. 193-122;
y letras de justado res», en Actas del III Congreso de la Asociación Hispánica de Literatura Medieval, Amando Represa, El pendón real de Castilla y otras consideraciones sobre el reino, Valladolid: Ambito,
Salamanca: Biblioteca Española del siglo XV y Dpto. de Literatura Española e Hispanoamericana, 1994, 1983; Gonzalo Menéndez Pidal, La España del siglo XIII leída en imágenes, Madrid: Real Academia de
vol. I, págs. 303-318; Ian Macpherson «Text, Context and Subtext; Five invenciones of the Cancionero la Historia, 1986, págs. 285-288; Ricardo Serrador y Aniño, Pendón de la Banda. Pendón de la divisa r.eal
general and the Ponferrada Affair of 1485», en The Medieval Mind: Hispanic Studies in Honour 01Alan de Castilla_ Guión del Rey, Madrid: Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía, 1993; Antonio
Deyermond, London: Tamesis, 1997, págs. 259-274, y The «Invenciones y letras» 01 the «Cancionero Manzano Lahoz, «El pendón y la seña de Rodrigo Díaz de Vivar 'El Cid Campeador'», Banderas:
general», London: Papers of the Medieval Hispanic Research Seminar, Queen Mary and Westfield Boletín de la Sociedad Española de v・セゥャッァ■。L@ 73 (diciembre 1999), págs. 12-23; Alberto Montaner
- - - - - - - - - NZ[M」qャォァセLjYRXᄎ「ョgイ⦅Q。@ セLjョカ・イNA」ゥqウ。、@ their authors at Zaragoza», La Corónica, 28: 2 (Spring Frutos, «El Libro del Conosr;imiento como libro de armería», págs. 53-62, y «La enseña del Cid», en
2000), págs. 91-100. Banderas, 78 (marzo 2001) [= Actas del XV Congreso Nacional de VexilologíaJ, págs. 39-54; Carlos Vara
20 Francisco Rico, «Unas coplas de Jorge Manrique y las fiestas de Valladolid en 1428», Anuario de Thorbeck, El lunes de Las Navas, Jaén: Universidad, 1999, págs. 370-381. Un breve repertorio vexilo-
Estudios Medievales, 2 (1965), págs. 515-524, y recogido, con adiciones, en su Texto y contextos, págs. lógico medieval (con algunas inexactitudes) puede verse en José Luis Calvo Pérez y Luis Grávalos
167-187, (la cita en pág. 183, nota 21). GDnzález, Banderas de España, Madrid: Sílex, 1983, págs ..26-45.
278 ALBERTO MONTANER FRUTOS EMBLEMÁTICA CABALLERESCA 279
respecto de la heráldica, aunque muchos de los vexilos del período incorporasen heráldica en una fachada identifica como propietario del edificio a su titular;
.. -tKifrmerÍas aeslTtitulaYo, al menos, se compusiesen mediante el mismo reper- pero un uniforme sin portador, aunque se sepa a qué corporación representa,
torio gráfico que la heráldica (figuras lO, 11 Y 14). Desde el punto de vista del no nos permite adscribir a la misma a su propietario, pues para ello es preciso
significante, la diferencia sustancial entre ambos sistemas, heráldico y vexiloló- que lo lleve puesto. Otra diferencia con los casos analizados previamente es que,
gico, es que el segundo se liga mucho más íntimamente a un soporte concreto, mientras aquéllos tienen como función esencial la emblemática, el traje cumple
el paño de la bandera, y a su forma. Mientras que en las armerías la silueta o boca en primer lugar la misión utilitaria de cubrir a quien lo porta (lo que se ha セ・ョッM
I del escudo carece por lo comím ᆰ・j_セョゥ」。@ emblemática durante la Edad minado su función protectora o material). Bien es verdad que las connotacIones
I
I!
I
Media, aunque transmita importante información cronológica, sociológica y esté- socioculturales del ;estido constituyen desde muy antiguo un componente básico
tica, en las banderas el perfil y las dimensiones sirven para establecer una del mismo H、。ョッセオァイNウヲ」ゥ⦅dlュ「ャIL@ pero para hablar de
completa jerarquía que responde tanto a su función emblemática (identificando セMiBョ、Nオュ・エ。イQ@ emblemática se exiEe que ésta perminridentificar a-suporta:u-or·----
la posición social de su titular) como a su función_bélica (en virtud del tipo yefec- como miembro de una determinada colectividad (ejército, orden religiosa, magis-
tivos de las unidades a las que agrupa). Este componente del sistema vexiloló- tratura... ), además de informar sobre su condición social o su función concreta._
gico se mantiene igual en sus aspectos sustanciales desde la exposición de las Para ello, no basta con una determinada calidad del atavío, sino que éste debe
Partidas alfonsÍes hasta los tratados de Diego de Valera y Pero Mexía23 , pero se atenerse al principio de uniformidad (que se consigue mediante la confección
disolverá rápidamente a lo largo del siglo XVI, cuando la nueva organización según idénticos patrones), del que depende su finalidad identificadora. La cues-
militar, basada en compañías y tercios de soldados profesionales y no en tión es que, durante el período analizado, la indumentaria militar, y más aún la
mesnadas señoriales y concejiles, abocará a una profunda renovación de las cortesana, carece prácticamente de uniformidad, característica1que sí poseen,
banderas. Además de estas repercusiones s.emánticas, la tipología de las señas por ejemplo, los hábitos de las órdenes religiosas. En el ámbit() caballere,-s_co-,,_e_l_ _ _セ@
según su forma y tamaño guardaba usualmente relación con su contentdo. Los único caso asimilable lo constituye el tabard() de heraldú25 , que normalmente
modelos de menores dimensiones (pendones y guiones, por lo común triaMgu- llevaba las armas del señor del cual dependía, pero que a veces podía presentar
lares, cuadrados o rectangulares) suelen corresponder a caballeros y señores de . una mera decoración a base de escudetes para indicar su pl:'0fesión ケョ」NZッLMオ]。セヲ⦅ゥャᄋ@ a-cccc-cio,. .n'________
vasallos, de modo que-habitulrlm-enteteproClucen total: o parciii:l:""m""'e""n""t""e""'su"""'"sセ。イ[Zュ]ウBMᄋQ・Gー」■ヲゥNdィッエ「、@ poseía además un corte bastante característico (posible-
En cambio,16s-Ti16delonilaY61'es-(es1affdaites:"'y.señaLcabdales, イ・」エ。スャァjᆰZNウセ@ mente a causa de las funciones del heraldo, que exigían su fácil reconocimiento
apaisados y a menudoharpados),-que-corresponden a agrupaci<)nes mayores,
--.GGmG-lasmiliGias-de-las-Q-l"clenesclecaballería o el conjunto de la hueste real, acos-
tumbraban a tener como elemento fundamental. una ゥュᆰLァセNAャ@ religiosa..Así, la conceptos Yセ⦅ヲャ@ continll ación expongoy que.resum::n ャセウ@ ーャセョエ・。ュゥッ@ de セ。イ■@ Cruz García López
Orden de SantÍagü-lIévabaerlsu -ens efiaprincip al la efigie de su titular a caballo, en su-lección sobre «Los emb1emas de uso mmedIato: La mdumentana. Metodos y fuentes para el
diseño», pronunciada en el II Curso de eュ「ャセ£エゥ」。@ General Hッイァセョゥコ。、@ N・セQ@ 、ゥ」・ュセイ@ 、セQRP@ por
mientras que en sus pendones aparecía sólo la espada roja que más tarde se la Cátedra de Emblemática «Barón de Valdeohvos») y cuyas aportaCIones ongmales seran objeto de una
convertiría en su característica cruz flordelisada y aguzada. próxima publicación en Emblemata, VII (2001). Entre tanto, puede.n ser de オエゥャ、セ@ los vo}úmenes colec-
tivos Le Vetement: Histoire, archéologie et symbolique vestimentazre au Moyen Age, Pans: Le Le<:r: ard
Frente a los tipos de emblema considerados hasta el momento, que permiten d'Or, 1989, y Moda y Sociedad: Estudios sobre educación, lenguaje e historia del vestido! ;ds. eュセィッ@ J.
reconocer a su titular de lejos e incluso en ausencia, ャセIョ、オュ・エ。イゥ@ sólo cumple García Wiedemann y Ma Isabel Montoya Ramírez, Granada: Centro de .Formac:on Contm:ra,
24
su función emblemática en presencia y vista·decerca . En-efecto, una-labra Universidad, 1998 (en particular la contribución de Carmen Argen.te 、セャ@ c。ウエゥャセ@ Ocana, «El カ・ウエiセッ@
en la sociedad castellana bajomedieval», en págs. 69-101). Para lahIstona del traje en la Edad mセ、ゥ。L@
veaseeri- 」イ・ョ。ャセゥヲBQSL@ El vesTiao anTiguoy-meai¿val,·Vilassarde-MaT (Barcelona): oiォッセᆳ
Tau, QYWセ@ yen el ámbito hispánico, para la.indumentaria civil, Carmen Bernis Madrazo,J:zdumenta:-za
23 Alfonso X, Las Siete Partidas, nuevamente glosadas por el Ldo. Gregorio López, Salamanca: medieval española, Madrid: e.S.Le., 1956, y Trajes y modas en la España dr; los Reyes c。エ_ャコセッウL@ PセN、ョZ@
Andrea de Portonaris, 1555 (ed. facsímil, Madrid: Boletín Oficial del Estado, 1974), II, XXIII, 12-15 e.S.Le., 1978-1979,2 vols.; G. Menéndez Pidal, La España del siglo XIII, pags. 51-104; CnstIna SIg,u:nza
(en vol. Ir, fols. 86rb-86vb); Diego de Valera, Tratado de las armas, ed. Mario Penna, Prosistas castellanos Pelarda La moda en el vestir en la pintura gótica aragonesa, Zaragoza: Institución «Fernando el Catohce»,
del sZ;glo XV: 1, Madrid: Atlas, 1959 (Biblioteca de Autores Españoles, 116), págs. 117 -139 (en págs. 132- 2000 H」セョ@ atención a los aspectos sociales y simbólicos de la indumentaria) y para la militar, Martín de
133); Fernando Mexía, Nobiliario vero, Sevilla: Pedro Brun y Juan Gentil, 1492 (facsímil digital y Riquer, J;arnés del cavaller: Armes i armadures catalanes medievals, Barcelona: Ariel, 1968, y Cabqlleros
transcripción de María Teresa Pajares en ADMYTE: Archivo digital de manuscritos y textos españoles, medievales y sus armas; G. MenéndezPidal, La eセー。@ del siglo XIII, págs 256-2¿2 y 285-286; Al,:,aro
. dir. e Faulhaber et al., Madrid: Micronet, Ministerio de Cultura y Fundación Quinto Centenario, 1992- Soler del Campo, La evolución del armamento medzeval en el rezno 」。セ[・ャョッMウ@ y セQMa[、。ャオウ@ Hウコァャセ@
MヲstYTセイゥHᄀュZQXSILᄋix@ fok m7r-m7v. XII-XN) Madrid: Servicio de Publicaciones del Estado Mayor del EJerCIto, 1993; DaVId NIcolle, El Czd
24 Aunque la bibliografía que se ocupa de la historia del traje o de la sociología de la moda hace habi- and the Reconquista 1050-1492., Loncfon: Qsprey,)998jMen-at-A=s, 2000); Luis Grávalos González _
tualmente referencia a algunos aspectos relacionados con su función emblemática, y pese a la abundancia
'il . ケaセエッiャt@ Manz;ñó L;!J.oz, Guerreros de la reconquista, Valladolid: Quirón, 1997.
de estudios sobre indumentaria militar y, en especial, unifo=es, no existen trabajos básicos sobre los o:
25 Vid. Neubecker; Le-gand livre de I'Héraldique;-págs.l0-25.--
-------_ _
. . . . . .- .
.
!
indumentaria emblemática caballeresca propiamente dicha, está claro que esa '1
26 Para una visión de c.onjunto desde presupuest.os actuales, pero útil para sistematizar l.os aspectos
que han de ser objeto de estudio, pueden verse Francisco López Nieto y Mallo, Manual de protocolo,
2' ed., Barcelona: Ariel, 1997, y Honores y protocolo: Parte general, 2' ed., Madrid: El Consultor de los
Ayuntamientos y Juzgados, 2000; María Teresa Otero Alvarado, Teoría y estructura del ceremonial y el
. --·;-.cprotocolo¡Sevilla: Mergablum, 2000 (en las págs. 55·126, puede verse una sucinta reseña de la evolución FIGURA 2
histórica del protocolo español). Desde una perspectiva histórica, reúne trabajos de interés Rituals o/
Power. From Late Antiquity to the Early Middle Ages, ed. F. Theuws y J. 1. Nelson, Leiden: E. J. Brill, Despliegue emblemático en un エセイョ・ッ@ con espadas. Miniatura a doble página del Livre des tournois de René
2000; en esta obra se habla de ritual en sentido lato, lo que aquí he llamado ceremonial, pues reservo d'l\njou (París, Bibli.otheque NatlOnale de France, Ms. Fr. 2692, f.ols. 67v-68r).
aquella denominación para casos específicos, como a continuación se verá.
- - _ . _ - - _.. ⦅MNセ .
J
.
FIGURA 4
Apliques metálicos medievales aragoneses (placas de arnés y pinjantes) con armerías. Al, Al, A3: señal real
de Aragón; A4, A3: posiblemente armas de los Huerta (inseguro por falta de esmaltes; A5, B1, D2: armas de
los Martínez de Luna; B2: armas de los Pueyo; B4: posiblemente armas de los Urrea (inseguro por falta de
=====----c.o=._=
. _._esm.a1tes1;-Dl:arm-ascc:led0s-Ahgél'l.-0-Eld0s-Sesé-(.iasegm0-pof falta·de esmaltes); D4: armas de los Romeu; C3,
C7: armas de los Foces; C2: armas delos Frontín o de los Ruesta (inseguro por falta de esmaltes); C4: armas
FIGURA 3 de las órdenes de Calatrava o de Alcántara (inseguro por falta de esmaltes); C5: armas de la orden de San
Juan de Jerusalén o del Hospital (hoy de Malta). El resto, sin identificar (en parte podrían ser de linajes no
Escudo de guerra con las armas de Arnold von Brienz (1' 1225): de azur, un león de plata. Madera recubierta aragoneses). (Zaragoza, colección particular).
de cuero policromado (Zurich, Museo Nacional Suizo, procedel].te del monasterio de Seedorf).
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FIGURA 5
FIGURA 6
Cimera del rey de Aragón. Ejemplar hecho en Mallorca para la Fiesta del Estandarte de Aragón, durante el
reinado de Martín 1 (1396-1410), en pergamino hervido con revestimiento de yeso dorado (Madrid, Real Un heraldo pasa revista a los yelmos de los participantes en un torneo. Cada yelmo lleva su correspondiente
Armería del Palacio de Oriente, núm. inv. D-ll). - cimera y las armas de su poseedor representadas en el gorjal. Miniatura del Wappenbüch de Konrad Grüneberg,
de 1483 (Munich, Bayerische Staatsbibliothek, Cgm145, pág. 233).
.... ,.;;::=
FIGURA 8
Representación conmemorativa de! paúicio de Nüremberg, Ulrich Ketze!, mostrando las divisas de las órdenes
FIGURA 7
I caballerescas en las que supuestamente había sido admitido a lo largo de su peregrinaje a Tierra Santa (en
Divisas de Enrique IV de Inglaterra: la vaina de retama o genista de los Plantagenet,Juosa roja_de.Lancaster, Tッゥ]セQNVRャ@ De ellas han sido identificadas las de las órdenes de la Rueda de Santa Catalina (del monasterio de Santa
las tres plumas de avestruz con-ellema-alemán-Ich-dien-«<'lo-siw(»>-)-y -dos -de-las King's Beasts,-e!-Gisne-de-la -F CataliriiderMónte Sinaí, 13); ce la Jarra (del rey de AragóÍÍ,14j, del SantoSepUlcro(lacwideJerusalén, 15),
casa De Bohun y e! antílope blanco. Manuscrito de! siglo XVI (Londres, College of Arms). t de la Espada de Chipre (16) y de San Antonio (la tau con una campana, 17). Miniatura del memorial de!
peregrinaje de Ulrich Ketze! (Nüremberg, Germanisches Nationalmuseum, Gm. 581).
--- _._-_ .. - - - - - -
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FIGURA 10
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FIGURA 14
___________ HGURA13
Jean de Dillon armado de punta en blanco y llevando su estandarte, cuyo lema, lE, se repite en las gualdrapas
de su. caballo. Detalle de un tapiz a mille-fleurs, elaborado probablemente en Arras en 1477 (Londres
Ulriéh de Lichtenstein armado de todas armas. Su emblema heráldico se reproduce tal cual en el escudo, la
Montacute House, National Trust). '
sobreveste y las gualdrapas de su caballo; sobre el yelmo lleva una cimera. Miniatura del Codex Manesse, del
siglo XIV (Heidelberg, Universitatsbibliotbek, Ms. Codo palo Germ. 848, fol. 237r).
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--------"
____EIGURA 15
Despliegue emblemático en las justas de Sto Inglevert. Miniatura de las Chroniques de J ean Froissart, del siglo
Coronación del rey de Aragón en La Seo de Zaragoza, En la escena de la inicial historiada (letra N), el rey lleva XV (Londres, British Library, Ms. Harley 4379, fol. 20r).
una dalmática a senyal reyal, es decir, con los colores reales, mientras que al pie de la página aparecen tres
escudos con el señal antiguo de Aragón (o cruz de Íñigo Arista), el señal real y el señal de San Jorge, respecti-
vamente. Página inicial miniada del Ceremonial de consagración y coronación de los Reyes de Aragón promul-
gado por Pedro IV en 1353 (Madrid, Biblioteca del Museo Lázaro Galdiano, Ms. R 14.425, fol. 1r).
27 Respecto de la investidura caballeresca en España, vid. Bernabé Martínez Ruiz, «La investidura
\ .. ele armas en Castilla», Cuadernos de Historia de España, 1-2 (1944), págs. 190-221; BOnllacio Palacios
FIGURA 17 Martín, «Investidura dé armas de los reyes españoles en los siglos XII y XIII», en Actas del Primer
SimP!E.!.o Nacional sobre «Las armas en la historia»,] araíz de. la Vera (Cáceres): Instituto de Estudios sobre
,====c-=-c-=-1';.¡':;rm""---::=as Añtiguas, cSTQ9'S8, pags. ヲUIZQBR[n・ャケrセpッイPWXゥ。、Miコョカエオュウ@ Castil14del
Rey Sabio a los Católicos, [Valladolid]: ]untade Castilla y Leon, 1999;]esús D. Rodríguez Velasco, «El Cid
y la investidura caballeresca», en Configuraciones políticas de la Materia Cidiana: Realeza, nobleza e iglesia
en los avatares del Cid, dir. Fernando Gómez Redondo, Alealá de Henares: Universidad de Aleala, [en
prensa], y c/., del mismo, El debate sobre la caballería, págs. 304-312. Sobre los rituales de coronación
hispánicos, vid. Bonifacio Palacios Martín, La coronación de los reyes de Aragón y su ceremonial (1204-
1410), Valencia: Anubar, 1975, y Pedro IV de Aragón, Ceremonial de consagración y coronación de los
reyes de Aragón, ed. facs. con estudios de Ángel San Vicente et alii, Zarágoza: Centro de Documentación
Bibliografica Aragonesa y Diputación General de Aragón, 19.92,2 vols. Para el ambito jurídico,
vid. Les rites de la Justice: Gestes et rituelsjudiciaires au Moyen Age occidental, dir. Claude Gauvard y
Robert] acob, París: Le Leopard d'Or, 1999 y c/. Alberto Montaner, «El simbolismo jurídico en el Mio
Cid», en Études Cidiennes: Actes du Colloque «Cantar de Mio Cid» (parzs, 20 janvier 1994), dir.Michel
. セMN⦅
-Garcfa y Georges Martin, Limoges: Presses Universitaires de Limoges, 1994, pags. 27 -36 .
セャN@
セM
; I
literarias e históricas de los fastos caballerescos31 . Por ello, las ャ■ョセ。ウ@ que siguen
Mセウゥュ「Pャ」。RXN@ Si el acto se agota en sí mismo (por ejemplo, en las recep-
no pueden pasar de ser unos apuntes, un esbozo más o menos inseguro respecto
ciones y despedidas oficiales, las entradas triunfales y otras celebraciones seme-
de algunas cuestiones básicas de esa emblemática literaria y sobre todo una invi-
jantes), estamos ante una ceremonia protocolaria pura, un acto esel1cíalrrrefite
tación a explorar, con la brújula de los conceptos antes desarrollados, las diversas
'. ¡
I emblemático, en la medida en la que su única función (o al menos la principal)
, ,
es actuar comotraducóón visual y verbal de los vínculos sociales y de las rela- áreas de esta tefraincognita.
ciones de poder29 . Por último, cabe advertir la presencia del ceremonial o proto- Al igual que en la cultura que constitu.ye su referente, la narrativa caballe-
colo (fuera de los actos donde SC:-¡3.p-rr-ca específicamente) en toda situación en la resca centra su mundo emblemático en torno a heráldica. Su misión identifica-
que se utilicen las fórrriulas de tratamiento y los gestos y expresiones de cortesía. dora, obvia en sus manifestaciones históricas, ¿lo es también en las literarias?
Hasta ahora me he referido al sistema emblemático propio de la cultura caba- Podría pensarse que en ellas las 。イュセ■ウ@ fuesen poco más que un toque descrip-
lleresca básicamente según lo reflejan los testimonios históricos, sobre todo de NLMセᆳ MhエゥBGカッtョセ」、・イ。[@ da-cloque,por lo común, fueron esCritos bast-ante--.-.
índole visual, ya fueran de naturaleza objetual (figuras 3, 5 y 9) o, en especial, lejos del fragor del combate y como resultado, en buena parte, de las tradiciones
gráfica (las restantes figuras). En cuanto a la narrativa caballeresca, es un campo- literarias previas, más que de la observación del mundo circundante, aunque
prácticamente virgen a estos efectos, a pesar de ゥョエ・イウ。ーッ」Mィセ@ haya notables excepciones. Sin embargo y quizá precisamente por ello, los libros
los armoriales o repertorios de la heráldica presente en el corpus francés de la de caballerías, del Amadís al Quzjote, conservan la misión prístina de la herál-
matiere de Bretagne y en el Amadís, así como sus posibles conexiones con deter- dica, en un momento en que las armerías abandonaban el campo de batalla, sin
minadas armerías históricas 3o , o sobre las relaciones entre las manifestaciones perder por ello su gran predicamento social. Veamos un ejemplo: cuando Galaor
va en busca del reyLisuarte para recibir de él la investidura caballeresca, «el
28 Eh cual1to a iッMウ「。ュGャNオ・エ[ーセV←、■」t^イゥZョ@ n"SLt"Stt"esf gigante y Galaor vieron debaxo dellos dos donzellas y un escudero, y vieron un
título, la ッ「イセ@ de Leo Moulin, Les litu.rgies. de la table: Une histoire clilturelle du manger et d::boire, _, cavallero armad.o so re U!l cav o anco con armas de leones» y, エイ。ウセッMャZ「[GB・カ]o
Zセ@ AセZ@ セQZ「エウ[ゥャX@ エカセZᄀ」ャ・ウ[。ゥイオ@ las hazañas de «el de los leones», decide que «Éste quiero que me faga cavaIlero,
M」ッャ・エゥカセiクーイュZLᄀヲtWァウ@ 1784 セZᄀGfU[sB@ MG⦅]セゥ@
de la société J¡;¡ terrtp:l des d:t:tes セコ・@ ]MLZNァセオ・ウA@ イ・ケャaウオ。セ@ es tan 1l01nbrado, será por su grandeza, mas este cavallero
Fonds Mercator, MQセYXN@ Parael torneo,.sirvan,deonentaciónloE_trahajosdeRichard Barber yJuliet f merece serlo por su ァイ。ョM・ウヲャゥセHI[^SReエG@ pasaje, el narrador abana--=-o-n-a-s-u----
Barker, Tourrraments··fousts;thivalry-and-Pageants-inthe-Middle A-ges, Woodbridge: Boyddl, NQセXYL@ y
cャカS・ッyョQTvX。VGセ@ 、・セinmウNエィG@ ーセウ@
l'
7(lopurnois, jouteps, dÉ'armes dans les villes de Flandre a lqfin du Moyen Age , habitual posición de omnisciencia para adoptar el punto de vista de Galaor,
セ⦅@ ..セ@ _ l/,prQ セ@ IC e astoureau, ans: cole des Chartes, 1996. Para e! casó hispánico, véase, que ignora quién sea ese caballero. El resultado es que la información recibida
Fernando Bouza Alvarez, «F. Cultura nobiliaira y ejercicios de guerra», en Las fortzficaciones de Carlos
V, coórd. Carlos J_ウ←Nh・ュ£ョ、コセsjゥ」ャLPイlaッ。@ de.Amigos de los C_a.sm1ºs,Ministerio
de Defensa y SocIedad Estatal para los Conmemoración de los Centenarios de Carlos V y Felipe II Le Leopard d'Or, 1983, así como la bibliografía allí consignada; para las fuentes hispánicas, F. Menéndez
2000, págs. 95-115, y aquí mismo las contribuciones de Pedro M. Cátedra yJacobo Sanz Hermida, así Pidal, «Posibles vestigios en España.de la heráldica artúrica», en sus Leones y castillos, págs. 301-316;
como buena parte de los trabajos citados en la nota siguiente. , Martín de Riquer, Heráldica.castellana, págs. 31-37, y Estudiossobre el «Amadís de Caula», :Barce!ona:
29 Carecemos aún de estudios estrictamente ceremoniales sobre la Edad Media hispánica, pero puede Jaume Vallcorba Ed., 1987, págs. 165-180; Antonio Contreras Martín, «La heráldica en la literatura artú-
consultarse a modo de introducción Fiestas, juegos y espectáculos en la España Medieval: Actas del VIII rica castellana», en Actas del VII Congrés de I'Associació Hispanica de Literatura Medieval, Castellón de
Curso de Cultura Medieval, Aguilar de Campoo y Madrid: Fundación Santa María la Real y'Eds. la Plana: Universitat]aume 1,1999, vol. II, págs. 71-84.
pッャゥAセュL@ 1セY_@ Y0aría Jesús Díez Garretas, «Fiestas y juegos c'brtó:sanos en e! reinado de los Reyes 31 Véanse, en general, Mary Arlene Santina, The Tournament and Literature: Literary Representations
Cat';llicos. DIVIsas, motes y momos», Revzsfaa¿Hisrori'a1erónimo Zurita, 74 (1999), págs. 163-174; para of the Medieval Tournament in Old French Works, 1150-1226, New York: Peter Lang, 1999, y para los
e! SIglo de Oro,. cl Daniel d・LZッセ_@ «Polít.ica yjッャォqイ・セョl@ Castillo t・ョ「イッウᄏMLAャセᄃ⦅i@ 1 M」j]セゥィt・N。ャ£ウーbエ^L}ZカrqオQ、I\leョsッュ⦅ケォイ@ his.paniques»,
」ッョセ・クエウZ@ eウエオ、コッセ「イ・Nャ。M」ョLmZgQYWT@ págs. 202-241;Carme!oLisón Tolosana, en Les Petes de la Renaissance, ed. Jean Jacquot y Elie Konigson, París: CNRS, 1975, vol. III, págs.
La コュ。ァセョ@ del rer f;1onarquía, イセ。ャ・コ@ y poder ritual en la Casa de los Austrias, Madrid: Espasa-Calpe, 313-340; Alberto del Río, «Dos recibimientos triunfales en un libro de caballerías del siglo XVI», en
1991; Fzestas publIcas en Aragon en la Edad Moderna: VIII Muestra de Documentación Histórica Homenaje a José Manuel Blecua, Huesca: Instituto de Estudios Altoaragoneses, 1986, págs. 19-30, y
aセ。ァッョウL@ dir. Eliseo Serra?o, Zaragoza: Centro de Documentación Bibliográfica Aragonesa y «Sobre magia y otros espectáculos cortesanos en los libros de caballerías», en Medioevo y Literatura:
dャーオエ。セッョ@ General de Aragon, 1996; Imagen del rey, imagen de los reinos: Las ceremonias públicas en Actas del V Congreso de la Asociación Hispánica de Literatura Medieval, Granada: Universidad, 1995,
la Espana mッ、・イョセ@ HセUPMQXTIL@ dir. Agustín González Enciso yJesús Ma Usunáriz Garayoa, Pamplona: vol. IV, págs. 137-149; Anna Bognolo, «Gli incanti di Urganda: magia come spettacolo nei libros de
eオョセ。L@ 1999; Geromrr:o l'1arte!, Ceremonial de los asientos de los consistorios [.. .], ed. Diego Navarro caballerías», Studi Ispanici, (1994-1996), págs. 111-126; Luzdivina Cuesta Torre, «Fiestas de boda en
Bor:illa, Zaragoza: Inst:J.tuclón <<Fernando e! Católico», 1999; La fiesta en la Europa de Carlos V, Madrid: (algunos) libros de caballería», en Actas del VIII Congreso Internacional de la Asociación Hispánica de
SocIedad Estatal par.a los Con:n:moración de los Centenarios de Carlos V y Fe!ipe II, 2000; Tomás Literatura Medieval, Santander: Consejería de Cultura del Gobierno de' Cantabria, Año Jubilar
sッャセウL@ «El Ceremonzal de Gerommo Marte! (1603): Problema,s de protocolo en e! siglo XVII», Formas: Lebaniegóy Asociación Hispánica de Literatura Medieval, 2000, vol. 1, págs. 617-630.
Revzsta de Protocolo, 15 (abril-junio 2001), págs. 12-14. 32 Garci Rodríguez de Montalvo, Amadísde Caula, ed. Juan Manuel Cacho Blecua, Madrid: Cátedra,
30. セ。[@ !os イセュ。ョウ@ f;anceses véanse G.]. Brault, Early Blazon, esp. págs. 37·54, y M. Pastoureau, 1287c1988,I, XI (en vol. 1, págs. 334 y 337). ........ .
Trazte d heraldlque, pags. 258-261 y}4?:?16, y Armoríal des chevaliers de la Table Ronde, París:
1
NBMセ
es parcial, lo que en principio impide identificar al protagonista de la escena. que trae en el escudo un león coronado, rendido a los pies de una doncella», para
i: ;
- ------ --------Como-ha-señalado Cacho Blecua: concluir con el que «trae las armas de los veros azules, [... ] que trae por empresa
en el escudo una esparraguera, con una letra en castellano que dice así: 'Rastrea
No tenemos noticias de su identidad, porque la acción está contada desde el mi suerte'»35. A este propósito, se ha de notar que, por lo común, el blasón en
, I testigo presencial de los hechos, Ga1aor [ ... ]. El episodio resulta atractivo
los libros de caballeria.s respol1de a la nomenclatura castiza, un tanto imprecisa
por la perspectiva utilizada. El caballero de los leones se nos da a conocer por
su aventura, sin que tengamos ninguna noticia de su persona. [ .. .J Ahora bien, por otra parte, y todavía no emplea los tecnicismos importados del blasón
en este caso エッ、RNカ■。Mセオ・ァョーQ@ mucho más sutil, puesto que los lectores francés, que introducirían los tratadistas de finales del siglo xv, situación que se
carecemos de datos concretos sobre la personalidad del héroe, completamente advierte incluso en las narraciones traducidas de dicha lengua36 .
enigmática33 . Este conservadurismo emblemático se advierte también en la casi total
- - -- -- ---.-. --- MᄋゥャNオウ・ヲ。セエイ、@ dlvíSas-Y-C1mer-as,frente a su-profusión en la vida cabane-
Sin duda, esto es así para el lector moderno, pero para el público coetáneo resca coetánea. Esta situacióii parece deberseel1buena parte a que el armamento
la situación era algo distinta. Acostumbrado a tener en cuenta las armerías, el descrito no corresponde a la época en que se escriben estos textos, sino a la situa-
lector u oyente del siglo XVI recordaría sin duda que Amadíi'iraía pórarmas; - ción de finales o incluso mediados del siglo XIII. Como ya ha señalado Riquer,
desde hacia tan sólo un par de capítulos, «el campo de oroydoslebnen:nel" ------- el Amadís, hasta en la parte debida por entero a Rodríguez de Montalvo, se
azules, el uno contra el otro, como si se quisiessen morder»34 (figura 17). Por lo muestra extraordinariamente arcaizante en su descripción del armamento, que
tanto, cuando ve a Galaor encontrarse con un caballero que porta tales señales, se refiere siempre ajas lorigas y sobrevestes (como en la figura 13), pero nunca
difícilmente dejaría de reconocerlo como su hermano. Por supuesto, al no iden- al arnés blanco o armadura de todas piezas típica del siglo xv (figuras 8 y 14),
tificarlo inequívocamente, cabe cierta posibilidad de error; pero ese margen de que, en cambio, es la habitualmente representada en los grabados de las
incertidumbre ッエイァ。、MウオーH[qZ・ャjNュᅪLbェ`セie]Qヲキ」ゥョ£OISW@ Lo mismo puedeaecirse ッエイ]ウセ・クBGML@ ce
"c=om=-o----------
a lo que sucedía con las armerías coetáneas, las cuales, como hemos カゥウエoDセ・イ。ヲ@ - el Primaleón, por ejemplo en la siguiente descdpCión, que apenas varía respecto
usualmente de linaje o de dignidad, las armas de los caballeros literarios son' ante de las que pueden encontrarse en el Cantar de mio Cid: «Belcar, que de mucha i
todo.armas_pers.onales És.tas se ャゥァN。ョ・ウエZgュセq[M、Lj]ッIオヲイᄀケア@ el primer encuenffo 、・Q。ョセ@ que él fizo, fue tanj:,oae---------'-- i
permitiendoasfidentificarlos-conunag:t:an-seguridad. Resulta, pues, preferible roso que le falsó el escudo y la loriga, y metióle la cuchilla de la lan<;:a por el
■ャゥエ・イーヲ。ィ」ウZeoュョセMG←ッ、@ ifonía dramática; que Palra-COn cuerpo de tal manera que no ovo más menester»38. Aunque este tipo de arnés
calculado efecto las consecuencias del perspectivismo. admitía la cimera (según se advierte en la figura 13), ésta sólo se divulga en los
--------STacúdiffios ahora al remate del género, la genial parodia cervantina, adver- reinos hispánicos desde mediados del siglo XIV, lo que puede explicar su ausencia
tiremos que elcomponente-heráld±co,--aunque aquí ya sólo como reminiscencia en los libros de caballerías, que se atienen en buena parte a esas pautas arcai-
de la caballería literaria, sigue cumpliendo la misma misión. De ahí que las dos zantes en el tratamiento del equipo de guerra.
veces que Sansón Carrasco salga tras el Caballero de la Triste Figura lo haga bajo En cuanto a la ausencia de divisas, además de las causas apuntadas, hay una
denominaciones relativas a sus señales y divisas: el Caballero de los Espejos (TI, razón de mayor peso para justificar su generalizada ausencia de los libros de
XII-XV) yel de la Blanca Luna (TI, LXIV-LXX). Por otl:a parte, Cervantes ウ。「セ@ sacar caballerías: el ya visto carácter personal de las armerías en ellos descritas, que
partido de la evoc:ación_visll.ru 、セャ。@ ィセャZGᆰ、ゥ」L@ en lJs alucinaciones de su héroe,
recurriendo al peculiar léxico del blasón en el enfrentamiento entre l()s_ 」ャ⦅ᄎセ@ . __ セ⦅N@
rebaños. En efecto,_don....Quij.o_te._<-<-vieiido,::,en..sulmaginacÍón lo que no -iéÍa-ni . -35 Mmゥァセイ、@ c・イカセョエウL@ Don Quijote de la Man;ha, I, XVIII, págs. 190·191. Se ha de advertir, pues no
había», se pone a describir los emblemas de los seis principales caballeros, tres lo aclaran los sucesivos anotadores de la obra, que las armas son aquí específicamente las cotas de armas
o sobreseñales, lo que explica por qué se diferencian a veces de los escudos, cuyos diseños responden,
por cada parte, comenzando por <<Aquel caballero que allí ves de las armas jaldes, como aclara el propio texto, al modelo de la empresa. Esta diferenciación, ajena aún al Amadís, se da
ya, por ejemplo, en el Primaleón: (Salamanca, 1512), XXIII: «Polen dos traía unas armas bermejas y el
escudo solamente pintado: un campo verde y una flor blanca» (ed. María Carmen Marín Pina, Alcalá
33 Juan Manuel Cacho Blecua, Amadís: heroísmo mítico cortesano, Madrid: Cupsa, 1979, págs. 84-85. de Henares: Centro de Estudios Cervantinos, 1998, pág. 48b).
34 Amadís, I, IX (en el vol. I, pág. 318). Sobre los esmaltes de las armas de Amadís, se ha de advertir 36 el. A. Contreras, «La heráldica en la literatura artúrica castellana», págs. 74.·80.
que, pese a la docta opinión de M. de Riquer, Estudios sobre elAmadís, págs. 167 y 172·173, la sustitu- 37 Para la datación del atmamento, véase M. de Riquer, Estudios sobre el Amadís, esp. págs. 55·59, y
ción de azul (en el libro 1) por cárdeno (en los libros II y III) no supone un cambio de esmaltes, sino la para los grabados, tanto del Amadís como en general, cf. José Manuel Lucía Megías, Imprenta y libros
mera alternancia de sinónimos, ya que ambos términos designaban entonces al azul (véase Lacarra y de caballerías, Madrid: Ollero y Ramos, 2000, págs. 146·214,468-501 y 577 ·594.
Montaner, «Glosario», págs. 184·185). _セ@ Primaleón, I, pág. 4b. ------- - -------
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---_______ =__ セN@ "'"""''''''-iiil-'.-_ _ _ __
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302 ALBERTO MONTANER FRUTOS
I EMBLEMÁTICA CABALLERESCA 303
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305
EMBLEMÁTICA CABALLERESCA
304 ALBERTO MONTANER FRUTOS MセG
-------------
E
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I representación festiva. Como es sabido, Don Quijote acaba por cambiar de rumbo,
I
porque no quiere confirmar la segunda parte apócrifa de su historia, según la cual
ya ha participado en un torneo zaragozan03 . Deja la batalla fingida contra los
caballeros aragoneses por la batalla imaginada contra el Caballero de la Blanca Luna,
alias セHGZ@ Sansón Carrasco, que pone término a su vida de 」。「ャ・イッセョᆰエN@
1 Miguel de Cervantes, El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, ed. Luis Andrés Murillo,
Madrid: Castalia, 1973, II, págs. 69-70.
las suyas muy ricas embiólas a la nao» (XXIII, pág. 49b), mientras en la corte, tras el torneo: «comen-
<;:óse la fiesta muy grande, y de otra cosa no se fablava sino del cavallero del escudo de la floD> (XXIV, 2 Compárense Hans-Jorg Neuschiifer, Der Sinn der Parodie im Don Quijote, Heidelberg: Winter
pág. 50a). Sin embargo, las vuelve a cambiar tras la culminación de esa aventura: «y Francelina le fizo 1963, págs. 34-43; Horst Weich, Don Quijote im Dialog, Passau: Rothe, 1989, págs. 159-183.
armar de unas ricas armas negras que la fada le dexó y él se armó d'ellas salvo del yelmo, el cual llevó 3 M. de Cervantes, Don Quijote, II, págs. 489-490. Compárese Alonso Fernández de Avellaneda,
una donzella y otra una lan<;:a muy buena; y ansí salieron de la torre y de la huerta dexando todas las El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, que contiene su tercera salida y la quinta parte de sus aven-
cosas que allí tenían» (XXXII, pág. 67a), aunque en Constantinopla usará de nuevo las que traía ene! turas, ed. Fernando Garda Salinero, Madrid: Castalia, 1972, págs. 151-173.
torneo, cuando sale a justar con Belcar: «y como Recindos lo vido, conoció que aquél era Polendos,
el que avía vencido el torneo, en las armas que traía, y pesóle, porque bien conoció que Belcar no
podía escapar de sus manos sin desonra» (LVII, pág. 122b). 307
- - - - - - - - - - - - _. .
-
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