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conforman, para así entender el procedimiento y hacer un buen uso de cada una de las
herramientas que nos aportan.
“Se trata de una actividad de gran relevancia práctica para las partes puesto que, al
margen de la prueba de oficio, a través de la misma se determinará si sus esfuerzos
probatorios han logrado el objetivo de fijación del material fáctico base para la
aplicación del derecho y, de ese modo, lograr en definitiva una decisión judicial
estimatoria de su pretensión”.2
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La valoración de la prueba, Arturo Villanueva Martínez Zurita, Pág. 57
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ttps://www.uv.es/ajv/obraspdf/Capi%CC%81tulo%20IV.%20Valoracio%CC%81n%20y%20carga%20de%20la
%20prueba.pdf
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examinar esa actividad judicial que interioriza esa demostración para expresarla
posteriormente, con mayor, menor o ningún acierto, en la motivación del juicio
jurisdiccional. En cualquier caso, esa actividad intelectiva permite al juez dictar
sentencia cuando existen hechos dudosos.
Sin embargo, el enfoque desde el que ha sido estudiada difiere muchísimo entre la
veintena aproximada de autores que hasta ahora se han dedicado, a analizar
monográficamente y en profundidad la cuestión. De manera que no hay prácticamente
coincidencia en la manera de abordar o incluso de describir el problema. Citando
simplemente el detalle de la obra de esos autores, se aprecia esa falta casi total de
coincidencia
Considero que para poder comprender con mayor claridad esta etapa es necesario
conocer cómo es que la prueba llega al juzgador y cómo es considerada para otorgarle
un valor judicial y verdadero. Entonces, toda prueba que llega a una instancia tiene un
cierto camino a seguir que forma parte al proceso y sin ella no sería posible dictar una
sentencia conforme a la repartición igualitaria de justicia.
“El elemento probatorio que se haga llegar por una de las partes tiene que
ofrecerse por la misma, cuando esto sucede, el órgano decisor determina si es
admisible y cruzando dicho umbral, tal elemento se desahoga conforme a los
métodos que el instrumento procesal determine, para que una vez hecho esto, a través
de la inmediación judicial, se procesa la información para llegar a la determinación de la
valoración en su individualidad y en su conjunto, conforme a parámetros que los
modelos de valoración establezcan, culminado con el valor de cada elemento de prueba
y con la motivación necesaria, el juzgador pasa a determinar la suficiencia o alcance
que tengan los elementos de prueba para la adopción de los hechos acreditados.
Estos pasos son imprescindibles en términos generales a todo elemento que llegue al
proceso. De ahí la importancia de conocer ese iter razonable al juzgador y también a
las partes que exhiben la pretensión de acreditación fáctica” 4
Se han realizado diversos intentos de clasificar la actividad probatoria. Uno de las más
originales fue emprendido por el autor Serra Domínguez, quien distinguió entre el
periodo de conversión y el periodo de comparación. El primero de los dos se dividiría en
la fase de traslación y la fase de fijación. En la primera de dichas fases, a través de los
medios de prueba, se trasladarían los hechos de la realidad al proceso, para que el juez
pueda considerarlos. En la segunda, el juez valoraría el resultado de los medios de
prueba a través de las máximas de experiencias 6
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propios de cada modelo y los estándares de prueba exigentes por elementos
probatorios”7
Como tercer momento tenemos a la decisión de los hechos probados, esto se traduce
en el ejercicio hermenéutico del juzgador, el cual resulta a partir de la valoración de la
prueba donde se determina un estándar cualitativo sobre cuántas pruebas tienen valor,
para que establecido esto, determine el alcance o la suficiencia de cada elemento
probatorio y, posterior-mente, hacerlo en su conjunto. Es decir, en este punto, el
juzgador debe realizar el ejercicio de precisión acerca de qué hechos acreditan cada
uno de los actos probatorios, y cuáles de esos hechos tienen mayor sustento de prueba
para efectos de acreditar bajo el estándar correspondiente —posibilidad, probabilidad o
certeza de dicha cuestión fáctica.8
Por ello, ciertamente es posible decir, la valoración de la prueba es el uso por parte del
juez de su raciocinio enfocado hacia la actividad probatoria.
“En esa percepción queda incluido, como actividades conjuntas, tanto la extracción de
esos resultados como el juicio racional del juez sobre dicha percepción, que es
consustancial a la misma, y que es lo que tradicionalmente se ha definido como
valoración de la prueba”9
Una vez realizada esa motivación de su percepción, en la que el juez habrá tenido en
cuenta el ordenamiento jurídico, especialmente en su vertiente de prueba legal cuando
exista, expondrá separadamente para una mejor comprensión de las partes, la
aplicación del ordenamiento jurídico, a fin de facilitar la labor de los litigantes al recurrir
la sentencia, pese a que, muy probablemente, buena parte de esa motivación jurídica
se haya hecho ya durante la misma actividad de valoración, al tener el juez
conocimientos jurídicos, dejando solamente al margen los detalles del ordenamiento
que no sea capaz de recordar en el momento de la práctica de la prueba. 10
“En el sistema de prueba legal o tasada, es la ley la que establece o prefija, de modo
general, la eficacia conviccional de cada prueba. Esto es, explicita la regla de
experiencia conforme a la cual se establecerá la credibilidad de una prueba. En este
sistema la ley señala las condiciones conforme a las cuales el juez debe darse por
convencido de la existencia de un hecho o circunstancia, y en qué casos no puede
hacerlo.”13
Este sistema se caracteriza por “la producción de reglas que predeterminan de forma
general y abstracta, el valor que debe atribuirse a cada tipo de prueba. Es decir, en este
sistema el legislador no sólo determina cuáles son los medios probatorios que se
podrán rendir en el proceso, sino que también establece de manera previa el valor que
cabe asignar a cada uno de ellos, reduciendo de esa forma la labor del juzgador.” 14
“Un método de cálculo, donde a cada tipo de prueba se le otorga un valor cuantitativo, y
de esta forma la decisión de absolución o condena dependerá del resultado de la
división entre las pruebas negativas y positivas respecto de la hipótesis de hecho y la
participación del acusado.
En conclusión, este sistema legal se entiende cuando los principios o metodología para
su valoración se concentra en la legislación vigente del lugar en donde se presente el
litigio, el juzgador en base a las pruebas presentadas, los hechos y la pretensión de las
partes puede basarse en la normatividad para decidir en cuanto a su razonamiento y
aplicabilidad sí la prueba será considerada verdadera o no, en cuanto cumpla con los
requisitos que la ley concede.
“Podemos decir que la prueba legal, consiste en vincular al Juez a una valoración
basado en la ley; La ley le atribuye un valor a determinado medio probatorio y el Juez
no tiene otro camino que admitirlo así. Es este sistema la actividad del Juez se hace
mecánica, en donde el juzgador se encuentra impedido de formarse un criterio personal
sobre los medios de prueba y, consecuentemente, sobre los hechos acreditados,
encontrándose eventualmente obligado a aceptar valoraciones en contra de su propio
convencimiento razonado”16
La libre convicción que tiene el juzgador para emitir su sentencia, la ley no le impone al
Juez regla alguna para aplicar la apreciación de los medios probatorios; así también la
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TARUFFO, 2002, pág. 391
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https://1library.co/article/sistemas-valoraci%C3%B3n-prueba-valoraci%C3%B3n-prueba.zkwo3kpz
convicción que debe tener el Juez no está prestablecida en norma alguna, es así que el
juzgador valorará la prueba de acuerdo a su entender y saber, pero también de acuerdo
a lo que las partes o los defensores expongan.
Estoy de acuerdo con el autor anterior de que este tipo de libre valoración de las
pruebas pueden recaer en un error o mal entendimiento por parte del juzgador, por lo
que la justicia quedaría en segundo término, pues el razonamiento del juez puede
desviarse hacia solamente su experiencia o percepción de las cosas.
La Sana Crítica
En el sistema de libre convicción o sana crítica, el juez no tiene reglas que limiten sus
posibilidades de convencerse, y goza de las más amplias facultades al respecto, su
libertad encuentra un límite infranqueable: el respeto de las normas que gobiernan la
corrección del pensamiento humano.
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https://1library.co/article/sistemas-valoraci%C3%B3n-prueba-valoracion-prueba.oz18ne8y
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https://1library.co/article/sistemas-valoraci%C3%B3n-prueba-valoracion-prueba.oz18ne8y