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Algunos perros gruñen, ladran, enseñan los dientes o incluso llegan a morder; un animal
reactivo puede convertir el día a día en un auténtico reto. Pero ¿por qué unos perros son
agresivos y otros no? ¿Qué se puede hacer para disminuir estas conductas en perros
agresivos?
¿Hay razas de perros peligrosos?
Los perros no nacen siendo agresivos. Aunque es cierto que existen algunas razas que
tienen por naturaleza mayor instinto protector y quizá un umbral de tolerancia más bajo.
Sin embargo, es raro que un animal muerda sin motivo. Los expertos coinciden en que
todo perro, sea de la raza que sea, puede aprender a portarse adecuadamente en las
diferentes situaciones. Un pitbull, un rottweiler o un dóberman no tienen por qué ser más
peligrosos que un Golden o que un labrador. La raíz del comportamiento agresivo en los
canes no se encuentra tanto en sus genes sino en defectos en la socialización, miedos y
fobias, mala gestión de la frustración, ansiedad, excitación excesiva, etc.
Mi perro es agresivo, ¿necesito ayuda?
Lo importante es reconocer el problema y tratar de atajarlo. Si tu peludo amenaza o llega
a morder a una persona o a un animal, entonces ¡hay que actuar! Los expertos como los
educadores caninos o los etólogos pueden ayudarte. No debes preocuparte, no hay nada
de malo en pedir ayuda, no es ni un fracaso ni un signo de debilidad, sino de
determinación y compromiso hacia tu perro.
Primer paso: identificar las causas
El que nuestras acciones influyan en la agresividad del perro es, en realidad, un consuelo.
Al igual que una educación errónea puede producir un carácter reactivo, una educación
adecuada puede acabar con estas respuestas y convertir a tu mejor amigo en un
agradable compañero.
Así que ¿qué es lo que debes cambiar para el futuro? Tienes que estudiar los
desencadenantes de la conducta agresiva. Cuanto mejor los conozcas, más fácil te
resultará evitarlos y desensibilizar al perro ante ese estímulo que le hace reaccionar.
¿Por qué pueden volverse los perros agresivos?
Un perro no se hace agresivo de la noche a la mañana. La agresividad es fruto de
sentimientos negativos continuados o repetidos, especialmente provenientes de una mala
gestión emocional ante el miedo o que se han ido reforzando a lo largo del tiempo. Sin
embargo, también el dolor causado por una enfermedad puede extenuar al animal y
conducir a comportamientos no deseados. Tampoco un can muerde porque le guste
pelear o porque disfrute intimidando o haciendo daño a otros. Un perro agresivo es casi
siempre un animal inseguro que no sabe resolver por sí mismo una situación.
Causas y formas de agresión
Los motivos de esta inseguridad y de la incapacidad de comportarse de otro modo en una
situación determinada han de buscarse, como ya hemos dicho, en el entorno. Una falta de
socialización desde cachorro, una educación deficiente, así como un estilo de vida que no
satisfaga las necesidades mentales y físicas son las principales razones de los malos
comportamientos en los perros. También puede ocurrir que un animal haya sufrido en el
pasado experiencias negativas, vivencias traumáticas o dolores crónicos y estos puedan
ser desencadenantes de miedo y, como consecuencia, de agresividad.
En realidad, enumerar los motivos exactos no es así de simple. Por eso, lo primero es
observar en qué momentos el perro reacciona de manera agresiva. ¿En qué
circunstancias comienza a gruñir o enseña los dientes? ¿Se muestra nervioso cerca de
otros perros? ¿Siente que tiene que defenderte? ¿Tiene miedo de que alguien pueda
quitarle sus cosas? Dependiendo del motivo, la agresión puede manifestarse de distintas
formas:
Puesto que los perros, por lo general, no perciben el significado de las palabras, sino el
del tono, pueden entender estos gestos como muestras de cariño por gruñir y ladrar. Sin
saberlo, lo que estaríamos haciendo es reforzar esa conducta.
Segundo paso: Trabajar el problema
Cuando hayas identificado cuáles son los detonantes del comportamiento, debes trabajar
junto con un educador canino para cambiar esa actitud progresivamente. Nunca tomes a
la ligera las conductas agresivas de tu perro, ya que, dependiendo de su fuerza o tamaño,
puede representar un peligro para ti y tu entorno. Si tu peludo reacciona con otro perro o
en un determinado contexto, trata, durante un tiempo, de evitar estas situaciones, en la
medida de lo posible, para así bajar los niveles de estrés de tu amigo.
Cuando estés seguro de que ha adquirido las reglas de obediencia básicas y de que
atiende a las instrucciones visuales y auditivas, puedes comenzar el proceso de
desensibilización del estímulo detonante, con la ayuda de un experto en modificación de
conducta.
¿Debo poner bozal a mi perro?
En el caso de que tu perro tenga ya un marcado comportamiento agresivo y creas que
puede hacer caso omiso de tus indicaciones en un determinado momento, puedes
ponerle el bozal. No te sientas mal, se trata de una medida de seguridad temporal, nunca
definitiva. Ten en cuenta que este accesorio no debe usarse de forma continuada en el
tiempo; una vez que tu perro haya aprendido a gestionar por sí mismo la situación, podrás
olvidarte de él.
Para que ponerle el bozal no sea una odisea, lo mejor es que primero habitúes a tu
peludo tranquilamente en casa. Puedes, por ejemplo, poner snacks dentro, que solo
podrá alcanzar si introduce el hocico. Quítaselo tras un par de minutos y refuerza su
comportamiento con palabras y con un snack extra. Repite varias veces esta operación y
aumenta poco a poco el tiempo que se lo dejas puesto. Después de un tiempo puedes
dejar de colocar snacks y sacar a tu perro a la calle con el bozal.
Perros agresivos y el lenguaje canino
La serenidad y la confianza son cualidades que debes adoptar en el trato con tu mejor
amigo y con su entorno. Los canes tienen una capacidad asombrosa para detectar el
estado de ánimo de las personas. Tu inseguridad o nerviosismo pueden transmitirse. Tu
perro se sentirá entonces desconcertado y ciertas circunstancias, como el querer
acercarse a saludar a otro perro, pueden hacer que se ponga en estado de alerta. Si en
este momento, como consecuencia de tu incertidumbre, el animal nota tensión en la
correa, puede dificultarse el correcto acercamiento a otro can, lo cual puede acabar
convirtiéndole en un perro agresivo con otros. Tú, como guía, debes saber leer su
lenguaje corporal para poder interpretar las señales de calma o estrés que transmite.
Por eso, ¡ten siempre una actitud segura y positiva con tu perro! En aquellas situaciones
en las que pueda reaccionar de forma agresiva, intenta controlar tus nervios y hacer que
todas las experiencias sean lo más agradables posible para él.
Tercer paso: reeducación
Con los pasos 1 y 2 habrás llevado a cabo las «medidas de emergencia» para el
manejo de un perro reactivo. Habrás descubierto el porqué de su comportamiento y
habrás logrado entender que tu perro no es agresivo sin razón, sino que lo pasa mal y
necesita tu ayuda.
El siguiente y último paso consiste en pasar a la acción. Llegados a este punto, es
recomendable acudir a un profesional que pueda llevar a cabo una rutina de modificación
de la conducta. Te ayudará a realizar un adiestramiento específico de desensibilización y
contra condicionamiento de los detonantes de las conductas agresivas. Poco a poco, iréis
habituándole de nuevo al estímulo y reduciendo la distancia en la que no reacciona; deja
que gestione por sí mismo la situación.
Ejercicios de obediencia canina y conductuales
En el adiestramiento, lo primero que se practica son los comportamientos más
importantes. Con los ejercicios de obediencia, el perro aprende las instrucciones visuales
y auditivas básicas, como acudir a la llamada o las diferentes instrucciones para sentarse,
tumbarse, levantarse o parar de hacer algo. Cuando ya ha interiorizado estas directrices y
las cumple, se puede empezar a desensibilizarle de los desencadenantes. El adiestrador
recreará situaciones en las que el perro reaccionaría con agresividad y os enseñará
modos de actuación alternativos. Una manera de tratar los problemas de agresión en los
perros es mediante el refuerzo positivo: las recompensas repetidas pueden reconducir el
comportamiento del can para conseguir las conductas deseadas.
¡Recupera el control de la situación!
Un adiestrador canino no solo ayudará a mejorar el comportamiento de tu mejor amigo,
sino también a trabajar y aumentar vuestro vínculo. Conocerás mejor a tu perro y
aprenderás cómo proceder en situaciones críticas. No es necesario ser excesivamente
duro ni usar la fuerza, tan solo demostrar seguridad en uno mismo, ser consecuente y
positivo.
2DO PERROS AGRESIVOS: ¿NACEN O SE HACEN?
Si bien la raza tiene mucho que ver en el temperamento de un perrito, lo que en realidad
define su comportamiento es la forma en la que ha sido educado. Para tratar mejor este
tema hemos preparado para ti una serie de puntos que no te puedes perder.
¿Habías escuchado antes que hay ciertas razas de perros más agresivas que otras? En
ocasiones se toma muy en cuenta este dato a la hora de ir por un nuevo compañero, pero
¿qué tan cierto es esto?
Si bien la raza tiene mucho que ver en el temperamento de un perrito, lo que en realidad
define su comportamiento es la forma en la que ha sido educado. Para tratar mejor este
tema hemos preparado para ti una serie de puntos que no te puedes perder.
Factores internos
Son aquellas características de tu amigo con las que ciertamente nace o se desarrollan en
él a lo largo de su vida, tienen mucho que ver con el grupo genético al que pertenece.
Esta es la razón por la que se considera que por ejemplo los pit bulls o los rottweilers son
agresivos, puesto que se trata de perritos con un temperamento más fuerte que el resto.
Entre los internos encontramos los factores hormonales, los cuales tienen una relación
muy estrecha con las hormonas sexuales de tu amigo, tales como la testosterona y la
progesterona, así como la tiroides. Si alguno de estos tres sufre alteraciones, pueden
provocar cambios, entre los que se destaca un mal comportamiento o agresividad.
Se ha descubierto además que, enfermedades en perros adultos (artrosis o artritis)
también pueden ser causantes de agresividad.
Factores externos
Cabe recalcar que, aunque la enseñanza es de gran relevancia a lo largo de toda la vida
de tu pequeño, lo mejor es comenzar desde que es un cachorrito. No te dejes enternecer
el corazón por sus caritas, el entrenamiento es básico desde que llega a tu hogar.
Evita que muerda a otras personas o a ti, incluso si notas que solo lo hace de manera sutil
o juguetona. Desde edades muy tempranas es necesario hacerle entender cuáles son los
límites durante el juego.
https://youtu.be/3E9hOFhWUv0
5to
¿Los perros agresivos nacen o se hacen?
Lo dicen estudios científicos: la conducta agresiva del perro se debe en mayor medida a
la conducta agresiva del dueño. Esto es lo que estudiaron una serie de investigadores
británicos de la Universidad de Leicester al hacer una serie de valoraciones a más de
4.000 perros y a sus dueños. ¿Qué encontraron en todos estos estudios? Algo muy
claro: lo que verdaderamente determina la aparición de una conducta agresiva es la
experiencia del animal a nivel individual. Estudios previos ya habían vinculado una
personalidad antisocial en varones menores de 25 años con la predilección por dichas
razas que, desafortunadamente han catalogado de, “potencialmente peligrosas”.
¿Cuáles son estas razas? El Dogo Argentino, el American Staffodshire Terrier, el
Akita Inu, el Staffordshire Bull Terrier, el Pit Bull Terrier o el Rottweiler. Estas razas
corpulentas y de una mala fama impuesta por la sociedad, son razas que en “malas
manos” pueden ser peligrosas. Dueños hostiles, con un carácter marcadamente antisocial
y con una praxis de educación en negativo (castigos y refuerzos negativos)
aumentaban en el perro las posibilidades de gruñir e incluso morder.
No hay que confundir los mordiscos de un cachorro cuando tiene pocos meses con que el
perro va a ser agresivo. Los cachorros utilizan su boca y sus dientes para explorar y
descubrir el mundo, así como a comunicarse (sin olvidar, para también reducir el dolor y
molestias de la dentición). Basta con inhibir las mordidas del cachorro regañando al perro
con SHHH o parando el juego de golpe para educarlo, incluso, a morder controlando la
presión.
Por otra parte, no se debe olvidar evitar factores estresantes que puedan llevar al perro a
unos niveles de ansiedad como puedan ser: un dolor intenso, falta de ejercicio físico,
perros atados, perros encerrados, perros muy temerosos que pueden morder para
defenderse, etc.
Debe quedar claro que un perro de nacimiento no tiene maldad ninguna y que va a
depender de sus experiencias (y no de su raza) para que sea más, menos o nada
agresivo.