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ANSIEDAD Y CONDUCTAS REACTIVAS

Ansiedad de separación

El trastorno puede surgir de cualquier raza de perros. En caso de encontrar señales de


ansiedad por separación, se deben implementar métodos terapéuticos lo antes posible.

Los perros son animales sociales y raras veces viven solos en el entorno natural. Para un
cachorro, la separación de una manada generalmente significa la muerte. Las observaciones
muestran que los cachorros que viven en el medio silvestre permanecen cerca de sus madres
por lo general hasta su adolescencia. Cuando empiezan a madurar, se vuelven cada vez más
independientes y se separan cada vez más de su grupo familiar. Dependiendo de las relaciones
que prevalezcan en la manada, los perros jóvenes pueden permanecer en su grupo familiar o
establecer su propio grupo.

¿Qué es la ansiedad por separación?

La ansiedad por separación es un trastorno del comportamiento que se caracteriza por la


ansiedad cuando el perro se queda solo en casa o está aislado de la gente con la que está
fuertemente relacionado emocionalmente. La ansiedad causada por la ausencia del cuidador
provoca el aumento de las respuestas de ansiedad, cuyo resultado puede ser la vocalización
excesiva, hiperactividad motora, comportamiento destructivo, e incluso la autolesión. Debe
recordarse que la ansiedad por separación no solo influye en el deterioro significativo del
bienestar del perro. En el caso de no poder hacer frente a ella, los perros a menudo destruyen
la casa, cuyo resultado son las pérdidas materiales tangibles significativas, y cuando ladran o
aúllan excesivamente–pueden fastidiarles la vida a los vecinos.

Síntomas

Podemos observar tres patrones de comportamiento del perro que se queda solo en casa:

El perro comienza a mostrar resignación y espera pacientemente el regreso de su cuidador

El perro cae en depresión, lo que manifiesta, entre otros, negándose a comer hasta que el
dueño regrese.

El perro está demasiado excitado, lo que manifiesta mediante la hiperactividad motriz,


vocalización excesiva, arañando la puerta, destruyendo los objetos y haciendo sus necesidades
fisiológicas en la vivienda. Al destruir los objetos, los perros tratan de encontrar la forma de
lidiar con la situación difícil y reducir el nivel de estrés. A menudo buscan objetos personales
de los cuidadores impregnados con su olor y los llevan a su cama.

Ha de ser capaz de distinguir los síntomas de la ansiedad por separación de otros trastornos
del comportamiento. Lo mejor es hacerlo mediante la observación. Si el cachorro que se queda
solo en casa destruye objetos, no necesariamente significa que lidiamos con la ansiedad por
separación. La razón de este comportamiento puede ser el intercambio de dientes de leche
por los definitivos o un simple aburrimiento. Sin embargo, si defeca en la vivienda puede
deberse a la fisiología de un perro joven. Sin embargo, una vocalización excesiva puede ser
causada por factores externos, tales como una llamada inesperada a la puerta y otros ruidos
procedentes del exterior de la vivienda. La ansiedad por separación se distingue de otros
problemas de comportamiento principalmente por el alto nivel de estrés en el perro.

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Los perros que sufren ansiedad por separación también pueden presentar síntomas de estrés
crónico discontinuo. Pueden ocurrir estereotipias, trastornos del sueño, alteraciones de
funciones cognitivas, actividad motora excesiva, comportamientos obsesivos, micción urgente
y coprofagia. El estrés crónico también puede conducir a muchas enfermedades somáticas,
como poliuria, polidipsia, pérdida de pelo, falta de apetito, ulceración de la mucosa estomacal
e intestinal, vómitos y diarreas. También puede afectar los cambios en el comportamiento
social. Un perro que sufre de estrés crónico puede evitar el contacto con otros perros y
deprimirse.

Causas

Existen varios factores clave que contribuyen a la aparición de ansiedad por separación en un
cachorro:

Predisposiciones genéticas individuales: los cachorros con tendencias a los comportamientos


de ansiedad generalmente reaccionan muy intensamente a nuevos estímulos. Debe recordarse
que la tendencia a la ansiedad transmitida genéticamente es muy difícil de eliminar por
completo.

Factores estresantes: en los que el cachorro puede estar expuesto en el período prenatal y en
las primeras semanas después del nacimiento.

Un cuidado maternal deficiente: puede contribuir significativamente a la aparición del


comportamiento de ansiedad de los cachorros y seguir aumentando conforme su madurez.

Falta de socialización adecuada: la falta de tal acción puede intensificar los comportamientos
de ansiedad. Lo que conocerá y asociará de manera positiva, no despertará en él ansiedad en
el futuro.

Experiencias traumáticas en la etapa del cachorro: también pueden contribuir al desarrollo de


la ansiedad por separación. Tales experiencias incluyen: dejar al perro en un refugio o
separarlo repentinamente de la madre o cambiar de cuidador. Los cachorros sacados del
refugio tienen más posibilidades de experimentar problemas asociados con la ansiedad por
separación. En el caso de los perros que provienen de la granja, mucho depende de cómo será
el traslado y qué condiciones crearán los nuevos cuidadores para el cachorro.

Cambios repentinos: del entorno, de los cuidadores, de la dieta: los cambios realizados de
manera deficiente, repentinos y sin preparación previa, pueden exacerbar el estrés y conducir
a las situaciones que provocan ansiedad.

Vínculo demasiado fuerte con el cuidador.. El apego excesivo se puede manifestar siguiendo
constantemente al cuidador o buscando insistentemente el contacto físico. Si el cachorro no
puede hacer frente a la situación cuando el cuidador sale a otra habitación, ciertamente no
será capaz quedarse tranquilamente solo en casa.

Violencia utilizada por los cuidadores: los perros castigados físicamente experimentan estrés
crónico y pierden la sensación de seguridad. Esto afecta directamente la mayor sensibilidad del
cachorro y promueve la aparición de problemas asociados con la ansiedad por separación.

Enfermedades sufridas en la etapa de cachorro: los estudios han demostrado que los
cachorros enfermizos muestran signos de ansiedad por separación más a menudo. Lo más

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probable es que el motivo de esta situación sea el cuidado excesivo de los tutores, que a veces
puede llevar a un apego excesivo y a la aparición de impotencia aprendida.

¿Cómo prevenir?

Es muy importante asegurar a la perra las condiciones tranquilas durante el parto y la cría de
los cachorros. Debe recordarse que la perra temerosa pasará estos patrones de
comportamiento a sus descendientes.

En el proceso de socialización, es debe recordar a enseñarle al perro la autosuficiencia. Gracias


a ello, hay una alta probabilidad de que la ansiedad por separación no aparezca en absoluto.
Muchos cuidadores se cogen entonces unas vacaciones para pasar las primeras semanas con el
cachorro. Le dan mucha atención y cuidado, pero cuando las vacaciones terminan, vuelven a
trabajar y dejan el perro solo durante muchas horas en la vivienda. Es un error muy grave.
Desde el primer día debería realizarse un aprendizaje consciente de independencia y de
permanecer solo en casa. Al principio, es suficiente salir un momento a otra habitación, con el
tiempo se puede salir de casa por unos minutos y prolongar el tiempo gradualmente. El
cachorro tiene que aprender que las personas salen de casa y vuelven al cabo de un tiempo, y
que este es un fenómeno completamente normal.

Durante el entrenamiento de la independencia, funcionan bien los juguetes olfativos, con los
que el cachorro debe trabajar solo, sin la ayuda de su cuidador. Primero, se le debe enseñar al
cachorro a jugar solo en compañía del cuidador. Con el tiempo, se puede dejarlo solo con un
juguete olfativo. Ese trabajo independiente desarrolla confianza en sí mismo y hace que el
cachorro se comporte mejor durante la separación. Durante el entrenamiento de la
independencia, evitamos situaciones en las que el cachorro pueda sentir una ansiedad o un
miedo excesivos. El perro debe estar tranquilo todo el tiempo. Cualquier signo de ansiedad
debe ser una señal para nosotros de que el proceso avanza demasiado rápido para un cachorro
dado. Al entrenar la independencia, el método de pequeños pasos funcionará mejor.

Para prevenir problemas relacionados con la ansiedad por separación, es muy importante
construir una relación consciente con el perro. Un acercamiento demasiado emocional a un
cachorro y un cuidado excesivo solo pueden aumentar la ansiedad. Si el cachorro sigue al
cuidador paso a paso y constantemente exige contacto, se debe empezar a enseñar la
independencia y trabajar en su sensación de seguridad. El cuidador del perro también debe
encargarse de un ritual tranquilo de salir y regresar a casa. Al salir de casa, no se puede excitar
demasiado al perro y despedirse efusivamente. A su vez, durante los saludos emocionales al
cerebro del perro se liberan grandes cantidades de opioides, que persisten en el cuerpo
durante un tiempo. Por ello, el perro se hace fisiológicamente adicto a la presencia del
cuidador y el problema de la ansiedad por separación aumenta. Cuando el cachorro se queda
solo en casa, es bueno dejarle todo tipo de juguetes olfativos (Kong, alfombra olfativa, etc.) y
algo para que pueda roer si no logra controlar la ansiedad ya persistente. Al trabajar los
juguetes, el cachorro cansará su mente y le será más fácil calmarse y quedarse dormido.
Durante la ausencia del cuidador, también vale la pena dejar al perro los objetos impregnados
con su olor (p. ej., ropa que ya no usa). Gracias a ello el cachorro se sentirá más seguro y su
comportamiento debería ser más tranquilo.

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La educación de un cachorro conlleva muchos desafíos. Los perros jóvenes defecan en casa,
destruyen objetos, intentan morder a los miembros del hogar. Desafortunadamente, muchos
cuidadores en situaciones difíciles acuden a la violencia física y psicológica. En el caso de los
cachorros, tal comportamiento es completamente injustificado y puede contribuir a la
aparición de ansiedad por separación. Sin embargo, existen muchos métodos para resolver
problemas típicos de la etapa de cachorro. La educación de los cuidadores de perros por el
medico veterinario especializado es la mejor medida de precaución en este caso.

Se debe acostumbrar gradualmente al cachorro a permanecer en una casita. El cuidador debe


servir todas las comidas en la casita y jugar en ella con el perro. La casita se debe asociar al
cachorro con un lugar seguro, que sirve principalmente para descansar. Nunca se puede dejar
al perro en la casita como castigo.

Métodos de terapia para el tratamiento de la ansiedad persistente serán indicados por el


médico veterinario especialista.

Perro reactivo: cómo prepararlo para el trabajo terapéutico adecuado

Qué es la reactividad

¿Qué significa realmente la reactividad del perro? Cuanto más reactivo es un perro, más difícil
es influir de manera efectiva en el comportamiento problemático en desarrollo, ya sea
ansiedad, miedo, fobia o agresión dirigidos a un estímulo específico. Además, cuanto más
reactivo sea un perro, más difícil será modificar o redirigir el comportamiento problemático y,
al mismo tiempo, será más fácil desencadenar una respuesta inapropiada e inadecuada a la
situación, peligrosa o sea problemática.

En otras palabras, un perro reactivo significa que es un animal que desencadena fácilmente
una respuesta a un estímulo, se estimula rápidamente y, a menudo permanece a un nivel
relativamente alto de excitación durante un largo tiempo. Como bien se sabe, cada perro tiene
su umbral para reaccionar ante ciertos estímulos que pueden ser difíciles o problemáticos para
él. Un problema adicional, en caso de los trastornos de la reactividad del perro, es el hecho de
que los umbrales de reacción se suman y dependiendo de la situación, el perro puede
responder a una provocación con una excitación rápida y luego regresar relativamente rápido
al equilibrio. Sin embargo, cuando hay más provocaciones y ocurren en cortos intervalos de
tiempo, el perro reactivo no tiene tiempo para descender al nivel básico de funcionamiento y
su estimulación permanece en un nivel alto, lo que da como resultado una reactividad excesiva
a la situación ocurrida. Es cuando el perro excede rápidamente los umbrales de reacción, al
cabo de un momento muerde a ciegas por miedo, en un reflejo defensivo, por frustración
general o excitación agresiva.

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Por lo tanto, se puede decir que la reactividad del perro se ve afectada tanto por el factor
ambiental en sí mismo – una provocación que es un estímulo desencadenante, como también
el hecho de si se trata de una o varias provocaciones diferentes. Además, influyen la duración
de la provocación y el intervalo entre la aparición de estímulos individuales que causan miedo
o agresión. El perro, que ya ha superado un cierto nivel de excitación, también responde más
fácil y rápidamente frente a estímulos triviales de todos los días. Ciertamente, se puede decir
que el perro reactivo es un espiral de reacción automática. El hecho de que la reactividad o la
hiperactividad se refiere normalmente a animales que no se adaptan a los estímulos que los
afectan y no son capaces de calmarse ni siquiera en un entorno de baja estimulación. Los
autores comparan la reactividad del perro con el TDA humano: trastorno por déficit de
atención, que se origina en el funcionamiento anormal del sistema nervioso, trastornos de la
neurotransmisión.

Desgraciadamente, es relativamente difícil ayudar a un perro reactivo, y el trabajo con este


tipo de perros debe empezar con un buen reconocimiento de las causas del comportamiento
reactivo. Por consiguiente, vale la pena implementar un plan de trabajo integral, utilizando
muchas técnicas y estrategias de modificación del comportamiento, que ayuden de manera
holística a “manejar al perro” frente a diferentes situaciones.

Causas de conductas reactivas

Podemos buscar las causas de la reactividad del perro tanto por parte del organismo, que ha
sido formado por la genética y como por lo que se llama el impacto ambiental. Se supone que
la personalidad relativamente invariable y carácter descrito como tímido, temeroso,
desconfiado, pero también susceptible, inaccesible, con una gran distancia individual, como
también la personalidad impulsiva con una tendencia a compulsividad son causas de
reactividad en el perro.

Sin embargo, a la luz de las últimas investigaciones sobre epigenética, ciertas predisposiciones
genéticas pueden nunca ser escuchadas o fortalecidas por la influencia de factores
ambientales. El cuidador del perro puede cambiar el registro genético y evitar el desarrollo de
la reactividad gracias a:

Asegurar una estimulación moderada y socialización adecuada desde los primeros días,

Educar o entrenar a un perro,

Asegurar una dieta adecuada para mantener la flora bacteriana correcta y desarrollar la
resistencia del organismo.

Por lo tanto, se puede concluir que el comportamiento reactivo está sujeto a las leyes de la
epigenética, según la cual los factores ambientales tienen influencia en el cambio de la
expresión de los genes. Por otra parte, el exceso de los glucocorticoides o de cortisol en el
periodo pre, peri y post-natal puede afectar significativamente el aprendizaje asociativo
posterior y las reacciones de un perro, porque en la etapa de desarrollo del cerebro, y más
concretamente, el desarrollo estructural del hipocampo, ocurren interferencias. Por lo tanto,
el estrés crónico en el período prenatal y neonatal puede ser responsable de una reactividad
posterior inadecuada ante el estrés.

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Factores estresantes emocionales que afectan a la madre durante la gestación, cuando se


combinan con condiciones de alto estrés después del parto pueden tener un impacto duradero
en toda la vida del perro, en cómo va a hacer frente a situaciones que provocan miedo o
enojo.

Entre otras razones de la reactividad, en las cuales el desarrollo está influenciado por el
hombre y sus acciones, se puede mencionar una socialización inapropiada. Esto significa tanto
una situación donde el perro crece en un ambiente pobre en estímulos o incluso en completo
aislamiento, donde ocurre la privación sensorial, y la situación opuesta cuando el perro está
sobre estimulado. El sistema nervioso del animal en desarrollo debe tener tiempo para
adaptarse a las nuevas condiciones, asimilar el conocimiento recién adquirido y la relajación
apropiada y la cantidad adecuada de sueño beneficioso, adecuado a la edad de desarrollo. Si
en un caso de excesiva ambición el guía del perro realiza su idea de lo que el perro debe ser, a
qué deporte o trabajo debe dedicarse, sin tener en cuenta la predisposición del individuo,
sigue su objetivo que puede llevar a un desastre. A veces, de buena fe, el cuidador del perro,
que ha llegado a conocer la poderosa fuerza salvadora de la socialización, le sirve en bandeja
un exceso de situaciones difíciles, estimulantes, lo que lleva a una incapacidad para calmarse.
Esto, a su vez, hace que el perro no adquiere a la edad adecuada la habilidad de calmarse o
autocontrolarse, no sabe hacer frente a las emociones, desarrolla una actitud exigente, y su
cerebro no sabe descansar – esto se traduce en una especie de reactividad aprendida.

Otro grupo de causas de la reactividad del perro son los errores ampliamente por parte del
cuidador. Estos incluyen, por supuesto, métodos aversivos de entrenamiento basados en la
coacción e inseparablemente relacionados con el estrés de un animal durante la adquisición de
nuevas habilidades. La exposición de un perro a diferentes tipos de estrés, realmente puede
estar relacionado con formas más sutiles de influencia del cuidador inconsciente, como
regañar con voz aguda por un comportamiento natural, tirar de la correa o imponer exigencias
de formación inadecuados para la edad – incluso si el entrenamiento se realiza con métodos
positivos. Por lo general, además llega a un malentendido de las señales que fluyen del cuerpo
del perro, y por lo tanto, falta de confianza y comunicación inadecuada. Un perro sensible
puede, frente a todas estas acciones, desarrollar reactividad y excitabilidad como una forma de
lidiar con la realidad circundante.

Los errores del cuidador también incluyen el uso incorrecto de herramientas durante los
paseos. En primer lugar, dar tirones a la correa del perro cuando éste explora el mundo (perros
o niños, adultos u otros objetos), el uso de correas automáticas, que, por definición, restringen
la libertad de comunicación, o el uso de herramientas aversivos tales como el collar de
adiestramiento con púas, sin mencionar un collar eléctrico.

En segundo lugar, la correa misma limita y crea oportunidades para desarrollar un trastorno
llamado agresión correa. El perro aprende que, en una situación difícil, no puede irse porque la
correa está tensa y desarrolla una estrategia de ataque en su propia defensa. Además, la
efectividad de este comportamiento con una correa es muy gratificante, ya que en la mayoría
de los casos es efectivo para aumentar la distancia del intruso, quien se marcha solo o su amo
le da tirones de correa. La consecuencia está clara para el perro – la estrategia elegida por él y

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tiene el efecto deseado, por lo que vale la pena ladrar y ahuyentar los objetos encontrados
(perros, corredores, bicicletas, o madres con cochecitos).

Cuando se trata de la reactividad frente a las personas u otros animales, a menudo es


resultado de la incapacidad de aprender respuestas adecuadas en la etapa de cachorro. La
falta de contactos, el aumento de la tensión durante las interacciones esporádicas, conducen a
la separación del perro, y esto, a su vez, hace que el perro sienta un déficit continuo de
contactos sociales, a lo que se suma la falta de competencia social. Cuando raramente hay
contacto, el perro explota con la reactividad, no puede hacer frente a las emociones y no
confía en sus habilidades de “conversar”. Por supuesto, una mala experiencia en el período de
sensibilidad del desarrollo o una serie de tales experiencias pueden decidir sobre la reactividad
hacia los hermanos. Entonces, esta situación se recuerda como muy estresante y las
interacciones futuras despiertan de inmediato grandes emociones y una respuesta reactiva.

Al final, cuando se trata de la reactividad que se desarrolla a una edad mayor, podemos
imaginarnos que el perro se hace así, como resultado de una enfermedad somática (alergia,
picazón, displasia, enfermedades articulares crónicas, enfermedades neurológicas). Un perro
que experimenta dolor empieza a reaccionar inadecuadamente, se irrita constantemente, su
sistema nervioso está constantemente listo para luchar, está alerta debido a una sensación
constante de amenaza o discapacidad propia. También debemos recordar a los perros a una
edad madura, que desarrollan CDS (Cognitive Dysfunction Syndrom – síndrome de disfunción
cognitiva – desorientación, trastornos del sueño, cambios en la actividad, irritabilidad, cambios
graves en el cerebro) u otros cambios de comportamiento debido al envejecimiento natural
del organismo. Dichos perros deben estar protegidos ante ambientes cambiantes y
estresantes, porque la alta tensión y estado de alerta constante, resultante de algún tipo de
impotencia, constituyen la causa del estrés crónico. A menudo he sido testigo de cómo el
comportamiento de un perro que envejece cambia frente a las situaciones previamente
aceptadas y cómo éste reacciona con una irritabilidad inadecuada.

Como se puede ver, las causas de los comportamientos reactivos son muy amplias y difíciles de
comprender. A menudo son un cóctel de muchos factores y es difícil separar la causa
específica de la reactividad en un perro en particular. Lo más importante será el impacto
holístico dirigido a mejorar el funcionamiento de dicho perro. Además, cada caso debe tratarse
de manera muy individual, evaluando tanto el perro en sí como las posibilidades de la terapia
conductual, reales para el cuidador en su situación y condiciones de funcionamiento cotidiano.

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