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SEGUNDO TRIMESTRE:

TEMA: Énfasis en la trama descriptiva y sus entrecruzamientos con la


trama narrativa 2
Entrecruzamiento con ESI: La sobreprotección y el descuido. 3
Verbos en la descripción 5
TEMA: Verbos 6
Uso de los tiempos verbales 6
Verbos regulares e irregulares 8
Ortografía 10
Anexo 11
“Gabriel Ernesto” Saki 11
“Mariposas” Samanta Schweblin 17
Fichas de ortografía 18

BIBLIOGRAFÍA 19

1
TEMA: Énfasis en la trama descriptiva y sus entrecruzamientos con la trama narrativa
La narración suele contener segmentos descriptivos, que interrumpen y retardan el
desarrollo de la historia. Estos segmentos ofrecen información acerca de los lugares, los
personajes, los objetos y las situaciones del relato, de modo que el lector pueda imaginarlos
con mayor precisión.
En algunos casos, lo que se describe se presenta de manera fija o estática (“La
selva estaba muy verde”); en otros, se lo muestra de forma dinámica, es decir, en algún
proceso de cambio (“La lluvia le resbalaba por la mejilla”)
Algunos de los recursos empleados en la descripción son
La comparación: establece una relación de semejanza entre dos objetos, por medio
de un nexo. Por ejemplo: Sus ojos azules como el cielo.
Las imágenes sensoriales: destacan alguna cualidad de un objeto relacionada con
el modo en que fue captado por alguno de los cinco sentidos. Por ejemplo: Se oía,
insistente, el ruido del avión.
Las metáforas: se reemplaza la palabra que designa un objeto por otra expresión
en sentido figurado. Por ejemplo: Pasó sus dedos por los trigales maduros en su cabeza.
Las personificaciones: consiste en atribuir a los seres inanimados características y
cualidades propias de los seres animados. Por ejemplo: Baja el balde cantando hasta el
fondo del pozo sonriente.

Actividades:

1- Unan los siguientes segmentos descriptivos con los recursos utilizados:

-Con un incesante ruido de cornetas y bocina Comparación


-Las hojas de los libros, libres como pájaros Metáfora
-Saltaban las gotas, bailando sobre el piso Imagen sensorial
-Un aro de fuego ardía en el cielo. Personificación

2- A veces pasa que de tanto ver una cosa nos olvidamos de cómo es exactamente. Te
desafiamos a que describas con la mayor precisión posible (y sin mirar previamente) los
siguientes objetos:
● La rueda del colectivo.
● La canilla de agua del baño.
● El collar de tu perro o gato (si tenés)
● Una naranja.

3- ¿Cómo describiría una lapicera, un avión y un celular los siguientes personajes?


● Un guerrero antiguo.
● Una dama de la época de la revolución de mayo (1810)
● Un extraterrestre.

2
4- Buscar en el anexo el texto literario: “Gabriel Ernesto” de Saki (también hay un link al
audiolibro), luego extraer ejemplos de descripciones que aparecen en el relato,
transcribirlas e identificar los recursos utilizados.

5- Mirar la siguiente imagen y redactar en dos o tres párrafos la transformación que sufría
“Gabriel Ernesto” en la historia. Por ejemplo: en el primer párrafo pueden describir cómo es
el personaje en su forma humana, en el segundo: cómo ocurre la transformación y en el
tercero: cómo se siente una vez transformado.

Entrecruzamiento con ESI: La sobreprotección y el descuido.

Lecturas literarias: Gabriel Ernesto y Mariposas.

● Buscar en el anexo el microrrelato “Mariposas” de Samanta Schweblin y


luego resolver las consignas propuestas:

a. ¿Qué pistas nos dejan las frases marcadas en negrita si se las lee en
conjunto?

b. ¿Qué relación se establece entre las mariposas y los niños?

c. ¿Qué creen que signifique el final del cuento? ¿Cuál es tu interpretación?

d. Escribir una reflexión respecto a la necesidad de libertad que tienen los


niños y el deseo de protegerlos que tienen los padres.

3
● Ir al anexo y volver al cuento “Gabriel Ernesto” del autor Saki:

Consignas de interpretación:
a) Completen la siguiente ficha:

Título:

Autor:

Narrador:

Personajes:

Marco Espacial:

b) ¿Cuáles son los hechos que podrían ocurrir en la vida real, presentes en
“Gabriel Ernesto”? ¿Qué hechos escapan a la realidad?

c) ¿Qué cosas te sorprendieron al leer el cuento? ¿Con qué duda te quedaste


como lector?

d) ¿Qué personaje fantástico hace su aparición en el cuento? ¿Habías escuchado


hablar del mismo?

e) Consulta con familiares y conocidos respecto a este personaje y escribe las


cosas que te cuenten al respecto (Si no encuentras a nadie que conozca la
historia de este ser, busca información en internet ).

f) ¿Cómo describirías la actitud de la tía de Van Chelee ante la desaparición del


pequeño Toop? ¿Cómo es la actitud de la madre del niño ante el mismo hecho?
¿Por qué crees que actúa así?

g) En el tercer párrafo, el personaje principal ve por primera vez a Gabriel Ernesto:


reescribí ese párrafo usando el tiempo presente en los verbos.

Consignas de producción escrita:

1. Elegir una de las siguientes opciones y redactar:

4
*Gabriel Ernesto le escribe una carta a la tía de Van Cheele contando su versión de los
hechos.

*El pequeño Toop escribe una carta a su madre contando lo que sucedió.

*Van Cheele se presenta ante la policía local y narra los hechos ocurridos.

2. Elegir uno de los siguientes conflictos y escribí, a partir de ello, un cuento propio
(Teniendo en cuenta las partes del cuento: inicio, nudo, desenlace) :

*Ibas a ponerte los zapatos y descubriste que tus pies han crecido durante la noche, pronto
te das cuenta que no dejan de crecer…

*Vas al jardín a regar las plantas, pero descubres que se han vuelto carnívoras y quieren
devorarte.

*Tu casa ha sido invadida por gran número de hadas pequeñas que reclaman que la casa
es suya y usan su magia para intentar sacar a tu familia y quedarse en tu hogar.

Verbos en la descripción

Mientras que en las descripciones estáticas predominan los verbos que indican
estados (ser, estar, parecer, permanecer, quedar), en las descripciones dinámicas suelen
prevalecer los verbos de acción (ir,caminar, caer, moverse, llevar).

Actividades

1. Elegir un compañero de clases y describirlo utilizando verbos que indiquen estado y


verbos que indiquen acción. Subrayar los verbos utilizados.
2. Agregar recursos a la descripción que hiciste en el punto 1: comparaciones,
imágenes sensoriales, personificación. Subrayar con colores diferentes los recursos
utilizados

TEMA: Verbos

Uso de los tiempos verbales

El pretérito perfecto simple señala acciones acabadas, que comenzaron y


terminaron en ese pasado (yo estudié el sábado).

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El pretérito imperfecto de indicativo (estudiaba más el año pasado) posee un
carácter de acción inacabada y continua.

El presente de indicativo (estudio), además de emplearse en la narración de


hechos actuales, se utiliza para conseguir un mayor acercamiento de hechos sucedidos –o
que pudieron haber ocurrido– siglos atrás, en cuyo caso recibe el nombre de "presente
histórico" (se produce la Revolución de Mayo en 1810). El presente también puede
expresar lo futuro o tener valor de imperativo (lee mañana).

Entonces, si narramos podemos elegir relatar nuestra historia a partir del Pretérito
perfecto simple (y en ese caso lo acompañaremos con acciones en Pretérito
Pluscuamperfecto y en Condicional) o en Presente (acompañado de Pretérito Imperfecto,
Perfecto Simple y Futuro según corresponda)

Ejemplos:

Narración en pretérito perfecto: “Se destituyó al virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros por
los acontecimientos previos que habían ocurrido (pretérito pluscuamperfecto) en la
semana de mayo…”

● El pretérito pluscuamperfecto indica un hecho que ocurrió con anterioridad a lo


que se indica con el pretérito perfecto (en el ejemplo, la destitución de Cisneros)

Narración en presente: “Se destituye al virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros por los
acontecimientos previos que ocurrieron (pretérito perfecto) en la semana de mayo…”

● Cuando se narra en presente, los hechos anteriores deben exponerse en


pretérito perfecto.

El pretérito imperfecto es un tiempo que se utiliza a menudo para las descripciones


dinámicas y de lugares : “En las cercanías de Buenos Aires, donde predominaba la
actividad portuaria (descripción) , se desarrolló (hecho) además una intensa actividad
ganadera…”

1. Transcribir el siguiente fragmento pasando los verbos que están en pretérito perfecto
simple al presente.
“En Buenos Aires, los sectores populares se unieron voluntariamente a las milicias durante
las invasiones inglesas y luego continuaron formando parte de los ejércitos. Los esclavos

6
buscaron la independencia de sus amos y los criollos, a su vez, reclamaron mayor
participación política y libertad comercial.”

2. Conjugar los verbos subrayados en el párrafo anterior en presente, pretérito perfecto


simple, pretérito pluscuamperfecto y futuro simple de modo indicativo (según los
verbos modelos que se exponen en el link compartido)
3. Subrayar, en los siguientes fragmentos, las descripciones expresadas con verbos en
pretérito imperfecto. Ver el ejemplo subrayado.
a) “La vida pública estaba presente en todos los sectores sociales: en las
iglesias, plazas y en las tertulias o cafés, se debatían las situaciones
políticas y las ideas que llegaban desde Europa. Por otra parte, la reciente
junta de gobierno de 1810 informó a las ciudades del Virreinato por medio de
la “Circular a los pueblos del interior” lo ocurrido en Buenos Aires, pidiendo el
reconocimiento de su autoridad y el envío de diputados a la capital para
debatir los pasos a seguir.Las reacciones de adhesión y participación fueron
dispares. En general, los funcionarios designados por la metrópoli
(gobernadores, intendentes, jueces de las audiencias) y los comerciantes
ligados al monopolio español, rechazaron al gobierno recién creado y
buscaron conservar el orden colonial”
b) Cuando estalló la Revolución de Mayo, a la luz de los procesos
revolucionarios en América Latina, se fue modificando el gusto y surgió la
necesidad de retratar aquellos personajes que se posicionan políticamente y
en la guerra. Lo nuevo, era ponerle rostro a los hombres políticos del
momento, que muchas veces no eran conocidos en la población y que
demandaban, al igual que los líderes europeos, tener su retrato: Mariano
Moreno, Cornelio Saavedra, Juan Jose Castelli, los demás miembros de la
Primera Junta y los integrantes de los Triunviratos y asambleas tenían
derecho a ser retratados, no tanto por pertenecer a familias destacadas de la
aristocracia, sino gracias a su mérito por participar en las gestas políticas”

Verbos regulares e irregulares

Los verbos pueden ser regulares o irregulares en la raíz, en la desinencia o en


ambas partes.

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*Para saber si un verbo es regular o irregular de raíz, se compara la raíz del verbo
conjugado con la raíz del infinitivo. Por ejemplo: caminar es regular de raíz porque en
camin-o, camin-é, camin-aba, camin-aré, la raíz camin- se mantiene. En cambio
ascender es irregular de raíz porque en ascien-de no se mantiene la raíz.

*Para saber si un verbo es regular o irregular de desinencia, se compara la


desinencia del verbo conjugado con la del verbo en infinitivo. Por ejemplo, saltar es regular
de desinencia, porque yo: salt-o, salt-é/ él salt-a/ salt-ó la desinencia se mantiene, en
cambio dar es irregular yo: do-y, dar-é,él da/ él dió; porque la desinencia se modifica.

Actividades:

a- Leer el siguiente texto, corregir los errores en la conjugación de los verbos y


reescribir más abajo de manera apropiada:

“Ayer traí muchas cosas porque conducí el auto. Hoy vine caminando por lo que
reducí la cantidad de cosas”.

_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
________________________________________________________________________.

b- ¿Cuáles son los verbos que aparecen en el enunciado anterior? ¿Son regulares o
irregulares?

C- Encerrar en un círculo los verbos que reconozcas como regulares:

- Salto - Colgar

- Conocer - Éramos

Los verboides o formas no conjugadas del verbo

DEFINICIÓN: Son formas no conjugadas del verbo o también llamadas verboides


aquellas que no expresan quién realiza la acción, cuándo la hace y de qué manera. Hay
tres tipos: infinitivo, participio y gerundio.

Los verbos se nombran por su forma en infinitivo (amar, temer, partir). Esta forma
contiene la raíz y la desinencia del verbo. La raíz es la que alberga el significado del verbo:

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Por ejemplo: Calmar, fortalecer, repetir (Lo que está en negrita es la desinencia del verbo,
lo que no lo está es la raíz). También pueden aparecer con -se o -te al final,por ejemplo
calmarse, calmarte.

Según la desinencia del infinitivo, los verbos se clasifican en tres conjugaciones:

1° conjugación: verbos terminados en -ar

2° conjugación: verbos terminados en -er

3° conjugación: verbos terminados en -ir

Actividades:

1. Buscar, en el siguiente párrafo, seis verbos en infinitivo, pintar con color la


desinencia e indicar si pertenecen a la primera, segunda o tercera conjugación.

“Tengo alas sucias de volar siempre tan bajo. En el pecho calles vacías, los pies fríos de
correr bajo la lluvia solo. Me puedo disimular, pero me sale poco. Ya no sé quién soy. Deja
de preguntar, pasame a buscar. Salir a caminar,algo puedo imaginar, no preguntes más.”
(Juan Farré)

Otra forma no conjugada del verbo, o también denominado verboide, es el participio,


se forma agregando los sufijos -ado, -ido a la raíz del verbo. Por ejemplo: calmado,
fortalecido,repetido.

2. Escribir cuatro oraciones utilizando participios, subrayar la sufijos -ado, -ido en los
verbos que utilice.

El tercer y último verboide es el gerundio que se forma agregando los sufijos -ando,
-iendo a la raíz del verbo. Por ejemplo: calmando, fortaleciendo, repitiendo.

3. Transformar los verbos en infinitivo, que colocaste en el punto 2, en gerundios.


Subrayar los sufijos -ando, -iendo.
4. Explicar con sus palabras y usando ejemplos propios qué son los verbos.

● Ortografía
● En el anexo tienen las fichas ortográficas que serán para trabajar una regla por
semana a partir de la siguiente actividad:
● Luego de leer la ficha que la profesora les indique:
Escribir tres oraciones usando correctamente la regla ortográfica explicada.
Eje: HALLA-ALLÁ-HAYA

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“El que busca halla”
“Llueve allá en el campo.”
“¡Ojalá que haya clases presenciales!

ANEXO
“Gabriel Ernesto” Saki

Hay un animal salvaje en sus bosques -dijo el artista Cunningham, mientras lo llevaban a la
estación. Era la única observación que había hecho durante el trayecto, pero como Van
Cheele había hablado sin parar, el silencio de su compañero no había sido notorio.

-Un zorro extraviado o dos y unas cuantas comadrejas de la región. Nada más formidable
que eso -dijo Van Cheele. El artista no dijo nada.

-¿Qué quería decir con animal salvaje? -le dijo Van Cheele más tarde, cuando estaban en el
andén.

-Nada. Mi imaginación. Aquí está el tren -dijo Cunningham.

Esa tarde, Van Cheele salió a dar uno de sus frecuentes paseos por su boscosa propiedad.
Tenía una garza disecada en su estudio, y sabía los nombres de un gran número de flores
salvajes, de modo que su tía tenía tal vez alguna justificación para describirlo como un gran
naturalista. En todo caso, era un gran andarín. Tenía la costumbre de tomar nota mental de
todo lo que veía durante esos paseos, no tanto para ayudar a la ciencia contemporánea,
como para disponer de temas de conversación más tarde. Cuando las campanillas azules
comenzaban a florecer, él se encargaba de informar a todo el mundo de ese hecho; la
época del año hubiera podido advertir a sus oyentes de la probabilidad de que esto
ocurriera, pero por lo menos pensaba que él les estaba siendo absolutamente franco.

Sin embargo, lo que vio Van Cheele esa tarde en particular era algo muy lejano de su
experiencia corriente. En una saliente de piedra lisa sobre un pozo profundo en el claro de
un bosquecillo de robles, un muchacho de unos dieciséis años estaba echado secándose
deliciosamente (...) al sol. Tenía el pelo mojado, partido por una zambullida reciente y
pegado a la cabeza, y sus ojos castaños claros, tan claros que tenían casi un brillo atigrado,
se dirigían a Van Cheele con cierta atención perezosa. Era una aparición inesperada, y Van
Cheele se encontró envuelto en el desusado proceso de pensar antes de hablar. ¿Dé dónde
en el mundo podía provenir ese muchacho de aspecto salvaje? A la esposa del molinero se
le había perdido un chico hacía unos dos meses, se suponía que se lo había llevado la
corriente que movía el molino, pero aquel era un bebé y no un muchacho crecido como
este.

-¿Qué estás haciendo ahí? -le preguntó.

-Obviamente, asoleándome -replicó el muchacho.

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-¿Dónde vives?

-Aquí en estos bosques.

-No puedes vivir en los bosques -dijo Van Cheele.

-Son unos bosques muy bonitos -dijo el muchacho con cierto tono condescendiente en la
voz.

-¿Pero dónde duermes de noche?

-No duermo de noche; es cuando estoy más ocupado.

Van Cheele empezó a tener el irritante sentimiento de estar lidiando un problema que lo
eludía.

-¿De qué te alimentas? -preguntó.

-Carne -dijo el muchacho.

Y pronunció la palabra con una lenta delicia, como si estuviera saboreándola.

-¡Carne! ¿Qué carne?

-Ya que le interesa, conejos, perdices, liebres, aves de corral, corderitos recién nacidos, y
niños cuando consigo alguno; en general están encerrados con llave por la noche, cuando
yo hago la mayor parte de la cacería. Hace ya dos meses que no pruebo carne de niño.

Haciendo caso omiso de la irritante naturaleza de la última frase, Van Cheele trató de llevar
al muchacho al tema de la posible caza furtiva.

-Estás hablando por tu sombrero cuando mencionas lo de alimentarse con liebres (por el
aspecto del muchacho no era un símil muy afortunado). Las liebres de nuestras colinas no
son fáciles de cazar.

-Por la noche yo cazo en cuatro patas -fue la respuesta más o menos enigmática.

-¿Supongo que lo que dices es que cazas con un perro? -aventuró Van Cheele.

El muchacho se dio vuelta lentamente sobre la espalda y se rió con una extraña risa baja
que tenía algo agradable de broma y algo desagradable de gruñido.

-No creo que ningún perro tuviera muchas ganas de andar conmigo, especialmente por la
noche.

Van Cheele empezó a sentir que ese muchacho de ojos y hablar extraño tenía algo
pavoroso.

-No puedo permitirle permanecer en estos bosques -declaró en tono autoritario.

-Creo que usted preferiría tenerme aquí y no en su casa -dijo el joven.

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La perspectiva de ese animal desnudo y salvaje en la casa ordenada y perfecta de Van
Cheele evidentemente era alarmante.

-Si no te vas, tendré que obligarte -dijo Van Cheele.

El muchacho se volvió como un rayo, se zambulló en el pozo, y en un momento ya había


recorrido con su cuerpo mojado y brillante la mitad de la distancia de la otra orilla hasta el
lugar donde estaba Van Cheele. En una nutria el movimiento no hubiera sido nada especial;
en un muchacho, a Van Cheele le pareció suficientemente sobrecogedor. Se resbaló al
hacer un movimiento involuntario para retroceder y se encontró casi postrado en la orilla
húmeda, con aquellos ojos atigrados no muy lejos de los suyos. Casi instintivamente se
llevó la mano a la garganta. El muchacho volvió a reírse, con una risa en la que el gruñido
había hecho desaparecer casi toda la alegría, y luego, con otro de sus movimientos
asombrosamente rápidos, desapareció corriendo hacia un tupido macizo de hierbas y
helechos.

-¡Qué animal salvaje tan raro! -dijo Van Cheele mientras se ponía de pie. Y luego se acordó
de la observación de Cunningham, “hay un animal salvaje en sus bosques”.

De regreso a casa sin prisa, Van Cheele empezó a darle vueltas en la mente a una serie de
acontecimientos locales que podían atribuirse a la existencia de este asombroso muchacho
salvaje.

Algo había estado haciendo que escaseara los animales silvestres últimamente en aquellos
bosques, las gallinas desaparecían de las granjas, las liebres ya casi no se encontraban, y
le habían llegado noticias de corderos a los que se habían llevado de sus rebaños en las
colinas. ¿Sería posible que ese muchacho salvaje estuviera cazando en la región en
compañía de algún perro inteligente? El muchacho había hablado de cazar “en cuatro
patas” durante la noche, pero también había insinuado que a ningún perro le gustaría
acercársele “especialmente de noche”. Era verdaderamente intrigante. Y luego, mientras
Van Cheele repasaba las distintas depredaciones que se habían cometido en el último mes
o dos, de pronto se detuvo tanto en su camino como en sus especulaciones. El niño perdido
del molino hacía dos meses, la teoría aceptada era que se había caído entre la corriente del
molino y ésta se lo había llevado, pero la madre siempre había declarado haber oído un
grito en el lado de la casa que daba a la colina, en la dirección contraria a la del arroyo. Era
impensable por supuesto, pero él habría preferido que el muchacho no hubiera hecho esa
aterradora alusión a haber comido carne de niño hacía dos meses. Cosas tan horribles no
debían decirse ni en broma.

Van Cheele, contra su costumbre, no se sentía dispuesto a mostrarse comunicativo sobre


su descubrimiento en el bosque. Su posición como consejero de la parroquia y juez de paz
se vería comprometida de cierto modo por el hecho de estar albergando en su propiedad a
una personalidad de tan dudosa fama; había incluso la posibilidad de que le pasaran una
costosa cuenta por el valor de los corderos y las gallinas que se habían perdido. Esa noche
a la cena estaba desusadamente callado.

-¿Te comieron la lengua? -le dijo su tía-. Cualquiera diría que te encontraste con un lobo.

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Van Cheele, que no conocía ese viejo dicho, pensó que la observación era bastante tonta; si
se hubiera encontrado con un lobo en su propiedad su lengua hubiera estado
extraordinariamente ocupada con el tema.

Al día siguiente al desayuno, Van Cheele se daba cuenta de que su desazón por el episodio
del día anterior no había desaparecido del todo y resolvió tomar el tren hasta la población
vecina, buscar a Cunningham, y enterarse de qué era lo que realmente había visto,
obligándole a hablar con insistencia acerca de un animal salvaje en sus bosques. Tomada
esa resolución, su alegría habitual volvió en parte, y empezó a musitar una pequeña
melodía mientras se dirigía al estudio a fumarse su cigarrillo de costumbre. Al entrar al
estudio, la melodía abruptamente dio paso a una invocación piadosa. Graciosamente
extendido en la otomana, en una actitud de reposo casi exagerada, estaba el muchacho de
los bosques. Estaba más seco que la última vez que lo había visto Van Cheele, pero por
otra parte sin ninguna alteración notable de su apariencia.

-¿Cómo te atreves a venir aquí? -le preguntó Van Cheele furioso.

-Usted me dijo que no podía quedarme en los bosques -dijo el muchacho calmadamente.

-Pero no te dije que vinieras aquí. ¡Supón que te hubiera visto mi tía!

Y con la intención de minimizar semejante catástrofe, Van Cheele apresuradamente cubrió


todo lo posible a su no bienvenido visitante bajo los pliegues del periódico de la mañana. En
ese momento, la tía entró a la habitación.

-Este es un pobre muchacho que ha perdido su camino y perdido la memoria. No sabe


quién es ni de dónde viene -explicó Van Cheele desesperadamente, mirando atemorizado a
la cara del vagabundo para saber si agregaba la franqueza inoportuna a sus otras
propensiones salvajes.

La señorita Van Cheele estaba enormemente interesada.

-Tal vez tenga alguna marca en la ropa interior -sugirió.

-Parece haber perdido eso también -dijo Van Cheele, dándole tironcitos nerviosos al diario
de la mañana para mantenerlo en su lugar.

Un niño desnudo y sin hogar le atraía tanto a la señorita Van Cheele como un gatito perdido
o un perrito sin dueño.

-Tenemos que hacer todo lo que podamos por él -decidió, y, en poquísimo tiempo, un
mensajero despachado a la parroquia, en donde había un joven paje, había regresado con
un juego de ropa y los accesorios necesarios como camisa, cuello, zapatos, etc. Vestido,
limpio, y arreglado, el muchacho no había perdido nada de su expresión aterradora, a los
ojos de Van Cheele, pero su tía lo encontraba encantador.

-Debemos llamarlo de algún modo mientras averiguamos quién es realmente -dijo ella-.
Gabriel-Ernesto, me parece; son nombres apropiados y simpáticos.

13
Van Cheele estaba de acuerdo, pero en su interior dudaba sobre si se los estarían poniendo
a un muchacho apropiado y simpático. Sus recelos no disminuyeron por el hecho de que su
manso y viejo perro de cacería se había escapado de la casa apenas llegó el muchacho, y
seguía tiritando y ladrando obstinadamente en el otro lado del huerto, mientras que el
canario, usualmente tan activo vocalmente como el propio Van Cheele, se había encerrado
en su mutismo de píos aterrados. Más que nunca se resolvió a consultar a Cunningham sin
pérdida de tiempo.

Mientras él se dirigía a la estación, su tía hacía los arreglos para que Gabriel-Ernesto la
ayudara a divertir a los niños de la escuela dominical, esa tarde en el té.

Al principio, Cunningham no estaba dispuesto a mostrarse comunicativo.

-Mi madre murió de una enfermedad cerebral -explicó -, de manera que usted comprenderá
por qué me niego a confiarle a nadie cualquier cosa de naturaleza fantástica e imposible
que haya visto o pensado que he visto.

-¿Pero qué fue lo que vio? -insistió Van Cheele.

-Lo que creí ver fue algo tan fuera de lo común, que nadie, en su sano juicio le daría crédito
como a algo realmente sucedido. Yo estaba la última tarde que estuve con usted, medio
escondido entre los arbustos de la entrada del huerto viendo la puesta del sol. De pronto me
di cuenta de la presencia de un muchacho desnudo; pensé que fuera un muchacho que se
había estado bañando en algún pozo cercano, y que se había quedado en la falda de la
colina también mirando el atardecer. Su actitud sugería de tal modo la de un fauno silvestre
de la mitología pagana que inmediatamente se me ocurrió contratarlo como modelo, y lo
hubiera llamado un momento después. Pero justo en ese momento el sol dejó de verse, y
todos los colores naranja y rosado desaparecieron del paisaje, dejándolo frío y gris. En ese
mismo momento, pasó algo asombroso, ¡el muchacho también desapareció!

-Qué, ¿se desvaneció en la nada? -preguntó Van Cheele excitado.

-No; esa es la parte horrible del asunto -contestó el artista-, en la falda de la colina, en
donde había estado el muchacho hacía un segundo, estaba un lobo grande, de color
negruzco, con los colmillos brillantes y los ojos amarillos crueles. Uno creería…

Pero Van Cheele no se detuvo por algo tan fútil como lo que se creía. Ya estaba corriendo a
toda velocidad hacia la estación del tren. Desechó la idea de un telegrama. “Gabriel-Ernesto
es un hombre-lobo” era un esfuerzo desesperadamente inadecuado para hablar de lo que
pasaba, y su tía lo tomaría por un mensaje en una clave de la cual él no le había dado la
contraseña. Su única esperanza era alcanzar a llegar a casa antes de la puesta del sol. El
taxi que tomó en el otro extremo del viaje en tren lo llevó con lo que parecía una lentitud
exasperante por los caminos rurales, que ya se ponían rosados y malva bajo la luz del sol
poniente. Su tía estaba recogiendo algunos bizcochos sin terminar cuando él llegó.

-¿Dónde está Gabriel-Ernesto? -preguntó casi gritando.

-Está llevando a casa al pequeño de los Toop -dijo la tía-. Se estaba haciendo tan tarde que
no me pareció seguro dejarlo ir solo. Qué bonito atardecer, ¿cierto?

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Pero Van Cheele, aunque consciente del resplandor del cielo al occidente, no se quedó a
comentar su belleza. A una velocidad para la cual estaba escasamente dotado corría a lo
largo del estrecho sendero que llevaba a casa de los Toop. A un lado corría la rápida
corriente que movía el molino, del otro estaba la franja de loma pelada.

Un resplandor mortecino de sol poniente todavía se veía en el horizonte, y tras la próxima


vuelta del camino podía estar la pareja dispareja que buscaba. De pronto el color de las
cosas desapareció, y la luz gris se posó con un leve temblor sobre el paisaje. Van Cheele
oyó un estridente grito de terror, y dejó de correr.

Nunca se volvió a saber nada del pequeño Toop o de Gabriel-Ernesto, pero se encontró la
ropa de este último tirada en el camino, de modo que se supuso que el niño había caído al
agua y que el muchacho se había desnudado y se había lanzado en un vano intento de
salvarlo. Van Cheele y unos trabajadores que andaban por allí cerca en esos momentos
testificaron sobre el fuerte grito del niño que habían oído hacia el lugar en donde se
encontraron las ropas. La señora Toop, que tenía otros once hijos, se resignó decentemente
a su desgracia, pero la señorita Van Cheele hizo un duelo sincero por su muchacho
expósito perdido. Por iniciativa suya, se puso una placa en memoria de éste en la iglesia
parroquial. A Gabriel-Ernesto, muchacho desconocido, que sacrificó valientemente su vida
por la de otro.

Van Cheele complacía a la tía en la mayoría de sus asuntos, pero se rehusó por completo a
contribuir con su dinero a una placa en memoria de Gabriel-Ernesto.

Audiolibro:
https://www.youtube.com/watch?v=sHPXsoZybR4&ab_channel=Audiolibroscuentosp
araescuchar

“Mariposas” Samanta Schweblin

Ya vas a ver qué lindo vestido tiene hoy la mía, le dice Calderón a Gorriti, le queda
tan bien con esos ojos almendrados, por el color, viste; y esos piecitos… Están junto al
resto de los padres, esperan ansiosos la salida de sus hijos. Calderón habla pero Gorriti
solo mira las puertas todavía cerradas. Vas a ver, dice Calderón, quedate acá, hay que
quedarse cerca porque ya salen. ¿Y el tuyo cómo va? El otro hace un gesto de dolor y se
señala los dientes. No me digas, dice Calderón. ¿Y le hiciste el cuento de los ratones…?
Ah, no; con la mía no se puede, es demasiado inteligente. Gorriti mira el reloj. En cualquier
momento se abren las puertas y los chicos salen disparados, riendo a gritos en un tumulto
de colores, a veces manchados de témpera, o de chocolate. Pero por alguna razón, el
timbre se retrasa. Los padres esperan. Una mariposa se posa en el brazo de Calderón, que
se apura a atraparla. La mariposa lucha por escapar, pero él une las alas y la sostiene de
las puntas. Aprieta fuerte para que no se le escape. Vas a ver cuando la vea, le dice a
Gorriti sacudiéndola, le va a encantar. Pero aprieta tanto que empieza a sentir que las
puntas se empastan. Entonces la sostiene con una mano, desliza los dedos hacia abajo y
comprueba que la ha marcado. La mariposa intenta soltarse, se sacude y una de las alas se
abre al medio como un papel. Calderón lo lamenta, intenta inmovilizarla para ver bien los
daños, pero termina por quedarse con parte del ala pegada a uno de los dedos. Gorriti lo

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mira con asco y niega, le hace un gesto para que la tire. Calderón la suelta. La mariposa
cae al piso. Se mueve con torpeza, intenta volar pero ya no puede. Al fin se queda quieta,
sacude cada tanto una de sus alas, pero ya no intenta nada más. Gorriti le dice que termine
con eso de una vez y él, por el propio bien de la mariposa por supuesto, la pisa con firmeza.
No alcanza a apartar el pie cuando advierte que algo extraño sucede. Mira hacia las puertas
y entonces, como si un viento repentino hubiese violado las cerraduras, las puertas se
abren, y cientos de mariposas de todos los colores y tamaños se abalanzan sobre los
padres que esperan. Piensa si irán a atacarlo, tal vez piensa que va a morir. Los otros
padres no parecen asustarse; las mariposas sólo revolotean entre ellos. Una última cruza
rezagada y se une al resto. Calderón se queda mirando las puertas abiertas, y tras los
vidrios del hall central, las salas silenciosas. Algunos padres todavía se amontonan frente a
las puertas y gritan los nombres de sus hijos. Entonces las mariposas, todas ellas en
pocos segundos, se alejan volando en distintas direcciones. Los padres intentan
atraparlas. Calderón, en cambio, permanece inmóvil. No se anima a apartar el pie de la que

ha matado, teme, quizá, reconocer en sus alas muertas, los colores de la suya.

Fichas de ortografía:

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Bibliografía
Consultada por los docentes:

● AAVV (2010) Lengua y Literatura. Prácticas del lenguaje II. Bs. As. Kapelusz
● AAVV (2016) Entre letras II. Actividades y prácticas del lenguaje. Bs. As.
Santillana.
● AAVV (2016) Lengua y Literatura. Prácticas del lenguaje 1° y 2°. Buenos
Aires. Estación Mandioca, 2016.
● AAVV (2020) Educación Secundaria Ciclo Básico: Cuadernos 4 y 5. Buenos
Aires: Ministerio de Educación de la Nación, 2020.
● Alvarado, Maite (2013) El nuevo escriturón. Bs As. Quipu.
● Rodari, Gianni (1993) Gramática de la fantasía. Bs. As. Ediciones Colihue.

Sugerida para los alumnos:

● Enriquez, Mariana (2017) “El aljibe” Los peligros de fumar en la cama. Bs.
As. Anagrama.
● Munro, H.H (Saki) (1909) “Gabriel Ernesto” en The Westminster Alice. S/L.
Ediciones: Gazette.
● Schweblin, Samanta (2008) “Mariposas” en Pájaros en la boca. Bs. As.
Peguin Random House.

Consultada por los docentes:

● AAVV (2010) Lengua y Literatura. Prácticas del lenguaje II. Bs. As. Kapelusz
● AAVV (2016) Entre letras II. Actividades y prácticas del lenguaje. Bs. As.
Santillana.
● AAVV (2016) Lengua y Literatura. Prácticas del lenguaje 1° y 2°. Buenos
Aires. Estación Mandioca, 2016.
● AAVV (2020) Educación Secundaria Ciclo Básico: Cuadernos 4 y 5. Buenos
Aires: Ministerio de Educación de la Nación, 2020.
● Alvarado, Maite (2013) El nuevo escriturón. Bs As. Quipu.
● Rodari, Gianni (1993) Gramática de la fantasía. Bs. As. Ediciones Colihue.

Sugerida para los alumnos:

● Munro, H.H (Saki) (1909) “Gabriel Ernesto” en The Westminster Alice. S/L.
Ediciones: Gazette.
● Schweblin, Samanta (2008) “Mariposas” en Pájaros en la boca. Bs. As.
Peguin Random House.

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