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BIOETICA FUNDAMENTAL
LA CRISIS BIO ETICA
José A. Mainetti
© Copyright 1990 by Fundación Dr. José María Mainetti
Para el progreso de la medicina
Calle 508 entre 16 y 17 - GONNET
Printed ir. Argentina - Impreso en Argentina
Registro de la Propiedad Intelectual N5 254507
Dedico este libro a mis colaboradores
para la excelencia
en el Centro Oncológico
INDICE
BIOETICA FUNDAMENTAL:
LA CRISIS BIO-ETICA
Prólogo 7
i-
Introducción 9
1. La Catástrofe Ecológica
1.1 La nueva antropodicea 15
1.2 La ciencia del medio 17
1.3 La ética noática 19
2. La Revolución Biológica
2.1 Las revoluciones culturales 27
2.2 La revolución de Pigmalión 30
2.3 La ambivalencia antropoplástica 33
3. La Medicalización De La Vida
3.1 Knock o la cultura de la salud 41
3.2 El lenguaje medicalizado 50
3.3 El tribunal de la medicina 54
Conclusión 63
Apéndice 65
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8
INTRODUCCION
9
ambivalencia o el rostro jánico del progreso, del símbolo (y
“diábolo”) pandórico de la cultura, dispensadora de tantos
beneficios como maleficios. El poder inédito logrado hoy por la
técnica (el mítico fuego prometeico convertido en el estratégico
sol nuclear) significa la pérdida de la inocencia: "los físicos
hemos conocido el pecado”, afirmó Oppenheimer a propósito de
Hiroshima; tememos más a nuestro poderío que a nuestra
impotencia sobre la naturaleza, la culpa nos devora como el
águila a Prometeo. Pero la crisis vital es también normativa, una
ética de validez universal, imprescindible como responsabilidad
solidaria por nuestras acciones, parece un imposible alcanzar
en la crisis de fundamentación de la moral, suscitada por el
modelo de racionalidad valorativámente neutra de la ciencia,
que atribuye "objetividad” solamente a los argumentos cientí
ficos, negándola a los éticos (3).
La crisis bioética como genealogía de la nueva moral
fraguada en la biología y la medicina, en las ciencias de la vida,
la salud y la enfermedad, tiene tres principales raíces históricas,
que explican la "bioetización” de las relaciones entre ciencia y
ética en las últimas décadas, y configuran otros tantos círculos
de ideas en los cuales se mueve la revolución bioética: la
catástrofe ecológica, la nueva biologíay la medicalización de la
vida.
La catástrofe ecológica ha tomado prioridad sobre la
conflagración atómica como amenaza planetaria en nuestrofin
du siécle. Si Hiroshima fue el pecado, la crisis ambiental es el
castigo, el destierro del paraíso. La mentalidad ecológica no se
limita a desarrollar modelos para remediar científica y tecnoló
gicamente el desequilibrio de la biosfera, en el sentido de un
perfeccionamiento del dominio del hombre sobre la natualeza.
10
Aquella inspira una nueva ética de la vida, y no sólo de la vida
humana (bios) sino de la vida cósmica (zoé), extensiva a los
animales y las plantas, lo que constituye una novedad moral en
nuestra cultura, una “biozoética" si se permite el neologismo.
La revolución biológica es también comparable a la que
en Física condujo a la bomba atómica durante la primera mitad
de nuestra centuria. Ambas son revoluciones científicas y tecno
lógicas -en un caso física atómica y fisión nuclear, en el otro
biología molecular e ingeniería genética- si bien de distintos
signos como el holocausto y el homúnculo en el imaginario co
lectivo. Pero la revolución biológica representa acaso el inicio
de una auténtica revolución cultural cuya novedad respecto de
otras precedentes en el proceso de civilización -por ejemplo la
revolución agropecuaria del Neolítico, que fue una primera
revolución biotecnológica- es estar dirigida no ya a la transfor
mación de la naturaleza cósmica sino de la humana.
La medicalización de la vida o el influjo de la medicina
sobre las costumbres -y por tanto sobre la moral- ha tomado
semejantes proporciones hoy día que los conceptos de salud y
enfermedad constituyen grandes criterios morales de los países
avanzados, al punto de convertirse en sociedades terapéuticas o
culturas de la salud. Pero el “triunfo de la medicina” acarrea
también la conciencia de los límites y la apelación a los princi
pios de beneficencia, autonomía y justicia que confligen en la
relación entre el médico, el enfermo y la sociedad, transformán
dose la ética médica tradicional en la moral civil de las demo
cracias pluralistas.
La figura de la crisis y revolución bioéticas, en suma, es
el trípode de la catástrofe ecológica, la nueva biología y la
medicalización de la vida, un nuevo ethos del bios apoyado,
11
finalmente, sobre el consuelo, el deseo y el poder como genea
logía de la moral.
12
N oéem oie une coiombe sur la ierre
La Bibtia
G ústate D oré
SACELP - París, 1960
CAPITULO I:
LA CATASTROFE ECOLOGICA
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Bioética Fundamental
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18
Bioética Fundamental
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Bioética Fundamental
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PARADIGMA E C O L O G IC O DE LA NATURALEZA
Referencias
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Bioética Fundamental
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-
W* RQlffiÜ
Pigmalione e Galalea
A. Bronzmo
Dizionario dü Mitología - V. Tocci
Edizioni Librarie ¡¡alione
CAPITULO n
LA REVOLUCION BIOLOGICA
27
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28
Bioética Fundamental
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Bioética Fundamental
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'TWI
I
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REFERENCIAS
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Bioética Fundamental
6. V éase para más amplio tratamiento del tema, m i trabajo “De hom inis infirm itate
o la antropología prometeica”, en R. Sevilla (ed.). La evolución, el hom bre y el
hum ano. Instituto de Colaboración Científica, Tübingen, 1968.
7. R. Maliandi, op. cit., p. 166.
8. Ovidio, M etam orfosis, Bruguera, Barcelona, 1983, pp. 309-311. Cf.
E. Frenzel D iccionario de argum entos de la literatura universal. El nombre de
Pigmalión proviene acaso del griego pugnos = puño, muñeca. En m i artículo prece
dentemente citado “La revolución de Pigmalión” (pp. 22-23), transcribo, por varios
conceptos, esta interesantísima narración de Ovidio.
9. El ejercicio de la ficción antropoplástica en base al arte biogenético encuentra hoy
algunos ejemplos a la v ez fascinantes e inquietantes, com o la clonación humana y la
conquista de una relativa amortalidad de la especie. Véase “La revolución de
Pigmalión) op. cit., pp. 20-23.
10. V éase m i trabajo “La revolución de Galatea”, Q uirón, 1 9 8 9 ,2 0 ,1 ,5 -7 . Es notable
cóm o el mito representa las tres etapas de la historia de la sexualidad que describe P.
Ricoeur en su Sym bollque du Mal.
11. La conferencia de Asilomar fue un hito histórico en las relaciones entre la ciencia
y la ética, motivada por la responsabilidad ante las consecuencias imprevisibles e
indeseables de la ingeniería genética experimental. Hoy el tema pasa más bien por las
aplicaciones humanas de la biotecnología, como el proyecto del genoma humano,
megaproyecto para la biología equivalente al Proyecto Oppenheimer para la Física
(bomba atómica) y el Proyecto Apolo para la ingeniería espacial. La Human Genoma
Organization (HUGO), integrada por 42 científicos intenta proveer un foro de
discusión para las consideraciones éticas, sociales, com erciales y legales relacionadas
con la cartografía cromosómica y la nueva aventura del hombre cuyo destino son los
genes.
12. Todos estos m otivos revelan la ansiedad profunda que en el hombre actual
despierta la bioficción de la humanidad futura, en virtud de la ambigüedad de una
utopía biohistórica. “Prolongación de la existencia, elección del sexo del hijo,
fecundación póstuma, generación sin padre, transformación del sexo, embarazo en
matraz, m odificación de los caracteres orgánicos antes o después del nacimiento,
regulación química del humor y el carácter, genio o virtud por en cargo...; todo ésto
aparece desde ahora com o hazaña debida o hazaña posible de la ciencia de mañana".
El texto de Jean Rostand da cuenta con fina ironía del doble rostro de la revolución
biológica, su poderío y fragilidad, su ambivalente sentido de liberación y manipula
ción, humanización y deshumanización.
13. El mito de Pigmalión com o símbolo de la condición humana consiste en la
ambivalencia del deseo atrapado en la finitud del cuerpo. El artista pretende escapar
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KNOCK
QUINOTEXAPIA
QUINO
Ediciones dt La Flor - Argentina, 1985
CAPITULO ni:
LA MEDICALIZACION DE LA VIDA
41
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El Doctor
Ah! no para eso. A la gente de aquí
no se le ocurriría ir al médico por un
reumatismo, como usted no iría a lo del
cura para hacer llover.
42
Bioética Fundamental
Knock
Sí, treinta y dos páginas en octavo:
Sobre los pretendidos estados de salud,
con este epígrafe que atribuyo a Claude
Bemard: “la gente sana son enfermos
que se ignoran”
43
José Alberto Mainetti
Knock
Decididamente, no hay de verdadero más que la
medicina; puede ser también la política,
la finanza y el sacerdocio, que
no he ensayado todavía
Knock
En suma, la era médica puede comenzar
Knock
“El doctor Knock, sucesor del doctor Parpalaid,
presenta sus respetos a la población de la ciudad
y el cantón de Saint-Maurice, y tiene el honor de
hacerle conocer que, en un espíritu filantrópico,
y para contener el progreso inquietante de
enfermedades de todo tipo que invaden desde
hace algunos años nuestras regiones tan salubres
otrora..
. .dará todos los lunes por la mañana,
de nueve y treinta a once y treinta horas,
44
Bioética Fundamental
Knock
“Caer enfermo”, vieja noción ya insostenible
frente a los datos de la ciencia actual. La
salud no es más que un nombre, al que no
habría inconveniente alguno en borrar de
nuestro vocabulario. Por mi parte, no conozco
sino gente más o menos afectada por
enfermedades
más o menos numerosas, de evolución más o
menos rápida.
Naturalmente, si usted va a decirles
que están sanos, no necesitan más que creerle.
Pero se equivoca. Su única excusa es que ya tiene
usted demasiados enfermos que curar para
atender otros nuevos.
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El Doctor
Se creería que en mi tiempo
la gente era más sana.
Madame Rémy
No diga eso, señor Parpalaid. La gente no
tenía la idea de curarse, cosa del todo diferente.
Hay quienes se imaginan que en nuestras
campañas somos todavía salvajes,
que no tenemos ningún
cuidado de nuestra persona, que esperamos
nos llegue la hora de reventar como los animales,
y que los remedios, los regímenes, los aparatos
y todos los progresos, eso es para las grandes
ciudades. Nos apreciamos tanto
como cualquiera;
y bien que uno no gusta derrochar su dinero,
uno no vacila en pagarse lo necesario. Usted,
señor Parpalaid, es un paisano de antes, que
partía un centavo en cuatro, y que habría
preferido perder un ojo o una pierna antes
46
Bioética Fundamental
El Doctor
En fin, si la gente se ha cansado de
estar sana y quiere darse el lujo de estar
enferma, no tendrían razón de molestarse.
Por otro lado, es todo beneficio para el médico.
El Doctor
¿Pero no es que en vuestro método, el interés
del enfermo está un poco subordinado
al interés del médico?
Knock
Doctor Parpalaid, no olvide que hay
un interés superior a esos dos
( . . . ) Es aquel de la medicina. Yo me
ocupo sólo de ése.
( ...) Usted me da un cantón poblado de
algunos miles de individuos neutros,
indeterminados. Mi rol es determinarlos,
llevarlos a la existencia médica. Los meto en
la cama y miro lo que va a poder
salir de allí: un tuberculoso, un neurópata,
un arterioescleroso, lo que se quiera, pero
alguien ¡Buen Dios! ¡Alguien! Nada me
47
1
El Doctor
Usted no puede, sin embargo,
poner todo un cantón en la cama
Knock
(...) Le acordaría que hace falta la
gente sana, no fuera más que para
curar a los otros, o formar, detrás de
los enfermos en actividad, una
especie de reserva ( . . . )
El Doctor
Usted no piensa más que en la m edicina.. .
¿Pero el resto? No teme que generalizando
la aplicación de sus métodos se acarree
cierto menoscabo de otras actividades sociales,
muchas de las cuales, a pesar de todo,
son interesantes?
Knock
Eso no me atañe. Yo hago medicina
El Doctor
Es verdad que cuando el ingeniero construye
su vía férrea no se pregunta lo que
piensa al respecto el médico de campaña.
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Bioética Fundamental
Knock
( . . . ) En doscientos cincuenta de esas casas ( ...)
hay doscientas cincuenta habitaciones donde
alguien confiesa la medicina, doscientas
cincuenta camas donde un cuerpo extendido
testimonia que la vida tiene un sentido y,
gracias a mí, un sentido médico ( ...) . Piense
usted que, en algunos instantes, van a dar
las diez, que para todos mis enfermos las diez
es la segunda toma de temperatura rectal,
y que, en algunos instantes, doscientos
cincuenta termómetros van a penetrar a la vez.
Knock
¡Qué quiere usted! Esto se da un poco a
mi pesar. En cuanto estoy en presencia
de alguien, no puedo impedir que un
diagnóstico se esboce en m í.. . aún
cuando ésto sea perfectamente inútil y fuera
de propósito. A tal punto que,
desde hace algún tiempo, evito
mirarme en el espejo.
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REFERENCIAS
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20. Cf. José A. Mainetti “Bioética: una nueva filosofía de la salud” Boletín de la
Oficina Sanitaria Panamericana, n9 especial de bioética. Junio, 1990.
21. Cf. José A. Mainetti La Crisis de ia Razón M édica. Introducción a la filosofía
de ia m edicina, op. cit. Cap. III La crisis de la razón terapéutica, pp. 55: 58.
22. Cf. José A. Mainetti “Kant y la introducción del sujeto moral en medicina”
Cuadernos de Etica, N° 7/Junio de 1989, pp. 51: 56.
23. Cf. José A. Mainetti La Crisis de la Razón M édica. Introducción a ia filosofía
de la medicina, op. cit.
24. Cf. D iego Gracia Guillén Fundam entos de Bioética Eunsa, Madrid, 1989, pp.
171-172.
CONCLUSION
Las páginas precedentes han pretendido indagar la
genealogía de la moral hoy llamada bioética o ética biomédica,
producto de una crisis bio-ética de la era tecnológica, crisis a la
vez vital y moral en cuya urdimbre aparecen tres motivos
principales aparejados por otros tantos criterios médicos inno
vadores: a) la catástrofe ecológica y la “medicina de la alian
za”; b) la revolución biológica y la “medicina del deseo’’; c) la
medicalización de la vida y la “medicina del poder”. Tres
clásicas figuras -la bíblica de Noé, la mitológica de Pigmalión
y la literaria de Knock- componen el quimérico rostro de la
bioética como desafío a la medicina en la presente encrucijada.
Noé o el consuelo (Noah significa en hebreo “conso
lar”) es lafilosofía del pacto, la ética del bote salvavidas en el
octavo día de la creación, cuando debemos aprender a habitar
y manejar el planeta, porque la enfermedad es el hombre y la
salud pertenece a la Tierra -Gea, un organismo de homeostasis
paradigmática. Noé hace lapaz entre la ecosfera y la tecnosfera,
simboliza la medicina de la alianza, de la armonía con la
naturaleza y del respeto ambiental como valor humano y rol
constructivo de la humanidad en el proyecto de la creación.
Pigmalión o el deseo es la voluntad antropoplástica o
antropoiética, la moral del imperativo tecnológico para superar
las limitaciones biológicas del hombre y modificar la vida en sus
63
eventos fundamentales como nacer, procrear y morir. Pigma
lión encarna esa medicina del deseo, que vence la resistencia de
la materia a los proyectos del sujeto, creando nuevasformas de
reproducción, separando ésta de la sexualidad, postergando el
instante mortal con la reanimación (esto que empieza a llamarse
la “muerte negociada”).
Knock o el poder es la empresa de la salud como
bienestar, la ética de la calidad de vida y la sanidad que
constituye un gran éxito de la sociedad industrial para el
progreso de la humanidad, aún cuando hoy están en crisis los
valores del sistema por sus costos en salud y dinero. Knock
representa la medicina del poder, los triunfos y dilemas de la
medicalización de una atención de la salud en la que compiten
los intereses económicos, profesionales y políticos.
Noé, Pigmalión y Knock: tres imágenes como sinopsis
del cometido de bioéticafundamental: la crisis bio-ética. Se ha
explorado la razón histórica de la nueva moral biomédica como
un primer paso en la fundamentación de la disciplina, cuya
razón sistemática será objeto de otro librillo: WHATIS PAST
IS PROLOGUE.
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APENDICE
FUERA DE AMERICA:
LA ESCENA BIOETICA ESCOLAR
Y MUNDANA EN ARGENTINA (*)
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I
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C E N T R O D E B IO E T IC A 1
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dora) de la práctica médica. Algunas ideas que nos hemos podido formar
respecto de los comités de ética tienen que ver con la distinción de tres tipos
de aquéllos (útil para comprender la originalidad del comité hospitalario
ético-praxiológico) y con el reconocimiento de su triple valor como agencia
moral: a) conceptual, porque la ética del comité es -debe ser- la ética
consensual comunicativa o comunidad ideal de comunicación, y no la mera
estrategia de negociación; b) metodológico, por la importancia de los casos
como forma de razonamiento práctico en la ética clínica; c) práctico: en el
sentido kantiano del término, por el desarrollo moral en el comité de la
prudencia individual y la conciencia institucional (16).
El trabajo grupal en el comité permite contrastar -de manera carac
terística en el manejo de la información con el paciente, teniendo en cuenta
que el nuestro es un hospital de oncología- el ethos hipocrático tradicional,
paternalista y beneficentista, con el ethos médico liberal anglo-americano,
contractualista y autonomista. Quizás hay también la contraposición de dos
éticas que ha señalado Me Intyre en After Virtue (17), la tradición clásica de
la virtud y la moderna de los principios, cuyos protagonistas respectivos son
los mediterráneos y los anglosajones. Pero en definitiva el bien y la autonomía
del enfermo sólo se procuran en una relación médico-paciente de amistad
como ejercicio de reciprocidad. La prioridad del principio de autonomía sobre
el de beneficencia no corrige la dependencia del paciente en la sociedad
norteamericana, sino que la traslada de la persona del médico al sistema (18),
y la praxis médica no disminuye su iatrogénesis como expropiación del
cuerpo y enajenación de la salud. Este planteamiento puede aplicarse a la
filosofía del comité de ética, cuyo rol en el sistema americano de atención de
la salud es resolver dilemas clínicos según un modelo de consulta que
combina las virtudes procedimentales de la clínica y la corte, el decisionismo
y la democracia (19). La verdadera función del comité de ética no sería tanto
resolver problemas como plantearlos correctamente, y debería estar orientada
más a la producción moral que a la resolución legal de conflictos.
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CONCLUSION
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R E F E R E N C IA S
1) Mainetti, José A. “Bioethical problems in the Developing World: a View from Latín
American”. L’nllas 60: 238-248, June, 1987.
2) Boletín del Instituto de Humanidades Médicas v Centro de Bioética, N° 1, Noviembre de
1988, y N* 2, Julio de 1989. Editorial Quirón, La Plata.
3) Sobre el movimiento norteamericano de las humanidades médicas, Cf. Pellegrino, E., and
Mac Elhinney, T.: 1981 Teaching Ethics, the Humanities and Human VaJues in Medical
School: a Ten Years Overview. The Society for Health and Human Valúes, Washington DC;
and Fox Daniel M. “Who We are; ThePoliticalOrigins of the Medical Humanities”. Teoretical
Medicine 6 (i 985), 327-342. Nuestro modelo de humanidades médicas coincidía notablemente
con el de uno de los primeros y mis importantes colectivos en la materia, el editado por Chester
R. Bums y Tristram Engelhard: en los “Texas Report en Biology and Medicine” del ario 1974
(vol. 32, N® 1), con el título The Humanities in Medicine. Otro encuentro significativo entre
las humanidades médicas anglo americanas e hispanoamericanas, encabezadas por E. Pellegri
no y P. Laín Entra]go respectivamente, fue el IX Simposio Interdiscipiinario de Filosofía y
Medicina, celebrado en Madrid en marzo de 1979 y dedicado al tema “Etica del diagnóstico”
donde intervine con la ponencia “Embodiment, Pathology and Diagnosis” (Ethics of Diagnosis,
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Philosophy and Medicine Series, D. Reidel Pub. Co. Dordrccht, Holland/Boston USA, en
prensa).
4) Sobre el contraste entre la mentalidad europea y la norteamericana en filosofía médica, Cf.
Thomasma, David C., “The Philosophy of Medicine in Europe”. Theoretlcal Medicne, 6
(1985) 1 “Philosophy of Medicine". Si bien falta al número, inexcusablemente, la filosofía de
la medicina en España, ésta se inscribe también en la tradición europea y como tal llega hasta
nosotros.
5) Mainetti, José A. “Lección inaugural de la Cátedra de Humanidades Médicas” Q uirón, 1980,
11,2,65-73.
6) Mainetti, José A. “Nuestros estudios bioéticos en quince años de humanidades médicas”, en
Introducción a ia Bioética, ed. Quirón, La Plata, 1987, pp. 28-34.
7) Mainetti, José A. “La fundamentación de la ética biomédica” en Introducción a la Bioética,
op. cit., pp. 7-13.
8) Cf. Childress, James F. “The Normative Principies of Medical Ethics”, in Veatch, Robert M.
Medical Ethics. Jones and Barlett Publishers, Boston, 1989, para un resumen de las distintas
críticas que ha merecido en los últimos años el modelo de los principios y reglas para la ética
biomédica. A los nombres de Stephen Toulmin y Albert Jonsen en defensa del casuismo (The
Abuse of Cauistry: A History of Moral Reasoning, Berkley, California: The Univ. of
California Press, 1981), de Piaget y Kohlberg sobre el desarrollo moral, y a partir de allí la
diferencia de moralidad masculina y femenina según Caroll Gilligan (In a DifTerent Voice,
Cambridge, Mass.: Harvard Univ. Press, 1982), merece añadirse la Task Forcé on Experience
as a Source of Bioethics, dirigida por Warren Reich y apoyada por el LH. Page Center for
Creative Thinking in Medicine, a División of the Cleveland Clinic Fundation (Reich, W.
“Bioethics Paradigm", Kennedy Institute of Ethics Newsletter, vol. III, N5 4, October, 1989).
Una critica sistemática al modelo de los principios es la de K. Danner Clouser y Bemard Gert
“A Critic of Principlism”, artículo aún no publicado cuya lectura debo a la gentileza del profesor
Charles Culver.
9) Mainetti, José A. “El Programa de Investigaciones Bioéticas”, en Introducción a la Bioética,
op. cit. pp. 35-41. ... , ,
10) Mainetti, José A. Introducción a la Bioética, op. cit.. La Crisis de ia Razón Médica:
Introducción a la filosofía de la medicina, ed. Quirón, La Plata, 1988; Etica Médica:
Introducción histórica, ed. Quirón, La Plata, 1989.
11) Desarrollo estas ideas en el presente libro, Bioética Fundamental: La Crisis Bio-ética
Quirón, La Plata, 1990.
i 2) Sobre el Centro de Bioética y, en general, sobre el Centro Oncológico de Excelencia, véase
mi Introducción a ia Bioética (II Parte) op. cit
13) Cf. II y III Jornadas de Humanidades Médicas y Simposio Internacional de Bioética.
Quirón, La Plata, 1988; IV y V Jornadas de Humanidades Médicas y Simposio Internacio
nal de Bioética, Quirón, La Plata, 1989.
14)Cf. Mainetti, José A. “SIDA: ia crisis de la salud y la moral públicas”. QuinSn, 1 9 ,1 ,1988.
El SIDA es la enfermedad “bioética" por antonomasia y se presta paradigmáticamente al análisis
transcultural.
15) Mainetti, José A. “Filósofos al hospital: los comités de éticas”, Quirón 15, 2, 1984;
“Protocolo de Bochum para la práctica ético-médica”. Zentrum für Medizinische Ethik
Bochum. Medizinethische Materialen. Heft 23. En colaboración con Hans-Martin Sass y
Herbert Viefhues. Bochum, April, 1988, 2nd. edition.
16) Tealdi, Juan C. y Mainetti, José A. “Los comités hospitalarios de ética". Boletín Especial
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Bioética Fundamental
de Bioética de la Oficina Sanitaria Panamericana, Mayo-Junio, 1990, en Prensa.
17) Mclntyre, Alasdair After Vírtue, Notre Dame: University of Notre Dame Press, 1983.
18) Cf. Peilegrino, Ermund D., Thomasma, David C. F or the Patient’s Good. T he Restoration
of Beneficience in Health Care. New York: Oxford University Press, 1988. Según la tesis de
Marte Siegler, a la era milenaria del patemalismo sucedió en USA desde 1965 la “era de la
autonomía”, reemplazada a su vez por la de la “parsimonia burocrática” cuando en 1983 se
introducen los diagnostic-related-groups para Medicare y Meidicaid (p. 28).
19) Cf. Fleetwood, Tanet, E. Amold, Robert M., and Barón, Richerd J. “Giving Answers or
Raising Questions? The Problematic Role of Institutional Ethics Cominees". Journal of
Medical Ethics, September. 1989. vol. 15. N» 3. 137-142.
20) Cf. “Bioethics Commissions: International Perspectives”. The Journal of Medicine and
Philosophy, 14,1989. Destácase la coincidencia de los autores en la recomendación de que tales
comisiones sean más filosóficas, con mayor representación de aquellos formados en ética.
21) Sobre el tema de los “Desaparecidos” y la bioética de la filiación, la guerra subversiva y la
de las Malvinas, véase mi artículo “El conflicto del médico”, Quirón, 1982, 13, 3-4.
22) Elocuentes del creciente desarrollo de la ética “científica” en Argentina son Mario Bunge,
la creación de la Asociación Argentina de Investigaciones Eticas, y la aparición de la revista
Etica y Ciencia.
24) Cf. Mi artículo “Bioética: una nueva filosofía de la salud” en el Boletín Especial de Bioética
en la Oficina Sanitaria Panamericana, Mayo-Junio, 1990, en Prensa.
25) Cf. “ELABE: Programa del Curso de Especialización en Bioética 1990". Ediciones Quirón,
La Plata, 1990.
26) Cf. Mainetti, José A. “Bioethical Problems in the Developing World: A View from Latin
America", op. cit.
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