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Perspectivas Metodológicas Vol.

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Recibido:09/10/21; Publicado 06/03/22

Revista Perspectivas Metodológicas | Universidad Nacional de Lanús | ISSN 2618-4125


Volver a la Historia Social
Isadora Salinas Urrejola

I. Formación y recorridos iniciales menciones, por lo que recién en el tercer


año comenzábamos con la formación en
Inicié mi formación de Licenciatura en historia. Esto cambió en el transcurso del
Historia en la Universidad de Chile en el año 1993, se produjo el cambio curricular
año 1992, en momentos en que en Chile que separaba las formaciones disciplinarias
vivíamos en el primer gobierno del período partiendo desde el primer año y, junto con
de “transición a la democracia”, con Patri- una serie de movilizaciones
cio Aylwin como primer estudiantiles, se inició el
presidente electo, célebre camino para terminar con
por su frase garantizando los enclaves autoritarios que
justicia frente a los crímenes se mantenían, incluso, como
cometidos en dictadura “en en el caso del departamento
la medida de lo posible”. de historia, con ex cola-
Este período largo de tran- boradores de la dictadura
sición, sin duda explica que cívico militar ocupando

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la generación estudiantil de cargos de dirección en el
los noventa, al igual la de los programa académico.
ochenta, pero en contex-
tos diferentes, estuvieran Desde el punto de vista
altamente politizadas en de las tradiciones acadé-
función de exigir las trans- micas que influenciaron
formaciones que se supone mi formación y después
vendrían con el retorno a mi camino profesional;
la democracia, y que lejos Isadora Salinas Urrejola menciono como una de
de suceder, permanecieron las más importantes a la
y aún se profundizaron las desigualdades Historia Social, que comencé a incursionar
estructurales del modelo chileno. en la licenciatura tomando cursos de historia
de Chile, siglos XIX y XX, y de Teoría de la
Esto tuvo su primer reflejo durante mis Historia con el profesor Gabriel Salazar, uno
años de formación, cuando vivimos un pro- de los principales exponentes de la Historia
ceso de ajuste curricular que respondió a Social chilena, premio nacional de historia
los cambios que se daban en el contexto de debido a una “obra” de más de 40 años de
democratización, proceso que tocaba de investigación, interrogantes y escrituras.
forma particular a la Universidad de Chi- Al finalizar los cursos de pregrado, junto
le. Cuando ingresamos, la Licenciatura en a un grupo de compañeras y compañeros,
Historia se fundía en un plan común con formamos parte de las primeras generaciones
otras disciplinas formando un plan de li- de estudiantes graduados en los seminarios
cenciatura general en Humanidades con de Historia Social que fueron dirigidos por

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mucho tiempo por el profesor Salazar; lo que Lavrín y otras historiadoras pioneras de
en ese momento produjo ciertas resisten- los estudios de género. A esas alturas de
cias “políticas” de la academia conservadora la formación me inquietaban esos temas y
que primaba mucho más que hoy día en no existía un curso que acogiera de forma
la Universidad de Chile. Esas resistencias explícita estas corrientes historiográficas que
fueron “disfrazadas” con argumentos de en Chile eran relativamente recientes (años
la “disciplina” que sostenían que nuestro 1980). El acercamiento a la historia de las
trabajo se acercaba más a la sociología que a mujeres y a las autoras chilenas que fuimos
la historia, por tratar problemas y contextos descubriendo en los archivos de la biblioteca,
del tiempo histórico presente. como los trabajos de Edda Gaviola, Ximena
Jiles, Cecilia Salinas, Diame-
la Eltit, Alejandra Brito…
lo fuimos haciendo en una
suerte de currículo oculto
que se fue perfilando a partir
de esa autonomía que vamos
desarrollando en la etapa
de formación, y que luego
requiere el ejercicio profe-
sional, para determinar las
preguntas, los problemas y
las formas en que vamos a
encaminar nuestro trabajo.
Ese mismo “vacío” en la
formación me llevó a iniciar
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los estudios de género apenas


Hago especial mención en este recuerdo me licencié en historia, ingresando al Postítulo
de la profesora de Historia Moderna, Ma- de “Genero y Cultura en América Latina”,
ría Eugenia Horvitz y el profesor de Geo- en la Facultad de Filosofía y Humanidades
grafía, Héctor Caviedes, ambos fallecidos de la Universidad de Chile en el año 1997,
recientemente, y que desde sus diferentes cuando aquel programa estaba en una espe-
“trincheras” del conocimiento histórico cie de “marcha” hacia su formación como
formaron parte de la comisión evaluadora magister, en el segundo año de apertura y
de nuestro seminario de grado, desafiando era dirigido por la profesora Kemy Oyarzún.
en esos años noventa los enclaves del au- Esto es un dato interesante debido a que en
toritarismo académico y obteniendo con ese período aún se encontraban en formación
ello nuestro tremendo respeto, gratitud y los primeros programas pioneros de estudios
solidaridad académica. sobre las mujeres con perspectiva de género,
con enfoques feministas depositarios de los
Con la profesora Horvitz incursioné por años ochenta pero que en los noventa co-
primera vez en la historia de las mujeres, menzaban a tomarse algunos espacios de la
aun sin la conciencia de la teoría de género academia (en la Academia de Humanismo
y la historia feminista, sus cursos fueron un Cristiano, en la Universidad de Chile).
espacio de trabajo y acercamiento histórico
al sujeto femenino y a los movimientos de Mi primer acercamiento a la investiga-
mujeres, leyendo a autoras como Michelle ción fue en este Postítulo, debido a que mi
Perrot, Joan Scott, Linda Kelly, Asunción ingreso fue posible obteniendo una beca de

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colaboración académica, durante ese periodo fin pero también una potente herramienta
cumplí labores en una investigación en el de cambio desde la perspectiva social de la
mismo Programa. Posteriormente ingresé al historia. En este ámbito el trabajo colectivo
Magíster en Historia, lo que coincidió con ha sido un principio fundamental, y natu-
la adjudicación de una beca para investiga- ralmente se ha producido un intercambio y
dores jóvenes, financiada por la Fundación retroalimentación con otros y otras colegas
Ford, orientada a solventar trabajos para que comparten los mismos espacios.
profundizar en diversas
temáticas relacionadas
con las memorias de la
represión en los países
del Cono Sur. Esta real-
mente fue mi primera
experiencia en el área de
la investigación histórica,
que incluía instancias de
encuentro de las cohortes
de becarios del programa,
donde teníamos la posi-
bilidad de retroalimentar
las investigaciones con
especialistas en temas de
memorias como Steve
Stern o Elizabeth Jelin.

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Particularmente mi
trabajo se centró en el
estudio de los mecanismos de transmisión Un aspecto que hoy me parece importante
generacional de la memoria del pinochetismo, mencionar, y a propósito del tema que convoca
en el contexto de la detención de Pinochet este dossier, es que en la formación de Licen-
de Londres por delitos de Lesa Humanidad, ciatura en Historia no tuvimos prácticamente
a través de un programa de becas de estudios ningún tipo de acercamiento a la Historia
con que la Fundación Pinochet beneficiaba de la Educación, sí existía un programa de
a hijos de la denominada “familia militar”. continuidad de estudios pedagógicos, que
Una parte de este trabajo fue publicada en era de carácter opcional al terminar el grado,
el año 2009 en un texto colectivo coor- y del que formaba parte la destacada profe-
dinado por el historiador Pablo Aravena, sora Miryam Zemelman, quien investigaba,
titulado “Nombrar el Devenir. Filosofía publicaba y dirigía tesis sobre problemas de
de la Historia, Memoria y Política”, que historia de la educación. No obstante, no
agrupa trabajos en torno a las dictaduras recuerdo que como asignatura haya tenido
en Chile y Argentina. un espacio “formal” en la malla curricular
de la formación disciplinaria. Y destaco este
A partir de esa experiencia me he ido punto porque muchos años después, en el
construyendo como historiadora en dis- ejercicio de mi actividad docente en carreras
tintos frentes y campos laborales, algunos de formación pedagógica, he visto en muy
vinculados con la academia, pero buena parte pocos casos asignaturas de historia de la edu-
ha estado vinculada espacios autónomos de cación que pongan el foco, por ejemplo,
trabajo en los que la educación ha sido un en los grandes problemas de la educación

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chilena y sus relaciones con los procesos de una universidad regional durante siete años.
desarrollo del sistema de educación pública Cursando el doctorado en Historia de Chi-
y las reformas, pero también en interrela- le me interesaba producir cruces entre la
ción con el rol histórico del magisterio y las historia social y la historia con enfoque de
comunidades educativas en el abordaje de género, y luego de un proceso de búsqueda
esos problemas. e indagación, principalmente discutiendo
con colegas del doctorado llegué a definir
Ello sin duda contribuiría directamente como eje de estudio a las maestras primarias
a potenciar el ámbito de formación magis- en la perspectiva de su construcción como
terio, incorporando en la formación inicial sujeto histórico, en una larga duración, para
la dimensión histórica del rol profesional, analizar el desarrollo de su profesionalización
la identidad y la memoria como aspectos en el siglo XIX y su rol en la construcción de
clave de la profesionalización, intencionado la educación pública en el siglo XX.
la reflexión sobre el rol docente en diálogo
con la praxis y con la historia. En ese sentido, La pregunta por el rol histórico del sujeto
me parece que la Historia de la Educación “maestra primaria” implicó, en una primera
goza de un “estatuto” menor en compara- etapa, caracterizarla y definirla en la trayec-
ción a otras corrientes historiográficas y, toria general de su aparición y desarrollo
profesional en los
siglos XIX y XX,
identificando las
continuidades y
transformaciones
de su constitución
como sujeto feme-
nino y docente.
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De manera más
específica, impli-
có también definir
algunos ámbitos
sobre los que era
posible observar
su proceso de
construcción
desde mi experiencia, aparentemente no ha histórica, en función de dos aspectos o
sido suficientemente intencionada como problemas generales que se presentaban
una dimensión relevante de la formación durante todo el proceso de desarrollo de
pedagógica y/o de grado académico. las maestras primarias -en el transcurso de
un siglo - con distintos énfasis conforme
avanzó su profesionalización.
II. Historizar a las mujeres en la El primer problema nos remitió al rol de
educación las mujeres en el desarrollo de la educación
nacional atendiendo a la propia historicidad
En el año 2010 obtuve una beca (CO- de quienes llegaron a convertirse en maestras,
NICYT) para estudios de doctorado luego en distintos contextos de la historia nacio-
de una trayectoria laboral que me llevó a nal y desarrollo educacional, observando
estar a cargo del proyecto académico de también las ideas y pautas de género que

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fue elaborando la sociedad sobre su función contenidos de un feminismo de clase que
en el siglo XIX y primera mitad del XX. El logró “filtrarse” en la política gremial en la
segundo problema general -que cruzó todo el década de 1920, y aun cuando su carácter
período observado- nos refirió a la pregunta feminista no volvió a repetirse de la misma
por los actores que promovieron y orienta- manera, es interesante observar cómo se
ron la educación nacional, y a sobre quienes proyectó en otras experiencias posteriores
la “pensaron” y construyeron las políticas (Reforma de la enseñanza en 1928, formu-
educativas, pudiéndose observar un proceso lación y puesta en marcha de un proyecto
de progresiva participación e incidencia del de educación popular-estatal 1944-1973).
magisterio primario, y de las maestras en
particular, en el ámbito de la educación es- Por su parte, el desarrollo histórico de la
tatal-popular cuando ya avanzaba la primera educación chilena por mucho tiempo fue
mitad del siglo XX. (Salinas: 2018) abordado preferentemente desde un prisma
institucional, a través de trabajos que forman
Para ello definimos una propuesta me- parte de una tradición historiográfica centrada
todológica y analítica que permitió siste- en la acción del Estado y en la evolución de
matizar e imbricar en diferentes “etapas” las políticas educacionales. En definitiva,
o fases el desarrollo identitario y profe- poniendo el foco en el carácter estatal y na-
sional de las maestras que abordamos en cional de un sistema educacional que se fue
nuestra investigación. El resultado fue la construyendo conforme se fue construyendo
identificación de cinco etapas históricas en el Estado. Junto a ello, estos enfoques han
las que las maestras fueron interviniendo puesto el foco no solo en la consolidación
y transitando la historia del gremio y la progresiva del sistema educacional, en su
profesionalización, en interacción con los carácter estatal y nacional, sino también en
cambios sociopolíticos producidos en el general, han abordado descriptivamente

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transcurso del siglo XIX hasta 1950. la evolución de cada nivel educacional en
forma independiente.
Cada una de estas etapas impactó de manera
distinta en el rol de las maestras en el ámbito Ahora bien, desde la perspectiva de
de la escuela, pero también en el plano social una historia social de la educación, que
y gremial, lo que se fue configurando con el es en el campo que situé las preguntas de
desarrollo de la profesionalización, princi- mi investigación doctoral, y dentro de las
palmente a partir de la década de 1880 con el contribuciones historiográficas que inte-
impulso de las escuelas normales femeninas, gran nuevas preguntas y temas a la historia
observando las relaciones entre la experiencia de la educación a partir de la década de
de formación normalista y su ejercicio en el 1990 en adelante, me parecen interesantes
espacio de la escuela, sumado a la autonomía algunos autores y autoras que abrieron
económica que influyó en la construcción de líneas de investigación en el campo de la
su identidad como clase asalariada. historia de la educación, bien para observar
En el cambio de siglo observamos una y profundizar en ciertos procesos y actores
fase de “acción colectiva” propiciada por la que no han tenido lugar en la historiogra-
incorporación y participación en distintas fía institucional, o bien para abrir nuevos
instancias de sociabilidad y de organización campos de investigación que las nuevas
gremial, en la que se fueron desarrollando generaciones han ido tomando y tejiendo.
paulatinamente discursos sobre las especifi-
cidades de la condición femenina. Esta es la Una de estas líneas es la historia del pro-
fase de acción política, a la que incorporaron fesorado, y en general perspectivas que han

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entregado claves de aproximación al estudio en el siglo XIX, observando la realidad ma-
histórico de los actores educativos, incorpo- terial y las condiciones en que se ejercía
rando dimensiones como la cultura popular, el rol docente, nos permite acceder a un
las relaciones intersubjetivas, los procesos de notable trabajo de fuentes que reconstru-
construcción de las identidades docentes. A ye una imagen histórica del preceptorado,
partir de ello, particularmente relevante me los niños y niñas que asistían a la escuela,
pareció el foco puesto en las maestras prima- los “visitadores” y otros actores del sistema
rias, caracterizando su origen popular-rural estatal (2000). En un trabajo posterior, en
en el siglo XIX, y observando su proceso de conjunto con Iván Núñez y Cecilia Salinas,
desarrollo profesional y político al alero de incorporaron la variable de género al estudio
la organización gremial en el siglo XX. del magisterio, privilegiando el análisis de
las docentes primarias, en el que se exami-
Una autora relevante en el medio chileno es nó el proceso de profesionalización de su
la historiadora labor y la feminización del trabajo docente
María Angéli-
ca Illanes que
propone –des-
de la historia
social- una
exégesis de la
historia de la
educación que
rompe con la
disposición
“universali-
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zante” y “ho-
m o g é n e a”
con que sue-
le abordarse la
historia edu-
cacional en la
historiografía
conservadora.
En uno de
sus trabajos
(1991) la autora pone en debate la idea de (2003). En este proceso, profundizan en las
una escuela para el mejoramiento social, y características de las maestras que se incorpo-
propone en su análisis que la función de la raron a la organización gremial en la década
educación del Estado, en la primera mitad del de 1920, señalando que particularmente
siglo XX, respondió a un proyecto político la labor de algunas al interior del gremio,
“democratizador” tendiente a neutralizar y a contrapelo de las prácticas de género
y contener los conflictos de clases que ca- dominantes, puede ser considerada como
racterizan el período. representativas del feminismo del período.

Por su parte, las contribuciones de María En la misma línea los aportes de Mario
Loreto Egaña, que ha investigado sobre la Monsalve (1998) entregan una aproxima-
educación primaria como política estatal ción a la vida cotidiana del profesorado y

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las condiciones materiales de los contextos han formado muchos círculos autónomos
educativos a partir de un extenso trabajo de reflexión y debate en modalidad virtual,
recopilatorio de fuentes primarias. Pero sin en donde se ha hecho posible intercambiar
duda, a mi juicio, lo más interesante es que el perspectivas y retroalimentar las ideas de
autor analiza los impactos que tiene la acción este proyecto con colegas y educadoras jó-
educativa del estado el mundo popular –en venes que se encuentran reflexionando en la
un sentido moralizador y “civilizatorio”- misma línea, siendo lo más paradójico que
poniendo el foco en las transformaciones esta posibilidad de encontrarnos estando en
culturales que van experimentando las cla- distintos países no era siquiera imaginable
ses populares, que de algún modo se van antes de la pandemia, lo que nos invita a
despojando de algunas características de adaptarnos a nuevas formas de interacción
su identidad histórica. y trabajo que son bienvenidas a quedarse.

Otras contribuciones importantes en Isidora Salinas Urrejola


esta línea son los trabajos que observan la
participación de las mujeres educadoras Licenciada en Historia con Postítulo en
en la construcción, no solo del sistema de “Género y Cultura en América Latina”, ambos
educación, sino también de pensamiento cursados en la Universidad de Chile; Doctora
educativo. En este campo, a mi juicio aún en Historia, con Mención en Historia de
existen deudas en lo que refiere a traba- Chile, graduada de la Facultad de Filosofía
jos que aborden el aporte a la historia del y Humanidades de la misma Universidad.
pensamiento y política educativa de las A partir de su proyecto de investigación
maestras normalistas, que han quedado un doctoral se ha ido introduciendo en el es-
tanto rezagadas en comparación al aporte tudio de la profesión docente femenina en

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de las extranjeras y las de nivel secundario y el siglo XIX y primera mitad del siglo XX.
superior. Indudablemente en la actualidad Ha trabajado en forma independiente como
puede verse reflejado un campo más amplio docente universitaria, impartiendo cursos
de especialistas, nuevas generaciones de in- de historia de Chile en carreras de pregrado,
vestigadores e investigadoras, tesistas, que diplomados y en formación continua del
abordan aspectos de la historia de la educación magisterio. Investigadora y educadora en
poniendo en circulación nuevas perspectivas, temas vinculados a la Historia de las mujeres
lo que sin duda denota un avance cualitativo con perspectiva feminista; y a la Historia
en el desarrollo de la disciplina. Social, con foco puesto particularmente
en la Memoria , las mujeres y la educación.
El proyecto que me convoca actualmente Actualmente forma parte del equipo docente
es profundizar en el estudio de las relaciones del Programa de “Diplomado en Educa-
que se producen entre el desarrollo de los ción, Memoria y Derechos Humanos” de
primeros movimientos por la educación de las la Universidad de Chile.
mujeres, en el último tercio del siglo XIX en
Chile, con la idea de que estos movimientos
constituyen procesos y fenómenos claves
para indagar e identificar las genealogías de
los feminismos locales, y contribuir de esa
manera a la historización de un movimiento
histórico que hoy día se vuelve a reposicionar
como un factor relevante de cambio. Afor-
tunadamente en el contexto de pandemia se

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