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PAGARÉ.

ES DE VENCIMIENTO A CIERTO TIEMPO FECHA Y NO A LA VISTA,


CUANDO
PAGARÉ. ES DE VENCIMIENTO A CIERTO TIEMPO FECHA Y NO A LA VISTA,
CUANDO EN ÉL SE PACTA COMO FECHA DE PAGO UN MES Y UN AÑO, Y SE
COMPUTA EL PLAZO DE PAGO A PARTIR DE LA FECHA DE SUSCRIPCIÓN.

Los pagarés, como títulos de crédito, se rigen por el principio de


literalidad a que se refiere el artículo 5o. de la Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito, que establece que el derecho
incorporado se medirá en extensión y demás circunstancias por la
letra del documento, es decir, la ley presume que la existencia
del derecho se condiciona y mide por el texto de que consta en el
propio documento; asimismo, los pagarés son títulos de crédito que
contienen una promesa incondicional de pago, que implica la
obligación directa del suscriptor. Por su parte, el artículo 79 de
la invocada ley, aplicable al pagaré en términos de su diverso
numeral 174, prevé las clases de vencimiento reconocidas: a la
vista; a cierto tiempo vista; a cierto tiempo fecha; y, a día
fijo; también dispone que en el caso de que el documento consigne
otra clase de vencimiento o con vencimientos sucesivos, o bien, no
lo indique, se entenderá de vencimiento a la vista. Así, la
obligación contenida en el título de crédito vence y, por ende,
puede ser exigible cuando: a) se ponga a la vista del obligado,
donde el vencimiento se da a la presentación del documento ante el
suscriptor para su pago; b) a cierto tiempo de que el título se
ponga a la vista del obligado, que se refiere a los casos en que
se pacta que el pago del documento se hará en un tiempo
determinado contado a partir del momento en que se presentó al
suscriptor para efectos de la vista; c) a cierto tiempo fecha,
cuando en el título se consigna el plazo respecto del cual se
determinará el vencimiento, tomando como punto de partida la fecha
de su expedición; y, d) a día fijo, cuando está determinada la
fecha en que vence el título. En esa virtud, si en el pagaré se
establece como fecha de vencimiento un mes y un año, por ejemplo:
"mayo de 2013", no puede considerarse a día fijo, porque no se
precisa el día, empero, tampoco es pagadero a la vista, porque
atento al principio de literalidad, debe entenderse que es de
vencimiento "a cierto tiempo fecha", porque con esa fecha (mes y
año) se cumplen las condiciones para considerarlo como tal, esto
es, el establecimiento de un plazo de pago y la fecha de
suscripción a partir de la cual se computará éste, por contarse
también con la fecha de suscripción a partir de la cual se
computará el mismo, acorde con el precepto 80 de la Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito.

SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DE CIRCUITO DEL CENTRO AUXILIAR DE LA


QUINTA REGIÓN.

(V Región)2o.11 C (10a.)
Amparo directo 42/2016 (cuaderno auxiliar 145/2016) del índice
del Tribunal Colegiado en Materia Civil del Décimo Segundo
Circuito, con apoyo del Segundo Tribunal Colegiado de
Circuito del Centro Auxiliar de la Quinta Región. Nieves
Martínez Anaya. 28 de abril de 2016. Unanimidad de votos.
Ponente: Jorge Alberto Garza Chávez. Secretaria: Manuela
Moreno Garzón.

Nota: El criterio contenido en esta tesis es objeto de la


denuncia relativa a la contradicción de tesis 175/2016,
pendiente de resolverse por la Primera Sala.

Esta tesis se publicó el viernes 19 de agosto de 2016 a las


10:27 horas en el Semanario Judicial de la Federación.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Gaceta del


Semanario Judicial de la Federación, Décima Epoca. Libro 33,
Agosto de 2016 (4 Tomos). Pág. 2667. Tesis Aislada.

EN ÉL SE PACTA COMO FECHA DE PAGO UN MES Y UN AÑO, Y SE COMPUTA EL


PLAZO DE PAGO A PARTIR DE LA FECHA DE SUSCRIPCIÓN.

Los pagarés, como títulos de crédito, se rigen por el principio de


literalidad a que se refiere el artículo 5o. de la Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito, que establece que el derecho
incorporado se medirá en extensión y demás circunstancias por la
letra del documento, es decir, la ley presume que la existencia
del derecho se condiciona y mide por el texto de que consta en el
propio documento; asimismo, los pagarés son títulos de crédito que
contienen una promesa incondicional de pago, que implica la
obligación directa del suscriptor. Por su parte, el artículo 79 de
la invocada ley, aplicable al pagaré en términos de su diverso
numeral 174, prevé las clases de vencimiento reconocidas: a la
vista; a cierto tiempo vista; a cierto tiempo fecha; y, a día
fijo; también dispone que en el caso de que el documento consigne
otra clase de vencimiento o con vencimientos sucesivos, o bien, no
lo indique, se entenderá de vencimiento a la vista. Así, la
obligación contenida en el título de crédito vence y, por ende,
puede ser exigible cuando: a) se ponga a la vista del obligado,
donde el vencimiento se da a la presentación del documento ante el
suscriptor para su pago; b) a cierto tiempo de que el título se
ponga a la vista del obligado, que se refiere a los casos en que
se pacta que el pago del documento se hará en un tiempo
determinado contado a partir del momento en que se presentó al
suscriptor para efectos de la vista; c) a cierto tiempo fecha,
cuando en el título se consigna el plazo respecto del cual se
determinará el vencimiento, tomando como punto de partida la fecha
de su expedición; y, d) a día fijo, cuando está determinada la
fecha en que vence el título. En esa virtud, si en el pagaré se
establece como fecha de vencimiento un mes y un año, por ejemplo:
"mayo de 2013", no puede considerarse a día fijo, porque no se
precisa el día, empero, tampoco es pagadero a la vista, porque
atento al principio de literalidad, debe entenderse que es de
vencimiento "a cierto tiempo fecha", porque con esa fecha (mes y
año) se cumplen las condiciones para considerarlo como tal, esto
es, el establecimiento de un plazo de pago y la fecha de
suscripción a partir de la cual se computará éste, por contarse
también con la fecha de suscripción a partir de la cual se
computará el mismo, acorde con el precepto 80 de la Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito.

SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DE CIRCUITO DEL CENTRO AUXILIAR DE LA


QUINTA REGIÓN.

(V Región)2o.11 C (10a.)

Amparo directo 42/2016 (cuaderno auxiliar 145/2016) del índice


del Tribunal Colegiado en Materia Civil del Décimo Segundo
Circuito, con apoyo del Segundo Tribunal Colegiado de
Circuito del Centro Auxiliar de la Quinta Región. Nieves
Martínez Anaya. 28 de abril de 2016. Unanimidad de votos.
Ponente: Jorge Alberto Garza Chávez. Secretaria: Manuela
Moreno Garzón.

Nota: El criterio contenido en esta tesis es objeto de la


denuncia relativa a la contradicción de tesis 175/2016,
pendiente de resolverse por la Primera Sala.

Esta tesis se publicó el viernes 19 de agosto de 2016 a las


10:27 horas en el Semanario Judicial de la Federación.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Gaceta del


Semanario Judicial de la Federación, Décima Epoca. Libro 33,
Agosto de 2016 (4 Tomos). Pág. 2667. Tesis Aislada.

FIRMA DISCREPANTE EN EL RECURSO DE REVISIÓN. SU RECONOCIMIENTO NO


IMPIDE PROMOVER EN SU CASO, UN INCIDENTE DE FALSEDAD.

De acuerdo con el Diccionario de la Lengua Española de la Real


Academia Española, la palabra reconocer se define como: "Dicho de
una persona: Dar por suya, confesar que es legítima, una
obligación en que aparece su nombre, como una firma, un
conocimiento, un pagaré, etc.". Por su parte, el mismo
diccionario, define el vocablo ratificar como: "Aprobar o
confirmar actos, palabras o escritos dándolos por verdaderos y
ciertos." De las definiciones anteriores, se desprende que cuando
los tribunales judiciales requieren a los promoventes para que
"ratifiquen" una firma ante su notoria discrepancia con la que
obra en autos a fin de cerciorarse de que proviene de su puño y
letra, en realidad refieren al reconocimiento de la firma, no a la
ratificación, pues no pretenden que se convalide un acto, sino que
se otorgue la certeza de que la firma procede del autor que ahí se
menciona. Así, se desprende también de la jurisprudencia de la
anterior Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, consultable con el número de registro 207437, de la voz:
"FIRMA NOTORIAMENTE DISTINTA DE LA QUE YA OBRA EN AUTOS, DEBEN
MANDARSE RECONOCER LAS FIRMAS DISCREPANTES Y DICTAR EL ACUERDO QUE
LEGALMENTE CORRESPONDA.", donde en lo conducente se estableció que
"Cuando un escrito presente una firma que sea notoriamente
distinta de la que ya obra en autos, debe mandarse reconocerla…".
Bajo esa óptica, como los procesos judiciales se rigen por el
principio de preclusión, no se podría por medio de un
reconocimiento – fuera del término legal para interponer la
revisión – determinar si fue voluntad o no del ocursante
interponer el recurso, pues el reconocimiento no solamente
involucra un aspecto volutivo, sino se encuentra sujeto a un
control procesal que involucra las figuras de equidad entre las
partes y la preclusión. Además de que la firma es un signo
inequívoco de expresión de voluntad de una persona al suscribir un
acto, y para que pueda hablarse de la intención del recurrente de
interponer revisión y expresar agravios, es indispensable que esa
voluntad se vea reflejada a través del escrito respectivo que
contenga su firma. Por ello, cuando se impugna de falsa la firma
contenida en dicho escrito, desde luego amerita determinar lo
fundado o infundado de esa objeción, pues de resultar falsa,
traería como consecuencia la ausencia de voluntad del recurrente o
que el medio de impugnación no se presentó por parte legítima; por
tanto, es correcta la admisión del incidente de falsedad de firma,
en lugar de requerir al promovente el reconocimiento (o
ratificación) de la misma. Ello, con independencia de que el
interesado reconozca o no la firma del escrito de agravios con
posterioridad a su presentación, porque ese acto como ya se dijo,
no tiene el alcance de desvanecer la posibilidad de falsedad, en
cuyo supuesto, el reconocimiento no tendría ninguna eficacia.

OCTAVO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.

I.8o.C.33 C (10a.)

Recurso de reclamación 4/2016. Diablo Estructuras Metálicas,


S.A. de C.V. 24 de febrero de 2016. Unanimidad de votos.
Ponente: Ma. del Refugio González Tamayo. Secretario: José
Antonio Franco Vera.

Recurso de reclamación 5/2016. Eduardo Meraz Cedillo. 24 de


febrero de 2016. Unanimidad de votos. Ponente: Ma. del
Refugio González Tamayo. Secretario: José Antonio Franco
Vera.

Nota: La tesis citada aparece publicada en el Semanario


Judicial de la Federación, Octava Época, Tomo III, Primera
Parte, enero a junio de 1989, página 385.
Esta tesis se publicó el viernes 26 de agosto de 2016 a las
10:34 horas en el Semanario Judicial de la Federación.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Gaceta del


Semanario Judicial de la Federación, Décima Epoca. Libro 33,
Agosto de 2016 (4 Tomos). Pág. 2578. Tesis Aislada.

PAGARÉ. CUANDO NO SE COMPRUEBA SI LA ALTERACIÓN SE ASENTÓ ANTES O


DESPUÉS DE FIRMADO EL DOCUMENTO LA CARGA DE LA PRUEBA CORRESPONDE
AL TENEDOR DEL TÍTULO DE CRÉDITO Y NO AL DEMANDADO (ARTÍCULO 13 DE
LA LEY GENERAL RELATIVA).

En términos del artículo 1196 del Código de Comercio, el que niega


está obligado a probar, cuando al hacerlo desconozca la presunción
que en su favor tiene su colitigante. Ahora bien, si en un juicio
ejecutivo mercantil el demandado opone la excepción de alteración
del texto de un pagaré, en lo que atañe al rubro de intereses
pactados, y demuestra que el porcentaje respectivo se asentó con
una tinta diversa al resto del documento, ello evidencia una
alteración por adición; empero, si no se determina si el
porcentaje respectivo se incorporó con posterioridad a la
suscripción de aquél, por falta de prueba idónea, es claro que no
hay manera de determinar si ese dato se consignó con anterioridad
o posterioridad a la fecha en que se llenó el documento y, por
ende, si el único hecho que se demuestra, es que el porcentaje
consignado por concepto de intereses aparece con letra y tinta
diferentes, como consecuencia de ello se entiende que este
requisito se asentó en un momento distinto al resto de los datos
del pagaré, incluyendo la firma del obligado. Ante ello, debe
atenderse al artículo 13 de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, que establece la presunción legal en
cuanto a que si no se puede comprobar que una firma ha sido puesta
antes o después de la alteración, se presume que lo fue antes y,
en ese contexto, demostrada la alteración, se presume que la firma
del documento fue anterior a aquélla y, por tal motivo, se
revierte al tenedor del documento o a quien quiera beneficiarse
con su alteración, la carga de probar cuál era el texto del
documento antes de su firma.

SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL TERCER CIRCUITO.

III.2o.C. J/2 (10a.)

Amparo directo 131/2005. 8 de abril de 2005. Unanimidad de


votos. Ponente: Gerardo Domínguez. Secretario: Manuel Ayala
Reyes.

Amparo directo 669/2011. Alfredo Ramírez Mercado, su sucesión.


27 de abril de 2012. Unanimidad de votos. Ponente: José
Guadalupe Hernández Torres. Secretario: Alberto Carrillo
Ruvalcaba.
Amparo directo 473/2012. María Dolores Martínez Cárdenas. 13 de
septiembre de 2012. Unanimidad de votos. Ponente: Víctor
Jáuregui Quintero. Secretario: Marco Antonio Morales Aguilar.

Amparo directo 539/2013. Nancy Ibeth Parada Lozada. 27 de


septiembre de 2013. Unanimidad de votos. Ponente: Víctor
Jáuregui Quintero. Secretario: Marco Antonio Morales Aguilar.

Amparo directo 648/2013. María Esther López Cano. 18 de octubre


de 2013. Unanimidad de votos. Ponente: Moisés Muñoz Padilla.
Secretario: José Rodrigo Jiménez Leal.

Esta tesis se publicó el viernes 7 de agosto de 2015 a las


14:26 horas en el Semanario Judicial de la Federación y, por
ende, se considera de aplicación obligatoria a partir del
lunes 10 de agosto de 2015, para los efectos previstos en el
punto séptimo del Acuerdo General Plenario 19/2013.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Gaceta del


Semanario Judicial de la Federación, Décima Epoca. Libro 21, Tomo
II, Agosto de 2015, Plenos de Circuito y Tribunales Colegiados de
Circuito. Pág. 1998. Tesis de Jurisprudencia.
PAGARÉ. CUANDO NO SE COMPRUEBA SI LA ALTERACIÓN SE ASENTÓ
ANTES O DESPUÉS DE FIRMADO EL DOCUMENTO LA CARGA DE LA PRUEBA
CORRESPONDE AL TENEDOR DEL TÍTULO DE CRÉDITO Y NO AL DEMANDADO
(ARTÍCULO 13 DE LA LEY GENERAL RELATIVA).

AMPARO DIRECTO 131/2005. 8 DE ABRIL DE 2005. UNANIMIDAD DE


VOTOS. PONENTE: GERARDO DOMÍNGUEZ. SECRETARIO: MANUEL AYALA REYES.

CONSIDERANDO:

QUINTO.- Los conceptos de violación esgrimidos por el


quejoso, por razón de método, se analizarán en orden diverso del
que fueron expuestos, con fundamento en el artículo 79 de la Ley
de Amparo, unos son inoperantes y otros infundados, de conformidad
con los razonamientos que enseguida se exponen.

En primer lugar, se estima preponderante destacar que, de las


actuaciones del juicio natural, las cuales tienen plena eficacia
probatoria en términos de los artículos 129 y 202 del Código
Federal de Procedimientos Civiles, de aplicación supletoria a la
Ley de Amparo, conforme al segundo párrafo de su numeral 2o., se
desprende lo siguiente:

1. Mediante escrito presentado el veintidós de junio de mil


novecientos noventa y cinco, ********** (ahora quejoso), por
conducto de sus endosatarios en procuración **********, demandó en
la vía mercantil ejecutiva, en ejercicio de la acción cambiaria
directa, respecto de ********** y la de regreso contra **********,
el pago de la cantidad de ciento treinta mil nuevos pesos, como
suerte principal, más el seis por ciento mensual por concepto de
los intereses moratorios pactados, y los que se siguieran
generando (fojas 1 a 3 del juicio de primera instancia).

2. En acuerdo dictado el veinte de junio de mil novecientos


noventa y cinco, el Juez Décimo Segundo de lo Civil del Primer
Partido Judicial del Estado de Jalisco, a quien tocó conocer del
asunto, admitió el citado escrito de demanda, y ordenó la práctica
de la diligencia de requerimiento, embargo y emplazamiento
correspondiente (foja 4 del juicio de origen).

3. Por escritos presentados el dos de agosto de mil


novecientos noventa y cinco, los referidos demandados dieron
contestación a la demanda interpuesta en su contra (fojas 7 a 17
del juicio natural).

4. Mediante ocurso de fecha once de septiembre de mil


novecientos noventa y cinco, la demandada **********, interpuso
recurso de apelación contra el proveído de fecha cinco de
septiembre de la citada anualidad, mediante el que el Juez natural
le desechó la excepción de no cobrar o espera, que opuso al
contestar la demanda (foja 19 del juicio natural); medio ordinario
de defensa que fue resuelto por la Tercera Sala del Supremo
Tribunal de Justicia del Estado de Jalisco, en sentencia de fecha
veintiséis de abril de mil novecientos noventa y seis, dictada en
el toca 2098/95, modificando la determinación recurrida, y
ordenando admitir la excepción antes aludida (fojas 21 a 28 del
juicio de primer grado).

5. Seguido el juicio por sus etapas legales correspondientes,


mediante auto de fecha veinticuatro de junio de dos mil tres, el a
quo citó a las partes para dictar sentencia (foja 133 del juicio
natural); misma que pronunció el cinco de agosto de dos mil tres
(fojas 134 a 137 ídem)

6. Inconformes con ese fallo, tanto la parte actora como la


demandada interpusieron sendos recursos de apelación, de los
cuales tocó conocer a la Sala responsable, la que los resolvió
mediante sentencia dictada el treinta de abril de dos mil cuatro,
en el toca **********.

7. Contra esa sentencia definitiva, la parte actora promovió


el juicio de amparo directo ********** del que tocó conocer a este
Tribunal Colegiado de Circuito, el que lo resolvió en ejecutoria
pronunciada el veintiséis de noviembre de dos mil cuatro, como se
desprende del expediente relativo, el cual se tiene a la vista por
ser un hecho notorio, en términos del artículo 88 del Código
Federal de Procedimientos Civiles, de aplicación supletoria a la
Ley de Amparo, conforme al segundo párrafo de su numeral 2o.
En tal ejecutoria se concedió la protección constitucional al
impetrante de amparo, para el efecto siguiente:

"En tales condiciones, al haberse demostrado la


inconstitucionalidad de la sentencia reclamada, lo procedente es
conceder al quejoso la protección constitucional, para el efecto
de que la Sala responsable deje insubsistente la sentencia
reclamada y, en su lugar, dicte otra en la que, reiterando lo que
no es materia de concesión, dé respuesta a la totalidad de los
agravios esgrimidos por el ahora disconforme, en relación a la
prueba pericial ofrecida por la parte demandada en el juicio de
origen, y resuelva nuevamente, con plenitud de jurisdicción, en
forma fundada y motivada, lo que en derecho corresponda." (foja 71
y vuelta del expediente relativo al juicio de amparo **********)

8. En cumplimiento del fallo protector descrito en el inciso


que antecede, la Sala responsable dejó insubsistente la sentencia
materia del acto reclamado y, con fecha nueve de diciembre de dos
mil cuatro, dictó una nueva; la cual constituye el acto reclamado
en el presente juicio de amparo.

Ahora bien, en primer lugar, deviene inoperante lo alegado


por el quejoso, en el sentido de que si la parte actora y la
demandada reconocieron en sus escritos de demanda y contestación a
la misma, que el vencimiento del pagaré fundatorio de la acción
aconteció el veintidós de enero de mil novecientos noventa y
cinco, es indudable que en esa fecha se encontraban fijados los
intereses moratorios; y que tal situación no admite presunción en
contra, como la atinente a que el pagaré, una vez presentado para
su pago, fue alterado por el ahora quejoso, al asentar el dígito
"6" en el rubro de intereses moratorios, puesto que ello no es
lógico.

La inoperancia estriba en que el promovente del presente


juicio de amparo, no precisa los datos y motivos específicos
tendientes a poner de relieve, que el simple reconocimiento en la
fecha de vencimiento del pagaré fundatorio de la acción, implique,
directa y necesariamente, que en tal día se encontraba asentado el
porcentaje relativo a los intereses moratorios, el por qué resulta
ilógico que tal cuestión admita presunción en contra sino, por el
contrario, el ahora disconforme se limita a plantear tales
cuestiones de forma genérica, lo que de ninguna manera constituye
una base concreta que faculte a este Tribunal Colegiado de
Circuito para emprender el análisis de ese tópico, pues dada la
técnica del juicio de amparo en materia civil, este órgano
jurisdiccional no puede hacer un análisis general del acto
reclamado, para determinar si existe la violación a que se hace
referencia, en virtud de que ese examen debe hacerse a la luz de
los conceptos de violación que se propongan sin que, sobre el
particular, se actualice alguna de las hipótesis previstas en el
artículo 76 Bis de la Ley de Amparo, en cuya virtud deba suplirse
la queja deficiente.
Por otra parte, el ahora inconforme plantea los argumentos
siguientes:

a) Que si la propia demandada ********** al dar contestación


a la demanda instaurada en su contra, reconoció la existencia del
abono por la cantidad de treinta mil pesos, es indudable que al
vencimiento del documento y cuando cubrió tal abono (que fue el
primero) el veinte de febrero de mil novecientos noventa y cinco,
el título de crédito ya contenía el interés porque, incluso, si se
analiza la leyenda que obra al reverso del mismo, se aprecia que
dicho abono se encuentra inserto en el propio documento fundatorio
de la acción.

b) Que el abono antes aludido, se tuvo que asentar en


presencia de la demandada ********** porque el sentido común
aconseja que si una persona hace un pago parcial, se le extienda
un recibo, en este caso, el acreedor obró de acuerdo al artículo
17 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito; de tal
manera que si el acreedor asentó el pago parcial al reverso del
título de crédito, por la suma de treinta mil pesos, sin
especificar lo accesorio significa, claramente, que ese abono
comprendía la suerte principal y sus intereses porque, de lo
contrario, se hubiera expresado a qué rubro correspondía dicho
pago parcial; de ahí que se presuma la existencia del dígito "6"
cuando el título le fue presentado a la deudora para su pago.

c) Que si bien es cierto que transcurrieron siete días de la


fecha del vencimiento del pagaré, a la fecha del primer abono de
treinta mil pesos, ello no significa que no se hayan generado los
intereses, sino que ese pago parcial se aplicó a los intereses
existentes por los días causados y el resto al capital.

d) Que el hecho de que se haya reconocido en el escrito de


demanda el abono de veinticinco mil pesos, no implica la
presunción de que en ningún momento hubo intereses y sólo capital.

e) Que la Sala responsable no precisó el alcance probatorio


de los dictámenes periciales, en cuanto a que si efectivamente,
con los mismos, se demuestra en qué momento aconteció la
alteración.

f) Que del análisis de la prueba pericial en grafoscopia se


desprende, que los diestros en ningún momento determinaron (ya que
no se les formuló la cuestión pertinente), el momento en que
aconteció la alteración mecanográfica, porque si bien es cierto
que ambos peritos coinciden en concluir que existen dos gamas de
intensidad de color de tinta en los textos puestos en el documento
fundatorio de la acción, también lo es que se necesita precisar
cuándo aconteció un primer momento mecanográfico en relación con
el segundo.
Los motivos de inconformidad sintetizados en los seis incisos
que anteceden, también son inoperantes.

Es así, porque el impetrante de amparo no controvierte de


modo directo e inmediato las consideraciones en que se sustenta la
sentencia en la que la Sala responsable, con relación al tema de
los abonos efectuados al título de crédito fundatorio de la
acción, su relación con el hecho de que se haya alterado el mismo
[incisos a) al d)], así como lo relativo al valor probatorio de la
prueba pericial ofrecida por la parte demandada [incisos e) y f)],
expuso lo siguiente:

• Que no favorece a la pretensión del recurrente (ahora


quejoso), el hecho de que la demandada haya reconocido en su
contestación de demanda, los abonos al título de crédito,
independientemente de que éstos se hayan realizado con
posterioridad a la fecha de vencimiento del pagaré, ya que tal
circunstancia sólo prueba, como el propio apelante lo aduce, que
el título se presentó para su pago y que se realizaron abonos al
mismo.

• Que es inexacto que dentro de dichos abonos fuera incluido


el pago de intereses, toda vez que del escrito de demanda, materia
del juicio natural, se advierte que el actor manifestó el abono de
treinta mil pesos, realizado el treinta y uno de enero de mil
novecientos noventa y cinco, el cual lo refiere aplicado
completamente al capital; tan es así que en el punto número uno
del capítulo de hechos, se asentó que la suscripción del pagaré
fue por la cantidad de ciento sesenta mil pesos, en tanto que
reclama el pago de capital por ciento treinta mil pesos.

• Que de la demanda principal tampoco se aprecia hecho alguno


relativo a la aplicación de algún monto al rubro de intereses
moratorios, por lo que respecta a los nueve días que
transcurrieron entre el veintidós de enero de mil novecientos
noventa y cinco (fecha del vencimiento del pagaré), y el treinta y
uno de enero del mismo año (fecha de recepción del abono de
treinta mil pesos).

• Que no es dable considerar el abono de veinticinco mil


pesos a que hace referencia la parte actora (apelante), aplicable
al pago de intereses dado que, no obstante que éste mediante
escrito de seis de abril de dos mil dos, manifestó que los recibió
a cuenta de dicho concepto, en una parte y, en otra, a capital;
tal mención fue realizada con posterioridad al planteamiento de la
excepción, aunado a que, en relación a ello, no rindió prueba que
pudiera ser tomada en cuenta por el a quo, al momento de resolver
la litis de primera instancia, además de que tampoco lo refirió en
su escrito inicial de demanda.

• Que al tenor del artículo 13 de la Ley General de Títulos y


Operaciones de Crédito, cuando no se pueda comprobar si una firma
fue puesta antes o después de la alteración, debe presumirse que
lo fue antes, por lo que existiendo presunción legal, al respecto,
ésta tiene valor probatorio pleno, al tenor de lo que refiere el
artículo 1305 del Código de Comercio, debiendo considerarse de
igual manera que, en el caso, si la deudora cuenta con dicha
presunción legal a su favor, lo único que debe acreditar es el
hecho en que se funda la misma, conforme a lo que dispone el
artículo 1280 del mismo ordenamiento legal, debiéndose considerar
que tal hecho es la alteración, la cual quedó demostrada con los
dictámenes periciales rendidos en el juicio de origen; de ahí que
tomando en cuenta la referida presunción legal, resulta infundado
el motivo de inconformidad relativo a que era necesario demostrar,
a través de la pericial, si los obligados suscribieron el pagaré
antes o después de la alteración.

• Que, además, si bien es cierto que pudo suscribirse el


pagaré previo a la inserción del número seis en el espacio
correspondiente al rédito porcentual moratorio mensual, también lo
es que dicha carga probatoria no correspondía a la parte deudora o
demandada, en cuanto a demostrar cuál era el texto del pagaré
previo a la firma, pues correspondía al tenedor del documento, ya
que el llenado del mismo fue hecho en dos fases, por lo que
correspondía al beneficiario acreditar que dicha inserción de
interés moratorio obraba en el título de crédito, previo a ser
suscrito, de conformidad con el artículo 1194 del Código de
Comercio, lo cual no aconteció.

Estas consideraciones son fundamentales para regir el sentido


de la sentencia reclamada, porque precisan los motivos y razones
que tomó en cuenta la autoridad responsable para estimar que los
abonos efectuados a cuenta del título de crédito, no tienen el
alcance que pretendió el ahora quejoso, es decir, acreditar la
existencia del pacto de intereses moratorios y, por tanto, que no
existe alteración del título de crédito en ese rubro, así como el
valor probatorio de los dictámenes periciales; sin que se exponga
un argumento concreto para controvertir dichos razonamientos del
tribunal de apelación.

Por tanto, las consideraciones destacadas en los incisos que


anteceden deben mantenerse incólumes y seguir rigiendo la
sentencia reclamada, sin que tampoco, en este tópico, se actualice
alguna de las hipótesis previstas por el artículo 76 Bis de la Ley
de Amparo, en cuya virtud deba suplirse la queja deficiente.

Asimismo, es inoperante el planteamiento del quejoso,


relativo a que el aval **********, al momento de contestar la
demanda, si bien es cierto que negó el hecho relativo al interés
del seis por ciento sobre la suerte principal, también lo es que
no adujo un medio defensivo o excepción en el sentido de que no
existía interés moratorio, como sí lo hizo la codemandada
**********, por lo que ante esa postura de los dos codemandados,
con relación a una misma causa, es indudable que debió
determinarse por los peritos el momento en que se llevó a cabo la
alteración del pagaré.

La inoperancia deriva de que esa cuestión no fue invocada


ante el tribunal de alzada en vía de agravio, y debió plantearse,
porque en la sentencia de primera instancia se hizo
pronunciamiento sobre la procedencia de la acción intentada y se
valoraron las pruebas ofrecidas por la parte demandada, para
acreditar su excepción de alteración del título de crédito.

Por tanto, el ahora quejoso, en sus agravios, debió exponer


todos los datos y motivos por los cuales pusiera de relieve la
improcedencia de dicha excepción, como sería el que ahora expone;
por lo que, al no hacerlo, la Sala responsable no tuvo oportunidad
legal de pronunciarse respecto de tal tópico y tampoco puede
hacerlo este órgano colegiado, atenta la técnica del juicio de
amparo.

Es aplicable al caso la jurisprudencia número 175, sustentada


por la entonces Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, localizable en la página 121 del Tomo IV, Materia Civil
del Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-1995, que
es del tenor siguiente:

"CONCEPTOS DE VIOLACIÓN, CUESTIONES QUE NO PUEDEN PLANTEARSE


EN LOS, POR NO HABER SIDO MATERIA DE APELACIÓN.- Aun cuando el
Juez de primera instancia haya resuelto sobre determinado punto
cuestionado, si ante el tribunal de apelación no se planteó
cuestión alguna al respecto, no habiendo tenido la autoridad
responsable oportunidad legal de resolver sobre ella, menos puede
hacerlo la Suprema Corte, atenta la técnica del juicio de
garantías."

En otro aspecto, el disconforme argumenta que si la parte


demandada fue quien opuso la excepción de alteración del texto del
documento fundatorio de la acción, es indudable que la carga
probatoria le corresponde a ésta y no al ahora quejoso, de
conformidad con el artículo 1196 del Código de Comercio, anterior
al vigente.

Lo anterior es infundado, en virtud de que, como


acertadamente lo consideró la Sala responsable, con la prueba
pericial ofrecida por la demandada se estableció que el texto del
pagaré, en cuanto al porcentaje del rédito mensual, es decir, el
número "6", se asentó con una tinta diversa, al resto del texto de
dicho título de crédito y que, por ende, existe una alteración por
adición.

Sin embargo, como el propio quejoso lo afirma, no se


determinó con precisión si tal alteración en el número seis,
correspondiente a la tasa de intereses pactados en el documento
base de la acción, se haya incorporado al título de crédito en
forma posterior a la suscripción del documento, dado que no se
desahogó la prueba idónea para determinar tal circunstancia.

Luego, no existe forma de determinar si fue incorporado con


anterioridad o posterioridad a la fecha en que se llenó el
documento, al no poderse determinar con certeza el momento en el
que el número seis se consignó en el título de crédito, por no
existir algún otro medio de prueba que así lo demuestre.

De ello se deduce que el único hecho cierto que se encuentra


demostrado, consiste en que el título de crédito, base de la
acción, aparece con un distinto tipo de letra y de tinta, el
porcentaje consignado por concepto de intereses y como
consecuencia de ello, que tal requisito se asentó en un momento
distinto al resto de los datos que contiene el pagaré, incluyendo
la firma del obligado.

Ante tal circunstancia, debe tenerse presente lo previsto en


el artículo 13 de la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito, que establece lo siguiente:

"Artículo 13. En caso de alteración del texto de un título,


los signatarios posteriores a ella se obligan según los términos
del texto alterado, y los signatarios anteriores, según los
términos del texto original. Cuando no se pueda comprobar si una
firma ha sido puesta antes o después de la alteración se presume
que lo fue antes."

De la interpretación literal y sistemática de ese precepto,


se obtiene que en el mismo se establece una presunción legal en
cuanto a que si no se puede comprobar que una firma ha sido puesta
antes o después de la alteración, se presume que lo fue antes.

De ahí que la conclusión lógica de lo hasta aquí expuesto,


sea que una vez demostrado el hecho de la alteración, se presume
que el título de crédito se firmó antes, cuando como en el caso,
no se pudo comprobar si fue firmado antes o después de haber
asentado el monto de los intereses, al no haberse desahogado en el
juicio de origen, la probanza conducente.

Por tanto, como existe la presunción del referido artículo


13, la prueba en contrario debe corresponder al tenedor del
documento, o a quien quiera beneficiarse de esa alteración.

De esta forma, es dable establecer que, en la especie, no


correspondía a la parte deudora demostrar cuál era el texto del
documento antes de la firma, toda vez que la presunción es en el
sentido contrario, esto es, que la firma fue antes del texto que
constituye la alteración y, por ende, que la parte demandada sí
cumplió con la obligación de acreditar fehacientemente su
excepción de alteración del documento materia de la litis pues,
dicha carga probatoria se circunscribía a acreditar la referida
alteración del pagaré, a fin de ubicarse en el supuesto del
artículo 13 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito
y, con ello, revertir la carga de la prueba al actor, de demostrar
cuál era el texto del documento antes de la firma del mismo.

No es obstáculo que el quejoso sostenga que tiene el pagaré,


materia de la litis natural, el cual constituye prueba
preconstituida en cuanto a su literalidad dado que, si bien, todo
título de crédito tiene tal característica, no debe soslayarse que
la misma es susceptible de desvirtuarse mediante las excepciones
que prevé el artículo 8o. de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, entre las que se encuentra la de
alteración del texto del documento, la cual, en el caso, se
demostró fehacientemente, conforme a lo expuesto con antelación.

De ahí que, contrario a lo afirmado por el ahora quejoso, las


tesis invocadas por la Sala responsable en apoyo de sus
consideraciones, sí tengan aplicación al caso en estudio, y
guarden congruencia con el mismo, ya que en las mismas se reitera
la forma en que se actualiza la presunción legal del artículo 13
de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito.

En ese sentido, también es infundado lo argumentado por el


quejoso, en cuanto a que es ilógico que al momento de la firma del
pagaré es cuando deben de llenarse los lugares vacíos mediante los
textos que previamente acordaron las partes, ya que pudo acontecer
que antes del vencimiento o, incluso, vencido el título de
crédito, las partes convinieran en un interés moratorio ante la
falta de liquidez de la deudora; ello, atento a que tal evento,
conforme a lo expuesto con anterioridad, correspondía acreditarlo
al ahora quejoso, lo que no aconteció.

Por tanto, es inexacta la apreciación del disconforme,


atinente a que en la especie no tiene aplicación lo dispuesto en
el artículo 13 de la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito, porque sólo se está en presencia de suscriptores
anteriores y no de las dos clases a que se hace referencia en el
texto de dicho precepto legal; puesto que basta la simple lectura
del texto de dicho precepto (mismo que se transcribió en párrafos
precedentes), para advertir que, en ningún momento el legislador
previó, que para que se actualice la presunción legal que entraña
ese numeral, tengan que existir, en un mismo evento, tanto
signatarios anteriores, como posteriores.

También es infundado lo argumentado por el impetrante del


amparo, en el sentido de que la Sala responsable analizó
indebidamente la prueba pericial, puesto que sólo remite a lo que
dijo el Juez natural, sin precisar el alcance que en su concepto
tiene dicha probanza, al tenor de los agravios que propuso el
ahora quejoso en la alzada, dado que basta la lectura integral de
la demanda de amparo, para advertir que el tribunal de alzada, sí
expuso diversas consideraciones en relación con el valor
probatorio de la prueba a que hace referencia el ahora inconforme,
al momento de dar contestación a los agravios planteados por el
ahora quejoso; por lo que si este último estima que existe alguna
ilegalidad en tal tópico, debió patentizarla mediante la
exposición concreta de los datos y motivos correspondientes, lo
que no acontece.

Consecuentemente, al no haberse demostrado la


inconstitucionalidad de la sentencia reclamada, lo procedente es
negar al quejoso la protección constitucional que solicitó.

Por lo expuesto y fundado, se resuelve:

ÚNICO.- La Justicia de la Unión no ampara ni protege a


**********, contra la autoridad y por el acto precisado en el
resultando primero de esta ejecutoria.

Notifíquese, háganse las anotaciones pertinentes en el libro


de gobierno, con testimonio de esta resolución, vuelvan los autos
al lugar de su procedencia y, en su oportunidad, archívese este
expediente.

Así lo resolvió el Segundo Tribunal Colegiado en Materia


Civil del Tercer Circuito, por unanimidad de votos de los
Magistrados Gerardo Domínguez, José Guadalupe Hernández Torres y
Rodolfo Moreno Ballinas.

En términos de lo previsto en los artículos 3, fracción II,


13, 14 y 18 de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la
Información Pública Gubernamental, en esta versión pública se
suprime la información considerada legalmente como reservada o
confidencial que encuadra en esos supuestos normativos.

Esta ejecutoria se publicó el viernes 7 de agosto de 2015 a


las 14:26 horas en el Semanario Judicial de la Federación.

PAGARÉ. PARA QUE SE ESTIME CUMPLIMENTADO EL REQUISITO RELATIVO A


LA PROMESA INCONDICIONAL DE PAGO CON LA FINALIDAD DE ADMITIR LA
DEMANDA EN LA VÍA EJECUTIVA MERCANTIL, NO ES NECESARIO QUE EL
ACTOR MENCIONE EXPRESAMENTE QUE EL DOCUMENTO FUNDATORIO LA
CONTIENE, PUES BASTA QUE SE HAGA REMISIÓN A ÉSTE PARA QUE EL JUEZ
VERIFIQUE SI SE SATISFACE LO PREVISTO EN EL ARTÍCULO 170 DE LA LEY
GENERAL DE TÍTULOS Y OPERACIONES DE CRÉDITO.

El procedimiento ejecutivo mercantil tiene lugar cuando la demanda


se funda en un documento que traiga aparejada ejecución, por lo
que, presentada ésta, acompañada del título ejecutivo, el Juez
dictará auto con efectos de mandamiento en forma para que el
deudor sea requerido de pago y, en caso de que no pague, se le
embarguen bienes. De ahí que la emisión del auto de exequendum
debe derivar del examen del Juez relativo a si el título que se
invoca trae aparejada ejecución. Luego, el juicio ejecutivo
mercantil, conforme al artículo 1327 del Código de Comercio, es de
litis cerrada; de ahí que cuando un hecho constitutivo de la
acción no es mencionado en la demanda (omisión total), no
existiría punto fáctico que probar; sin embargo, la Primera Sala
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sustenta la
jurisprudencia 1a./J. 63/2003, publicada en el Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XIX, marzo de
2004, página 11, de rubro: "DEMANDA. LA OBLIGACIÓN DE EXPRESAR LOS
HECHOS FUNDATORIOS DE LA ACCIÓN, SE CUMPLE CUANDO EL ACTOR HACE
REMISIÓN EXPRESA Y DETALLADA A SITUACIONES, DATOS O A LOS
CONTENIDOS EN LOS DOCUMENTOS ANEXOS A ELLA (LEGISLACIÓN DE LOS
ESTADOS DE SONORA Y PUEBLA ).", de la que se obtiene que se cumple
con esa obligación, cuando el actor se remite expresamente al
contenido en un documento que exhibe conjuntamente con la demanda
(la cual se estima aplicable al juicio ejecutivo mercantil, puesto
que el artículo 322, fracción III, del Código Federal de
Procedimientos Civiles, aplicado supletoriamente al de Comercio,
es similar a las normas interpretadas en ese criterio
obligatorio). Por tanto, la circunstancia de que en la demanda,
entre los hechos constitutivos de la acción, no se hubiese
precisado que el pagaré fundatorio contuviera una promesa
incondicional de pago o que no se hubiese sujetado a condición
alguna, no resulta ser un impedimento para su admisión, en virtud
de que, para verificar si ese documento satisface lo previsto por
el artículo 170 de la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito, no resulta indispensable que el actor hubiese narrado esa
circunstancia o que expresamente estableciera que el fundatorio
contiene todos y cada uno de los requisitos previstos en este
numeral, pues basta con que hubiese delimitado que el sustento de
sus pretensiones es un pagaré que se acompañó a la demanda, para
que el juzgador se remitiera a ese documento con la finalidad de
constatar la satisfacción del requisito consistente en "la promesa
incondicional de pagar una suma determinada de dinero".

SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL TERCER CIRCUITO.

III.2o.C.23 C (10a.)

Amparo directo 503/2014. Rogelio Antonio Barrios Fernández. 5


de septiembre de 2014. Unanimidad de votos. Ponente: Víctor
Manuel Flores Jiménez. Secretaria: Martha Lucía Lomelí
Ibarra.

Esta tesis se publicó el viernes 19 de junio de 2015 a las 9:30


horas en el Semanario Judicial de la Federación.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Gaceta del


Semanario Judicial de la Federación, Décima Epoca. Libro 19, Junio
de 2015. Pág. 2330. Tesis Aislada.
PAGARÉ. LA FECHA DE SUSCRIPCIÓN ES UN ELEMENTO INDISPENSABLE PARA
CONFIGURARLO COMO TÍTULO DE CRÉDITO Y PROCEDER A SU EXIGIBILIDAD
EN LA VÍA EJECUTIVA MERCANTIL.

El artículo 1391, fracción IV, del Código de Comercio dispone que


el procedimiento ejecutivo tiene lugar cuando la demanda se funda
en documentos que traen aparejada ejecución, entre los que se
encuentran los títulos de crédito. Por su parte, el artículo 14 de
la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito indica que
éstos sólo producirán los efectos en ellos previstos, cuando
contengan las menciones y llenen los requisitos señalados por la
ley y que ésta no presuma expresamente. Ahora bien, de los
artículos 170 y 171 de la misma ley se advierten los requisitos
que deben contener los pagarés para ser considerados como títulos
de crédito, entre los que se encuentra la fecha en que se suscriba
el documento, requisito trascendente debido a que es necesario
para determinar su vigencia como título de crédito, dado que, una
vez que prescribe la acción cambiaria, ya no podrá ser exigible en
la vía ejecutiva mercantil. Por tanto, al no contener el pagaré la
fecha de suscripción, no puede considerarse como título de crédito
y no procede para su exigibilidad la vía ejecutiva mercantil.

TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.

I.3o.C.164 C (10a.)

Amparo directo 149/2014. Ramón Galván Gutiérrez. 3 de abril de


2014. Unanimidad de votos. Ponente: Víctor Francisco Mota
Cienfuegos. Secretario: Adolfo Almazán Lara.

Esta tesis se publicó el viernes 20 de marzo de 2015 a las 9:00


horas en el Semanario Judicial de la Federación.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Gaceta del


Semanario Judicial de la Federación, Décima Epoca. Libro 16, Marzo
de 2015. Pág. 2442. Tesis Aislada.

PAGARÉ. PARA ACREDITAR LA FALSEDAD DE LA FIRMA CONTENIDA EN ÉL, ES


NECESARIO DESAHOGAR LA PRUEBA PERICIAL RESPECTIVA.

Para acreditar que no corresponde al suscriptor la firma estampada


en un pagaré, es indispensable que se dilucide mediante el uso de
conocimientos técnicos si el signo o signos gráficos plasmados
corresponden a la persona que cuestiona la firma, aun cuando sea
discrepante a las estampadas en diversos documentos indubitables,
ya que el Juez es un perito en derecho que no necesariamente
cuenta con conocimientos sobre las cuestiones técnicas o prácticas
aplicables para dilucidar tales aspectos, pues para tal fin se
requiere la aplicación de estudios especializados inherentes a la
prueba pericial. Máxime cuando el cuestionamiento de la firma
deriva de la excepción opuesta conforme al contenido de la
fracción II del artículo 8o. de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, en tanto que en términos del artículo 1194
del Código de Comercio, corresponde a quien la opone demostrar que
no suscribió el documento.

PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO DEL DÉCIMO QUINTO CIRCUITO.

XV.1o.2 C (10a.)

Amparo directo 514/2014. Carlos Alejandro Esquivel Peralta. 11


de julio de 2014. Unanimidad de votos. Ponente: Irineo
Lizárraga Velarde. Secretario: Juan Manuel García Arreguín.

Esta tesis se publicó el viernes 5 de diciembre de 2014 a las


10:05 horas en el Semanario Judicial de la Federación.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Gaceta del


Semanario Judicial de la Federación, Décima Epoca. Libro 13,
Diciembre de 2014. Pág. 839. Tesis Aislada.

PAGARÉS. ATRIBUTO DE LITERALIDAD DE LOS TÍTULOS DE CRÉDITO QUE NO


HAN CIRCULADO Y CONTIENEN DESGLOSE DE OBLIGACIONES FUTURAS.

En conformidad con el artículo 5o. de la Ley General de Títulos y


Operaciones de Crédito, los títulos de crédito son los documentos
necesarios para ejercer el derecho literal que en ellos se
consigna por lo que están provistos de varios atributos, entre los
que se encuentra la literalidad, conforme a la cual debe estarse a
los derechos y obligaciones que constan en el documento. De manera
que su contenido debe interpretarse conforme a la letra del texto,
al sentido exacto y propio, y no lato ni figurado, de las palabras
empleadas en él. Por ello, cuando en el propio texto del pagaré se
consignen los rubros correspondientes a capital, intereses
ordinarios e impuesto al valor agregado, y no se desprenda
expresamente la obligación de pagar estos dos últimos en caso de
vencimiento anticipado del documento, su generación ocurrirá a la
fecha que correspondería al pago ordinario de las parcialidades
pactadas. Ello a pesar de que el último párrafo del artículo 79 de
la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, aplicable a
los pagarés por disposición del diverso numeral 174 de la referida
ley, autoriza el cobro del pagaré con vencimientos sucesivos por
la totalidad de la suma que exprese, porque al considerarse
pagadero a la vista las amortizaciones convenidas dejaron de
existir, dado el vencimiento anticipado del documento y si las
partes previeron los accesorios: intereses ordinarios y su
impuesto al valor agregado, se entiende que éstos se generarían en
la fecha pactada para cada amortización en el pagaré. La anterior
interpretación es acorde con la literalidad del texto del pagaré y
con el hecho de que el título de crédito no ha circulado, por lo
que pueden oponerse al tenedor las excepciones personales
derivadas de la relación jurídica que dio origen al título, lo que
permite menor exigencia al cumplimiento de la promesa
incondicional de pago, en la medida en que así se derive de lo
convenido por las partes, ya que es posible verificar la intención
de éstas al suscribir el pagaré, y el alcance del contenido de
éste.

CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.

I.4o.C.332 C (9a.)

Amparo directo 158/2011. Gloria Amparo Coello Pedrero. 31 de


marzo de 2011. Unanimidad de votos. Ponente: Patricia Mújica
López. Secretaria: Norma Leonor Morales González.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Epoca. Libro XII,
Septiembre de 2012. Pág. 1937. Tesis Aislada.

FALSEDAD IDEOLÓGICA DEL TÍTULO DE CRÉDITO POR FALTA DE ENTREGA DEL


DINERO. EL DEUDOR DEBE DEMOSTRAR LA EXISTENCIA DE LA RELACIÓN
JURÍDICA, PARA TENER POR DEMOSTRADA ESA EXCEPCIÓN.

De acuerdo con las tesis de rubros: "APERTURA DE CRÉDITO ADICIONAL


PARA EL PAGO DE INTERESES CAUSADOS, PACTADA EN EL MISMO
INSTRUMENTO O EN OTRO. SU APROVECHAMIENTO NO IMPLICA LA EXISTENCIA
DE FALSEDAD IDEOLÓGICA O SUBJETIVA." y "TÍTULOS DE CRÉDITO,
FALSEDAD IDEOLÓGICA O SUBJETIVA EN LOS.", sustentadas por el Pleno
y la Tercera Sala, de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
que aparecen publicadas con la clave o número de identificación
P./J. 58/98 en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Novena Época, Tomo VIII, octubre de 1998, página 366 y en el
Semanario Judicial de la Federación, Séptima Época, Cuarta Parte,
Volúmenes 163-168, página 117, respectivamente, la falsedad
ideológica puede ser descrita como un acto voluntario de las
partes de hacer constar en un título de crédito algo que en
realidad no sucedió, que ocurre por ejemplo, cuando no se ha
entregado el dinero. Sin embargo, someter la falsedad ideológica a
esa situación como único elemento con base en el cual aquélla se
actualiza, aborda de manera parcial el problema, pues se pierde de
vista que un título de crédito no tiene como única función fungir
como un instrumento de préstamo a mediano o corto plazo, pues
tiene entre otras funciones: transportar y almacenar el dinero;
agilizar el pago de obligaciones líquidas, facilitar la
transferencia de fondos, fungir como un instrumento de garantía
del pago de un servicio o de un bien, de cualquier manera
indefectiblemente habrá un acto jurídico con el cual se encuentre
vinculado. Dada la naturaleza de prueba preconstituida que tiene
un título de crédito, de consignarse en él el alcance y medida del
derecho y la obligación, el titular del documento no requiere
probar la relación jurídica subyacente que haya dado origen al
pagaré. No obstante, esa relación puede ser invocada por el
deudor, como excepción a la acción de pago. En este caso,
corresponderá al demandado demostrar la existencia de esa relación
jurídica, para tener por actualizada la defensa que invoca, como
puede ser que el acreedor no le hizo entrega del dinero que como
promesa incondicional de pago se consigna en el título de crédito;
por lo que la premisa preliminar que debe demostrar es, primero la
existencia de la obligación (celebración del contrato de crédito),
que ésta es exigible (porque la fecha pactada para el cumplimiento
de la obligación ya se actualizó) y que siendo exigible el deudor
-en esa relación acreditante-acreditado- incumplió (falta de
entrega del dinero); lo cual, además, demostrada la existencia de
la obligación y que ésta es exigible, releva al acreedor de
demostrar el tercer elemento, puesto que es a cargo del deudor la
demostración que ha realizado el pago, en el caso, la entrega del
dinero.

TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.

I.3o.C.30 C (10a.)

Amparo directo 713/2011. Grupo Porcícola de Yucatán, S.A. de


C.V., y otro. 8 de diciembre de 2011. Unanimidad de votos.
Ponente: Benito Alva Zenteno. Secretaria: Sandra Luz Marín
Martínez.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Epoca. Libro XI,
Agosto de 2012. Pág. 1777. Tesis Aislada.

TÍTULO DE CRÉDITO. AUNQUE EL SUSCRIPTOR ACREDITE SU ALTERACIÓN EN


EL RUBRO DE INTERESES, PUEDE CONDENARSE AL PAGO DE ÉSTOS, SI AL
CONTESTAR LA DEMANDA O EN EL JUICIO RECONOCIÓ EL MONTO Y
PORCENTAJE EN LOS QUE FUERON PACTADOS.

El artículo 13 de la Ley General de Títulos y Operaciones de


Crédito dispone que en caso de alteración del texto de un título
de crédito, los signatarios posteriores a ésta se obligan según
los términos del texto alterado, y los signatarios anteriores,
conforme a los del texto original. En esa tesitura, si en autos
del juicio ejecutivo mercantil el suscriptor acredita la
alteración del documento base de la acción (pagaré) en lo relativo
a los intereses, esa irregularidad afecta tanto al derecho como a
la obligación que el título genera en relación con esa prestación,
ya que al no provenir de su voluntad, tampoco le puede ser
exigible. Sin embargo, lo anterior no impide que se le pueda
condenar al pago de intereses, siempre y cuando su monto y
porcentaje se hayan reconocido al contestar la demanda o durante
el juicio.
PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIAS ADMINISTRATIVA Y CIVIL DEL
DÉCIMO NOVENO CIRCUITO.

XIX.1o.A.C.3 C (10a.)

Amparo directo 642/2011. Martín Enrique Espinoza González y


otro. 20 de enero de 2012. Unanimidad de votos. Ponente:
Enrique Villanueva Chávez. Secretaria: Ma. Felícitas Herrera
García.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Epoca. Libro VIII,
Mayo de 2012. Pág. 2161. Tesis Aislada.

PAGARÉ. EL ARTÍCULO 174, PÁRRAFO SEGUNDO, DE LA LEY GENERAL DE


TÍTULOS Y OPERACIONES DE CRÉDITO, PERMITE A LAS PARTES LA LIBRE
CONVENCIÓN DE INTERESES CON LA LIMITANTE DE QUE LOS MISMOS NO SEAN
USURARIOS. INTERPRETACIÓN CONFORME CON LA CONSTITUCIÓN [ABANDONO
DE LA JURISPRUDENCIA 1a./J. 132/2012 (10a.) Y DE LA TESIS AISLADA
1a. CCLXIV/2012 (10a.)].

Una nueva reflexión sobre el tema del interés usurario en la


suscripción de un pagaré, conduce a esta Sala a apartarse de los
criterios sostenidos en las tesis 1a./J. 132/2012 (10a.), así como
1a. CCLXIV/2012 (10a.), en virtud de que en su elaboración se
equiparó el interés usurario con el interés lesivo, lo que provocó
que se estimara que los requisitos procesales y sustantivos que
rigen para hacer valer la lesión como vicio del consentimiento, se
aplicaran también para que pudiera operar la norma constitucional
consistente en que la ley debe prohibir la usura como forma de
explotación del hombre por el hombre; cuando esta última se
encuentra inmersa en la gama de derechos humanos respecto de los
cuales el artículo 1o. constitucional ordena que todas las
autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen la
obligación de promover, respetar, proteger y garantizar. Así,
resulta que el artículo 21, apartado 3, de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, prevé la usura como una forma de
explotación del hombre por el hombre, como fenómeno contrario al
derecho humano de propiedad, lo que se considera que ocurre cuando
una persona obtiene en provecho propio y de modo abusivo sobre la
propiedad de otra, un interés excesivo derivado de un préstamo;
pero además, dispone que la ley debe prohibir la usura. Por lo
anterior, esta Primera Sala estima que el artículo 174, párrafo
segundo, de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito,
que prevé que en el pagaré el rédito y los intereses que deban
cubrirse se pactaran por las partes, y sólo ante la falta de tal
pacto, operará el tipo legal, permite una interpretación conforme
con la Constitución General y, por ende, ese contenido normativo
debe interpretarse en el sentido de que la permisión de acordar
intereses tiene como límite que una parte no obtenga en provecho
propio y de modo abusivo sobre la propiedad de la otra, un interés
excesivo derivado de un préstamo; destacando que la adecuación
constitucional del precepto legal indicado, no sólo permite que
los gobernados conserven la facultad de fijar los réditos e
intereses que no sean usurarios al suscribir pagarés, sino que
además, confiere al juzgador la facultad para que, al ocuparse de
analizar la litis sobre el reclamo de intereses pactados en un
pagaré y al determinar la condena conducente (en su caso), aplique
de oficio el artículo 174 indicado acorde con el contenido
constitucionalmente válido de ese precepto y a la luz de las
condiciones particulares y elementos de convicción con que se
cuente en cada caso, a fin de que el citado artículo no pueda
servir de fundamento para dictar una condena al pago de intereses
mediante la cual una parte obtenga en provecho propio y de modo
abusivo sobre la propiedad de su contrario un interés excesivo
derivado de un préstamo. Así, para el caso de que el interés
pactado en el pagaré, genere convicción en el juzgador de que es
notoriamente excesivo y usurario acorde con las circunstancias
particulares del caso y las constancias de actuaciones, aquél debe
proceder de oficio a inhibir esa condición usuraria apartándose
del contenido del interés pactado, para fijar la condena
respectiva sobre una tasa de interés reducida prudencialmente que
no resulte excesiva, mediante la apreciación de oficio y de forma
razonada y motivada de las mismas circunstancias particulares del
caso y de las constancias de actuaciones que válidamente tenga a
la vista el juzgador al momento de resolver.

1a./J. 46/2014 (10a.)

Contradicción de tesis 350/2013. Suscitada entre el Sexto


Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, el
Séptimo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer
Circuito y el Primer Tribunal Colegiado del Trigésimo
Circuito. 19 de febrero de 2014. La votación se dividió en
dos partes: mayoría de cuatro votos por lo que hace a la
competencia. Disidente: José Ramón Cossío Díaz. Mayoría de
cuatro votos de los Ministros Arturo Zaldívar Lelo de Larrea,
José Ramón Cossío Díaz, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena y Olga
Sánchez Cordero de García Villegas, respecto al fondo.
Disidente: Jorge Mario Pardo Rebolledo, quien reservó su
derecho para formular voto particular. Ponente: Arturo
Zaldívar Lelo de Larrea. Secretario: Mario Gerardo Avante
Juárez.

Tesis y/o criterios contendientes:

El Primer Tribunal Colegiado del Trigésimo Circuito, al


resolver el juicio de amparo directo 193/2012, que dio origen
a la tesis aislada XXX.1o.2 C (10a.) de rubro: "INTERESES
MORATORIOS EN UN TÍTULO DE CRÉDITO. EL ARTÍCULO 174 DE LA LEY
GENERAL DE TÍTULOS Y OPERACIONES DE CRÉDITO, QUE PERMITE SU
PACTO IRRESTRICTO TRANSGREDE EL DERECHO HUMANO DE PROHIBICIÓN
LEGAL DE LA USURA ESTABLECIDO EN EL ARTÍCULO 21, NUMERAL 3,
DE LA CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS.",
publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Décima Época, Libro XI, Tomo 2, agosto de 2012,
página 1735, con número de registro IUS: 2001361. El Séptimo
Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, al
resolver el juicio de amparo directo 369/2012, que originó la
tesis aislada I.7o.C.21 C (10a.), de rubro: "USURA Y
CUALQUIER OTRA FORMA DE EXPLOTACIÓN DEL HOMBRE POR EL HOMBRE.
EL ARTÍCULO 174 DE LA LEY GENERAL DE TÍTULOS Y OPERACIONES DE
CRÉDITO SE CONTRAPONE CON LO DISPUESTO EN LOS ARTÍCULOS 1o.
DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS Y
21 DE LA CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS.",
publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Décima Época, Libro XII, Tomo 3, septiembre de 2012,
página 2091, con número de registro IUS: 2001810. El Sexto
Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, al
resolver el juicio de amparo directo 144/2013, en el que
esencialmente sostuvo que en el sistema jurídico al que
pertenece el artículo 174 de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, existe una limitante a la libertad
contractual en lo referente al pacto de intereses que se
puede establecer en un título de crédito, de tal suerte que,
la sola circunstancia de que en el mencionado precepto no se
haya establecido literalmente cuáles son los parámetros que
deben tenerse en cuenta para pactar los intereses, no
conlleva por sí sola la inconstitucionalidad del precepto y
de la misma manera, tampoco sería procedente que en un
aparente control de convencionalidad ex oficio, se deje de
aplicar dicho precepto.

Nota: La presente tesis abandona el criterio sostenido en la


jurisprudencia 1a./J. 132/2012 (10a.) y en la tesis aislada
1a. CCLXIV/2012 (10a.), de rubros: "INTERÉS USURARIO EN
MATERIA MERCANTIL. CUÁNDO DEBE CONSIDERARSE QUE EXISTE Y EN
QUÉ MOMENTO PROCESAL DEBE ESTUDIARSE." e "INTERESES USURARIOS
EN EL PAGARÉ. SUS CONSECUENCIAS.", que aparecen publicadas en
el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima
Época, Libro XVII, Tomo 1, febrero de 2013, páginas 714 y
826, respectivamente.

Tesis de jurisprudencia 46/2014 (10a.). Aprobada por la Primera


Sala de este Alto Tribunal, en sesión de fecha veintiuno de
mayo de dos mil catorce.

Esta tesis se publicó el viernes 27 de junio de 2014 a las 9:30


horas en el Semanario Judicial de la Federación y, por ende,
se considera de aplicación obligatoria a partir del lunes 30
de junio de 2014, para los efectos previstos en el punto
séptimo del Acuerdo General Plenario 19/2013.
Instancia: Primera Sala. Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de
la Federación, Décima Epoca. Libro 7, Junio de 2014. Pág. 400.
Tesis de Jurisprudencia.
PAGARÉ. EL ARTÍCULO 174, PÁRRAFO SEGUNDO, DE LA LEY GENERAL
DE TÍTULOS Y OPERACIONES DE CRÉDITO, PERMITE A LAS PARTES LA LIBRE
CONVENCIÓN DE INTERESES CON LA LIMITANTE DE QUE LOS MISMOS NO SEAN
USURARIOS. INTERPRETACIÓN CONFORME CON LA CONSTITUCIÓN [ABANDONO
DE LA JURISPRUDENCIA 1a./J. 132/2012 (10a.) Y DE LA TESIS AISLADA
1a. CCLXIV/2012 (10a.)].

PAGARÉ. SI EL JUZGADOR ADVIERTE QUE LA TASA DE INTERESES


PACTADA CON BASE EN EL ARTÍCULO 174, PÁRRAFO SEGUNDO, DE LA LEY
GENERAL DE TÍTULOS Y OPERACIONES DE CRÉDITO ES NOTORIAMENTE
USURARIA PUEDE, DE OFICIO, REDUCIRLA PRUDENCIALMENTE.

CONTRADICCIÓN DE TESIS 350/2013. ENTRE LAS SUSTENTADAS POR EL


SEXTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO, EL
SÉPTIMO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO Y
EL PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO DEL TRIGÉSIMO CIRCUITO. 19 DE FEBRERO
DE 2014. LA VOTACIÓN SE DIVIDIÓ EN DOS PARTES: MAYORÍA DE CUATRO
VOTOS POR LO QUE HACE A LA COMPETENCIA. DISIDENTE: JOSÉ RAMÓN
COSSÍO DÍAZ. MAYORÍA DE CUATRO VOTOS DE LOS MINISTROS ARTURO
ZALDÍVAR LELO DE LARREA, JOSÉ RAMÓN COSSÍO DÍAZ, ALFREDO GUTIÉRREZ
ORTIZ MENA Y OLGA SÁNCHEZ CORDERO DE GARCÍA VILLEGAS, RESPECTO AL
FONDO. DISIDENTE: JORGE MARIO PARDO REBOLLEDO, QUIEN RESERVÓ SU
DERECHO PARA FORMULAR VOTO PARTICULAR. PONENTE: ARTURO ZALDÍVAR
LELO DE LARREA. SECRETARIO: MARIO GERARDO AVANTE JUÁREZ.

CONSIDERANDO:

PRIMERO.- Esta Primera Sala es competente para conocer y


resolver sobre la presente denuncia de contradicción de tesis, de
conformidad con lo dispuesto por los artículos 107, fracción XIII,
párrafo primero, de la Constitución Federal; 226, fracción II, y
227, fracción II, de la Ley de Amparo vigente; y 21, fracción
VIII, de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, en
relación con los puntos primero, segundo, fracción VII, y tercero
del Acuerdo General Plenario Número 5/2013, en virtud de que se
trata de una denuncia de contradicción suscitada entre criterios
de Tribunales Colegiados de diversos circuitos, en un tema que,
por ser de naturaleza civil, corresponde a la materia de la
especialidad de la Primera Sala.

Lo anterior tiene sustento en el criterio emitido por el


Pleno de este Alto Tribunal, contenido en la tesis I/2012 (10a.),
de rubro: "CONTRADICCIÓN DE TESIS ENTRE TRIBUNALES COLEGIADOS DE
DIFERENTE CIRCUITO. CORRESPONDE CONOCER DE ELLAS A LA SUPREMA
CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN (INTERPRETACIÓN DEL ARTÍCULO 107,
FRACCIÓN XIII, PÁRRAFO SEGUNDO, DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS
ESTADOS UNIDOS MEXICANOS, REFORMADO MEDIANTE DECRETO PUBLICADO EN
EL DIARIO OFICIAL DE LA FEDERACIÓN EL 6 DE JUNIO DE 2011)."
SEGUNDO.- La denuncia de contradicción de tesis proviene de
parte legítima, de conformidad con lo previsto por los artículos
107, fracción XIII, segundo párrafo, constitucional y 226,
fracción II y 227, fracción II, de la Ley de Amparo vigente, pues,
en el caso, fue realizada por los Magistrados integrantes del
Sexto Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito,
cuyo criterio señalan como discrepante, respecto del sostenido por
el Séptimo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito
y el Primer Tribunal Colegiado del Trigésimo Circuito.

TERCERO.- Para poder resolver el presente asunto, en primer


lugar, debe determinarse si en el caso existe contradicción de
criterios, para lo cual es necesario analizar las ejecutorias que
participan en la misma.

I. El veintinueve de mayo de dos mil trece, el Sexto Tribunal


Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito (tribunal
denunciante) resolvió el amparo directo civil 144/2013, del que es
necesario conocer los siguientes antecedentes, que se desprenden
de la ejecutoria respectiva:

• ********** demandó en la vía ejecutiva mercantil de


**********, el pago de $********** (**********), por concepto de
suerte principal, que fue originada por la suscripción de once
pagarés, el pago de los intereses moratorios a razón del 10% (diez
por ciento) mensual, a partir de la fecha de vencimiento de diez
de los once títulos de crédito, el pago de los intereses
moratorios a razón del 8% (ocho por ciento) mensual, a partir de
la fecha de vencimiento de uno de los once títulos de crédito y el
pago de gastos y costas procesales.

• De dicho juicio correspondió conocer al Juez Primero de Paz


Civil del Distrito Federal quien, seguidos los trámites legales,
resolvió que la actora acreditó parcialmente la acción, y la
demandada parcialmente sus excepciones y defensas, por lo que
condenó a la demandada a pagar la cantidad de $**********
(**********), por concepto de suerte principal, y a pagar
únicamente un interés moratorio a razón del 5% (cinco por ciento)
mensual, causado sobre diez de los once pagarés, así como un
interés moratorio de 4% (cuatro por cierto), causado sobre uno de
los once pagarés y condenó a la demandada al pago de costas
procesales.

• Inconforme con esa resolución, la demandada interpuso en su


contra juicio de amparo directo, de la que correspondió conocer al
Sexto Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito,
quien resolvió negar el amparo a la quejosa, con base en las
siguientes consideraciones:

• El planteamiento aducido por la quejosa respecto a la


constitucionalidad del artículo 362 del Código de Comercio, en
relación con los numerales 150, 167, 170 y 174 de la Ley General
de Títulos y Operaciones de Crédito, en cuanto a que son
contrarios al artículo 1o. constitucional, 8 y 21 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, y 5 y 14 del Pacto Internacional
de Derechos Civiles, resulta inoperante, toda vez que la
solicitante no expone razonamiento alguno que permita emprender el
estudio de los dispositivos en cita a la luz de los principios
emanados de la Constitución Federal, ni de los tratados
internacionales invocados en la demanda de amparo, en tanto que,
omite expresar los motivos por los que resultarían contrarios al
orden constitucional y convencional que refiere, y aun cuando cita
diversas tesis aisladas en las que se alude a la
inconstitucionalidad del artículo 174 de la Ley General de Títulos
y Operaciones de Crédito, en dichos criterios no se dice nada
respecto de los artículos 362 del Código de Comercio y 150, 167 y
170 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito.

• Es infundado el concepto de violación hecho valer por la


quejosa respecto a la inconstitucionalidad del artículo 174 de la
Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, ya que, si bien
es cierto que tampoco se expone un razonamiento concreto
encaminado a demostrar la contravención de dicho precepto respecto
del marco constitucional y convencional que refiere, al citar
diversas tesis aisladas en las que se aborda el estudio de dicho
tópico, se logra colegir que, para sostener su pretensión, la
promovente del amparo pretende hacer suyos los razonamientos
contenidos en los criterios invocados. No obstante ello, este
Tribunal Colegiado no comparte la postura que sostienen las tesis
aisladas, toda vez que la interpretación del artículo 174 de la
Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, no puede hacerse
literalmente ni de manera aislada, como lo hacen los criterios en
cita, pues esa manera de entender la norma llevaría a la errónea
convicción de que dicho precepto permite la práctica de la usura,
al no establecer límites ni parámetros a la libertad contractual
respecto de los intereses que se pacten en un título de crédito.

• Si bien es verdad que el artículo 174 del ordenamiento en


comento, no contiene de manera expresa un parámetro que limite la
libertad de contratación de las partes respecto del pacto de
intereses en un documento cartular, lo cierto es que la
interpretación sistemática del dispositivo en cita, lleva a
concluir que, en otros artículos aplicables a los documentos
mercantiles, sí se establecen esas limitantes.

• Por un lado, el artículo 78 del Código de Comercio consagra


los principios de autonomía de la libertad y libre contratación,
que se identifican con el derecho que tienen las personas para
decidir cuándo celebrar contratos, con quién hacerlo y la libertad
para determinar el contenido del mismo. Sin embargo, si bien el
orden jurídico reconoce dichos principios, también lo es que el
legislador estableció diversas normas imperativas que los
restringen o limitan.
• Toda vez que el Código Civil Federal es supletorio al
Código de Comercio, válidamente puede sostenerse que a los actos
de comercio les resulta aplicable lo dispuesto en el artículo 17
del código aludido. Dicho dispositivo prohíbe, imperativamente, la
obtención de un lucro excesivo obtenido mediante el
aprovechamiento de la suma ignorancia, notoria inexperiencia o
extrema miseria de otro.

• En ese sentido, debe concluirse que, en el sistema jurídico


al que pertenece el artículo 174 de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, existe una limitante a la libertad
contractual en lo referente al pacto de intereses que se puede
establecer en un título de crédito, de tal suerte que, la sola
circunstancia de que en el mencionado precepto no se haya
establecido literalmente cuáles son los parámetros que deben
tenerse en cuenta para pactar los intereses, no conlleva, por sí
sola, la inconstitucionalidad del precepto y, de la misma manera,
tampoco sería procedente que en un aparente control de
convencionalidad ex oficio, se deje de aplicar dicho precepto.

• Al existir ya normas imperativas que limitan la facultad de


contratación de las partes respecto de los réditos
correspondientes, en rigor, no existe necesidad de que el
legislador hubiera establecido de manera específica las
limitaciones que aplican al respecto, y la falta de tales
parámetros en el precepto que se tilda de inconstitucional, no
constituye una omisión legislativa que provoque la contravención
de preceptos constitucionales o convencionales invocados por la
demandante de amparo.

• Es infundado el motivo de la quejosa tendiente a alegar que


el Juez responsable violó las reglas de valoración de las pruebas,
así como el artículo 2395 del Código Civil, al calificar de
excesivo el derecho del actor para reclamar el pago de intereses
moratorios sobre el diez por ciento mensual, por lo que, al
proponer la excepción personal derivada de la existencia de este
contrato en el procedimiento de cobro del débito documentado en un
pagaré, era posible reducir el interés pactado en ese título
crediticio a razón del interés legal del nueve por ciento anual,
ya que, de lo contrario, se estaría apoyando la usura.

• El Tribunal Colegiado sostuvo que, si bien es cierto que se


faculta a los contratantes de un mutuo con interés para pactar un
interés convencional, éste podrá verse limitado si se fija de
manera desproporcionada debiéndose acreditar para la actualización
de dicho supuesto dos requisitos, uno, de tipo objetivo, consiste
en la desproporción entre las prestaciones estipuladas en el pacto
de intereses y, el otro, de tipo subjetivo, que se traduce en que
el referido desequilibrio sea causado por la suma ignorancia,
notoria inexperiencia o extrema miseria del afectado. Por lo que,
si se actualiza la presunción legal de que el interés convencional
es desproporcionado, resulta indispensable que se arribe a esa
conclusión bajo parámetros objetivos que en su momento aporte el
deudor, a quien corresponde entonces la carga probatoria para
demostrar que existió abuso de su apuro pecuniario, inexperiencia
o ignorancia.

• En el caso, el Juez responsable acogió parcialmente la


pretensión de la parte demandada, ahora quejosa, al considerar que
el interés convencional pactado en los pagarés base de la acción
era excesivo, por lo que, a efecto de no conculcar sus derechos
humanos, determinó reducir en un cincuenta por ciento el interés
convencional establecido en los basales de la acción.

• En ese tenor, si la parte demandada, ahora quejosa, estimó


que la reducción en la tasa de interés que determinó el Juez
responsable no era suficiente por seguir siendo usurario el
interés establecido, aun con la disminución en las tasas
establecidas originalmente, debió aportar los elementos necesarios
que demostraran ese extremo, puesto que la reducción de intereses
debe hacerse sobre parámetros objetivos que sólo es posible
conocer en la medida en que la parte interesada aporta elementos
para ello.

• Lo anterior, máxime de que la reducción de la tasa de


interés no necesariamente debe hacerse hasta la tasa legal
establecida en el artículo 362 del Código de Comercio o 2395 del
Código Civil Federal, pues éstos otorgan a las partes la decisión
de pactar libremente el monto de los intereses, y la facultad del
juzgador para reducirlos cuando resulten desproporcionados, debe
hacerse tomando en cuenta las especiales circunstancias del caso y
de manera equitativa; de lo que se sigue que no necesariamente
deben reducirse al tipo legal.

• Las manifestaciones de la quejosa con respecto a que el


Juez de los autos hace una indebida aplicación del artículo 168 de
la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, así como de
los artículos 127 y 174 del mismo ordenamiento, por lo que debió,
a su juicio, decretar procedente la excepción de caducidad u
ordenar que la actora ejerciera la acción de causalidad, devienen
en parte infundadas y en parte inoperantes.

• En esa virtud, ante la ineficacia de los conceptos de


violación esgrimidos, y al no advertirse que proceda suplir la
queja deficiente, procede negar la protección de la Justicia
Federal solicitada.

II. El siete de junio de dos mil doce, el Séptimo Tribunal


Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito resolvió el amparo
directo 369/2012, del que es necesario conocer los antecedentes
siguientes, que se desprenden del cuerpo de esa ejecutoria:
• ********** demandó en la vía ejecutiva mercantil de
********** y otro, el pago de $********** (**********), por
concepto de suerte principal, los intereses ordinarios generados a
razón del 1.32% (uno punto treinta y dos por ciento) semanales
sobre la suerte principal, el pago de los intereses moratorios en
razón del.5% (punto cinco por ciento) diarios sobre saldos
insolutos y el pago de gastos y costas.

• De dicho juicio correspondió conocer al Juez Décimo Tercero


de Distrito en Materia Civil en el Distrito Federal y, seguido el
juicio en sus etapas legales, dictó sentencia en la que estimó que
la actora justificó parcialmente su acción, por lo que condenó a
la parte demandada al pago de la cantidad de $**********
(**********), por concepto de suerte principal, y al pago de los
intereses ordinarios y moratorios que debían cuantificarse al 6%
(seis por ciento anual), porque el pacto de intereses en montos
muy superiores a los usuales en el mercado constituyen un acto de
usura, en términos de lo expuesto en el considerando cuarto de
dicha resolución, sin hacer especial condena en costas.

• Inconforme con esa resolución, la actora interpuso en su


contra juicio de amparo directo, al que, por razón de turno,
correspondió conocer al Séptimo Tribunal Colegiado en Materia
Civil del Primer Circuito, el que resolvió negar el amparo
solicitado por el quejoso, con base en las consideraciones que,
por lo que atañe a la presente contradicción, se exponen a
continuación:

• Se declaran infundadas las aseveraciones de la quejosa


tendientes a sostener que la sentencia reclamada viola lo
establecido en los artículos 362 del Código de Comercio y 174 de
la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, puesto que
ninguno de ellos prohíbe que los intereses rebasen la suerte
principal, además de que la reducción de la tasa de intereses
ordinarios y moratorios que realizó la responsable resulta
desproporcionada e inequitativa en relación con los daños y
perjuicios que resultan del retraso en la obligación de pago de
los deudores, aunado a que, si la demandada no hizo valer lo
relativo al supuesto abuso, estaba imposibilitada la actora para
desvirtuarlo.

• También es infundado lo relativo a que la responsable, sin


motivación en elementos objetivos, redujo los intereses hasta el
tipo legal, tutelando únicamente los derechos del demandado y sin
tutelar los del acreedor, alejándose de los principios de igualdad
y equidad y fomentando el incumplimiento.

• Lo anterior es así, pues, contrario a lo aseverado por la


quejosa, fue correcta la decisión del Juez responsable, pues a la
luz de lo establecido por los artículos 1o. y 133
constitucionales, y las tesis de rubro: "CONTROL DE
CONSTITUCIONALIDAD Y DE CONVENCIONALIDAD (REFORMA CONSTITUCIONAL
DE 10 DE JUNIO DE 2011)." y "CONTROL DE CONVENCIONALIDAD EX
OFFICIO EN UN MODELO DE CONTROL DIFUSO DE CONSTITUCIONALIDAD.",
todas las autoridades del país dentro del ámbito de sus
competencias están obligados a velar, respetar, proteger y
garantizar los derechos humanos reconocidos en la Constitución y
en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano es
parte, aun a pesar de las disposiciones en contrario que se
encuentren en cualquier norma inferior.

• Por lo que, desde la perspectiva constitucional y de


interpretación de nuestro Máximo Tribunal, se tiene que, si el
artículo 21 de la Convención Interamericana (sic) sobre Derechos
Humanos previene que la usura debe prohibirse por la ley, implica
que, si de acuerdo con su contenido el artículo 174 de la Ley
General de Títulos y Operaciones de Crédito comprende la voluntad
de las partes como elemento primordial para convenir sobre las
tasas de interés ordinarios y moratorios, evidentemente que no es
jurídicamente admisible, por contraponerse con lo dispuesto por el
artículo 21 de la citada convención.

• En el caso no se trata de resolver, si los artículos 362


del Código de Comercio y 174 de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito comprendan o no la prohibición de que los
intereses rebasen la suerte principal, sino de juzgar dentro del
marco constitucional y de la Convención Interamericana (sic) sobre
Derechos Humanos; en esa medida, no es dable considerar que la
reducción de las tasas de interés legales y moratorios sean
desproporcionadas e inequitativas en relación con los daños y
perjuicios que se dice, resultan del retraso en el pago de la
deuda.

• Por otro lado, es incontrovertible que la conducta


desplegada por el Juez responsable no se aleja de los valores
jurídicos de igualdad y de equidad, puesto que, tanto en la
Constitución Federal, como en los instrumentos internaciones
celebrados por el Estado Mexicano se consagran los derechos
fundamentales de las personas que, desde el plano universal,
justifican plenamente la intervención de las autoridades para
proteger esos derechos.

• Lo propio debe decirse de lo planteado en relación con los


intereses moratorios, toda vez que, si el ordinal 3 del artículo
21 de la Convención Interamericana (sic) sobre Derechos Humanos
establece que tanto la usura como cualquier otra forma de
explotación del hombre por el hombre, deben prohibirse por la ley,
es inconcuso que, si el caso materia de estudio se ubica dentro de
ese supuesto, la defensa de la quejosa fincada en su derecho de
desvirtuar el apuro pecuniario, la inexperiencia o la ignorancia
del deudor, no tiene razón de ser.

• Dicho criterio dio lugar a la siguiente tesis de rubro:


"USURA Y CUALQUIER OTRA FORMA DE EXPLOTACIÓN DEL HOMBRE POR EL
HOMBRE. EL ARTÍCULO 174 DE LA LEY GENERAL DE TÍTULOS Y OPERACIONES
DE CRÉDITO SE CONTRAPONE CON LO DISPUESTO EN LOS ARTÍCULOS 1o. DE
LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS Y 21 DE
LA CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS.

III. El doce de abril de dos mil doce, el Primer Tribunal


Colegiado del Trigésimo Circuito resolvió el amparo directo civil
193/2012, del que es necesario conocer los antecedentes
siguientes, que se desprenden del cuerpo de esa ejecutoria:

• ********** demandó a ********** en la vía ejecutiva


mercantil, el importe de un pagaré por la cantidad de $**********
(**********), el pago de intereses moratorios a razón del tres
punto cinco por ciento mensual y el pago de gastos y costas. El
demandado en su contestación de demanda reconoció haber suscrito
el pagaré, pero negó que se hayan estipulado los intereses
reclamados. Seguido el juicio en sus trámites legales, el Juez de
origen dictó sentencia en la que condenó al demandado al pago de
las prestaciones tal cual le fueron reclamadas.

• En contra de dicha resolución, ********** interpuso juicio


de amparo directo, la que, por razón de turno, correspondió
conocer al Primer Tribunal Colegiado del Trigésimo Circuito quien,
seguidos los trámites legales, resolvió amparar al quejoso, en lo
relativo a la presente contradicción, con base en las siguientes
consideraciones:

• Es fundado el concepto de violación en el que el quejoso


adujo que la condena al pago de intereses moratorios al tres punto
cinco «por ciento» mensual era ilegal, puesto que se trataba de
intereses desproporcionados, donde no podía operar de manera
absoluta la voluntad de las partes, aunado a que el interés
moratorio es prohibitivo e ilegal, al contravenir el artículo 21,
apartado 3, de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

• Este tribunal ejerce en el caso un "control de


convencionalidad" sobre el contenido del artículo 174 de la Ley
General de Títulos y Operaciones de Crédito, en relación con el 78
de la codificación mercantil, impidiendo que, en el caso
particular, proceda la usura pretendida por la parte actora en
perjuicio del aquí quejoso.

• Válidamente puede definirse la usura como el cobro de un


interés excesivo en un préstamo. Las normas mercantiles que
regulan el pacto de réditos en caso de mora son el artículo 362
del Código de Comercio y los artículos 152, fracción II y 174,
segundo párrafo, de la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito. Por su parte, el artículo 78 del Código de Comercio
establece que en los actos mercantiles rige la voluntad
contractual, sin embargo, dicho principio se encuentra limitado
por el artículo 77 del mismo ordenamiento jurídico, en el
entendido de que la libertad contractual tiene que versar sobre
cuestiones lícitas, pues las ilícitas no producen obligaciones ni
acción.

• Por tanto, la voluntad de las partes en materia mercantil


no es irrestricta, pues lo convenido siempre debe referirse a
cuestiones lícitas, esto es, no debe contravenir disposiciones de
orden público. Por otro lado, el apartado 3 del artículo 21 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos prohíbe la usura y
cualquier otra forma de explotación del hombre por el hombre,
disposición que es de observancia obligatoria para todos los
Jueces nacionales y de aplicación oficiosa.

• El artículo 174 de la Ley General de Títulos y Operaciones


de Crédito, es inconvencional, al no establecer límite para el
pacto de intereses en caso de mora, puesto que la Convención
Americana sobre Derechos Humanos proscribe la usura.

• El artículo en estudio, al permitir el pacto irrestricto de


intereses en caso de mora, es inconvencional, pues tolera que los
particulares se excedan en su cobro con la eventualidad de que
éstos sean usurarios; de ahí que el precepto legal en comento,
debe inaplicarse en el caso.

• Para poder determinar si el interés constituye un acto de


usura, el criterio de "intereses superiores a los usuales en el
mercado", puede ser abstracto e impreciso, por lo que la ley penal
para el Estado de Aguascalientes (codificación sustantiva local)
es más acorde para la protección del derecho humano reconocido en
la Convención Americana sobre Derechos Humanos para fijar un
porcentaje certero y eficaz.

• El artículo 48, fracción I, de la ley penal para el Estado


de Aguascalientes prevé que "La usura consiste en: … un interés
convencional evidente o encubierto, que exceda a un treinta y
siete por ciento anual."

• En ese tenor, es más asequible determinar, si la tasa de


interés anual convenida en un título de crédito es usuraria,
siendo que, en el caso concreto, basta multiplicar 3.5% de su
monto, por doce meses que tiene el año, lo que da como resultado
una tasa del 42% anual, lo que –atento con la convencionalidad que
se ejerce– debe ser objeto de protección, pues existe una porción
normativa convencional que proscribe la práctica de la usura, como
un derecho fundamental.

• Por lo que, si bien el artículo 174 de la Ley General de


Títulos y Operaciones de Crédito es inconvencional, la
consecuencia será determinar un límite para el cobro de intereses
moratorios, es decir, dicha declaración no puede sino traducirse
en que, en caso de que los réditos se excedan, el Juez estará en
posibilidad de reducirlos a ese porcentaje, sin que pueda
considerarse que ello trae como consecuencia absolver de su pago o
que su reducción debe hacerse hasta el interés legal.

• Se otorga el amparo al quejoso, a efecto de que la


responsable dicte una nueva sentencia en la que, en lo tocante a
la condena al pago de interés moratorios, de conformidad con el
control de convencionalidad ejercido, se reduzcan los intereses
moratorios hasta el treinta y siete por ciento anual, y se conmina
a la responsable para que, en lo subsecuente y de ser el caso,
ejerza un control de convencionalidad ex officio en materia de
derechos humanos.

• Dicho criterio dio lugar a la siguiente tesis de rubro:


"INTERESES MORATORIOS EN UN TÍTULO DE CRÉDITO. EL ARTÍCULO 174 DE
LA LEY GENERAL DE TÍTULOS Y OPERACIONES DE CRÉDITO, QUE PERMITE SU
PACTO IRRESTRICTO TRANSGREDE EL DERECHO HUMANO DE PROHIBICIÓN
LEGAL DE LA USURA ESTABLECIDO EN EL ARTÍCULO 21, NUMERAL 3, DE LA
CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS."

CUARTO.- Existencia de la contradicción de tesis. En primer


lugar, debe precisarse que el objeto de la resolución de una
contradicción de tesis radica en unificar los criterios
contendientes. Es decir, para identificar si es existente la
contradicción de tesis, deberá tenerse como premisa generar
seguridad jurídica.

De diversos criterios de esta Suprema Corte, podemos derivar


las siguientes características que deben analizarse para
determinar la existencia de una contradicción de tesis:

1. No es necesario que los criterios deriven de elementos de


hecho idénticos, pero es esencial que estudien la misma cuestión
jurídica, arribando a decisiones encontradas. Sirven de sustento
la jurisprudencia: "CONTRADICCIÓN DE TESIS. EXISTE CUANDO LAS
SALAS DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN O LOS
TRIBUNALES COLEGIADOS DE CIRCUITO ADOPTAN EN SUS SENTENCIAS
CRITERIOS JURÍDICOS DISCREPANTES SOBRE UN MISMO PUNTO DE DERECHO,
INDEPENDIENTEMENTE DE QUE LAS CUESTIONES FÁCTICAS QUE LO RODEAN NO
SEAN EXACTAMENTE IGUALES." y la tesis: "CONTRADICCIÓN DE TESIS.
DEBE ESTIMARSE EXISTENTE, AUNQUE SE ADVIERTAN ELEMENTOS
SECUNDARIOS DIFERENTES EN EL ORIGEN DE LAS EJECUTORIAS.";

2. Que los tribunales contendientes hayan resuelto alguna


cuestión litigiosa en la que se vieron en la necesidad de ejercer
el arbitrio judicial a través de un ejercicio interpretativo
mediante la adopción de algún canon o método, cualquiera que
fuese;

3. Que entre los ejercicios interpretativos respectivos se


encuentre al menos un tramo de razonamiento en el que la diferente
interpretación ejercida gire en torno a un mismo tipo de problema
jurídico: ya sea el sentido gramatical de una norma, el alcance de
un principio, la finalidad de una determinada institución o
cualquier otra cuestión jurídica en general;

4. Que lo anterior pueda dar lugar a la formulación de una


pregunta genuina acerca de si la forma de acometer la cuestión
jurídica es preferente en relación con cualquier otra que, como la
primera, también sea legalmente posible;

5. Aun cuando los criterios sustentados por los tribunales


contendientes no constituyan jurisprudencia debidamente integrada,
ello no es requisito indispensable para proceder a su análisis y
establecer si existe la contradicción planteada y, en su caso,
cuál es el criterio que debe prevalecer. Sirve de apoyo la tesis:
"CONTRADICCIÓN DE TESIS. PARA SU INTEGRACIÓN NO ES NECESARIO QUE
SE TRATE DE JURISPRUDENCIAS."; y,

6. Es aceptable apreciar en la contradicción de tesis


argumentos que, sin constituir el argumento central de la decisión
de un tribunal, revelen de manera suficiente el criterio jurídico
de un órgano jurisdiccional respecto de un problema jurídico
concreto. Sirve de apoyo la tesis de rubro: "CONTRADICCIÓN DE
TESIS. LOS CRITERIOS JURÍDICOS EXPRESADOS ‘A MAYOR ABUNDAMIENTO’
SON DE TOMARSE EN CUENTA PARA RESOLVER AQUÉLLA."

De la lectura de las resoluciones contendientes se desprende


que sí existe la contradicción de tesis y que el punto de
oposición entre los criterios sostenidos por los Tribunales
Colegiados consiste en determinar, si el artículo 174 de la Ley
General de Títulos y Operaciones de Crédito, es inconstitucional
por inconvencional, al permitir el pacto de intereses usurarios en
contravención de lo que dispone el artículo 21, apartado 3, de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, lo que hace
procedente su inaplicación ex oficio con motivo del control de
convencionalidad; o si dicho precepto no es inconstitucional ni
inconvencional dada su interpretación sistemática, por lo que no
procede su inaplicación ex oficio con motivo del control de
convencionalidad.

Lo anterior sobre la base de que, el Sexto Tribunal Colegiado


en Materia Civil del Primer Circuito sostuvo, en esencia, que el
artículo 174 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito
no puede interpretarse literalmente ni de manera aislada, en el
sentido de que permite la usura, al no establecer parámetros a la
libertad contractual respecto de los intereses que se pacten en un
título de crédito (pagaré), sino que en el sistema jurídico al que
pertenece ese precepto, existe una limitante a la libertad
contractual en lo referente al pacto de intereses que se puede
establecer en un título de crédito, de tal suerte que, la sola
circunstancia de que en el mencionado precepto no se haya
establecido literalmente cuáles son los parámetros que deben
tenerse en cuenta para pactar los intereses, no conlleva, por sí
sola, la inconstitucionalidad del precepto y tampoco sería
procedente que en un aparente control de convencionalidad ex
oficio, se deje de aplicar dicho precepto, pues de conformidad con
el artículo 2o. del Código de Comercio, es supletoria la
legislación civil federal; asimismo, el artículo 81 del Código de
Comercio establece que en defecto de las disposiciones
mercantiles, los actos se rigen por disposiciones de derecho civil
en cuanto a excepciones y causas que rescinden o invalidan los
contratos, por lo que les resulta aplicable a los actos de
comercio lo dispuesto por el artículo 17 del Código Civil Federal,
que establece la figura de la lesión como limitante a la libertad
de contratación; además, debe tenerse en cuenta lo establecido en
el artículo 2395 del Código Civil Federal, que regula la reducción
equitativa de los intereses hasta el tipo legal.

Estimó que, en caso de actualizarse la presunción legal de


que el interés convencional sea desproporcionado, resultaría
indispensable que se arribará a dicha conclusión bajo parámetros
objetivos que en su momento aportara el deudor, a quien le
correspondería la carga probatoria para demostrar que existió
abuso de su apuro pecuniario, inexperiencia o ignorancia. Lo
anterior puesto que, la reducción de intereses debe hacerse sobre
parámetros objetivos que sólo es posible conocer en la medida que
la parte interesada aporta elementos para ello.

Siendo que la facultad del juzgador para reducir los


intereses cuando resulten desproporcionados, debe hacerse tomando
en cuenta las especiales circunstancias del caso y de manera
equitativa, entonces, no necesariamente deben reducirse al tipo
legal.

Mientras que, tanto el Séptimo Tribunal Colegiado en Materia


Civil del Primer Circuito, como el Primer Tribunal Colegiado del
Trigésimo Circuito, en esencia, sostuvieron que el artículo 174 de
la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, es
inconvencional, por contravenir lo estipulado en el apartado 3 del
artículo 21 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

El Séptimo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer


Circuito sostuvo que la inconvencionalidad ocurría en virtud de
que el artículo en estudio comprende la voluntad de las partes
como elemento primordial para convenir sobre las tasas de
intereses ordinarios y moratorios sin prever límites para tales
acuerdos, lo cual, evidentemente era, a su juicio, contrario a lo
dispuesto por el artículo 21 de la Convención Interamericana sobre
Derechos Humanos, que prohíbe la usura y cualquier otra forma de
explotación del hombre por el hombre. Lo anterior le llevó a
convalidar que se hubiere inaplicado tal precepto con motivo del
control de convencionalidad que llevó a cabo la autoridad
responsable, y que se hubiere fijado como interés moratorio el
legal, de seis por ciento anual.
Por su parte, el Primer Tribunal Colegiado del Trigésimo
Circuito estimó que la usura consiste en el cobro de interés
excesivo en un préstamo, y que el dispositivo en comento es
inconvencional, al no establecer límite para el pacto de intereses
en caso de mora, pues tolera que los particulares se excedan en su
cobro, lo que es contrario a la Convención Americana sobre
Derechos Humanos que proscribe la usura. En virtud de lo anterior,
determinó inaplicar el artículo 174 de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, en el entendido de que tal inaplicación se
traducía en la posibilidad del Juez para reducirlos, pero no para
absolver de su pago, ni reducirlos necesariamente a la tasa del
interés legal, sino que debían reducirse hasta el treinta y siete
por ciento anual que prevé, como tasa máxima permitida, la
legislación penal del Estado de Aguascalientes.

No obsta a lo anterior que, mediante oficio número 7391, de


cuatro de septiembre de dos mil trece, el Primer Tribunal
Colegiado del Trigésimo Circuito haya manifestado que el criterio
sostenido, al resolver el juicio de amparo DC. 193/2012
contendiente, ha sido abandonado por ese tribunal con motivo de
acatamiento a la tesis de jurisprudencia 1a./J. 132/2012.

Pues, al respecto, debe precisarse que en materia de


contradicciones de tesis, el abandono de un criterio judicial por
parte de un Tribunal Colegiado no ocurre con la sola manifestación
que en tal sentido informe el órgano jurisdiccional respectivo,
sino que es necesario, además, que el tribunal se haya apartado
del indicado criterio mediante la emisión de una ejecutoria, al
resolver un expediente judicial, lo que en la especie no fue
referido ni acreditado por el tribunal oficiante.

En semejantes condiciones, tampoco pasa inadvertido para esta


Sala que el criterio del Tribunal Colegiado denunciante, Sexto en
Materia Civil del Primer Circuito, fue emitido mediante ejecutoria
de veintinueve de mayo de dos mil trece, es decir, con
posterioridad a la emisión de la tesis de jurisprudencia 1a./J.
132/2012 (10a.), de rubro: "INTERÉS USURARIO EN MATERIA MERCANTIL.
CUÁNDO DEBE CONSIDERARSE QUE EXISTE Y EN QUÉ MOMENTO PROCESAL DEBE
ESTUDIARSE.", que se emitió con motivo de ejecutoria de tres de
octubre de dos mil doce, dictada en la diversa contradicción de
tesis 204/2012; sin embargo, tomando en consideración que al
emitirse tal criterio no se abordó de manera directa el análisis
sobre la constitucionalidad ni convencionalidad del artículo 174
de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, sino,
esencialmente, la determinación del caso en que existe interés
usurario en materia mercantil, las consecuencias de pactar un
interés lesivo en un pagaré, y si tales cuestiones debían
analizarse de oficio. Se estima conveniente efectuar el análisis
de fondo de la presente contradicción, máxime que con ello esta
Sala podrá reexaminar y reencausar algunas consideraciones de las
vertidas en aquel precedente, como se expondrá más adelante.
QUINTO.- Estudio. Deben prevalecer, con carácter de
jurisprudencia, los criterios sustentados por esta Primera Sala de
la Suprema Corte de Justicia de la Nación, de acuerdo con las
siguientes consideraciones, de las que se anticipa que no resultan
coincidentes con las de los criterios contendientes.

En primer lugar, debe tenerse presente que, en relación con


el tema jurídico consistente en los intereses usurarios en materia
mercantil derivados del acuerdo convencional fijado en un pagaré,
esta Primera Sala estableció en diversa ejecutoria que el orden
jurídico nacional mexicano prevé dos mecanismos tendentes a
prohibir la usura: como tipo penal y como ineficacia bajo la
figura de la lesión.

I. Precedente en materia de usura. CT. 204/2012. En efecto,


constituye un hecho notorio para esta Sala, en los términos que
prevé el artículo 88 del Código Federal de Procedimientos Civiles,
de aplicación supletoria en materia de amparo, que al resolver,
por unanimidad de votos, la diversa contradicción de tesis
204/2012, en sesión de tres de octubre de dos mil doce, se
sostuvo, en esencia y en lo que interesa, lo siguiente:

a) El interés, en atención a su origen, puede verse como


fruto civil o como una sanción derivada del incumplimiento de una
obligación, los que, al fijarse libremente por las partes, podrían
tener el carácter de usurarios o lesivos.

b) La Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito no


prevé un límite para la cuantificación de los intereses, ni
tampoco hace referencia a la figura de la usura.

c) La Convención Americana sobre Derechos Humanos, a la luz


del artículo 1o. constitucional, prohíbe las formas de
"explotación del hombre por el hombre"; sin embargo, no señala de
qué manera deben ser prohibidas estas formas de explotación, ni
qué debe entenderse por usura, sino que sólo se refiere a ella en
un sentido patrimonial.

d) Atendiendo al principio de subsidiariedad, se interpreta


si las disposiciones del sistema jurídico mexicano acatan lo
dispuesto en la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en
relación con la prohibición de la usura, resultando que lo que
trata de evitar ese instrumento internacional, es cualquier forma
de explotación patrimonial entre personas.

e) Existen tres sistemas sobre la manera de sancionar la


usura: el objetivo, el subjetivo y el objetivo-subjetivo o mixto.

f) La Convención Americana sobre Derechos Humanos, al regular


la usura como una de las formas de explotación entre los hombres,
únicamente hace alusión al sistema objetivo-subjetivo que regula
la misma. Lo anterior en virtud de que, cataloga a la usura como
una forma de explotación patrimonial entre seres humanos.

g) En México, en materia mercantil, no se señala lo que debe


entenderse por usura ni sus consecuencias, pero el orden jurídico
ha adoptado distintos mecanismos para sancionar la usura, tanto en
el ámbito civil como en el penal.

h) En materia civil y mercantil, la figura de la lesión


recoge un concepto amplio de negocio usurario que comprende
diversas formas de explotación "del hombre por el hombre"; ante la
cual, por regla general, se otorgan dos posibilidades al afectado:
la ineficacia del contrato o la reducción equitativa en las
prestaciones excesivas.

i) En el ámbito penal, se sanciona la usura como delito


patrimonial, y en algunas legislaciones se le equipara a una
especie de fraude.

j) A la pregunta ¿cuándo se debe considerar usurario el


interés en materia mercantil?, se responde que es cuando se trata
de un interés en que haya existido lesión al momento de pactarlo.
Y que comprende cualquier tipo de negocio en el que pueda existir
una desproporción con motivo de la explotación de la circunstancia
de suma ignorancia, notoria inexperiencia y extrema miseria de una
persona.

k) La ley mercantil únicamente le quita el carácter de


ineficacia a la lesión, en relación con los contratos de
compraventa y permuta mercantiles (prevé indemnización por daños y
perjuicios), admitiéndola en el resto de los actos que regula la
referida legislación.

l) El artículo 362 del Código de Comercio regula el interés


legal y el convencional, sin que exista ningún límite a la
libertad de contratación en cuanto al monto de los intereses.

m) Para conocer el contenido de la lesión en materia


mercantil, se debe acudir a la legislación civil federal, con base
en lo que establecen los artículos 2o. y 81 del Código de
Comercio, por lo que se aplica supletoriamente el artículo 17 del
Código Civil Federal, donde se sanciona a la lesión con nulidad, o
bien, a elección del actor, con reducción equitativa de las
prestaciones.

n) La postura que adopta el Código Civil es la objetivo-


subjetiva o mixta, toda vez que no sólo se requiere una
desproporción entre las prestaciones; sino que, además, se
necesita que alguien se aproveche o explote determinadas
características subjetivas de su contraparte.
o) A la pregunta ¿cuándo se debe considerar usurario el
interés en materia mercantil?, debe contestarse: cuando se hayan
actualizado los requisitos objetivo-subjetivos de la lesión. Por
lo que se concluyó que debía considerarse usurario el interés
pactado en una convención mercantil, cuando existiera
desproporción en el pacto de intereses a causa de la explotación
de la suma ignorancia, notoria inexperiencia o extrema miseria de
una de las partes.

p) A la pregunta ¿cuáles deben ser las consecuencias de


pactar un interés lesivo en un pagaré?, se responde que al
afectado por lesión le competen dos acciones, la de nulidad y la
reducción equitativa de las prestaciones, nulidad que, conforme a
lo señalado por el artículo 2228 del Código Civil Federal debe ser
relativa, destacando, además, que la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito no establece, ni expresa ni tácitamente, la
posibilidad de que el Código Penal de las entidades federativas, o
el Código Penal Federal se apliquen supletoriamente en el caso en
que se pacten intereses superiores al legal o, incluso, que los
mismos sean desproporcionados.

q) La doctrina mayoritaria clasifica a la lesión como uno de


los vicios del consentimiento, a los que les corresponde como
sanción, la ineficacia por nulidad relativa.

r) En materia de lesión mercantil, únicamente resulta


aplicable el artículo 17 del Código Civil Federal, no así el
artículo 2395, que se refiere, exclusivamente, al contrato de
mutuo con interés que no existe en materia mercantil.

s) Por regla general, la lesión resulta perfectamente


aplicable al campo de los títulos de crédito y, por ende, al
pagaré, sin embargo, se debe distinguir si el pagare circuló o no,
toda vez que, si no lo ha hecho, la persona que intenta cobrar el
monto de los intereses es la que abusó de la otra; y en el caso en
que el pagaré haya circulado, las acciones de nulidad y de
reducción deben ser sustituidas por la acción de daños y
perjuicios en contra de aquel que haya causado la lesión, con base
en que habrán operado la autonomía y la abstracción de los
referidos títulos de crédito.

t) El tipo penal de usura no tiene ninguna relación con las


acciones civiles ni mercantiles que pudieran ser aplicables al
pagaré.

u) A la pregunta ¿es posible analizar de oficio la posible


lesividad de los intereses pactados en un pagaré?, se debe
responder que no, con base en que: 1. Como la lesión en nuestro
país precisa de dos requisitos, uno subjetivo y el otro objetivo,
los que deben probarse; entonces, la sola circunstancia de que en
el texto del título aparezca un interés que a juicio del juzgador
resulte desproporcionado, no resulta suficiente para que de oficio
reduzcan el referido interés o lo anulen, ya que se privaría de la
oportunidad de defensa a la persona que trata de cobrar un pagaré
con interés posiblemente lesivos. 2. El artículo de la lesión
señala expresamente que el afectado puede optar por la nulidad, la
reducción equitativa o por no ejercer acción alguna, además de que
las acciones otorgadas prescriben en un año. 3. Analizar de oficio
si un interés pactado en un pagaré resulta lesivo, sería tanto
como ejercitar una acción que el perjudicado no quiso hacer valer.
4. La vía idónea para cobrar un pagaré es la ejecutiva mercantil,
en la que rigen los principios de litis cerrada y equilibrio
procesal.

v) El simple monto del interés no resulta suficiente para que


se actualice la lesión, sino que se requieren otros requisitos que
sólo pueden ser probados en juicio, y los referidos elementos
probatorios únicamente los pueden aportar las partes, que son las
que conocieron de primera mano las circunstancias en que se
suscribió el pagaré.

w) Dentro del juicio de amparo en materia civil, rigen


diversos principios como el de estricto derecho y de instancia de
parte agraviada, y conforme a ellos el Juez de amparo no se
encuentra facultado para introducir conceptos de violación,
variarlos ni modificarlos, ya que el juicio de amparo contra actos
de autoridades judiciales civiles es de estricto derecho, y la
sentencia que en él se dicte no debe comprender más cuestiones que
las propuestas en la demanda de garantías, pues no le está
permitido suplir o ampliar en forma alguna tal demanda, por lo que
la suplencia de la queja no opera en la materia mercantil cuando
se trata de analizar la posible lesividad del interés pactado en
un pagaré.

x) De tal ejecutoria derivó la tesis de jurisprudencia 1a./J.


132/2012 (10a.), de rubro y texto siguientes: "INTERÉS USURARIO EN
MATERIA MERCANTIL. CUÁNDO DEBE CONSIDERARSE QUE EXISTE Y EN QUÉ
MOMENTO PROCESAL DEBE ESTUDIARSE.- El orden jurídico nacional
sanciona la prohibición de usura de dos maneras; como tipo penal,
y como ineficacia (bajo la figura de la lesión). Así, le da un
tratamiento distinto dependiendo del ámbito en que ocurra. En ese
sentido, y conforme a los artículos 2o., 81, 385 y 388, del Código
de Comercio; 17, 2230 y 2395 del Código Civil Federal; 79 y 190 de
la Ley de Amparo, así como el artículo 21, apartado 3, de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, se aprecia que, en el
ámbito mercantil, el pacto de intereses usurarios (o lesivos) se
sanciona otorgando al afectado, a su elección, la posibilidad de
accionar la nulidad relativa o la reducción equitativa de las
prestaciones (cuanti minoris) y, de manera excepcional, estas
acciones se sustituyen, en algunas ocasiones, por la de daños y
perjuicios, como en los casos de la compraventa y permuta
mercantiles. Luego, debe precisarse que la lesión, al ser la causa
de las referidas acciones, debe tener lugar al momento de celebrar
el pacto de intereses, al tratarse de una ineficacia de tipo
estructural que se da en el momento de la celebración del acto
jurídico. En consecuencia, para que se actualice esta figura, se
deben comprobar dos requisitos: uno de tipo objetivo, consistente
en la desproporción entre las prestaciones estipuladas en el pacto
de intereses y otro, de tipo subjetivo, que se traduce en que el
referido desequilibrio sea causado por la suma ignorancia, notoria
inexperiencia o extrema miseria del afectado. En esa virtud, y en
atención a los principios de equilibrio procesal y litis cerrada
que rigen en los juicios mercantiles, regulados en los artículos
1327 del Código de Comercio, y 17 del Código Civil Federal, se
advierte que el análisis de los intereses lesivos debe hacerse a
petición de parte. El principio de litis cerrada ordena que el
juzgador únicamente debe atender a las acciones deducidas y a las
excepciones opuestas en la demanda y en la contestación,
respectivamente, pues con ello queda fijada la litis. Por lo que,
con posterioridad, no se podrán analizar hechos que se hayan
expuesto antes de que se cierre la litis y el juzgador no podrá
tomar en consideración cuestiones distintas a las que integraron
el juicio natural, ni introducir algún tema distinto dentro del
mismo, ya que, de hacerlo, se rompería el principio de equilibrio
procesal que debe regir entre las partes. Ahora bien, dentro del
juicio de amparo en materia civil rigen diversos principios y,
conforme a ellos, el Juez de amparo no se encuentra facultado para
introducir conceptos de violación, variarlos ni modificarlos, por
lo que la sentencia que en él se dicte no debe comprender más
cuestiones que las propuestas en la demanda de garantías, pues no
le está permitido suplir o ampliar en forma alguna tal demanda,
salvo las excepciones contempladas en el artículo 76 Bis de la Ley
de Amparo pues, de lo contrario, se dejaría en estado de
indefensión al tercero perjudicado, quien no habría tenido la
oportunidad de ser escuchado en relación con dicho tema, ni en el
juicio de origen, ni en el referido procedimiento constitucional."

y) Asimismo, se emitió la tesis aislada 1a. CCLXIV/2012


(10a.), cuyos rubro y texto son: "INTERESES USURARIOS EN EL
PAGARÉ. SUS CONSECUENCIAS.- La usura en materia mercantil se
encuentra sancionada con la nulidad relativa del acto, toda vez
que se trata de una ineficacia de tipo estructural (lesión) que se
da al momento de la celebración del acto jurídico. Sin embargo, en
el caso del pagaré se tienen que distinguir dos circunstancias, a
fin de saber qué acción le compete al afectado por un interés
lesivo. En primer lugar, se advierte que en el caso de que el
pagaré no haya circulado, las acciones que le competen al
perjudicado, a su elección, son la de nulidad relativa o la
reducción equitativa de las prestaciones (cuanti minoris). En
segundo lugar, debe precisarse que en el caso en que el título de
crédito de referencia haya circulado, la acción que le compete al
lesionado es la de daños y perjuicios. Lo anterior, en virtud de
que el sistema que adoptó el legislador federal para sancionar la
convención de intereses usurarios o lesivos fue el objetivo-
subjetivo, que requiere de una desproporción causada por la
explotación de las características subjetivas del lesionado, por
lo que en caso de que el título circule, operará la autonomía y la
abstracción del mismo se habrá maximizado, por lo que la nulidad
de la causa que le da origen al título ya no existirá, en virtud
de que la persona que explotó al suscriptor no será la misma que
la que intenta hacer efectivo el título. En ese caso, para no
perjudicar al tenedor de buena fe del título y no dejar en estado
de indefensión al lesionado, se deben sustituir las acciones de
nulidad y de reducción por la de daños y perjuicios en contra del
que causó la lesión, tal como ocurre en los casos de la
compraventa y permuta mercantiles."

II. Insuficiencia del precedente para resolver el problema


que constituye la materia de la presente contradicción de tesis.
Sobre la base anterior, esta Sala advierte que los criterios
plasmados en la ejecutoria que resolvió la diversa contradicción
de tesis 204/2012, si bien sirven como referente para una
aproximación a la solución del presente asunto, no resultan
suficientes para afirmar que se deba tener por resuelta la
contradicción de criterios que ahora se analiza.

En efecto, si bien es cierto que en aquella ejecutoria esta


Sala delineó diversas directrices jurídicas relacionadas con la
circunstancia de que en el orden jurídico nacional se sanciona la
usura como tipo penal y como ineficacia, esta última bajo la
figura de la lesión. No menos cierto resulta que no se efectuó
pronunciamiento en relación con la inconstitucionalidad, o no, del
artículo 174 de la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito, bajo la perspectiva de su posible vulneración al artículo
1o. de la Constitución Federal, en relación con el artículo 21,
apartado 3, de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Lo
que se estima que constituye razón suficiente para emprender ahora
el análisis respectivo, máxime que involucra la oportunidad de
reexaminar y reencausar los alcances que en materia de derechos
humanos tiene el fenómeno de los intereses usurarios, como se
expondrá más adelante.

III. Interpretación del artículo 21, apartado 3, de la


Convención Americana sobre Derechos Humanos.

La Convención Americana sobre Derechos Humanos, en el


artículo 21 dispone:

"Artículo 21. Derecho a la propiedad privada

"1. Toda persona tiene derecho al uso y goce de sus bienes.


La ley puede subordinar tal uso y goce al interés social.

"2. Ninguna persona puede ser privada de sus bienes, excepto


mediante el pago de indemnización justa, por razones de utilidad
pública o de interés social y en los casos y según las formas
establecidas por la ley.
"3. Tanto la usura como cualquier otra forma de explotación
del hombre por el hombre, deben ser prohibidas por la ley."

Resulta relevante para el caso el apartado tercero, pues, por


un lado, alude a la usura como una forma de explotación del hombre
por el hombre; y, por otro lado, impone el deber de que la ley
prohíba tales conductas.

En relación con el primer dato, se estima importante traer en


cita el sentido conducente, que tienen los términos ‘usura’ y
‘explotación’, para lo cual se acude al Diccionario de la Lengua
Española de la Real Academia Española que, en relación con los
vocablos ‘usura’, ‘explotación’ y ‘explotar’, dice:

"usura.
(Del lat. usûra).

"1. f. Interés que se lleva por el dinero o el género en el


contrato de mutuo o préstamo.

"2. f. Este mismo contrato.

"3. f. Interés excesivo en un préstamo.

"4. f. Ganancia, fruto, utilidad o aumento que se saca de


algo, especialmente cuando es excesivo."

"explotación.
"1. f. Acción y efecto de explotar.

"2. f. Conjunto de elementos dedicados a una industria o


granjería. La compañía ha instalado una magnífica explotación."

"explotar.
(Del fr. exploiter, sacar provecho [de algo]).

"1. tr. Extraer de las minas la riqueza que contienen.

"2. tr. Sacar utilidad de un negocio o industria en provecho


propio.

"3. tr. Utilizar en provecho propio, por lo general de un


modo abusivo, las cualidades o sentimientos de una persona, de un
suceso o de una circunstancia cualquiera."

Tales significados permiten afirmar que la usura se configura


por la existencia de un interés excesivo en un préstamo;
entretanto, la explotación del hombre por el hombre consiste en
que un ser humano o persona jurídica utilice en provecho propio y
de modo abusivo la propiedad de otro ser humano o persona.
En consecuencia, la nota distintiva de la usura como una
forma de explotación del hombre por el hombre, es decir, como
fenómeno contrario al derecho humano de propiedad previsto en la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, consiste en que
ocurra que una persona obtenga en provecho propio y de modo
abusivo sobre la propiedad de otro, un interés excesivo derivado
de un préstamo.

En relación con el segundo dato, es decir, con la imposición


de que la ley debe prohibir la usura, destaca que el empleo del
modo deóntico de prohibición, involucra, necesariamente, el deber
de que la ley no permita la usura.

Para este análisis, resulta conveniente señalar, de manera


breve, que los tres moduladores deónticos autónomos son
"facultativo", "prohibido" y "obligatorio"; los que en términos de
permisión involucran: el modo facultativo implica que están
permitidos tanto la comisión como la omisión de una acción; el
modo prohibido implica que está permitida la omisión de la acción,
pero no está permitida la comisión de la acción; y el modo
obligatorio, que implica que está permitida la comisión, pero no
la omisión.

En esa tesitura, el modo prohibido puede ser reducido a la


expresión de no permiso de la comisión (lo que implica el permiso
de la omisión), o sea, "no permitido que".

Por tanto, resulta que el imperativo constitucional de fuente


internacional derivado de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, relativo a que la ley debe prohibir la usura, consiste en
que la ley no debe permitir la usura como forma de explotación del
hombre por el hombre, o sea, que la ley no debe permitir que una
persona obtenga en provecho propio y de modo abusivo sobre la
propiedad de otro, un interés excesivo derivado de un préstamo.
Deber que también recae en todas las autoridades del país.

IV. Interpretación de la parte conducente del artículo 174 de


la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito. Abandono de
los criterios de tesis 1a./J. 132/2012 y 1a. CCLXIV/2012 (10a.)

El artículo 174 de la Ley General de Títulos y Operaciones de


Crédito dispone lo siguiente:

"Artículo 174. Son aplicables al pagaré, en lo conducente,


los artículos 77, párrafo final, 79, 80, 81, 85, 86, 88, 90, 109
al 116, 126 al 132, 139, 140, 142, 143, párrafos segundo, tercero
y cuarto, 144, párrafos segundo y tercero, 148, 149, 150,
fracciones II y III, 151 al 162, y 164 al 169.

"Para los efectos del artículo 152, el importe del pagaré


comprenderá los réditos caídos; el descuento del pagaré no vencido
se calculará al tipo de interés pactado en éste, o en su defecto
al tipo legal; y los intereses moratorios se computarán al tipo
estipulado para ellos; a falta de esa estipulación, al tipo de
rédito fijado en el documento, y en defecto de ambos, al tipo
legal.

"El suscriptor del pagaré se considerará como aceptante para


todos los efectos de las disposiciones enumeradas antes, salvo el
caso de los artículos 168 y 169, en que se equiparará al girador."

Resulta de especial interés, que el segundo párrafo contiene


normas que regulan la manera en la que opera el rédito o interés
en los pagarés, desprendiéndose que el legislador previó que en el
pagaré el rédito y los intereses que deban cubrirse se pactan por
las partes, y sólo ante la falta de tal pacto, opera el tipo
legal.

En este orden de ideas, constituye un componente normativo


relevante para el caso, la aparente permisión que se da a las
partes que intervienen en la emisión de un pagaré para fijar
libremente y de manera ilimitada el rédito o interés en el título.

Ahora bien, sobre el tópico, esta Primera Sala ya se


pronunció en diversa ejecutoria, en el sentido de que el pacto de
intereses en un pagaré mercantil, puede ser examinado y sancionado
en cuanto a su ineficacia bajo la figura de la lesión civil y a
través de la nulidad relativa o de la reducción equitativa de las
prestaciones, dado que opera, en tal caso, la supletoriedad de la
legislación civil federal respecto de la normatividad mercantil
aplicable, argumentos que ya fueron reseñados en las páginas
precedentes.

Sin embargo, una nueva reflexión sobre el tema, conduce a


esta Sala a cuestionar, si es que la interpretación sistemática
del artículo 174 de la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito, en relación con los diversos artículos 2o. y 81 del
Código de Comercio y 17 del Código Civil Federal, resulta apta
para tener por satisfecho el imperativo constitucional derivado
del contenido en el artículo 21, apartado 3, de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, en cuanto a que el artículo 174
de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, no debe
permitir que una persona obtenga en provecho propio y de modo
abusivo sobre la propiedad de otro, un interés excesivo derivado
de un préstamo.

Es decir, si con el hecho de que el pacto de intereses en un


pagaré mercantil acordado por las partes, en términos del artículo
174 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, pueda
ser examinado y sancionado a petición de parte interesada en
cuanto a su ineficacia bajo la figura de la lesión civil y a
través de la nulidad relativa o de la reducción equitativa de las
prestaciones; entonces, ¿esa mecánica resulta suficiente para
resguardar el imperativo constitucional y convencional que prohíbe
la usura y cualquier otra forma de explotación del hombre por el
hombre?

Para responder esa pregunta, deben tomarse en cuenta las


consideraciones vertidas por esta Sala, al resolver la diversa
contradicción de tesis 204/2012, en relación con la forma de
analizar los intereses lesivos en materia mercantil.

Por un lado, destaca que, en relación con el análisis de la


lesión en el pacto de intereses en un pagaré, se arribó a la
conclusión de que no es posible analizar de oficio la existencia
de lesión en el pacto de intereses, con base en que: 1. La lesión
en nuestro país precisa de dos requisitos, uno subjetivo y el otro
objetivo, los que deben probarse, por lo que la sola circunstancia
de que en el texto del título aparezca un interés que a juicio del
juzgador resulte desproporcionado, no resulta suficiente para que
de oficio se reduzca el referido interés o se anule, ya que se le
privaría de la oportunidad de defensa a la persona que trata de
cobrar un pagaré con interés posiblemente lesivo; 2. El precepto
legal que prevé la lesión señala expresamente que el afectado
puede optar por la nulidad, la reducción equitativa o por no
ejercer acción alguna, además de que las acciones otorgadas
prescriben en un año; 3. Analizar de oficio, si un interés pactado
en un pagaré resulta lesivo sería tanto como ejercitar una acción
que el perjudicado no quiso hacer valer; 4. La vía idónea para
cobrar un pagaré es la ejecutiva mercantil, en la que rigen los
principios de litis cerrada y equilibrio procesal; y, 5. Que el
simple monto del interés no resulta suficiente para que se
actualice la lesión, sino que se requieren otros requisitos que
sólo pueden ser probados en juicio, y los referidos elementos
probatorios únicamente los pueden aportar las partes, que son las
que conocieron de primera mano las circunstancias en que se
suscribió el pagaré.

Ello condujo a esta Sala a afirmar que, el análisis de los


intereses lesivos debe hacerse a petición de parte.

Por otro lado, como consecuencia de lo anterior, esta Sala


advierte que, si la controversia relacionada con la lesión en el
pacto de intereses de un pagaré no es planteada oportunamente por
la parte interesada, o si habiendo sido planteada oportunamente,
no se logra acreditar en el juicio acorde con los extremos y
exigencias procesales y sustantivas propias de la lesión, el
efecto jurídico consistirá en que subsista en sus términos el
pacto de intereses acordado entre las partes con base en el
contenido de permisión que deriva del artículo 174 de la Ley
General de Títulos y Operaciones de Crédito, aun cuando de las
circunstancias particulares del caso, el juzgador advierta datos
reveladores de que el actor está obteniendo en provecho propio y
de modo abusivo sobre la propiedad del demandado, un interés
excesivo derivado de un préstamo.
Es decir, si bien es cierto que la interpretación sistemática
del artículo 174 de la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito, en relación con los diversos artículos 2o. y 81 del
Código de Comercio y 17 del Código Civil Federal, permite afirmar
que tal pacto de intereses no debe considerarse inatacable o
inmodificable, sobre la base de que la parte afectada puede
oponerse y privar de eficacia u obtener una reducción en las
prestaciones derivadas del pacto de intereses fijados en el
pagaré.

También es cierto que tal interpretación no satisface el


imperativo constitucional contenido en el artículo 21, apartado 3,
de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en cuanto a que
el artículo 174 de la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito, no debe permitir que una persona obtenga en provecho
propio y de modo abusivo sobre la propiedad de otro, un interés
excesivo derivado de un préstamo. Pues, se reitera, si la
controversia relacionada con la lesión en el pacto de intereses de
un pagaré no es planteada oportunamente por la parte interesada, o
si habiendo sido planteada oportunamente, no se logra acreditar en
el juicio acorde con los extremos y exigencias propias de la
lesión, el efecto jurídico consistirá en que subsista en sus
términos el pacto de intereses acordado entre las partes con base
en el contenido de permisión que deriva del artículo 174 de la Ley
General de Títulos y Operaciones de Crédito, aun cuando de las
circunstancias particulares del caso, el juzgador advierta datos
suficientes para adquirir convicción de que el actor está
obteniendo en provecho propio y de modo abusivo sobre la propiedad
del demandado, un interés excesivo derivado de un préstamo.

Sobre esa base, y con motivo de la reflexión precedente, esta


Sala estima necesario apartarse del criterio contenido en la tesis
de jurisprudencia 1a./J. 132/2012 (10a.), así como de la tesis
aislada 1a. CCLXIV/2012 (10a.), que derivaron de la ejecutoria que
resolvió la diversa contradicción de tesis 204/2012, en virtud de
que en su elaboración se equiparó al interés usurario con el
interés lesivo, lo que provocó que se estimara que los obstáculos
procesales y sustantivos que rigen para hacer valer la lesión como
vicio del consentimiento, se aplicaran también para que pudiera
operar la Norma Constitucional derivada de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, consistente en que la ley debe prohibir la
usura como forma de explotación del hombre por el hombre; cuando
esta última se encuentra inmersa en la gama de derechos humanos
respecto de los cuales el artículo 1o. constitucional ordena que
todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen la
obligación de promover, respetar, proteger y garantizar.

Dicho en otras palabras, al haberse equiparado el interés


usurario con el interés lesivo, no se advirtió que, en
consecuencia, se sujetó la protección del derecho humano de
propiedad (en la modalidad de que la ley debe prohibir la usura
como forma de explotación del hombre por el hombre), a la carga
procesal de hacer valer esa circunstancia durante la tramitación
del juicio, cuando, acorde con el contenido conducente del
artículo 1o. constitucional, todas las autoridades, en el ámbito
de sus competencias, tienen la obligación de promover, respetar,
proteger y garantizar los derechos humanos, sin que para ello sea
necesario que las partes lo hagan valer oportunamente en el juicio
respectivo.

Además, con tal equiparación, se adopta la idea de que el


fenómeno usurario en la emisión de un pagaré se circunscribe al
caso de la existencia de un pacto lesivo de intereses; cuando la
apreciación jurídica del fenómeno a la luz de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, tiene un alcance más amplio,
pues comprende cualquier caso en el que una persona obtenga en
provecho propio y de modo abusivo sobre la propiedad de otro, un
interés excesivo derivado de un préstamo.

Lo anterior, atendiendo a que el tribunal Pleno de esta


Suprema Corte de Justicia de la Nación ha sostenido la existencia
del control de convencionalidad ex officio, señalando que, acorde
con la última parte del artículo 133, en relación con el artículo
1o. constitucionales, los Jueces están obligados a preferir los
derechos humanos contenidos en la Constitución y en los tratados
internacionales, aun a pesar de las disposiciones en contrario que
se encuentren en cualquier norma inferior. Lo que significa, en
términos llanos, que cuando los Jueces adviertan normas
integrantes del sistema jurídico que consideren contrarias a los
derechos humanos contenidos en la Constitución y en los tratados,
están obligados a dejar de aplicar las normas inferiores, dando
preferencia a las contenidas en la Constitución y en los tratados
en la materia.

Ilustra lo anterior, la tesis P. LXVII/2011 (9a.), Décima


época, sustentada por el Tribunal Pleno de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, publicada en el Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Libro III, Tomo 1, diciembre de 2011,
página 535, cuyos texto y rubro dicen:

"CONTROL DE CONVENCIONALIDAD EX OFFICIO EN UN MODELO DE


CONTROL DIFUSO DE CONSTITUCIONALIDAD.- De conformidad con lo
previsto en el artículo 1o. de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, todas las autoridades del país, dentro
del ámbito de sus competencias, se encuentran obligadas a velar no
sólo por los derechos humanos contenidos en la Constitución
Federal, sino también por aquellos contenidos en los instrumentos
internacionales celebrados por el Estado Mexicano, adoptando la
interpretación más favorable al derecho humano de que se trate, lo
que se conoce en la doctrina como principio pro persona. Estos
mandatos contenidos en el artículo 1o. constitucional, reformado
mediante Decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación
de 10 de junio de 2011, deben interpretarse junto con lo
establecido por el diverso 133 para determinar el marco dentro del
que debe realizarse el control de convencionalidad ex officio en
materia de derechos humanos a cargo del Poder Judicial, el que
deberá adecuarse al modelo de control de constitucionalidad
existente en nuestro país. Es en la función jurisdiccional, como
está indicado en la última parte del artículo 133 en relación con
el artículo 1o. constitucionales, en donde los Jueces están
obligados a preferir los derechos humanos contenidos en la
Constitución y en los tratados internacionales, aun a pesar de las
disposiciones en contrario que se encuentren en cualquier norma
inferior. Si bien los Jueces no pueden hacer una declaración
general sobre la invalidez o expulsar del orden jurídico las
normas que consideren contrarias a los derechos humanos contenidos
en la Constitución y en los tratados (como sí sucede en las vías
de control directas establecidas expresamente en los artículos
103, 105 y 107 de la Constitución), sí están obligados a dejar de
aplicar las normas inferiores dando preferencia a las contenidas
en la Constitución y en los tratados en la materia."

En tal virtud, sin desconocer la estructura procesal y


sustantiva del sistema que rige en materia de intereses lesivos en
materia mercantil, en particular los pactados en un pagaré,
sistema que de manera detallada y correcta fue desarrollado en la
ejecutoria de la contradicción de tesis 204/2012; y sin desconocer
tampoco que a través de tal sistema, en caso de prosperar la
impugnación del interés lesivo, se pudiera obtener como resultado
en el juicio correspondiente la fijación de un rédito o interés
que tienda a excluir que el actor obtenga en provecho propio y de
modo abusivo sobre la propiedad del demandado, un interés excesivo
derivado de un préstamo. Se estima necesario abandonar algunas de
las premisas formuladas en la jurisprudencia 1a./J. 132/2012.

El motivo esencial del abandono del criterio consiste en que


con independencia de que exista un planteamiento, o no, así como
de que prospere, o no, en el juicio la controversia suscitada
respecto de intereses lesivos pactados en un pagaré; las
autoridades judiciales, en el ámbito de sus competencias, tienen
la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los
derechos humanos, en el caso, el derecho humano a la propiedad en
la modalidad de prohibición de la usura como forma de explotación
del hombre por el hombre, lo que les faculta a efectuar el control
de convencionalidad ex officio, aun ante la falta de petición de
parte sobre el tópico, lo que significa que cuando se adviertan
indicios de un interés desproporcionado y excesivo se debe
analizar de oficio la posible configuración de la usura, aun ante
la desestimación del planteamiento litigioso correspondiente a la
lesión.

Esto, en el entendido de que, para acoger la pretensión de


reducción de intereses fundada en la lesión, el deudor sí requiere
que se acrediten los dos elementos que la integran (objetivo y
subjetivo); entre tanto, respecto de la usura, puede ser analizada
por el juzgador –aun de oficio– a partir de un criterio objetivo,
sin perjuicio de atender a otros elementos si los advierte en las
constancias de autos.

Con base en las consideraciones precedentes, queda de


manifiesto la necesidad de reexaminar la interpretación del
artículo 174 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito
para determinar, si de su contenido normativo conducente se
desprende la permisión, o no, del pacto de intereses usurarios, y
si el juzgador está facultado para aplicar esa norma bajo una
interpretación específica, con independencia de la conducta
procesal que adopten las partes respecto de la eventual existencia
de intereses lesivos.

V. Interpretación conforme de la parte conducente del


artículo 174 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito

Esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la


Nación estima que el artículo 174 de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, no es inconstitucional, en la parte
conducente del segundo párrafo, en cuanto regula que en el pagaré
el rédito y los intereses que deban cubrirse se pactarán por las
partes, y sólo ante la falta de tal pacto, operará el tipo legal;
pero ello sobre la base de que tal permisión no es de carácter
ilimitado, sino que tiene como límite que una parte no obtenga en
provecho propio y de modo abusivo sobre la propiedad de otro, un
interés excesivo derivado de un préstamo; esto último con base en
el contenido del artículo 21, apartado 3, de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos.

La anterior determinación encuentra sustento en dos premisas


fundamentales: I. El contenido conducente del artículo 174
indicado permite cuando menos tres interpretaciones jurídicas, de
entre las cuales debe preferirse la que sea acorde con la
Constitución. II. La adecuación constitucional del precepto legal
indicado, no sólo permite que los gobernados conserven la facultad
de fijar convencionalmente los réditos e intereses no usurarios al
suscribir pagarés, sino que, además, confiere al juzgador la
facultad para que, al ocuparse de analizar la litis sobre el
reclamo de intereses pactados en un pagaré, y al determinar la
condena conducente (en su caso), aplique de oficio el artículo 174
indicado acorde con un contenido constitucionalmente válido y a la
luz de las condiciones particulares y elementos de convicción con
que se cuente en cada caso, a fin de que el aludido precepto 174,
en ningún asunto sirva de fundamento para dictar una condena al
pago de intereses mediante la cual una parte obtenga en provecho
propio y de modo abusivo sobre la propiedad de su contrario, un
interés excesivo derivado de un préstamo que configure usura.

I. Como ya se dejó ver en las páginas precedentes, el


contenido conducente del segundo párrafo del artículo 174 de la
Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, puede ser
interpretado, cuando menos, en los siguientes tres sentidos:
a) Que contiene la permisión a las partes que intervienen en
la emisión de un pagaré para fijar libremente y de manera
ilimitada el rédito o interés en el título.

b) Que la interpretación sistemática de tal precepto arroja


que el pacto de intereses en un pagaré mercantil, aunque puede
fijarse libremente por las partes, también puede ser examinado y
sancionado en cuanto a su ineficacia bajo la figura de la lesión
civil y a través de la nulidad relativa o de la reducción
equitativa de las prestaciones y, excepcionalmente, como detonante
de la acción de indemnización por daños y perjuicios.

c) Que en el pagaré el rédito y los intereses que deban


cubrirse se pactarán por las partes, y sólo ante la falta de tal
pacto, operará el tipo legal; pero sobre la base de que tal
permisión no es de carácter ilimitado, sino que tiene como límite
que una parte no obtenga en provecho propio y de modo abusivo
sobre la propiedad de otro, un interés excesivo derivado de un
préstamo.

Ahora bien, del contenido del artículo 1o. constitucional,


así como de lo dispuesto en el artículo 21, apartado 3, de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos; se aprecia que
constituye una vertiente del derecho humano de propiedad la
prohibición de la usura, entendida como una forma de explotación
del hombre por el hombre, por lo que resulta constitucionalmente
obligatorio que la ley prohíba (no permita) que una persona
obtenga en provecho propio y de modo abusivo sobre la propiedad de
otro, un interés excesivo derivado de un préstamo.

Así las cosas, resulta que las dos primeras formas de


interpretación señaladas se oponen al imperativo constitucional
que ordena que la ley prohíba (no permita) la usura, pues, por un
lado, estimar que el artículo 174 que se analiza contiene la
permisión a las partes que intervienen en la emisión de un pagaré
para fijar libremente y de manera ilimitada el rédito o interés en
el título, implica que tal precepto permitiría el libre pacto de
intereses, incluso siendo usurarios.

Por otro lado, considerar que la interpretación sistemática


de tal precepto consiste en que el pacto de intereses en un pagaré
mercantil, puede ser examinado y sancionado en cuanto a su
ineficacia únicamente bajo la figura de la lesión civil y a través
de la nulidad relativa o de la reducción equitativa de las
prestaciones y, excepcionalmente, como detonante de la acción de
indemnización por daños y perjuicios. Si bien permitiría afirmar
que tal pacto de intereses no debe considerarse inatacable o
inmodificable, sobre la base de que la parte afectada puede
oponerse y privar de eficacia u obtener una reducción en las
prestaciones derivadas del pacto de intereses acordados en el
pagaré; tal interpretación, al hacer depender la inaplicación de
un interés usurario de las cargas procesales que pesan sobre el
enjuiciado, permite que en el caso de insatisfacción de tales
cargas, subsista en sus términos un eventual pacto de intereses
usurarios acordado entre las partes, con base en el contenido de
permisión que deriva del artículo 174 de la Ley General de Títulos
y Operaciones de Crédito, aun cuando de las circunstancias
particulares del caso, el juzgador advierta datos suficientes para
adquirir convicción de que el actor está obteniendo en provecho
propio y de modo abusivo sobre la propiedad del demandado, un
interés excesivo derivado de un préstamo.

En tal virtud, sólo la tercera forma de interpretar el


precepto permite afirmar que se cumple con la exigencia
constitucional de prohibir (no permitir) que una persona obtenga
en provecho propio y de modo abusivo sobre la propiedad de otro,
un interés excesivo derivado de un préstamo. Pues mediante tal
modo de interpretación, si bien se admite que en el pagaré el
rédito y los intereses que deban cubrirse se pactarán por las
partes, y sólo ante la falta de tal pacto, operará el tipo legal;
ello ocurre sobre la base de que tal permisión no es de carácter
ilimitado, sino que tiene como límite que una parte no obtenga en
provecho propio y de modo abusivo sobre la propiedad de otro, un
interés excesivo derivado de un préstamo.

En tales condiciones, una vez expuesto que entre los tres


posibles modos de interpretación del artículo 174 de la Ley
General de Títulos y Operaciones de Crédito, sólo el modo referido
en tercer término resulta compatible con la Constitución y con el
artículo 21, apartado 3, de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos. Cabe añadir que, ante tal disyuntiva, debe elegirse la
interpretación mediante la cual se preserve la constitucionalidad
de la norma impugnada, a fin de garantizar la supremacía
constitucional y, simultáneamente, permitir una adecuada y
constante aplicación del orden jurídico.

Es aplicable para el caso, en lo conducente, la tesis de


jurisprudencia 2a./J. 176/2010, sustentada por la Segunda Sala de
la Suprema Corte de Justicia de la Nación, cuyo criterio
sustancial es compartido por esta Sala, cuyos rubro y texto son:

"PRINCIPIO DE INTERPRETACIÓN DE LA LEY CONFORME A LA


CONSTITUCIÓN.- La aplicación del principio de interpretación de
la ley conforme a la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos exige del órgano jurisdiccional optar por aquella de la
que derive un resultado acorde al Texto Supremo, en caso de que la
norma secundaria sea oscura y admita dos o más entendimientos
posibles. Así, el Juez constitucional, en el despliegue y
ejercicio del control judicial de la ley, debe elegir, de ser
posible, aquella interpretación mediante la cual sea factible
preservar la constitucionalidad de la norma impugnada, a fin de
garantizar la supremacía constitucional y, simultáneamente,
permitir una adecuada y constante aplicación del orden jurídico."
Lo anterior sobre la base que, el Tribunal Pleno de esta
Suprema Corte ya definió que las normas constitucionales y las
normas de derechos humanos de fuente internacional de los que el
Estado Mexicano sea parte, se encuentran en un mismo nivel de
jerarquía y comparten la calidad de ser parámetros para el control
de la regularidad constitucional de la ley.

Máxime que, por un lado, esta Sala ha sostenido en


precedentes, que el criterio interpretativo conforme a la
Constitución es aplicable al resolver una contradicción de tesis,
así como en relación con el respeto de derechos humanos. Y, por
otro lado, porque el Tribunal Pleno de esta Suprema Corte de
Justicia de la Nación ha sostenido que la interpretación conforme
de la ley es aplicable incluso para efectuar el control de
constitucionalidad y convencionalidad ex officio en materia de
derechos humanos, lo que se estima aplicable por analogía de
razón.

II. De manera paralela, esta Sala advierte la conveniencia de


efectuar la interpretación conforme del artículo 174 de la Ley
General de Títulos y Operaciones de Crédito, en los términos
apuntados, porque mediante tal precisión normativa se permite a
quienes suscriben un pagaré, contar con las facultades para fijar
de manera convencional el monto de los réditos e intereses del
título que no sean usurarios, sobre la base de que en las
operaciones mercantiles la fijación de ese elemento constituye un
componente importante y, en ocasiones, determinante para celebrar
un acto jurídico: la posibilidad de estipular un rendimiento por
el transcurso del tiempo acordado para el pago del título, así
como un interés de tipo sancionatorio para el caso de que no se
entregue la cantidad prometida en la fecha de vencimiento del
pagaré (mora).

Pero además, porque incorporar al sentido normativo


conducente del artículo 174, la precisión de que la permisión para
que el rédito y los intereses que deban cubrirse en el pagaré se
pacte por las partes, no debe entenderse como ilimitada, sino que
tiene como límite que una parte no obtenga en provecho propio y de
modo abusivo sobre la propiedad de otro, un interés excesivo.

Corresponde con una tendencia que prevalece en la mayoría de


los países de América Latina y en algunos más de otras latitudes.
Ciertamente, el fenómeno usurario ha dado lugar a que en los
sistemas jurídicos de algunos países se adopten límites al pacto
de intereses entre particulares, limitación que se fija a partir
de dos criterios: el objetivo y el subjetivo.

El criterio objetivo parte de un límite fijo, aplicable a la


generalidad de los casos, éste, a su vez, puede ser absoluto,
cuando en la norma se establece un margen concreto, una tasa
determinada (por ejemplo, que se considere usura el interés
pactado al cuarenta por ciento anual) o puede ser relativo, cuando
dicho límite está sujeto a un concepto dinámico, en el que juegan
un papel relevante las condiciones existentes en el mercado, las
tasas del sistema financiero, etcétera (por ejemplo, que el
parámetro para afirmar la existencia de usura a partir de la tasa
del costo anual total: CAT o la tasa máxima fijado por los bancos
en créditos personales).

Así, en el contexto internacional, es común advertir un


umbral objetivo para evitar la usura en el pacto de intereses;
verbigracia, en los Estados miembros de la Unión Europea, el 40%
establece el límite de interés a partir del promedio de las tasas
del mercado; mientras que en los países de América Latina hay
variación en la previsión de la tasa máxima de interés.

El criterio subjetivo, por su parte, involucra conceptos


sujetos a interpretación, permite al juzgador un ejercicio más
libre de su arbitrio judicial, a partir de las circunstancias de
cada asunto en particular, sin dejar de advertir los factores
externos, las circunstancias económicas que pueden influir en la
resolución del caso.

En ese sentido, adoptar el criterio subjetivo permite colocar


en sede judicial y a la luz de las circunstancias particulares de
cada caso concreto, así como de las constancias correspondientes
que obren en actuaciones de cada expediente, la determinación de
oficio sobre, si con el pacto de intereses fijado en el título
ocurre, o no, que una parte obtenga en provecho propio y de modo
abusivo sobre la propiedad de otro, un interés excesivo; lo que
atomiza el sentido del criterio a fin de que sea el contexto de
cada caso particular el que sirva de base para que el juzgador
adopte la decisión concreta correspondiente sobre la calidad de
usuraria, o no, de la tasa de interés pactada.

En efecto, tomando en consideración que constituye máxima de


la experiencia que los motivos, fines, condiciones, plazos,
montos, causas, suscripción del documento como adhesión, etcétera,
que dan contexto a la suscripción y vida del pagaré; así como las
necesidades, urgencia, vulnerabilidad, posición económica o
social, calidad de instituciones del sistema financiero o de
sociedades o comerciantes, etcétera, de los sujetos que
intervienen en la suscripción del pagaré, son de infinita
variedad. Debe admitirse que no sería asequible proponer un
criterio abstracto que pretendiera abarcar todas las posibles
combinaciones de factores que deben converger para producir como
efecto que una parte obtenga en provecho propio y de modo abusivo
sobre la propiedad de otro, un interés excesivo derivado de un
préstamo.

De ahí la relevancia de dejar establecido, como parte del


alcance normativo del artículo 174 de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, que los intereses libremente fijados en un
pagaré, legalmente no pueden provocar que una parte obtenga en
provecho propio y de modo abusivo sobre la propiedad de otro, un
interés excesivo derivado de un préstamo, por lo que el Juez que
conozca de cada caso debe preservar de oficio que no ocurra el
fenómeno usurario.

Es decir, que tal precepto, aunque permite que las partes que
suscriben un pagaré fijen los intereses libremente, la exigencia
constitucional y convencional en materia de derechos humanos
prohíbe que, con ello, una parte obtenga en provecho propio y de
modo abusivo sobre la propiedad de otro, un interés excesivo
derivado de un préstamo.

De tal modo, resulta que corresponderá al juzgador que


conozca la litis relacionada con el reclamo del pago de los
intereses pactados en el pagaré, la atribución de acoger de oficio
para la condena la tasa pactada, pero sólo si mediante su
aplicación, y acorde con las circunstancias particulares y propias
del caso concreto controvertido y de los elementos que obren en
autos, no provoque que una parte obtenga en provecho propio y de
modo abusivo sobre la propiedad de otro, un interés excesivo
derivado de un préstamo.

Así las cosas, para el caso de que, acorde con las


condiciones particulares del caso, el operador jurídico aprecie de
las constancias que obran en autos, elementos suficientes para
generar convicción judicial de que el interés pactado por las
partes en el pagaré fuere notoriamente excesivo y usurario, de
oficio deberá analizar si en ese preciso asunto se verifica el
fenómeno usurario, pues, de ser así, la condena respectiva no
podría hacerse sobre el interés pactado (con fundamento en el
artículo 174, en los términos que se ha interpretado), sino sólo
en cuanto la tasa de interés reducida (también de oficio), no
resulte notoriamente excesiva, mediante la apreciación razonada,
fundada y motivada del juzgador y con base en las circunstancias
particulares del caso y en las constancias de actuaciones que
válidamente tenga a la vista al momento de resolver.

Cabe precisar que lo notoriamente excesivo, se refiere a que


con la sola apreciación de las constancias de autos que se tienen
a la vista, se genera convicción en el juzgador sobre lo excesivo
y usurario del pagaré, sin necesidad de recabar mayores elementos
de prueba, pues, se reitera, en caso de que con las pruebas y
circunstancias que ya obran válidamente en autos, no exista
convicción en el juzgador sobre lo notorio del carácter usurario
del pacto de intereses, debe entonces prevalecer el acuerdo de las
partes.

En ese sentido, el juzgador puede advertir de oficio de las


constancias de actuaciones que integran el expediente, elementos
suficientes para adquirir convicción de que el pacto de intereses
resulta notoriamente usurario, es decir, que mediante tal pacto de
intereses una parte estaría obteniendo en provecho propio y de
modo abusivo sobre la propiedad de la otra, un interés excesivo
derivado de un préstamo.

Pero de no advertir tales elementos y, por ende, de no


existir la convicción en el juzgador respecto de lo notoriamente
excesivo de los intereses, o dicho de otro modo, para el caso que
resultare ajeno, dudoso, incierto o que no sea notorio el carácter
usurario del pacto respectivo, no existiría motivo alguno que
justificara dejar de aplicar la tasa convenida por las partes en
términos del artículo 174 de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito.

Ahora bien, en relación con la anterior labor que debe llevar


a cabo de oficio el juzgador que conozca del juicio mercantil
respectivo, conviene señalar los siguientes parámetros guía para
evaluar objetivamente el carácter notoriamente excesivo de una
tasa de interés, si es que de las constancias de actuaciones se
aprecian los elementos de convicción respectivos:

a) El tipo de relación existente entre las partes.

b) Calidad de los sujetos que intervienen en la suscripción


del pagaré y si es que la actividad del acreedor se encuentra
regulada.

c) Destino o finalidad del crédito.

d) Monto del crédito.

e) Plazo del crédito.

f) Existencia de garantías para el pago del crédito.

g) Tasas de interés de las instituciones bancarias para


operaciones similares a la que se analizan, cuya apreciación
únicamente constituye un parámetro de referencia.

h) La variación del índice inflacionario nacional durante la


vida real del adeudo.

i) Las condiciones del mercado.

j) Otras cuestiones que generen convicción en el juzgador.

Lo anterior, sobre la base de que tales circunstancias pueden


ser apreciadas por el juzgador (si es que de las constancias de
actuaciones obra válidamente prueba de ellos) para aumentar o
disminuir lo estricto de la calificación de una tasa como
notoriamente excesiva. Análisis que, además, se debe complementar
con la evaluación del elemento subjetivo, es decir, calificar de
manera más estricta el carácter excesivo de la tasa pactada, si es
que existen respecto de la persona del deudor alguna situación de
vulnerabilidad o desventaja en relación con la persona del
acreedor; o bien, apreciar de manera menos estricta lo excesivo de
la tasa pactada, si es que no existe respecto del deudor dato
alguno sobre vulnerabilidad o desventaja en relación con la
persona del acreedor.

Cabe agregar que, tal ejercicio judicial de oficio, no debe


considerarse violatorio de la garantía de audiencia de la parte
acreedora en el juicio respectivo, pues, por un lado, la
aplicación de la ley, en su sentido acorde con la Constitución al
emitir una sentencia, no depende de la labor procesal de las
partes, sino del resultado del proceso que deja un expediente en
estado de resolución, dado que es entonces cuando el juzgador debe
tomar una decisión sobre lo que ya fue expuesto por las partes. De
tal suerte, que la eventual decisión de oficio sobre el carácter
usurario del interés pactado en un pagaré que ha sido llevado a
juicio, sólo deriva de los mismos elementos que las partes
aportaron al juicio en ejercicio de la garantía de audiencia que
permea en todo el proceso respectivo.

Por último, conviene precisar cuatro cosas:

1. Los tipos penales de usura que se encuentran previstos en


los Códigos Penales de las diferentes entidades federativas, no
tienen ninguna relación con los juicios mercantiles en los que se
analice lo excesivo de los intereses pactados en un pagaré, dado
que la usura como delito, es de naturaleza penal, por lo que sus
características y régimen legal y constitucional son diferentes de
los que rigen en la materia mercantil.

2. Acorde con el criterio descrito en las páginas


precedentes, no debe entenderse que ante un pacto de interés
usurario en un pagaré, pueda absolverse del pago de intereses al
obligado, ni que necesariamente deba reducirse la tasa pactada
hasta el monto del interés legal. Sino que la decisión del
juzgador sobre las circunstancias particulares que en el caso
sirvieron para tener por evidenciado el carácter usurario del
interés pactado, deben constituir el parámetro respectivo para que
ese juzgador, de manera prudencial, razonada, fundada y motivada,
reduzca la tasa hasta un importe que permita evitar el fenómeno
usurario detectado en el caso concreto que resuelve.

3. La existencia de esta facultad del juzgador para apreciar


de oficio la existencia, o no, de intereses usurarios al momento
de resolver y aplicar al caso concreto el contenido constitucional
del artículo 174 de la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito, acorde con lo expuesto en las páginas precedentes. No
impide de manera alguna que durante la tramitación del juicio se
plantee y se tramite, a petición de parte interesada, la
controversia respecto de la existencia de intereses lesivos, en
los términos que prevén los artículos 2o. y 8o. del Código de
Comercio, así como el artículo 17 del Código Civil Federal, pues
esta última cuestión es de análisis previo y, si bien el resultado
de la misma pudiera incidir en la decisión que tome el juzgador al
imponer la condena al pago de intereses, lo definitivo es que su
tramitación, o no, así como lo fundado, o no, de la misma, no
inhibe la facultad del juzgador para apreciar de oficio la
existencia, o no, de intereses usurarios al momento de resolver y
aplicar al caso concreto el contenido (constitucionalmente válido)
del artículo 174 de la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito, acorde con lo expuesto en las páginas precedentes.

4. No pasa inadvertido para esta Sala, que el ejercicio


judicial sobre la detección de oficio del carácter usurario, o no,
de la tasa de interés en un pagaré acorde con las circunstancias
de un caso concreto, constituye una tarea compleja y
extraordinaria que, en los primeros intentos, puede parecer
inasequible y carente de referente, máxime que los pagarés son
cobrados en la vía ejecutiva mercantil cuya litis es
particularmente reducida. Sin embargo, ello debe apreciarse desde
la perspectiva de que, por un lado, la regla general es que las
tasas libremente pactadas por las partes no son usurarias; y, por
otro lado, que la excepcional apreciación de oficio de las tasas
usurarias, constituye una facultad cuyo desarrollo se debe nutrir
de los precedentes judiciales, dado que es a través de la solución
de casos concretos que se podrá desarrollar, consistentemente, un
referente para la detección de oficio de las condiciones,
circunstancias y factores que conduzcan a la convicción de que una
tasa de interés es usuraria.

Además, si bien en abstracto parece muy complicado determinar


cuándo un interés es usurario, en los asuntos concretos, tal
situación puede resultar evidente, pues es sólo en los casos en
los que de las constancias que ya obran válidamente en autos y
acorde con las circunstancias particulares del asunto, sea
evidente y notorio el exceso de la tasa de interés pactada, es
cuando el Juez puede actuar oficiosamente y desplazar la libertad
contractual para reducir prudencialmente la tasa de interés
usuraria.

VI. Criterios que prevalecen

En las relatadas condiciones, esta Primera Sala de la Suprema


Corte de Justicia de la Nación considera que deben prevalecer, con
carácter de jurisprudencia, los criterios que se contienen en las
siguientes tesis:

1. PAGARÉ. EL ARTÍCULO 174, PÁRRAFO SEGUNDO, DE LA LEY


GENERAL DE TÍTULOS Y OPERACIONES DE CRÉDITO, PERMITE A LAS PARTES
LA LIBRE CONVENCIÓN DE INTERESES CON LA LIMITANTE DE QUE LOS
MISMOS NO SEAN USURARIOS. INTERPRETACIÓN CONFORME CON LA
CONSTITUCIÓN [ABANDONO DE LA JURISPRUDENCIA 1a./J. 132/2012 (10a.)
Y DE LA TESIS AISLADA 1a. CCLXIV/2012 (10a.)]. Una nueva reflexión
sobre el tema del interés usurario en la suscripción de un pagaré,
conduce a esta Sala a apartarse de los criterios sostenidos en las
tesis 1a./J. 132/2012 (10a.), así como 1a. CCLXIV/2012 (10a.), en
virtud de que en su elaboración se equiparó el interés usurario
con el interés lesivo, lo que provocó que se estimara que los
requisitos procesales y sustantivos que rigen para hacer valer la
lesión como vicio del consentimiento, se aplicaran también para
que pudiera operar la norma constitucional consistente en que la
ley debe prohibir la usura como forma de explotación del hombre
por el hombre; cuando esta última se encuentra inmersa en la gama
de derechos humanos respecto de los cuales el artículo 1o.
constitucional ordena que todas las autoridades, en el ámbito de
sus competencias, tienen la obligación de promover, respetar,
proteger y garantizar. Así, resulta que el artículo 21, apartado
3, de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, prevé la
usura como una forma de explotación del hombre por el hombre, como
fenómeno contrario al derecho humano de propiedad, lo que se
considera que ocurre cuando una persona obtiene en provecho propio
y de modo abusivo sobre la propiedad de otra, un interés excesivo
derivado de un préstamo; pero además, dispone que la ley debe
prohibir la usura. Por lo anterior, esta Primera Sala estima que
el artículo 174, párrafo segundo, de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, que prevé que en el pagaré el rédito y los
intereses que deban cubrirse se pactaran por las partes, y sólo
ante la falta de tal pacto, operará el tipo legal, permite una
interpretación conforme con la Constitución General y, por ende,
ese contenido normativo debe interpretarse en el sentido de que la
permisión de acordar intereses tiene como límite que una parte no
obtenga en provecho propio y de modo abusivo sobre la propiedad de
la otra, un interés excesivo derivado de un préstamo; destacando
que la adecuación constitucional del precepto legal indicado, no
sólo permite que los gobernados conserven la facultad de fijar los
réditos e intereses que no sean usurarios al suscribir pagarés,
sino que además, confiere al juzgador la facultad para que, al
ocuparse de analizar la litis sobre el reclamo de intereses
pactados en un pagaré y al determinar la condena conducente (en su
caso), aplique de oficio el artículo 174 indicado acorde con el
contenido constitucionalmente válido de ese precepto y a la luz de
las condiciones particulares y elementos de convicción con que se
cuente en cada caso, a fin de que el citado artículo no pueda
servir de fundamento para dictar una condena al pago de intereses
mediante la cual una parte obtenga en provecho propio y de modo
abusivo sobre la propiedad de su contrario un interés excesivo
derivado de un préstamo. Así, para el caso de que el interés
pactado en el pagaré, genere convicción en el juzgador de que es
notoriamente excesivo y usurario acorde con las circunstancias
particulares del caso y las constancias de actuaciones, aquél debe
proceder de oficio a inhibir esa condición usuraria apartándose
del contenido del interés pactado, para fijar la condena
respectiva sobre una tasa de interés reducida prudencialmente que
no resulte excesiva, mediante la apreciación de oficio y de forma
razonada y motivada de las mismas circunstancias particulares del
caso y de las constancias de actuaciones que válidamente tenga a
la vista el juzgador al momento de resolver.

2. PAGARÉ. SI EL JUZGADOR ADVIERTE QUE LA TASA DE INTERESES


PACTADA CON BASE EN EL ARTÍCULO 174, PÁRRAFO SEGUNDO, DE LA LEY
GENERAL DE TÍTULOS Y OPERACIONES DE CRÉDITO ES NOTORIAMENTE
USURARIA PUEDE, DE OFICIO, REDUCIRLA PRUDENCIALMENTE. El párrafo
segundo del citado precepto permite una interpretación conforme
con la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, al
prever que en el pagaré el rédito y los intereses que deban
cubrirse se pactarán por las partes, y sólo ante la falta de tal
pacto, operará el tipo legal; pues ese contenido normativo debe
interpretarse en el sentido de que la permisión de acordar
intereses no es ilimitada, sino que tiene como límite que una
parte no obtenga en provecho propio y de modo abusivo sobre la
propiedad de la otra, un interés excesivo derivado de un préstamo.
Así, el juzgador que resuelve la litis sobre el reclamo de
intereses pactados en un pagaré, para determinar la condena
conducente (en su caso), debe aplicar de oficio el referido
artículo 174, acorde con el contenido constitucionalmente válido
de ese precepto y a la luz de las condiciones particulares y los
elementos de convicción con que se cuente en cada caso, para que
dicho numeral no pueda servir de fundamento para dictar una
condena al pago de intereses usurarios, por lo que si el juzgador
adquiere convicción de oficio de que el pacto de intereses es
notoriamente usurario acorde con las circunstancias particulares
del caso y las constancias de actuaciones, entonces debe proceder,
también de oficio, a inhibir esa condición usuraria apartándose
del contenido del interés pactado, para fijar la condena
respectiva sobre una tasa de interés reducida prudencialmente para
que no resulte excesiva, mediante la apreciación razonada, fundada
y motivada, y con base en las circunstancias particulares del caso
y de las constancias de actuaciones que válidamente tenga a la
vista al momento de resolver. Ahora bien, cabe destacar que
constituyen parámetros guía para evaluar objetivamente el carácter
notoriamente excesivo de una tasa de interés –si de las
constancias de actuaciones se aprecian los elementos de convicción
respectivos– los siguientes: a) el tipo de relación existente
entre las partes; b) la calidad de los sujetos que intervienen en
la suscripción del pagaré y si la actividad del acreedor se
encuentra regulada; c) el destino o finalidad del crédito; d) el
monto del crédito; e) el plazo del crédito; f) la existencia de
garantías para el pago del crédito; g) las tasas de interés de las
instituciones bancarias para operaciones similares a las que se
analizan, cuya apreciación únicamente constituye un parámetro de
referencia; h) la variación del índice inflacionario nacional
durante la vida real del adeudo; i) las condiciones del mercado;
y, j) otras cuestiones que generen convicción en el juzgador. Lo
anterior, sobre la base de que tales circunstancias puede
apreciarlas el juzgador (solamente si de las constancias de
actuaciones obra válidamente prueba de ellos) para aumentar o
disminuir lo estricto de la calificación de una tasa como
notoriamente excesiva; análisis que, además, debe complementarse
con la evaluación del elemento subjetivo a partir de la
apreciación sobre la existencia o no, de alguna situación de
vulnerabilidad o desventaja del deudor en relación con el
acreedor.

Por lo expuesto y fundado,

RESUELVE:

PRIMERO.- Sí existe contradicción de tesis entre el criterio


sustentado por el Sexto Tribunal Colegiado en Materia Civil del
Primer Circuito respecto de los sustentados por el Séptimo
Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito y por el
Primer Tribunal Colegiado del Trigésimo Circuito.

SEGUNDO.- Deben prevalecer, con carácter de jurisprudencia,


los criterios sustentados por esta Primera Sala de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, en los términos precisados en el
último considerando de esta resolución.

TERCERO.- Dése publicidad a las tesis jurisprudenciales que


se sustentan en la presente resolución, en términos de los
artículos 219 y 220 de la Ley de Amparo vigente.

Notifíquese;

Así lo resolvió la Primera Sala de la Suprema Corte de


Justicia de la Nación, por mayoría de cuatro votos de los señores
Ministros: (ponente) Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, Alfredo
Gutiérrez Ortiz Mena, Olga Sánchez Cordero de García Villegas y
presidente Jorge Mario Pardo Rebolledo. En contra del emitido por
el señor Ministro José Ramón Cossío Díaz, por lo que hace a la
competencia, y por mayoría de cuatro votos de los señores
Ministros (ponente) Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón
Cossío Díaz, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena y Olga Sánchez Cordero
de García Villegas. En contra del emitido por el presidente Jorge
Mario Pardo Rebolledo, respecto al fondo, quien se reservó su
derecho a formular voto particular.

En términos de lo previsto en los artículos 3, fracción II,


13, 14 y 18 de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la
Información Pública Gubernamental, en esta versión pública se
suprime la información considerara legalmente como reservada o
confidencial que encuadra en esos supuestos normativos.

Esta ejecutoria se publicó el viernes 27 de junio de 2014 a


las 9:30 horas en el Semanario Judicial de la Federación.
PAGARÉ. UNA VEZ QUE ES PRESENTADO PARA SU ACEPTACIÓN O PAGO, LA
OMISIÓN DE INSERTAR EL LUGAR DE SUSCRIPCIÓN IMPIDE QUE SURTA
EFECTOS COMO TÍTULO DE CRÉDITO, PUES TAL CIRCUNSTANCIA NO SE
PRESUME EXPRESAMENTE EN LA LEY.

Conforme a los artículos 8, 14, 15, 170 y 171, de la Ley General


de Títulos y Operaciones de Crédito, se desprende que para que los
títulos de crédito surtan sus efectos como tales, deben reunir
todos los requisitos que la referida legislación señala, los
cuales únicamente pueden ser subsanados con anterioridad a que
éstos sean presentados para su aceptación o pago. Por otra parte,
el artículo 171 de la referida ley presume, únicamente, qué debe
suceder ante la falta del lugar y de la época de pago. Por tanto,
si el lugar de suscripción no se encuentra expresamente
establecido dentro de las referidas presunciones, resulta claro
que dicho requisito no es subsanable ni puede presumirse, por lo
que al ser un requisito esencial, su omisión evita que el
mencionado título de crédito surta todos sus efectos como tal.

1a./J. 36/2012 (10a.)

Contradicción de tesis 376/2011. Suscitada entre el Primer


Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito y el
Tercer Tribunal Colegiado del Décimo Segundo Circuito. 30 de
noviembre de 2011. La votación se dividió en dos partes:
mayoría de cuatro votos por lo que se refiere a la
competencia. Disidente: José Ramón Cossío Díaz. Unanimidad de
cinco votos en cuanto al fondo. Ponente: Olga Sánchez Cordero
de García Villegas. Secretario: Jorge Roberto Ordóñez
Escobar.

Tesis de jurisprudencia 36/2012 (10a.). Aprobada por la Primera


Sala de este Alto Tribunal, en sesión de fecha ocho de
febrero de dos mil doce.

Instancia: Primera Sala. Fuente: Semanario Judicial de la


Federación y su Gaceta, Décima Epoca. Libro VII, Abril de 2012.
Pág. 649. Tesis de Jurisprudencia.

PAGARÉ. ES INEXISTENTE CUANDO SE ACREDITA LA FALSEDAD DE LA FIRMA


DEL SUSCRIPTOR O DEL DEUDOR PRINCIPAL, POR LO QUE NO PRODUCE
EFECTOS JURÍDICOS EN CONTRA DEL AVALISTA.

El artículo 170 de la Ley General de Títulos y Operaciones de


Crédito establece los requisitos que debe contener un documento
para ser considerado pagaré, como es la firma del suscriptor o de
la persona que firme a su ruego o en su nombre, por lo que es
evidente que el pagaré nace de la voluntad del obligado principal;
en ese orden, si en el juicio se acredita la falsedad de la firma
del suscriptor del documento base de la acción, entonces no puede
producir efectos jurídicos como título de crédito en términos del
numeral 14 de dicho ordenamiento, porque la omisión de este
requisito esencial, la ley no lo presume ni lo suple; por tanto,
tal documento carece de eficacia jurídica para ejercer el derecho
literal, abstracto y autónomo que en él se consigna en contra del
avalista, porque la obligación de éste representa una garantía de
carácter objetivo que deriva de la existencia del título de
crédito como tal y, por ende, de la obligación cambiaria generada
por la firma del deudor principal, como se advierte de los
artículos 12, 109, 114, 113 y 116 de la ley en mención, cuyos
preceptos son aplicables al pagaré, conforme al numeral 174 de la
citada ley.

NOVENO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.

I.9o.C.4 C (10a.)

Amparo directo 735/2011. Sergio Bocanegra García. 1o. de


diciembre de 2011. Unanimidad de votos. Ponente: Daniel
Horacio Escudero Contreras. Secretario: Octavio Rosales
Rivera.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Epoca. Libro IV,
Enero de 2012. Pág. 4499. Tesis Aislada.

PAGARÉ. LA FIRMA DEL SUSCRIPTOR CONSTITUYE LA MANIFESTACIÓN DE


VOLUNTAD DE ASUMIR LA OBLIGACIÓN CONTENIDA DENTRO DE ESE TÍTULO DE
CRÉDITO, POR TANTO, LOS TEXTOS O FRASES POSTERIORES A ELLA NO
FORMAN PARTE DEL MISMO.

La firma de la persona que suscriba un pagaré o de la a quien


ordena que lo haga a su ruego o en su nombre, es signo
demostrativo de la voluntad de cumplir con la obligación
consignada dentro del documento, lo cual hace evidente que sería
contrario a la lógica tener por válidos y aceptados los textos o
frases posteriores a la misma; de manera tal que si después del
apartado relativo a la firma del título exhibido (debajo de la que
lo calza), se advierte la existencia de la leyenda "acepto las
condiciones del contrato recibí mercancía de conformidad" u otra
equivalente, tal agregado no puede llevar a considerar que el
firmante dejó de obligarse cambiariamente, máxime si el documento
que suscribió es un pagaré que reúne los demás requisitos exigidos
por el artículo 170 de la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito.

TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIAS CIVIL Y ADMINISTRATIVA DEL DÉCIMO


CUARTO CIRCUITO.

XIV.C.A.1 C (10a.)
Amparo directo 375/2011. Mayco del Sureste, S.A. de C.V. 5 de
octubre de 2011. Unanimidad de votos. Ponente: Elvira
Concepción Pasos Magaña. Secretaria: María Elena Valencia
Solís.

Amparo directo 373/2011. Mayco del Sureste, S.A. de C.V. 11 de


octubre de 2011. Unanimidad de votos. Ponente: Gabriel
Alfonso Ayala Quiñones. Secretario: José Guadalupe Orta
Méndez.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Epoca. Libro III,
Diciembre de 2011. Pág. 3793. Tesis Aislada.

PAGARÉ. CUANDO EL NOMBRE DEL BENEFICIARIO SE DEJÓ EN BLANCO AL


MOMENTO DE LA FIRMA Y QUIEN APARECE EN EL DOCUMENTO AL PRESENTARLO
PARA SU ACEPTACIÓN O PAGO ES UNA PERSONA DISTINTA DE AQUELLA ANTE
LA QUE ORIGINALMENTE SE OBLIGÓ EL SUSCRIPTOR, DICHO BENEFICIARIO
CARECE DE LEGITIMACIÓN PARA EJERCER LA ACCIÓN CAMBIARIA DIRECTA.

El pagaré jurídicamente representa un título de crédito nominativo


en tanto debe expedirse a favor de una persona por mandato expreso
de la fracción III del artículo 170 de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, y si bien el obligado tendrá que responder
ante distintos tenedores, la intención que se presume de su parte
es que la circulación del documento fuera restringida, esto es, a
través de uno de los medios reconocidos por el derecho aplicable
para los títulos nominativos. Lo anterior evidencia que el llenado
respecto del beneficiario debe hacerse asentando en el pagaré el
nombre de la persona con quien en principio se obligó el
suscriptor, y que la inserción -si bien puede hacerse en un
momento posterior a la firma, en términos del artículo 15 de la
citada ley, por no ser un requisito de existencia-, debe
realizarse antes de que el documento entre en circulación, pues de
otra forma le sería dable a cualquier tenedor poner el nombre que
mejor convenga a sus intereses, pudiendo actuar con arbitrariedad
y abuso en contra de la voluntad del obligado, modificando,
incluso, los términos de su promesa, lo que implicaría que pudiera
cambiar la naturaleza intrínseca del título y su forma de
circulación, contraviniendo el artículo 21 de la ley de la
materia. Por tanto, si al presentarse el pagaré para su aceptación
o pago, consta como beneficiario el nombre de una persona distinta
de aquella con quien originalmente se obligó el suscriptor, cuando
se dejó en blanco el espacio respectivo en el momento de la firma,
es oponible la excepción prevista en la fracción V del artículo
8o. de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, la que,
de acreditarse, determinará la falta de legitimación en el juicio
ejecutivo de quien ejercita la acción cambiaria directa por
ostentarse como titular del crédito, sin tener esa calidad al no
haberlo adquirido por un medio de transmisión cambiario o por
alguno de los autorizados por la ley.
1a./J. 30/2011

Contradicción de tesis 323/2009. Entre las sustentadas por el


Quinto Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer
Circuito y el Primer Tribunal Colegiado del Décimo Quinto
Circuito. 9 de febrero de 2011. Mayoría de tres votos.
Disidente: José Ramón Cossío Díaz. Ponente: Olga Sánchez
Cordero de García Villegas. Secretaria: Constanza Tort San
Román.

Tesis de jurisprudencia 30/2011. Aprobada por la Primera Sala


de este Alto Tribunal, en sesión de fecha nueve de marzo de
dos mil once.

Instancia: Primera Sala. Fuente: Semanario Judicial de la


Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo XXXIV, Septiembre de
2011. Pág. 845. Tesis de Jurisprudencia.
CONTRADICCIÓN DE TESIS 323/2009. ENTRE LAS SUSTENTADAS POR EL
QUINTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL TERCER CIRCUITO Y
EL PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO DEL DÉCIMO QUINTO CIRCUITO.

CONSIDERANDO:

PRIMERO. Esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de


la Nación es competente para conocer de la presente denuncia de
contradicción de tesis, de conformidad con lo dispuesto en los
artículos 107, fracción XIII, de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, 197-A de la Ley de Amparo y 21, fracción
VIII, de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación,
todos en relación con los puntos segundo y cuarto del Acuerdo
5/2001, emitido por el Tribunal Pleno de esta Suprema Corte de
Justicia de la Nación, el veintiuno de junio de dos mil uno, por
tratarse de una contradicción suscitada entre criterios
sustentados por Tribunales Colegiados de Circuito, que versan
sobre la materia civil, que es de la especialización de esta
Primera Sala.

SEGUNDO. La denuncia proviene de parte legítima, al haberse


formulado por la Magistrada presidenta del Quinto Tribunal
Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito, que fue uno de los
órganos emisores de uno de los criterios en posible contradicción,
de conformidad con el artículo 197-A de la Ley de Amparo.

TERCERO. Con el objeto de conocer el criterio del Quinto


Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito, al
resolver el amparo directo 455/2008, en sesión de veinticinco de
septiembre de dos mil ocho, conviene destacar los antecedentes del
caso y los términos de la sentencia correspondiente:
1. ********** suscribió en blanco, con formato preimpreso- un
pagaré que entregó y quedó en poder -según afirmó en juicio- de la
apoderada general para pleitos y cobranzas de la persona moral
denominada ********** y, al parecer, en dicho documento "firmado
en blanco" no se incorporó fecha y lugar de suscripción,
vencimiento, tasa de interés ni beneficiario.

2. Al parecer, el documento fue llenado en momento posterior


a su suscripción por **********, quien ejerció, por su propio
derecho, acción cambiaria directa en agravio de **********, ante
el Juzgado Quinto de lo Mercantil de Guadalajara, Jalisco.

3. La demanda dio lugar a la formación del juicio ejecutivo


mercantil 1746/2007, del índice de dicho órgano jurisdiccional de
primera instancia. Después del auto de ejecución y emplazamiento,
en su contestación el demandado, ********** opuso la excepción que
denominó "falta de personalidad y legitimación activa" consistente
en que la actora, **********, no fue la persona a quien entregó el
documento "firmado en blanco", lo que hizo a la persona moral
antes mencionada.

4. Seguidos los trámites del juicio ejecutivo, el diecinueve


de junio de dos mil ocho, el Juez mercantil dictó sentencia de
remate en la que declaró infundada la excepción anterior.
Inconforme, el demandado apeló la sentencia de primer grado.

5. Con motivo de la apelación, se formó el toca 14/2008, del


índice de la Cuarta Sala del Supremo Tribunal de Justicia de
Jalisco, la que en sentencia definitiva de diecinueve de junio
siguiente, confirmó la diversa pronunciada en primera instancia.

6. Inconforme, el demandado ********** promovió demanda de


amparo directo mediante escrito presentado el once de junio de dos
mil ocho, en la propia Cuarta Sala.

7. La demanda de amparo fue turnada al Quinto Tribunal


Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito, cuyo presidente la
admitió y registró con el número de expediente AD. 455/2008 y, en
ejecutoria dictada en sesión de veinticinco de septiembre de dos
mil ocho, pronunció sentencia en la que concedió la protección
federal solicitada, sosteniendo lo siguiente:

"... Tiene razón el quejoso en cuanto a que la Sala


responsable se equivocó al desestimar su excepción de falta de
legitimación de la actora, fundada en que ésta no es la titular
original del pagaré fundatorio de la acción (que no ha circulado),
ya que lo suscribió sin anotar el nombre de la empresa **********,
a quien se otorgó y no en favor de quien aparece como demandante.
En primer lugar, resulta indispensable precisar que el pagaré es
el título de crédito en virtud del cual una persona llamada
suscriptor, promete y se obliga a pagar a otra, denominada
beneficiario, una determinada suma de dinero, en un plazo
determinado, con un interés o rendimiento. El artículo 170 de la
Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, señala los
requisitos y menciones que dicho título debe contener, siendo
éstos los siguientes: ‘I. La mención de ser pagaré, inserta en el
texto del documento; II. La promesa incondicional de pagar una
suma determinada de dinero; III. El nombre de la persona a quien
ha de hacerse el pago; IV. La época y el lugar de pago; V. La
fecha y el lugar en que se suscribe el documento; y, VI. La firma
del suscriptor, o de la persona que firme a su ruego o en su
nombre.’. De lo dispuesto en la fracción III del precepto acabado
de copiar, que dice que el pagaré debe contener el nombre de la
persona a quien ha de hacerse el pago, así como de lo previsto por
los diversos 21 y 23 del citado ordenamiento legal, que
respectivamente establecen: ‘Los títulos de crédito podrán ser,
según la forma de su circulación, nominativos o al portador.’ y
‘Son títulos nominativos los expedidos a favor de una persona cuyo
nombre se consigna en el texto mismo del documento.’, se deduce
que el documento fundatorio de la acción es de carácter
nominativo, sin que exista disposición expresa dentro de la propia
legislación, que refiera que también puede ser al portador, como
sucede con el cheque. Ilustra lo anterior la tesis del Primer
Tribunal Colegiado en Materias Civil y de Trabajo del Segundo
Circuito, publicada en el Tomo IV de Precedentes Relevantes del
último Apéndice al Semanario Judicial de la Federación, página
876, que dispone: ‘PAGARÉ. ES DE CARÁCTER NOMINATIVO. Tanto el
artículo 4o. como el 21 de la Ley General de Títulos y Operaciones
de Crédito, están comprendidos dentro del capítulo referente a las
disposiciones generales de los títulos de crédito; sin embargo, en
el artículo 170, fracción III, del mismo ordenamiento se encuentra
un capítulo relativo al pagaré, donde expresamente se prevé como
requisito del mencionado título de crédito, el nombre de la
persona a quien ha de hacerse el pago, no existiendo dentro de
este capítulo disposición expresa, como en el caso del cheque
alude el artículo 179 de la multicitada ley, de que pueda ser
nominativo o al portador; de ahí que los preceptos citados en
primer término no deban ser interpretados en forma aislada, pues
tratándose del pagaré existe la necesidad conforme al artículo 170
de la citada ley, de que obre en el contenido de dicho título de
crédito el nombre de la persona a quien ha de hacerse el pago.’.
Por su parte, los distintos numerales 26 y 27 de la misma Ley
General de Títulos y Operaciones de Crédito, prevén que la forma
de transmisión de los títulos nominativos es por endoso y entrega
del título mismo, sin perjuicio de que también puedan transmitirse
en la forma y con los efectos de una cesión ordinaria. Tales
preceptos, en su orden, estatuyen: ‘Los títulos nominativos serán
transmisibles por endoso y entrega del título mismo, sin perjuicio
de que puedan transmitirse por cualquier otro medio legal.’ y ‘La
transmisión del título nominativo por cesión ordinaria o por
cualquier otro medio legal diverso del endoso, subroga al
adquirente en todos los derechos que el título confiere; pero lo
sujeta a todas las excepciones personales que el obligado habría
podido oponer al autor de la transmisión antes de ésta. El
adquirente tiene derecho a exigir la entrega del título.’. Ilustra
lo expresado, en lo conducente, la tesis del Tercer Tribunal
Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, visible en la
Época y Semanario supradichos, Tomo XXVII, marzo de dos mil ocho,
página 1828, que expresa: ‘TÍTULO DE CRÉDITO. LA AUTONOMÍA SÓLO
FUNCIONA SI EL TÍTULO SE TRANSMITE POR EL MEDIO CAMBIARIO DE
TRANSMISIÓN, QUE ES EL ENDOSO. El endoso consiste en la
transmisión de un título de crédito que legitima al nuevo tenedor
como tal, es decir, a través de él, el acreedor cambiario pone a
otro en su lugar, por lo que el endoso resulta ser la forma en que
usualmente se desarrolla la circulación como elemento constitutivo
del título de crédito; sin embargo, de conformidad con el artículo
27 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, la
transmisión de los títulos nominativos puede ser también por
cesión ordinaria o por cualquier otro medio legal diverso al
endoso, con la particularidad de que tales transmisiones no
surtirán efectos cambiarios, puesto que podrán oponerse al
adquirente todas las excepciones que se hubieren podido oponer a
quien transmitió el título ya que debe entenderse que la autonomía
sólo funciona si el título se transmite por el medio cambiario de
transmisión, que es el endoso; de ahí que una de las diferencias
entre el endoso y la cesión, es el referente al funcionamiento de
la autonomía; es decir, si el título se transmite por endoso, la
autonomía funciona plenamente, el endosatario, como adquirente del
título por endoso, adquiere un derecho suyo, independiente del
derecho que tenía quien le transmitió el título y, por tanto, no
pueden oponérsele las excepciones que pudieron oponerse a su
endosante; en cambio, si el título se transmite por cesión pueden
oponerse al cesionario las mismas excepciones que al cedente, al
igual que pueden oponérsele si el endoso es posterior a la fecha
de vencimiento del título, porque en ese supuesto ese endoso surte
los efectos de una cesión ordinaria. No obstante lo anterior, de
la interpretación del artículo 27 antes citado en relación con el
diverso 37 de la misma legislación, se desprende una limitante en
el sentido de que en el caso del endoso de un título de crédito
antes de su vencimiento, el deudor no puede oponer contra el
anterior tenedor del documento, excepciones personales, lo que sí
puede hacer si el endoso es posterior, esto es, si el endoso se
efectúa antes de la fecha de vencimiento del título, producirá
todos los efectos que son reconocidos por la ley para esta figura
jurídica y, por el contrario, si la transmisión se efectuó fuera
de ese plazo el endoso sólo producirá los efectos de una cesión
ordinaria, lo que originará que el adquirente de ese documento se
subrogue en los derechos del cedente y que el deudor tenga la
facultad de oponer en su contra las excepciones personales que
tenga contra el cedente.’. **********, en su libro Derecho
Mercantil Mexicano, Editorial Porrúa, décimo octava edición,
página trescientos veinticinco, señala: ‘3. Forma de circulación
de los títulos nominativos y a la orden. Los títulos a la orden
son transmisibles por endoso y entrega del título mismo
(tradición), sin perjuicio de que puedan transmitirse por
cualquier otro medio legal (art. 26 LTOC). Los títulos nominativos
requieren, además, que la transmisión se inscriba en el registro
del emisor (art. 24 LTOC). La transmisión de un título nominativo
o a la orden implica, salvo pacto en contrario, además de la del
derecho principal en él consignado, la transmisión de los derechos
accesorios (dividendos, intereses, garantías que consten en el
título, etc.) (art. 18 LTOC). El artículo 38 de la LTOC establece
que es propietario de un título nominativo, o a la orden, la
persona a cuyo favor se expida, mientras no haya algún endoso, y
cuando lo haya, se considerará propietario al tenedor que
justifique su derecho mediante una serie ininterrumpida de
aquéllos. 4. El endoso. La forma de circulación propia de los
títulos de crédito nominativos y a la orden se realiza a través
del endoso y la entrega material del documento. Naturalmente, ello
no impide que tales títulos puedan ser transmitidos por cualquier
otro medio legal. Pero solamente cuando el título es transmitido
por endoso, funcionan plenamente los principios que rigen en esta
materia, especialmente el de la autonomía, que implica la no
oponibilidad al endosatario de las excepciones personales que
podrían haberse hecho valer por el endosante.’. Por otro lado, en
los títulos de crédito, como lo es el que se estudia, la
legitimación para ejercitar el derecho de cobro la tiene, en
principio, el propietario de dicho título; sin embargo, tal
derecho puede ser transmitido por el tenedor del título a otro
legítimamente, por simple tradición (sic), endoso o por cesión. Es
decir, en el caso de los títulos al portador, la legitimación la
tiene el que tenga en su poder el título de crédito. En los
títulos nominativos son tres las posibilidades de legitimación:
cuando el beneficiario original del título es quien ejerce el
derecho de cobro (no hubo transmisión); cuando se transmitió por
vía de endoso y cuando se transmitió por medio legal distinto. En
el cobro hecho por el primero y último tenedor, la legitimación se
agota con la simple prueba frente al deudor cambiario de la
identidad del acreedor. Cuando el título de crédito ya ha sido
transmitido mediante el endoso, el tenedor del título al momento
de la exigibilidad de la deuda cambiaria, sólo podrá legitimarse
reuniendo dos requisitos: la identificación personal ante el
deudor cambiario y mediante la comprobación de una serie no
interrumpida de endosos (tomado de la ejecutoria de la Primera
Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que resolvió la
contradicción de tesis 130/2006-PS, la cual originó la
jurisprudencia de rubro: ‘LEGITIMACIÓN EN LA CAUSA. CUENTA CON
ELLA LA PERSONA MORAL QUE EJERCITA LA ACCIÓN CAMBIARIA DIRECTA,
CUANDO EN EL DOCUMENTO BASE DE LA ACCIÓN APARECE COMO BENEFICIARIO
UNA SIMPLE DENOMINACIÓN, SI SE DEMUESTRA SER LA PROPIETARIA.’,
visible en la Novena Época del Semanario Judicial de la Federación
y su Gaceta, Tomo XXVI, septiembre de dos mil siete, página 247.
Ahora bien, la Sala responsable estimó, en síntesis, que la
actora, aquí tercera perjudicada, **********, sí se encontraba
legitimada activamente para demandar al aquí quejoso, ya que
conforme a la literalidad del título de crédito fundatorio de la
acción, era la beneficiaria de la obligación de pago; que éste (el
nombre del beneficiario) constituye un requisito de eficacia de
dicho título y fue satisfecho válidamente de manera previa hasta
antes de la presentación del título para su pago; que aunado a lo
anterior, de acuerdo con el artículo 39 de la Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito, el que paga no está obligado a
cerciorarse de la autenticidad de los endosos, ni tiene la
facultad de exigir que ésta se le compruebe, pero sí debe
verificar la identidad de la persona que presenta el título como
último tenedor. Tales razonamientos son incorrectos, porque, aun
cuando es cierto que conforme a las características de literalidad
y autonomía de los títulos de crédito, el derecho y obligación
contenida en éstos están determinados estrictamente por el texto
literal del documento y que el derecho incorporado a los mismos es
autónomo, porque al ser transmitido atribuye a su nuevo tenedor un
derecho propio e independiente; así como que las menciones y
requisitos que dicho título necesita para su eficacia (entre los
que se encuentra el nombre del beneficiario), pueden ser
satisfechos por quien en su oportunidad debió llenarlos, hasta
antes de su presentación para su pago, según lo ha sostenido la
Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en
diversas ejecutorias, entre ellas las que originaron las
jurisprudencias por contradicción de tesis de rubros: ‘INTERÉS
MORATORIO. NO ES UN REQUISITO DE EFICACIA QUE DEBE CONTENER EL
PAGARÉ.’ (la citó el ad quem) y ‘PAGARÉ. LA PROMESA INCONDICIONAL
DE PAGAR UNA SUMA DETERMINADA DE DINERO, ES UN REQUISITO DE
EXISTENCIA.’, publicadas, respectivamente, en la Novena Época del
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomos X,
noviembre de mil novecientos noventa y nueve, y XXI, mayo de dos
mil cinco, páginas 237 y 360; sin embargo, en la especie no aplica
lo anterior, toda vez que el requisito relativo al nombre del
beneficiario no fue satisfecho por quien debió llenarlo en
términos del artículo 15 de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, que dice: ‘Las menciones y requisitos que
el título de crédito o el acto en él consignado necesitan para su
eficacia, podrán ser satisfechos por quien en su oportunidad debió
llenarlos, hasta antes de la presentación del título para su
aceptación o para su pago.’. En efecto, como se ve, la disposición
que contiene dicho precepto consistente en que: ‘podrán ser
satisfechos por quien en su oportunidad debió llenarlos ...’,
aunada a que los títulos nominativos se transmiten por endoso,
entrega del título mismo y por cualquier otro medio legal de
conformidad con los transcritos numerales 26 y 27, lleva a
considerar que se debe anotar como beneficiario al titular
originario del crédito, es decir, con quien se obligó el deudor,
sin que pueda anotarse en el documento, con tal carácter, a un
tercero, puesto que ello significaría, por una parte, incumplir lo
convenido con el suscriptor y obligarlo ilegalmente con una
persona con quien no quiso hacerlo y, por otra, transmitir el
título cambiariamente de una manera no prevista por la ley en
perjuicio del demandado, quien no podrá oponer las excepciones
personales que tuviera contra el acreedor con el que se
comprometió. Sirven de sustento a lo expresado, las tesis del
Segundo y Primer Tribunales Colegiados del Cuarto y del Décimo
Noveno Circuitos, visibles, respectivamente, en la página 882 del
tomo IV de Precedentes Relevantes del último Apéndice al Semanario
Judicial de la Federación, así como en el Tomo XI, abril de mil
novecientos noventa y tres, Octava Época del Semanario citado,
página 321, que en su orden disponen: ‘PAGARÉS QUE NO MENCIONAN AL
BENEFICIARIO. NO PUEDEN LLENARSE POR UN TERCERO CON SU PROPIO
NOMBRE. Tratándose de un título de crédito expedido sin la mención
del nombre del beneficiario, conforme a una recta interpretación
del artículo 15 de la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito, la omisión puede ser subsanada por cualquiera de los
legítimos tenedores y no sólo por el beneficiario, pero debe
hacerlo de acuerdo con las instrucciones dadas por el suscriptor,
es decir, en los términos en que se llevó a cabo el pacto
cambiario, y no debe anotarse a una persona distinta de la que lo
fue en la convención cambiaria, puesto que ello significaría
obligar directamente al suscriptor o girador con una persona con
quien no quiso hacerlo; sin embargo, tomando en cuenta las
características de literalidad, incorporación, abstracción y
autonomía, si se consignan datos diversos, el título será
formalmente válido y, en su caso, el tenedor que los asentó será
responsable por los daños y perjuicios que ocasione al suscriptor;
pero si el poseedor del documento es una persona distinta del
beneficiario e inscribe su nombre en el espacio relativo, le es
oponible la excepción personal de dolo, que determina la falta de
legitimación, por ostentarse como titular originario del crédito,
sin tener esa calidad, a menos que justifique que lo adquirió por
un medio de transmisión cambiario o por alguno de los autorizados
por el derecho común.’ y ‘TÍTULOS DE CRÉDITO EN BLANCO. ALCANCE
DEL ARTÍCULO 15 DE LA LEY GENERAL DE TÍTULOS Y OPERACIONES DE
CRÉDITO. Si bien es verdad que el artículo 15 de la Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito permite la emisión de títulos de
crédito, en los que queden sin llenar las menciones y requisitos
necesarios para su eficacia, los que podrán ser cubiertos antes de
la presentación del título para su pago por el tenedor de los
mismos; también lo es que la satisfacción de dichos datos y
menciones, indispensables para la existencia del documento, deben
ajustarse a lo convenido previamente a la emisión del título; pues
de no ser así, se estaría autorizando la comisión de conductas
dolosas que escapan a la esfera civil, con laconsecuente anulación
de las excepciones personales; lo que no puede permitir la
justicia federal.’. De igual modo es aplicable, en lo conducente,
la tesis del Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil de este
circuito, visible en la Época y Semanario indicados, Tomo IX,
marzo de mil novecientos noventa y dos, página 320, que dispone:
‘TÍTULOS DE CRÉDITO, LLENADO DE LOS. LA FACULTAD QUE PARA HACERLO
CONCEDE LA LEY AL TENEDOR, DEBE EJERCERLA SEGÚN LO CONVENIDO. Si
bien es cierto que el artículo 15 de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito autoriza al tenedor para hacer el llenado
del documento -fecha de emisión, valor, vencimiento, etcétera- su
lectura cuidadosa lleva a considerar que ese derecho debe
ejercerlo con apego riguroso a los términos que previamente se
pactaron con el deudor. De lo anterior resulta que si en un caso
concreto, los suscriptores del título omitieron pactar los
intereses que se causarían para el caso de mora, no le es dable al
acreedor, motu proprio, poner en el texto la cantidad que por ese
concepto le parece debida, ya que, al proceder de esa manera, si
bien no puede decirse que incurra en alteración documental, sí en
cambio, adiciona un elemento que no fue previamente estipulado y,
en ese caso, el amparo de la Justicia Federal debe otorgarse para
el efecto de que, en el nuevo fallo que pronuncie la responsable,
no se condene al reo a pagar intereses.’. En el caso, si en el
pagaré fundatorio aparece como beneficiaria la poseedora del
documento (actora), persona distinta a la empresa **********, con
quien el demandado se obligó, es claro que aquélla carece de
legitimación para demandar al obligado como titular original del
crédito, ya que, según se vio, ese requisito faltante
(beneficiario) al tener que ver con el consentimiento previo de
quien suscribió dicho título, debió subsanarse con el nombre de la
propia negociación y luego ésta, en todo caso, endosarlo o
transmitirlo de alguna otra manera legal a la accionante y no como
se hizo; de ahí que, opuesto a lo estimado por la Sala, sí se
demostró la excepción hecha valer por el hoy impetrante referente
a la falta de legitimación de la actora por ostentarse como
titular originaria del crédito, cuando no lo es. Por lo demás,
tampoco es aplicable al caso el artículo 39 del ordenamiento legal
en consulta, ya que se refiere a los títulos que han entrado en
circulación mediante endoso o entrega a una institución de crédito
para abono en cuenta del beneficiario; empero, el fundatorio de la
acción nunca circuló, pues no contiene endoso alguno y la
demandante (que aparece como beneficiaria), no demostró, que la
empresa titular de la obligación se lo hubiera transmitido
legalmente en pago de honorarios. El citado precepto dice: ‘El que
paga no está obligado a cerciorarse de la autenticidad de los
endosos, ni tiene la facultad de exigir que ésta se le compruebe
pero sí debe verificar la identidad de la persona que presente el
título como último tenedor, y la continuidad de los endosos. Las
instituciones de crédito pueden cobrar los títulos aun cuando no
estén endosados en su favor, siempre que les sean entregados por
los beneficiarios para abono en su cuenta, mediante relación
suscrita por el beneficiario o su representante, en la que se
indique la característica que identifique el título; se
considerará legítimo el pago con la sola declaración que la
institución de crédito respectiva, haga en el título, por escrito,
de actuar en los términos de este precepto.’. Consecuentemente,
procede otorgar la protección federal solicitada a fin de que el
tribunal de alzada, una vez que deje insubsistente la sentencia
reclamada, dicte otra en la que considere probada la excepción en
estudio consistente en la falta de legitimación de la actora,
resolviendo después con plenitud de jurisdicción lo que
corresponda conforme a derecho." (páginas 3 a 32 vuelta del
expediente).

CUARTO. Por su parte, el criterio del Primer Tribunal


Colegiado del Décimo Quinto Circuito se contiene en la ejecutoria
pronunciada en sesión de veintinueve de agosto de mil novecientos
noventa y seis, en los autos del amparo directo 404/96, y con la
intención de conocerlo también, conviene destacar los antecedentes
del caso y la sentencia correspondiente:

I. ********** suscribió un pagaré en el que, sin designarse


beneficiario, reconoció un adeudo por la cantidad de ocho millones
de pesos, y dicho título de crédito "firmado en blanco", en cuanto
al beneficiario, lo entregó a ********** y a **********, como
garantía para la compraventa de un inmueble.

II. El documento fue llenado en un momento posterior a su


suscripción por **********, quien ejerció, por su propio derecho,
acción cambiaria directa en agravio de **********, ante el Juzgado
Segundo de lo Civil de Mexicali, Baja California.

III. La demanda dio lugar a la formación de un juicio


ejecutivo mercantil en donde, después del auto de ejecución y
emplazamiento, en su contestación, la demandada opuso contra el
actor la excepción personal consistente en que no fue a dicha
persona a quien ella le entregó el documento "firmado en blanco"
en la parte del beneficiario, sino que el título se otorgó a las
dos personas antes mencionadas.

IV. Seguidos los trámites del juicio ejecutivo, el treinta de


junio de mil novecientos noventa y cinco, el Juez Segundo de lo
Civil absolvió a la demandada al considerar que se acreditó la
excepción personal consistente en que el título de crédito estaba
"en blanco" respecto del beneficiario. Inconforme, el actor
********** apeló la sentencia de primer grado.

V. Con motivo de la apelación, se formó el toca 1699/95 del


índice de la Segunda Sala Civil del Tribunal Superior de Justicia
del Estado de Baja California, la que en sentencia definitiva de
treinta de noviembre de mil novecientos noventa y cinco confirmó
la sentencia apelada.

VI. Inconforme, el actor ********** promovió demanda de


amparo directo mediante escrito presentado el doce de febrero de
mil novecientos noventa y seis, ante la propia responsable.

VII. La demanda de amparo fue turnada al Primer Tribunal


Colegiado del Décimo Quinto Circuito, el que, por auto de su
presidente, la admitió y registró con el número de expediente AD.
404/96, y en ejecutoria dictada en sesión de veintinueve de agosto
de mil novecientos noventa y seis concedió la protección federal
solicitada por el quejoso -actor en el juicio ejecutivo- para los
efectos precisados en la ejecutoria. En la parte que interesa en
dicha sentencia de amparo sostuvo lo que a continuación se
transcribe:
"CUARTO. Los conceptos de violación expresados por el quejoso
resultan fundados y suficientes para concederle el amparo que
solicita. En efecto, la sentencia reclamada violó las garantías
individuales del peticionario previstas en los artículos 14 y 16
de la Constitución Política Federal, pues la Sala responsable
aplicó inexactamente los artículos 5, 8, 15 y 167 de la Ley
General de Títulos y Operaciones de Crédito, así como los
artículos 1254 y 1391 del Código de Comercio, en virtud de que fue
indebido que la Sala responsable considerara procedente la
excepción personal de falta de legitimación ad-causam, aduciendo
que ello era así, en atención a que la demandada no se obligó con
el peticionario, sino con ********** y ********** por virtud de un
contrato de compra-venta, y además, dijo la ad-quem, el impetrante
no estaba facultado para llenar los requisitos faltantes de los
pagarés base de la acción. Se afirma que es inexacta la conclusión
de la ad-quem, pues en primer término debe decirse, como lo señala
la quejosa, que en las tesis que invoca de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación intituladas ‘TÍTULOS DE CRÉDITO. AUTONOMÍA
DE LOS.’ y ‘TÍTULOS DE CRÉDITO, CARÁCTER AUTÓNOMO DE LOS.’, ha
sostenido que de acuerdo con la doctrina de la literalidad y
autonomía de los títulos de crédito no debe atenderse a la
operación que dio origen a los documentos mercantiles base de la
acción deducida en juicio, sino que debe aceptarse la obligación
en los términos en que se consignan en el título mismo, es decir,
los documentos mercantiles otorgados en relación con cualquier
contrato, adquieren, como títulos de crédito, una existencia
autónoma, independiente por completo de la operación de que se han
derivado. Asimismo, debe decirse que nuestro Máximo Tribunal de
Justicia, en la jurisprudencia intitulada: ‘LETRA DE CAMBIO EN
BLANCO.’, ha sostenido que de lo dispuesto en el artículo 15 de la
Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, se colige que es
permitida la emisión de documentos crediticios sin consignar en
ellos las menciones y requisitos para su eficacia, los que podrán
ser satisfechos por quien en su oportunidad debió llenarlos,
siempre y cuando esto se haga antes de la presentación del título
para su aceptación o para su pago, es decir, basta la suscripción
de un título de crédito para que éste tenga existencia, aun cuando
carezca de los datos relativos a la emisión, valor nominal, fecha
de vencimiento, nombre del beneficiario, toda vez que dichos datos
podrán ser satisfechos por el tenedor legítimo, sin que, por ello,
incurra en alteración del título, porque esto acontece cuando
existe el texto y después se altera, pero no cuando se llenan
partes que intencionalmente se dejaron en blanco. Atento a lo
anterior, si la suscriptora de los pagarés base de la acción dejó
en blanco el espacio del beneficiario, ello no tiene otra
explicación lógica que la de que la intención de la demandada fue
cubrirle los títulos a quien se los presentara para su cobro
ostentándose como beneficiario, ya que de haber querido obligarse
directamente con ********** y **********, simplemente hubiese
llenado el espacio del beneficiario con el nombre de aquéllos, y
al no haberlo hecho así, se insiste, ello proyectó que la ahora
tercero perjudicada implícitamente aceptara cubrirle los
documentos crediticios a cualquiera que, como beneficiario, le
requiriera del pago de los mismos, sin que sea obstáculo para
llegar a la anterior conclusión la circunstancia referida por la
responsable en cuanto a que en el juicio de origen se acreditó la
operación de compra-venta de la cual se derivó el título de
crédito, y que aquélla se hubiese celebrado entre la demandada y
********** y **********, en virtud de que la demandada y obligada
cambiaria, le puede oponer, a quien aparezca como beneficiario,
las excepciones personales derivadas de la operación causal, en
atención a que quien acepta aparecer como beneficiario original de
un pagaré derivado de un acto contractual en el que no fue parte,
implícitamente también acepta las consecuencias de las acciones
derivadas de la operación en la cual se crearon los documentos
crediticios, debiendo señalarse, por último, que la circunstancia
de que se llenara el espacio del beneficiario no implicó la
alteración del título a que se refiere el artículo 8o., fracción
IV, de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, ya que
el demandado no demostró en juicio que el quejoso se excediera en
las condiciones originalmente pactadas, así como tampoco consignó
datos indebidos, y en caso de que así hubiese sido, el impetrante
sería responsable de los daños y perjuicios que se causaran. En
ese orden de ideas, resulta válido concluir, que al declarar la
falta de legitimación ad-causam del actor, ahora quejoso, la
responsable violó en su perjuicio los artículos 5o., 8o. y 15 de
la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, así como los
artículos 1254 y 1391 del Código de Comercio y, en consecuencia,
las garantías de legalidad, seguridad jurídica y exacta aplicación
de la ley, por lo que se impone concederle el amparo y protección
de la Justicia Federal, para el efecto de que la responsable deje
insubsistente la resolución reclamada y, en su lugar, dicte otra
en la que, siguiendo los lineamientos de esta ejecutoria,
considere que sí existe legitimidad ad-causam en el actor y, una
vez hecho lo anterior, resuelva con plenitud de jurisdicción
respecto a las acciones deducidas y las excepciones opuestas. En
este mismo sentido se pronunció este Tribunal Colegiado al
resolver los amparos directos números 640/94 y 48/95."

Del asunto anterior derivó la tesis aislada XV.1o.18 C,


publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Novena Época, Tomo IV, octubre de 1996, página 579, de rubro y
texto siguientes:

"PAGARÉ FIRMADO POR EL SUSCRIPTOR, SIN DETERMINARSE EL


BENEFICIARIO EN ÉL. Si la suscriptora de los pagarés base de la
acción dejó en blanco el espacio del beneficiario, ello no tiene
otra explicación lógica que la de que la intención de la obligada
fue cubrirle los títulos a quien se los presentara para su cobro
ostentándose como beneficiario, ya que de haber querido obligarse
directamente con determinada persona, simplemente hubiese llenado
el espacio del beneficiario con el nombre de aquélla, de tal
manera que si en el juicio de origen se acredita que el título de
crédito deriva de una operación de compraventa y que aquélla se
celebró entre la suscriptora y un tercero que no aparece como
beneficiario en el mismo, ello no trae como consecuencia la falta
de legitimación ad causam del actor, en virtud de que la demandada
y obligada cambiaria, le puede oponer, a quien aparezca como
beneficiario, las excepciones personales derivadas de la operación
causal, en atención a que quien acepta aparecer como beneficiario
original de un pagaré derivado de un acto contractual en el que no
fue parte, implícitamente también acepta las consecuencias de las
acciones derivadas de la operación en la cual se crearon los
documentos crediticios.

"Amparo directo 404/96. **********. 29 de agosto de 1996.


Unanimidad de votos. Ponente: Miguel Ángel Morales Hernández.
Secretario: Miguel Ávalos Mendoza."

QUINTO. Como una cuestión previa, cabe precisar que el


Tribunal Pleno de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación
estableció nuevos criterios para determinar la existencia de una
contradicción de tesis.

De esta manera, esta Primera Sala se apoya en lo sustentado


por el Tribunal Pleno, al resolver, por unanimidad de diez votos,
en sesión de treinta de abril de dos mil nueve, la contradicción
de tesis 36/2007-PL, en cuanto a que de los artículos 107,
fracción XIII, de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos y 197 y 197-A de la Ley de Amparo, se advierte que la
existencia de la contradicción de criterios está condicionada a
que las Salas de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, o los
Tribunales Colegiados de Circuito, en las sentencias que
pronuncien, sostengan tesis contradictorias, entendiéndose por
tesis el criterio adoptado por el juzgador, a través de
argumentaciones lógico-jurídicas, para justificar su decisión en
una controversia, lo que determina que la contradicción de tesis
se actualiza cuando dos o más órganos jurisdiccionales terminales
adoptan criterios jurídicos discrepantes sobre un mismo punto de
derecho.

Es de precisar que la existencia de una contradicción de


tesis deriva de la discrepancia de criterios jurídicos, es decir,
de la oposición en la solución de temas jurídicos que se extraen
de asuntos que pueden válidamente ser diferentes en sus cuestiones
fácticas, lo cual es congruente con la finalidad establecida tanto
en la Constitución General de la República como en la Ley de
Amparo, para las contradicciones de tesis, pues permite que
cumplan el propósito para el que fueron creadas.

De lo anterior se sigue que la actual integración del Pleno


de este Alto Tribunal consideró que la existencia de la
contradicción de tesis debe estar condicionada a que las Salas de
esta Corte o los Tribunales Colegiados de Circuito en las
sentencias que pronuncien:
a) Sostengan tesis contradictorias, entendiéndose por tesis
el criterio adoptado por el juzgador a través de argumentaciones
lógico-jurídicas para justificar su decisión en una controversia;
y,

b) Que dos o más órganos jurisdiccionales terminales adopten


criterios jurídicos discrepantes sobre un mismo punto de derecho,
independientemente de que las cuestiones fácticas que lo originan
no sean exactamente iguales.

La finalidad de dicha determinación es definir puntos


jurídicos que den seguridad jurídica a los gobernados, pues para
ello fue creada, desde la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, la figura jurídica de la contradicción de tesis.

Sirven de apoyo a lo expuesto las tesis emitidas por el


Tribunal Pleno, de rubros siguientes: "CONTRADICCIÓN DE TESIS.
EXISTE CUANDO LAS SALAS DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA
NACIÓN O LOS TRIBUNALES COLEGIADOS DE CIRCUITO ADOPTAN EN SUS
SENTENCIAS CRITERIOS JURÍDICOS DISCREPANTES SOBRE UN MISMO PUNTO
DE DERECHO, INDEPENDIENTEMENTE DE QUE LAS CUESTIONES FÁCTICAS QUE
LO RODEAN NO SEAN EXACTAMENTE IGUALES." y "CONTRADICCIÓN DE TESIS.
DEBE ESTIMARSE EXISTENTE, AUNQUE SE ADVIERTAN ELEMENTOS
SECUNDARIOS DIFERENTES EN EL ORIGEN DE LAS EJECUTORIAS."(1)

Esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la


Nación estima que en el caso se encuentran actualizados los
requisitos anunciados, en tanto que ambos tribunales analizaron
una problemática común, que consistió en cómo resolver la acción
cambiaria directa ejercitada en un juicio ejecutivo mercantil cuyo
documento base es un pagaré, con la particularidad de que en el
momento de su firma el título se dejó "en blanco" en lo que hace
al requisito consistente en el nombre del beneficiario, espacio
que fue posteriormente llenado por persona diversa de aquella a la
que el título fue entregado por el suscriptor obligado, y no
obstante que el problema jurídico fue exactamente el mismo y que
se aplicaron las mismas disposiciones -Código de Comercio y Ley
General de Títulos y Operaciones de Crédito-, los Tribunales
Colegiados sostuvieron criterios contradictorios.

En efecto, mientras el Quinto Tribunal Colegiado en Materia


Civil del Tercer Circuito consideró que el pagaré "en blanco"
respecto de la cláusula del beneficiario, trae como consecuencia
la falta de legitimación en el juicio ejecutivo cuando en el texto
del título aparece como beneficiario persona diversa de aquella a
quien el obligado se lo entregó, el Primer Tribunal Colegiado del
Décimo Quinto Circuito sostuvo lo contrario, es decir, que si la
suscriptora del pagaré dejó en blanco el espacio relativo al
beneficiario, esa omisión debe entenderse como si la intención de
la obligada fuera la de pagar el importe de los títulos a quien se
los presentara para su cobro ostentándose como beneficiario, ya
que de haber querido obligarse directamente con determinada
persona simplemente hubiese llenado el espacio del beneficiario
con su nombre, de tal manera que la omisión no trae como
consecuencia la falta de legitimación del actor, en virtud de que
la demandada le puede oponer, a quien aparezca como beneficiario,
las excepciones personales derivadas de la operación causal.

De lo reseñado se llega a la conclusión de que sí existe la


contradicción de tesis denunciada y que el punto a dirimir
consiste en determinar si carece o no de legitimación, para
efectos de procedencia del juicio ejecutivo mercantil, quien
ejercita la acción cambiaria directa con un pagaré firmado "en
blanco", en lo que hace a la persona a quien debe hacerse el pago,
cuando la persona que aparece como beneficiario en el momento en
el que se presenta para su aceptación y pago, no es ante quien el
suscriptor se obligó en el momento de la firma.

SEXTO. Examinadas las resoluciones que dieron origen a la


denuncia de contradicción de tesis y precisada su existencia y
tema, se considera que debe prevalecer, con el carácter de tesis
jurisprudencial, la sustentada en la presente resolución, que es
la que se desprenderá de las consideraciones que a continuación se
exponen:

Según la ley de la materia, el pagaré es un título de


crédito(2) (también llamados títulos ejecutivos o títulos-valor),
esto es, un documento necesario para ejercitar elderecho literal
que en él se consigna; que contiene una promesa incondicional de
pago que hace el suscriptor al beneficiario y que debe cumplir con
los requisitos que la misma ley establece, a efecto de acceder a
una vía privilegiada de cobro mediante el juicio ejecutivo
mercantil.(3)

En efecto, la ley regula un procedimiento de excepción que


tiene como sustento la existencia de un documento que contiene un
derecho reconocido por las partes y que prueba, por sí mismo, la
obligación del deudor, ya que en él se consigna la existencia del
derecho; se definen al acreedor y al deudor y se determinan la
prestación cierta, líquida y exigible de plazo, así como las
condiciones cumplidas, razón por la cual, cuando se funda en este
tipo de documentos la tramitación del juicio reviste gran
celeridad.

Resulta entonces que en el sistema jurídico mexicano al


pagaré se le atribuyen dos características fundamentales sobre las
cuales se sustenta su naturaleza jurídica, pues es considerado
título ejecutivo y constituye una prueba preconstituida de la
acción, y eso es así en tanto que los títulos ejecutivos exhibidos
por la actora para fundamentar su acción son precisamente los
elementos demostrativos que, por sí mismos, constituyen prueba
plena del derecho que en ellos se consigna. Ello justifica ese
procedimiento de excepción.
Ahora bien, dadas tales consecuencias, el pagaré debe cumplir
ciertos requisitos formales para constituirse como título
ejecutivo, situación que ha conducido a identificarlo precisamente
como documento formal, y no sólo por su calidad de ser prueba
preconstruida, sino porque ello permite que el documento adquiera
los principios que caracterizan a todo título de crédito, como son
la literalidad, incorporación, obligación patrimonial, solemnidad,
autonomía y circulación.

En los términos expuestos, el pagaré trae aparejada ejecución


cuando cumple con los requisitos consignados en el referido
artículo 170 de la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito,(4) que son los siguientes:

I. La mención inserta en el texto del documento mediante el


cual se deje claro que se trata de un "pagaré".

II. Un enunciado o leyenda en la cual el suscriptor del


documento manifieste su promesa incondicional de pagar una suma de
dinero.

III. El nombre de la persona a quien se pagará dicha suma.

IV. La época y lugar en que se hará el pago.

V. El lugar y fecha en donde el documento se suscribe.

VI. La firma del suscriptor, es decir, de la persona que


promete hacer el pago.

Como ya se dijo, todos los anteriores requisitos son formales


y, por ello, son necesarios en el texto del documento para su
aceptación o pago en la vía ejecutiva, en términos del artículo
14(5) de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, y ya
así lo determinó esta Primera Sala, al resolver el cuatro de abril
de dos mil uno, por unanimidad de votos, la contradicción de tesis
71/99-PS.

Ahora bien, es evidente que lo óptimo sería que en el acto de


su firma se asentaran en el pagaré todos y cada uno de los
requisitos aludidos; sin embargo, ante la imposibilidad o
dificultad que esto representa en la práctica, la misma ley, en su
artículo 15,(6) admite una satisfacción posterior.

Debe entonces determinarse si ello puede ocurrir respecto de


todos los requisitos formales del pagaré o sólo respecto de
algunos, y hasta qué momento puede hacerse el llenado
correspondiente.

La lectura detallada de la normatividad que regula al pagaré


lleva a la conclusión necesaria de que mientras algunos de los
requisitos formales establecidos en el artículo 170 en cita
determinan su existencia misma, por lo que son de cumplimiento
indispensable desde su firma, otros deben cumplirse para su
eficacia como título ejecutivo, de modo que pueden satisfacerse
más adelante. Una interpretación contraria haría nugatorio el
referido artículo 15.

En ese tenor, si los requisitos de existencia del pagaré se


cumplen, un simple pedazo de papel en el que se insertan una serie
de frases con características especiales, se transforma en algo
totalmente distinto con cualidades propias y efectos positivamente
inusitados, que ante la falta de otros requisitos que no son
esenciales, posteriormente, podrá perfeccionarse para su eficacia.

A continuación, se refieren esos requisitos de existencia o


esenciales del pagaré, según lo ha determinado ya esta Suprema
Corte de Justicia:

Primeramente, como elemento esencial del pagaré se requiere


un documento que contenga la mención expresa de ser precisamente
eso, un pagaré, inserta en su texto,(7) ello como requisito
sacramental, a fin de volver más preciso el tenor del título y más
segura su interpretación de acuerdo con su naturaleza
eminentemente formal.

Conviene apuntar en esta parte que ya esta Suprema Corte de


Justicia sostuvo que en términos gramaticales la palabra "pagaré"
se usa, tratándose de este título de crédito, como sustantivo,
para identificarlo como tal (en atención al requisito que se
consigna en la fracción I del artículo 170), pero que también se
utiliza en la práctica como verbo (en cumplimiento de la fracción
II), ya que dicha voz consigna también la promesa incondicional
que hace el suscriptor de pagar una suma determinada de dinero -
aunque nada impide que respecto de este segundo requisito pueda
utilizarse una semejante-.

Sentado lo anterior, cabe apuntar que también ha sostenido ya


este Alto Tribunal que la promesa de pago ha de referirse
forzosamente a una cantidad determinada que debe consignarse en el
documento desde el momento de su firma, y ello es así por dos
razones: primero, porque debe cumplirse con el principio de
literalidad contenido en el artículo 5o. de la Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito, en cuanto establece que los
títulos de crédito consignan un derecho literal, lo que implica
que el beneficiario de un título no puede exigir al deudor algo
que no esté previsto en su texto, pues el universo de obligaciones
y derechos creado con su expedición no puede ni debe tener otra
interpretación que la realizada respecto de lo que esté contenido
de manera escrita en el mismo documento y, segundo, porque se
estaría contrariando lo previsto por el artículo 170, fracción II,
del mismo ordenamiento, que prevé expresamente que el pagaré
deberá contener "la promesa incondicional de pagar una suma
determinada de dinero".
Podrá acordarse en el pagaré una tasa de intereses,
ordinarios y/o moratorios, pero es conveniente precisar que tales
cláusulas no constituyen un requisito formal del pagaré.(8)

Lo anterior evidencia otro requisito de existencia del título


de crédito de que se trata, que es el de la firma, pues a través
de la mención de ser un pagaré, relativa a la cantidad que ampara
el documento, avalada la promesa con la firma de quien se obliga,
(9) se expresa su voluntad de cumplir con el deber consignado en
el documento y, con ello, se crea una obligación que adquiere
respecto de otra persona, que es a quien deberá pagar la cantidad
determinada.

No sobra apuntar que al ser la firma un requisito de


existencia del pagaré, la misma ley previó que en el caso en que
el obligado no sepa leer y escribir o que por alguna razón no
pueda firmar, deberán aplicarse las formalidades que corresponden
en materia mercantil y que son propias para la sustitución de
firma a ruego del obligado, de conformidad con lo previsto en los
artículos 12 y 86 de la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito.(10)

En los términos expuestos, la persona a quien el documento se


entregue deberá tener especial cuidado de cubrir esos requisitos
esenciales desde el momento de su firma, lo que es de
significativa consideración porque -hay que insistir- la ausencia
de cualquiera de ellos acarrea su inexistencia, en tanto que no
cabe considerar como un pagaré -por todas las consecuencias que
este tipo de crédito implica- a una hoja de papel que no lo
denomine como tal; que no tenga una promesa incondicional de pago
de una cantidad determinada; que no tenga más contenido que
expresión sin firma o que contenga sólo una firma al calce, pues
en estas condiciones no existen los elementos mínimos que puedan
suponer intención alguna, por parte del suscriptor, en el sentido
de obligarse en los términos que tal documento supone y, por ello,
al no existir el pagaré jurídicamente, o al no poder
identificarse, no puede considerarse que algún requisito formal
pueda dejarse para su llenado posterior, en términos del artículo
15 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito.

Así las cosas, a esos requisitos previstos en las fracciones


I, II y VII, del artículo 170, bien puede llamárseles de
"existencia" o "esenciales", denominación que aunque no está
expresamente en la ley, ha sido aceptada en diversos precedentes
de este Alto Tribunal y para efectos académicos y doctrinarios.

Resulta entonces que la satisfacción posterior a la que se


refiere el artículo 15 de la Ley General de Títulos y Operaciones
de Crédito no puede referirse a tales requisitos y, por su
exclusión, sólo puede referirse a los contenidos en las fracciones
III, IV y V.
La presente contradicción de tesis se relaciona únicamente
con el requisito contenido en la fracción III, que se refiere al
nombre de la persona a quien ha de hacerse el pago, razón por la
que a tal fracción se limitará el estudio correspondiente.

Como cuestión preliminar, resulta relevante manifestar que el


pagaré jurídicamente representa un título de crédito que por su
naturaleza y características esenciales es nominativo, en tanto
que debe ser expedido a favor de una persona por mandato expreso
de la ley y, de cualquier forma, no sería razonable concebirlo
como título "al portador" en tanto que aparte de ese requerimiento
expreso -contenido en la fracción III del artículo 170 en
análisis-, dentro del capitulado dedicado al pagaré de la misma
ley, no existe mención alguna que admita o reconozca que ese
título pueda ser "nominativo" o "al portador", como sí lo hace,
por ejemplo, respecto del cheque, en el artículo 179,(11) precepto
que se ubica dentro del capitulado que regula precisamente a ese
título cambiario.

En adición a lo anterior, cabe señalar que dicho numeral 179


no forma parte de los fundamentos comprendidos en la remisión
contenida en el párrafo primero del diverso artículo 174 de la
referida legislación general, aplicables al pagaré.

Por tanto, resulta claro que si la intención del legislador


hubiera sido que el pagaré fuera un título de doble naturaleza
según sus características, o sea, "nominativo" o "al portador",
entonces en la propia norma se presentaría una clara definición de
esta situación, lo que podría ser a través de un precepto de
características similares al referido artículo 179, que se
encontrara en el apartado dedicado al pagaré o, cuando menos, si a
dicho artículo se le hubiera comprendido en el grupo de artículos
de remisión para efectos de complementariedad de la regulación del
pagaré, que se contiene en el primer párrafo del artículo 174, lo
que no hizo.

Sentado lo anterior, cabe apuntar que la circunstancia de que


el pagaré sea un título nominativo por antonomasia no significa
que este requisito formal deba cubrirse físicamente en el
documento en el acto de su suscripción, y eso es así pues esa
inclusión, aunque es deseable que se haga desde el momento de la
firma, no constituye un requisito de existencia del pagaré y, por
ello, puede satisfacerse en fecha posterior de acuerdo con el
referido artículo 15, el que, de otra forma, sería letra muerta.

Sin embargo, al ser el pagaré, por definición, un título de


crédito nominativo, la mención respecto de la persona del
beneficiario tiene que existir desde el momento de su firma, pues
respecto de esa persona se obligó el suscriptor, y si bien el
documento puede circular y, en su caso, tendrá que responder ante
distintos tenedores, la intención que se presume de su parte fue
que la circulación del documento fuera restringida.

Conviene en este punto destacar que la clasificación


bipartita de los títulos de crédito, que hace la ley de la materia
en su artículo 21,(12) diferenciando entre los que son nominativos
y los que son al portador,(13) no es simplemente enunciativa, pues
tiene una consecuencia práctica de la mayor relevancia, ya que la
forma de circulación es diferente en cada caso, pues mientras los
segundos (al portador) se transmiten por simple tradición y la
suscripción obliga a quien la hace a cubrir su monto a cualquiera
que se lo presente,(14) en el caso de los primeros la transmisión
requiere de ciertas formalidades, y sólo si éstas se cumplen, el
suscriptor deberá hacer el pago al tenedor que se lo presente para
cobro.

Deriva de lo anterior que el concepto de legitimación nos


hace ver que en tratándose de títulos de crédito no importa quién
sea el propietario real del derecho consignado en el título, sino
quién es su poseedor legítimo de acuerdo a la ley de su
circulación, de donde resulta que en esta materia el derecho de
propiedad, en su concepto clásico, es hecho a un lado para dejar
como definido el concepto de posesión, pues es al poseedor
legítimo a quien se da el derecho de exigir del suscriptor o
endosante del título la prestación consagrada en él, y al obligado
se le da el derecho de solventar su deuda pagándole al poseedor
formal del título.

Ahora bien, los artículos 26 y 27 de la Ley General de


Títulos y Operaciones de Crédito(15) prevén la forma de trasmisión
de los títulos nominativos y, de acuerdo con ellos, para ser
transmitido el pagaré necesita el endoso de ese titular y la
entrega del documento, y así sucesivamente, y el emitente
reconocerá como tal a quien aparezca en el título mismo, sólo si
la cadena de endosos es correcta.(16)

En esos términos, para que el pagaré circule en él deben


constar los elementos personales del endoso, que son el nombre del
endosante, que es la persona que transfiere el título, y el del
endosatario que es a quien se transfiere, y ello es así pues para
que una transmisión ocurra válidamente es necesario que obre la
constancia escrita en el mismo documento en el que el acreedor
puso a otro en su lugar, y sólo así, el endosante queda obligado -
en un juicio ejecutivo- al pago de la cantidad que ampara el
título, al igual que todos los demás que como deudores aparezcan
en él.

No debe dejar de mencionarse que lo anterior no implica


desconocer que el pagaré también puede transmitirse por otros
medios -como lo es la cesión ordinaria-; los que, sin embargo,
tienen efectos diferentes, pues en tales supuestos se subroga al
adquirente en todos los derechos que el título confiere pero lo
sujeta a todas las excepciones personales que el obligado habría
podido oponer al autor de la transmisión antes de ésta.(17)

Lo anterior evidencia que el llenado respecto del


beneficiario deberá haberse asentando en el pagaré el nombre de la
persona con quien en principio se obligó el suscriptor, y que la
inserción deberá realizarse antes de que el documento entre en
circulación, lo que resulta necesario, pues de otra forma le sería
dable a cualquier tenedor poner el nombre que mejor le resulte
conveniente a sus intereses, pudiendo actuar con arbitrariedad y
abuso y, más aún, en contra de la voluntad del obligado;
modificando, incluso, los términos de su promesa y, lo que es más
grave, implicaría que pudiera cambiar la naturaleza intrínseca del
título y su forma de circulación, contraviniendo el artículo 21 de
la ley de la materia.

En los términos expuestos, si bien persona diversa al primer


beneficiario podrá presentar un pagaré para aceptación y pago, en
la acción cambiaria directa, ello supone que el título haya
entrado válidamente en circulación, esto es, a través de uno de
los medios reconocidos para ello por el derecho aplicable, pues no
sería justificable que el título estuviera en posesión de persona
diversa a la que se hizo la promesa de pago en el acto de la firma
sin una circulación válida -que, como ya se explicó, requiere el
nombre de quien transmite el título-, lo que tendría como
consecuencia la falta de legitimación del tenedor en el juicio
ejecutivo.

La anterior conclusión se corrobora con el mismo texto del


artículo 15, en la parte que dice: "Las menciones y requisitos que
el título de crédito o el acto en él consignado necesitan para su
eficacia, podrán ser satisfechos por quien en su oportunidad debió
llenarlos ...".

Así, si al presentarse el pagaré para su aceptación o pago


consta en él, como beneficiario, el nombre de una persona distinta
de aquella con quien originalmente se obligó el suscriptor cuando
el espacio respectivo se dejó en blanco en el momento de la firma,
será oponible la excepción prevista en la fracción V del artículo
8o. de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito(18) (o
la que corresponda, según el caso), la que de acreditarse
determinará su falta de legitimación en el juicio ejecutivo donde
se pretenda el cobro por ostentarse como titular del crédito sin
tener en realidad esa calidad, al no haberlo adquirido por un
medio de transmisión cambiario o por alguno de los autorizados por
el derecho, lo que constituye requisito ineludible para la no
discusión y el no desconocimiento del título de crédito para
despachar ejecución en ejercicio de la acción cambiaria directa, a
favor de quien lo tiene y formalmente lo posee.

En razón de lo expuesto, debe prevalecer con carácter de


jurisprudencia, la siguiente tesis:
PAGARÉ. CUANDO EL NOMBRE DEL BENEFICIARIO SE DEJÓ EN BLANCO
AL MOMENTO DE LA FIRMA Y QUIEN APARECE EN EL DOCUMENTO AL
PRESENTARLO PARA SU ACEPTACIÓN O PAGO ES UNA PERSONA DISTINTA DE
AQUELLA ANTE LA QUE ORIGINALMENTE SE OBLIGÓ EL SUSCRIPTOR, DICHO
BENEFICIARIO CARECE DE LEGITIMACIÓN PARA EJERCER LA ACCIÓN
CAMBIARIA DIRECTA. El pagaré jurídicamente representa un título de
crédito nominativo en tanto debe expedirse a favor de una persona
por mandato expreso de la fracción III del artículo 170 de la Ley
General de Títulos y Operaciones de Crédito, y si bien el obligado
tendrá que responder ante distintos tenedores, la intención que se
presume de su parte es que la circulación del documento fuera
restringida, esto es, a través de uno de los medios reconocidos
por el derecho aplicable para los títulos nominativos. Lo anterior
evidencia que el llenado respecto del beneficiario debe hacerse
asentando en el pagaré el nombre de la persona con quien en
principio se obligó el suscriptor, y que la inserción -si bien
puede hacerse en un momento posterior a la firma, en términos del
artículo 15 de la citada ley, por no ser un requisito de
existencia-, debe realizarse antes de que el documento entre en
circulación, pues de otra forma le sería dable a cualquier tenedor
poner el nombre que mejor convenga a sus intereses, pudiendo
actuar con arbitrariedad y abuso en contra de la voluntad del
obligado, modificando, incluso, los términos de su promesa, lo que
implicaría que pudiera cambiar la naturaleza intrínseca del título
y su forma de circulación, contraviniendo el artículo 21 de la ley
de la materia. Por tanto, si al presentarse el pagaré para su
aceptación o pago, consta como beneficiario el nombre de una
persona distinta de aquella con quien originalmente se obligó el
suscriptor, cuando se dejó en blanco el espacio respectivo en el
momento de la firma, es oponible la excepción prevista en la
fracción V del artículo 8o. de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, la que, de acreditarse, determinará la
falta de legitimación en el juicio ejecutivo de quien ejercita la
acción cambiaria directa por ostentarse como titular del crédito,
sin tener esa calidad al no haberlo adquirido por un medio de
transmisión cambiario o por alguno de los autorizados por la ley.

Por lo expuesto y fundado, se resuelve:

PRIMERO. Sí existe la contradicción de tesis a que este


expediente se refiere, en los términos del considerando quinto de
estaresolución.

SEGUNDO.-Se declara que debe prevalecer, con carácter de


jurisprudencia, el criterio sostenido por esta Primera Sala, en
los términos de la tesis redactada en el último considerando del
presente fallo.

TERCERO.-Dése publicidad a la tesis jurisprudencial que se


sustenta en la presente resolución en términos del artículo 195 de
la Ley de Amparo.
Notifíquese; cúmplase y, en su oportunidad, archívese el
expediente relativo a la presente contradicción de tesis, como
asunto concluido.

Así lo resolvió la Primera Sala de la Suprema Corte de


Justicia de la Nación, por mayoría de tres votos de los señores
Ministros: Guillermo I. Ortiz Mayagoitia, Olga Sánchez Cordero de
García Villegas (ponente) y presidente Arturo Zaldívar Lelo de
Larrea, en contra del emitido por el Ministro José Ramón Cossío
Díaz, quien señaló que formulará voto particular.

En términos de lo previsto en los artículos 3, fracción II,


13, 14 y 18 de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la
Información Pública Gubernamental, en esta versión pública se
suprime la información considerada legalmente como reservada o
confidencial que encuadra en esos supuestos normativos.

_______________
1. "Núm. registro: 164120
"Jurisprudencia
"Materia(s): Común
"Novena Época
"Instancia: Pleno
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
"XXXII, agosto de 2010
"Tesis: P./J. 72/2010
"Página: 7
"CONTRADICCIÓN DE TESIS. EXISTE CUANDO LAS SALAS DE LA
SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN O LOS TRIBUNALES COLEGIADOS
DE CIRCUITO ADOPTAN EN SUS SENTENCIAS CRITERIOS JURÍDICOS
DISCREPANTES SOBRE UN MISMO PUNTO DE DERECHO, INDEPENDIENTEMENTE
DE QUE LAS CUESTIONES FÁCTICAS QUE LO RODEAN NO SEAN EXACTAMENTE
IGUALES.-De los artículos 107, fracción XIII, de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, 197 y 197-A de la Ley de
Amparo, se advierte que la existencia de la contradicción de
criterios está condicionada a que las Salas de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación o los Tribunales Colegiados de Circuito en
las sentencias que pronuncien sostengan ‘tesis contradictorias’,
entendiéndose por ‘tesis’ el criterio adoptado por el juzgador a
través de argumentaciones lógico-jurídicas para justificar su
decisión en una controversia, lo que determina que la
contradicción de tesis se actualiza cuando dos o más órganos
jurisdiccionales terminales adoptan criterios jurídicos
discrepantes sobre un mismo punto de derecho, independientemente
de que las cuestiones fácticas que lo rodean no sean exactamente
iguales, pues la práctica judicial demuestra la dificultad de que
existan dos o más asuntos idénticos, tanto en los problemas de
derecho como en los de hecho, de ahí que considerar que la
contradicción se actualiza únicamente cuando los asuntos son
exactamente iguales constituye un criterio rigorista que impide
resolver la discrepancia de criterios jurídicos, lo que conlleva a
que el esfuerzo judicial se centre en detectar las diferencias
entre los asuntos y no en solucionar la discrepancia. Además, las
cuestiones fácticas que en ocasiones rodean el problema jurídico
respecto del cual se sostienen criterios opuestos y,
consecuentemente, se denuncian como contradictorios, generalmente
son cuestiones secundarias o accidentales y, por tanto, no inciden
en la naturaleza de los problemas jurídicos resueltos. Es por ello
que este Alto Tribunal interrumpió la jurisprudencia P./J. 26/2001
de rubro: ‘CONTRADICCIÓN DE TESIS DE TRIBUNALES COLEGIADOS DE
CIRCUITO. REQUISITOS PARA SU EXISTENCIA.’, al resolver la
contradicción de tesis 36/2007-PL, pues al establecer que la
contradicción se actualiza siempre que ‘al resolver los negocios
jurídicos se examinen cuestiones jurídicas esencialmente iguales y
se adopten posiciones o criterios jurídicos discrepantes’ se
impedía el estudio del tema jurídico materia de la contradicción
con base en ‘diferencias’ fácticas que desde el punto de vista
estrictamente jurídico no deberían obstaculizar el análisis de
fondo de la contradicción planteada, lo que es contrario a la
lógica del sistema de jurisprudencia establecido en la Ley de
Amparo, pues al sujetarse su existencia al cumplimiento del
indicado requisito disminuye el número de contradicciones que se
resuelven en detrimento de la seguridad jurídica que debe
salvaguardarse ante criterios jurídicos claramente opuestos. De lo
anterior se sigue que la existencia de una contradicción de tesis
deriva de la discrepancia de criterios jurídicos, es decir, de la
oposición en la solución de temas jurídicos que se extraen de
asuntos que pueden válidamente ser diferentes en sus cuestiones
fácticas, lo cual es congruente con la finalidad establecida tanto
en la Constitución General de la República como en la Ley de
Amparo para las contradicciones de tesis, pues permite que cumplan
el propósito para el que fueron creadas y que no se desvirtúe
buscando las diferencias de detalle que impiden su resolución."
"Novena Época
"Instancia: Pleno
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
"Tomo: XXX, julio de 2009
"Tesis: P. XLVII/2009
"Página: 67
"CONTRADICCIÓN DE TESIS. DEBE ESTIMARSE EXISTENTE, AUNQUE SE
ADVIERTAN ELEMENTOS SECUNDARIOS DIFERENTES EN EL ORIGEN DE LAS
EJECUTORIAS.-El Tribunal en Pleno de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, en la jurisprudencia P./J. 26/2001, de rubro:
‘CONTRADICCIÓN DE TESIS DE TRIBUNALES COLEGIADOS DE CIRCUITO.
REQUISITOS PARA SU EXISTENCIA.’, sostuvo su firme rechazo a
resolver las contradicciones de tesis en las que las sentencias
respectivas hubieran partido de distintos elementos, criterio que
se considera indispensable flexibilizar, a fin de dar mayor
eficacia a su función unificadora de la interpretación del orden
jurídico nacional, de modo que no solamente se resuelvan las
contradicciones claramente inobjetables desde un punto de vista
lógico, sino también aquellas cuya existencia sobre un problema
central se encuentre rodeado de situaciones previas diversas, ya
sea por la complejidad de supuestos legales aplicables o por la
profusión de circunstancias de hecho a las que se hubiera tenido
que atender para juzgarlo. En efecto, la confusión provocada por
la coexistencia de posturas disímbolas sobre un mismo problema
jurídico no encuentra justificación en la circunstancia de que,
una y otra posiciones, hubieran tenido un diferenciado origen en
los aspectos accesorios o secundarios que les precedan, ya que las
particularidades de cada caso no siempre resultan relevantes, y
pueden ser sólo adyacentes a un problema jurídico central,
perfectamente identificable y que amerite resolverse. Ante este
tipo de situaciones, en las que pudiera haber duda acerca del
alcance de las modalidades que adoptó cada ejecutoria, debe
preferirse la decisión que conduzca a la certidumbre en las
decisiones judiciales, a través de la unidad interpretativa del
orden jurídico. Por tanto, dejando de lado las características
menores que revistan las sentencias en cuestión, y previa
declaración de la existencia de la contradicción sobre el punto
jurídico central detectado, el Alto Tribunal debe pronunciarse
sobre el fondo del problema y aprovechar la oportunidad para hacer
toda clase de aclaraciones, en orden a precisar las singularidades
de cada una de las sentencias en conflicto, y en todo caso, los
efectos que esas peculiaridades producen y la variedad de
alternativas de solución que correspondan."

2. "Artículo 5o. Son títulos de crédito, los documentos


necesarios para ejercitar el derecho literal que en ellos se
consigna."

3. "Artículo 1391. El procedimiento ejecutivo tiene lugar


cuando la demanda se funda en documento que traiga aparejada
ejecución.-Traen aparejada ejecución: ... IV. Las letras de
cambio, libranzas, vales, pagarés y demás efectos de comercio en
los términos que disponen los artículos relativos de este código,
observándose lo que ordena el artículo 534 respecto a la firma del
aceptante."

4. "Artículo 170. El pagaré debe contener:


"I. La mención de ser pagaré, inserta en el texto del
documento;
"II. La promesa incondicional de pagar una suma determinada
de dinero;
"III. El nombre de la persona a quien ha de hacerse el pago;
"IV. La época y el lugar del pago;
"V. La fecha y el lugar en que se suscriba el documento; y
"VI. La firma del suscriptor, o de la persona que firme a su
ruego o en su nombre."
5. "Artículo 14. Los documentos y los actos a que este título
se refiere, sólo producirán los efectos previstos por el mismo,
cuando contengan las menciones y llenen los requisitos señalados
por la ley y que ésta no presuma expresamente.
"La omisión de tales menciones y requisitos no afectará a la
validez del negocio jurídico que dio origen al documento o al
acto."

6. "Artículo 15. Las menciones y requisitos que el título de


crédito o el acto en él consignado necesitan para su eficacia,
podrán ser satisfechos por quien en su oportunidad debió
llenarlos, hasta antes de la presentación del título para su
aceptación o para su pago."

7. "Núm. registro: 270858


"Tesis aislada
"Materia(s): Civil
"Sexta Época
"Instancia: Tercera Sala
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación
"Cuarta Parte, LVI
"Tesis:
"Página: 80
"PAGARÉS, INTERPRETACIÓN DE LA PALABRA ‘PAGARÉ’ EN LOS.-Es
verdad que la Suprema Corte de Justicia ha sostenido, en
concordancia con lo que al efecto dispone la ley, que un pagaré
debe contener la mención de ser pagaré, inserta en su texto, y que
ese requisito es verdaderamente sacramental, de manera que no es
posible sustituir la palabra aunque sea por otra equivalente. Dado
que el propósito fundamental de la mención de ser letra de cambio,
cheque o pagaré, es la de eliminar la posibilidad de confusión
respecto de la clase de título de la que se trate, para hacer
precisa su calidad y más segura su interpretación, cabe estimar
que lo verdaderamente sacramental, es el empleo precisamente de
las expresiones ‘letra de cambio’ y ‘pagaré’, pero la exigencia de
la ley no puede llegar al extremo de requerir la inclusión de
dichas palabras dentro de fórmulas estrictamente determinadas e
invariables, y usadas, las propias palabras, necesariamente en
determinado sentido. No puede perderse de vista que, a diferencia
de la expresión ‘letra de cambio’, la palabra ‘pagaré’ puede
usarse como sustantivo o como verbo, y que como en un pagaré se
consigna ‘la promesa incondicional de pagar una suma determinada
de dinero’ (artículo 170, fracción II de la Ley General de Títulos
y Operaciones de Crédito), y esa promesa la hace el suscriptor
directamente al beneficiario, resulta lógico el uso de la palabra
‘pagaré’, como verbo, dado que con su empleo en esa forma, se
satisface no sólo el requisito de utilizar esa palabra
sacramental, sino el de hacer la promesa de pago a que se refiere
la fracción II citada. Por eso es que ha sido un uso constante en
nuestro medio comercial, el emplear para esta clase de documentos,
la fórmula ‘debo y pagaré’."
8. "Núm. registro: 192991
"Jurisprudencia
"Materia(s): Civil
"Novena Época
"Instancia: Primera Sala
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
"X, noviembre de 1999
"Tesis: 1a./J. 71/99
"Página: 237
"INTERÉS MORATORIO. NO ES UN REQUISITO DE EFICACIA QUE DEBE
CONTENER EL PAGARÉ.-Entre los requisitos de eficacia que debe
contener el pagaré, expresamente señalados por el artículo 170 de
la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, no se
establece el interés moratorio; por lo que, la facultad
establecida en el artículo 15 de dicho ordenamiento legal,
consistente en que las menciones y requisitos que el título de
crédito o el acto en él consignado necesitan para su eficacia,
podrán ser satisfechos por quien en su oportunidad debió
llenarlos, hasta antes de la presentación del título para su
aceptación o para su pago, no debe considerarse también referida
al interés moratorio, pues al no mencionarse ni desprenderse como
requisito de la propia ley, contenido o no, el título de crédito
produce sus efectos jurídicos."

9. "Núm. registro: 195649


"Jurisprudencia
"Materia(s): Civil
"Novena Época
"Instancia: Primera Sala
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
"VIII, agosto de 1998
"Tesis: 1a./J. 43/98
"Página: 166
"PAGARÉ. NO ES NECESARIO QUE EN ÉL SE ASIENTE LA EXPRESIÓN
GRAMATICAL ‘SUSCRIPTOR’, SI ÉSTE YA LO FIRMÓ.-Atendiendo al
sentido literal del requisito previsto en el artículo 170,
fracción VI de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito,
basta que en un pagaré la persona que reconoce deber a otra y se
obliga incondicionalmente a pagarle una cantidad determinada,
estampe su firma, o en su caso, lo haga quien firme a su ruego o
en su nombre, para estimar satisfecho dicho requisito, pues
precisamente, a través de la firma se expresa la voluntad de
cumplir con la obligación consignada en dicho documento; de ahí
que resulte irrelevante que se señale enseguida de ese signo
inequívoco que tiene el carácter de "suscriptor", pues si ello se
omite, no puede dar lugar a que se considere que no puede producir
sus efectos legales procedentes conforme a lo estipulado en el
artículo 14 de la ley antes citada."

10. "Artículo 12. La incapacidad de alguno de los signatarios


de un título de crédito; el hecho de que en éste aparezcan firmas
falsas o de personas imaginarias; o la circunstancia de que por
cualquier motivo el título no obligue a alguno de los signatarios,
o a las personas que aparezcan como tales, no invalidan las
obligaciones derivadas del título en contra de las demás personas
que lo suscriban."
"Artículo 86. Si el girador no sabe o no puede escribir,
firmará a su ruego otra persona, en fe de lo cual firmará también
un corredor público titulado, un notario o cualquier otro
funcionario que tenga fe pública."

11. "Artículo 179. El cheque puede ser nominativo o al


portador.
(Reformado, D.O.F. 1 de febrero de 2008)
"El cheque expedido por cantidades superiores a las
establecidas por el Banco de México, a través de disposiciones de
carácter general que publique en el Diario Oficial de la
Federación, siempre será nominativo.
(F. de E., D.O.F. 10 de febrero de 1933)
"El cheque que no indique a favor de quién se expide, así
como el emitido a favor de persona determinada y que, además,
contenga la cláusula ‘al portador’, se reputarán al portador."

12. "Artículo 21. Los títulos de crédito podrán ser, según la


forma de su circulación, nominativos o al portador.
"El tenedor del título no puede cambiar la forma de su
circulación sin consentimiento del emisor, salvo disposición legal
expresa en contrario."

13. "Artículo 69. Son títulos al portador los que no están


expedidos a favor de persona determinada, contengan o no la
cláusula ‘al portador’."
"Artículo 23. Son títulos nominativos, los expedidos a favor
de una persona cuyo nombre se consigna en el texto mismo del
documento.-En el caso de títulos nominativos que llevan adheridos
cupones, se considerará que son cupones nominativos, cuando los
mismos estén identificados y vinculados por su número, serie y
demás datos con el título correspondiente.-Únicamente el legítimo
propietario del título nominativo o su representante legal podrán
ejercer, contra la entrega de los cupones correspondientes, los
derechos patrimoniales que otorgue el título al cual estén
adheridos."

14. "Artículo 70. Los títulos al portador se trasmiten por


simple tradición."
"Artículo 71. La suscripción de un título al portador obliga
a quien la hace, a cubrirlo a cualquiera que se lo presente,
aunque el título haya entrado a la circulación contra la voluntad
del suscriptor, o después de que sobrevengan su muerte o
incapacidad."
15. "Artículo 26. Los títulos nominativos serán transmisibles
por endoso y entrega del título mismo, sin perjuicio de que puedan
transmitirse por cualquier otro medio legal."
"Artículo 27. La transmisión del título nominativo por cesión
ordinaria o por cualquier otro medio legal diverso del endoso,
subroga al adquiriente en todos los derechos que el título
confiere; pero lo sujeta a todas las excepciones personales que el
obligado habría podido oponer al autor de la transmisión antes de
ésta. El adquirente tiene derecho a exigir la entrega del título."

16. "Artículo 38. Es propietario de un título nominativo, la


persona en cuyo favor se expida conforme al artículo 23, mientras
no haya algún endoso.-El tenedor de un título nominativo en que
hubiere endosos, se considerará propietario del título, siempre
que justifique su derecho mediante una serie no interrumpida de
aquéllos.-La constancia que ponga el Juez en el título conforme al
artículo 28, se tendrá como endoso para los efectos del párrafo
anterior."

17. "Artículo 26. Los títulos nominativos serán transmisibles


por endoso y entrega del título mismo, sin perjuicio de que puedan
transmitirse por cualquier otro medio legal."
"Artículo 27. La transmisión del título nominativo por cesión
ordinaria o por cualquier otro medio legal diverso del endoso,
subroga al adquiriente en todos los derechos que el título
confiere, pero lo sujeta a todas las excepciones personales que el
obligado habría podido oponer al autor de la transmisión antes de
ésta. El adquirente tiene derecho a exigir la entrega del título."

18. "Artículo 8o. Contra las acciones derivadas de un título


de crédito, sólo pueden oponerse las siguientes excepciones y
defensas:
"...
"V. Las fundadas en la omisión de los requisitos y menciones
que el título o el acto en él consignado deben llenar o contener y
la ley no presuma expresamente, o que no se hayan satisfecho
dentro del término que señala el artículo 15."

PAGARÉ. CORRESPONDE A LA PARTE DEMANDADA LA CARGA DE PROBAR QUE YA


REALIZÓ EL PAGO TOTAL DEL ADEUDO O BIEN QUE, EN SU CASO, ES MENOR
AL RECLAMADO, AUN CUANDO SEA UNA CANTIDAD INFERIOR A LA CONTENIDA
EN AQUÉL.

En un juicio ejecutivo mercantil en el que se ejercita la acción


cambiaria directa derivada de un pagaré, conforme a los artículos
151 y 152 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, y
1391 del Código de Comercio, para que el juzgador despache auto de
ejecución debe revisar, de oficio, si es procedente o no la vía
intentada, mediante el análisis del documento base de la acción,
para verificar que satisfaga los requisitos a que se refiere el
artículo 170 de la indicada Ley, entre ellos, que contenga una
cantidad cierta, líquida y exigible. Ahora bien, la certeza y
liquidez de la deuda no se pierde por el hecho de que el pagaré
señale una cantidad mayor a la reclamada, sin constar en él la
anotación de haberse realizado algún pago parcial, como lo
estipula el artículo 130 del citado ordenamiento; pues atendiendo
a los principios de incorporación y literalidad que rigen a los
títulos de crédito, lleva incorporado el derecho del actor hasta
por el monto que consigna, estableciendo la presunción de que ésta
es la medida del derecho del accionante. Esas características del
pagaré, como título de crédito, hacen que represente una prueba
preconstituida del derecho literal que contiene, cuyo ejercicio
sólo está condicionado a su presentación. Por tanto, en caso de
que por cualquier circunstancia, el actor reclame una cantidad
menor a la mencionada en ese documento, corresponde al demandado
la carga de probar, en el momento procesal oportuno, que ya
realizó el pago del adeudo, o bien que, en su caso, éste es menor
al reclamado; pues sólo de esa manera podrá contradecir o
nulificar la presunción del derecho del actor incorporado en el
título. Además, la circunstancia de que el accionante decida
cobrar una cantidad inferior, es algo que no causa perjuicio
alguno al demandado, toda vez que, en principio, se encuentra
obligado a pagar aquella cantidad.

1a./J. 62/2010

Contradicción de tesis 429/2009. Entre las sustentadas por los


Tribunales Colegiados Décimo y Decimoprimero, ambos en
Materia Civil del Primer Circuito. 9 de junio de 2010. Cinco
votos. Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Secretaria:
Blanca Lobo Domínguez.

Tesis de jurisprudencia 62/2010. Aprobada por la Primera Sala


de este Alto Tribunal, en sesión de fecha siete de julio de
dos mil diez.

Instancia: Primera Sala. Fuente: Semanario Judicial de la


Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo XXXII, Septiembre 2010.
Pág. 136. Tesis de Jurisprudencia.
CONTRADICCIÓN DE TESIS 429/2009. ENTRE LAS SUSTENTADAS POR
LOS TRIBUNALES COLEGIADOS DÉCIMO Y DÉCIMO PRIMERO, AMBOS EN
MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.

CONSIDERANDO:

PRIMERO. Esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de


la Nación es competente para resolver el presente asunto, según lo
dispuesto por los artículos 107, fracción XIII, párrafo primero,
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, 197-A
de la Ley de Amparo, y 21, fracción VIII, de la Ley Orgánica del
Poder Judicial de la Federación, en relación con los puntos
segundo y cuarto del Acuerdo General 5/2001, pues se trata de una
contradicción de criterios entre Tribunales Colegiados de
Circuito, cuya resolución no está reservada al Tribunal Pleno,
conforme al instrumento normativo por el que se reforman las
fracciones I, VI, IX y X del punto tercero del Acuerdo General
Plenario 5/2001, emitido el quince de octubre de dos mil nueve; y
el tema a que se refiere corresponde a la materia civil,
especialidad de la Sala.

SEGUNDO. La denuncia de contradicción de tesis proviene de


parte legítima, al haberse presentado por la Magistrada presidenta
del Décimo Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer
Circuito, actualizando el supuesto de legitimación a que aluden
los artículos 107, fracción XIII, primer párrafo, de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y 197-A,
primer párrafo, de la Ley de Amparo.

TERCERO. Para determinar si en el caso existe o no


contradicción de criterios, resulta necesario analizar las
ejecutorias que en la misma participan.

1) Décimo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer


Circuito.

El amparo directo ********** del que conoció el citado órgano


derivó del juicio ejecutivo mercantil **********, en el que la
parte actora **********, por conducto de su apoderado, ejercitó la
acción cambiaria directa, con base en un pagaré suscrito por la
cantidad de **********, manifestando la accionante que de esa
cantidad, la demandada **********, sólo le adeudaba **********
cuyo pago reclamaba, junto con sus accesorios legales.

Al dar contestación, la demandada opuso la excepción de pago,


señalando que a pesar de haber cubierto la totalidad del adeudo,
la actora se negó a entregarle el pagaré; además, al afirmar que
se le adeudaba la cantidad señalada en último término,
correspondía a dicha parte asumir la carga de la prueba y
demostrar cómo llegó a ese resultado.

La acción intentada por la actora se declaró procedente por


el Juez Trigésimo Tercero de lo Civil del Distrito Federal en
sentencia del **********, la cual se confirmó por la Séptima Sala
Civil del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, en
la resolución del **********, dictada en el toca de apelación
**********.

En contra de esta determinación, la parte demandada promovió


el amparo directo, registrado en el expediente ********** del que
tomó conocimiento el Décimo Tribunal Colegiado en Materia Civil
del Primer Circuito, que en ejecutoria del ********** le concedió
el amparo, con base en las siguientes consideraciones:
"... La Juez, en la sentencia de primera instancia, determinó
que la excepción de pago resultaba infundada, porque las pruebas
que aportó la demandada resultaron insuficientes para tener por
acreditados los pagos del documento base de la acción, lo que
implica que arrojó la carga de la prueba del pago a la demandada;
y en los agravios expuestos en apelación, dicha parte señaló
nuevamente que correspondía a la actora demostrar cómo fue que
llegó a la cantidad demandada, si el pagaré se suscribió por un
monto superior.

"La Sala, en la sentencia definitiva reclamada, determinó que


no podía establecerse que el Juez estuviera obligado a requerir a
la actora para que demostrara cómo llegó a establecer el saldo de
la cantidad reclamada, ya que la dilación probatoria en los
juicios ejecutivos, es para que la demandada justifique sus
excepciones, y no para que el actor pruebe su acción, pues ésta se
funda en un documento que tiene el carácter de prueba
preconstituida; y que por tanto, si la demandada no acreditó el
pago, entonces, no se desvirtuó el alcance de los efectos legales
del pagaré.

"Sin embargo, los artículos 5o. y 170, fracción II, de la Ley


General de Títulos y Operaciones de Crédito, disponen:

"‘Artículo 5o.’ (se transcribe).

"‘Artículo 170.’ (se transcribe).

"De lo que se infiere que los títulos de crédito constituyen


el derecho literal que consignan; y por ende, en documentos tales
como el pagaré, debe precisarse la suma de dinero que el girador
promete pagar incondicionalmente.

"En ese entendido, dado que lo literalmente establecido en el


título es lo que constituye el derecho consignado en el mismo, la
Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito en cita, en los
artículos 129 y 130, aplicables al pagaré conforme a lo dispuesto
por el precepto 174 de ese ordenamiento legal, prevén:

"‘Artículo 129.’ (se transcribe).

"‘Artículo 131.’ (se transcribe).

"Lo que implica que si la certeza del derecho consignado en


el título, deriva de su literalidad, cuando se realiza el pago
debe entregarse el documento al suscriptor; y si se reciben pagos
parciales, deben anotarse en el propio título, con independencia
de que se expidan recibos.

"En consecuencia, aunque conforme a lo dispuesto en el


artículo 1391 del Código de Comercio, basta la exhibición de un
título de crédito para la procedencia del juicio ejecutivo
mercantil; lo cierto es que ello parte del supuesto de que se
ejerce el derecho consignado literalmente en el documento.

"Por tanto, cuando en un juicio ejecutivo mercantil se


reclama una cantidad que no coincide con la que aparece en el
título de crédito exhibido como base de la acción, ni consta en el
mismo la anotación de haberse realizado pagos parciales; entonces,
el derecho ejercido carece de certeza jurídica, pues siendo los
títulos de crédito los documentos necesarios para ejercer el
derecho literal que consignan, si el reclamo se hace por una
cantidad no consignada literalmente en el documento, y la parte
actora no precisa ni justifica su reclamación, ello implica dejar
a su arbitrio el reclamo de la cantidad que desee demandar,
quedando el suscriptor en desventaja, pues se le obligaría a
demostrar la liquidación de una cantidad no establecida
literalmente en el documento.

"En consecuencia, el acreedor debe proporcionar en su


demanda, los conceptos liquidatorios pertinentes, y acompañar los
documentos que permitan al Juez cerciorarse de su derecho, a
efecto de no dejar indefensa a la demandada, dándole oportunidad
de desvirtuar los conceptos y operaciones invocadas por la actora.

"...

"En consecuencia, aun cuando conforme a lo dispuesto por el


artículo 5o. de la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito, son títulos de crédito los documentos necesarios para
ejercer el derecho literal que en ellos se consigna, si en el
pagaré exhibido como base de la acción se consignó el derecho al
cobro de la cantidad de **********, pero únicamente se demandó el
pago de **********; entonces, tal como sostiene la quejosa, la
parte actora debió justificar el porqué de solamente esa
reclamación.

"Mayor aún si se considera que el artículo 1401 del Código de


Comercio, ubicado en el título tercero ‘De los juicios
mercantiles’, dispone que en los escritos de demanda, contestación
y desahogo de vista de ésta, las partes ofrecerán sus pruebas,
relacionándolas con los puntos controvertidos, lo que implica que
no prevé limitación en cuanto a que por tratarse de un juicio
ejecutivo mercantil en el que basta que la actora exhiba el título
de crédito para ejercer el derecho literal que en éste se
consigna, la dilación probatoria sea únicamente para que la parte
demandada ofrezca pruebas para demostrar sus excepciones, sino que
prevé la oportunidad de la actora de demostrar sus afirmaciones.

"Por lo expuesto se concluye que conforme a lo previsto por


los artículos 5o. y 170 de la Ley General de Títulos y Operaciones
de Crédito, los títulos de crédito constituyen el derecho literal
que consignan y, por ende, en documentos tales como el pagaré,
debe precisarse la suma de dinero que el girador promete pagar
incondicionalmente; en ese entendido, dado que lo literalmente
establecido en el título es lo que constituye el derecho
consignado en el mismo, los preceptos 129 y 130, aplicables al
pagaré en términos del precepto 174 de ese ordenamiento legal,
disponen que al realizarse el pago debe entregarse el documento al
suscriptor, y si se reciben pagos parciales deben anotarse en el
propio título. En consecuencia, cuando en un juicio ejecutivo
mercantil se reclama el pago de una cantidad que no coincide con
la que aparece en el pagaré exhibido como base de la acción, ni
consta en el mismo la anotación de haberse realizado algún pago
parcial, entonces, el derecho ejercido carece de certeza jurídica,
por lo que la parte actora debe precisar y justificar su
reclamación, pues lo contrario implicaría dejar a su arbitrio el
fijar el importe de la cantidad cuyo pago desee demandar, y
colocaría al suscriptor en desigualdad procesal, ya que se le
obligaría a demostrar que liquidó una cantidad no establecida
literalmente en el documento, sin conocer los conceptos y
operaciones por los que el actor pretende se le liquide la suma
reclamada."

De la anterior ejecutoria se formó la tesis de rubro y texto


siguientes:

"PAGARÉ. CUANDO EN UN JUICIO EJECUTIVO MERCANTIL SE RECLAMA


EL PAGO DE UNA CANTIDAD QUE NO COINCIDE CON LA QUE APARECE EN
AQUÉL, NI CONSTA EN ESE DOCUMENTO LA ANOTACIÓN DE HABERSE
REALIZADO ALGÚN PAGO PARCIAL, CORRESPONDE A LA PARTE ACTORA
PRECISAR Y JUSTIFICAR SU RECLAMACIÓN. Conforme a los artículos 5o.
y 170 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, los
títulos de crédito constituyen el derecho literal que consignan y,
por ende, en documentos tales como el pagaré, debe precisarse la
suma de dinero que el girador promete pagar incondicionalmente; en
ese entendido, dado que lo literalmente establecido en el título
es lo que constituye el derecho consignado en él, los preceptos
129 y 130, aplicables al pagaré en términos del precepto 174, de
ese ordenamiento legal, disponen que al realizarse el pago debe
entregarse el documento al suscriptor, y si se reciben pagos
parciales deben anotarse en el propio título. En consecuencia,
cuando en un juicio ejecutivo mercantil se reclama el pago de una
cantidad que no coincide con la que aparece en el pagaré exhibido
como base de la acción, ni consta en él la anotación de haberse
realizado algún pago parcial, entonces, el derecho ejercido carece
de certeza jurídica, por lo que la parte actora debe precisar y
justificar su reclamación pues, lo contrario, implicaría dejar a
su arbitrio fijar el importe de la cantidad cuyo pago desee
demandar, y colocaría al suscriptor en desigualdad procesal, ya
que se le obligaría a demostrar que liquidó una cantidad no
establecida literalmente en el documento, sin conocer los
conceptos y operaciones por los que el actor pretende se le
liquide la suma reclamada."
2) Décimo Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil del
Primer Circuito.

Este Tribunal Colegiado conoció del amparo directo


**********, cuyo origen fue el juicio ejecutivo mercantil
registrado con el número **********, donde el actor **********,
por conducto de sus endosatarios en procuración, ejercitó la
acción cambiaria directa con base en un pagaré por la cantidad de
**********; al efecto, la actora precisó que de esa cantidad sólo
reclamaba de los demandados **********, el pago de ********** por
concepto de suerte principal y saldo de ese documento.

Una vez concluido el juicio, la acción intentada por la


actora se declaró procedente por la Juez Quincuagésimo Cuarto de
lo Civil del Distrito Federal, en la sentencia de **********, que
fue confirmada por la Segunda Sala Civil del Tribunal Superior de
Justicia del Distrito Federal en la resolución de **********,
dictada en el toca ********** relativa al recurso de apelación
interpuesto por las partes.

En contra de esa determinación, la demandada promovió el


amparo directo **********, del que conoció el Décimo Primer
Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, que en
ejecutoria del ********** negó al demandado la protección
constitucional, con base en las siguientes consideraciones:

"Por otro lado, en su tercer concepto de violación el


impetrante también aduce que la actora no acreditó el adeudo de la
cantidad reclamada como suerte principal, ya que ésta no coincide
con la del documento base de la acción, por lo que el derecho
ejercido carece de certeza jurídica, dado que la actora no
acreditó su reclamación y se le dejó a su arbitrio fijar el monto
de la cantidad reclamada, lo que coloca al demandado en
desigualdad procesal, puesto que se le obliga a demostrar que
liquidó una cantidad no establecida literalmente en el documento,
sin que se precisen los conceptos y operaciones por los que la
actora pretende que se liquide el monto reclamado, lo que implica
que la suerte reclamada como principal no tiene certeza ni es
líquida y por ello debió declararse improcedente la vía ejecutiva
mercantil ejercitada, atendiendo al contenido de las tesis del
rubros: ‘TÍTULOS EJECUTIVOS. REQUISITOS DE LAS PRESTACIONES
RECLAMADAS EN EL JUICIO EJECUTIVO MERCANTIL.’ y ‘PAGARÉ. CUANDO EN
UN JUICIO EJECUTIVO MERCANTIL SE RECLAMA EL PAGO DE UNA CANTIDAD
QUE NO COINCIDE CON LA QUE APARECE EN AQUÉL, NI CONSTA EN ESE
DOCUMENTO LA ANOTACIÓN DE HABERSE REALIZADO ALGÚN PAGO PARCIAL,
CORRESPONDE A LA PARTE ACTORA PRECISAR Y JUSTIFICAR SU
RECLAMACIÓN.’

"El argumento antes sintetizado resulta infundado.

"Se estima lo anterior, porque partiendo de la base de que el


pagaré es un título de crédito que representa una prueba
constituida del derecho literal que consigna, es decir, del monto
del adeudo que ampara, y que por tanto, al demandado le
corresponde demostrar el pago de dicho adeudo; entonces, es
correcto lo considerado por la Sala responsable en cuanto a que el
hecho de que la parte actora hubiera reclamado una cantidad
inferior a la que consigna el pagaré basal, ningún agravio puede
irrogar al ahora impetrante del amparo, en tanto que ello
significa que implícitamente está reconociendo a favor del
obligado ciertos pagos sobre el adeudo consignado en el básico, o
en su caso, que está renunciando en su perjuicio a la diferencia
del monto del documento que no está incluyendo en la cantidad
reclamada, caso en cual, lejos de agraviar al obligado lo
beneficia, al reclamársele una cantidad inferior a la que ampara
el título de crédito.

"De tal suerte que, es en su caso al demandado a quien


corresponde demostrar que los pagos realizados al monto que
consigna el pagaré basal, no son por el monto que calculó la parte
actora, sino por uno mayor que disminuye la cantidad del reclamo,
máxime que si en el caso, el título de crédito básico se otorgó
para garantizar una línea de crédito otorgado a favor de la
codemandada moral, la carga de la prueba para acreditar que el
monto reclamado no es el que realmente señala la actora, es a
cargo del enjuiciado.

"De ahí que contrariamente a lo que alega el impetrante, el


hecho de que la enjuiciante no hubiera precisado los pagos que
tomó en consideración para disminuir el monto del adeudo
consignado en el básico, no significa que el adeudo reclamado
carezca de certeza jurídica, y menos aún, que se deje al arbitrio
de ésta fijar el monto de la cantidad que reclamó, porque su
derecho de reclamo deriva de un título de crédito que constituye
una prueba preconstituida de la acción, incluso por el monto que
consigna ese documento, razón por la cual, es en el periodo
probatorio en el que la parte demandada debe desvirtuar la
eficacia de que goza el título de crédito o bien, justificar con
las pruebas contundentes que ya realizó el pago del adeudo
reclamado, o que en su caso, éste es menor, lo que no ocurre en la
especie, porque el ahora quejoso no justificó haber realizado el
pago total del adeudo reclamado, ni que hizo otros pagos
adicionales a los que contempló la parte demandada.

"Por lo tanto, debe decirse que este Tribunal Colegiado no


comparte el criterio sustentado en la tesis que invoca el quejoso,
del rubro: ‘PAGARÉ. CUANDO EN UN JUICIO EJECUTIVO MERCANTIL SE
RECLAMA EL PAGO DE UNA CANTIDAD QUE NO COINCIDE CON LA QUE APARECE
EN AQUÉL, NI CONSTA EN ESE DOCUMENTO LA ANOTACIÓN DE HABERSE
REALIZADO ALGÚN PAGO PARCIAL, CORRESPONDE A LA PARTE ACTORA
PRECISAR Y JUSTIFICAR SU RECLAMACIÓN.’, pues atentas las
consideraciones realizadas, se estima que no es al actor a quien
corresponde justificar y precisar su reclamación, en razón de que
atendiendo a la literalidad del pagaré, éste tiene un derecho de
pago consignado en el mismo por el monto que se indica, y ese
título de crédito constituye una prueba preconstituida de su
acción, la cual como se dijo, debe ser en su caso desvirtuada por
el actor (sic) en el periodo probatorio, ya sea en cuanto a la
eficacia de que goza el título, o en cuanto a los pagos
realizados.

"Sin que tampoco se advierta que resulte aplicable en


beneficio del quejoso, el criterio de la diversa tesis que invoca,
del rubro: ‘TÍTULOS EJECUTIVOS. REQUISITOS DE LAS PRESTACIONES
RECLAMADAS EN EL JUICIO EJECUTIVO MERCANTIL.’ ya que en ésta se
señala que la acción cambiaria directa debe estar apoyada en
títulos ejecutivos mercantiles y las prestaciones reclamadas deben
ser ciertas, líquidas, exigibles, de plazo y condiciones
cumplidas, lo cual aconteció en el caso, ya que la acción se
encuentra sustentada en un pagaré, que se considera como un título
ejecutivo mercantil y las prestaciones reclamadas son ciertas,
líquidas, exigibles, de plazo y condiciones cumplidas, en tanto
que se reclamó una cantidad determinada de dinero y aunque el
pagaré basal es de vencimiento a la vista, con el protesto
levantado se hizo exigible."

De ese asunto, derivó la siguiente tesis:

"PAGARÉ. SI EN UN JUICIO EJECUTIVO MERCANTIL SE RECLAMA EL


PAGO DE UNA CANTIDAD MENOR A LA QUE APARECE EN EL TÍTULO Y NO
CONSTA EN EL MISMO LA ANOTACIÓN DE HABERSE REALIZADO ALGÚN PAGO
PARCIAL, CORRESPONDE A LA PARTE DEMANDADA LA CARGA DE LA PRUEBA DE
JUSTIFICAR QUE YA REALIZÓ EL PAGO TOTAL DEL ADEUDO O BIEN QUE EN
SU CASO ES MENOR AL RECLAMADO. El hecho de que la parte actora
hubiera reclamado una cantidad inferior a la que consigna el
pagaré base de la acción, aun y cuando no conste en el mismo
anotación alguna de pago, significa que implícitamente está
reconociendo a favor del obligado ciertos pagos sobre el adeudo
consignado en el básico, o en su caso, que está renunciando en su
perjuicio a la diferencia del monto del documento que no está
incluyendo en la cantidad reclamada, caso en el cual, lejos de
agraviar al obligado lo beneficia, al reclamársele una cantidad
inferior a la que ampara el título de crédito. Por consiguiente,
cuando este último no reconoce el adeudo reclamado por su
contraparte, en él recae la carga de la prueba para justificar con
las pruebas contundentes que ya realizó el pago del adeudo, o bien
que en su caso, éste es incluso menor al reclamado, pues partiendo
de la base de que el pagaré es un título de crédito que representa
una prueba preconstituida del derecho literal que consigna, es
decir, del monto del adeudo que ampara, al demandado le
corresponde demostrar el pago de dicho adeudo o desvirtuar la
eficacia de que goza el título."

CUARTO. Existencia de la contradicción. La Suprema Corte de


Justicia de la Nación, al interpretar los artículos 107, fracción
XIII, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
y 197-A de la Ley de Amparo, ha sostenido que para que exista
contradicción de tesis basta que se hayan examinado hipótesis
jurídicas esencialmente iguales y los Tribunales Colegiados de
Circuito hubiesen llegado a conclusiones opuestas, sin necesidad
de que sean exactamente iguales en cuanto alas cuestiones fácticas
que los rodean, según se desprende de la tesis XLVI/2009 del
Tribunal Pleno, que dice:

"CONTRADICCIÓN DE TESIS. EXISTE CUANDO LAS SALAS DE LA


SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN O LOS TRIBUNALES COLEGIADOS
DE CIRCUITO ADOPTAN EN SUS SENTENCIAS CRITERIOS JURÍDICOS
DISCREPANTES SOBRE UN MISMO PUNTO DE DERECHO, INDEPENDIENTEMENTE
DE QUE LAS CUESTIONES FÁCTICAS QUE LO RODEAN NO SEAN EXACTAMENTE
IGUALES (INTERRUPCIÓN DE LA JURISPRUDENCIA P./J. 26/2001, DE
RUBRO: ‘CONTRADICCIÓN DE TESIS DE TRIBUNALES COLEGIADOS DE
CIRCUITO. REQUISITOS PARA SU EXISTENCIA.’). De los artículos 107,
fracción XIII, de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, 197 y 197-A de la Ley de Amparo, se advierte que la
existencia de la contradicción de criterios está condicionada a
que las Salas de la Suprema Corte de Justicia de la Nación o los
Tribunales Colegiados de Circuito en las sentencias que pronuncien
sostengan tesis contradictorias, entendiéndose por tesis el
criterio adoptado por el juzgador a través de argumentaciones
lógico-jurídicas para justificar su decisión en una controversia,
lo que determina que la contradicción de tesis se actualiza cuando
dos o más órganos jurisdiccionales terminales adoptan criterios
jurídicos discrepantes sobre un mismo punto de derecho,
independientemente de que las cuestiones fácticas que lo rodean no
sean exactamente iguales, pues la práctica judicial demuestra la
dificultad de que existan dos o más asuntos idénticos, tanto en
los problemas de derecho como en los de hecho, de ahí que
considerar que la contradicción se actualiza únicamente cuando los
asuntos son exactamente iguales constituye un criterio rigorista
que impide resolver la discrepancia de criterios jurídicos, lo que
conlleva a que el esfuerzo judicial se centre en detectar las
diferencias entre los asuntos y no en solucionar la discrepancia.
Además, las cuestiones fácticas que en ocasiones rodean el
problema jurídico respecto del cual se sostienen criterios
opuestos y, consecuentemente, se denuncian como contradictorios,
generalmente son cuestiones secundarias o accidentales y, por
tanto, no inciden en la naturaleza de los problemas jurídicos
resueltos. Es por ello que este Alto Tribunal interrumpe la
jurisprudencia citada al rubro, pues al establecer que la
contradicción se actualiza siempre que al resolver los negocios
jurídicos se examinen cuestiones jurídicas esencialmente iguales y
se adopten posiciones o criterios jurídicos discrepantes impide el
estudio del tema jurídico materia de la contradicción con base en
diferencias fácticas que desde el punto de vista estrictamente
jurídico no deberían obstaculizar el análisis de fondo de la
contradicción planteada, lo que es contrario a la lógica del
sistema de jurisprudencia establecido en la Ley de Amparo, pues al
sujetarse su existencia al cumplimiento del indicado requisito
disminuye el número de contradicciones que se resuelven en
detrimento de la seguridad jurídica que debe salvaguardarse ante
criterios jurídicos claramente opuestos. De lo anterior se sigue
que la existencia de una contradicción de tesis deriva de la
discrepancia de criterios jurídicos, es decir, de la oposición en
la solución de temas jurídicos que se extraen de asuntos que
pueden válidamente ser diferentes en sus cuestiones fácticas, lo
cual es congruente con la finalidad establecida tanto en la
Constitución General de la República como en la Ley de Amparo para
las contradicciones de tesis, pues permite que cumplan el
propósito para el que fueron creadas y que no se desvirtúe
buscando las diferencias de detalle que impiden su resolución."
(No. Registro: 166993. Tesis aislada. Materia(s): Común. Novena
Época. Instancia: Pleno. Fuente: Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Tomo XXX, julio de 2009, tesis P.
XLVI/2009, página 68).

"Contradicción de tesis 36/2007-PL. Entre las sustentadas por


la Primera y la Segunda Salas de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación. 30 de abril de 2009. Unanimidad de diez votos. Ausente:
Sergio Salvador Aguirre Anguiano. Ponente: Margarita Beatriz Luna
Ramos. Secretario: Alfredo Villeda Ayala."

En esa virtud, con base en lo expuesto en párrafos


anteriores, se arriba a la convicción de que sí existe
contradicción de tesis, ya que de las ejecutorias transcritas se
evidencia que los Tribunales Colegiados examinaron cuestiones
esencialmente iguales y adoptaron criterios discrepantes.

Lo anterior, porque el Décimo Tribunal Colegiado en Materia


Civil del Primer Circuito analizó una acción cambiaria directa
iniciada con base en un pagaré, en el que constaba una cantidad
mayor a la reclamada por el accionante, sin que se hiciera constar
en dicho documento algún pago parcial, y concluyó que el derecho
ejercido en esas condiciones carecía de certeza jurídica y por esa
razón, la actora debió precisar y justificar su reclamación, pues
lo contrario implicaría dejar a su arbitrio el fijar el importe de
la cantidad cuyo pago desee demandar, y colocaría al suscriptor en
desigualdad procesal, ya que se le obligaría a demostrar que
liquidó una cantidad no establecida literalmente en el documento,
sin conocer los conceptos y operaciones por los que el actor
pretendía liquidar la suma reclamada.

Mientras que el Décimo Primer Tribunal Colegiado en la misma


materia y circuito, al analizar una circunstancia similar, estimó
que el hecho de que el actor no hubiera precisado los pagos que
tomó en consideración para disminuir el monto del adeudo
consignado en el pagaré, ello no significa que el adeudo reclamado
careciera de certeza jurídica, por ser al demandado a quien
correspondía demostrar el pago del adeudo.
En esas condiciones, se estima que sí existe la contradicción
de tesis denunciada, y que ésta consiste en determinar:

A quién corresponde la carga de la prueba cuando, en la vía


ejecutiva mercantil, mediante el ejercicio de la acción cambiaria
directa se reclama el adeudo basado en un pagaré suscrito por una
cantidad mayor a la reclamada por el accionante, sin que conste en
dicho documento algún pago parcial.

QUINTO. Para resolver la contradicción de tesis denunciada


conviene recordar algunas nociones sobre los títulos de crédito en
general, y del pagaré en particular.

De entre los principios que rigen los títulos de crédito,


importan para el estudio de este asunto, los de incorporación y de
literalidad.

Incorporación. De acuerdo con la doctrina, el título de


crédito es un documento que lleva incorporado un derecho en tal
forma que el derecho va íntimamente unido al título y su ejercicio
está condicionado a la exhibición del documento; sin presentar el
título no se puede ejercer el derecho en él incorporado; por lo
cual se afirma que: "la razón de poseer el derecho es el hecho de
poseer el título".

La incorporación del derecho al documento se considera tan


íntima, que el derecho se convierte en algo accesorio del
documento. Generalmente, los derechos tienen existencia,
independientemente del documento que sirve para comprobarlo, y
puede ejercerse sin necesidad estricta del documento; pero
tratándose de títulos de crédito, el documento es lo principal y
el derecho lo accesorio; el derecho no existe ni puede ejercerse
si no es en función del documento y condicionado a él.

Literalidad. Los títulos de crédito se rigen también por el


principio de literalidad, según el cual, el derecho incorporado en
el título es literal. Esto significa que tal derecho se medirá en
su extensión y demás circunstancias, por la letra del documento,
por lo que literalmente se encuentre en él consignado. Sin
embargo, la literalidad puede estar contradicha o nulificada por
otros elementos o por la ley. De ahí que la literalidad sea una
característica de los títulos de crédito y presuncionalmente, la
medida del derecho incorporado en el título es la medida que se
contenga en la letra del documento.

Los principios de incorporación y literalidad se encuentran


contenidos en el artículo 5o. de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, que dispone:

"Artículo 5o. Son títulos de crédito, los documentos


necesarios para ejercitar el derecho literal que en ellos se
consigna."
El pagaré. Uno de los títulos de crédito es el pagaré, el
cual debe reunir los siguientes requisitos que establece el
artículo 170 de la mencionada Ley General de Títulos y Operaciones
de Crédito:

"Artículo 170. El pagaré debe contener:

"I. La mención de ser pagaré, inserta en el texto del


documento;

"II. La promesa incondicional de pagar una suma determinada


de dinero;

"III. El nombre de la persona a quien ha de hacerse el pago;

"IV. La época y el lugar del pago;

"V. La fecha y el lugar en que se suscriba el documento; y

"VI. La firma del suscriptor, o de la persona que firme a su


ruego o en su nombre."

De esos requisitos, importa para el presente asunto el


previsto en la fracción II, relativo a la "promesa incondicional
de pagar una suma determinada de dinero".

Sobre el particular, debe tomarse en cuenta que por


disposición expresa del artículo 174 de la propia Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito, al pagaré le resultan aplicables
algunos preceptos relativos a la letra de cambio, como se advierte
del texto de ese numeral:

"Artículo 174. Son aplicables al pagaré, en lo conducente,


los artículos 77, párrafo final, 79, 80, 81, 85, 86, 88, 90, 109
al 116, 126 al 132, 139, 140, 142, 143, párrafos segundo, tercero
y cuarto, 144, párrafos segundo y tercero, 148, 149, 150,
fracciones II y III, 151 al 162, y 164 al 169.

"Para los efectos del artículo 152, el importe del pagaré


comprenderá los réditos caídos; el descuento del pagaré no vencido
se calculará al tipo de interés pactado en éste, o en su defecto
al tipo legal; y los intereses moratorios se computarán al tipo
estipulado para ellos; a falta de esa estipulación, al tipo de
rédito fijado en el documento, y en defecto de ambos, al tipo
legal.

"El suscriptor del pagaré se considerará como aceptante para


todos los efectos de las disposiciones enumeradas antes, salvo el
caso de los artículos 168 y 169, en que se equiparará al girador."
Entre las disposiciones referentes a la letra de cambio que
son aplicables al pagaré, se encuentran las relativas al pago,
regidas por los artículos 126 al 132 de la propia ley, que
establecen:

"Artículo 126. La letra debe ser presentada para su pago en


el lugar y dirección señalados en ella al efecto, observándose en
su caso lo dispuesto por el artículo 77.

"Si la letra no contiene dirección, debe ser presentada para


su pago:

"I. En el domicilio o en la residencia del girado, del


aceptante, o del domiciliatario, en su caso;

"II. En el domicilio o en la residencia de los


recomendatarios, si los hubiere."

"Artículo 127. La letra debe ser presentada para su pago el


día de su vencimiento, observándose en su caso lo prescrito por el
artículo 81."

"Artículo 128. La letra a la vista debe ser presentada para


su pago dentro de los seis meses que sigan a su fecha. Cualquiera
de los obligados podrá reducir ese plazo, consignándolo así en la
letra. En la misma forma el girador podrá, además, ampliarlo, y
prohibir la presentación de la letra antes de determinada época."

"Artículo 129. El pago de la letra debe hacerse precisamente


contra su entrega."

"Artículo 130. El tenedor no puede rechazar un pago parcial;


pero debe conservar la letra en su poder mientras no se le cubra
íntegramente, anotando en ella la cantidad cobrada y dando por
separado el recibo correspondiente."

"Artículo 131. El tenedor no puede ser obligado a recibir el


pago antes del vencimiento de la letra.

"El girado que paga antes del vencimiento, queda responsable


de la validez del pago."

"Artículo 132. Si no se exige el pago de la letra a su


vencimiento, el girado o cualquiera de los obligados en ella,
después de transcurrido el plazo del protesto, tiene el derecho de
depositar en el Banco de México el importe de la letra a expensas
y riesgo del tenedor, y sin obligación de dar aviso a éste."

De lo anteriormente señalado, así como de las disposiciones


transcritas, se puede afirmar lo siguiente:
• El pagaré debe contener la promesa incondicional de pagar
una suma determinada de dinero.

• El pagaré debe ser, como consecuencia del principio de


incorporación, presentado por el tenedor para su pago, el día de
su vencimiento, y si dicho día es feriado, al siguiente hábil.

• El pagaré a la vista, deberá presentarse para su pago


dentro de un lapso de seis meses a partir de la fecha en que se
suscribió.

• El pago debe ser hecho en el domicilio señalado en el


pagaré y si no hubiere señalamiento, en el domicilio del obligado.

• El pago debe hacerse contra la entrega del pagaré; lo cual


no significa que el pago hecho sin recoger el documento no sea
válido, pues en caso de que así se hiciere, podría oponerse la
correspondiente excepción de pago, como personal, al tenedor ya
pagado que pretendiera cobrarlo, pero tal excepción no prosperaría
contra un tercero de buena fe.

• El deudor no puede obligar al acreedor a recibir un pago


anticipado y si paga antes del vencimiento, será responsable de su
validez; esto es, volverá a pagar en caso de que la persona a
quien haya pagado anticipadamente, no resulte ser tenedor
legítimo.

• El tenedor del pagaré está obligado a recibir un pago


parcial, pero retendrá el documento en su poder mientras no se le
cubra íntegramente, anotará en el cuerpo del mismo los pagos
parciales que reciba y extenderá recibo por separado, en cada
caso.

• Si el tenedor no exige el pago al vencimiento del pagaré,


el deudor puede liberarse de su obligación, consignando en el
Banco de México el importe del pagaré a expensas y riesgos del
tenedor y sin necesidad de dar aviso a éste.

Ahora bien, en caso de que el deudor no efectúe el pago


respectivo, el tenedor del pagaré puede acudir a los órganos
jurisdiccionales mediante una acción cambiaria respectiva, cuyo
ejercicio se encuentra regulado, entre otros, por los artículos
150, fracciones II y III, 151 al 162, y 164 al 169 de la propia
Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, que si bien se
refieren a la letra de cambio, también son aplicables al pagaré,
conforme al numeral 174 del mismo cuerpo legal.

El primero de esos numerales dispone en su fracción II:

"Artículo 150. La acción cambiaria se ejercita:

"...
"II. En caso de falta de pago o de pago parcial;"

Una vez intentada la acción cambiaria a que se refiere el


artículo 150 de la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito, el deudor sólo puede hacer valer las excepciones y
defensas previstas en el artículo 8o. de ese ordenamiento, entre
las cuales destacan las previstas en las fracciones V, VIII y XI,
referidas a los requisitos del pagaré o bien, la quita o el pago
parcial, así como las personales contra el actor:

"Artículo 8o. Contra las acciones derivadas de un título de


crédito, sólo pueden oponerse las siguientes excepciones y
defensas:

"...

"V. Las fundadas en la omisión de los requisitos y menciones


que el título o el acto en él consignado deben llenar o contener y
la ley no presuma expresamente, o que no se hayan satisfecho
dentro del término que señala el artículo 15;

"...

"VIII. Las que se basen en la quita o pago parcial que


consten en el texto mismo del documento, o en el depósito del
importe de la letra en el caso del artículo 132;

"...

"XI. Las personales que tenga el demandado contra el actor."

Asimismo, para iniciar dicha acción cambiaria y atendiendo al


principio de incorporación, el actor debe presentar el título,
como lo exige el artículo 17 de la mencionada ley:

"Artículo 17. El tenedor de un título tiene la obligación de


exhibirlo para ejercitar el derecho que en él se consigna. Cuando
sea pagado, debe restituirlo. Si es pagado sólo parcialmente o en
lo accesorio, debe hacer mención del pago en el título. En los
casos de robo, extravío, destrucción o deterioro grave, se estará
a lo dispuesto por los artículos 42 al 68, 74 y 75."

Ahora bien, ordinariamente, los documentos privados para


aparejar ejecución necesitan ser reconocidos formalmente. Sin
embargo, en virtud del rigor cambiario que rige a los títulos de
crédito, no es necesario reconocer la firma de un pagaré para que
se despache ejecución, porque ésta va aparejada al documento
mismo, sin necesidad de reconocimiento, como se establece
expresamente en el artículo 167 de la citada Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito:
"Artículo 167. La acción cambiaria contra cualquiera de los
signatarios de la letra es ejecutiva por el importe de ésta, y por
el de los intereses y gastos accesorios, sin necesidad de que
reconozca previamente su firma el demandado.

"Contra ella no pueden oponerse sino las excepciones y


defensas enumeradas en el artículo 8o."

Asimismo, la acción cambiaria es ejecutiva; el fundamento de


esta ejecutividad radica en la voluntad del signatario que ha
firmado un documento que ya sabe, trae aparejada dicha ejecución.

La acción cambiaria será directa contra el suscriptor del


pagaré y sus avalistas, y de regreso, contra todos los demás
signatarios, conforme al artículo 151 del referido cuerpo legal:

"Artículo 151. La acción cambiaria es directa o de regreso;


directa, cuando se deduce contra el aceptante o sus avalistas; de
regreso, cuando se ejercita contra cualquier otro obligado."

Además, su contenido está determinado por el artículo 152 que


dispone:

"Artículo 152. Mediante la acción cambiaria, el último


tenedor de la letra puede reclamar el pago:

"I. Del importe de la letra;

"II. De intereses moratorios al tipo legal, desde el día del


vencimiento;

"III. De los gastos de protesto y de los demás gastos


legítimos;

"IV. Del premio de cambio entre la plaza en que debería


haberse pagado la letra y la plaza en que se la haga efectiva, más
los gastos de situación.

"Si la letra no estuviere vencida, de su importe se deducirá


el descuento, calculado al tipo de interés legal."

A su vez, el procedimiento para ejercitar las acciones


cambiarias, particularmente la acción cambiaria directa en contra
del suscriptor de un pagaré, se encuentra regulado por las
disposiciones del Código de Comercio y sus legislaciones
supletorias.

De esas disposiciones, destaca el artículo 1391 del código


mercantil en cita, que establece:

Código de Comercio
"Artículo 1391. El procedimiento ejecutivo tiene lugar cuando
la demanda se funda en documento que traiga aparejada ejecución.

"Traen aparejada ejecución:

"...

"IV. Los títulos de crédito; ..."

De acuerdo con el mencionado artículo 1391 del Código de


Comercio, los títulos de crédito son documentos que traen
aparejada ejecución, por lo que, además de la fuerza ejecutiva que
poseen, les corresponde el carácter de prueba preconstituida de la
acción hasta por el monto consignado en ellos, en términos de la
siguiente jurisprudencia establecida por este Alto Tribunal:

"TÍTULOS EJECUTIVOS. SON PRUEBA PRECONSTITUIDA. Los


documentos a los que la ley concede el carácter de títulos
ejecutivos, constituyen una prueba preconstituida de la acción."
(No. Registro: 395368. Jurisprudencia. Materia(s): Civil. Quinta
Época. Instancia: Tercera Sala. Fuente: Apéndice de 1988, Parte
II, tesis 1962, página 3175).

En esos términos, aunque el artículo 1391 del Código de


Comercio no lo señala expresamente, se debe entender que el
juzgador deberá despachar ejecución si los títulos ejecutivos
presentados por el actor reúnen el requisito de contener una deuda
cierta, líquida y exigible, como se sostiene en las siguientes
tesis de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación:

"TÍTULOS EJECUTIVOS. REQUISITOS QUE DEBEN SATISFACER. El


juicio ejecutivo es un juicio de excepción que se basa en el
establecimiento, por un título, de un derecho perfectamente
reconocido por las partes; el documento mismo prolija la
existencia delderecho, define al acreedor y al deudor y determina
la prestación cierta, líquida y exigible, de plazo y condiciones
cumplidos, como pruebas todas ellas consignadas en el título.
Ahora bien, si se deduce una acción en la vía ejecutiva mercantil,
pero de los términos de la demanda se advierte con claridad que se
están ejercitando derechos controvertibles, que no hay la
exigencia de una deuda cierta y líquida, se pone de relieve que se
está frente a un título que no puede fundar una acción ejecutiva,
porque no se reúnen los requisitos que la doctrina y la
jurisprudencia de esta Suprema Corte han señalado como
indispensables para que un título traiga aparejada ejecución."
(No. Registro: 818804. Tesis aislada. Materia(s): Civil. Sexta
Época. Instancia: Tercera Sala. Fuente: Semanario Judicial de la
Federación. Cuarta Parte, Tomo CXXIV, tesis, página 107).

"Amparo directo 265/66. **********. 11 de octubre de 1967.


Unanimidad de cuatro votos. Ponente: Rafael Rojina Villegas."
"VÍA EJECUTIVA MERCANTIL. PARA SU PROCEDENCIA, EL CONTRATO DE
CRÉDITO PREVISTO EN EL ARTÍCULO 68 DE LA LEY DE INSTITUCIONES DE
CRÉDITO CONSTITUYE UN TÍTULO EJECUTIVO ÚNICAMENTE CUANDO SE
PRESENTA JUNTO CON EL ESTADO DE CUENTA CORRESPONDIENTE.-En los
contratos de crédito, sean simples o en cuenta corriente, el
estado de cuenta certificado por el contador facultado por la
institución acreedora es el documento que sirve de base para
determinar el monto a cargo de los acreditados respecto del
crédito otorgado por aquélla. Esto es, al ser el instrumento que
contiene el desglose y soporte documental de las diversas
operaciones bancarias que originan el saldo a pagar, el estado de
cuenta dota de liquidez y de certeza a las obligaciones contenidas
-de manera más abstracta- en los contratos de crédito. Por tanto,
para la procedencia de la vía ejecutiva mercantil, el contrato de
crédito previsto en el artículo 68 de la Ley de Instituciones de
Crédito constituye un título ejecutivo únicamente cuando se
presenta junto con el estado de cuenta correspondiente, pues sólo
así puede considerarse como un documento autosuficiente para
ejercer el derecho literal que en él se consigna, en términos del
artículo 5o. de la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito." (No. Registro: 169769. Tesis aislada. Materia(s): Civil.
Novena Época. Instancia: Primera Sala. Fuente: Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta, Tomo XXVII, abril de 2008, tesis 1a.
XXXI/2008, página 360).

"Amparo directo en revisión 2104/2007. **********. 20 de


febrero de 2008. Cinco votos. Ponente: José de Jesús Gudiño
Pelayo. Secretario: José Alberto Tamayo Valenzuela."

De todo lo anterior puede concluirse que en un juicio


ejecutivo mercantil en el que se ejercita la acción cambiaria
directa derivada de un pagaré, conforme a los artículos 151 y 152
de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, y 1391 del
Código de Comercio, para que el juzgador despache auto de
ejecución debe revisar, de oficio, si es procedente o no la vía
intentada, mediante el análisis del documento base de la acción,
para verificar que satisfaga los requisitos a que se refiere el
artículo 170 de la indicada ley, entre ellos, que contenga una
cantidad cierta, líquida y exigible.

Ahora bien, la certeza y liquidez de la deuda no se pierde


por el hecho de que el pagaré señale una cantidad mayor a la
reclamada, sin constar en él la anotación de haberse realizado
algún pago parcial, como lo estipula el artículo 130 del citado
ordenamiento; pues atendiendo a los principios de incorporación y
literalidad que rigen a los títulos de crédito, lleva incorporado
el derecho del actor hasta por el monto que consigna,
estableciendo la presunción de que ésta es la medida del derecho
del accionante.

Esas características del pagaré, como título de crédito,


hacen que represente una prueba preconstituida del derecho literal
que contiene, cuyo ejercicio sólo está condicionado a su
presentación.

Por tanto, en caso de que por cualquier circunstancia, el


actor reclame una cantidad menor a la mencionada en ese documento,
corresponde al demandado la carga de probar, en el momento
procesal oportuno, que ya realizó el pago del adeudo, o bien que,
en su caso, éste es menor al reclamado; pues sólo de esa manera
podrá contradecir o nulificar la presunción del derecho del actor
incorporado en el título.

Además, la circunstancia de que el accionante decida cobrar


una cantidad inferior, es algo que no causa perjuicio alguno al
demandado, toda vez que, en principio, se encuentra obligado a
pagar aquella cantidad.

En vista de lo considerado, debe prevalecer, con carácter de


jurisprudencia, el criterio que sustenta esta Primera Sala,
redactado con el rubro y texto siguientes:

PAGARÉ. CORRESPONDE A LA PARTE DEMANDADA LA CARGA DE PROBAR


QUE YA REALIZÓ EL PAGO TOTAL DEL ADEUDO O BIEN QUE, EN SU CASO, ES
MENOR AL RECLAMADO, AUN CUANDO SEA UNA CANTIDAD INFERIOR A LA
CONTENIDA EN AQUÉL.-En un juicio ejecutivo mercantil en el que se
ejercita la acción cambiaria directa derivada de un pagaré,
conforme a los artículos 151 y 152 de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, y 1391 del Código de Comercio, para que el
juzgador despache auto de ejecución debe revisar, de oficio, si es
procedente o no la vía intentada, mediante el análisis del
documento base de la acción, para verificar que satisfaga los
requisitos a que se refiere el artículo 170 de la indicada ley,
entre ellos, que contenga una cantidad cierta, líquida y exigible.
Ahora bien, la certeza y liquidez de la deuda no se pierde por el
hecho de que el pagaré señale una cantidad mayor a la reclamada,
sin constar en él la anotación de haberse realizado algún pago
parcial, como lo estipula el artículo 130 del citado ordenamiento;
pues atendiendo a los principios de incorporación y literalidad
que rigen a los títulos de crédito, lleva incorporado el derecho
del actor hasta por el monto que consigna, estableciendo la
presunción de que ésta es la medida del derecho del accionante.
Esas características del pagaré, como título de crédito, hacen que
represente una prueba preconstituida del derecho literal que
contiene, cuyo ejercicio sólo está condicionado a su presentación.
Por tanto, en caso de que por cualquier circunstancia, el actor
reclame una cantidad menor a la mencionada en ese documento,
corresponde al demandado la carga de probar, en el momento
procesal oportuno, que ya realizó el pago del adeudo, o bien que,
en su caso, éste es menor al reclamado; pues sólo de esa manera
podrá contradecir o nulificar la presunción del derecho del actor
incorporado en el título. Además, la circunstancia de que el
accionante decida cobrar una cantidad inferior, es algo que no
causa perjuicio alguno al demandado, toda vez que, en principio,
se encuentra obligado a pagar aquella cantidad.

Por lo expuesto y fundado, se resuelve:

PRIMERO.-Sí existe la contradicción de tesis denunciada.

SEGUNDO.-Debe prevalecer, con carácter de jurisprudencia el


criterio sustentado por esta Primera Sala, en los términos de la
tesis redactada en el último considerando del presente fallo.

TERCERO.-Dése publicidad a la tesis jurisprudencial que se


sustenta en la presente resolución, en los términos del artículo
195 de la Ley de Amparo.

Notifíquese; con testimonio de esta resolución, comuníquese a


los Tribunales Colegiados sustentantes, y en su oportunidad
archívese el expediente.

Así lo resolvió la Primera Sala de la Suprema Corte de


Justicia de la Nación, por unanimidad de cinco votos de los
señores Ministros: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea (ponente), José
Ramón Cossío Díaz, Juan N. Silva Meza, Olga Sánchez Cordero de
García Villegas y presidente Ministro José de Jesús Gudiño Pelayo.

En términos de lo previsto en los artículos 3, fracción II,


13, 14 y 18 de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la
Información Pública Gubernamental, en esta versión pública se
suprime la información considerada legalmente como reservada o
confidencial que encuadra en esos supuestos normativos.

PAGARÉ. SI EN UN JUICIO EJECUTIVO MERCANTIL SE RECLAMA EL PAGO DE


UNA CANTIDAD MENOR A LA QUE APARECE EN EL TÍTULO Y NO CONSTA EN EL
MISMO LA ANOTACIÓN DE HABERSE REALIZADO ALGÚN PAGO PARCIAL,
CORRESPONDE A LA PARTE DEMANDADA LA CARGA DE LA PRUEBA DE
JUSTIFICAR QUE YA REALIZÓ EL PAGO TOTAL DEL ADEUDO O BIEN QUE EN
SU CASO ES MENOR AL RECLAMADO.

El hecho de que la parte actora hubiera reclamado una cantidad


inferior a la que consigna el pagaré base de la acción, aun y
cuando no conste en el mismo anotación alguna de pago, significa
que implícitamente está reconociendo a favor del obligado ciertos
pagos sobre el adeudo consignado en el básico, o en su caso, que
está renunciando en su perjuicio a la diferencia del monto del
documento que no está incluyendo en la cantidad reclamada, caso en
el cual, lejos de agraviar al obligado lo beneficia, al
reclamársele una cantidad inferior a la que ampara el título de
crédito. Por consiguiente, cuando este último no reconoce el
adeudo reclamado por su contraparte, en él recae la carga de la
prueba para justificar con las pruebas contundentes que ya realizó
el pago del adeudo, o bien que en su caso, éste es incluso menor
al reclamado, pues partiendo de la base de que el pagaré es un
título de crédito que representa una prueba preconstituida del
derecho literal que consigna, es decir, del monto del adeudo que
ampara, al demandado le corresponde demostrar el pago de dicho
adeudo o desvirtuar la eficacia de que goza el título.

DÉCIMO PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER


CIRCUITO.

I.11o.C.214 C

Amparo directo 239/2009. Gustavo Adolfo Méndez Bernal. 11 de


junio de 2009. Unanimidad de votos. Ponente: María Concepción
Alonso Flores. Secretaria: Susana Teresa Sánchez González.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo XXX,
Noviembre de 2009. Pág. 915. Tesis Aislada.

PAGARÉ. BASTA QUE SE SEÑALE EL NOMBRE DE LA ENTIDAD FEDERATIVA EN


QUE SE EMITIÓ, PARA TENER POR SATISFECHO EL REQUISITO A QUE SE
REFIERE EL ARTÍCULO 170, FRACCIÓN V, DE LA LEY GENERAL DE TÍTULOS
Y OPERACIONES DE CRÉDITO.

Una interpretación teleológica del artículo 170, fracción V, de la


Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito lleva a considerar
que a la palabra "lugar" empleada por el legislador, se le dio un
significado más amplio del que comúnmente se le asigna, ya que se
refirió a cualquier extensión geográfica que pueda estar
identificada con algún nombre, como por ejemplo "Sonora, México",
sin determinar el tamaño que dicha extensión deba comprender, pues
ni gramatical ni jurídicamente es dable establecer tal limitación
en ese supuesto, ya que la exigencia de que el pagaré contenga el
lugar de suscripción es para el efecto de que pueda determinarse
la ley aplicable a la creación del título, de ahí que el
legislador no hubiera establecido el modo de presumir ese
requisito en caso de omisión, en términos del artículo 14 de la
citada ley, y si aparece como lugar de suscripción de los títulos
base de la acción la palabra "Sonora", esto indudablemente se
refiere a un Estado integrante de la República mexicana en el cual
también es aplicable, para la emisión de aquellos documentos, la
Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito por ser una
legislación federal; de ahí que pueda afirmarse que en casos como
ese existe lugar de suscripción.

NOVENO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.

I.9o.C.164 C
Amparo directo 480/2009. Julián Aguilera Urrea. 30 de
septiembre de 2009. Unanimidad de votos. Ponente: Gonzalo
Hernández Cervantes. Secretario: Martín López Cruz.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo XXX,
Octubre de 2009. Pág. 1599. Tesis Aislada.
HUELLA DIGITAL IMPRESA EN PAGARÉ. ES INSUFICIENTE PARA SATISFACER
EL REQUISITO PREVISTO EN EL ARTÍCULO 170, FRACCIÓN VI, DE LA LEY
GENERAL DE TÍTULOS Y OPERACIONES DE CRÉDITO.

Este precepto prevé como elemento sine qua non del pagaré, la
firma del suscriptor o de la persona que firme a su ruego o en su
nombre. En atención a lo dispuesto por el artículo 5o., de la Ley
General de Títulos y Operaciones de Crédito, ese formalismo debe
ser observado en sus términos, sin que sea admisible sustituirlo
por algún otro signo de identificación, como podría ser la huella
digital, sin importar que quien emite el documento cambiario sea
analfabeto o se encuentre imposibilitado físicamente para
signarlo. En estos casos, el artículo 174 de la ley invocada
remite expresamente al artículo 86 del propio ordenamiento, según
el cual, si el suscriptor no sabe o no puede escribir, otra
persona debe hacerlo a su ruego y ante la fe de un corredor
público titulado, un notario o cualquier otro funcionario que
tenga fe pública, quien también asentará su firma. El cumplimiento
de todos los elementos previstos en la ley para la emisión de un
pagaré es lo que permite identificar al título cambiario y tenerlo
como tal, para que surta plenos efectos jurídicos. En
consecuencia, si esos formalismos no son observados estrictamente
en el instrumento de que se trata, éste no admite ser considerado
como pagaré.

CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.

I.4o.C.181 C

Amparo directo 581/2008. Martiniano Hernández Hernández. 11 de


septiembre de 2008. Unanimidad de votos. Ponente: Mauro
Miguel Reyes Zapata. Secretario: César de la Rosa Zubrán.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo XXIX,
Febrero de 2009. Pág. 1889. Tesis Aislada.

TÍTULOS DE CRÉDITO. LA UTILIZACIÓN DE ABREVIATURAS AL ASENTAR LOS


DATOS RESPECTIVOS, CUMPLE CON EL REQUISITO DE LITERALIDAD PREVISTO
EN EL ARTÍCULO 5o. DE LA LEY GENERAL DE TÍTULOS Y OPERACIONES DE
CRÉDITO.

De conformidad con el artículo 5o. de la Ley General de Títulos y


Operaciones de Crédito, los títulos de crédito son los documentos
necesarios para ejercitar el derecho literal que en ellos se
consigna. Por otra parte, el idioma español permite la abreviación
de palabras, es decir, la reducción del vocablo mediante la
supresión de determinadas letras o sílabas, lo cual tiene como
consecuencia la abreviatura, que consiste en la representación
gráfica reducida de una palabra mediante la supresión de letras
finales o centrales, y que "suele" cerrarse con un punto. Por
estas razones, la palabra completa y la abreviatura tienen
idéntico significado conceptual, es decir, el vocablo después de
reducido sigue siendo el mismo. En tal virtud, la circunstancia de
que el suscriptor de un pagaré utilice abreviaturas al asentar su
nombre o el del beneficiario, y dicha inscripción esté compuesta
exclusivamente por abreviaturas cerradas con diversos signos (por
ejemplo, la barra "/"), la expresión resultante satisface el
requisito de literalidad establecido por el artículo 5o., en
relación con el diverso numeral 170, fracción III, ambos del
ordenamiento legal citado, en función de que no altera el derecho
incorporado en el título de crédito, ni genera la necesidad de
buscar en otra fuente los datos cuya motivación y finalidad
imprimen al título, lo cual se corrobora aún más, si se toma en
consideración, por un lado, que los títulos de crédito se regulan,
entre otros ordenamientos, por los usos bancarios y mercantiles
consignados en el artículo 2o. de la legislación citada; y por
otro, que es un hecho notorio el empleo de abreviaturas de manera
cotidiana en el lenguaje escrito sin que exista disposición legal
que las prohíba en los títulos valor; entonces, estos elementos
permiten afirmar la existencia de un "uso bancario y mercantil"
(el empleo de abreviaturas en los títulos de crédito), por ser una
práctica común y reiterada; de ahí que si la lectura de los signos
gráficos permite identificar las palabras que fueron reducidas y,
por ende, el concepto inherente a tales vocablos, el principio de
literalidad opera plenamente.

SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIAS CIVIL Y DE TRABAJO DEL


QUINTO CIRCUITO.

V.2o.C.T.19 C

Amparo directo 474/2006. Granjas Marinas de Sonora, S.A. de


C.V. 24 de agosto de 2006. Unanimidad de votos. Ponente:
David Solís Pérez. Secretario: Rafael Alberto Vásquez
Elizondo.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo XXIX,
Febrero de 2009. Pág. 2053. Tesis Aislada.

PAGARÉ. LA CIRCUNSTANCIA DE QUE EXISTA INCONGRUENCIA ENTRE LA


FECHA DE SUSCRIPCIÓN Y LA DE SU VENCIMIENTO NO LE QUITA ESE
CARÁCTER.
La circunstancia de que exista incongruencia entre la fecha de
suscripción del título y la fecha de su vencimiento, de ninguna
manera significa que deje de considerarse como pagaré, en razón de
que en todo caso tal incongruencia, puede dar lugar únicamente a
considerar que no se pactó fecha cierta de vencimiento en términos
del artículo 171 de la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito.

PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO DEL VIGÉSIMO CIRCUITO.

XX.1o.212 C

Amparo directo 873/2007. Aurora Castellanos López. 12 de mayo


de 2008. Unanimidad de votos. Ponente: José Atanasio Alpuche
Marrufo. Secretario: José Javier Marroquín Aguilar.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo XXVIII,
Agosto de 2008. Pág. 1173. Tesis Aislada.

CONFESIÓN EXPRESA DE UNO DE LOS ACTORES. DEMUESTRA EL PAGO DE


TÍTULOS DE CRÉDITO CUANDO EXISTE SOLIDARIDAD ACTIVA.

La confesión es el reconocimiento expreso o tácito que hace una de


las partes de hechos que le son propios, relativos a las
cuestiones controvertidas y que le perjudican. Lo propio de la
confesión es el reconocimiento que hace uno de los litigantes de
la verdad de un hecho susceptible de producir contra él
consecuencias jurídicas. En el caso de la confesión expresa, por
tratarse de una manifestación libre y voluntaria de un
contendiente respecto a un punto controvertido, tiene plena
eficacia demostrativa en su contra y un valor preponderante
respecto de la confesión ficta. De manera que si concurren las
circunstancias previstas en el artículo 1287 del Código de
Comercio respecto a la confesión judicial de uno de los actores,
consistentes en que fue hecha por persona capaz de obligarse, con
pleno conocimiento y sin coacción ni violencia, de un hecho propio
y concerniente al negocio y hecha conforme a las prescripciones
del capítulo XIII, la confesión judicial expresa hace prueba
plena. Ahora bien, con relación a la confesión ficta para probar
pagos de títulos de crédito, el Máximo Tribunal se ha pronunciado
en el sentido de que es suficiente para probar pagos de títulos de
crédito, y por mayoría de razón es idónea y suficiente la
confesión expresa, puesto que el hecho de que un título de crédito
sea una prueba preconstituida de la acción no implica
necesariamente que el adeudo no se ha pagado, de modo que la
confesión no pierde valor por el solo hecho de estar frente a esa
prueba preconstituida, porque la dilación probatoria en el juicio
ejecutivo es para que el demandado pruebe sus excepciones; por lo
tanto en un juicio ordinario, la confesión expresa tampoco puede
perder valor por el hecho de que un acreedor reconozca el pago de
su deudor común, aunque el otro acreedor niegue ese pago. En
efecto, si la obligación de pago se contrajo respecto de ambos, o
bien de uno u otro de los coactores y así se estableció en el
propio pagaré documento base de la acción, lo que implica una
solidaridad activa en términos del artículo 1987 del Código Civil
Federal, por tanto, la confesión expresa de uno de esos coactores
tiene pleno valor probatorio y el alcance suficiente para
acreditar un pago a cuenta respecto del adeudo hacia ambos, en
términos del artículo 1990 del precitado código federal.

TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.

I.3o.C.609 C

Amparo directo 51/2007. María Elena Medina de Abascal y otra.


15 de febrero de 2007. Unanimidad de votos. Ponente: Neófito
López Ramos. Secretaria: Lusmariana Rebollo Ulloa.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo XXV,
Marzo de 2007. Pág. 1652. Tesis Aislada.

PAGARÉ. ES IRRELEVANTE QUE EN ÉL APAREZCA EL NOMBRE INCOMPLETO,


EQUIVOCADO O EL DE PERSONA DIVERSA AL SUSCRIPTOR, YA QUE ES
SUFICIENTE QUE CONTENGA LA FIRMA DE ÉSTE PARA ESTIMAR QUE CUMPLE
CON EL REQUISITO LEGAL ESTABLECIDO PARA SU CONSTITUCIÓN.

El artículo 170 de la Ley General de Títulos y Operaciones de


Crédito establece los requisitos esenciales que debe reunir un
documento para que sea considerado como pagaré, dentro de los
cuales destaca la firma de la persona que suscribe el título de
crédito o quien ordena que lo haga a su ruego o en su nombre, por
ende, dicho signo es demostrativo de la voluntad de cumplir con la
obligación consignada en el documento; por tanto, cuando en el
referido título no se especifica correctamente el nombre del
suscriptor, o bien se anota incompleto, pese a que se demuestre a
través de diversos medios de convicción, esa circunstancia no
desvirtúa la obligación derivada a través de la voluntad expresada
con la firma, así como tampoco priva al título de crédito de su
eficiencia como prueba de la acción correspondiente, en virtud de
que el nombre del suscriptor no es un requisito exigido por el
referido precepto legal para la constitución del pagaré;
consecuentemente, es irrelevante que aparezca en el precitado
documento el nombre incompleto, equivocado o el de persona diversa
al suscriptor, ya que es suficiente que contenga la firma de éste
para que se estime que se cumple con el requisito establecido en
la propia legislación.

PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO DEL VIGÉSIMO CIRCUITO.

XX.1o.195 C
Amparo directo 115/2005. Marcelino Alejandro García Castro. 7
de noviembre de 2005. Unanimidad de votos. Ponente: Elías
Álvarez Torres. Secretario: Julio César González Soto.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo XXIII,
Abril de 2006. Pág. 1063. Tesis Aislada.

PAGARÉ. LA FECHA DE SU VENCIMIENTO NO CONSTITUYE UN ELEMENTO


ESENCIAL DE EXISTENCIA DE ESE TÍTULO; ASÍ, SU OMISIÓN RESULTA
INCONDUCENTE PARA DECLARARLO INEFICAZ.

Atento que el artículo 171 de la Ley General de Títulos y


Operaciones de Crédito estatuye expresamente que si en el pagaré
se omite precisar la fecha de su vencimiento ha de considerarse
pagadero a la vista, de ello se sigue indiscutiblemente que tal
mención no constituye un requisito esencial o de existencia del
título referido, conforme al diverso numeral 176 de dicha
legislación, y su omisión no afecta la procedencia de la acción
intentada para su pago en términos del precepto 14 de la misma;
por consiguiente y en tal prelación, debe concluirse que
tratándose del pagaré no tiene aplicación el diverso numeral 98 de
la referida ley, cuyo dispositivo se contrae sólo a la letra de
cambio, en mérito de que el capítulo relativo de la ley de títulos
en cita contiene la referida disposición expresa para suplir en
los pagarés la falta de señalamiento de la fecha de pago.

SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL SEGUNDO CIRCUITO.

II.2o.C.417 C

Amparo directo 273/2003. 20 de mayo de 2003. Unanimidad de


votos. Ponente: Virgilio A. Solorio Campos. Secretaria: Aimeé
Michelle Delgado Martínez.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo XVIII,
Julio de 2003. Pág. 1169. Tesis Aislada.

PAGARÉ. LA FIRMA DEL SUSCRIPTOR, COMO REQUISITO DE EXISTENCIA DEL


TÍTULO, DEBE PLASMARSE AL FINALIZAR EL TEXTO DE LA OBLIGACIÓN
CARTULAR, Y EXCEPCIONALMENTE EN OTRA PARTE.

En el artículo 170 de la Ley General de Títulos y Operaciones de


Crédito se establecen los requisitos de existencia del pagaré,
dentro de los que destaca la firma del suscriptor o de la persona
que firme a su ruego o en su nombre, la que es patente debe
estamparse al final del texto de la obligación cartular como
expresión de la voluntad con lo antes expuesto, no siendo lógico
que la firma obre antes de la expresión de la obligación. Además,
si bien la mencionada disposición legal no señala expresamente que
la firma debe constar al final del título de crédito como signo
distintivo de autenticidad o para obligarse con lo que en él se
plasme, sí establece un orden lógico de los requisitos para ese
tipo de documentos, estando en último término la firma con la que
se autoriza y autentifican los términos de la obligación; por lo
que es contrario a la lógica y al significado del vocablo firma,
que se tengan por válidos y aceptados textos posteriores a ésta,
estimar lo contrario podría dar lugar a permitir la alteración de
la obligación original. No puede desconocerse que, de manera
excepcional, la firma puede plasmarse en otra parte del documento
que no sea la final o conclusiva; sin embargo, para que tenga
eficacia como elemento demostrativo de la voluntad de su autor con
la obligación relativa y con sus pormenores e incidencias, es
preciso, en ese caso, que en el documento mismo obren otros
elementos de convicción que así lo revelen, esto es, que
demuestren o justifiquen la necesidad de no asentarla al final del
texto, como podría ser una leyenda al respecto o un formato
específico del documento.

TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.

I.3o.C.424 C

Amparo directo 14223/2002. 13 de noviembre de 2002. Unanimidad


de votos. Ponente: Armando Cortés Galván. Secretario:
Francisco Peñaloza Heras.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo XVII,
Junio de 2003. Pág. 1036. Tesis Aislada.

DOCUMENTOS, FALSIFICACIÓN DE. TÍTULOS DE CRÉDITO. DEBEN ESTAR


CONCLUIDOS EN TODOS SUS RUBROS PARA QUE SE SURTA EL TIPO PENAL
PREVISTO EN EL ARTÍCULO 250, FRACCIÓN III, DEL CÓDIGO DE DEFENSA
SOCIAL DEL ESTADO DE PUEBLA.

En relación con títulos de crédito (letras de cambio, pagarés,


etcétera), la práctica mercantil común estila que en muchos casos
se imponga únicamente en ellos su firma y en ocasiones también la
anotación de su monto y, por ello, los restantes datos del
documento no se llenan y quedan "en blanco"; ahora bien, en el
caso del precepto 250, fracción III, del Código de Defensa Social
del Estado de Puebla, el vocablo "después de concluido", contenido
en el tipo penal en comento, debe interpretarse en el sentido de
que el título de que se trate tiene que estar llenado en todos los
rubros requeridos para su presentación a cobro, para así adquirir
la calidad de "documento concluido y firmado"; y si posteriormente
su contexto es alterado, cambiando su sentido sobre alguna
circunstancia o punto sustancial, añadiendo, enmendando, en todo o
en parte, una o más palabras o cláusulas o variando su puntuación,
es hasta entonces y no antes en que puede actualizarse la acción
típica aquí reprimida por el legislador; de ahí que si el pagaré
sólo se firmó y se anotó su monto, pero se omitió llenar los datos
relativos al lugar y fecha de expedición, seriado o único, nombre
del beneficiario, fecha de cumplimiento de la obligación, monto
del interés en caso de mora y, en su caso, firma y datos del aval,
tal documento debe tenerse "por no concluido"; por lo que si el
activo llenó indebidamente y de propia mano los datos dejados "en
blanco", aprovechando la firma impuesta al calce del pagaré, tal
conducta puede dar lugar a la comisión de diverso delito pero no
a la alteración que castiga la hipótesis examinada.

SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL SEXTO CIRCUITO.

VI.2o.P.39 P

Amparo en revisión 348/2002. 3 de octubre de 2002. Unanimidad


de votos. Ponente: Arturo Mejía Ponce de León. Secretario:
José Antonio Hernández Trejo.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo XVII,
Marzo de 2003. Pág. 1720. Tesis Aislada.

PAGARÉ. CONSTITUYE PRUEBA PRECONSTITUIDA DE LA ACCIÓN EJERCITADA


EN UN JUICIO EJECUTIVO MERCANTIL QUE NO SE DESVIRTÚA CON LA
ANOTACIÓN DE QUE SE OTORGÓ AL AMPARO DE UN CONTRATO.

Si en el juicio se exhibe como documento base de la acción un


pagaré en el que se haga constar que se firmó al amparo de un
contrato, tal circunstancia no trae como consecuencia que el
documento pierda su naturaleza de título de crédito que trae
aparejada ejecución y, por ende, constituye prueba preconstituida
de la acción ejercitada en términos de lo previsto en los
artículos 1o., 5o., 170 y 171 de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito. Ello, porque al tratarse de un documento
que constituye título de crédito, su existencia es autónoma e
independiente de la operación de que deriva y, por sí mismo,
constituye una prueba preconstituida de la obligación
incondicional de los deudores de pagar la cantidad que ampara el
título de crédito, en la forma y términos que ahí constan.

DÉCIMO PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER


CIRCUITO.

I.11o.C.39 C

Amparo directo 207/2002. Comercializadora Integral de Equipos,


Sistemas y Servicios, S.A. de C.V. y otros. 3 de mayo de
2002. Unanimidad de votos. Ponente: Indalfer Infante
Gonzales. Secretaria: María Luz Silva Santillán.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo XVI,
Agosto de 2002. Pág. 1341. Tesis Aislada.

TÍTULO DE CRÉDITO. EXISTE AUN CUANDO SE SUSCRIBA EN BLANCO.

El artículo 5o. de la Ley General de Títulos y Operaciones de


Crédito establece: "Son títulos de crédito, los documentos
necesarios para ejercitar el derecho literal que en ellos se
consigna.". Por tanto, quien suscribe un pagaré en blanco se
obliga a pagar en los términos literales en él contenidos, aun
cuando haya omitido consignar en el documento crediticio las
menciones y requisitos necesarios para su eficacia, como serían
los datos relativos a su emisión, valor nominal, fecha de
vencimiento o nombre del beneficiario, ya que estos requisitos
podrán ser satisfechos por quien en su oportunidad debió llenarlos
antes de la presentación del título para su aceptación o para su
pago, de conformidad con lo que establece el artículo 15 del
invocado ordenamiento legal. Empero, si el suscriptor omitió
anotar esos datos y únicamente suscribió el documento entregándolo
a un beneficiario, esa circunstancia es suficiente para que éste
tenga existencia y validez, toda vez que esos datos podrán ser
satisfechos por el tenedor legítimo en el momento en que se haga
exigible su cumplimiento, sin que por ello pueda estimarse que el
documento fue alterado para su cobro, de ahí que el título de
crédito tenga validez y eficacia cambiaria plena.

TERCER TRIBUNAL COLEGIADO DEL OCTAVO CIRCUITO.

VIII.3o.5 C

Amparo directo 627/99. Eduardo Castillo Flores y/o Eduardo


Castillo Rendón. 18 de octubre de 2000. Mayoría de votos.
Disidente: Sergio Eduardo Alvarado Puente. Ponente: Pablo
Camacho Reyes. Secretario: Luis Sergio Lomelí Cázares.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo XV,
Febrero de 2002. Pág. 942. Tesis Aislada.
Voto particular del Magistrado Sergio Eduardo Alvarado Puente: En
primer lugar, quiero precisar que el proyecto aprobado en
definitiva por la mayoría contiene un agregado sustancial en
comparación con el proyecto que se había presentado
originalmente, pues se incorporan las consideraciones
relativas a que los demandados, ahora quejosos, no probaron
la excepción personal encaminada a evidenciar la posibilidad
de que después de suscribir el pagaré existiría una
obligación con el banco, es decir, que existiera un convenio
de emisión y, que tal excepción, correspondía acreditarla a
los quejosos, de acuerdo con la regla contemplada por el
artículo 1194 del Código de Comercio. Sin embargo, tales
consideraciones agregadas, lo único que demuestran es lo
evidente de la falta de sustento y motivación de los
argumentos torales que sostienen el proyecto aprobado, pues
se pretende patentizar que con independencia de que el título
de crédito que se presente para su pago cumpla con las
condiciones indispensables que exige la ley para su validez,
corresponde a la parte demandada excepcionarse al respecto,
con la consiguiente carga de probar su defensa; sin que se
atienda a la regla prevista por el artículo 1326 del Código
de Comercio, que establece que cuando el actor no pruebe su
acción (en el caso la cambiaria directa), será absuelto el
demandado. Al respecto, las tesis citadas por la mayoría, de
rubros: "TÍTULOS EJECUTIVOS. CARGA DE LA PRUEBA DERIVADA DE
LAS EXCEPCIONES OPUESTAS. CORRESPONDE AL DEMANDADO." y
"TÍTULOS EJECUTIVOS, EXCEPCIONES CONTRA LA ACCIÓN DERIVADA DE
LOS. CARGA DE LA PRUEBA.", que establecen expresamente que
corresponde a la parte demandada la carga de probar las
excepciones opuestas contra un título ejecutivo, no son
exactamente aplicables al caso analizado, dado que su
aplicación, como deriva del propio texto, únicamente opera
cuando se plantean excepciones contra un título de crédito
que reúne todas las características de título ejecutivo y
que, por esa razón, constituye prueba preconstituida de la
acción ejercitada; empero, en el caso no se atiende en la
ejecutoria aprobada por la mayoría, que el documento
presentado como base de la acción carecía de los requisitos
legales de eficacia que establece el artículo 170,
concretamente en su fracción II, en cuanto que carecía de "la
promesa incondicional de pagar una suma determinada de
dinero", como se explica más adelante al abordar el tema
específico en el presente voto particular. En tal situación,
al carecer el documento base de la acción de uno de los
requisitos indispensables para su validez, no contiene las
características propias de ejecutividad (literalidad e
incorporación), lo que significa que no constituye prueba
preconstituida de la acción y, por ende, no se puede obligar
a la parte demandada a excepcionarse y probar la excepción,
cuando la parte actora no ha probado su acción (cambiaria
directa), que es el orden lógico que precisa la regla
contenida en el citado artículo 1326 del Código de Comercio.
Además, esas consideraciones finales que se hicieron al
proyecto de origen, no responden a las objeciones que el
suscrito formuló en las sesiones en que se discutió este
asunto, en cuanto a la inexistencia de título de crédito con
aparejada ejecución, cuando no contiene uno de sus requisitos
de validez, como es la promesa incondicional de pagar una
suma determinada de dinero, que prevé expresamente el
artículo 170, fracción II, de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito; al igual en cuanto a que si bien el
artículo 15 de la propia ley autoriza a que las menciones y
requisitos del título de crédito se puedan satisfacer con
posterioridad a su emisión hasta antes de la presentación
para su pago, ello sólo puede hacerse "por quien en su
oportunidad debió llenarlos", que sólo puede ser el
suscriptor del pagaré, dado que se trata de la persona
obligada al pago de la suma consignada en el título. En la
resolución de la mayoría, se colige con la Sala responsable
al interpretar los artículos 15 y 170 de la Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito y, con base en la
interpretación que se hace, se establece que es permitida la
emisión de documentos sin consignar los requisitos para su
eficacia, ya que pueden satisfacerse con posterioridad por el
tenedor, antes de la presentación para su pago; se dice que
basta la suscripción del pagaré para que tenga existencia; se
afirma que el llenado posterior a la suscripción no implica
alteración del documento, porque si el tenedor se excede en
el llenado será responsable de daños y perjuicios, mas no se
puede hablar de alteración; se precisa que las partes,
presumiblemente, convinieron en la cantidad que como suerte
principal se estipuló. También se establece en la resolución
mayoritaria que quien firma un documento en blanco se obliga
a pagar en los términos literales contenidos en él, según la
naturaleza que deriva del artículo 5o. de la Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito; además, se sostiene en
dicha resolución que el pagaré suscrito sin contener la
cantidad asentada de su valor, aun así tiene el carácter de
título ejecutivo, y constituye prueba plena preconstituida de
la acción ejercitada, conforme al artículo 1391, fracción IV,
del Código de Comercio, dado que goza de autonomía. Ahora
bien, contrario a lo que determinó la mayoría, se reitera por
el suscrito que la cantidad a que se obliga el suscriptor de
un título de crédito como el que constituye el documento base
de la acción, debe estar determinada en el propio pagaré, no
ser determinable, pues ello es uno de los requisitos de
existencia del documento que no puede quedar al arbitrio del
tenedor del título, sino que debe ser consignado expresamente
por ambos (suscriptor y beneficiario original) o, en su caso,
por el solo suscriptor, por ser la persona que se obliga a
pagar el documento a su vencimiento y, por ende, en términos
del artículo 15 de la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito es "quien en su oportunidad debió llenarlos". Al
respecto, cabe citar el contenido de los artículos 14, 15 y
170 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito:
"Artículo 14. Los documentos y los actos a que este título se
refiere, sólo producirán los efectos previstos por el mismo
cuando contengan las menciones y llenen los requisitos
señalados por la ley y que ésta no presuma expresamente. La
omisión de tales menciones y requisitos no afectará a la
validez del negocio jurídico que dio origen al documento o al
acto.". "Artículo 15. Las menciones y requisitos que el
título de crédito o el acto en él consignado necesitan para
su eficacia, podrán ser satisfechos por quien en su
oportunidad debió llenarlos, hasta antes de la presentación
del título para su aceptación o para su pago.". "Artículo
170. El pagaré debe contener: I. La mención de ser pagaré,
inserta en el texto del documento; II. La promesa
incondicional de pagar una suma determinada de dinero; III.
El nombre de la persona a quien ha de hacerse el pago; IV. La
época y el lugar del pago; V. La fecha y el lugar en que se
suscriba el documento; y VI. La firma del suscriptor, o de la
persona que firme a su ruego o en su nombre.". De los
anteriores numerales, en principio se deriva que el pagaré es
el documento por virtud del cual una persona denominada
suscriptor se obliga a cubrir a otra una suma determinada de
dinero, en el que se debe insertar la mención del título o
documento de que se trata, el nombre de la persona a quien ha
de hacer el pago, la época y lugar para ese efecto, la fecha
y lugar en que se suscriba, así como la firma del suscriptor
o de la persona que firme a su ruego o en su nombre.
Cumplidos esos requisitos, se estará frente a un título de
crédito, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 5o.
de la propia ley, que establece que son los documentos
necesarios para ejercer el derecho literal que en ellos se
consigna. De acuerdo con lo anterior, es incuestionable que
el pagaré es un título de crédito que para producir sus
efectos y ejercer el derecho que en él se consigna, es
necesario que se contengan en el documento todos los
requisitos que específicamente señala la ley citada en el
artículo 170 transcrito; de manera que a falta de alguno de
ellos, el documento no produce sus efectos jurídicos ni
cuenta con la calidad de título ejecutivo. La fracción
segunda del precepto 170 aludido, establece expresamente que
el pagaré deberá contener "la promesa incondicional de pagar
una suma determinada de dinero". Tal fracción no puede
dividirse, sino que debe analizarse en su expresión completa,
lo que conlleva a establecer que la promesa incondicional de
pago es necesariamente por una suma determinada, no
determinable, de dinero. Así es, se debió considerar que los
requisitos que debe contener el pagaré, determinados
expresamente por la ley son: la mención de ser pagaré inserta
en el texto del documento; la promesa incondicional de pagar
una suma determinada de dinero; el nombre de la persona a
quien ha de hacerse el pago; la época y el lugar de pago; la
fecha y el lugar en que se suscriba el documento; y la firma
del suscriptor o de la persona que firme a su ruego o en su
nombre. De entre dichos requisitos es claro que algunos se
estiman de eficacia por ser los que harían que el título
produzca sus efectos, y otros que dan la existencia al
documento crediticio, que son los requisitos que resulten
imprescindibles al tiempo de la creación del título, para
considerar al documento un papel de comercio. Por tanto, son
necesarios para la existencia del título: la mención de ser
pagaré, la orden incondicional de pagar una suma determinada
de dinero y la firma del suscriptor. Luego, por exclusión,
son requisitos que dan la eficacia al título de crédito: el
nombre de la persona a quien ha de hacerse el pago; la época
y el lugar de pago; la fecha y el lugar en que se suscribe el
documento. En esa tesitura, lo expuesto permite colegir que
el requisito contenido en la fracción segunda del precepto,
consistente en la promesa incondicional de pagar una suma
determinada de dinero, por ser la máxima voluntad de las
partes en ese tipo de documentos, debe interpretarse en el
sentido de que es un requisito que necesariamente debe
contener el título de crédito para que surta sus efectos, de
conformidad con el artículo 14, que prohíbe su presunción y
que, por tanto, la facultad que establece el artículo 15 de
la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, debe
aplicarse o extenderse sólo tratándose de los requisitos de
eficacia, entre los que no se encuentra dicho rubro. Aun en
el supuesto de considerar, como lo establece la mayoría, que
la suscripción de un pagaré basta para su eficacia y que la
cantidad de dinero es un requisito que se puede llenar con
posterioridad, ello no significa que dicha facultad le sea
conferida al tenedor del documento como se resuelve, sino que
debe intervenir principalmente el deudor, ya que la
obligación que se consigna en el documento es a su cargo.
Pensar que unilateralmente el tenedor del documento firmado
en blanco es a quien la ley autoriza para llenarlo con
posterioridad, desnaturaliza el tipo de obligación contenida
en el pagaré. Es decir, en la firma de una pagaré intervienen
necesariamente el deudor, en su carácter de suscriptor, así
como el beneficiario, en su carácter de acreedor; como se ve,
en la elaboración del documento no existe unilateralidad,
sino una convención mercantil en términos del artículo 78 del
Código de Comercio, que a quien obliga es evidentemente al
suscriptor, de manera que en el llenado posterior que
autoriza el artículo 15 de la citada Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, deberían intervenir ambos, pero como
el precepto alude a la frase "por quien en su oportunidad
debió llenarlos", sin duda que se trata del suscriptor, pues
como la propia expresión literal del concepto lo patentiza,
es quien suscribió, elaboró, emitió, expidió, giró, libró o
cualquier otra denominación similar que implique que
expresamente se obligó al pago del documento. En otro
aspecto, disiento también de las consideraciones que se hacen
en la ejecutoria aprobada por la mayoría, en que se afirma
que el llenado posterior a la suscripción no implica
alteración del documento, porque si el tenedor se excede en
el llenado será responsable de daños y perjuicios, mas no se
puede hablar de alteración. No coincido con esa afirmación,
porque implica una evidente contradicción, ya que, por un
lado, se dice que si el tenedor se excede en el llenado del
documento será responsable de los daños y perjuicios y, por
otro lado, se dice que el exceso en el llenado posterior no
significa que exista alteración; ello es contradictorio
porque para que exista responsabilidad objetiva derivada de
la causación de daños y perjuicios, necesariamente tiene que
existir una conducta dolosa, intencional, que tratándose del
llenado unilateral de un documento que fue firmado en blanco,
la constituye, sin duda, su alteración. Existe otra
afirmación más de la mayoría que no se comparte, en cuanto se
precisa que las partes, presumiblemente, convinieron en la
cantidad que como suerte principal se estipuló. Sobre ese
tenor, como ya se expresó con anterioridad en este voto, de
conformidad con el transcrito artículo 14 de la Ley General
de Títulos y Operaciones de Crédito, los documentos y los
actos a que la ley se refiere sólo producen efectos cuando
contienen las menciones y los requisitos que ella establece
"y que ésta no presuma expresamente"; en el caso, el pagaré
base de la acción fue suscrito sin expresar cantidad alguna,
la que fue llenada con posterioridad por el tenedor, lo cual
no debe convalidarse porque esa actuación es contraria a la
naturaleza del título de crédito y no se subsana con la
presunción de que las partes convinieron en la cantidad que
luego se incorporó por el tenedor. En otro aspecto más es
incuestionable, como se sostiene en la resolución disentida,
que en términos del artículo 5o. de la propia ley, quien
firma un documento se obliga a pagar en los términos
literales contenidos en él, pues esa es la naturaleza de los
títulos ejecutivos; empero, en el caso, el documento carecía
de esa literalidad y de la incorporación, características
propias de esa clase de títulos, pues al momento de su
suscripción no tenía incorporada la cantidad que el obligado
prometía pagar incondicionalmente, y esa falta de
literalidad, al no demostrarse que intervino el deudor en el
llenado posterior del documento, hace inaplicable lo
dispuesto en el referido precepto. Los documentos de crédito
que tienen las características de ser títulos ejecutivos,
autónomos, que dan lugar a ejercitar el derecho literal en
ellos contenido (incorporación y literalidad), sólo son
aquellos que reúnen los requisitos que la ley exige; en
tratándose del pagaré, evidentemente que son los que
establece el artículo 170 ya analizado; consecuentemente, al
haberse emitido el documento base de la acción sin contener
en especial "la promesa incondicional de pagar una suma
determinada de dinero", requerida expresamente por la
fracción II del multirreferido artículo 170 de la Ley General
de Títulos y Operaciones de Crédito, es evidente que no se
está ante un título ejecutivo que goce de los atributos de
autonomía, incorporación y literalidad, todo lo cual arroja
como resultado que la privilegiada vía ejecutiva mercantil en
que se pretendió el cobro del documento sea improcedente. Por
resultar exactamente aplicable en apoyo de las
consideraciones sustentadas, se comparte el criterio emitido
por el Primer Tribunal Colegiado del Décimo Primer Circuito,
en la tesis publicada en la página 339, Tomo VII, enero de
1991, de la Octava Época del Semanario Judicial de la
Federación, que dice: "PAGARÉ. LA OMISIÓN DE CONSIGNAR LA
SUMA DE DINERO AL MOMENTO DE SUSCRIPCIÓN TRAE COMO
CONSECUENCIA LA IMPROCEDENCIA DE LA VÍA EJECUTIVA MERCANTIL.
Si se prueba que el pagaré fundatorio de la acción no reunía
el requisito exigido por la fracción II del artículo 170 de
la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, o sea, la
promesa incondicional de pagar una suma de dinero, es
correcto declarar fundada la excepción de improcedencia de la
vía ejecutiva mercantil, en tanto que la obligación
patrimonial a cargo de la suscriptora no llegó a integrarse,
porque al estampar su firma ignoró la cantidad materia de la
obligación, pues el artículo 15 del citado conjunto normativo
establece que los requisitos que deben contener los títulos
de crédito pueden ser satisfechos por quien en su oportunidad
debió llenarlos, y de acuerdo con tal precepto, en relación
con los diversos 170 y 171 del propio ordenamiento, esa
exigencia corresponde satisfacerla al aceptante del título de
crédito, toda vez que ésta demuestra el consentimiento de la
obligación.". También resulta aplicable, en lo conducente, el
criterio sustentado por el Segundo Tribunal Colegiado del
Sexto Circuito, en la tesis visible en la página 589, Tomo
II, octubre de 1995, de la Novena Época del Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, del rubro y texto:
"PAGARÉ. CASO EN EL QUE RESULTA IMPROCEDENTE LA VÍA EJECUTIVA
MERCANTIL. Si originalmente el documento fundatorio de la
acción (pagaré) no tenía asentada cantidad alguna a la que se
hubiese obligado a pagar el suscriptor, ni el porcentaje de
intereses supuestamente convenido, aun cuando contenga la
mención impresa que diga 'Debo (mos) y pagaré (mos)
incondicionalmente', carece del requisito exigido por la
fracción II del artículo 170 de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, pues no contiene la promesa
incondicional de pagar una suma determinada de dinero, por lo
que resulta improcedente la vía ejecutiva mercantil.". Al
igual adquiere aplicación, en lo conducente, el criterio
sustentado por el Segundo Tribunal Colegiado del Décimo Sexto
Circuito, en la tesis visible en la página 827, Tomo VI,
agosto de 1997, de la Novena Época del Semanario Judicial de
la Federación y su Gaceta, que establece: "TÍTULO DE CRÉDITO
FIRMADO EN GARANTÍA. INEXISTENCIA DE LA PROMESA INCONDICIONAL
DE PAGO. Al firmar un título de crédito en blanco y en
garantía de posibles adeudos que con posterioridad pudieran
generarse, dicho documento no adquiere verdadera autonomía
respecto del acto jurídico que le dio origen y, por ende, no
constituye un verdadero título de crédito que contenga una
promesa incondicional de pagar una cantidad determinada de
dinero. En consecuencia, la decisión de estimar improcedente
la vía ejecutiva mercantil intentada se ajusta a derecho,
conforme a lo dispuesto por el artículo 15 de la Ley General
de Títulos y Operaciones de Crédito.". Desde otro aspecto,
considero que no se debieron estimar aplicables las tesis
citadas en la ejecutoria aprobada por la mayoría, de acuerdo
con lo siguiente. La tesis del rubro: "LETRA DE CAMBIO EN
BLANCO.", si bien constituye jurisprudencia sustentada por la
anterior Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, los precedentes que la integran fueron emitidos entre
el seis de septiembre de mil novecientos cincuenta y siete
(el primero) y el diez de agosto de mil novecientos sesenta y
dos (el quinto), y de acuerdo con su texto, interpreta el
contenido del artículo 15 de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, pero concretamente en relación con
una letra de cambio en blanco, que es, evidentemente, un
documento de diversa naturaleza al pagaré, dado que la ley
requiere requisitos diversos para la existencia y validez de
un documento y otro, sin que en la jurisprudencia aludida se
analicen los relativos al pagaré, que es el documento base de
la acción en el juicio analizado. Por lo que hace a los
criterios de rubros: "TÍTULOS DE CRÉDITO SUSCRITOS EN BLANCO.
NO PUEDE HABLARSE DE ALTERACIÓN DE DOCUMENTO SI SE AGREGAN
LOS DATOS FALTANTES.", "TÍTULOS DE CRÉDITO FIRMADOS EN
BLANCO." y "PAGARÉ. LOS REQUISITOS FALTANTES PUEDEN SER
LLENADOS POR SU LEGÍTIMOTENEDOR SÓLO HASTA ANTES DE LA
PRESENTACIÓN PARA SU PAGO.", por principio, constituyen tesis
aisladas que no son de observancia obligatoria, pero lo más
trascendental es que se aplican parcialmente, sin entenderse
en su integridad en relación con los preceptos aplicables al
caso, en concreto con los artículos 15 y 170 de la Ley
General de Títulos y Operaciones de Crédito. Así es, en el
proyecto de la mayoría, al igual que en los criterios
aislados referidos, al analizar lo dispuesto por el artículo
15 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, se
concluye, sin expresar razonamiento legal del porqué, que es
el tenedor del documento la persona a que alude el precepto
cuando establece "podrán ser satisfechos por quien en su
oportunidad debió llenarlos". Sobre el particular, como se
explicó con antelación, en la suscripción de un pagaré la
obligación que se consigna en el documento es a cargo del
suscriptor, de manera que en el llenado posterior que
autoriza el artículo 15 de la citada Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, en cuanto alude a la frase "por quien
en su oportunidad debió llenarlos", sin duda que se trata de
él (suscriptor), en la medida que es quien expresamente se
obliga al pago del documento en los términos que lo suscribe;
es decir, de ninguna forma puede quedar al arbitrio del
tenedor o beneficiario del documento el llenado posterior de
los requisitos de eficacia, en razón de que debe intervenir
principalmente el deudor, a fin de no desnaturalizar el tipo
de obligación contenida en el pagaré. En esa clase de
documentos no puede existir unilateralidad del beneficiario,
sino una convención mercantil en términos del artículo 78 del
Código de Comercio, que a quien obliga es evidentemente al
suscriptor; circunstancias que no se consideran en las tesis
citadas como apoyo del proyecto aprobado, lo que hace
evidente su falta de aplicación íntegra en el caso. En las
condiciones relatadas, ante la ilegalidad del fallo reclamado
y lo sustancialmente fundado de los conceptos de violación,
se debió conceder el amparo y la protección de la Justicia
Federal solicitados.

PAGARÉ. ÉPOCA Y LUGAR DE PAGO. NO SON REQUISITOS ESENCIALES PARA


SU EXISTENCIA.

El artículo 170, fracción IV de la Ley General de Títulos y


Operaciones de Crédito, establece: ''El pagaré debe contener: ...
IV. La época y el lugar del pago.''. A su vez, el numeral 171 de
ese mismo ordenamiento, dispone: ''Si el pagaré no menciona la
fecha de su vencimiento, se considerará pagadero a la vista; si no
indica lugar de pago, se tendrá como tal el del domicilio del que
lo suscribe.''. De manera que, la época y el lugar de pago no son
requisitos esenciales para la existencia del título de crédito
denominado pagaré, toda vez que el precepto aludido en último
lugar, indica la forma de suplirlos, al prever que si el documento
no indica la fecha de su vencimiento o el lugar de su pago, se
considerará pagadero a la vista y se tendrá como tal el del
domicilio del que lo suscribe, respectivamente.

TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL SEGUNDO CIRCUITO.

II.3o.C.16 C

Amparo directo 640/99.-Vicente Rodríguez Rosas.-10 de mayo de


2000.-Unanimidad de votos.-Ponente: José Fernando García
Quiroz, secretario de tribunal autorizado por el Pleno del
Consejo de la Judicatura Federal para desempeñar las
funciones de Magistrado.-Secretario: Guillermo Hindman Pozos.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo XII,
Agosto de 2000. Pág. 1216. Tesis Aislada.

PAGARÉS. SON PRUEBA PRECONSTITUIDA, Y ES AL DEMANDADO A QUIEN


CORRESPONDE PROBAR SUS EXCEPCIONES.

El pagaré tiene el carácter de título ejecutivo, y constituye una


prueba preconstituida de la acción, pues el propio documento
contiene la existencia del derecho, define al acreedor y al
deudor, y determina la prestación cierta, líquida y exigible de
plazo y condiciones cumplidos, como pruebas todas ellas
consignadas en el título; en tal virtud, es al demandado a quien
corresponde probar sus excepciones.

OCTAVO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.


I.8o.C.215 C

Amparo directo 508/99.-Aurelio Flores Delgado.-7 de junio de


1999.-Unanimidad de votos.-Ponente: María del Carmen Sánchez
Hidalgo.-Secretaria: Edith Alarcón Meixueiro.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo XI,
Enero de 2000. Pág. 1027. Tesis Aislada.

TÍTULOS DE CRÉDITO. DIFERENCIAS ENTRE LA AUTONOMÍA Y LA


ABSTRACCIÓN.

La desvinculación de un título de crédito de la causa que le dio


origen, no se traduce en un problema de autonomía, sino de
abstracción. Mientras que aquélla importa la existencia de un
derecho originario, es decir, desvinculado de la posición jurídica
de sus anteriores portadores, la segunda desvincula al documento
de la relación causal. Por virtud de la autonomía el poseedor de
buena fe es inmune a las excepciones personales oponibles a los
anteriores poseedores. En razón de la abstracción, en cambio, no
pueden ser opuestas al tercer portador las excepciones derivadas
de la relación causal. De lo expuesto se sigue que tratándose de
pagarés quirografarios que no han circulado, la autonomía no
comienza a funcionar; y la abstracción se atenúa, en razón de que
el demandado puede oponer al actor las excepciones que tuviera
contra éste, en términos del artículo So., fracción XI, de la Ley
General de Títulos y Operaciones de Crédito, lo que no impide que
ese título baste, sin necesidad de otro documento, para intentar
la acción cambiaria respectiva.

1a./J. 51/99

Contradicción de tesis 24/97.-Entre las sustentadas por el


Noveno Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer
Circuito y Primero y Segundo Tribunales Colegiados, ambos del
Décimo Cuarto Circuito y Séptimo Tribunal Colegiado en
Materia Civil del Primer Circuito.-22 de septiembre de 1999.-
Unanimidad de cuatro votos.-Ausente: Humberto Román
Palacios.-Ponente: Olga Sánchez Cordero de García Villegas.-
Secretario: Marco Antonio Rodríguez Barajas.

Tesis de jurisprudencia 51/99.-Aprobada por la Primera Sala de


esta Suprema Corte de Justicia de la Nación, en sesión de
veintidós de septiembre de mil novecientos noventa y nueve,
por unanimidad de cuatro votos de los señores Ministros:
presidente en funciones Juventino V. Castro y Castro, José de
Jesús Gudiño Pelayo, Juan N. Silva Meza y Olga Sánchez
Cordero de García Villegas. Ausente: Ministro Humberto Román
Palacios.
Instancia: Primera Sala. Fuente: Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo X, Octubre de 1999.
Pág. 284. Tesis de Jurisprudencia.

CONTRADICCIÓN DE TESIS 24/97. ENTRE LAS SUSTENTADAS POR


EL NOVENO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO
Y PRIMERO Y SEGUNDO TRIBUNALES COLEGIADOS, AMBOS DEL DÉCIMO CUARTO
CIRCUITO Y SÉPTIMO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER
CIRCUITO. Véase página 108.

PAGARÉS. LAS FIRMAS NOTORIAMENTE DISTINTAS EN LOS DOCUMENTOS


FUNDATORIOS DE LA ACCIÓN, HACEN INNECESARIO EL DESAHOGO DE LA
PRUEBA PERICIAL EN MATERIAS DE CALIGRAFÍA Y GRAFOSCOPÍA, PARA
ESTIMAR IMPROCEDENTE EL RECLAMO EN CUANTO AL PAGO DE LOS TÍTULOS
DISCREPANTES.

La prueba pericial procede cuando sean necesarios conocimientos


especiales en alguna ciencia o arte, como lo sería en tratándose
de materias de caligrafía y grafoscopía, tal como lo dispone el
artículo 1252 del Código de Comercio; sin embargo, ello será
necesario cuando, para establecer si determinada o determinadas
firmas son o no auténticas, no es posible apreciarlo a simple
vista por la similitud que guarden esas firmas dubitadas en
función con la indubitada que para tal efecto se tome como punto
de comparación; empero, la prueba pericial no es necesaria cuando,
en varios pagarés presentados como fundatorios de la acción, las
firmas dubitadas estampadas, a simple vista son notoriamente
discrepantes entre si, y además difieren con la firma estampada en
el título que el demandado reconoce y cuya firma coincide, además,
con otras firmas que de este último obran en autos. En
consecuencia, al ser el juzgador perito de peritos, resultaría
innecesario el desahogo de dicha probanza, para estimar procedente
la excepción prevista en el artículo 8o., fracción II, de la Ley
General de Títulos y Operaciones de Crédito.

PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL SEGUNDO


CIRCUITO.

II.1o.C.165 C

Amparo directo 172/98.-Rufina Chávez Baltazar.-5 de junio de


1998.-Unanimidad de votos.-Ponente: José Librado Fuerte
Chávez.-Secretario: Alejandro García Gómez.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo IX, Mayo
de 1999. Pág. 1047. Tesis Aislada.
PAGARÉ. NO LO CONSTITUYE EL DOCUMENTO EN DONDE SE APROVECHA UNA
FIRMA PARA DIVERSO FIN, SI ELLO ES EVIDENTE, SIN NECESIDAD DE UNA
PRUEBA TECNICA PARA DEDUCIR TAL HECHO.

Todo pagaré, como título de crédito, debe contener determinados


requisitos de fondo o de forma para su eficacia y validez
jurídica. Por tanto, si es evidente que se utiliza parte de un
formato de los correspondientes a una requisición de mercancía de
una empresa y se aprovecha la firma ahí contenida, a fin de darle
las características propias de un pagaré, resulta suficiente la
prueba presuncional para demostrar tales condiciones y que se
quiso dar la apariencia de un título de crédito; luego, resulta
innecesario el desahogo de una prueba técnica para esa finalidad,
cuando se observen de modo manifiesto dichas irregularidades, pues
la firma así aprovechada no conforma la aceptación de pagar la
cantidad consignada, en virtud de no derivar de un acto consciente
de obligado cumplimiento.

SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL SEGUNDO CIRCUITO.

II.2o.C.114 C

Amparo directo 2 10/98.-Valentín Augusto Cardona Sosa, a través


de su endosatario en procuración Héctor Martínez Morales.-1o.
de julio de 1998.-Unanimidad de votos.-Ponente: Jorge Mario
Pardo Rebolledo.-Secretario: Alfonso Francisco Trenado Ríos.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo VIII,
Septiembre de 1998. Pág. 1187. Tesis Aislada.

PAGARÉ. NO ES NECESARIO QUE EN ÉL SE ASIENTE LA EXPRESIÓN


GRAMATICAL "SUSCRIPTOR", SI ÉSTE YA LO FIRMÓ.

Atendiendo al sentido literal del requisito previsto en el


artículo 170, fracción VI de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, basta que en un pagaré la persona que
reconoce deber a otra y se obliga incondicionalmente a pagarle una
cantidad determinada, estampe su firma, o en su caso, lo haga
quien firme a su ruego o en su nombre, para estimar satisfecho
dicho requisito, pues precisamente, a través de la firma se
expresa la voluntad de cumplir con la obligación consignada en
dicho documento; de ahí que resulte irrelevante que se señale
enseguida de ese signo inequívoco que tiene el carácter de
"suscriptor", pues si ello se omite, no puede dar lugar a que se
considere que no puede producir sus efectos legales procedentes
conforme a lo estipulado en el artículo 14 de la ley antes citada.

1a./J. 43/98
Contradicción de tesis 93/97. Entre las sustentadas por el
Tercer Tribunal Colegiado del Cuarto Circuito y el Segundo
Tribunal Colegiado del Cuarto Circuito. 1o. de julio de 1998.
Cinco votos. Ponente: José de Jesús Gudiño Pelayo.
Secretario: Ismael Mancera Patiño.

Tesis de jurisprudencia 43/98. Aprobada por la Primera Sala de


este Alto Tribunal, en sesión de ocho de julio de mil
novecientos noventa y ocho, por unanimidad de cinco votos de
los Ministros: presidente Humberto Román Palacios, Juventino
V. Castro y Castro, José de Jesús Gudiño Pelayo, Juan N.
Silva Meza y Olga Sánchez Cordero de García Villegas.

Instancia: Primera Sala. Fuente: Semanario Judicial de la


Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo VIII, Agosto de 1998.
Pág. 166. Tesis de Jurisprudencia.

CONTRADICCIÓN DE TESIS 93/97. ENTRE LAS SUSTENTADAS POR EL


TERCER TRIBUNAL COLEGIADO DEL CUARTO CIRCUITO Y EL SEGUNDO
TRIBUNAL COLEGIADO DEL CUARTO CIRCUITO.

CONSIDERANDO:

SEGUNDO. El Tercer Tribunal Colegiado del Cuarto Circuito, al


resolver el amparo directo número 159/94, sostuvo, en la parte que
interesa, lo siguiente:

"CUARTO. Son fundados los conceptos de violación antes


transcritos, por las siguientes razones: Del estudio realizado se
advierte que el tribunal de apelación declaró infundados los
agravios expuestos por los apelantes Jesús Rogelio Arrambide Leal
y Agustín Ortiz Pino, apoyándose en las siguientes
consideraciones: Expuso que los recurrentes argumentaban que la
vía ejecutiva planteada no era la idónea, en virtud de que el
pagaré base de la acción no tiene el carácter, por no contener el
nombre de la persona a quien ha de hacerse el pago ni la firma del
suscriptor, requisitos previstos en el artículo 170, fracciones
III y VI, de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito,
pues en el referido documento la firma del obligado principal
(recurrentes), se encuentra impresa bajo la leyenda
‘Acepto(amos)’, la cual es característica principal de la letra de
cambio y no del pagaré, por tanto, al no aparecer el carácter de
suscriptor en el pagaré no se le podía tener como obligados
principales, ya que la firma estampada es por vía de aceptación,
por tal razón, sostienen que es insuficiente el título de crédito
base de la acción para acreditar la vía elegida. Al respecto la
responsable declaró infundados tales agravios, señalando que del
título exhibido, pagaré, se desprende que sí cumple con los
requisitos esenciales de validez estatuidos en el precepto 170 de
la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito,
particularmente de los que mencionan los recurrentes, como son el
nombre de la persona a quien había de hacerse el pago, así como de
la firma del suscriptor, al observarse en el referido título que
el mismo debía pagarse a los actores, así como la firma del
suscriptor, la cual se encuentra estampada por el obligado
principal Agustín Ortiz Pino y el aval señor Rogelio Arrambide
Leal, obligándose de esta manera con el carácter en mención a
cubrir el adeudo reclamado, y el aval en los términos del artículo
114 de la invocada legislación, siendo irrelevante la
circunstancia de que aparezca la firma del recurrente bajo la
leyenda ‘Acepto(amos)’, ya que indudablemente no se refiere a la
‘aceptación’ que pretenden hacer valer los apelantes, sino que al
encontrarse dicha leyenda en el pagaré la misma equivale a la de
‘suscriptor’, como lo prevé el artículo 174, párrafo III, de la
mencionada legislación, al establecer que ‘son aplicables al
pagaré, en lo conducente, ... 164 al 169 ... el suscriptor del
pagaré se considerará como aceptante para todos los efectos de las
disposiciones enumeradas antes, ...’ También se transcribió el
artículo 67 del mismo ordenamiento legal, en donde se establece
que la acción cambiaria contra cualquiera de los signatarios de la
letra es ejecutiva por el importe de ésta, y por el de los
intereses y gastos necesarios, sin necesidad de que reconozca
previamente su firma el demandado. Agregó el tribunal de apelación
que del dispositivo legal mencionado se colige que la figura de
‘aceptación’ no es aplicable al pagaré, toda vez que en éste no
existe la figura de aceptante y sólo para efectos de aplicación de
algunas reglas relativas a la letra de cambio se considerará al
suscriptor del pagaré como aceptante, a virtud de que en el pagaré
el suscriptor es el obligado principal de la relación y desde el
momento en que suscribe el mismo nace la obligación al pago, es
decir, el pagaré nace aceptado y en ese sentido la Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito en el precepto mencionado, emite
el señalamiento de los artículos relativos a la aceptación,
dejando claramente establecido que no serán aplicables al pagaré
las reglas de la aceptación aplicable a la letra de cambio, pues a
la firma del mismo (pagaré) es aceptado simultáneamente por el
suscriptor, obligándose a su pago, sin mayores requisitos y, como
lo establece el último dispositivo de referencia, no se necesita
el reconocimiento previo de la firma del demandado; ya que
menciona una cantidad cierta, determinada, líquida y exigible,
pues de su redacción se desprende la suma de $11’240,930.00 (once
millones doscientos cuarenta mil novecientos treinta pesos 00/100
moneda nacional), la cual debe entenderse como real y verdadera
por consignar cantidad expresa, siendo además exacta en cuanto a
lo principal y determinable en cuanto a sus accesorios, líquida en
virtud de que su pago no está sujeto a consideración alguna y
exigible, en virtud de que el plazo ya estaba vencido, al efecto
se invocaron dos tesis jurisprudenciales, publicadas bajo los
siguientes rubros: ‘TÍTULOS EJECUTIVOS. REQUISITOS QUE DEBEN
SATISFACER.’ y ‘TÍTULOS EJECUTIVOS. SON PRUEBA PRECONSTITUIDA.’,
las cuales no se reproducen en obvio de repeticiones. Sobre esta
base se expuso que la vía ejecutiva mercantil elegida por los
accionantes era procedente, tomando en cuenta en primer término
que los pagarés son cosas mercantiles, atento a lo dispuesto por
el artículo primero de la ley en consulta; en segundo término
porque dicho documento reúne los requisitos necesarios para darle
el carácter de ejecutivo, como lo es que consigna deuda cierta,
líquida y exigible, en tal virtud, en concordancia con lo previsto
en los artículos 167, 170 y 174, de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, en relación con el diverso 1391, fracción
IV, del Código de Comercio, que establece que el procedimiento
ejecutivo tiene lugar cuando la demanda se funda en documento que
traiga aparejada ejecución, trayendo aparejada ejecución las
letras de cambio, pagarés y demás efectos de comercio, se concluyó
que sí era procedente la vía ejecutiva mercantil en que la se
tramitó el juicio en primera instancia, como también lo estimara
el Juez a quo. En consecuencia, la autoridad responsable confirmó
en todas sus partes la sentencia de primer grado. En el
considerando cuarto del fallo que nos ocupa manifestó el tribunal
de apelación que en la especie se actualizaba la hipótesis
normativa del artículo 1084, fracción IV, del Código de Comercio,
dada la improcedencia de los agravios hechos valer por la parte
apelante y, en consecuencia, condenó a la parte demandada a pagar
a la parte actora los gastos y costas originados con motivo de la
tramitación de ambas instancias del juicio de donde deriva el acto
reclamado. Frente a los anteriores razonamientos, sustancialmente
manifiesta la parte quejosa que la autoridad responsable infringe
sus garantías de audiencia, legalidad y seguridad jurídica al
formular razonamientos que no se apegan a la ley, al declarar
infundados e improcedentes sus agravios, particularmente viola el
artículo 170, fracción VI, de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, y el 1391, fracción IV, del Código de
Comercio, aplicando en forma inexacta los preceptos 164 al 169 y
174, de la primera legislación invocada. Agrega la parte
inconforme que en el fallo combatido se reconoció que el documento
base de la acción contiene la leyenda ‘Acepto(amos)’, sin embargo,
el tribunal ad quem sostiene que tal leyenda no se refiere a la
‘aceptación’ que sostienen los demandados hoy quejosos, sino que
equivale a la de ‘suscriptor’, invocando al efecto el párrafo
tercero del precepto 114 de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito. Se expresa que dicho dispositivo legal
sostiene que el pagaré se considerará como aceptante para todos
los efectos de las disposiciones que en el primero y segundo
párrafos menciona, salvo el caso de los artículos 168 y 169, en
que se equipara el suscriptor al girador; al respecto se argumenta
que tal ‘equivalencia’ no significa que un elemento esencial de un
título de crédito, como lo es el suscriptor, se sustituya en el
propio documento por el de aceptante, pues entonces no es pagaré.
Se añade que cuando la referida legislación ha querido que se
utilicen equivalentes expresamente lo ha establecido, por ejemplo,
tratándose del endoso, en los preceptos 35 y 36, pero el 170,
fracción VI, del mismo ordenamiento legal, no dispone que se
puedan utilizar equivalentes al suscriptor. Menos cuando en el
documento relativo se menciona la palabra ‘Acepto(amos)’, propia
de las letras de cambio. Señala la parte agraviada que el hecho de
que el suscriptor de un pagaré, en la especie no existe pagaré, se
le considera para ciertos efectos como aceptante en los términos
del artículo 174 antes mencionado, requiere obviamente de la
existencia del suscriptor, no que en un documento en que no existe
suscriptor sino aceptante, éste pueda hacer las veces de aquél,
siendo la ley muy clara al respecto, al establecer el artículo
170, fracción VI, de la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito, que el pagaré debe contener la firma del suscriptor o de
la persona que firme a su ruego o en su nombre. De esta manera, al
no contener el documento base de la acción la figura jurídica de
suscriptor, que es quien se obliga al pago, se alega que no tiene
el carácter de pagaré, agregándose que lo anterior se apoya en lo
dispuesto en el precepto 14 de la citada legislación, en tanto que
no contiene las menciones y requisitos señalados en tal precepto.
Asimismo se menciona la opinión del tratadista jurídico Felipe de
Jesús Tena, la cual no se transcribe en obvio de repeticiones.
Posteriormente se indica que la institución de la suscripción es
propia y exclusiva del pagaré y la ‘aceptación’ se da sólo en la
letra de cambio, sin que tengan el carácter de equivalentes.
También se transcribió una parte de la sentencia impugnada, misma
que no se reproduce en obvio de repeticiones, alegándose después
que dicho razonamiento es contradictorio, al reconocer
inicialmente que la figura de la ‘aceptación’ no es aplicable al
pagaré la regla de la aceptación ‘aplicable a la letra de cambio’,
además, la autoridad de segunda instancia equivocadamente asimila
la figura de la aceptación con la de suscriptor, al establecer
‘pues la firma del mismo (pagaré) es aceptada simultáneamente por
el suscriptor, obligándose a su pago’, se aduce que esto no obra
en el documento base de la acción, para poder afirmar tal
circunstancia, por ello es inexacto que a la firma del documento
se acepte el mismo, menos que en forma simultánea por el
suscriptor, es decir, la litis se redujo a que en el documento en
cuestión existe la aceptación y no el ‘suscriptor’, razón por la
que no se trata de un ‘pagaré’. Agrega la parte agraviada que en
la especie no se satisfacen los requisitos establecidos en la ley
para que el documento relativo pueda ser considerado como pagaré.
Sobre esta base expresa que por no tener el documento los
requisitos para otorgarle el carácter de ejecutivo, se aplicó en
forma inexacta el artículo 1391, fracción IV, del Código de
Comercio, siendo improcedente la vía ejecutiva mercantil a través
de la cual se dictó la sentencia reclamada. Como puede apreciarse,
en los conceptos de violación la parte quejosa, en síntesis, alega
que la sentencia reclamada es violatoria de las garantías de
audiencia, legalidad y seguridad jurídica, porque el documento
acompañado a la demanda no es pagaré, por contener la leyenda de
‘Acepto(amos)’ y que ello la propia responsable lo reconoce en su
sentencia, pero que ésta sostiene que tal leyenda equivale a la de
‘suscriptor’ y que para ello la autoridad responsable invoca el
artículo 174 de la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito. En torno a ese aspecto se encuentra fijada la litis
constitucional. En efecto, le asiste la razón al quejoso al
sostener que en la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito, cuando la ley de la materia ha querido emplear
equivalentes así lo menciona, como se desprende de sus artículos
34, 35 y 36, en que tratándose del endoso las cláusulas ‘sin mi
responsabilidad’, en ‘procuración’, ‘al cobro’, ‘en garantía’, ‘en
prenda’ u otra equivalente, e incluso sobre el aval y el protesto,
respectivamente, también los artículos 111 y 141, de dicha ley,
preceptúan que el aval debe de constar en la letra o en hoja que
se le adhiera y que se expresará con la fórmula ‘por aval’ u otra
equivalente, y que el girador puede dispensar al tenedor de
protestar la letra, inscribiendo en ella la cláusula ‘sin
protesto’, ‘sin gastos’ u otra equivalente. Lo que se establece
como premisa para determinar que la existencia del suscriptor es
un elemento esencial que debe contener el pagaré por exigirlo el
artículo 170, fracción VI, de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, y en este precepto no se establece que
pueda contener como equivalente del suscriptor al aceptante,
figura jurídica esta propia de la letra de cambio, que a su vez
regula el diverso artículo 76 de la mencionada ley. Incluso el
propio considerando tercero de la sentencia que se reclama
establece que de acuerdo con el artículo 174 de la Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito la figura de la ‘aceptación’ no
es aplicable al pagaré, en tanto a que en éste ‘no existe la
figura del aceptante’ y que sólo para efectos de aplicación de
algunas reglas relativas a la letra de cambio se considerará al
suscriptor del pagaré como aceptante. Esto significa que una vez
que existe el pagaré y sólo para efectos posteriores, le es dable
la aplicación de los artículos 164 al 169, por la remisión que a
ellos hace el artículo 174 del citado ordenamiento legal, pero no
que para efectos del nacimiento del título de crédito se considere
lo mismo el aceptante que el suscriptor, pues la letra de cambio y
el pagaré tienen sus elementos esenciales propios, regulados en
los artículos 76 y 170, respectivamente, de la ley de la materia
en comento. También resulta fundado el concepto de violación
relativo a que las dos ejecutorias que transcribe el citado
considerando del fallo reclamado se refieren a los requisitos que
deben satisfacer los títulos de crédito y que los documentos a los
que la ley concede el carácter de títulos ejecutivos constituyen
una prueba preconstituida de la acción. Pero precisamente con
apoyo en tales tesis es que deben de estudiarse los documentos
para ver si satisfacen los requisitos que la ley señala y sólo
cumplido con ello tendrán el carácter de título ejecutivo, lo que
en el presente caso no sucede, en tanto que el documento
acompañado como base de la acción no contiene la figura del
suscriptor, sino una figura jurídica distinta, como lo es la de la
‘aceptación’, que, como ya se vio, en la propia resolución que se
reclama así se reconoce y establece. De ahí que lo procedente es
concluir que la sentencia que constituye el acto reclamado viola
las garantías que invoca el quejoso, en tanto a que por las
razones mencionadas no tiene el carácter de pagaré el documento
acompañado a la demanda. Resulta aplicable al caso, por analogía,
aun cuando se refiere a la expresión del lugar de expedición de
los títulos de crédito, y en el presente caso se trata de la no
existencia del suscriptor del documento al que se denomina pagaré,
en ambos casos se trata de requisitos esenciales que requiere el
artículo 170 invocado, para que pueda considerarse como pagaré un
documento, la jurisprudencia que por vía de contradicción de tesis
pronunció la Tercera Sala de la H. Suprema Corte de Justicia de la
Nación y que aparece publicada en las páginas 48 y 49 de la Gaceta
del Semanario Judicial de la Federación, número 61, enero de 1993,
que dice: ‘PAGARÉS CARENTES DE LA EXPRESIÓN DEL LUGAR DE
EXPEDICIÓN. NO SURTEN EFECTOS. Los requisitos que debe contener el
pagaré se encuentran regulados en el artículo 170 de la Ley
General de Títulos y Operaciones de Crédito, y al no preverse
presunción expresa que supla el requisito de la omisión de citar
el lugar de su suscripción, el documento que adolezca de tal
requisito no puede producir sus efectos, de acuerdo con lo
establecido en el artículo 14 de la citada ley.’. Como se observa,
resultan violados por la responsable los artículos 14 y 170,
fracción VI, de la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito, en tanto a que no conteniendo la figura del suscriptor,
no produce el documento acompañado al juicio de donde emanan los
actos de los efectos previstos para los pagarés. En tales
condiciones, al ser fundados los conceptos de violación
estudiados, lo procedente es conceder el amparo y protección de la
Justicia Federal solicitado para el efecto de que la autoridad
responsable deje insubsistente la sentencia reclamada y en su
lugar emita una nueva siguiendo los lineamientos marcados en la
presente ejecutoria, en la que establezca que el documento base de
la acción del juicio ejecutivo mercantil de donde emana el acto
combatido no tiene el carácter de pagaré, posteriormente resuelva
en plenitud de jurisdicción lo que en derecho corresponda.".

TERCERO. A su vez el Segundo Tribunal Colegiado del Cuarto


Circuito, al resolver los amparos directos civiles 246/97, y
351/97, en la parte que interesa, respectivamente, sostuvo lo
siguiente:

"CUARTO. Son infundados los conceptos de violación que se


expresan. En efecto, de los antecedentes del acto reclamado se
deriva, en esencia, que mediante escrito de fecha veinticuatro de
junio de mil novecientos noventa y cuatro, el licenciado Hugo
Romero Salazar Zuárez, en su carácter de endosatario en
procuración de Internacional de Enseñanza Programada, Sociedad
Anónima de Capital Variable promovió juicio ejecutivo mercantil en
contra del ahora quejoso Juan René Hernández Sáenz, de quien
reclamó el pago de la cantidad de dos mil quinientos treinta pesos
como suerte principal, además de otros conceptos, basando la
acción deducida en un título de crédito de los denominados
‘pagaré’. Admitida la demanda y registrada bajo el número 464/94,
se emplazó al demandado, quien produjo su contestación y
proseguido el juicio por sus diversas etapas procesales, el
veintisiete de enero de mil novecientos noventa y cinco, se dictó
sentencia definitiva, decretándose la procedencia del juicio.
Inconforme el ahora quejoso interpuso recurso de apelación, el que
se resolvió el cuatro de diciembre de mil novecientos noventa y
seis, confirmando el fallo de primera instancia por las razones
asentadas en la respectiva sentencia de segundo grado, la cual
constituye el acto reclamado en este juicio de amparo. Ahora bien,
el quejoso Juan René Hernández Sáenz afirma fundamentalmente en
sus conceptos de violación que la sentencia que reclama transgrede
sus garantías individuales al no haber estimado la autoridad
responsable Magistrado de la Tercera Sala del Tribunal Superior de
Justicia del Estado, que el documento en que se apoyó la acción
ejercitada en el juicio ejecutivo mercantil promovido en su
contra, no tiene carácter de ‘pagaré’, pues no se satisfacen los
requisitos para ser considerado como tal, al faltar en él la
figura jurídica del ‘suscriptor’, porque si bien en dicho
documento aparece una firma, ésta corresponde a un ‘aceptante’, lo
que es exclusivo de una letra de cambio, pero no de un pagaré, y
la ley no permite que el ‘aceptante’, sustituya al ‘suscriptor’
ni, en consecuencia, que exista entre éstos una equivalencia o que
se presuma algún requisito esencial de un ‘pagaré’, como el de la
existencia del suscriptor. Lo aducido por el quejoso, como ya se
dijo, resulta infundado. Esto es así, por lo siguiente: El
artículo 170 de la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito, prevé los requisitos que debe reunir un pagaré, esto es:
‘I. La mención de ser pagaré inserta en el texto del documento;
II. La promesa incondicional de pagar la suma determinada de
dinero; III. El nombre de la persona a quien debe hacerse el pago;
IV. La época y lugar de pago; V. La fecha y el lugar en que se
suscribe el documento; VI. La firma del suscriptor o de la persona
que firma en su ruego o en su nombre.’. El documento base de
la acción textualmente, en lo conducente, dice lo siguiente:
‘Internacional de Enseñanza Programada, S.A. de C.V. Contrato No.
5866. Fecha 08/03/93. Bo. por N$2,530.00 M.N. Por este pagaré
prometo (emos) incondicionalmente pagar a la orden de
Internacional de Enseñanza Programada, S.A. de C.V., la cantidad
de N$2,530.00 (dos mil quinientos treinta nuevos pesos 00/100
M.N.). La suma antes mencionada la cubriré(emos) en pagos
mensuales sucesivos a partir del día 15 de marzo de 1993 en la
forma siguiente: dos (2) pagos por N$1,265.00 c/u. La falta de
pago puntual o más amortizaciones antes indicadas dará por vencido
este documento y el suscriptor, estará obligado a pagar intereses
moratorios a razón del 15% mensual, más el I.V.A. que corresponde
al propio interés, pagadero juntamente con el principal, que se
computará sobre saldos insolutos del precio del bien mencionado en
el contrato al que corresponde este documento. Fecha: 8 de marzo
de 1993. Aceptante: rúbrica. Nombre. Juan René Hernández Sáenz:
domicilio. Atlas No. 1652-A. Col. Nueva Linda Vista en
Guadalupe.’. Ahora bien, del contexto del documento en cuestión se
desprende que sí se reúnen todos los citados requisitos,
especialmente el que prevé la fracción VI del numeral transcrito,
para ser considerado como un ‘pagaré’, al obrar al calce del mismo
la firma del suscriptor. Porque si bien no pasa inadvertido que
esa firma aparece a un lado del vocablo ‘aceptante’ y además en el
documento no obra el rubro ‘suscriptor’, debe señalarse que la
teología del precepto legal en cita lo es que en el documento deba
aparecer la firma de la persona que deba pagarlo, llámesele
suscriptor, aceptante, obligado o deudor, pues lo único que es
menester es que exista realmente la firma de la persona
comprometida a cubrirlo en un momento determinado. Y no es válido
lógica ni jurídicamente hacer depender, como lo pretende el
impetrante, que aparezca en el denominado título de crédito pagaré
forzosa y necesariamente la palabra gramatical ‘suscriptor’,
denominación que en el documento se le da, como ya se dijo, a la
persona que con su firma se compromete a cumplir con la obligación
inserta en el mismo, pues aun cuando se le llame de una forma u
otra, lo que realmente exige el artículo 170 en su fracción VI de
la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, es que se
expresa en el ‘pagaré’, a través del signo inequívoco como es la
firma, la voluntad del obligado. Por ello, la circunstancia de que
el referido documento se haya reconocido como un título de crédito
de los denominados ‘pagaré’, no significa, como inexactamente lo
afirma el quejoso, que se dé por presumida la existencia de la
‘figura jurídica del suscriptor’, pues contrario a ello debe
decirse que tal figura, en el caso particular, no se presume, sino
que su existencia queda de manifiesto con la firma que calza tal
documento. Al haberlo apreciado así la autoridad responsable, es
innegable que la sentencia que por esta vía constitucional se
combate no viola las garantías individuales del impetrante. Sin
que obste el criterio, que en apoyo a sus conceptos invoca el
peticionario, sustentado por el Tercer Tribunal Colegiado de este
Cuarto Circuito al resolver el juicio de amparo directo número
159/94, publicado bajo el número IV.3o.158 C, página 433, Tomo XV-
II, febrero de 1995, Semanario Judicial de la Federación, bajo el
rubro de: ‘PAGARÉS, CARENTES DE LA EXPRESIÓN DE SUSCRIPTOR. VALOR
DE LOS.’, pues además de que se trata de una tesis aislada, cuya
observancia no es obligatoria, este Segundo Tribunal Colegiado no
comparte dicho criterio por las razones asentadas en esta
ejecutoria y al no estimarlo convincente y claro en tanto que en
dicha tesis se afirma que la existencia del suscriptor es un
elemento esencial que debe contener el pagaré por exigirlo el
artículo 170, fracción VI, de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito y que, además, si al pagaré le falta el
requisito de suscriptor, dicho documento no puede producir
efectos. Pues al respecto este tribunal estima que no es
necesariamente incondicional que en un título de crédito de la
denominación pagaré, se haga constar literalmente la aceptación
gramatical suscriptor, sino que lo exigible al respecto por el
dispositivo legal en cita es que esté firmado por quien debe hacer
el pago de dicho título de crédito. Por otra parte, en la tesis
que se comenta y que el quejoso insiste en que se aplique, se dice
que ‘si al pagaré le falta el requisito de suscriptor, dicho
documento no puede producir efectos’. Ello hace pensar que en
dicho criterio se considera que en un pagaré debe aparecer la
palabra ‘suscriptor’. Mas en torno a ello este órgano colegiado
estima que el artículo 170 de la invocada ley no menciona, entre
los requisitos que debe contener un pagaré, que se plasme
sacramentalmente esa palabra, pues si así lo exigiera,
establecería claramente, como se hizo con los diversos requisitos
tales como ‘la mención de ser pagaré inserto en el texto del
documento’, o ‘la época y lugar de pago’. Por tanto, se sostiene
que la interpretación que debe darse a la fracción VI del artículo
170 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, es de
que en el pagaré obre la firma del obligado a cubrirlo, ya sea
bajo el rubro de suscriptor, aceptante u obligado, pues ello es
sólo una formalidad, mas no un requisito esencial que exija la ley
en esa clase de títulos de crédito. Similar criterio sustentó este
Segundo Tribunal Colegiado del Cuarto Circuito, al resolver el
diverso juicio de amparo directo número 351/97 mediante ejecutoria
de fecha dos de julio de mil novecientos noventa y siete. En tales
condiciones, dado lo infundado de los conceptos de violación, lo
conducente es negar al quejoso el amparo que solicita. Por lo
expuesto y con fundamento, además, en los artículos 76, 77, 78 y
186 de la Ley de Amparo, se resuelve: ÚNICO. La Justicia de la
Unión no ampara ni protege a Juan René Hernández Sáenz, contra el
acto que reclama del Magistrado de la Tercera Sala del Tribunal
Superior de Justicia del Estado, especificado en el resultando
primero de esta ejecutoria. Notifíquese ... Considerando que el
criterio sustentado por ambos tribunales fue aplicado en una
materia similar y que mientras el Tercer Tribunal Colegiado del
Cuarto Circuito, estimó que la existencia del suscriptor es un
elemento esencial que debe contener el pagaré por exigirlo el
artículo 170, fracción VI, de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito y que, si al pagaré le falta el requisito
de suscriptor dicho documento no puede producir efectos; en
cambio, este Segundo Tribunal Colegiado del Cuarto Circuito,
sostuvo lo contrario, al resolver el juicio de amparo directo en
mención, que no es necesariamente incondicional que en un
‘pagaré’, se haga constar literalmente la aceptación gramatical
‘suscriptor’, sino que lo exigible al respecto por el dispositivo
legal en cita es que esté firmado por quien debe hacer el pago de
dicho título de crédito. También este órgano colegiado estimó en
dicha ejecutoria que el artículo 170 de la invocada ley no
menciona, entre los requisitos que debe contener un pagaré, que se
plasme sacramentalmente esa palabra, pues si así lo exigiera, se
establecería claramente, como se hizo con los diversos requisitos
que sí menciona. Por tanto, al reunirse los requisitos que para la
procedencia de la denuncia exige la tesis número 112 sustentada
por la entonces Tercera Sala, publicada en la página 158 del
Volumen I, Segunda Parte, del Informe correspondiente al año de
1989, que a la letra dice: ‘CONTRADICCIÓN DE TESIS. REQUISITOS
PARA LA PROCEDENCIA DE LA DENUNCIA. Es verdad que en el artículo
107, fracción III, de la Constitución y dentro de la Ley de
Amparo, no existe disposición que establezca como presupuesto de
la procedencia de la denuncia de contradicción de tesis, la
relativa a que ésta emane necesariamente de juicios de idéntica
naturaleza, sin embargo, es la interpretación que tanto la
doctrina como esta Suprema Corte han dado a las disposiciones que
regulan dicha figura, las que sí han considerado que para que
exista materia a dilucidar sobre cuál criterio debe prevalecer,
debe existir, cuando menos formalmente, la oposición de criterios
jurídicos en los que se controvierta la misma cuestión. Esto es,
para que se surta su procedencia, la contradicción denunciada debe
referirse a las consideraciones, razonamientos o interpretaciones
jurídicas vertidas dentro de la parte considerativa de las
sentencias respectivas, que son las que constituyen precisamente
las tesis que se sustentan por los órganos jurisdiccionales. No
basta pues que existan ciertas o determinadas contradicciones si
éstas sólo se dan en aspectos accidentales meramente secundarios
dentro de los fallos que originan la denuncia, sino que la
oposición debe darse en la sustancia del problema jurídico
debatido; por lo que será la naturaleza del problema, situación o
negocio jurídico analizado, la que determine materialmente la
contradicción de tesis que hace necesaria la decisión o
pronunciamiento del órgano competente para establecer el criterio
prevaleciente, con carácter de tesis de jurisprudencia.
Contradicción de tesis 4/89. Entre la sustentada por el Primer
Tribunal Colegiado del Séptimo Circuito y el Segundo Tribunal
Colegiado del Décimo Quinto Circuito. 16 de octubre de 1989.
Unanimidad de 4 votos. Ponente: Sergio Hugo Chapital Gutiérrez.
Secretario: Jaime Raúl Oropeza García.’, este Tribunal Colegiado
ocurre a formular la denuncia correspondiente a fin de que esa
Segunda Sala resuelva sobre el particular."; y

"CUARTO. Son infundados los anteriores conceptos de


violación. En efecto, de los antecedentes del acto reclamado se
deriva, en esencia, que mediante escrito de veintiuno de junio de
mil novecientos noventa y seis, Arturo Ibarra Garza, en su
carácter de endosatario en procuración de Reynold Garza Avilés
promovió juicio ejecutivo mercantil en contra del ahora quejoso
David Treviño Casso de quien reclamó el pago de la cantidad de
veinte mil pesos como suerte principal, además de otros conceptos
apoyando, la acción deducida, en un título de crédito de los
denominados ‘pagarés’. Admitida la demanda y registrada bajo el
número 1469/96, se emplazó al demandado, quien no produjo
contestación a la demanda, habiéndosele declarado oportunamente su
rebeldía y proseguido el juicio por sus diversas etapas
procesales, el treinta de julio de mil novecientos noventa y seis,
se dictó sentencia definitiva declarándose la procedencia del
juicio (foja diez del juicio ejecutivo). Inconforme el ahora
quejoso, interpuso recurso de apelación el que se resolvió el
diecinueve de febrero del año en curso confirmando el fallo de
primera instancia por las razones asentadas en la respectiva
sentencia de segundo grado, la cual constituye el acto reclamado
en este juicio de amparo (foja cuarenta y siete del toca 777/96).
Ahora bien, el quejoso David Treviño Casso afirma fundamentalmente
en sus conceptos de violación que la sentencia que reclama
transgrede sus garantías individuales al no haber estimado la
autoridad responsable, Magistrado de la Tercera Sala del Tribunal
Superior de Justicia del Estado, que el documento en que se apoyó
la acción ejercitada en el juicio ejecutivo mercantil promovido en
su contra, no tiene el carácter de ‘pagaré’ pues no se satisfacen
los requisitos para ser considerado como tal, al faltar en él la
figura jurídica del ‘suscriptor’, porque si bien en dicho
documento aparece una firma, ésta corresponde a un ‘aceptante’, lo
que es exclusivo de una letra de cambio, pero no de un pagaré y la
ley no permite que el ‘aceptante’ sustituya al ‘suscriptor’ ni, en
consecuencia, que exista entre éstos una equivalencia o que se
presuma algún requisito esencial de un ‘pagaré’, como el de la
‘existencia del suscriptor’. Lo aducido por el quejoso, como ya se
dijo, resulta infundado. Esto es así, por lo siguiente: El
artículo 170 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito
prevé los requisitos que debe reunir un pagaré, esto es: ‘I. La
mención de ser pagaré inserta en el texto del documento; II. La
promesa incondicional de pagar una suma determinada de dinero;
III. El nombre de la persona a quien debe hacerse el pago; IV. La
época y lugar de pago; V. La fecha y el lugar en que se suscribe
el documento; y VI. La firma del suscriptor o de la persona que
firma en su ruego o en su nombre.’. Ahora bien, del contexto del
documento en cuestión se desprende que sí se reúnen todos los
citados requisitos, especialmente el que prevé la fracción VI del
numeral transcrito, para ser considerado como un ‘pagaré’, al
obrar al calce del mismo la firma del suscriptor. En efecto, el
texto del documento mencionado es el siguiente: ‘Pagaré. No. 1/1.
Bueno por N$20,000.00. En Monterrey, N.L. a 14 de enero de 1995.
Lugar y fecha de expedición. Debe(mos) y pagaré(mos)
incondicionalmente por este pagaré a la orden de Reynold Garza
Avilés. Nombre de la persona a quien ha de pagarse. En cualquier
plaza. Lugar de pago. El 14 de junio de 1995. Fecha del pago. La
cantidad de: (veinte mil nuevos pesos 00/100 M.N.). Valor recibido
a mi (nuestra) entera satisfacción. Este pagaré forma parte de una
serie numerada del 1 al ... y todos están sujetos a la condición
de que, al no pagarse cualquiera de ellos a su vencimiento, serán
exigibles todos los que le sigan en número, además de los ya
vencidos, desde la fecha de vencimiento de este documento hasta el
día de su liquidación, causará intereses moratorios al tipo de 6%
mensual, pagadero en esta ciudad juntamente con el principal.
Nombre y datos del deudor. Nombre David Treviño. Tel. 373-14-28.
Dirección Aníbal No. 612 Col. Cumbres Campanario. Población
Monterrey, Nuevo León, Acepto(mos). Firma(s).’. Y si bien no pasa
inadvertido que la firma del suscriptor aparece a un lado del
vocablo ‘acepto(mos)’ y además en el documento obra el rubro
‘suscriptor’, debe señalarse que la teleología del precepto legal
en cita lo es que en el documento deba aparecer la firma de la
persona que deba pagarlo, llámesele suscriptor, aceptante,
obligado o deudor, pues lo único que es menester es que exista
realmente la firma de la persona comprometida a cubrirlo en un
momento determinado. Y no es válido lógica ni jurídicamente hacer
depender, como lo pretende el impetrante, que aparezca en el
denominado título de crédito pagaré forzosa y necesariamente la
palabra gramatical ‘suscriptor’, denominación que en el documento
se le da, como ya se dijo, a la persona que con su firma se
compromete a cumplir con la obligación inserta en el mismo, pues
aun cuando se le llame de una forma u otra, lo que realmente exige
el artículo 170 en su fracción VI de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, es que se exprese en el ‘pagaré’, a través
del signo inequívoco como es la firma, la voluntad del obligado.
Por ello, la circunstancia de que el referido documento se haya
reconocido como un título de crédito de los denominados ‘pagarés’,
no significa, como inexactamente lo afirma el quejoso, que se dé
por presumida las existencia de la figura jurídica del
‘suscriptor’, pues contrario a ello debe decirse que tal figura,
en el caso particular, no se presume, sino que su existencia queda
de manifiesto con la firma que calza tal documento en el que,
dicho sea de paso y a propósito de lo aducido en los conceptos de
violación, sí obra un recuadro con los datos del suscriptor. Al
haberlo apreciado así la autoridad responsable, es innegable que
la sentencia que por esta vía constitucional se combate no viola
las garantías individuales del impetrante. Sin que obste el
criterio, que en apoyo a sus conceptos invoca el peticionario,
sustentado por el Tercer Tribunal Colegiado de este Cuarto
Circuito al resolver el juicio de amparo directo número 159/94,
publicado bajo el número IV.3o.158 C, página 433, Tomo XV-II,
febrero de 1995, Semanario Judicial de la Federación, bajo el
rubro de: ‘PAGARÉS, CARENTES DE LA EXPRESIÓN DE SUSCRIPTOR. VALOR
DE LOS.’, pues además de que se trata de una tesis aislada, cuya
observancia no es obligatoria, este Segundo Tribunal Colegiado no
comparte dicho criterio por las razones asentadas en esta
ejecutoria y al no estimarla convincente y clara en tanto que en
dicha tesis se afirma que la existencia del suscriptor es un
elemento esencial que debe contener el pagaré por exigirlo el
artículo 70, fracción VI, de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito y que, además, si al pagaré le falta el
requisito de suscriptor, dicho documento no puede producir
efectos. Pues al respecto este tribunal estima que no es
necesariamente incondicional que en un título de crédito de la
denominación pagaré, se haga constar literalmente la acepción
gramatical suscriptor, sino que lo exigible al respecto por el
dispositivo legal en cita es que esté firmado por quien debe hacer
el pago de dicho título de crédito. Por otra parte, en la tesis
que se comenta y que el quejoso insiste en que se aplique, se dice
que ‘si al pagaré le falta el requisito de suscriptor, dicho
documento no puede producir efectos.’. Ello hace pensar que en
dicho criterio se considera que en un pagaré debe aparecer la
palabra ‘suscriptor’. Mas en torno a ello este órgano colegiado
estima que el artículo 170 de la invocada ley no menciona, entre
los requisitos que debe contener un pagaré, que se plasme
sacramentalmente esa palabra, pues si así lo exigiera, se
establecería claramente, como se hizo con los diversos requisitos
tales como ‘la mención de ser pagaré inserto en el texto del
documento’ o ‘la época y lugar de pago’. Por tanto, se sostiene
que la interpretación que debe darse a la fracción VI del artículo
170 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, es de
que en el ‘pagaré’, obre la firma del obligado a cubrirlo, ya sea
bajo el rubro de suscriptor, aceptante u obligado, pues ello es
sólo una formalidad, mas no un requisito esencial que exija la ley
en esa clase de títulos de crédito."

CUARTO. En principio, debe precisarse, que como el procurador


general de la República no expuso su parecer con relación a la
presente contradicción, a pesar de la vista que se le mandó dar,
debe entenderse que no tuvo interés de intervenir en ella; tal
determinación atiende al criterio sustentado por el Tribunal Pleno
de este Alto Tribunal, en la tesis número P. XXVI/92, visible en
la página treinta y dos, de la Octava Época, del Tomo IX, del mes
de enero de mil novecientos noventa y dos, del Semanario Judicial
de la Federación, que dice:

"CONTRADICCIÓN DE TESIS. LA ABSTENCIÓN DEL PROCURADOR GENERAL


DE LA REPÚBLICA DE EXPONER SU PARECER DEBE ENTENDERSE EN EL
SENTIDO DE QUE NO ESTIMÓ PERTINENTE INTERVENIR EN ELLA. El
artículo 197-A, primer párrafo, de la Ley de Amparo, concede una
facultad potestativa al procurador general de la República para
que, por sí o por conducto del agente del Ministerio Público que
al efecto designe, emita su parecer dentro del plazo de treinta
días en relación con las contradicciones de tesis que sustenten
los Tribunales Colegiados de Circuito; en consecuencia, cuando el
mencionado servidor público se abstiene de formular su parecer en
el término de referencia, debe entenderse que no estimó pertinente
intervenir en el asunto de que se trate, lo que posibilita dictar
la resolución que corresponda."

QUINTO. Esta Primera Sala, considera que en el presente


asunto, sí existe la contradicción de criterios entre los
tribunales contendientes, de acuerdo con las estimaciones
siguientes.

En principio, debe precisarse, que aun cuando la tesis que


sustentó el Tercer Tribunal Colegiado del Cuarto Circuito, no
constituye jurisprudencia debidamente constituida, ni el criterio
sustentado por el Segundo Tribunal Colegiado del mismo circuito,
ha sido plasmado en una tesis propiamente dicha, debe decirse, que
ello no es requisito indispensable para la procedencia de la
contradicción denunciada, de acuerdo con la
tesis de jurisprudencia número ciento ochenta y siete,
visible en la página ciento veintisiete, contenida en el Tomo VI,
de la Materia Común, del Apéndice al Semanario Judicial de la
Federación de mil novecientos diecisiete a mil novecientos noventa
y cinco, así como en la tesis sustentada por el Pleno de este Alto
Tribunal, número P. LIII/95, contenida en la página sesenta y
nueve, del Tomo II, del Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, correspondiente al mes de agosto de mil novecientos
noventa y cinco, que dicen lo siguiente:

"CONTRADICCIÓN. PROCEDE LA DENUNCIA CUANDO EXISTEN TESIS


OPUESTAS, SIN QUE SE REQUIERA QUE SEAN JURISPRUDENCIAS. Es
inexacto que la denuncia de contradicción de tesis sea
improcedente cuando las tesis contradictorias sustentadas por los
Tribunales Colegiados de Circuito, sobre una misma cuestión, en la
materia de su exclusiva competencia, no constituyan
jurisprudencia, ya que, de conformidad con lo dispuesto por los
artículos 107, fracción XIII, párrafos primero y tercero, de la
Constitución General de la República y 195 bis de la Ley de
Amparo, para que dicha denuncia proceda, sólo se requiere,
tratándose de Tribunales Colegiados de Circuito, que éstos
sustenten tesis contradictorias en los juicios de amparo de su
competencia, pero no que las tesis denunciadas constituyan
jurisprudencia."

"CONTRADICCIÓN DE TESIS. PARA QUE PROCEDA LA DENUNCIA BASTA


QUE EN LAS SENTENCIAS SE SUSTENTEN CRITERIOS OPUESTOS. Los
artículos 107, fracción XIII, de la Constitución Federal, 197 y
197-A de la Ley de Amparo, establecen el procedimiento para
dirimir las contradicciones de tesis que sustenten los Tribunales
Colegiados de Circuito o las Salas de la Suprema Corte. El vocablo
‘tesis’ que se emplea en dichos dispositivos debe entenderse en un
sentido amplio, o sea, como la expresión de un criterio que se
sustenta en relación con un tema determinado, por los órganos
jurisdiccionales en su quehacer legal de resolver los asuntos que
se someten a su consideración, sin que sea necesario que esté
expuesta de manera formal, mediante una redacción especial, en la
que se distinga un rubro, un texto, y datos de identificación del
asunto en donde se sostuvo, ni menos aún, que constituya
jurisprudencia obligatoria, en los términos previstos por los
artículos 192 y 193 de la Ley de Amparo, porque ni la Ley
Fundamental ni la ordinaria en alguno de sus preceptos, establecen
esos requisitos. Por lo tanto para denunciar una contradicción de
tesis, basta con que se hayan sustentado criterios opuestos sobre
la misma cuestión por Salas de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación o Tribunales Colegiados de Circuito, en resoluciones
dictadas en asuntos de su competencia."

SEXTO. Ahora bien, a efecto de una mayor claridad, en cuanto


al aspecto o aspectos sobre los cuales versa la contradicción a
estudio, resulta conveniente, hacer una breve referencia sobre lo
determinado por los tribunales contendientes, en sus respectivas
resoluciones.

Así, el Tercer Tribunal Colegiado del Cuarto Circuito, en la


tesis que se formó con motivo del amparo directo civil número
159/94, en esencia, sostuvo, que:

1. Que la existencia del suscriptor es un elemento esencial


que debe contener el pagaré, de acuerdo con lo dispuesto en el
artículo 170, fracción VI, de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito.

2. Que en el citado precepto legal, no se establece, que


dicho pagaré pueda contener como equivalente del suscriptor al
aceptante, que es una figura propia de la letra de cambio,
regulada a su vez por el artículo 76 de la mencionada ley.

3. Que sólo para efectos de aplicación de algunas reglas


relativas a la letra de cambio, se considera al suscriptor del
pagaré como aceptante.

4. Que lo citado en el punto anterior, significa, que una vez


que existe el pagaré y sólo para efectos posteriores, le es dable
la aplicación de los artículos 164 al 169, por la remisión que a
ellos hace el diverso 174, todos de la ley en cita.

5. Que tanto la letra de cambio, como el pagaré tienen sus


elementos esenciales propios, regulados, respectivamente, por los
artículos 76 y 170, de la ley antes citada.

6. Que si al pagaré le falta el requisito de suscriptor,


dicho documento no puede producir efectos, aun y cuando contenga
una figura jurídica distinta, como lo es la "aceptación".

En cambio, el Segundo Tribunal Colegiado del Cuarto Circuito,


en la resolución emitida en el amparo directo civil número 246/97,
y en la que fue resuelta similarmente, emitida en el amparo
directo civil número 351/97, se sostuvo, en esencia, lo siguiente:

1. Que el artículo 170 de la Ley General de Títulos y


Operaciones de Crédito, establece los requisitos del pagaré.

2. Que de acuerdo con la teleología del artículo 170,


fracción VI, de la ley antes mencionada, basta y sobra, que en el
pagaré aparezca la firma de la persona que deba pagarlo (llámese
suscriptor, aceptante, obligado o deudor), pues ello es sólo una
formalidad, y no un requisito esencial.

3. Que la circunstancia de que el pagaré sea reconocido como


un título de crédito, no significa que se presuma la existencia de
la figura jurídica del suscriptor, pues no hay tal presunción,
sino que su existencia queda de manifiesto con la firma que calza
tal documento.

4. Que no es válido lógica ni jurídicamente, pretender, que


forzosamente aparezca en el pagaré la palabra gramatical
"suscriptor", cuya denominación se le da a la persona que con su
firma se compromete a cumplir con la obligación inserta en el
mismo.

5. Que de estimarse que hubiera la exigencia señalada en el


punto anterior, entonces, así se establecería en el artículo 170
de la ley antes citada, tal y como se hizo con los diversos
requisitos, relativos a que la mención de ser pagaré debe
insertarse en el texto del documento, o bien, la época y lugar de
pago.
En esta tesitura, debe en principio establecerse, que no
existe contradicción de criterios entre los tribunales
contendientes, específicamente, en cuanto a lo afirmado por el
Tercer Tribunal Colegiado del Cuarto Circuito, en el sentido de
que el artículo 170, fracción VI de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, no previene que el pagaré pueda tener como
equivalencia del suscriptor al aceptante, que es ésta una figura
propia de la letra de cambio; de que sólo para efectos de
aplicación de algunas reglas relativas a dicha letra de cambio, se
considera al suscriptor del pagaré como aceptante; de que sólo
cuando ya existe el pagaré y para efectos posteriores, le es dable
la aplicación de los artículos 164 a 169 de la ley citada con
anterioridad, por la remisión que a ellos hace su diverso numeral
174; y de que la letra de cambio tiene sus elementos esenciales
propios regulados por el artículo 76 de la ley en cita; porque
tales pronunciamientos no se contraponen a lo sustentado por el
Segundo Tribunal Colegiado del Cuarto Circuito, en sus respectivas
resoluciones. Igualmente, no existe contradicción con lo
sustentado por este último tribunal, respecto a lo sostenido, en
el sentido de que el hecho de que el pagaré sea reconocido como un
título de crédito, no significa que se presuma la existencia de la
figura jurídica del suscriptor, pues tal existencia se manifiesta
con la firma del documento; lo anterior es así, porque respecto de
ello tampoco existió oposición de criterio del Tercer Tribunal
Colegiado del Cuarto Circuito, al emitir su respectiva resolución.

De acuerdo con lo anterior, debe decirse, que la


contradicción de tesis se produce, únicamente, en cuanto a la
interpretación que ambos tribunales le dan al artículo 170,
fracción VI, de la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito, en la parte que enseguida se precisa.

El precepto legal referido, establece lo siguiente:

"Artículo 170. El pagaré debe contener:

"I. La mención de ser pagaré, inserta en el texto del


documento;

"II. La promesa incondicional de pagar una suma determinada


de dinero;

"III. El nombre de la persona a quien ha de hacerse el pago;

"IV. La época y el lugar del pago;

"V. La fecha y el lugar en que se suscriba el documento; y

"VI. La firma del suscriptor o de la persona que firme a su


ruego o en su nombre."
Así, el Tercer Tribunal Colegiado del Cuarto Circuito, con
base en el texto del precepto legal transcrito, determina, que el
suscriptor de un pagaré es un requisito que debe quedar contenido
en dicho documento, pues de no ser así no produciría efectos
jurídicos.

Por su parte, el Segundo Tribunal Colegiado del circuito


referido, igualmente, con base en el texto del precepto legal
antes transcrito, señala que no es forzoso que aparezca en el
pagaré la palabra gramatical "suscriptor", sino que basta que esté
firmado por la persona que deba pagarlo.

Por tanto, la contradicción de criterios se da en la especie,


porque tratándose del mismo aspecto analizado por los tribunales
contendientes, en asuntos de su competencia, como lo es, el
determinar si en un pagaré es forzoso o no, el que se inserte el
"suscriptor", tomando en cuenta lo establecido en el artículo 170,
fracción VI de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito;
el Tercer Tribunal Colegiado del Cuarto Circuito, sostuvo, que sí
es necesario señalar en el pagaré al "suscriptor", pues de lo
contrario no produciría efectos jurídicos, mientras que el Segundo
Tribunal Colegiado del mismo circuito, sostuvo, que no es
necesario, que se asiente en dicho documento la expresión de
"suscriptor", sino que basta la firma de quien habrá de pagarlo, o
sea, analizándose los mismos elementos, los tribunales en
cuestión, en sus consideraciones respectivas, sustentan soluciones
distintas y opuestas, en los términos antes precisados.

A lo anterior resulta aplicable la tesis del Pleno de este


Alto Tribunal, número LIII/95, visible en la página ciento diez,
del Anexo al Informe rendido por el presidente de este Alto
Tribunal, al terminar el año de mil novecientos noventa y cinco,
que dice lo siguiente:

"CONTRADICCIÓN DE TESIS. PARA QUE PROCEDA LA DENUNCIA BASTA


QUE EN LAS SENTENCIAS SE SUSTENTEN CRITERIOS OPUESTOS. Los
artículos 107, fracción XIII, de la Constitución Federal, 197 y
197-A de la Ley de Amparo, establecen el procedimiento para
dirimir las contradicciones de tesis que sustenten los Tribunales
Colegiados de Circuito o las Salas de la Suprema Corte. El vocablo
‘tesis’ que se emplea en dichos dispositivos debe entenderse en un
sentido amplio, o sea, como la expresión de un criterio que se
sustenta en relación con un tema determinado, por los órganos
jurisdiccionales en su quehacer legal de resolver los asuntos que
se someten a su consideración, sin que sea necesario que esté
expuesta de manera formal, mediante una redacción especial, en la
que se distinga un rubro, un texto, y datos de identificación del
asunto en donde se sostuvo, ni menos aún, que constituya
jurisprudencia obligatoria, en los términos previstos por los
artículos 192 y 193 de la Ley de Amparo, porque ni la Ley
Fundamental ni la ordinaria en alguno de sus preceptos, establecen
esos requisitos. Por lo tanto para denunciar una contradicción de
tesis, basta con que se hayan sustentado criterios opuestos sobre
la misma cuestión por Salas de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación o Tribunales Colegiados de Circuito, en resoluciones
dictadas en asuntos de su competencia."

Igualmente, tiene aplicación la tesis de jurisprudencia


número ciento setenta y ocho, visible en la página ciento veinte
del Tomo VI, Materia Común, del Apéndice al Semanario Judicial de
la Federación de mil novecientos diecisiete a mil novecientos
noventa y cinco, que dice:

"CONTRADICCIÓN DE TESIS DE TRIBUNALES COLEGIADOS DE CIRCUITO.


REQUISITOS PARA SU EXISTENCIA. De conformidad con lo que
establecen los artículos 107, fracción XIII, primer párrafo de la
Constitución Federal y 197-A de la Ley de Amparo, cuando los
Tribunales Colegiados de Circuito sustenten tesis contradictorias
en los juicios de amparo de su competencia, el Pleno de la Suprema
Corte de Justicia, o la Sala que corresponda deben decidir cuál
tesis ha de prevalecer. Ahora bien, se entiende que existen tesis
contradictorias cuando concurren los siguientes supuestos: a) Que
al resolver los negocios jurídicos se examinen cuestiones
jurídicas esencialmente iguales y se adopten posiciones o
criterios jurídicos discrepantes; b) Que la diferencia de
criterios se presente en las consideraciones, razonamientos o
interpretaciones jurídicas de las sentencias respectivas; y c) Que
los distintos criterios provengan del examen de los mismos
elementos."

Por último, también tiene aplicación la tesis de


jurisprudencia número ciento ochenta y seis, visible en la página
ciento veintisiete, del Tomo VI, Materia Común del Apéndice antes
citado, que dice:

"CONTRADICCIÓN DE TESIS. PARA QUE SE GENERE SE REQUIERE QUE


UNA TESIS AFIRME LO QUE LA OTRA NIEGUE O VICEVERSA. La existencia
de una contradicción de tesis entre las sustentadas en sentencias
de juicios de amparo directo, no se deriva del solo dato de que en
sus consideraciones se aborde el mismo tema, y que en un juicio se
conceda el amparo y en otro se niegue, toda vez que dicho tema
pudo ser tratado en diferentes planos y, en consecuencia, carecer
de un punto común respecto del cual lo que se afirma en una
sentencia se niegue en la otra o viceversa, oposición que se
requiere conforme a las reglas de la lógica para que se genere la
referida contradicción."

En estas condiciones, debe estimarse, que el criterio que


debe prevalecer con el carácter de jurisprudencia, es el que
sustenta esta Sala en la presente resolución por las razones
siguientes:

Cabe señalar que de acuerdo con los requisitos que debe


contener el pagaré, conforme a lo previsto en el artículo 170 de
la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, se podría
definir a dicho documento, como aquel por virtud del cual, una
persona denominada suscriptor, se obliga a cubrir a otra una suma
determinada de dinero, debiéndose insertar la mención del título o
documento de que se trata, el nombre de la persona a quien ha de
hacerse el pago, la época y lugar para este efecto, la fecha y
lugar en que se suscriba, así como la firma del suscriptor, o de
la persona que firme a su ruego o en su nombre.

Adicionalmente, se podría decir, que es un documento de los


denominados como títulos de crédito, que son necesarios para
ejercitar el derecho literal que en ellos se consigna.

Asimismo, el pagaré, al quedar contenido en el título I, de


la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, contenido en
el título denominado "De los títulos de crédito", reviste tal
carácter, es decir el de un título de crédito que trae aparejada
ejecución, y que incluso puede dar lugar al procedimiento
ejecutivo respectivo, en términos de lo dispuesto en el artículo
1391, fracción IV del Código de Comercio.

En efecto, el precepto legal del que deriva el punto de


contradicción, en la parte que interesa, dice lo siguiente:

"Artículo 170. El pagaré debe contener: ... VI. La firma del


suscriptor o de la persona que firme a su ruego o en su nombre."

Como se puede apreciar, dicho precepto únicamente establece,


como un requisito más que debe contener un pagaré, a la firma que
estampa el suscriptor o de la persona que firma a su ruego o en su
nombre, pues lo realmente trascendente, es, en todo caso, que
dicho documento reúna no sólo ese requisito, sino todos los
previstos en el artículo 170 de la citada ley, así como los que se
establezcan en otras disposiciones relativas, a fin de que pueda
producir todos sus efectos legales, en exacta observancia a lo
dispuesto en el artículo 14 de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito.

En efecto, el precepto legal citado en último término, dice


lo siguiente:

"Artículo 14. Los documentos y los actos a que este título se


refiere, sólo producirán los efectos previstos por el mismo cuando
contengan las menciones y llenen los requisitos señalados por la
ley y que ésta no presuma expresamente. La omisión de tales
menciones y requisitos no afectará la validez o negocio jurídico
que dio origen al documento o al acto."

Por otra parte, mientras que el Tercer Tribunal Colegiado del


Cuarto Circuito, estima en su resolución, que de acuerdo con lo
establecido en el artículo 170, fracción VI, de la Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito, en el pagaré debe asentarse al
suscriptor del mismo, pues de no ser así no produciría efectos
jurídicos, el diverso Segundo Tribunal Colegiado del circuito
señalado, sostiene el criterio, de que no es necesario asentar en
dicho título de crédito la expresión de "suscriptor", sino que
basta la firma de quien deba pagarlo; esta Sala considera que debe
prevalecer este último criterio, por lo siguiente.

En efecto, atendiendo al sentido literal del requisito


previsto en el artículo 170, fracción VI, de la Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito, basta que en un pagaré, la
persona que reconoce deber a otra y se obliga incondicionalmente a
pagarle una cantidad determinada, estampe su firma, o en su caso,
lo haga quien firme a su ruego o en su nombre, para estimar
satisfecho dicho requisito, pues precisamente, es a través de la
firma que se expresa la voluntad de cumplir con la obligación
consignada en dicho documento, de ahí que resulte irrelevante, el
que se señale enseguida de ese signo inequívoco, que tiene el
carácter de "suscriptor", pues si ello se omite, no puede dar
lugar a que se estime fundadamente, que no puede producir sus
efectos legales procedentes, conforme a lo estipulado en el
artículo 14 de la ley antes citada.

En las relatadas condiciones, debe prevalecer, con carácter


de jurisprudencia, el criterio que sustenta esta Primera Sala en
la presente resolución, que coincide en parte, con el sustentado
por el Segundo Tribunal Colegiado del Cuarto Circuito, debiendo
quedar redactado con el siguiente rubro y texto:

PAGARÉ. NO ES NECESARIO QUE EN ÉL SE ASIENTE LA EXPRESIÓN


GRAMATICAL "SUSCRIPTOR", SI ÉSTE YA LO FIRMÓ. Atendiendo al
sentido literal del requisito previsto en el artículo 170,
fracción VI de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito,
basta que en un pagaré la persona que reconoce deber a otra y se
obliga incondicionalmente a pagarle una cantidad determinada,
estampe su firma, o en su caso, lo haga quien firme a su ruego o
en su nombre, para estimar satisfecho dicho requisito, pues
precisamente, a través de la firma se expresa la voluntad de
cumplir con la obligación consignada en dicho documento; de ahí
que resulte irrelevante que se señale enseguida de ese signo
inequívoco que tiene el carácter de "suscriptor", pues si ello se
omite, no puede dar lugar a que se considere que no puede producir
sus efectos legales procedentes conforme a lo estipulado en el
artículo 14 de la ley antes citada.

Finalmente, en términos de lo dispuesto en el artículo 195 de


la Ley de Amparo, la tesis jurisprudencial que se sustenta en este
fallo deberá identificarse con el número que le corresponda y
remitirse a la Coordinación General de Compilación y
Sistematización de Tesis, para su publicación en el Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, así como al Tribunal Pleno
y a la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
a los Tribunales Colegiados de Circuito y a los Juzgados de
Distrito para su conocimiento.

Por lo expuesto y fundado, se resuelve:

PRIMERO. Sí existe contradicción entre los criterios


sustentados por el Tercer Tribunal Colegiado del Cuarto Circuito y
por el Segundo Tribunal Colegiado del Cuarto Circuito.

SEGUNDO. Debe prevalecer, con carácter de jurisprudencia, el


criterio sustentado por esta Primera Sala, conforme a la tesis que
ha quedado redactada en la parte final del último considerando de
esta resolución.

TERCERO. Remítase de inmediato la tesis jurisprudencial que


se sustenta en la
presente resolución a la Coordinación General de Compilación
y Sistematización de Tesis para su publicación en el Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, así como al Tribunal Pleno
y a la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
a los Tribunales Colegiados de Circuito y a los Juzgados de
Distrito, para su conocimiento.

Notifíquese; con testimonio de la presente resolución, a los


tribunales contendientes precisados en el primer punto resolutivo
y, en su oportunidad, archívese el toca.

Así lo resolvió la Primera Sala de la Suprema Corte de


Justicia de la Nación, por unanimidad de cinco votos de los
señores Ministros: Juventino V. Castro y Castro, José de Jesús
Gudiño Pelayo (ponente), Juan N. Silva Meza, Olga Sánchez Cordero
de García Villegas y presidente Humberto Román Palacios.

LITIS CERRADA EN EL JUICIO EJECUTIVO MERCANTIL.

De conformidad con el artículo 1327 del Código de Comercio, en el


juicio ejecutivo mercantil la litis es cerrada, pues esta
disposición claramente establece que "la sentencia se ocupará
exclusivamente de las acciones deducidas y de las excepciones
opuestas respectivamente en la demanda y en la contestación",
disposición de la que se advierte que la litis en el juicio
ejecutivo mercantil queda establecida con los hechos en que la
actora funda su acción, que expresó en su demanda inicial y
aquellos en que la demandada funda sus excepciones y que expuso en
el escrito de contestación a la demanda inicial; consecuentemente
la litis en el juicio natural queda fijada con los hechos que las
partes precisan en sus escritos de demanda inicial y contestación
a ésta, y si en éstos la actora no manifestó cuál era el origen de
los documentos fundatorios de la acción, y la demandada se
concretó a oponer excepciones, sin que ninguna de ellas la haya
fundado en que el origen de los pagarés fundatorios de la acción
que ejercitó el actor, tuvieran su origen en aportaciones de los
socios para un futuro aumento de capital de la ahora quejosa,
atento al artículo 1327 del Código de Comercio, este hecho no
formó parte de la litis establecida en el juicio natural, por lo
que, independientemente de que se hayan ofrecido y aportado
pruebas tendientes a demostrar tales hechos, el juzgador no estaba
obligado ni a estudiar dicha cuestión ni las pruebas ofrecidas con
tal objeto, dado que de los términos del citado precepto legal se
evidencia que el juicio ejecutivo mercantil es de litis cerrada.

SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL DÉCIMO SÉPTIMO CIRCUITO.

XVII.2o. J/10

Amparo directo 448/89. Forestal de Exportación Forex, S.A. de


C.V. 22 de marzo de 1990. Unanimidad de votos. Ponente: Ángel
Gregorio Vázquez González. Secretaria: Blanca Estela Quezada
Rojas.

Amparo directo 402/95. Promotora de Servicios de Camargo, A.C.


24 de agosto de 1995. Unanimidad de votos. Ponente: Ángel
Gregorio Vázquez González. Secretaria: Natalia López López.

Amparo directo 97/97. Mueblería Cervantes, S.A. de C.V. 17 de


abril de 1997. Unanimidad de votos. Ponente: Ángel Gregorio
Vázquez González. Secretario: Gabriel A. Galván Carrizalez.

Amparo directo 209/97. Promotora de Servicios de Camargo, A.C.


14 de agosto de 1997. Unanimidad de votos. Ponente: Ángel
Gregorio Vázquez González. Secretario:-Gabriel A. Galván
Carrizalez.

Amparo directo 817/97. José Luis Morales Muñoz. 5 de junio de


1998. Unanimidad de votos. Ponente: Ángel Gregorio Vázquez
González. Secretario: Gabriel A. Galván Carrizalez.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo VIII,
Julio de 1998. Pág. 281. Tesis de Jurisprudencia.

AMPARO DIRECTO 817/97. JOSÉ LUIS MORALES MUÑOZ.

CONSIDERANDO:

QUINTO.-Son inoperantes, inatendibles e infundados los


conceptos de violación esgrimidos por el quejoso en su demanda de
garantías.
José Luis Morales Muñoz reclamó del Magistrado de la Tercera
Sala Civil del Supremo Tribunal de Justicia del Estado, residente
en esta capital, la resolución dictada el veintinueve de agosto de
mil novecientos noventa y siete, en los autos del toca número
876/97, formado con motivo del recurso de apelación interpuesto
por el promovente en contra de la sentencia de treinta de mayo del
año pasado, dictada por la Juez Quinto de lo Civil del Distrito
Judicial Bravos, residente en Ciudad Juárez, Chihuahua, en el
juicio ejecutivo mercantil número 991/96; promovido por Banco
Inverlat, S.A., Institución de Banca Múltiple, en contra del
quejoso, argumentando que lo resuelto por la autoridad responsable
es inconstitucional por diversos motivos.

Es inoperante el concepto de violación dirigido a


controvertir que los intereses del contrato de crédito no son
lesivos y que no existe cobro de intereses sobre intereses, porque
cada quien se obliga en la forma como quiso obligarse, en virtud
de que se concretó a aducir que no se acreditó la variabilidad de
los intereses bancarios, ni existe documentación que acredite el
costo porcentual promedio de los intereses reclamados lo que no
controvierte la consideración de la Magistrada.

En igual forma es inoperante el concepto de violación


dirigido a combatir que no fueron valorados el contrato de
apertura de crédito y la confesional de la parte actora, pues no
controvirtió lo expuesto por la Magistrada en el sentido de que sí
fueron bien valorados los referidos medios de prueba, dando como
fundamento que como las posiciones eran negativas no le
beneficiaban a la oferente y respecto de la escritura que aludió
que no se actualizaba la novación, sino sólo modificaba el plazo
para el pago del crédito concedido y que aun y cuando se estuviera
en presencia de un contrato de novación, ello no acarreaba la
nulidad del contrato base de la acción, porque los contratos
pueden modificarse y citó tesis relativas a la novación; sin
embargo, la parte recurrente sólo indicó que sí existe novación y
que ambos medios de prueba debieron ser analizados en forma
conjunta, ya que el banco actuó contra normas de orden público que
prohíben a los bancos el otorgamiento de créditos para la
cancelación de pasivos con el propio banco y que fueron pactados
anticipadamente intereses ordinarios y moratorios, lo que provoca
la nulidad absoluta del contrato base de la acción, lo que en modo
alguno tampoco desvirtúa lo expuesto por el Magistrado.

El concepto de violación consistente en que en el caso la


autoridad responsable omitió analizar que era improcedente la vía
ejecutiva mercantil, porque la acción está fundada en un contrato
de hipoteca de apertura de crédito simple con garantía
hipotecaria, debe indicarse que en los agravios no combatió que
fuera improcedente la vía de referencia, por lo que ahora resulta
inatendible esa argumentación, ya que para el análisis de la
procedencia de la vía en segunda instancia se requiere agravio de
la parte inconforme.
También resulta inatendible el concepto de violación en el
que argumenta que durante el periodo probatorio hizo valer
diferentes inconformidades respecto del estado de cuenta,
consistentes éstas en que no tiene número de contrato y el que
anota como número de crédito lo es 2113, no tiene ninguna relación
con el pagaré, por lo que dichos documentos no constituyen título
ejecutivo, en razón de que al contestar la demanda esas
afirmaciones no las hizo valer, sino que se concretó a decir
respecto del estado de cuenta que el mismo carecía de valor
probatorio, porque no estaba acreditado que el contador que signó
el mismo tuviera título y estuviera facultado para emitir
dictámenes fiscales por la Secretaría de Hacienda y Crédito
Público, faltaba su registro federal de causantes y la publicación
en el Diario Oficial, lo que volvió a reiterar en sus agravios,
por lo que siendo el juicio ejecutivo mercantil de litis cerrada,
al establecer el artículo 1327 del Código de Comercio, que la
sentencia se ocupará exclusivamente de las acciones intentadas y
de las excepciones opuestas respectivamente, en la demanda y
contestación, por lo que la litis quedó fijada con los hechos que
las partes precisaron en sus escritos de demanda y en la
contestación y ante ello si la parte quejosa no alegó lo que ahora
argumenta, resulta innecesario el estudio del citado concepto de
violación, porque tanto el Juez como el Magistrado responsable, no
estuvieron en posibilidades de pronunciarse sobre tales
cuestiones.

Al respecto es aplicable la tesis de este tribunal


consultable a foja 306 del Tomo VII, enero, del Semanario Judicial
de la Federación, Octava Época, que a la letra dice: "LITIS
CERRADA EN EL JUICIO EJECUTIVO MERCANTIL.-De conformidad con el
artículo 1327 del Código de Comercio, en el juicio ejecutivo
mercantil la litis es cerrada, pues esta disposición claramente
establece: ‘la sentencia se ocupará exclusivamente de las acciones
deducidas y de las excepciones opuestas respectivamente en la
demanda y en la contestación’, disposición de la que se advierte
que la litis en el juicio ejecutivo mercantil queda establecida
con los hechos en que la actora funda su acción, que expresó en su
demanda inicial y aquellos en que la demandada funda sus
excepciones y que expuso en el escrito de contestación a la
demanda inicial; consecuentemente la litis en el juicio natural
queda fijada con los hechos que las partes precisan en sus
escritos de demanda inicial y contestación a ésta, y si en éstos
la actora no manifestó cuál era el origen de los documentos
fundatorios de la acción, y la demandada se concretó a oponer
excepciones, sin que ninguna de ellas la haya fundado en que el
origen de los pagarés fundatorios de la acción que ejercitó el
actor, tuvieran su origen en aportaciones de los socios para un
futuro aumento de capital de la ahora quejosa, atento al artículo
1327 del Código de Comercio, este hecho no formó parte de la litis
establecida en el juicio natural, por lo que, independientemente
de que se hayan ofrecido y aportado pruebas tendientes a demostrar
los hechos, el juzgador no estaba obligado ni a estudiar dicha
cuestión ni las pruebas ofrecidas con tal objeto, dado que de los
términos del citado precepto legal se evidencia que el juicio
ejecutivo mercantil es de litis cerrada.".

Por otra parte, resulta infundado el concepto de violación en


el que argumenta que para que quedara constituido el título
ejecutivo, era necesario que el banco acompañara además una
pericial contable para determinar con exactitud los intereses
generados por el capital reclamado, ya que el artículo 68 de la
Ley de Instituciones de Crédito establece que para que quede
constituido el título ejecutivo sólo es necesario que el contrato
o la póliza en que se hagan constar los créditos que otorguen las
instituciones de crédito, junto con los estados de cuenta
certificados por el contador facultado de la institución de
crédito acreedora, ello sin necesidad de reconocimiento de firma
ni de otro requisito y que el citado estudio hará fe, salvo prueba
en contrario por los saldos resultantes a cargo de los acreditados
o de los mutuatarios, y por ello si no estaba de acuerdo con el
saldo que le fue establecido estuvo en posibilidades de impugnarlo
y acreditar que el saldo no correspondía al adeudo, lo que no
hizo.

Asimismo, fue correcto que ante la falta de pago de las


mensualidades, la parte actora diera por vencido anticipadamente
el plazo estipulado en el contrato base de la acción, toda vez que
así quedó pactado en la cláusula décima tercera del mismo, y ante
la falta de pago ya que al no acreditar, que no adeudaba pagos
vencidos, se actualizó el vencimiento anticipado, sin que para
ello se necesitara de notificación al no encontrarse al corriente
de los pagos.

Así, contrario a lo sostenido por el quejoso, la resolución


dictada por el Magistrado de la Tercera Sala Civil del Supremo
Tribunal de Justicia del Estado, fue emitida cumpliendo con lo que
disponen los artículos 14 y 16 de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos.

Ante tales circunstancias, lo que en el caso procede es negar


al quejoso el amparo y protección de la Justicia Federal
solicitado.

Por lo anteriormente expuesto y fundado, se resuelve:

ÚNICO.-La Justicia de la Unión no ampara ni protege a José


Luis Morales Muñoz, contra el acto que reclamó del Magistrado de
la Tercera Sala Civil del Supremo Tribunal de Justicia del Estado,
mismo que quedó precisado en el resultando primero de este fallo.

Notifíquese, publíquese y anótese en el libro de registro;


con testimonio de esta resolución, vuelvan los autos respectivos
al lugar de su procedencia y, en su oportunidad, archívese el
expediente.

Así, lo resolvió el Segundo Tribunal Colegiado del Décimo


Séptimo Circuito, por unanimidad de votos de los Magistrados
licenciados Olivia Heiras de Mancisidor, Ángel Gregorio Vázquez
González y José Luis Gómez Molina, siendo ponente el segundo de
los nombrados.

CONFESIÓN DEL ACREEDOR EN EL SENTIDO DE QUE LLENÓ DE SU PUÑO Y


LETRA EL DOCUMENTO BASE DE LA ACCIÓN, NO IMPLICA QUE EL OBLIGADO
LO SUSCRIBIÓ EN BLANCO.

La confesión del acreedor, en el sentido de que de su puño y letra


llenó los datos que se anotan en el pagaré base de la acción,
tiene pleno valor probatorio a la luz de los artículos 1212, 1287
y 1289 del Código de Comercio; pero tal manifestación por sí,
resulta insuficiente para demostrar que dicho pagaré se firmó en
blanco, esto es, que al suscribirse no reunía los requisitos
previstos en el artículo 170 de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito.

TERCER TRIBUNAL COLEGIADO DEL DÉCIMO PRIMER CIRCUITO.

XI.3o.16 C

Amparo directo 718/97. Rafael Ayala García. 12 de marzo de


1998. Unanimidad de votos. Ponente: Julio A. Ibarrola
González. Secretaria: Rita Armida Reyes Herrera.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo VII,
Junio de 1998. Pág. 628. Tesis Aislada.

PAGARÉ. LA CIRCUNSTANCIA DE QUE SE EMITA EN GARANTÍA DE UN CRÉDITO


NO HACE QUE PIERDA SU NATURALEZA EJECUTIVA.

El artículo 1391 del Código de Comercio establece que el


procedimiento ejecutivo tiene lugar cuando la demanda se funda en
documentos que traigan aparejada ejecución, y en la fracción IV de
dicho precepto señala al "pagaré" como de los documentos que traen
aparejada ejecución; por lo que si dicho documento satisface los
requisitos del artículo 170 de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, la vía procedente para reclamar su pago es
la ejecutiva mercantil y la circunstancia de que el documento se
emita en garantía de un crédito no hace que pierda su naturaleza
ejecutiva, toda vez que no existe disposición legal que así lo
determine o de la que se pueda desprender una interpretación en
tal sentido.
OCTAVO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.

I.8o.C. J/3

Amparo directo 747/93. Roth Pérez García y otra. 20 de enero de


1994. Unanimidad de votos. Ponente: María del Carmen Sánchez
Hidalgo. Secretario: Francisco Javier Rebolledo Peña.

Amparo directo 272/96. Arrendadora Serco de México, S.A. de


C.V. 9 de mayo de 1996. Unanimidad de votos. Ponente: María
del Carmen Sánchez Hidalgo. Secretario: Francisco Javier
Rebolledo Peña.

Amparo directo 845/96. Chardel Casa de Cambio, S.A. de C.V. 17


de enero de 1997. Unanimidad de votos. Ponente: Guillermo
Antonio Muñoz Jiménez. Secretario: Néstor Gerardo Aguilar
Domínguez.

Amparo directo 891/96. Wilfrido Rangel Moreno y otro. 31 de


enero de 1997. Unanimidad de votos. Ponente: Guillermo
Antonio Muñoz Jiménez. Secretaria: Ana Luisa Mendoza Vázquez.

Amparo directo 473/97. Marcos Neuman Margules y otros. 9 de


junio de 1997. Unanimidad de votos. Ponente: Guillermo
Antonio Muñoz Jiménez. Secretaria: Luz Delfina Abitia
Gutiérrez.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo VI,
Octubre de 1997. Pág. 664. Tesis de Jurisprudencia.

AMPARO DIRECTO 473/97. MARCOS NEUMAN MARGULES Y OTROS.

CONSIDERANDO:

SEXTO.— Es infundado el primer concepto de violación


planteado. En efecto, en el motivo de inconformidad mencionado,
los quejosos aducen, sustancialmente, que la sentencia reclamada
es violatoria en su perjuicio de los artículos 14 y 16
constitucionales, así como de diversos preceptos del Código de
Comercio y de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito,
por determinar la Sala responsable que en la especie no se
advertía la existencia de relación alguna entre el pagaré base de
la acción y la escritura número 11661 que los impetrantes
aportaron como prueba al juicio natural, por lo que al no haber
demostrado los entonces apelantes los extremos de sus excepciones,
la sentencia apelada resultaba apegada a derecho consideración de
la responsable que los hoy inconformes consideran ilegal porque,
según dicen, desde el momento en que contestaron la demanda
natural expresaron que el pagaré base de la acción de ninguna
manera podía ser considerado como una obligación incondicional y
autónoma de pago a su cargo y en favor del banco tercero
perjudicado, en razón de que dicho documento fue suscrito por los
demandados, hoy quejosos, como una garantía colateral de pago en
favor de dicho banco, derivada del incumplimiento en que incurrió
el deudor principal (es decir, la quejosa Camas y Muebles
Excélsior, Sociedad Anónima de Capital Variable), respecto del
crédito por un millón de pesos (mil millones de pesos viejos), que
fue consignado en la escritura pública 11661, de veinticinco de
enero de mil novecientos noventa, cuyo pago fue garantizado
mediante la suscripción de un pagaré por dicha cantidad; escritura
que los hoy inconformes ofrecieron como prueba en el juicio
natural, en la inteligencia de que, en concepto de éstos, la Sala
responsable debió presumir la vinculación existente entre el
pagaré base de la acción y la escritura de referencia, en virtud
de que está probado en autos que el banco actor les otorgó a los
impetrantes un crédito por un millón de pesos, mismo que no fue
pagado por los quejosos desde hacía cuatro años, circunstancia de
la que, según dicen, debe colegirse que el nuevo crédito por
doscientos mil pesos consignado en el pagaré base de la acción,
constituyó una garantía que otorgaron respecto del pago del
mencionado crédito a que se refiere la escritura número 11661, de
veinticinco de enero de mil novecientos noventa y, de lo anterior,
según afirman los quejosos, también puede presumirse que el banco
actor nunca les entregó los mencionados doscientos mil pesos, que
constituyen el monto de la obligación de pago consignada en el
pagaré base de la acción.

Las manifestaciones de que se trata son infundadas.

En primer término, cabe hacer notar que el artículo 1194 del


Código de Comercio es del tenor literal siguiente: "Artículo 1194.
El que afirma está obligado a probar. En consecuencia, el actor
debe probar su acción, y el reo sus excepciones.". En términos del
precepto indicado, debe decirse que los quejosos estaban obligados
a demostrar sus excepciones, es decir, que el pagaré base de la
acción fue suscrito exclusivamente como una garantía colateral de
pago respecto de la obligación consignada en la susodicha
escritura 11661, de veinticinco de enero de mil novecientos
noventa, y que en ningún momento recibieron la cantidad que en
dicho pagaré se consigna, cosa que no hicieron, pues de la lectura
de la escritura de referencia y del pagaré base de la acción
ejercitada, se advierte que no existe relación alguna entre el
crédito simple con garantía hipotecaria a que se refiere la misma
y el mencionado documento base de la acción, en la inteligencia de
que es inexacto que dicha relación se encuentre acreditada de
manera presuntiva en términos del artículo 1279 del Código de
Comercio, que dispone que hay presunción humana cuando de un hecho
debidamente probado se deduce otro que es consecuencia ordinaria
de aquél, pues con la copia de la escritura de que se trata, lo
único que se acredita es que el veinticinco de enero de mil
novecientos noventa, el banco actor y Camas y Muebles Excélsior,
Sociedad Anónima de Capital Variable, como obligada principal, y
Fraser de México, Sociedad Anónima de Capital Variable, como
obligada solidaria y aval, celebraron contrato de crédito simple
con garantía hipotecaria por la cantidad de mil millones de pesos
viejos; crédito que fue documentado, según lo dispuesto en la
cláusula octava del contrato mencionado mediante la suscripción de
pagarés a la orden de Banco del Atlántico, "haciéndose constar en
los mismos su procedencia y sujetándose respecto a su vencimiento,
intereses y garantías a las características de este contrato.".

En este orden de ideas, debe decirse que de ninguna manera


puede presumirse relación de ningún tipo entre el pagaré base de
la acción y el diverso crédito simple con garantía hipotecaria a
que se refiere la escritura en comento, en primer término porque
el pagaré base de la acción no constituye una consecuencia
ordinaria de la obligación consignada en la susodicha escritura y,
en segundo lugar, porque en la cláusula octava del contrato de
crédito simple con garantía hipotecaria de que se habla, se
estableció con toda claridad que dicho crédito sería documentado
mediante la suscripción de pagarés, en los que debía hacerse
constar su procedencia, circunstancia que no aconteció en el caso,
pues en el pagaré base de la acción no se anotó la procedencia del
mismo, de lo que se colige que los demandados, hoy quejosos, ni
aun en forma presuntiva, demostraron los extremos de la excepción
de que se trata.

En consecuencia, se considera que, contrariamente a lo


afirmado por los impetrantes, el pagaré base de la acción sí
representa una obligación incondicional y autónoma de pago a cargo
de los quejosos.

En efecto, el artículo 1o. de la Ley General de Títulos y


Operaciones de Crédito establece que los títulos de crédito son
cosas mercantiles; es decir, se caracterizan por incorporar
derechos que circulan con los propios títulos como elementos
accesorios de ellos, pero también los títulos de crédito son
documentos de carácter constitutivo, en virtud de que son
estrictamente necesarios para el nacimiento o constitución del
derecho literal que en los mismos se consignan, tal y como lo
establece el artículo 5o. de dicha ley, de manera que dichos
títulos son indispensables para demostrar el derecho que por medio
de ellos fue creado, ya que no es posible probar la relación
cambiaria incorporada en el título si no es mediante su
exhibición.

Por otra parte, cabe hacer notar que los impetrantes


reconocieron haber firmado el pagaré base de la acción, tanto al
contestar la demanda como en los propios conceptos de violación
que se analizan.

En los términos expresados, se concluye que la hoy tercero


perjudicado probó su acción en el juicio natural, en los términos
previstos por el artículo 1194 del Código de Comercio, con el
pagaré base de la acción; es decir, el actor demostró plenamente
con el documento de que se trata, que los quejosos se obligaron a
pagarle el cuatro de abril de mil novecientos noventa y cuatro, la
cantidad de doscientos mil pesos como suerte principal, más los
intereses pactados en el propio pagaré.

Asimismo, debe decirse que de conformidad con lo dispuesto


por el citado artículo 1194 del Código de Comercio, los demandados
estaban obligados a demostrar sus excepciones, cosa que no
hicieron, de lo que se sigue que el concepto de violación
analizado es infundado, pues es inexacto que en la especie se
hubieran demostrado las mencionadas excepciones que hicieron valer
los quejosos mediante presunciones, como antes quedó explicado.

Se cita, por ser aplicable en la especie, el criterio


sostenido en la tesis relacionada en cuarto lugar con la
jurisprudencia 314, publicada en las páginas novecientos cinco y
novecientos seis, Cuarta Parte, Tercera Sala, del Apéndice al
Semanario Judicial de la Federación 1917–1985, que a la letra
dice: "TÍTULOS EJECUTIVOS, EXCEPCIONES CONTRA LA ACCIÓN DERIVADA
DE LOS. CARGA DE LA PRUEBA.— Esta Tercera Sala de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación, en tesis jurisprudencial visible con el
número 377, a foja 1155 de la compilación de 1917 a 1965, Cuarta
Parte, ha sostenido que: 'los documentos a los que la ley concede
el carácter de títulos ejecutivos, constituyen una prueba
preconstituida de la acción'; esto significa que los documentos
ejecutivos exhibidos por la actora para fundamentar su acción son
elementos demostrativos que hacen en sí mismos prueba plena, y que
si la parte demandada opone una excepción tendiente a destruir la
eficacia de los mismos, es a ella y no a la actora a quien
corresponde la carga de la prueba del hecho en que fundamente su
excepción, precisamente en aplicación del principio contenido en
el artículo 1194 del Código de Comercio, consistente en que, de
igual manera que corresponde al actor la demostración de los
hechos constitutivos de su acción, toca a su contraria la
justificación de los constitutivos de sus excepciones o
defensas.".

A mayor abundamiento, debe decirse que aun cuando los


quejosos hubiesen demostrado en el juicio que el pagaré base de la
acción fue suscrito únicamente como garantía de pago del crédito
hipotecario consignado en la escritura 11661, de fecha veinticinco
de enero de mil novecientos noventa, dicha circunstancia no
hubiese hecho que el pagaré perdiera su naturaleza ejecutiva, toda
vez que no existe disposición legal que así lo determine o de la
que se pudiese desprender una interpretación en tal sentido.

El criterio expresado ha sido sostenido por este tribunal en


la tesis publicada en la página cuatrocientos catorce, Tomo XIII,
marzo de mil novecientos noventa y cuatro, Octava Época del
Semanario Judicial de la Federación, que a la letra dice: "PAGARÉ.
LA CIRCUNSTANCIA DE QUE SE EMITA EN GARANTÍA DE UN CRÉDITO NO HACE
QUE PIERDA SU NATURALEZA EJECUTIVA.— El artículo 1391 del Código
de Comercio establece que el procedimiento ejecutivo tiene lugar
cuando la demanda se funda en documentos que traigan aparejada
ejecución y en la fracción IV de dicho precepto señala al 'pagaré'
como de los documentos que traen aparejada ejecución; por lo que,
si dicho documento satisface los requisitos del artículo 170 de la
Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, la vía procedente
para reclamar su pago es la ejecutiva mercantil y la circunstancia
de que el documento se emita en garantía de un crédito no hace que
pierda su naturaleza ejecutiva, toda vez que no existe disposición
legal que así lo determine o de la que se pueda desprender una
interpretación en tal sentido.".

Es infundado lo expresado por los quejosos en su segundo


concepto de violación, en el que sustancialmente aducen que la
sentencia reclamada es violatoria, en su perjuicio, de las
garantías individuales previstas en los artículos 14 y 16
constitucionales, así como de diversos artículos del Código de
Comercio y del Código de Procedimientos Civiles; en virtud de que,
según dicen, la Sala responsable, al examinar los agravios que
expresaron en relación con la excepción de falta de legitimación
activa que interpusieron, indebidamente hizo valer, en perjuicio
de éstos, un precedente del Segundo Tribunal Colegiado del Décimo
Quinto Circuito, que no tiene carácter obligatorio por no
constituir jurisprudencia y que no es aplicable al caso, por
referirse a la diversa hipótesis en la que se establece por error
en el pagaré que el beneficiario es un banco constituido en
sociedad nacional de crédito, a pesar de que dicho banco haya sido
transformado en sociedad anónima, porque según dicen los quejosos,
en el caso no existió error alguno, toda vez que en el pagaré base
de la acción no se estableció por error que el beneficiario era
Banco del Atlántico, Sociedad Nacional de Crédito, en lugar de
Banco del Atlántico, Sociedad Anónima, por tratarse de un formato
preestablecido que utilizó el banco actor por tanto, en concepto
de los inconformes, la Sala responsable debió determinar que el
actor no estaba legitimado activamente en el juicio natural, ya
que las sociedades nacionales de crédito y las sociedades anónimas
tienen distinta personalidad jurídica y, en tal virtud, concluyen
los inconformes que el banco actor no es el titular del derecho
consignado en el pagaré base de la acción.

Las manifestaciones de que se trata son infundadas, toda vez


que si bien es cierto que la tesis del Segundo Tribunal Colegiado
del Décimo Quinto Circuito en la que la responsable fundó su
determinación, relativa a que en la especie no se encontraba
demostrada la excepción de falta de legitimación activa que
hicieron valer los demandados, no constituye jurisprudencia y, por
tanto, no es obligatoria su aplicación, de conformidad con lo
dispuesto por el artículo 192 de la Ley de Amparo; sin embargo,
este tribunal comparte el criterio expresado en dicho precedente y
estima que éste es aplicable al presente caso, aun cuando el
pagaré base de la acción haya sido un formato preestablecido, pues
es evidente que el banco actor utilizó por error en el año de mil
novecientos noventa y cuatro dicho formato, que en su parte
inferior izquierda tiene la leyenda Banco del Atlántico, Sociedad
Nacional de Crédito, a pesar de que mediante decreto publicado el
treinta de octubre de mil novecientos noventa y uno en el Diario
Oficial de la Federación, las sociedades nacionales de crédito
fueron transformadas en sociedades anónimas, pues de conformidad
con el citado decreto, los bancos conservaron su personalidad y
patrimonio sin sufrir modificación alguna y, por tanto,
correspondieron a Banco del Atlántico, una vez transformado en
sociedad anónima, las mismas acciones y excepciones que tenía como
sociedad nacional de crédito, de lo que se sigue que el banco
actor se encontraba legitimado activamente para ejercitar la
acción que dio origen al juicio natural y, por tanto, resulta
inexacto que la sentencia reclamada sea violatoria de los
preceptos constitucionales y legales a que se refieren los
quejosos, al reconocer la legitimación activa en el juicio
natural, del hoy tercero perjudicado.

Consecuentemente, este tribunal estima aplicable al caso, la


tesis invocada por la responsable, publicada en la página
cuatrocientos sesenta y siete, Tomo XIV-Noviembre de 1994, Octava
Época del Semanario Judicial de la Federación, que a la letra
dice: "LEGITIMACIÓN ACTIVA. LA TIENE EL BANCO TRANSFORMADO DE
SOCIEDAD NACIONAL DE CRÉDITO A SOCIEDAD ANÓNIMA RESPECTO DE UN
PAGARÉ EN EL QUE SE ANOTÓ INCORRECTAMENTE EL NUEVO NOMBRE DE LA
SOCIEDAD.— La circunstancia de que se haya suscrito un pagaré con
posterioridad a la fecha de transformación del banco demandante,
anotando incorrectamente el nombre de la sociedad nacional de
crédito en lugar de sociedad anónima no desvirtúa la consideración
de que se trata de la misma persona jurídica, ya que de acuerdo
con los artículos 1o. y 4o. del decreto publicado el treinta de
octubre de mil novecientos noventa y uno, los bancos conservan su
personalidad y patrimonio, sin sufrir modificación alguna, puesto
que la transformación únicamente implica la adopción de otro tipo
legal de sociedad o su conversión en sociedad de capital variable;
por lo tanto, es irrelevante si en el pagaré suscrito se
identificó al banco beneficiario como institución de crédito y no
como sociedad anónima, ya que se trata de la misma persona moral y
de conformidad con el artículo 5o. del referido decreto, le
corresponden al banco objeto de transformación las pretensiones,
excepciones, defensas y recursos de cualquier naturaleza,
deducidos en los juicios o procedimientos en los cuales el banco
demandante, antes sociedad nacional de crédito tenga interés
jurídico a la fecha en que surta efectos la transformación, en
consecuencia, debe concluirse que el banco quejoso se encuentra
legitimado activamente para demandar a sus deudores el pago del
crédito que le es debido derivado de la suscripción del pagaré a
su favor.".

En las relacionadas condiciones, ante lo infundado de los


conceptos de violación planteados, lo procedente es negar a los
quejosos la protección de la Justicia Federal solicitada, negativa
del amparo que se hará extensiva a los actos de ejecución que no
se impugnaron por vicios propios, ello de conformidad con lo
dispuesto en la jurisprudencia 654, publicada en la página 438,
Tomo VI, Materia Común, del Apéndice al Semanario Judicial de la
Federación de 1917 a 1995, que a la letra establece: "AUTORIDADES
EJECUTORAS. NEGACIÓN DE AMPARO CONTRA ORDENADORAS.— Si el amparo
se niega contra las autoridades que ordenan el acto violatorio de
garantías, debe también negarse respecto de las señaladas sólo
como ejecutoras, si no se les atribuyen por vicios propios.".

Por lo expuesto y fundado, se resuelve:

ÚNICO.— La Justicia de la Unión no ampara ni protege a Camas


y Muebles Excélsior, Sociedad Anónima de Capital Variable, Fraser
de México, Sociedad Anónima de Capital Variable, Superarrendador,
Sociedad Anónima de Capital Variable y Marcos Neuman Margules, en
contra de los actos que reclamaron de la Segunda Sala del Tribunal
Superior de Justicia y del Juez Trigésimo Tercero de lo Civil,
ambos del Distrito Federal, precisados en el resultando primero de
esta ejecutoria.

Notifíquese; con testimonio de esta resolución, devuélvanse


los autos originales a la autoridad responsable y, en su
oportunidad, archívese el expediente como asunto concluido.

Así lo resolvió el Octavo Tribunal Colegiado en Materia Civil


del Primer Circuito, por unanimidad de votos de los Magistrados
presidente Guillermo Antonio Muñoz Jiménez, María del Carmen
Sánchez Hidalgo y José Luis Caballero Cárdenas, siendo relator el
primero de los nombrados.

TÍTULOS DE CRÉDITO. LA ALTERACIÓN DE SU CONTENIDO CUANDO SE


ACREDITA LA EXCEPCIÓN PREVISTA EN LA FRACCIÓN VI DEL ARTÍCULO 8o.
DE LA LEY GENERAL DE TÍTULOS Y OPERACIONES DE CRÉDITO, NO EXIME DE
PAGO AL DEUDOR EN LA CANTIDAD QUE SE OBLIGÓ.

El hecho de que la parte demandada acredite en un juicio ejecutivo


mercantil, mediante la excepción a que se refiere la fracción VI
del artículo 8o. de la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito, que se alteró el texto de un pagaré, en la parte relativa
a la cantidad, poniendo una diferente a la que suscribió y se
obligó el deudor, no lo priva del carácter de título ejecutivo, ya
que de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 13 del propio
ordenamiento, los signatarios posteriores se obligan según los
términos del texto alterado, y los signatarios anteriores, en los
del texto original, por lo que si se admite la existencia de la
obligación por una cantidad determinada, el obligado debe
responder por ella, a pesar de que se demuestre la alteración.

CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO.


VI.4o.8 C

Amparo directo 220/97. Antonio Silva Espinoza. 23 de mayo de


1997. Unanimidad de votos. Ponente: Tarcicio Obregón Lemus.
Secretario: Raúl Martínez Martínez.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo VI,
Septiembre de 1997. Pág. 743. Tesis Aislada.

TITULOS DE CREDITO. EL LLENADO DE LOS DATOS Y REQUISITOS EN EL


ESPACIO DESTINADO PARA ELLO, NO DEBE CONSIDERARSE UNA ALTERACION
DE ESTOS.

Si en los pagarés base de una acción aparece una escritura impresa


con máquina eléctrica que ha sido superpuesta a los trazos que
conforman las firmas, ello no significa una alteración propiamente
dicha, pues ésta consiste en "mudar la forma o esencia de una
cosa, dañar, descomponer, estropear", por lo que el llenado de los
datos o requisitos en el espacio determinado para ello, no debe
considerarse como una alteración de los títulos de crédito.

OCTAVO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.

I.8o.C.94 C

Amparo directo 693/96. Impresora Formal, S.A. de C.V. 31 de


octubre de 1996. Unanimidad de votos. Ponente: Guillermo
Antonio Muñoz Jiménez. Secretario: Benito Alva Zenteno.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo V,
Febrero de 1997. Pág. 803. Tesis Aislada.

TITULOS EJECUTIVOS, CARACTER AUTONOMO DE LOS.

Tomando en cuenta la tesis sustentada por la entonces Tercera Sala


de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible en la página
3173, del Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-
1988, Segunda Parte, voz: "TITULOS EJECUTIVOS, CARACTER AUTONOMO
DE LOS", cuando en un juicio ejecutivo mercantil, en la diligencia
de requerimiento de pago, embargo y emplazamiento, el demandado
reconoce expresamente el adeudo reclamado, ese reconocimiento ante
la autoridad judicial no puede ni debe tener como resultado la
perfección de los títulos de crédito base de la acción que se
intentó, de conformidad con el artículo 1391, fracción IV, del
Código de Comercio, o sea, en términos de los pagarés que
autónomamente se pretendieron cobrar, y no en otro instrumento
mercantil de características y efectos similares, contemplados por
y en la ley, que definen la litis, la vía y la forma en que se
instaura el proceso principal; de ahí que no sea lógico ni
jurídico pretender que una sentencia de condena se sustente en la
aludida aceptación del adeudo, puesto que alteraría, al variarse
primordialmente, los extremos en los que se planteó la demanda
natural a partir de los pagarés exhibidos por el actor,
trastocando principios procesales elementales de toda contienda
judicial, entre otros: el de equidad de las partes, el derecho de
defensa y el relativo a la litis del juicio, que se fija con los
hechos narrados en la demanda y los vertidos en la contestación a
ella, sin soslayarse la relación directa que se da con las pruebas
que, en forma respectiva, se allegan al sumario.

SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL SEPTIMO CIRCUITO.

VII.2o.C.28 C

Amparo directo 344/96. Jorge B. Vázquez Cobaxin. 30 de mayo de


1996. Unanimidad de votos. Ponente: Hugo Arturo Baizábal
Maldonado. Secretario: Jorge Sebastián Martínez García.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo V, Enero
de 1997. Pág. 567. Tesis Aislada.

PAGARE. ES DE CARACTER NOMINATIVO.

Tanto el artículo 4o. como el 21 de la Ley General de Títulos y


Operaciones de Crédito, están comprendidos dentro del capítulo
referente a las disposiciones generales de los títulos de crédito;
sin embargo, en el artículo 170, fracción III, del mismo
ordenamiento se encuentra un capítulo relativo al pagaré, donde
expresamente se prevé como requisito del mencionado título de
crédito, el nombre de la persona a quien ha de hacerse el pago, no
existiendo dentro de este capítulo disposición expresa, como en el
caso del cheque alude el artículo 179 de la multicitada Ley, de
que pueda ser nominativo o al portador; de ahí que los preceptos
citados en primer término no deban ser interpretados en forma
aislada, pues tratándose del pagaré existe la necesidad conforme
al artículo 170 de la citada Ley, de que obre en el contenido de
dicho título de crédito el nombre de la persona a quien ha de
hacerse el pago.

PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIAS CIVIL Y DE TRABAJO DEL


SEGUNDO CIRCUITO.

II.1o.C.T.105 C

Amparo directo 718/96. María de Jesús Rico Alcántara y Abel


Sánchez González. 5 de septiembre de 1996. Unanimidad de
votos. Ponente: Fernando Narváez Barker. Secretaria: Gloria
Burgos Ortega.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo IV,
Diciembre de 1996. Pág. 427. Tesis Aislada.

PAGARE, EL DEUDOR SE SUJETA AL CUMPLIMIENTO INCONDICIONAL DEL,


CUANDO AQUEL REUNE LOS REQUISITOS DEL ARTICULO 170 DE LA LEY
GENERAL DE TITULOS Y OPERACIONES DE CREDITO.

El artículo 170, fracción II, de la Ley General de Títulos y


Operaciones de Crédito, preceptúa que el pagaré debe contener la
promesa incondicional de pagar una suma determinada de dinero, por
lo que a contrario sensu, al deudor le está vedado imponer
condición alguna al respecto y se sujeta a su cumplimiento, cuando
el documento en cuestión reúne los demás requisitos que el numeral
en cita establece.

SEXTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.

I.6o.C.87 C

Amparo directo 5986/96. José Elías Juárez Balcázar. 14 de


noviembre de 1996. Unanimidad de votos. Ponente: María Teresa
Covarrubias Ramos, secretaria de tribunal en funciones de
Magistrada. Secretaria: Silvia Gutiérrez Toro.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo IV,
Diciembre de 1996. Pág. 427. Tesis Aislada.

PAGARES. LAS FIRMAS NOTORIAMENTE DISTINTAS EN LOS DOCUMENTOS


FUNDATORIOS DE LA ACCION, HACEN INNECESARIO EL DESAHOGO DE LA
PRUEBA PERICIAL EN MATERIAS DE CALIGRAFIA Y GRAFOSCOPIA, PARA
ESTIMAR IMPROCEDENTE EL RECLAMO EN CUANTO AL PAGO DE LOS TITULOS
DISCREPANTES.

La prueba pericial procede cuando sean necesarios conocimientos


especiales en alguna ciencia o arte, como lo sería en tratándose
en materias de caligrafía y grafoscopía, tal como lo dispone el
artículo 1252 del Código de Comercio; sin embargo, ello será
necesario cuando, para establecer si determinada o determinadas
firmas son o no auténticas, no es posible apreciarlo a simple
vista por la similitud que guarden esas firmas dubitadas en
función con la indubitada que para tal efecto se tome como punto
de comparación; empero, la prueba pericial no es necesaria cuando,
en varios pagarés presentados como fundatorios de la acción, las
firmas dubitadas estampadas, a simple vista son notoriamente
discrepantes entre sí, y además difieren con la firma estampada en
el título que el demandado reconoce y cuya firma coincide, además,
con otras firmas que de este último obran en autos. En
consecuencia, al ser el juzgador perito de peritos, resultaría
innecesario el desahogo de dicha probanza, para estimar procedente
la excepción prevista en el artículo 8o., fracción II, de la Ley
General de Títulos y Operaciones de Crédito.

PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIAS CIVIL Y DE TRABAJO DEL


SEGUNDO CIRCUITO.

II.1o.C.T.83 C

Amparo directo 824/96. Abelardo Sobarzo Mendievil. 25 de


septiembre de 1996. Mayoría de votos. Ponente: Enrique Pérez
González. Disidente: Salvador Bravo Gómez. Secretario: Jorge
Luis Mejía Perea.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo IV,
Noviembre de 1996. Pág. 475. Tesis Aislada.

PAGARES. LAS FIRMAS NOTORIAMENTE DISTINTAS EN LOS DOCUMENTOS


FUNDATORIOS DE LA ACCION, HACEN INNECESARIO EL DESAHOGO DE LA
PRUEBA PERICIAL EN MATERIAS DE CALIGRAFIA Y GRAFOSCOPIA, PARA
ESTIMAR IMPROCEDENTE EL RECLAMO EN CUANTO AL PAGO DE LOS TITULOS
DISCREPANTES.

La prueba pericial procede cuando sean necesarios conocimientos


especiales en alguna ciencia o arte, como lo sería en tratándose
en materias de caligrafía y grafoscopía, tal como lo dispone el
artículo 1252 del Código de Comercio; sin embargo, ello será
necesario cuando, para establecer si determinada o determinadas
firmas son o no auténticas, no es posible apreciarlo a simple
vista por la similitud que guarden esas firmas dubitadas en
función con la indubitada que para tal efecto se tome como punto
de comparación; empero, la prueba pericial no es necesaria cuando,
en varios pagarés presentados como fundatorios de la acción, las
firmas dubitadas estampadas, a simple vista son notoriamente
discrepantes entre sí, y además difieren con la firma estampada en
el título que el demandado reconoce y cuya firma coincide, además,
con otras firmas que de este último obran en autos. En
consecuencia, al ser el juzgador perito de peritos, resultaría
innecesario el desahogo de dicha probanza, para estimar procedente
la excepción prevista en el artículo 8o., fracción II, de la Ley
General de Títulos y Operaciones de Crédito.

PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIAS CIVIL Y DE TRABAJO DEL


SEGUNDO CIRCUITO.

II.1o.C.T.83 C
Amparo directo 824/96. Abelardo Sobarzo Mendievil. 25 de
septiembre de 1996. Mayoría de votos. Ponente: Enrique Pérez
González. Disidente: Salvador Bravo Gómez. Secretario: Jorge
Luis Mejía Perea.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo IV,
Noviembre de 1996. Pág. 475. Tesis Aislada.

PAGARE FIRMADO POR EL SUSCRIPTOR, SIN DETERMINARSE EL BENEFICIARIO


EN EL.

Si la suscriptora de los pagarés base de la acción dejó en blanco


el espacio del beneficiario, ello no tiene otra explicación lógica
que la de que la intención de la obligada fue cubrirle los títulos
a quien se los presentara para su cobro ostentándose como
beneficiario, ya que de haber querido obligarse directamente con
determinada persona, simplemente hubiese llenado el espacio del
beneficiario con el nombre de aquélla, de tal manera que si en el
juicio de origen se acredita que el título de crédito deriva de
una operación de compraventa y que aquélla se celebró entre la
suscriptora y un tercero que no aparece como beneficiario en el
mismo, ello no trae como consecuencia la falta de legitimación ad
causam del actor, en virtud de que la demandada y obligada
cambiaria, le puede oponer, a quien aparezca como beneficiario,
las excepciones personales derivadas de la operación causal, en
atención a que quien acepta aparecer como beneficiario original de
un pagaré derivado de un acto contractual en el que no fue parte,
implícitamente también acepta las consecuencias de las acciones
derivadas de la operación en la cual se crearon los documentos
crediticios.

PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO DEL DECIMO QUINTO CIRCUITO.

XV.1o.18 C

Amparo directo 404/96. Sergio Enrique Salazar Delgado. 29 de


agosto de 1996. Unanimidad de votos. Ponente: Miguel Angel
Morales Hernández. Secretario: Miguel Avalos Mendoza.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo IV,
Octubre de 1996. Pág. 579. Tesis Aislada.

PAGARE SUSCRITO CON ESPACIO EN BLANCO. NO CONSTITUYE ALTERACION AL


TEXTO SI ES LLENADO POR QUIEN EN SU OPORTUNIDAD DEBIO HACERLO.

El hecho de que al momento de suscribirse el pagaré quedara en


blanco el espacio que corresponde a la época de pago, no implica
alteración al texto ni lo invalida como título de crédito, si el
requisito omitido lo satisface su legítimo tenedor, antes de la
presentación para su pago.

SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL DECIMO PRIMER CIRCUITO.

XI.2o.32 C

Amparo directo 685/95. Fernando Carrasco Hurtado. 25 de octubre


de 1995. Unanimidad de votos. Ponente: Raúl Murillo Delgado.
Secretario: Victorino Rojas Rivera.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo III,
Junio de 1996. Pág. 889. Tesis Aislada.

PAGARE, FALTA DE RECONOCIMIENTO DEL, CUANDO SE ACEPTA EL ADEUDO.

Si en la diligencia de embargo se reconoce el adeudo por la


cantidad reclamada, resulta irrelevante que no se haya reconocido
el pagaré, ya que tal reconocimiento permite establecer
fundadamente que se suscribió el documento.

SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIAS CIVIL Y DE TRABAJO DEL


SEGUNDO CIRCUITO.

II.2o.C.T.17 C

Amparo directo 1035/95. Marciana Tello Téllez. 4 de octubre de


1995. Unanimidad de votos. Ponente: Raúl Solís Solís.
Secretaria: E. Laura Rojas Vargas.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo III,
Febrero de 1996. Pág. 455. Tesis Aislada.

JUICIO EJECUTIVO MERCANTIL. CONFESION DE ADEUDO EN LA DILIGENCIA


DE EXEQUENDO, SE CONSIDERA COMO PRODUCIDA ANTE JUEZ COMPETENTE.

Cuando en un juicio ejecutivo mercantil se reclama un crédito


pendiente en contra de la parte demandada aceptado en un pagaré, y
en dicho documento se establece la promesa incondicional de pagar
una suma determinada de dinero, anotándose por el beneficiario, la
existencia de un saldo por cantidad menor a la determinada
originalmente en el título, misma que fue aceptada cuando se le
requirió de pago en la diligencia de exequendo, debe entenderse la
procedencia de la acción deducida en el juicio, por reconocimiento
expreso del saldo adeudado, sin que se pueda considerar que no
exista confesión o reconocimiento del demandado en el juicio de
origen, porque no haya producido la admisión del adeudo
directamente ante el juez de la causa, sino ante funcionario
ejecutor que practicó la diligencia, pues al respecto, debe
decirse que la confesión producida en la diligencia de exequendo,
con motivo del requerimiento de pago por esa suma menor, reúne las
condiciones necesarias para hacer prueba plena sobre la existencia
efectiva y reconocimiento del saldo pendiente que previene el
capítulo XIII, del título VI del Código de Comercio, toda vez que
necesariamente la actuación en comento habrá de examinarse por el
juez que despachó la ejecución, y al aprobarse la diligencia y
apreciarse la confesión producida en la sentencia que recaiga en
el pleito, es jurídico que se considere como una confesión
producida ante juez competente con los efectos que trae aparejada.

TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.

I.3o.C.81 C

Amparo directo 7123/95. Almacén Eléctrico Industrial, S.A. de


C.V. 5 de enero de 1996. Unanimidad de votos. Ponente: José
Luis García Vasco. Secretario: Miguel Angel Castañeda Niebla.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo III,
Febrero de 1996. Pág. 439. Tesis Aislada.

PAGARE. CASO EN EL QUE RESULTA IMPROCEDENTE LA VIA EJECUTIVA


MERCANTIL.

Si originalmente el documento fundatorio de la acción (pagaré) no


tenía asentada cantidad alguna a la que se hubiese obligado a
pagar el suscriptor, ni el porcentaje de intereses supuestamente
convenido, aun cuando contenga la mención impresa que diga "Debo
(mos) y pagaré (mos) incondicionalmente", carece del requisito
exigido por la fracción II del artículo 170 de la Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito, pues no contiene la promesa
incondicional de pagar una suma determinada de dinero, por lo que
resulta improcedente la vía ejecutiva mercantil.

SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO.

VI.2o.19 C

Amparo directo 376/95. Armando Josué Macip Echeverría como


endosatario en procuración de Alfonso Huerta Olivares. 6 de
septiembre de 1995. Unanimidad de votos. Ponente: Gustavo
Calvillo Rangel. Secretario: José Mario Machorro Castillo.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo II,
Octubre de 1995. Pág. 589. Tesis Aislada.
TITULO DE CREDITO. LA CIRCUNSTANCIA DE QUE SE ENCUENTRE LLENADO
CON DIVERSOS TIPOS DE MAQUINA DE ESCRIBIR NO SIGNIFICA QUE SE HAYA
ALTERADO EL.

La circunstancia de que el perito tercero en discordia haya


determinado que el pagaré mercantil presenta alteración porque ese
tipo de documentos debe ser llenado con un solo tipo de máquina y
en el caso se encontró con dos tipos diferentes mecanografiados,
no es prueba suficiente para considerar que efectivamente el
documento en comento fue alterado, ante todo si se toma en
consideración que por alterar debe entenderse: "mudar la forma o
esencia de una cosa, dañar, descomponer, estropear", por tanto, si
el referido pagaré no presenta alteraciones producidas por
borrones, raspaduras, enmendaduras, así como cualquier otra
circunstancia que cambie la forma o esencia del título de crédito,
quiere decir que no fue alterado, habida cuenta que no existe
precepto legal alguno que prohíba al tenedor o al signante de un
documento, llenarlos con diversos tipos de máquina de escribir.

TRIBUNAL COLEGIADO DEL VIGESIMO CIRCUITO.

XX.11 C

Amparo directo 9/95. Edmundo G. Pérez Armendáriz y


coagraviados. 6 de abril de 1995. Unanimidad de votos.
Ponente: Carlos Loranca Muñoz. Secretario: Noé Gutiérrez
Díaz.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo I, Junio
de 1995. Pág. 555. Tesis Aislada.

PAGARE. LOS REQUISITOS FALTANTES PUEDEN SER LLENADOS POR SU


LEGITIMO TENEDOR SOLO HASTA ANTES DE LA PRESENTACION PARA SU PAGO.

El artículo 15 de la Ley General de Títulos y Operaciones de


Crédito, dispone: "Las menciones y requisitos que el título de
crédito o el acto en él consignado necesitan para su eficacia,
podrán ser satisfechos por quien en su oportunidad debió
llenarlos, hasta antes de la presentación del título para su
aceptación o para su pago." La simple lectura del precepto pone de
manifiesto que sí existe un límite para subsanar las menciones o
requisitos no expresados en un título de crédito, el cual es
precisamente "hasta antes de la presentación del título para su
aceptación o para su pago." Dado que los pagarés no se presentan a
aceptación, es indudable que sólo les puede ser aplicada la parte
del artículo aludido relativa a "para su pago"; esto es, un título
de crédito de tal naturaleza puede ser llenado en cuanto a
requisitos que en el momento de su expedición se hubieran omitido
pero únicamente hasta antes de ser presentados "para su pago".
TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL TERCER CIRCUITO.

III.3o.C.2 C

Amparo directo 1099/94. Manuel Cabral González. 28 de febrero


de 1995. Unanimidad de votos. Ponente: Jorge Figueroa Cacho.
Secretaria: Alba Engracia Bugarín Campos.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo I, Junio
de 1995. Pág. 497. Tesis Aislada.

PAGARE. LOS REQUISITOS FALTANTES PUEDEN SER LLENADOS POR SU


LEGITIMO TENEDOR SOLO HASTA ANTES DE LA PRESENTACION PARA SU PAGO.

El artículo 15 de la Ley General de Títulos y Operaciones de


Crédito, dispone: "Las menciones y requisitos que el título de
crédito o el acto en él consignado necesitan para su eficacia,
podrán ser satisfechos por quien en su oportunidad debió
llenarlos, hasta antes de la presentación del título para su
aceptación o para su pago." La simple lectura del precepto pone de
manifiesto que sí existe un límite para subsanar las menciones o
requisitos no expresados en un título de crédito, el cual es
precisamente "hasta antes de la presentación del título para su
aceptación o para su pago." Dado que los pagarés no se presentan a
aceptación, es indudable que sólo les puede ser aplicada la parte
del artículo aludido relativa a "para su pago"; esto es, un título
de crédito de tal naturaleza puede ser llenado en cuanto a
requisitos que en el momento de su expedición se hubieran omitido
pero únicamente hasta antes de ser presentados "para su pago".

TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL TERCER CIRCUITO.

III.3o.C.2 C

Amparo directo 1099/94. Manuel Cabral González. 28 de febrero


de 1995. Unanimidad de votos. Ponente: Jorge Figueroa Cacho.
Secretaria: Alba Engracia Bugarín Campos.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo I, Junio
de 1995. Pág. 497. Tesis Aislada.

PAGARE, COMO PRUEBA PRECONSTITUIDA. NO ES CONTRADICTORIA A LA


PRUEBA TESTIMONIAL.

El pagaré base de la acción como prueba preconstituida del actor y


la prueba testimonial no resultan contradictorias entre sí en
términos del párrafo segundo del artículo 318, del Código de
Procedimientos Civiles del Estado de Sonora, pues con la primera
se acreditan los elementos de la acción ejercitada; en cambio, con
la prueba testimonial se pretende justificar la excepción de pago
opuesta por la demandada.

PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO DEL QUINTO CIRCUITO.

V.1o.44 C

Amparo directo 620/94. Carlos Alberto Licón González. 12 de


enero de 1995. Unanimidad de votos. Ponente: Alfonso Cruz
Sánchez. Secretaria: Myrna C. Osuna Lizárraga.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación, Octava Epoca. Tomo XV-II, Febrero de
1995. Pág. 433. Tesis Aislada.

PAGARE, COMO PRUEBA PRECONSTITUIDA. NO ES CONTRADICTORIA A LA


PRUEBA TESTIMONIAL.

El pagaré base de la acción como prueba preconstituida del actor y


la prueba testimonial no resultan contradictorias entre sí en
términos del párrafo segundo del artículo 318, del Código de
Procedimientos Civiles del Estado de Sonora, pues con la primera
se acreditan los elementos de la acción ejercitada; en cambio, con
la prueba testimonial se pretende justificar la excepción de pago
opuesta por la demandada.

PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO DEL QUINTO CIRCUITO.

V.1o.44 C

Amparo directo 620/94. Carlos Alberto Licón González. 12 de


enero de 1995. Unanimidad de votos. Ponente: Alfonso Cruz
Sánchez. Secretaria: Myrna C. Osuna Lizárraga.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación, Octava Epoca. Tomo XV-II, Febrero de
1995. Pág. 433. Tesis Aislada.

PAGARE. DOCUMENTALES QUE NO PRUEBAN LA EXCEPCION DE QUE EL


DEMANDADO NO FIRMO EL TITULO DE CREDITO.

Para acreditar la excepción opuesta por los demandados de que no


firmaron el pagaré base de la acción deducida, prevista en el
artículo 8o., fracción II, de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, porque no saben leer ni escribir, la
prueba pericial es la idónea y al no ser ofrecida, no puede
tenerse aquélla por justificada con las documentales públicas
consistentes en la declaración anual de personas físicas del
impuesto sobre la renta, la solicitud de inscripción al padrón
electoral, la credencial de afiliación al Instituto Mexicano del
Seguro Social, y la documental privada extendida por la Unión de
Jubilados, Pensionados y Viudas de la Sección Azucarera, en donde
en el espacio correspondiente a la firma aparecen impresas huellas
digitales, pues tales elementos probatorios al ser de fecha
posterior a la expedición y suscripción de ese título de crédito,
no desvirtúan la eficacia ejecutiva del mismo, máxime si no están
relacionados con otros medios de convicción; por ende, al no
existir prueba en contrario cuya carga recae en los demandados, se
debe considerar que las firmas estampadas en el pagaré pertenecen
a ellos.

PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL SEPTIMO CIRCUITO.

VII. C. 48 C

Amparo directo 255/93. Eleodora Rojas Spin y Margarita Loeza


Cortés. 15 de abril de 1993. Unanimidad de votos. Ponente:
Omar Losson Ovando. Secretario: Alberto Quinto Camacho.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación, Octava Epoca. Tomo XIV, Agosto de 1994.
Pág. 641. Tesis Aislada.

PAGARE. INCONDICIONALIDAD DEL.

La circunstancia de que el artículo 170, fracción II, de la Ley


General de Títulos y Operaciones de Crédito exija que para que un
documento pueda ser catalogado como pagaré debe contener la
promesa incondicional de pago, no implica que tal característica
de incondicionalidad deba aparecer expresa en el mismo con la
leyenda "promesa incondicional de pagar" una suma de dinero
determinada u otra similar, toda vez que la ley relativa no exige
como formalidad esencial que al respecto se consignen
sacramentalmente ciertas palabras, sino basta para que se cubra el
requisito, que del texto se desprenda que, en realidad, se
contiene la promesa incondicional, porque esta promesa se formule
sin sujeción a condición alguna; en otras palabras, que del texto
del documento no se advierta la inclusión de alguna condición para
el pago de suma especificada.

SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO.

T.C.

Amparo directo 310/93. Eduardo Foyo Niembro. 12 de agosto de


1993. Unanimidad de votos. Ponente: José Galván Rojas.
Secretario: Armando Cortés Galván.
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario
Judicial de la Federación, Octava Epoca. Tomo XIV, Julio de 1994.
Pág. 691. Tesis Aislada.

PAGARE. INCONDICIONALIDAD DEL.

La circunstancia de que el artículo 170, fracción II, de la Ley


General de Títulos y Operaciones de Crédito exija que para que un
documento pueda ser catalogado como pagaré debe contener la
promesa incondicional de pago, no implica que tal característica
de incondicionalidad deba aparecer expresa en el mismo con la
leyenda "promesa incondicional de pagar" una suma de dinero
determinada u otra similar, toda vez que la ley relativa no exige
como formalidad esencial que al respecto se consignen
sacramentalmente ciertas palabras, sino basta para que se cubra el
requisito, que del texto se desprenda que, en realidad, se
contiene la promesa incondicional, porque esta promesa se formule
sin sujeción a condición alguna; en otras palabras, que del texto
del documento no se advierta la inclusión de alguna condición para
el pago de suma especificada.

SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO.

T.C.

Amparo directo 310/93. Eduardo Foyo Niembro. 12 de agosto de


1993. Unanimidad de votos. Ponente: José Galván Rojas.
Secretario: Armando Cortés Galván.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación, Octava Epoca. Tomo XIV, Julio de 1994.
Pág. 691. Tesis Aislada.

TITULOS DE CREDITO. CUANDO NO SE PRECISA EL AÑO DE SU VENCIMIENTO,


DEBEN CONSIDERARSE PAGADEROS A LA VISTA.

Cuando en un pagaré no se señala el año de su vencimiento se


entenderá pagadero a la vista; lo anterior es así, en virtud que
el artículo 79 de la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito, aplicable al pagaré por reenvío del diverso artículo 174
de la misma ley, establece que la letra de cambio puede ser girada
a la vista, a cierto tiempo vista, a cierto tiempo fecha y a día
fijo, y que las letras de cambio con otra clase de vencimiento o
con vencimientos sucesivos, se entenderán siempre pagaderas a la
vista, por la totalidad de la suma que expresen; por lo que si no
se señalan en el documento el año de su vencimiento, debe
considerarse distinto a los indicados en las cuatro fracciones del
artículo 79 citado, y entenderse pagadero a la vista.

SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO.


T.C.

Amparo directo 148/94. Arturo Maldonado Martínez. 11 de mayo de


1994. Unanimidad de votos. Ponente: Gustavo Calvillo Rangel.
Secretario: Humberto Schettino Reyna.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación, Octava Epoca. Tomo XIV, Julio de 1994.
Pág. 849. Tesis Aislada.

TITULOS DE CREDITO, EXCEPCIONES QUE NO PUEDEN OPONERSE CUANDO NO


HAN CIRCULADO.

Los títulos de crédito están provistos de los atributos de


literalidad y autonomía y cuando un pagaré que tiene la calidad
cartularia de títulos de crédito, no ha entrado a la circulación.
Y por lo mismo no han tenido vida comercial independientemente del
contrato que le dio origen; sino que únicamente consigna derechos
y obligaciones entre los primeros contratantes, pueden oponerse
por el deudor las excepciones personales que tenga contra el
acreedor, aun las referentes o derivadas del negocio jurídico que
haya dado causa y origen al título cartulario .

SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEGUNDO CIRCUITO.

T.C.

Amparo directo 410/93. Héctor Ceballos Vázquez. 1o. de julio de


1993. Unanimidad de votos. Ponente: Juan Manuel Vega Sánchez.
Secretaria: Luisa García Romero.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación, Octava Epoca. Tomo XIII, Marzo de 1994.
Pág. 507. Tesis Aislada.

PAGARE, MIENTRAS NO EXISTAN PRUEBAS QUE LOS REQUISITOS QUE SE


CONSIGNAN EN EL TITULO NO HAYAN SIDO PUESTOS AL SUSCRIBIRSE, NI
QUE LO HUBIESE REALIZADO EL TENEDOR DEL DOCUMENTO, RESULTA
INTRASCENDENTE QUE SEA EL TENEDOR O EL SIGNANTE DEL TITULO QUIEN
LLENE EL.

La circunstancia de que sea el tenedor o el signante del título


quien llene pagaré resulta intrascendente, en la medida que la
obligación subsiste en tanto no haya pruebas de que los requisitos
que se consignan en el mismo, no haya sido puesto al momento de
suscribirse como tampoco que lo hubiese realizado el tenedor del
documento, pues, una correcta exégesis del artículo 15 de la Ley
de Títulos y Operaciones de Crédito permite concluir que la
facultad para llenar un pagaré es privativo del signante por ser
él quien a través de su firma avala la obligación contenida en el
documento.

TRIBUNAL COLEGIADO DEL VIGESIMO CIRCUITO.

T.C.

Amparo directo 689/93. A. José Espinoza Lara. 13 de enero de


1994. Unanimidad de votos. Ponente: Angel Suárez Torres.
Secretario: Ronay de Jesús Estrada Solís.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación, Octava Epoca. Tomo XIII, Marzo de 1994.
Pág. 414. Tesis Aislada.

ALTERACION DEL TEXTO DE UN TITULO DE CREDITO. AGREGAR UN INTERES


MORATORIO NO CONVENIDO, HACE PROSPERANTE LA EXCEPCION CONTENIDA EN
LA FRACCION VI DEL ARTICULO 8 DE LA LEY GENERAL DE TITULOS Y
OPERACIONES DE CREDITO.

La excepción de alteración del texto del documento a que se


refiere la fracción VI del artículo 8 de la Ley General de Títulos
y Operaciones de Crédito, se actualiza inequívocamente en el
supuesto de que en un pagaré, en cuyo texto no se ha señalado
ningún interés moratorio al momento en que lo suscribe el
obligado, se asienta con posterioridad un porcentaje determinado
de interés moratorio distinto al seis por ciento anual, sin que
exista convenio al respecto entre el suscriptor y la persona en
favor de la cual deba hacerse el pago, ya que alterar es sinónimo
de cambio o modificación, y resulta indudable que el texto del
pagaré sufre un cambio o modificación cuando se agrega
unilateralmente un interés moratorio que no fue convenido, ni
aparecía en el título de crédito al momento en que fue suscrito.

PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO DEL DECIMO SEXTO CIRCUITO.

T.C.

Amparo directo 471/93. Jorge Rocha Camarena. 24 de noviembre de


1993. Unanimidad de votos. Ponente: Gloria Tello Cuevas.
Secretario: Carlos Mario Téllez Guzmán.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación, Octava Epoca. Tomo XIII, Febrero de
1994. Pág. 262. Tesis Aislada.

PAGARES. EL RECONOCIMIENTO DEL DEUDOR DE SU SUSCRIPCION Y FIRMA,


OBLIGA A SU PAGO.
Conforme al artículo 5o., en relación con el 170 de la Ley de
Títulos y Operaciones de Crédito, como el pagaré es un título de
crédito que autoriza al portador legítimo para ejercitar el
derecho literal y autónomo que en él se consigna, es evidente que
el mismo está desvinculado de la causa que lo originó, y así si el
deudor reconoce la suscripción y firma del documento, está
obligado a su pago una vez que el tenedor legítimo lo exhiba para
su cobro.

SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEGUNDO CIRCUITO.

T.C.

Amparo directo 834/93. Manuel Díaz Sosa. 3 de noviembre de


1993. Unanimidad de votos. Ponente: Raúl Solís Solís.
Secretaria: Ma. del Rocío F. Ortega Gómez.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación, Octava Epoca. Tomo XIII, Febrero de
1994. Pág. 387. Tesis Aislada.

PAGARE. SI CARECE DE FECHA DE SUSCRIPCION NO TIENE ESE CARACTER.

La fecha de suscripción es un elemento esencial del pagaré de


acuerdo con el artículo 170, fracción V, de la Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito, y no admite enmienda, como
sucede verbigracia, cuando se omite la fecha de vencimiento, en
cuyo caso se entiende pagadero a la vista, conforme al artículo
171 de la propia Ley. Luego, si los datos señalados en el citado
artículo 170, fracción V, resultan ser elementos esenciales para
la existencia del pagaré, es evidente que la falta de uno de ellos
impide que el documento pueda ser considerado el título ejecutivo
que contempla el artículo 1391 del Código de Comercio.

PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.

T.C.

Amparo directo 4645/91. Juan Antonio Serrano Alvarez. 10 de


junio de 1992. Unanimidad de votos. Ponente: Carlos Villegas
Vázquez. Secretaria: María de Lourdes Delgado Granados.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación, Octava Epoca. Tomo XIII, Enero de 1994.
Pág. 273. Tesis Aislada.

TITULOS DE CREDITO. EXCEPCION DENOMINADA FALSEDAD IDEOLOGICA O


SUBJETIVA DE LOS.
Si la cuentahabiente demandada no autorizó a la institución de
crédito actora para que el importe del documento fundatorio de la
acción se abonará a su cuenta de cheques ni dio su consentimiento
para que de dicha cuenta fuera descontado el importe total de ese
documento, en la especie no se acreditó que el banco hubiera
entregado a los quejosos el importe del pagaré que motivó el
juicio ejecutivo mercantil de origen. De manera que, conforme a lo
antes relacionado, quedó justificada la excepción de falsedad
ideológica o subjetiva, por dinero no entregado, en virtud de que
si la demandada jamás recibió el importe del título de crédito
base de la acción, es inconcuso que no se encontraba jurídicamente
obligada a efectuar el pago de una cantidad que nunca se le
entregó.

PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO DEL DECIMO SEGUNDO CIRCUITO.

T.C.

Amparo directo 64/93. Rafael Gutiérrez Rico y otra. 22 de


septiembre de 1993. Unanimidad de votos. Ponente: Virgilio
Adolfo Solorio Campos. Secretaria: Araceli Delgado Holguín.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación, Octava Epoca. Tomo XII, Diciembre de
1993. Pág. 980. Tesis Aislada.

TITULOS EJECUTIVOS. EXCEPCIONES CONTRA LA ACCION DERIVADA DE LOS.


CARGA DE LA PRUEBA.

De conformidad con lo dispuesto por el artículo 1391, primer


párrafo y fracción IV, del Código de Comercio, los títulos de
crédito como el pagaré tienen el carácter de ejecutivos, es decir,
traen aparejada ejecución, luego constituyen una prueba
preconstituida de la acción ejercitada en el juicio, lo que
jurídicamente significa que el documento ejecutivo exhibido por la
actora, es un elemento demostrativo que en sí mismo hace prueba
plena, y por ello si el demandado opone una excepción tendiente a
destruir la eficacia del título, es a él y no a la actora a quien
corresponde la carga de la prueba del hecho en que fundamente su
excepción, precisamente en aplicación del principio contenido en
el artículo 1194 de la legislación mercantil invocada, consistente
en que, de igual manera que corresponde al actor la demostración
de los hechos constitutivos de su acción, toca a su contraria la
justificación de los constitutivos de sus excepciones o defensas;
y con apoyo en el artículo 1196 de esa codificación, es el
demandado que emitió la negativa, el obligado a probar, ya que
este último precepto establece que también está obligado a probar
el que niega, cuando al hacerlo desconoce la presunción legal que
tiene a su favor su colitigante; en ese orden de ideas, la
dilación probatoria que se concede en los juicios ejecutivos
mercantiles es para que la parte demandada acredite sus
excepciones o defensas, además, para que el actor destruya las
excepciones o defensas opuestas, o la acción no quede destruida
con aquella prueba ofrecida por su contrario.

SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO.

T.C.

Amparo directo 159/92. Emilio Cirne Tetzopa. 28 de abril de


1992. Unanimidad de votos. Ponente: José Galván Rojas.
Secretario: Armando Cortés Galván.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación, Octava Epoca. Tomo XII, Agosto de 1993.
Pág. 596. Tesis Aislada.

PAGARE. LA INSERCION DE LOS DATOS RELATIVOS AL NOMBRE Y DOMICILIO


DEL OBLIGADO DIRECTO, NO ES REQUISITO ESENCIAL PARA SU VALIDEZ.

En virtud de que de la lectura de las seis fracciones que


conforman el artículo 170 de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, se advierte que no es elemento fundamental
del documento aludido, el que se anote en su texto el nombre y
domicilio del suscriptor, se concluye que, para su eficacia,
basta, como lo establece la última fracción de dicho dispositivo,
que obre en él la firma de aquél o de quien firme a su ruego o en
su nombre y que concurran las demás exigencias que señala el
propio numeral.

PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO DEL DECIMO PRIMER CIRCUITO.

T.C.

Amparo directo 99/92. Mario González Díaz. 8 de mayo de 1992.


Unanimidad de votos. Ponente: Joel González Jiménez.
Secretario: Epicteto García Báez.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación, Octava Epoca. Tomo XII, Agosto de 1993.
Pág. 501. Tesis Aislada.

EJECUTIVO MERCANTIL. JUICIO. OPORTUNIDAD DE PROBAR LAS


EXCEPCIONES. CUANDO EL DOCUMENTO BASE DE LA ACCION ES UN TITULO DE
CREDITO.

Si el juicio ejecutivo mercantil se promueve con base en un


pagaré, procedimiento en donde son oponibles las excepciones
previstas en el artículo 8 de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, la oportunidad legal para ofrecer y rendir
pruebas respecto de las mismas, es en el término probatorio
previsto en el artículo 1405 del Código de Comercio, en relación
con los numerales 1401 a 1404 de ese propio ordenamiento, sin
obstar a esa consideración que el artículo 1399 del Código citado
disponga que "dentro de los cinco días siguientes al embargo podrá
el deudor oponer las excepciones que tuviere, acompañando el
instrumento en que se funde, o promoviendo la confesión o
reconocimiento judicial, de otra manera no será admitida", pues
este dispositivo tiene aplicación en las hipótesis previstas
específicamente en el artículo 1397 de la citada ley mercantil,
esto es, cuando el documento base de la acción ejecutiva consista
en una sentencia ejecutoriada o arbitral inapelable, un convenio o
juicio, en cuyos supuestos, las excepciones, salvo la de falsedad,
deberán ser posteriores a aquéllos y habrán de constar por
instrumento público, por documento judicialmente reconocido o por
confesión judicial; sin que dicho dispositivo tenga aplicación
cuando la acción se ejecute con un título de crédito.

PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO DEL VIGESIMO PRIMER CIRCUITO.

T.C.

Amparo en revisión 473/89. Martha Gregoria Rojas Lagunas. 29 de


marzo de 1990. Unanimidad de votos. Ponente: Leonel Valdés
García. Secretario: Jaime Ruiz Rubio.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación, Octava Epoca. Tomo XI, Marzo de 1993.
Pág. 271. Tesis Aislada.

PAGARE, SI EL DEMANDADO ASEGURA QUE ES FALSIFICADO EL. CORRESPONDE


A ESTE ACREDITAR SU ASEVERACION.

Supuesto que el documento mercantil (pagaré ) base de la acción,


tiene por disposición expresa de la ley, el carácter de ejecutivo
y como tal la condición de prueba preconstituida, si la parte
demandada asegura que ese título ejecutivo es falsificado,
corresponde a ella probar su aseveración y no al actor demostrar
su autenticidad.

TRIBUNAL COLEGIADO DEL VIGESIMO CIRCUITO.

T.C.

Amparo directo 461/91. Martha Castellanos López. 24 de Octubre


de 1991. Unanimidad de votos. Ponente: Angel Suárez Torres.
Secretario: Casto Ambrosio Domínguez Bermúdez.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación, Octava Epoca. Tomo IX, Mayo de 1992.
Pág. 481. Tesis Aislada.
PAGARE. LUGAR DE EXPEDICION. IRRELEVANCIA DE LA PARTE DEL
DOCUMENTO EN QUE SE ASIENTA.

La Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito en su artículo


170, fracción V, dispone que el pagaré debe contener fecha y lugar
en que se suscriba el documento, pero no fija la obligación de
precisarlo en determinado lugar del documento, por lo que si de la
lectura íntegra de todo el contenido, se desprende el lugar en que
se suscribió, debe concluirse que satisface el requisito formal
que establece el citado numeral, por lo que el documento no carece
de efectos cambiarios.

SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL QUINTO CIRCUITO.

T.C.

Amparo directo 206/91. Manuel Corral Mendoza. 12 de junio de


1991. Unanimidad de votos. Ponente: Julio César Vázquez-
Mellado García. Secretario: Arturo Rafael Segura Madueño.

Amparo directo 274/89. Banco Internacional, S. N. C. 31 de


enero de 1990. Unanimidad de votos. Ponente: Víctor Hugo Díaz
Arellano. Secretario: Gonzalo Hernández Cervantes.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario


Judicial de la Federación, Octava Epoca. Tomo VIII, Noviembre de
1991. Pág. 257. Tesis Aislada.

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