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Sistemas habitacionales: Conventillos, campamentos y tomas de terrenos.

Desde 1854 gran parte de la población emigró de zonas rurales a la ciudad, lo que provocó un
rápido crecimiento de habitantes en las ciudades, especialmente en la ciudad de Santiago ya que
se situaron en las periferias de esta. Ellos dieron inicio a lo que se denominó “barrios marginales”,
que se caracterizaban por no poseer servicios públicos y vivir en condiciones totalmente precarias.
Gran parte de esta población se encontraba en situación de conventillos, es decir, vivían en una
casa comunitaria con doble hilera de habitaciones pequeñas, insalubres y en malas condiciones,
solo separadas por un callejón. Además de este pésimo modo de vida, tenían que convivir con la
falta de agua potable y alcantarillado, las malas condiciones higiénicas y la fácil propagación de
enfermedades infecciosas. Pero esto no lo era todo, además del modo inhumano en que vivían, se
encontraban en un sector inseguro y peligroso, las medidas de seguridad eran nulas y la policía no
se atrevía a ingresar a los mal denominados barrios marginales. Es por esto que la elite, burguesía
o personas de poder de nuestro país asimilaban a los pobladores de estos conventillos, es decir, la
gente pobre con ser delincuentes. No obstante, el estado no aportó en ningún sentido a la
abolición de esta situación, todo lo contrario, conservó y mantuvo la cuna del mal vivir a pesar de
que eran niños los más afectados, puesto que le es más difícil escapar de esa situación que los
envuelve, repleto de miseria, vicios y malos ejemplos de parte de sus padres y la gente que los
rodea. “En los últimos veinticinco años han muerto, no cabe duda, un porcentaje de niños muy
superior a los setenta y cinco años anteriores juntos. Esto es debido al progreso de la situación
antihigiénica de los barrios obreros, al progreso de la miseria, al progreso de los vicios.”
(Recabarren)

Lo peor es que siendo personas inocentes, sin culpa de lo que les ocurre, esta mala situación les
afecta directamente y están destinados a un sendero de desgracia.

Es por esto que la clase desplazada, como es en este caso los pobladores de los barrios marginales
y en especial los de conventillos, no tenían un motivo por el cual celebrar los cien años de patria
“libre”, porque vivir en esas condiciones no es un motivo de celebración y aun mas si la burguesía
es incapaz de detener el aumento de este sistema inhumano de habitaciones.

Actualmente, tras la conmemoración de los doscientos años de independencia este sistema de


habitaciones ya no existe como tal en nuestro país, no obstante aun una parte de la población vive
en condiciones similares a las vividas por los pobladores de los conventillos en los barrios
marginales, ya no específicamente en conventillos pero si en los denominados campamentos. Los
campamentos poseen características similares a los ya nombrados conventillos, en ellos se sitúan
conjuntos de familias las cuales no poseen ni tienen la posibilidad de obtener un sistema de agua
potable ni alcantarillado, sus casas son inestables y se encuentran en malas condiciones, lo que se
refleja claramente al momento estaciones difíciles para ellos como lo es el invierno y en especial la
lluvia.

Es inhumano que aun existan personas viviendo bajo estas condiciones, sin embargo a pesar de
que sea una situación conocida tanto por las autoridades como por las personas con poder
monetario, es realmente sorprenderte que sean incapaces de dar una solución efectiva para
erradicar de una vez lo que son los campamentos. Porque hay que entender que estos pobladores
no viven así por gusto, por el contrario están ahí por necesidad, por no poseer otra opción mejor
de vida, pero lo más impactante y realista es que sus oportunidades para surgir son mínimas.

“Aumento” de salarios y costo de vida

“En 1890 -veinte años atrás- un peón ganaba $1.50 al día, a razón de veintidós peniques
por peso obtenía treinta y tres peniques al día. Hoy, en el año del centenario, 1910, ese
mismo peón ganaba $3.00 al día -si los gana-, a razón de once peniques, obtiene un total
de treinta y tres peniques, o sea, el mismo salario de veinte años ha.
Si nos remontamos al año 1870, aún veinte años más atrás, o sea, cuarenta años atrás de
hoy, con un cambio de 45½ peniques, ganado un peón setenta y cinco centavos al día,
obtendría siempre un salario más o menos igual de treinta y tres peniques al día.”
(Recabarren)
Luis Emilio Recabarren refleja a la perfección en estas palabras la situación que vivía el
proletariado en nuestro país desde 1870 hasta 1910 con respecto a sus salarios. Durante el
paso de los años en este periodo, el salario sufrió un aumento gradual pero sin significación
alguna, ya que mientras los patrones burgueses aumentaban sus rentas y ganancias a costa
del arduo trabajo de la llamada clase desplazada, esta clase no obtenía beneficio alguno. Por
esta razón que los cien años de independencia no significaba un motivo de celebración para
la clase desplazaba, para los burgueses por el contrario esta situación y su “progreso” a
costa de otros lo valía.
A pesar que existiera un aumento salarial al proletariado durante el transcurso de los años,
se dice que no tuvo significación alguna ya que la situación monetaria y económica de la
clase desplazada nunca se vio favorecida, y la razón de este estancamiento es el costo de
vida. El costo de vida es el índice que indica la modificación del costo de las familias para
mantener el nivel de satisfacción. Durante este periodo, el costo de vida y los salarios de la
clase desplazada aumentaban a la par, por esta razón es que aunque los patrones burgueses
multiplicaban sus ingresos y “aumentaran” los salarios de los responsables de sus
ganancias, sus trabajadores no percibían un cambio positivo en el modo de vida que
mantenían desde ya bastantes años atrás. Así que el incremento de salario que tanto
vociferaban los burgueses hacia sus trabajadores, fue infructuoso al momento de beneficiar
a la clase desplazada. Sin embargo, “el costo de vida de la clase rica habrá aumentado
cuando más un treinta por ciento, lo que nos demuestra que su renta disponible para
placeres, vicios, o nuevos negocios, ha subido hasta hoy a un cuatrocientos por ciento. Ya
hemos probado que no se puede decir lo mismo, ni cosa parecida, de la clase
obrera.”(Recabarren). Estas palabras de Recabarren exponen claramente la posición
desgraciada en que se situaba el proletariado, mientras la clase rica poseía inmensas
posibilidades para mejorar el bienestar de sus trabajadores, eran incapaces de realizarlo. Las
clases desplazadas pueden observar un aumento de sus salarios en cifras, pero al momento
de ser realistas y gracias las condiciones externas en que están situados, esa cifra
aumentada sigue siendo la misma que la de años anteriores o incluso peor.
“El precio de la vida es hoy cuatro veces más caro que en 1870 y tres veces más caro que
en 1890; luego, por esta misma razón el salario del peón, es hoy más bajo que antes. En
regla general, la vida del proletariado, en su parte económica ha marchado
regresivamente a medida que deslizan estos últimos cien años, paso a paso llevando a la
burguesía, paso a paso iban aumentando también las miserias del pueblo.”(Recabarren)
Este periodo de desgracias para la clase trabajadora no se diferencia a la situación que
existía hasta la conmemoración de los doscientos años de vida independiente. Gracias al
sueldo mínimo que recibían hasta ese entonces, sufrían las mismas condiciones que la clase
desplazada de los periodos entre 1870 y 1910. Mientras el salario mínimo representaba,
según el Gobierno y los respectivos integrantes del Congreso, una cantidad monetaria capaz
de acaparar la mayoría de las necesidades de las familias; desde una visión realista esta
cantidad no cumplía con ese propósito. Sin embargo, una vez más la clase adinerada al
igual que en el periodo de la conmemoración del centenario, no sufre este problema y es
incapaz de solucionarlo.
Debido a esto, Chile se considera uno de los países con mayor desigualdad, mientras los
hogares de mayores ingresos siguen aumentando sus ganancias, las familias de bajos y
nulos ingresos se encuentran prácticamente estancados.

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