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EDICIÓN ESPECIAL

Nº 5
Mérida-Venezuela
15 de marzo de 2017
David Rodríguez † / Víctor Luckert

Impreso en Mérida, Venezuela


Edmundo Aray / Tarik Souki

por Proedito@gmail.com
Editor: CNAC / FNCL

José Vásquez
Redacción:

Diseño:

EL ÁNGEL PERDIDO
ALZÓ VUELO
Edgar Narváez
Ver más allá de mí,
lejos,
donde el inϔinito no acierta
encontrar el horizonte E l cine y el teatro en Venezuela y Latinoa- de otros eventos y foros, se suman en un gran es-
David Rodríguez mérica, están de luto. Rodolfo Santana se nos fue. fuerzo que Rodolfo Santana desplegó de manera
El creador, el amigo, el maestro, que incansable- desprendida y generosa en pro del desarrollo y con-
mente dio de sí mismo casi hasta su último aliento, solidación del Cine Venezolano.
nos dejó en un lluvioso día de octubre. El “Ángel Rodolfo Santana, un hombre de a pie, auste-
CINEROCINANTE

perdido en la ciudad hostil” alzó vuelo. Se nos ha ido ro, noble y sencillo, siempre leal a su querida Gua-
un Grande, no decirlo con todas sus letras sería mez- renas, recibió en vida innumerables y muy mereci-
quino. Autor de garra, Rodolfo nos legó obras funda- dos reconocimientos nacionales e internacionales,
mentales, sólo mencionar una –La Empresa Perdona fruto de una vasta obra en teatro, cine y televisión,
un Momento de Locura–, basta para ubicarlo entre los comprometida con la Venezuela profunda, obra
más importantes dramaturgos latinoamericanos. Su que junto con su entereza, tenacidad, valor, hon-
labor cinematográfica, en la que fue más estrecha su radez y su chispa creadora, componen el preciado
relación junto con quienes desde la Asociación Nacio- patrimonio de este venezolano ejemplar. Desde ya
nal de Autores Cinematográficos, ANAC, asumimos extrañamos su mirada aguda, su sonrisa con aso-
con pasión el hacer cine en nuestro país, llegó más mos de picardía, su voz llamando a la reflexión y
allá de su obra dramática, en numerosos guiones que a la acción, su capacidad de entrega y la intensa
fueron sustancia vital de películas que lograron una energía que irradiaba. Aunque siempre nos segui-
conexión con nuestro público. rá acompañando su espíritu, Rodolfo deja un gran
De su colaboración con directores y guionis- vacío, pero en nosotros está continuar en el esfuer-
tas, a su entregada pasantía por la Villa del Cine, su zo común, seguir adelante en este camino que con
activa participación en el Centro Nacional Autó- alegría y tesón con él compartimos los que hacemos
nomo de Cinematografía, su determinante aporte cine para y por este país, y todos los que creemos en
al desarrollo del Laboratorio del Cine y el Audio- la creación como camino al alma humana, y como
visual, su vigoroso empuje en la organización del I forma y modelo para la vida. De corazón, ¡gracias
Encuentro de Guionistas de Venezuela, así como Rodolfo!
TRÍPTICO PARA DECIR:
RODOLFO SANTANA
Freddy Ñáñez

un teatro elemental donde el aparecer de la idea derrumbaba


todo falso consenso en torno al arte, al país, al sujeto, al retrato
en suma, de una regulada contemporaneidad. Pero el teatro, el
cine, fue para Rodolfo mucho más que materia disolvente, su
propósito fuerte era la invención de una verdad.

2. ¿Qué se propone aquél que exige de sí mismo una


nueva verdad? Indudablemente que la creación misma de un
nuevo pueblo que la enarbole, la ejecute y sea capaz de soste-
nerla en el tiempo. De esto sólo se encarga, por supuesto, un
espíritu ganado para los grandes acontecimientos. Y no podría
ser otra en consecuencia la estatura de su obra. 80 piezas de tea-
tro y cerca de 15 largometrajes, además del montón de papeles
destruidos –algunos por él y otros por su anticipada muerte–
dan fe de un pensador obstinado, de un escritor consecuente
con sus desafíos. No se equivocó Rodolfo en escoger entre el
fusil y la máquina de escribir, y es que la última barricada don-
de todavía hoy se libran los más fieros combates reside en el
imaginario, cumbre y al mismo tiempo abismo, del ser social.
Quien imponga su mito vence. El liberalismo, decía Rodolfo
en su defensa de la escritura de la representación, fue más as-
tuto en ello. Estaba en lo cierto: el liberalismo nos impuso una
1. De todos los combates que tuvo que librar la insurrec- forma de desear, una erótica, a fuerza de sostener un mito: el
ción venezolana, Rodolfo Santana participó de manera activa de la felicidad absoluta. Precisamente todo lo que nos niega su
en el más definitivo campo de batalla: la estética. Fue a través régimen político y mercantil. Porque lo real es lo que la gente
de esas batallas que se volvió un intelectual orgánico, coautor pueda desear en conjunto, el teatro de Santana estuvo orienta-
de la revolución que estaba por venir. Con él se ponía en escena do a insubordinar el deseo de la imagen deseada y deseante, en
más que a un país en contradicción, a una verdad sobre ese la subjetividad capitalista. Deseamos mal, nos dicen sus perso-
país y sobre las propias contradicciones que lo determinaban. najes cómicos, a fe de que su puesta en escena no es sino reflejo
Hombre de posturas claras: siempre estuvo del lado del proyec- de una lógica fallida.
to comunista, del tribunal estudiantil, de la liberación sexual
de las mujeres y de todos los focos que pusieran en peligro a 3. La estética fue para Santana una política de lo múlti-
fuerza de genialidad y resistencia, el despotismo liberal. Pero ple. En su retrato del sujeto y de la contemporaneidad, del país
también por la belleza y precisamente por ello se tomaba todos y su antítesis, no predominaba un moralismo reduccionista,
los riesgos artísticos en nombre no de una consigna, sino de un idealismo de lo puro. Lejos estaba de su verbo despabilador
una idea-teatral, es decir, de un concepto posible en la escritura la pobre catequesis que se espera de las minorías marginadas.
de la representación, donde el mundo y el desierto de lo real Su mayor juicio fue sobre el pueblo mismo, sobre ese concepto
(Zïzëk) no sólo podían sojuzgarse sino algo más poderoso aún: que durante mucho tiempo dormía en la insignificancia. Ro-
reinventarse por completo. Rodolfo emprendió, en tiempos de dolfo demostró que sólo una verdad artística en su realización,
miseria cultural, una afirmación profunda de lo humano desde era capaz de dar un alma nueva al hombre viejo.
RODOLFO SANTANA:
TRES ENCUENTROS, TRES MOMENTOS
Oswaldo Blanco

S antana es, quizá, el más irreverente e insurgente de los durante la historia; ésta lo que hace es potenciar esos rasgos extre-
dramaturgos venezolanos de la segunda mitad del siglo XX y mos. No hay mediatintas, por tanto, en esos diseños dramáticos,
principios del XXI (sus primeras obras datan de principio de vale decir, discurso, argumento y personajes.
los años sesenta). En términos generales, su estilo no desarro- A partir de las primeras lecturas y percepciones de sus
lla una idea, una interpretación, una visión o una perspectiva montajes a mediados de los años setenta, comenzó un pri-
de país, como lo señala Leonardo Azparren Giménez, o del mer encuentro con el escritor. La Muerte de Alfredo Gris, La
mundo, se agrega aquí. Su estética vuelca toda convención, Farra, Los Criminales, Barbarroja, entre otras, eran repertorio
planteando su propia forma, su particular punto de vista y, obligado para los grupos de vanguardia, principalmente, los
sobre todo, su manera de escribir auténticamente santaniana. teatros universitarios. No había festival, muestra o encuentro
Esto se observa en los temas y sus respectivos tratamientos del en el país en el que estuviera ausente este dramaturgo. Algo ha
conjunto de sus obras, con muy pocas excepciones. tenido que decir antes y ahora el contenido de sus obras, con
Desde sus inicios, Santana ha producido una literatura ese estilo contracultural, contestatario que siempre lo ha carac-
dramática compleja, con personajes al borde de los límites sicoso- terizado, para que se diera este fenómeno, año tras año. Pero,
ciales. Más que transgresores, transgredidos. Más que marginales, uno arrancó su vida teatral a los 17 años, casi para cumplir 18
marginalizados. Más que políticos, politizados. De ahí, los tipos (marzo de 1976, en el Teatro Universitario De Carabobo) y,
de propuestas como construcciones dentro de las tramas. Son ca- aunque no era confiable el criterio que en los inicios se tenía
racteres previamente cargados de problematizaciones sicológicas, para considerar con precisión el arte teatral y sus resultados,
socioeconómicas, ideológicas, culturales… En fin, alteraciones el atrevimiento de juzgar los trabajos libérrimamente era in-
profundamente humanas (¿e inhumanas?). No es que se carguen evitable.
Luego, corría el año de 1992. Rodolfo (así, con familia-
ridad) buscaba a dos actores para una lectura dramatizada de
su, entonces, más reciente e inédita obra: Mirando Al Tendido.
A través del común amigo y teatrero Daniel Di Mauro, los
encontró en Valencia: William Urdaneta y Oswaldo Blanco.
El hoy Museo de Arte Valencia, mejor conocido como Ateneo,
fue el escenario escogido con público invitado y la presencia
del autor. William leía Florentino, el toro, y quien se expresa
leía El Niño, el torero. El dramaturgo hacía anotaciones. Al
final, agradeció el trabajo y autografió los libretos (tesoros que
todavía se conservan). Ese texto se le prendió a uno en el alma
como luz perenne de vivencia y memoria, hasta el punto de
ser compromiso el “montarla algún día”. Ya no había dudas
En aquél momento, sólo le parecía a quien esto escribe de estar frente a uno de los más connotados e importantes
un simple tremendista del teatro nacional, más aún, cuando el dramaturgos de la Patria Grande, culminando, de ese modo,
dramaturgo fue injusta y erróneamente juzgado tras presenciar el segundo momento de un fructífero encuentro.
un precario montaje de La Muerte de Alfredo Gris, de un grupo Santana era ya esa quimera dramatúrgica retando a crí-
ya desaparecido, y la pésima dicción del actor protagónico; ticos, estudiosa, directores y elencos para ser traducida a len-
además de una posterior lectura prejuiciada de la misma. Así guaje escénico. Y llegó el año 2005 en el trance del tercer mo-
iba transcurriendo esa primera etapa de los encuentros, entre mento, en el cual el Ensamble Teatral “José Ignacio Cabrujas”
festival y festival, lectura y lectura, comentario y comentario… decidió montar, por fin, Mirando Al Tendido. Fueron ocho
Santana, por su parte, iba adquiriendo más brillo y relevancia, meses de trabajo, entre las primeras lecturas y las fechas de
sobre todo, cuando funda el Grupo Cobre, su ámbito de ex- estreno, pasando por todo el proceso creador, investigativo y
perimentación y crecimiento. de producción. Antonio Gallardo: Florentino; William Urda-
Y llegaron los noventa, inicio del segundo encuentro. Y neta: El Niño; bajo la dirección de Oswaldo Blanco, asistido
es aquí cuando, realmente, se aprecia al Santana de entonces por Héctor García (también asesor taurino) y Jesús Urdaneta.
y de hoy día. A decir verdad, el acertado montaje del Teatro Lo experimentado y descubierto en ese trabajo está descrito en
de Cámara de la U. C. de La Empresa Perdona Un Momen- las anotaciones y reflexiones del director y el equipo de traba-
to de Locura, dirigida y escenificada por Héctor Vargas jun- jo, las cuales están siendo convertidas en un ensayo, próximo
to a Emika Kert, a finales de los ochenta, ya había abierto a difundirse por las redes sociales. Pero, vale la pena relatar
esta etapa. En el año 1991, una invitación del TNJ Valencia algunos hallazgos y anécdotas como un adelanto, pues, nace
(Teatro Juvenil de Venezuela, núcleo Valencia) a trabajar en con Mirando Al Tendido el tercer, definitivo y permanente en-
Gracias José Gregorio Hernández y Virgen de Coromoto Por Los cuentro con Rodolfo Santana.
Favores Recibidos permitió vivir la experiencia de construir un Texto endemoniadamente difícil, Mirando Al Tendido es
personaje santaniano: José Gregorio, precisamente. Y, enton- la confrontación de toro y torero en la instancia de la fiesta
ces, encarar una obra de esa naturaleza y complejidad llevó brava. De manera que su historia se teje en dos vertientes
al director-versionista a hacerle la usual “ortopedia al texto”, diferenciables e inseparables al mismo tiempo: la teatrali-
como decía Cabrujas, y al elenco a sudar la búsqueda de sus dad propiamente dicha y la tauromaquia. Y a ambas hay
respectivos caracteres. Ahí, empezó a afincarse Santana como que atender por igual a no ser que se apunte a un resultado
dramaturgo contra los prejuicios que, aunque un poco disipa- chucuto y unilateral. “Este parlamento largote sobra. No
dos, aún invadían a éste quien habla. fluye la lectura” (al inicio, porque se comenzó a trabajar con
El representar a José Gregorio y experimentar el proceso los libretos autografiados). Claro, luego que se comenzó a
colectivo de montaje fueron caminos distintos de acercamien- trabajar con la obra publicada ya no estaba el fragmento
to a la producción del dramaturgo. Si bien es cierto que, como en cuestión: “Por eso es que el maestro Santana estaba ha-
todo autor, tiene necesidad de la palabra y se descubre, desde la ciendo anotaciones”. Por supuesto, la lectura dramatizada
organicidad del trabajo del actor en escena, parlamentos y hasta le había servido de indicio para omitir los diálogos sobran-
escenas prescindibles en la instancia de la teatralidad, también es tes que no eran pertinentes dentro de la trama y cambiar
muy cierto que Santana tiene una gran capacidad de mezclar pre- otros. En lo sucesivo, se le hizo un necesario tratamiento al
misas de la crudeza socio histórica, desde el realismo crítico, con texto hasta hallar el libreto definitivo, respetando siempre el
situaciones y personajes del imaginario popular provenientes del planteamiento y la construcción de una pieza de inusual y
plano mágico-religioso o, simplemente de las mitologías cotidia- magistral estética. Ese era (y es) Rodolfo: un pulseador de la
na y universal que perfilan obras sin precedentes en la literatura palabra, un calculador del relato teatral, un constructor preci-
dramática nacional y latinoamericana. Cabe destacar, estando so del discurso dramático, sin dejar de ser un blandedor de la
dentro de la expresividad de esa estética fue cuando se gestó el hoja de acero del arte incisivo, caustico, irreverente, insurgente
verdadero intento de compresión de una dramaturgia que reque- y, sobre todo, consecuente con los procesos de cambio de los
ría una mirada diferente al resto de la dramaturgia venezolana, sin pueblos que buscan su soberanía e independencia de las hege-
menospreciar o subestimar a ninguna otra. monías del planeta.
RASTROS DE UNA RELACIÓN
Roberto Santana

Gracias a que la relación entre mi padre y yo no se redu- subrepticiamente el oficio de escribir y la apreciación de lo
cía a una relación paterno-filial, sino que también nos unía el escrito o leído.
hecho de ser ambos hombres que han pasado toda su vida en De ese largo intercambio conservo muchas de las cosas
las tablas y sus territorios fronterizos, conservo entre mis cosas que le escribí, de las que compartiré algunos fragmentos.
rastros de esa relación entre teatreros. Sucede que en repetidas
ocasiones, desde que tuve la edad y las horas de vuelo necesa- Algunas Perplejidades sobre Las Escobas están inquietas
rias para ello, mi padre me envió obras suyas –luego de haber- Esa viejísima costumbre de tomar partido por una de las
las escrito o hecho una de sus innumerables correcciones– para partes en conflicto cuando se lee un texto narrativo o al ver
que yo las leyera y emitiera mi opinión por escrito sobre ellas. una película o montaje teatral se las ve difíciles, al menos en
Confieso que al principio me costó un poco, porque, más allá mi caso. No sé si eso formaría parte de tus intenciones con esta
de que fuera mi padre, no es fácil ponerse a hacerle críticas a obra. Lo cierto es que la identificación con algún personaje de
la obra de un maestro en sus propias narices, y menos en una esta pieza no me es muy sencilla.
cultura como la nuestra, en la que la crítica suele ser percibida Un delirio a tres voces. En un punto intermedio entre el
por sus destinatarios como una agresión e incluso una ofensa. inicio de la obra y su nudo, se pone uno a creer que esta frente
Sin embargo, a medida que ese pudor fue superado, tal inter- a una pieza feminista. Pero pronto se ve que el asunto rebasa
cambio de palabras a través del tiempo se fue convirtiendo esos límites.
para mí en una larga aventura de años que me reportó un gran Un inquisidor asesino y misógino que clama contra la
placer y cantidades de aprendizaje. Placer porque mi padre desnaturalización del ser humano en la sociedad postindus-
unía su talento a una profunda y alegre humildad. Aprendizaje trial. Una bruja que es firme defensora del poder liberador que
porque evidentemente una de sus principales intenciones con tiene la conquista del conocimiento y que al final se revela
esa costumbre que instaló entre los dos fue la de enseñarme como adoradora del Macho Cabrío de Mendès. Un policía
ignorante de su verdadera condición que salta del estupor y la nadie salga herido y sin que Rosa (la mamá sexy), a quien
pasividad a la violencia más bestial, acicateado por la piedad tanto parecen molestar las voces destempladas de los chicos,
hacia los débiles pero también por las más íntimas frustracio- reaccione ante los estampidos. Luego el mismo Rudi enseña
nes y el rencor. un supuesto transmisor que llevaba oculto bajo sus ropas para
Se queda uno flotando entre opciones nada tentadoras. delatar a los amigos, pero nadie llega y nada sucede al respecto.
De un lado el regreso a la naturaleza, pero a costa de la escla- Incluso la pantalla titilante de la computa en lo que parecen
vitud y el oscurantismo. De otro lado, el progreso, la libertad ser sus últimos estremecimientos no acaba de convencerme.
y sus mieles, junto al imperio de la razón instrumental y la El mismo fallido asesinato de Rosa consuma esta sumersión
alienación. Insístoris, que en el fondo y a pesar (o a causa) de la obra en la irrealidad. Si no fuera por la presencia de las
de sus limitaciones, pudiera en fin de cuentas ser el objeto armas de fuego, no dudaría en afirmar que todo son juegos
de nuestras identificaciones, se ve atrapado entre las opciones alucinados en que lo único que parece real sin ofrecer dudas es
de convertirse en un asesino en nombre de la fe o caer en los el recuerdo de Alfonso Antúnez.
brazos en los que cae, que no son precisamente los de Maria- Pero la violencia está ahí, y no sólo ni principalmente
na. No es el amor el que le espera al final del camino elegido. la de los chicos, sino la que se ha ejercido contra ellos. La de
Del Dios Celoso y Tiránico al Demonio Aterrador y Posesi- Alfonso Antúnez. La del padre de Rudi. La del matrimonio
vo (son adjetivos que quizás esté escribiendo movido por mis Strauss. La violencia mediática. La violencia que se sufre al
propios prejuicios no identificados). Para un cerebro judeo- ser un adolescente poco común en sociedades industriales. En
cristiano típico (y quizás también para un musulmán) esta es la calle, en el liceo, en el hogar. Violencia física, emocional,
una obra desesperanzadora. Estoy seguro de que si la leyera o psicológica, simbólica.
viera algún practicante luciferino, saldría entusiasmado de la Entonces, ¿qué importa si los planes de los protagonistas
experiencia, convencido de que el autor es su correligionario. son para ser llevados realmente a cabo, o si no son más que
Muchas de las “consignas” que entre conjuros y frases mágicas sueños de odio, válvulas de escape ante la falta de un sentido
dice Mariana se avienen a la filosofía del luciferismo e inclu- para vivir?
so de las sectas más articuladas del satanismo. Y conste que La derrota sigue allí, en familias que no refugios, en jó-
no estoy delirando movido por el terror atávico a una figura venes que no alegres, en la triste y casi segura cancelación de
tradicionalmente asociada a la maldad. Como estudioso del esos futuros.
tarot, sé muy bien que esa figura en cuestión puede ser tam-
bién símbolo de la más alta inteligencia, del conocimiento de Sobre El Sitio
las fuerzas medias entre el espíritu y la materia, entre la energía ¡”El Sitio”! Desde muy pequeño he estado escuchando
sutil y la physis. Pero en los símbolos de ese Arcano XV está comentarios sobre esta obra. Parece que ninguno de los/las
claramente expresada la idea de la ambigüedad de ese poder, la que estuvieron involucrados en la puesta en escena del TUM
siempre presente posibilidad del abismo. a finales de los sesenta (al menos los que conozco) olvidarán la
¿Qué si me gusta? ¡Bastante! Pero eso no tiene nada de experiencia que significó para ellos montar esa obra. No sólo
raro en un lector de mi tipo. Del ya mencionado oráculo a las eso. He conocido gente que fue espectadora de ese montaje
lecturas de los poetas malditos, de mi gusto por la literatura hace cuarenta años y que sigue recordándolo como si lo hubie-
y el cine de horror hasta el rock pesado, todo me lleva a tener se visto ayer. ¿Por qué una marca tan duradera?, ¿por qué esos
anticuerpos contra cosas que si las pusiéramos frente a ojos ecos que aún no se han apagado?
más piadosos, quizá presenciaríamos reacciones de vivo recha- Para la segunda mitad de los años sesenta ya habían apa-
zo. ¿Pero quién dijo que el arte está para halagar necesariamen- recido bastantes dramaturgos de gran calidad en el catálogo de
te? ¿O para legislar sobre lo que son el bien y el mal? escritores venezolanos. Pero en líneas generales las obras vene-
Lo que sí te puedo decir con plena seguridad es que si al- zolanas que podemos leer de épocas anteriores a los años de ·El
guien me invitase a interpretar el personaje de Sprenger, lo ha- Sitio· están muy cercanas, si es que no francamente asentadas,
ría encantadísimo. Quién sabe… ¡quizá me invite a mí mismo! en los terrenos aledaños al costumbrismo y al naturalismo. Lo
que no va en detrimento de su calidad, por supuesto. Lo cierto
Pocas Cosas sobre Una Tarde poco Fastidiosa es que cuando empezaron a aparecer obras como esta en la
Puedo decirte las sensaciones que este texto produce en escena venezolana, la impresión debe haber sido mucha, tanto
mí. Una tristeza no exenta de frescura. La sospecha de que para los actores y actrices que en ellas actuaron y que debieron
todo podría ser una fantasía, o de que las cosas que parecen un enfocar su trabajo de un modo muy distinto al que estaban
juego también van en serio. Y sea todo verdad, o todo fantasía, acostumbrados, movilizando unos recursos internos que qui-
una inevitable desazón al ser testigo de las angustias y los sue- zá no habían tenido antes la oportunidad de movilizar, como
ños rotos al germinar que se insinúan tras las acciones (mejor para el público teatral, que se vio frente a universos distintos
digamos: las narraciones e imaginaciones), de los personajes. que por fuerza tenían que causarle una profunda impresión.
Rudi asegura haber asesinado a sus padres, al igual que “El Sitio” (especulo) se les presentaría como la plasmación de
Javier, quien afirma que también ha destrozado su moto, un universo delirante y trágico que los puso en una Catarsis
pero nada de esto se nos muestra como cierto. Como cuando con mayúsculas, de esas que son como iniciaciones, de las que
vemos a Rudi disparando un rifle dentro del cuarto sin que no se olvidan.
Hay algunas obras de otros autores venezolanos, ante-
riores “El Sitio”, en las que esta atmósfera alucinatoria parece
insinuarse con mucha fuerza. En estos momentos viene a mi
memoria “Las Torres y el Viento”, de César Rengifo. También
“Profundo” de Cabrujas, aunque no estoy seguro de si esta pieza
es anterior a “El Sitio” o no, ya que la publicación y estreno de
ambas fue muy cercana en el tiempo. Pero me parece que sólo
eran avisos de la ruptura que estaba por verificarse hace cua-
renta años en la escena venezolana. Una ruptura tan fuerte que
en algunos casos derivó incluso en un antinaturalismo obsesivo
que degeneró en rutina, en las que un Grotowsky no muy bien
comprendido, un Brecht peor interpretado, un teatro que in-
tentaba ser Pánico sin mucho éxito, entre otros, estuvieron a la
orden del día.
La obra es muy impresionante. Me cuesta aceptar el hecho
de que no haya sido montada de nuevo en todos estos años.
Sobre todo tomando en cuenta todo lo que de ella se habla.
Pero no me sorprende, porque no es para nada “políticamente
correcta”. Supongo que una agrupación de tendencias derechis-
tas no querría montar algo como el sitio, lo que no me extraña.
Por suerte, por muchos años, la mayoría de las gentes de teatro
fue de izquierda, antes de los ochenta y su desencanto crónico
y antes de nuestros días con su explosión escualidista en las fi-
las teatreras. El detalle es que para agrupaciones de orientación
izquierdista, la mayoría de un izquierdismo romántico y propa-
gandístico, “El Sitio” debe ser tan difícil de sostener como una
papa caliente, que huele muy bien pero quema en las manos.
Un director de derechas no la monta porque no quiere la
revolución. Un director de izquierda no la monta porque no
quiere que se le acuse de haber “brincado la talanquera” y estar
insinuando que la revolución no ha llegado a este país. O sea,
que esta obra es para gente dispuesta a ir a donde sólo las águilas
se atreven, como dice cierta canción.
Me da mucha curiosidad saber si piensas hacer cambios
sustanciales en la fábula y en la trama de esta obra. En este as-
pecto, yo creo que la obra está bien. Pero tú eres el padre de esta
criatura y el que decide qué ropita se le va a poner.
Donde sí pienso hacer algunas observaciones es en lo ati-
nente a las cosas de la carpintería del texto.
Primero que nada, el habla de los personajes. Creo que
estos malandros hablan demasiado bien. De hecho, creo que un
venezolano, aunque no sea malandro, incluso si es un erudito,
solo preguntaría por su estilográfica a riesgo de que aquellos que
le oigan le armen, como quien dice, “tremendo chaleco”. Dí-
game eso de Gañán, un veraneadísimo Gañán, diciéndole a su
mujer “Me he dedicado al placer solitario pensando en ti”. ¡Qué
fino y comedido! Por cierto que placeres solitarios hay muchos.
Leer, subir a la montaña, armar rompecabezas, ver una puesta
de sol, pueden muy bien ser placeres solitarios; y ese “placer
solitario” al que se refiere Gañán puede muy bien ser un “placer
en equipo”. O cuando están observando al policía que le sonríe
a la prostituta, uno de los personajes asoma la suposición de que
aquél quiere acostarse con esta y otro de los presos le dice “Si
quisiera acostarse con ella apelaría a recursos violentos”. Joder,
padre, que ni el más snob de los snobs que conozco hablaría
así. Lo creería si fuera lenguaje escrito, pero esta gente está ha- Los programas de chismografía y farándula son una forma de
blando. enseñar que tu vida privada también puede ser un espectáculo
Otra cosa: El policía los ve y sonríe. Popo, asombrado, y que sería bueno ver nuestra intimidad invadida porque eso
exclama: “¡Nos quiere chantajear con su inmunda sonrisa!” ¿No nos convertiría en estrellas. Los Reality Shows son una realiza-
será más bien “sobornar”? Perdona si te parezco irrespetuoso, ción de esta posibilidad.
pero me parece que, mientras los personajes hablan “demasiado Y la cereza del helado es que esta película es de terror,
bien”, el autor, el Santana de hace cuarenta años, no tenía muy pero nos la hacen tragar como una comedia.
claros algunos términos.
Otra: En la descripción de los personajes, se explica que Acerca de Los Hijos del Iris
Guido calza zapatos sin trenzas. Eso me hace suponer que las En un primer acercamiento a “Los Hijos del Iris”, se
botas de Maqui, de las que no se dice nada al respecto, deben puede decir que es una pieza de agradable lectura. Fresca.
tener trenzas. Tengo entendido que entre las cosas que les qui- Emotiva sin estremecimientos ni estridencias.
tan a los presos cuando ingresan a la cárcel, están incluidas cosas Posee unos rasgos que la hacen bastante ecléctica. Parece
como el cinturón y las trenzas de los zapatos, supuestamente una obra que haya comenzado a ser escrita como teatro para
para impedir que se suiciden. Así que las botas militares de Ma- niños y ha acabado siendo una pieza de ciencia ficción para el
qui (ya que los otros reclusos no se las quitaron cuando llegó a teatro. Es también un canto contra el racismo a través de un
la celda, el algún momento anterior al comienzo de la obra, lo distanciamiento (no tan Brechtiano). Las sugerencias respecto
que me sorprende muchísimo) tampoco deberían tener trenzas. al parecido entre la arquitectura representada y la de los anti-
Otra: Algunos de los textos dichos por los personajes es- guos griegos, llamó mi atención sobre el hecho de que todo
tán en letra cursiva. ¿Cómo se pronuncian, cómo se oyen las sucede en un día (unidad de acción), característica de muchas
cursivas, no escritas, sino dichas por un actor? Me parece que tragedias clásicas. Esto, a su vez, me llevó, por asociación de
es más bien cosa de incluir acotaciones que expresen de manera ideas, a contemplar el carácter trágico de un personaje como
específica el matiz de esos textos. Belafón, su papel y destino.
Cosas de carpintería… O sea, que una obra que puede ser vista tanto por ni-
ños como por adultos, que trae la ciencia ficción futurista
Algunas impresiones de un impresionado lector sobre la de corte sociológico e histórico a los territorios del teatro
nueva versión de El Ordenanza, guadaña sísmica parida por (cosa poco frecuente) dentro de un contexto que se acerca
el consuetudinario irradiador de aullidos Rodolfo Santana, mucho al de la tragedia griega en su profunda simplicidad,
afortunadamente padre mío con una estructura y una forma de expresarse los persona-
Recuerdo haberte escrito que me parecía que “El Orde- jes que recuerda también, en cierto modo, algunas carac-
nanza” estaba bien como estaba. Ahora me encanta que haya terísticas del teatro de Corneille y Racine, aunque sin las
dos Ordenanzas, por esta obra que acabo de leer y las horas de demasiadas magnolias falsas zurcidas a las ramas del árbol
sueño que perdí simplemente porque estaba absorto y alerta en neoclásico, ni aquél furor de lianas, volutas, retorcimientos
los ecos que su lectura dejó en mí. e intrincaciones que no lo dejaban asolearse..
Esta bestia pensante, este grito perfectamente articulado, Voy a permitirme una sugerencia. ¿Qué tal, ya que la
hará que el público quede en silencio un par de segundos antes obra posee unidad de tiempo, si también le agregas el rasgo
que recobre la conciencia y comience a aplaudir. Y luego de un (también característico de la tragedia) de la unidad de lugar?
largo aplauso saldrán a la calle sumergidos en el silencio o arti- Personalmente, me parece que el anfiteatro donde acontecen
culando sus propios alaridos hasta por los codos. las conversaciones entre Argón y Belafón, y las insinuaciones
Anoche, Jeremy Bentham, con ganas de comerme, se aso- amorosas entre Antofax y Garuna, así como la “guerra” entre
mó por la ventana de mi cuarto. Mientras tanto, desde un te- los grandes Políticos del País Multicolor e Irislandia, se presta
levisor cercano se escuchaban voces narrando la ejecución con perfectamente para que en él se realicen la asamblea de histo-
cicuta de una anciana que vivía al lado de mi casa, todo con un riadores y la muda alocución del Gran Político del País Multi-
fondo musical de Britney Spears. color que transcurren en el primer acto.
Te cuento que ayer en la tarde pasé frente a una carnicería. Hay un detalle que me intriga: ¿Por qué tiene que mo-
Había dos largas filas de humanos. Una entraba por la puerta rir Belafón? Y, ya que muere, ¿por qué lo hace de esa manera
delantera hasta los mostradores del local. Otra se perdía por la tan gratuita? No es asesinado ni ejecutado, no se suicida ni
parte de atrás y no quise imaginar dónde desembocaba. se enferma. Simplemente cae a la salida del anfiteatro, sin
El Reality Show es irrefutable y omnipresente. Es un mapa causa aparente, frente a la mirada asombrada de Cartona
que está posado sobre el territorio que describe y que tiene sus (yo también me hubiera asombrado). ¿Fue que Iris lo ful-
mismas dimensiones. Escala 1/1. ¿Qué son las cámaras en los minó con un rayo coloreado? Porque si esto es así, o Iris es
semáforos, los satélites que pueden tomar fotos de personas un Dios racista (mejor digamos: con prejuicios anatómicos)
como si estuviesen a una distancia de quince metros? ¿Qué son o sencillamente Belafón no tuvo la razón ni la justicia de su
todos los métodos y técnicas de vigilancia y de control, de aná- parte y cometió un pecado mortal al causar la derrota de su
lisis de los rebaños y de las distintas reses que los componen? prejuiciosa nación.
MI PEQUEÑO HOMENAJE
A RODOLFO SANTANA
Juan Carlos Lossada

Por ese tiempo, en aquellos 4 extraños meses de incómo- es político, mas no politizado, partidista, endeble, superficial o
da calma impuesta por acendradas viejas dolencias del amigo, panfletario. No creo en el teatro blandengue o evasivo, que aban-
al menos 3 veces por semana nos escribíamos. Notas breves y done la circunstancia histórica. El papel del dramaturgo es escri-
al mismo tiempo completas, suficientes, rotundas, justas, como bir extraordinarias obras que expresen los movimientos históricos
surgidas de la apremiante necesidad de expresar ideas básicas, de manera especial, que busque la verdad y provoque debate y
pero no en el sentido pueril y vano de lo simple, sino al contra- conflicto en el espectador».
rio, en la acepción profundamente esencial, significativa, tras- Y es que de la obra de Rodolfo, ya lo dijo un cercano
cendente de lo principal, como derivadas de una pulsión acaso amigo suyo, dramaturgo, guionista, escritor, Néstor Caballero
más humana y personal, por tanto menos consecuente con las re- (Premio Nacional de Teatro 2012): «Él desarrolló lo que pocos
glas clásicas de los formalismos, y de este modo, en plano directo dramaturgos logran: una estética… Una estética del desampara-
con un individuo fascinante como pocos, en quien se habían do, del marginal, del que siempre ha sido obstruido».
cebado al límite superior la sencillez, la humildad y la modestia Y lo hizo tanto en el teatro (¡más de 100 obras!) como
más puras, reales y sinceras. en el cine, del que fue guionista por 4 décadas. La empresa
Habíamos compartido mesa de trabajo durante dos años perdona un momento de locura; El crimen del penalista; Los cri-
continuos e intensos, que es una manera inexacta –por sobria y minales; Soy un delincuente, parte II; Panchito Mandefuá; Fin
formal– de nombrar lo que en realidad corresponde a un espacio de round; Un sueño en el abismo y El Caracazo son algunas de
solidario, humano, idealista, hermosamente utópico, lleno de sus más conocidas obras producidas en la gran pantalla. Y yo,
imaginación y realización de sueños en lo político, lo intelectual, aun a riesgo de ser acusado de pretender parcializarme por
lo cultural, que se extendió dos veces por semana, durante casi 2 Rodolfo, apunto que algunas de esas obras son en tanto guio-
años, por espacio de 8 horas semanales, que ayudaron a cimentar nes –concreto aporte del ingenio santaniano- obras perfectas
una amistad de la que me enorgullezco y que asumo en presente en términos dramatúrgicos, que ya asumidas cada una por
y futuro, nunca en modo pretérito, lo más distinto a los atajos cada director que las convirtió en filmes realizados, alcanzaron
de la nostalgia, lo más parecido a un torbellino que hala e im- -unas más que otras- grados de realización artística de relevan-
pulsa siempre hacia adelante, que hala como sus libros, como su cia, en dependencia, entre otras cosas, justamente, al variable
dramaturgia, sus ideas y su buen humor, hala como su perpetua grado de fidelidad que se le supo o se le quiso imprimir al
creencia en la justicia y en la lucha por construir un mundo más guión del que nacieron.
humano y justo, menos cruel, adverso a la hipocresía y la trampa, En todo caso, al margen de la innegable aportación na-
contrario a la farsa, un mundo santaniano. rrativa y estética que mediante sus guiones Santana sumó a
Su legado teatral es inmenso. Un centenar de obras, surgi- los esfuerzos venezolanos por construir un cine propio, con
das no del afán de quien persigue la refulgencia fatua de la fama, personalidad y estética definidas, se pierde de vista su con-
sino de su incontenible, irrefrenable e inextinguible necesidad tribución al pensamiento, a la reflexión que en torno al cine
de expresarse, de comprender el mundo y proponerle salidas a venezolano procuró especialmente en los últimos 5 años de
sus límites asfixiantes, de obsequiar amor, una obra que siempre su vida, expresado a través de seminarios, clínicas, talleres y
levantó su voz por el excluido, pero jamás en utilización de cál- charlas. Suya fue la iniciativa y la concreción del I Encuentro
culo. Alguna vez declaró: «Mi obra siempre ha estado comprome- Nacional de Guionistas de Venezuela, celebrado del 23 al 25
tida con los procesos revolucionarios, mi teatro es testigo permanente de marzo de 2012, que congregó a casi 300 participantes y
de los procesos que viven Venezuela y América Latina, porque es allí de cuyo sentido reclamaba: «primero, reconocernos, dejar de ser
donde se puede asentar un teatro nacional. En el campo del teatro yo beduinos en el desierto y reconocernos, saber cuántos somos, cómo
no distingo polarizaciones, la polarización es panfleto. Todo teatro pensamos, hacia dónde vamos, cuáles son nuestras carencias, las
problemáticas a las que nos enfrentamos, qué hay de positivo dentro Mi obra siempre
del discurso del cine nacional y cuáles son las enfermedades que
sufre nuestro cine». ha estado comprometida
No en vano fue Rodolfo el creador de la figura de Clínica con los procesos
de guión cinematográfico que bajo su tutela y como parte de los revolucionarios,
programas del Laboratorio del Cine y el Audiovisual del Centro
Nacional Autónomo de Cinematografía, CNAC -hoy Labora- mi teatro es testigo
torio Rodolfo Santana- adoptó el Festival de Cine Latinoameri- permanente de los procesos
cano y Caribeño de Margarita, en esa idea tan fija y tan suya de que viven Venezuela
procurar la mejor salud posible a los guiones que lo requiriesen,
acaso una variante de la fórmula santaniana del obricidio que y América Latina,
Rodolfo procuraba a sus propias creaciones, que implicaba una porque es allí donde
reparación profunda de la que o se salía con bien, con buena se puede asentar
salud, o esa obra no salía viva, en ese ejercicio de auto exigencia
y de exigencia a los demás, de híper honestidad intelectual de un teatro nacional.
un genio repleto de una humildad irrepetible, llanamente de
otro mundo.
Fue igualmente de Santana la idea del II Simposio de In- final, de una dramaturgia coral, precipitada por calles y barrios
vestigación y Formación Cinematográfica, permanentemente en guareneros, de hondo realismo popular en torno al Hospital
procura del debate de las ideas, de la construcción colectiva, de del Seguro Social, del que hubo casi literalmente que mover
la necesidad de hurgar en las densidades del pensamiento y de cielo y tierra, tres ministros de por medio, en esa tarde y en
la sensibilidad. esa noche relampagueante y tormentosa, de cédula extraviada,
Todas las obras del ser humano, lo son de muchos seres hasta lograr, ya con menos público y elenco, exactamente a
humanos, pero qué duda cabe de que hay gente, como Rodolfo, medianoche y ya cuando la lluvia había cesado por completo,
cuyo carisma auténtico de creador mil veces humilde y mil veces conseguir autorizaciones imprescindibles y lograr encontrar-
genial, hizo la diferencia en el ejercicio de un liderazgo de nuevo nos cara a cara con el amigo, en medio del rigor gélido del
tipo, lo más ajeno a los reflectores y lo más lejano a la vanidad. espacio confinado y confinante del que nadie libra su suerte.
Un liderazgo discreto, sugerente y asimismo, imantador, labo- Unos pocos minutos me bastaron para expresarle en si-
rioso, sistemático, tenaz, incesante, invencible. A él se debió la lencio mi respeto y mi afecto a este maestro, a este hermano y
idea primera de edificar un gran n complejo de producción ci- a este padre de la vida, y tras ello, con tres hermanos entraña-
nematográfico venezolano y de situarlo en su Guarenas nativa. bles, David, Reinaldo y Cheo, honrarnos de sacarlo en nues-
Que tomara el nombre de Villa del Cine es efecto posterior del tros hombros de aquel recinto glacial, para poner dirección
devenir de la vida. Todas las gestiones de convencimiento, de a Caracas, sin que antes iniciara mágicamente y de súbito el
búsqueda de los terrenos, de provocación enamoradora por el más bello y homenajeante aguacero que jamás había vivido,
seductor emprendimiento, se deben a él y es por tanto Santana ¡lo juro! Dramaturgia pura. Una especie de pleitesía postrera,
uno de los creadores, acaso el principal de esa quijotesca obra. de tributo natural, de ofrenda graciosa y fresca que la vida ob-
Que este hombre sencillo e indómito, mentor de un océa- sequiaba a este campeón del afecto y de la creación llamado
no de discípulos, amigo entrañable de sus amigos, devoto fiel Rodolfo Santana.
de su tierra paisana, haya partido en el mismo lar guarenero, Los treinta minutos de aquella caravana nocturna, com-
cuatro días antes de cumplir 68, no es sino en mi opinión la puesta de tres vehículos cuyos conductores apenas podíamos
constatación inequívoca de que hasta en eso no le falló jamás ver el camino fulminado con las impresionantes ráfagas de
su talante dramatúrgico, su imposible desafección por el arte de aquella lluvia impetuosa que quiso acompañar a Rodolfo en
las tablas. ese viaje suyo, serán inolvidables, como inolvidable todo lo
Aquel domingo 21 –no tengo duda alguna– Rodolfo nos que hizo Chucho –que nos aguardaba desde hacía horas– para
cursó una invitación a la puesta en escena de la que sería su obra organizar juntos los servicios funerarios, como Rodolfo lo ha-
póstuma, su viaje. Lo hizo empleando los mismos recursos crea- bía concebido dentro de esta obra escrita sin saberlo. Al día
tivos y licencias artísticas que nos prodigó durante toda su vida siguiente, lo despedimos, como debía ser, como él quiso, en uno
de creador. Lo sabe la increíble Noreida, la leal discípula. Lo de los templos sagrados de su obra, el Teatro Nacional.
logró convocando a los mismos personajes que durante tantos Decimos despedida, cuando en verdad fue saludo. Deci-
años no es que los habíacreado, sino que los había rescatado de mos homenaje, cuando en realidad es amor por este enorme
los silencios, de los abandonos, de las soledades, de los pesares, maestro y este colosal amigo, y nunca el saludo ni el amor des-
de los pasillos, de las calles de las que la indiferencia, la hipocre- piden sino que auguran, sino que siguen, sino que viven, como
sía y la vanidad hacían gala bochornosa. Rodolfo, de buen humor, perseverando, bregando, echando
Aquella murmuración indeseada, ese rumor incómodo pa´lante, viviendo, disperso entre sus innumerables discípulos,
que susurraba la noticia del fallo cardíaco del amigo, marcaba queriendo ser como Rodolfo, tan buena gente como él, tan
en verdad la invitación del comienzo de esa especie de obra genial como él. Gracias, Maestro.

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