Está en la página 1de 2

Cuento de Terror

Se sentía como la noche transcurría, llevaba 20 minutos de haber llegado de


Jardines de la Esperanza, necesitaba dormir, mi cuerpo ya no daba para más.
—Me siento raro —me dijo mi tío Pedro.
— ¿Por qué tío?, ¿Le duele algo? — le pregunte.
—Justo a estas horas Heraclia solía decirme lo mucho que me quería,
mientras me servía la merienda — respondió. No sabía cómo reaccionar, veía
como me lo decía con sus ojos llorosos.
Lo único que se me vino a la mente fue darle un fuerte abrazo y decirle:
—Ella ya esta descansando, gozando de la vida eterna. Tranquilo ella esta
muy feliz por usted. Tenemos que descansar —cada uno se dirigió a su cuarto
dispuesto a dormir.
Era la medianoche, empecé a cerrar los ojos… cuando de pronto ruidos extraños
llegaron a mis oídos. Decidí prestarles atención y resulta que los arañazos,
provenían de la puerta de mi habitación.
El miedo invade mi mente y grité: —¡Andrés! —esperando que me primo se
acerque y así calmarme un poco.
Llegando a la puerta, mis piernas se bloquearon, podía sentir como mi
respiración se detuvo por segundos y de la nada algo me tumbó al piso, casi
dejándome inconsciente.
En el momento que trate de levantarme no podía, mi cuerpo no reaccionaba, mi
boca quería explotar de los gritos que quería emanar, pero ninguna palabra
podía salir.
De la nada una oscuridad total cruza por mi campo de visión, siento como están
encima mío y como mi ritmo cardiaco acelera, y ni el calor de la ciudad calmaba
los escalofríos que llegaron en ese momento.
Sabia que no era algo natural por lo que estaba pasando, traté de relajar mi
mente y comencé a rezar.
—San Miguel Arcángel, líbrame de todos los males. San Miguel Arcángel
líbrame de todos los males. —lo repetí por unas diez veces y poco a poco pude ir
moviendo cada parte de mi cuerpo.
Muy despacio me levanté y salí de allí, pude escuchar ruidos provenientes del
comedor; corrí hacia allá y era mi primo Andrés comiendo una salchipapa.
Comencé a relatar por lo que pasé, y realmente esperaba asombro o miedo
incluso, pero me respondió con tranquilidad:
—¿Primera vez?
—¿Cómo dices? —le respondí yo asombrado.
—En esta casa no es la primera vez que pasan este tipo de cosas, a mi papá,
a mí, a mi difunta mamá. A todos nos sucedían cosas similares, pero ya estamos
acostumbrados. Pero no es tanto de tener miedo sabes…
—¿A que te refieres? —le pregunté.
—En el mundo hay almas blancas y negras. Las blancas por lo general no
buscan hacerte daño, pueden ser almas de personas que alguna vez conociste
despidiéndose de ti o solo visitando lugares por donde alguna vez estuvieron;
por lo general no quieren hacerte nada malo, solo quieren ser escuchadas. Las
negras son otro tipo de experiencias que en casos no es deseable tenerlas
—¿Por qué lo dices? —dije.
—Las almas negras se alimentan de tu miedo, buscan tu lado frágil y atacan
por ahí. En casos, puede que no sea el espectro de alguien que en algún
momento tuvo vida, podemos estar presenciando algún ente que nunca a pisado
este mundo, un demonio. Como te digo se alimenta de tu miedo y no busca nada
positivo.

También podría gustarte