Está en la página 1de 6

https://www.infobae.

com/salud/2020/12/02/el-mito-del-asintomatico-frente-al-covid-19-y-lo-
que-aprendimos-en-la-pandemia/

Domingo 13 de Diciembre de 2020


AMÉRICATELESHOWDEPORTESTENDENCIASCULTURAMIX5411
Últimas NoticiasDeco & DesignTests y triviasVidrieraLifestyleSaludPsicología (+)Registrate a
nuestro Newsletter

SALUD

El mito del asintomático


frente al COVID-19 y lo que
aprendimos en la pandemia
Las normas estrictas de confinamiento, la evaluación sanitaria de las
personas y los temores infundados de una enfermedad que solo en un 1% se
tornó grave como para necesitar respirador debería hacernos revisar los
preconceptos excesivos que hemos adquirido

Por Dr. Mario Borini y Lic. Solana Ini


2 de Diciembre de 2020
Compartir en Facebook
Compartir en Twitter
El coronavirus no fue la terrible enfermedad que se pronosticó en sus comienzos
A medida que transcurrieron las primeras semanas de 2020, primero Asia, luego
Europa y finalmente todo el mundo comenzó a tomar conciencia del nuevo
coronavirus originado en la ciudad de Wuhan, China, que causaba
la enfermedad COVID-19 con una alta proporción de fallecidos en adultos
mayores y personas con comorbilidades.

Después de 8 días de declarada esta enfermedad como pandemia por


la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 19 de marzo el Gobierno
argentino comunicó el comienzo del Aislamiento Social Preventivo y
Obligatorio (ASPO) que comenzaba a regir en todo el país, en principio por dos
semanas, desde el día siguiente.

Además del anuncio presidencial, la comunicación estuvo acompañada con


algunas pautas sanitarias que consistían básicamente en 5 puntos:

La pandemia alcanza los 63 millones de casos, con 1,4 millones de muertes


1. La importancia de preparar al sistema sanitario y contar con dos semanas
para ello.

2. La urgencia de espaciar los contagios para aplanar la curva y que éstos no


se dieran abruptamente

3. La necesidad de fabricar / comprar respiradores (ya que no iban a alcanzar


para todos y en ese caso, habría que elegir a quien dejar con vida)

4. Cuidarse de las personas sanas: los asintomáticos aparentemente


contagiaban, por tal motivo, se declaraba por primera vez en la historia, la
“cuarentena para sanos”.

5. La letalidad de esta nueva enfermedad era mayor a la de la gripe. El virus no


respondía a un patrón estacional. Estábamos ante una grave amenaza.

Mientras que los puntos 1 y 2 eran bastante razonables. Luego, los datos y
evidencia acumulados fueron refutando el resto de los puntos.

En ningún momento el sistema sanitario argentino colapsó en forma abrupta -


REUTERS/Fabrizio Bensch/File Photo
Según el boletín epidemiológico de Ciudad Autónoma de Buenos Aires
(CABA), en el transcurso de 8 meses, solo 1384 pacientes necesitaron un
respirador. Recordemos que CABA tiene un estimado de 3 millones de
habitantes. Al 30 de octubre, sólo 2473 pacientes requirieron cuidados
intensivos (un promedio de 353 pacientes por mes).

“De los 35.120 casos que contaron con internación, 7% requirieron cuidados
intensivos (N=2473). De ellos el 55,7% requirió ARM (Asistencia Respiratoria
Mecánica), figura en el boletín epidemiológico de CABA del 30 de octubre.

Sin embargo, a pesar de las bajas cifras de pacientes graves, durante todo el año
se ha transmitido un mensaje apocalíptico que no se correlacionaba con los
datos cuantitativos observados en los ignorados boletines
epidemiológicos. Estos mensajes han logrado convencer a la población de que
vive rodeada de un novedoso y gigantesco peligro que antes no existía.
Aunque las cifras muestran que el riesgo de sufrir una infección respiratoria y
morir ya existía hace muchísimos años y que estas enfermedades venían
aumentando a medida que crece el porcentaje de población mayor en una región.

Respecto al contagio por parte de personas “asintomáticas”, un estudio publicado


el 20/11 por la revista científica Nature, no sólo deja al descubierto que esto no
ocurre, sino que también expone el alto grado de falsos positivos que arroja el
test PCR. “Se rastrearon 1174 contactos cercanos de los casos positivos
asintomáticos, y todos dieron negativo para el COVID-19. Todos los casos
positivos asintomáticos y sus contactos cercanos se aislaron durante al menos 2
semanas hasta que los resultados de las pruebas de ácido nucleico fueron
negativos. Ninguno de los casos positivos detectados o sus contactos cercanos
se volvieron sintomáticos o se confirmaron recientemente con COVID-19
durante el período de aislamiento”.

Por otro lado, la prueba de anticuerpos contra el virus del SARS-CoV-2 fue
IgG (+) positiva en 190 de los 300 casos asintomáticos, lo que indica que el
63,3% de los casos positivos asintomáticos estaban realmente infectados. La
proporción de ellos con IgM (-) e IgG (-) fue del 36,7%, lo que indica la
posibilidad de resultados falsos positivos de la prueba de ácido nucleico (PCR).
En cuanto al grado de letalidad de la enfermedad, nos habían enseñado a
compararla con la Influenza y a concluir que era mayor. Sin embargo, por lo
que se observa en los boletines epidemiológicos, en nuestro país, históricamente
se testeaba a un pequeño porcentaje de casos de infección respiratoria, de los
cuales la mayoría eran graves, se encontraban ya internados y daban negativo
para la influenza.

La letalidad de la Influenza en CABA era del 4.3% en 2019. Y a esta fecha, se ha


constatado que no hay variaciones significativas respecto al grado de
letalidad entre las infecciones de este año y las del año pasado como para
justificar el drástico cambio de conducta e intenso grado de miedo al contagio.
Se continúa actuando como si se estuviera propagando el ébola. Se ha logrado, a
través de una campaña de comunicación muy efectiva, que la mayoría de los
individuos asocie esta enfermedad a la muerte y al respirador (cuando los
datos muestran que sólo un 1% de los casos ha necesitado un respirador).

Asimismo, las curvas de los hemisferios norte y sur del nuevo virus,
respondieron a un patrón estacional, con curvas algo aumentadas y prolongadas
debido a la inédita cantidad de tests que se administraron que además de detectar
falsos positivos y “casos asintomáticos”, hallan casos leves o breves que no
impactan el sistema sanitario. Mientras que la ciencia, tímidamente, va
refutando las frágiles hipótesis en las cuales la OMS y los gobiernos basan
las nuevas normas de conducta, el mundo pareciera hacer oídos sordos a
ella y se continúa con el diseño de reglas que ya nadie cuestiona cómo han sido
originadas.

Desconfianza y sospecha

Sospechar que cada ser humano que circula es contagioso y tomar su


temperatura, sería algo así como sospechar que cada pasajero de un tren es
un asesino y registrar si porta armas. Paradójicamente, hay más evidencia del
daño que puede causar un arma que del daño que podría causar una partícula
viral de un asintomático. Sin embargo, es a éste último grupo de personas a
quienes se intenta “detectar” o “controlar”. El mundo sufre de un patrón
generalizado de desconfianza injustificada y sospecha de los demás. Esta
sensación se generó a raíz de mensajes que aseguran que la presencia de personas
sanas en un mismo lugar es peligrosa, que los asintomáticos contagian, que se
vive en un riesgo permanente de contagio.

Según el Ministerio de Salud de la Nación, las políticas sanitarias se pueden


entender como un proceso que se inicia cuando una autoridad pública detecta la
existencia de un problema y efectúa las acciones para eliminarlo o mejorarlo y
termina con la evaluación de los resultados que han tenido las acciones
emprendidas para eliminar, mitigar o variar ese problema. Desde marzo a la
fecha, se ha podido registrar el número de casos de infecciones respiratorias
y el porcentaje de ocupación hospitalaria. Ninguno de los dos indicadores ha
superado las cifras históricas. Ninguno de los dos indicadores ha superado las
cifras históricas a nivel total país, en el boletín epidemiológico se ve que en 2016,
hubo un pronunciado pico de casos de consulta espontánea. En nuestro país, a
pesar de que el porcentaje de ocupación hospitalaria suele ser muy elevado
durante los períodos de epidemias de infecciones respiratorias, este año, los
valores no superaron el 70% a nivel total país. Aquí se pueden ver los
porecentajes de ocupación hospitalaria a lo largo de este año.

Para comprender la situación del mundo no es suficiente con encender el


televisor. Es necesario complementar esa información parcial con estudios
científicos, información de boletines epidemiológicos de este año y de años
anteriores, estadísticas de salud mundiales, definiciones de la OMS de pandemia,
de caso confirmado, de clasificación de causa de muerte, informes históricos de
ocupación hospitalaria; comprender el uso y limitación de los Tests PCR y qué es
lo que detectan. Quizás sea hora de profundizar los conocimientos para
evaluar la necesidad de seguir actuando de este modo tan peculiar.

El diario de marzo 2020 donde se fomentaba la sospecha indiscriminada de cada


individuo sano, el temor excesivo al contagio o al colapso sanitario y el miedo a
enfermar gravemente debido al COVID-19, es un diario viejo. Ni los
asintomáticos mostraron ser un factor de contagio, ni el contagio ha
mostrado ser excesivo, ni contagiarse representa un peligro para
todos. Deberían ser revisadas cada norma y preconcepto teniendo en
consideración la nueva información que ha sido acumulada desde marzo a la
fecha. De lo contrario, estamos negando el conocimiento, estamos como los
prisioneros de la Alegoría de la Caverna de Platón, observando una realidad
ficcionada donde nuestras creencias y percepciones toman protagonismo y la
ciencia y datos son ignorados u omitidos.

(*) El doctor Mario Borini, Médico Epidemiólogo y Sanitarista

(*) La licenciada Solana Ini es Psicóloga y ex directora de Proyectos de


Nielsen Company

También podría gustarte