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PARA UN DICCIONARIO DE LA IMAGINACION

Título :Vómito Programa No. 1280

OP ENTRA RUBRICA
MARU (EN FRIO) Vómito
OP ENTRA MUSICA Vómito 1
Así describe don Artemio de Valle Arizpe, uno de
las grandes vomitadas de su héroe de novela
picaresca, El canillitas.

Félix Várgas, es su verdadero nombre, y es


desde pequeño un desheredado de la sociedad,
un niño primero y un muchacho y hombre
después, que debe enfrentar la vida a insultos y
porrazos, y cuya afición a la ingesta de alcohol
es pantagruélica.

Son pocos los momentos en esta hilarante


novela que el Canillitas no esté borracho o con
deseos de emborracharse. Por supuesto,
encuentra gozo al hacerlo, pero también sufre
sus consecuen-cias. Entre ello, el vómito. Esto
leemos en alguna de sus páginas:

OP CHISPAZO
“Como el vino le levantaba el estómago, quería
lanzar cuanto antes el abundante que
almacenaba. Quiso irse a la cama para sacar de
debajo el recatado artefacto que allí se
guardaba, pero dio un traspiés colosal y, cae que
no cae, no fue a parar sino hasta el balcón en
donde confundió de modo lamentable una

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maceta con el dicho utensilio y en ella vertió…


«Nuestras vidas son los ríos que van a dar al
mar…», la mar y sobre un pobre sujeto que en
ese instante crítico pasaba por la calle; le arrojó
cantidad de bocanadas del humor pecante que lo
incomodaba”.

OP TRANSICIÓN Vómito 2
El canillitas fue publicada en 1942 y es una digna
representante de la novela picaresca.

Surgida en 1554 con El lazarillo de Tormes, este


género literario ha tenido grandes exponentes
como Guzmán de Alfarache, de Mateo Alemán, El
buscón, de Francisco de Quevedo, y en México y
en hispanoamérica en general, con el Periquillo
Sarniento, de José Joaquín Fernández de Lizardi,
y más de dos siglos después, con El canillitas, de
Artemio de Valle Arizpe.

OP CHISPAZO
El canillitas era flaco, tan flaco, que sólo parecía
sostenerse con aleluyas. De ahí su apodo, por
sus brazos y piernas era como canillas, como
delgados tubos, al igual que su torso y su
cabeza. “Se ponía al sol y daba menos sombra
que un alfiler”. Tenía afición al amor rápido y en
venta y a todo tipo de alcohol, así fuera vino o
soyate, xtabentún, chilocle, huajoxtle, sidra,

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anisado, mistela, recolio, charanda, pulque,


sendechó o lo que tuviera a la mano. Él mismo,
como buen bebedor, y de larga carrera, se
declaraba: “visitador general de cubas y toneles,
expulgador de botellas, catador de pipas,
calificador de barriles, exdefinidor de mostos,
aguardientes y rosolis, chupador de andayas y
marrasquinos”. Era, en fin, un eterno regodeador
de los encantos del alcohol en todas sus formas.

OP TRANSICIÓN Vómito 3
Por supuesto, uno de los efectos del alcohol en
nuestro cuerpo, sobre todo cuando se bebe en
exceso, es el vómito. En términos médicos se le
conoce como emesis. Emesis proviene del griego
hemesis (escrita con hache) y “significa ‘acción
de vomitar’. Sus componentes léxicos son: emeo
(yo vomito), más el sufijo -sis (acción)”.

Al vomitar, nuestro cuerpo reacciona ante la


presencia de un líquido de origen alcohólico que
debido a la rapidez y cantidad de su ingesta no
es posible digerir o procesar como es debido.
Este líquido se expulsa de manera violenta y/o
espasmódica por la boca, y con él, todos los
contenidos estomacales.

En México es común decir "devolver", devolver el


estómago, es decir, regresar el contenido

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estomacal, darle la vuelta, como sustituto de


"vomitar". También decimos basca, por vómito, y
basquear por vomitar. Daba de arcadas, también
es sinónimo de vomitar, por la posición del
cuerpo hacia delante, en curva, como un arco,
cuando se vomita.

OP TRANSICIÓN Vómito 4
En El canillitas, ya casi al final de esta divertida y
muy erudita novela, su autor Artemio de Valle
Arizpe nos regala con su excelente pluma este
retrato del muy delgado Félix Vargas, su
protagonista, en el momento en que por su
inmensa borrachera, y por unos buenos
catorrazos que le han infligido unos loqueros,
expulsa por la boca lo que trae en el cuerpo. Se
lee lo siguiente:

OP CHISPAZO
“Le vinieron violentos vómitos que le sacaron del
cuerpo cuanto tenía. En cada uno de ellos
hallaba verdugo y tormento. Su basca era el
Orinoco, complicado con el Niágara. A su lado el
Iguasú y el Amazonas eran una pura desgracia.
Con tantas arqueadas y vómitos pensaba dar el
alma. Con cada uno de ellos, se le ponía el
cuerpo en violento zigzag, lleno de ángulos, y
luego se le retorcía como un largo sacacorchos.
Cuando acabó de echar una de aquellas

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caudalosísimas bocanadas, dijo con palabra


tartajosa: —Vaya, allí van los frijoles refritos que
me comí. ¡Toda una fanega! Ésa es la longaniza,
¡caramba!, ya se me salió toda y nada me quedó
adentro de las cinco varas y media que embaulé,
relamiéndome. Ésos son los huevos. ¡Bah! ¡Ya
me quedé sin huevos! No más eso me faltaba.
¡Qué lástima! Ya eché la cecina; mírenla todita
entera. Es un dolor. Soy el rey del arrojo, no por
lo valiente, no hay que confundir, sino por lo que
expelo”.

Un perro se acerca a lamer y comer esa basca.

El canillitas “lanzaba a torrentes por boca y nariz,


y de puro asombro de ver junto a él a ese animal
se quedó turbado, frío, se le salieron los ojos con
un indecible pavor, y la boca la abrió en señal de
un estupor indudablemente épico, y gritó
alarmadísimo: —¿En dónde me habré comido yo
este maldito perro prieto que no me acuerdo? ¿Y
a qué horas lo eché que ni siquiera lo sentí?”

OP TRANSICIÓN Vómito 5
Por supuesto, no todo vómito es producto del
alcohol. Puede deberse a una infección
estomacal, a haber comido algo que nos hizo
mal, también a la náusea provocada por el
embarazo o por un movimiento circular, brusco y

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fuerte, como en los juegos mecánicos que dan


vueltas, y hasta por cuestiones existenciales, por
la vida que metafóricamente quisiéramos
devolver en lo que tiene de triste y de cruda.

Po eso se pregunta Octavio Paz en un poema:

“¿la vida, cuándo fue de veras nuestra?,/

¿cuando somos de veras lo que somos?,

bien mirado no somos, nunca somos a solas/

sino vértigo y vacío, muecas en el espejo,

horror y vómito,

nunca la vida es nuestra, es de los otros”.

OP CHISPAZO
Y Federico García Lorca escribe:

“yo, poeta sin brazos, perdido entre la multitud


que vomita, sin caballo efusivo que corte los
espesos musgos de mis sienes“.

OP CHISPAZO
Y Alejandra Pizarnik nos comunica: “Y ahora
llueve y tengo náuseas y vomito casi todo el día
y siempre que hay un olor espantoso en la calle,
un olor a paquete olvidado, a muerto olvidado. Y
tengo miedo. Eso quería decir: que no estás y
tengo miedo”.

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