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Había una vez en una lejana comunidad, un señor viudo con dos hijos, una niña y

un niño. El señor volvió a casarse con una señora, pero esta mujer no quería a los
niños y le pidió al padre que los abandonaran en un lugar lejano, aunque el señor
quería muchos a sus hijos, también quería ser feliz con su nueva esposa.
Un buen día la madrastra le pidió al padre que abandonara sus hijos en las
peligrosas montañas, respiro profundo sabia que debía enfrentarlo, de no hacerlo
ella se marcharía de su lado. El señor esta muy enamorado y prefirió a su nueva
mujer, y se fue a una apartada montaña a abandonar a sus hijos, peros los
pequeños al caminar regaron cenizas en el camino, ya estado lejos su padre los
dejo y se fue a casa, pasaron las horas y los niños tenían hambre y regresaron a
casa guiándose por las cenizas que habían dejado, era la hora del almuerzo y el
padre sintió nostalgia suspiro y dijo: ¡donde estarán mis hijos con hambre y yo
aquí comiendo!, sus hijos ya habían llegado y estaban escondidos en el patio de la
casa, al escuchar ellos contestaron: ¡aquí estamos padre!. El pobre sintió felicidad,
pero su mujer, enfureció nuevamente al escuchar a sus hijastros.
Al día siguiente el señor no quería despertar, pero debía hacerlo, volvió a la
montaña para abandonar a sus hijos, en esta ocasión ellos cortaron parte del
tronco de los arboles al caminar, luego de ser abandonado por su padre, los niños
por segunda ocasión lograron llegar a casa, siguiendo las marcas que dejaron en
el camino, la madrastra se enfureció mas y obligo al padre a ir a una montaña mas
lejana a dejar los dos niños, amaneció y el señor por tercera ves se encamino a
dejarlos en una montaña muy apartada, en esta ocasión los pequeños llevaron
maíz y la regaron en el camino, estando lejos su padre le dijo: ¡los quiero mucho,
pero los tengo que dejar, no vuelvan a casa!, luego el se marcho a casa. Los niños
al querer regresar a casa, se perdieron porque el maíz que había regado en el
camino, al pasar una paloma por el lugar se los comió.
Al caer la noche, ellos tenían mucha hambre y frio, se escondieron dentro de un
tronco vacío y pasaron allí la noche, al día siguiente subieron a un árbol muy alto y
escucharon a los lejos un gallo cantado, descendieron y caminaron hacia donde
oyeron el gallo, luego de caminar un poco, el varón volvió a subir a otro árbol y
escucho el gallo más cerca, descendió y caminaron hasta ver una pequeña y
tenebrosa casa.
Al llegar vieron a una anciana sin ojos (tuerta), sentada en un fogon, el niño se
acerco cuidadosamente y se percato que la anciana prepara deliciosos
chicharrones de cerdo, como ambos tenían varios días sin comer, el pequeño
aprovechando la ceguera de la abuela se robo unos chicharrones para su
hermana y para el, luego de comer, la niña quería mas y le pidió al hermano que
ambos fueran a buscar otro, pero su hermano le dijo que no, ya que la hermana
sufría de ataques de risa y eso podía delatarlos, la niña insistió mucho hasta que
el accedió, y se acercaron hasta donde estaba el fogon, la niña al ver a la abuela
sin ojos, solto una risa y la abuela con una soga los amarro y lo encerro en un
cuarto oscuro.
Ella era una bruja, luego de encerrar a los pequeños, los alimentaba con
chicharrones para que engordaran, para ella comérselo, cada cierto tiempo ella
tocaba los brazos de los niños para saber si ya estaban gorditos.

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