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El discurso: cualidades del orador

Mirada, modulación, mímica, dicción, ritmo, autocontrol, práctica,


convicción, respiración y presentación.

El discurso es una narración oral premeditada y expresada en actos solemnes y


masivos, generalmente políticos, sobre un tema, pensamiento, visión y/o
conclusión, con el fin de emocionar, informar o persuadir al público asistente.

Discurso proviene de la palabra latina discursus que significa «carrera de un


lugar a otro» que a su vez deriva de «conversación» en el sentido de «expresión
oral de un razonamiento».

Un discurso puede ser pronunciado por cualquier persona, siempre y cuando


sea indicado y aprobado por el público o la entidad organizadora.

El discurso, para ser efectivo, debe cumplir con algunas cualidades, que si son
usadas de manera correcta pueden tener la capacidad para convencer a
cualquier tipo de público.

Veamos a continuación:

Mirada
Al momento de hablar con las personas debemos dirigirnos directamente a sus
ojos, es decir, como si fuera una conversación «amplificada», en el que los ojos
del que habla puedan posarse en cada uno de los que escuchan.

La mirada es fundamental para establecer contacto con la audiencia. Mirarlos


directamente a los ojos representa respeto por quienes acuden a escucharnos.
En la medida que se incremente la distancia física entre orador y auditorio, se
recomienda dirigir la mirada alternativamente a toda la audiencia.

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Si hay cámara de televisión, cine, video, o las llamadas webcams, deben
considerarse como otras personas más que asisten al evento y dirigir la mirada
de la misma forma, como si fueran la audiencia.

Modulación
Si deseamos mantener la atención del público y convencerlo, debemos variar el
volumen de la voz y hacerla acorde con el contenido del mensaje y sus pasajes
emocionales. Pueden ser cuatro niveles de modulación: bajo, medio, alto y
muy alto. También se los puede denominar como nivel uno, nivel dos, nivel tres,
y nivel cuatro, respectivamente, los cuatro deberán estar presentes en una
exposición.

Modular no significa gritar, sino controlar el volumen de forma que se genere


un impacto emocional con el auditorio. La modulación consiste en saber
emplear oportunamente los niveles adecuados de voz para cada palabra, frase
o párrafo de nuestro tema, especialmente, cuando el discurso es de naturaleza
escrita.

Mímica
Equivale a establecer una buena comunicación corporal complementaria a las
palabras que expresamos. Debe ser lo más natural posible y manifestarse en
forma espontánea. Para lograr el dominio de ella es necesario observarnos a
nosotros mismos y fijarnos en los movimientos de los demás a la hora de
exponer cualquier charla formal o informal.

Al momento de dirigirnos a los demás, generalmente expresamos mayor


movimiento corporal y gesticulación cuando nos encontramos bajo el influjo de
la alegría o de la ira. En oratoria buscamos convencer a nuestro público, y la
mímica forma parte esencial.

Una vez que estamos sobre el escenario, y cuando no existe barrera física
alguna entre el orador y el público, (un podio es una barrera física y una
limitante para movernos), el cuerpo debe mantenerse en movimiento dentro de
un espacio determinado para movernos unos pasos (con moderación) hacia
adelante, hacia atrás, hacia los lados, y también realizar movimientos en forma
diagonal (igual hacia el frente y hacia atrás), pero siempre bajo el principio de

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que nuestro punto de partida (al que se debe regresar continuamente), es el
centro.

Dicción
Buena dicción es pronunciar muy bien cada una de las palabras que
expresamos, dejando los espacios convenientes entre cada una, respetando los
signos de puntuación, así como lograr que todo lo que digamos sea
comprendido por los que nos escuchan.

Dentro de las técnicas para mejorar la dicción se encuentra la lectura en voz


alta, respetando los signos de puntuación. Cada signo nos marca la velocidad y
énfasis que debemos dar al texto. Por ejemplo, la coma representa una
pequeña pausa; una o varias palabras entre comas, significa que debemos
hacer una inflexión más larga (pausa mayor) dentro del tema tratado; el punto
y la coma hace alusión a un espacio temporal más grande que las anteriores,
pero que pertenece al mismo tema.

Las comillas simbolizan que debemos darle un énfasis especial a un título o a


una cita textual; las palabras entre guiones cortos deben acentuarse con mayor
firmeza, dejando también una pausa, tanto cuando aparece el primero, como
cuando cierra la frase el segundo. Los puntos suspensivos reflejan un espacio
especial en tiempo, como dejando al público en estado alerta, próximo a recibir
una sorpresa. El punto y seguido refleja que el tema seguirá tratándose con más
detalles, siguiendo a la idea principal. El punto y aparte se dirigen a un cambio
de tema pero que tiene que ver con el título del texto.

Para los signos de admiración y de interrogación, es necesario realizar la


entonación respectiva; ambos se pueden combinar, dando el efecto de
elevación de la voz, pero en tono de pregunta.

Ritmo o velocidad de las palabras


Tres velocidades al hablar son suficientes para mantener el interés del público,
las tres se complementan y no impiden que la audiencia capte correctamente
los mensajes que le emitimos: lenta, intermedia, y rápida.

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El ritmo lento se refiere a cuando hablamos pausadamente, como buscando
que cierta información sea analizada y comprendida de manera especial por los
receptores, pero procurando no provocar el tedio del público.

El ritmo intermedio permite al orador hablar en forma relajada, pero firme, ante
su audiencia; permite darle sentido de charla a lo que se va expresando.

El ritmo rápido se usa para llamar la atención del público cuando muestra mayor
interés y concentración en lo que se le expone, aunque también es un recurso
para provocar la recuperación de atención de personas distraídas.

Autocontrol del expositor


El nerviosismo no se puede erradicar, pero sí lo podemos controlar. Algunas de
las características fundamentales para obtener seguridad como expositores de
temas o ante la simple necesidad de enfrentarnos eventualmente a distintos
tipos de audiencias son, por ejemplo, tener una cultura general para abordar en
forma esencial una gran cantidad de temas. Asimismo, pueden dominarse
temas específicos, ambos dan importante poder para informar y convencer a
diversas audiencias. Si al conocimiento añadimos la experiencia a través de
exposiciones como charlas, clases, conferencias, capacitación de grupos,
entonces ya contamos con dos fundamentos para tener un mayor autocontrol
en nuestras intervenciones frente a distintas clases de público.

Práctica
Las personas que han recibido una formación que incluyó la oratoria logran
grandes metas en las profesiones relacionadas con puestos públicos y privados,
espacios donde la palabra oral es fundamental dentro del quehacer diario.

Entre los ejercicios para lograr mayor éxito en la expresión oral se encuentra la
gimnasia cerebral, mediante la cual hacemos trabajar la mente desde que nos
levantamos hasta antes de dormirnos. La gimnasia cerebral es un método para
acomodarnos en forma longitudinal hacia el pasado, hacia el presente y el
futuro, proveyendo de información suficiente a nuestra mente.

Acostumbrarnos cotidianamente al análisis y a la síntesis de la información que


poseemos sobre diversas áreas del conocimiento, nos mantendrá alertas y

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disponibles para recibir, desde diversos medios, imágenes sonidos, números,
palabras, y otros estímulos que se captan a través de los sentidos.

Convicción en los oradores


Un expositor de corazón es aquella persona que está convencida de lo que dice
y, por tanto, procurará hablar con apego a la verdad.

Usar la convicción significa expresar razones y sentimientos propios a través de


la palabra oral y escrita, pero también nos obliga a ser imparciales en nuestra
visión del mundo. Tener convicción no significa estar cerrados ante las
convicciones de otros, aunque estamos obligados a juzgar con justicia los
aciertos y los errores de las acciones humanas, sin quedarnos solo en el plano
de la crítica, sino proponiendo soluciones viables.

Cuando estamos convencidos de algo, es más fácil convencer a otros y para que
exista este convencimiento es necesario apasionarnos con lo que hacemos,
emocionarnos con la idea de que nuestras aportaciones pueden servir para que
otros tengan mejores opciones para triunfar en sus propósitos.

Respiración
La respiración profunda permite relajarnos y organizar las ideas que tenemos
en mente, pero además facilita la exposición oral de las frases cortas y largas. El
uso apropiado de los signos de puntuación, como las comas, el punto seguido,
y el punto y aparte, entre otros, permite que el expositor aspire y retenga el
suficiente aire para pronunciar las siguientes palabras y darles la inflexión
apropiada.

Algunos ejercicios efectivos para practicar una correcta respiración:

Aspirar profundamente por la nariz varias ocasiones, retener cada vez


unos cinco segundos, y luego soltar el aire por la boca. Esto ayuda a
oxigenar el cerebro y a disminuir el nerviosismo.
Aspirar profundamente por la nariz, reteniendo el aire por cinco
segundos, pero en vez de exhalarlo al vacío, pronunciar vocales,
consonantes, frases cortas y largas, para descubrir la propia capacidad
para exponer varios sonidos y palabras antes de volver aspirar el aire.

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Aspirar aire al momento de tocarnos, con los dedos de las manos las
puntas de los pies, y luego exhalarlo por la boca cuando estemos en
posición vertical, con los brazos extendidos y juntos sobre la cabeza.

Presentación
Hace referencia al vestuario y limpieza que han de manifestarse ante los
diferentes tipos de públicos, y que tiene mucha relevancia ante las personas que
escucharán la exposición.

El vestuario se elegirá conforme al lugar y al tipo de público receptor. Si la


comunidad a la que se hablará son personas sencillas, tanto en su cultura, como
en su manera de vestir, entonces el orador vestirá de manera semejante. En
cambio, si la audiencia pertenece a un ambiente cultural medio y alto, conviene
usar traje y corbata o vestido propio para la ocasión, lo cual permitirá un clima
de mutua aceptación entre audiencia y oradores.

La voz es otra de las características fundamentales dentro de la presentación de


los oradores. Existen voces graves, aguda, agradables, desagradables, y otras
más.

Puede aprender más sobre este tema en:

https://www.youtube.com/watch?v=V-HKaaGhDII

https://www.youtube.com/watch?v=VN9cASuFs-Y

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