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UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

INSTITUTO DE INVESTIGACIONES ESTÉTICAS


SEMINARIO HISTORIA DE LA MÚSICA

El secreto de Susana
por María Paula Pérez

Era el 30 de abril caída la tarde cuando me escribe mi gran amigo, Sergio Gonzalez
–quien había conocido cuando pertenecía al coro de la Camerata Barroca de Bogotá–, a
invitarme al montaje del Ensamble de Ópera Javeriano en donde presentarían Il Segreto di
Susanna de Ermano Wolf-Ferrari y del cuál él iba a ser parte; sin pensarlo dos veces me
alisté y salí corriendo para allá. Llegué a la Universidad Javeriana 20 minutos antes de que
empezara la función, pero llegué tarde, me perdí y terminé entrando por una facultad
diferente de la de artes. Mientras encontraba el camino correcto se hizo la hora de inicio,
7:00pm, para mi sorpresa no había comenzado la función así que esperé pacientemente en
la fila hasta que dieron entrada y la obra no dio espera a comenzar.
Escaneé el qr con el programa de mano y leí la descripción de la obra, corta, de 45
minutos y cómica, lo que Arthur Jacobs habría llamado una Opera Buffa, una ópera cómica
en dos actos que se utilizaba para amenizar los intermezzos de las óperas serias de tres
actos, que daban pie no solo a alivianar la tensión que se establecía en la ópera seria, sino
que permitía mostrar la versatilidad de los intérpretes –tanto en las óperas serias como en
las cómicas–. Seguía leyendo el programa cuando me encuentro que el papel que iba a
interpretar Sergio era Sante, un personaje mudo, debo admitir que me sentí un poco
decepcionada, no esperaba menos que escuchar la voz de Sergio, era él por quien iba a ver
el montaje pero ¿qué tanto puede decir un personaje cuando no se le permite hablar? o en
este caso ¿cantar?
Me siento, se apagan las luces y al fondo de la sala múltiple aparece el título de la
ópera, El Secreto de Susana, no podía evitar pensar en la cantidad de recursos con que
contaban las instituciones privadas para desarrollar con plena libertad las actividades
artísticas –los reflectores, las luces, el humo, el piano: nuevo, brillante y sobre todo afinado–
y todos los demás recursos, que no son cosa de qué preocuparse y por lo mismo el arte es
lo que importa, para nosotros y nosotras que estudiamos en condiciones económicas
precarias, preocuparse del arte sucede después de sobrepasar muchas dificultades que son
el reflejo de nuestra sociedad y nuestro país, y aún así, somos capaces de mantener en pie
el prestigio y los estándares académicos de la Universidad Nacional.
El secreto de Susanna era simple, ella fumaba y su nuevo esposo no lo sabía y él
creía que el olor a cigarrillo venía del amante secreto de ella y por miedo a que su
matrimonio recién concebido corriera peligro ella nunca le contó que era ella la que fumaba,
sin llegar a pensar que por la mente de su esposo recorría la idea de que ella tenía un
amorío con un fumador. El primer acto es prácticamente dedicado a Gil, el barítono que es
esposo de Susanna interpretado por Oscar Aristizabal quien narraba el profundo amor que
sentía por su nueva esposa y el temor que sentía de perderla. En este momento aparecen
en escena Sante, interpretado por mi amigo Sergio y Susanna, interpretada por Ana María
Cuéllar. La escenografía era simple pero suficiente, hacía entender todos los espacios del
apartamento del nuevo matrimonio, en donde se desenvolvía toda la historia y la iluminación
perfecta que perseguía al que cantaba en el momento.
Oscar, el barítono que al principio parecía de voz tímida, poco a poco fue llenando el
espacio con su voz transformando la puesta en escena, un muy lento crescendo que fue
cautivando la atención de la audiencia hasta que todos y todas estuvimos a la expectativa
de ver qué seguía, fue en este momento cuando a escondidas de Gil, Susanna y Sante
prenden un cigarrillo en el apartamento, así es, un apartamento. Me pareció curioso
encontrar este tipo de escenografía, casi siempre intentamos ambientar nuestras obras al
periódo y estilo en el que fueran escritas pero esta no, esta era contemporánea, una
decisión acertada pues creo que en este momento en donde la música académica se
distancia del público, ubicarla en una temporalidad más allegada al público la hace más
llamativa. Meses más tarde, cuando fui invitada a la clase de arte escénico de Mateo Mejía
y vi su propuesta para el montaje del taller de ópera de Universidad Nacional lo entendí
todo, era una propuesta similar y fue el momento en el que me enteré que Mateo también
es el director escénico del Ensamble de Ópera Javeriano.
Sante sale corriendo de aquí para allá con un ambientador tratando de ocultar el olor
a cigarrillo y tratando de aplacar los ánimos de Gil pues no lograba entender de dónde venía
el olor y no lograba tampoco descubrir al amante de su esposa, por supuesto, en la época
de Ermano Wolf-Ferrari no había ambientadores ¡qué problema! Sergio lo hizo magnífico,
definitivamente sin su intervención como confidente de Susanna, no habría sido ópera
cómica, sólo ópera, a fin de cuentas Sergio no tuvo que cantar nada para decirlo todo.
Susanna no se quedó atrás y sin dudarlo fue la reina de la noche, no la de Mozart, sino la
de la noche del 30 de abril, una voz impecable, limpia y siempre colocada, resonaba en todo
el auditorio. No solo cantaba asombrosamente sino que transmitía con ímpetu todos los
sentimientos que recorría su personaje, la ansiedad de su mal hábito, el miedo de ser
descubierta por su marido, la angustia de verlo irse, el arrepentimiento y finalmente el gozo
de volver a la armonía en su relación al confesarle que era ella quien fumaba y que no
había tal amante, al final invita Gil a unirse con un cigarrillo y un beso.
Salí inspirada, como se sale de las buenas obras de arte, que te atraviesan y te
dejan retumbando muchos sentimientos, recordando que estamos haciendo algo
importante, que somos nosotros y nosotras, los y las artistas quienes hacemos de este
mundo algo que vale la pena, que trasciende y que pronto en este recorrido espero hacer
parte de todo esto.

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