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Su sistema inmunitario es una compleja red de células, tejidos y órganos. Juntos ayudan a su
cuerpo a combatir infecciones y otras enfermedades. Cuando los gérmenes como bacterias o virus
invaden su cuerpo, atacan y se multiplican. Esto se conoce como infección. La infección causa la
enfermedad que lo afecta. Su sistema inmunitario lo protege de la enfermedad combatiendo los
gérmenes.
1. Autoinmunidad
El término autoinmunidad hace referencia a un error del sistema inmunológico del cuerpo
para reconocer sus células y tejidos como propios, produciendo anticuerpos como si
fueran extrañas al organismo. La autoinmunidad es un proceso autodestructivo que causa
enfermedades autoinmunes, de desarrollo lento pero progresivo.
Cuando los linfocitos están madurando, algunos no son capaces de distinguir los antígenos
que provienen del exterior (heteroantígenos) de las moléculas propias (autoantígenos).
Normalmente, estos linfocitos anómalos o linfocitos autorreactivos se eliminan, pero
puede ocurrir que lleguen a alcanzar la circulación sanguínea y llegar hasta algunos
órganos, desarrollando procesos de autoinmunidad.
Hipersensibilidad retardada
También puede ocurrir que la reacción se produzca más tarde, incluso varias
semanas después del contacto con el antígeno, como ocurre en la
hipersensibilidad retardada.
3. Inmunodeficiente
La inmunodeficiencia es la incapacidad para desarrollar una respuesta inmunitaria
adecuada ante la presencia de antígenos extraños, sin que éstos sean eliminados
correctamente. Distinguiremos entre las inmunodeficiencias congénitas y las adquiridas.
Inmunodeficiencias congénitas
Estas inmunodeficiencias son hereditarias, por lo que se nace con ellas.
Normalmente, se producen por causa de defectos de los linfocitos B, que no
pueden producir suficientes anticuerpos. También pueden deberse a fallos en la
síntesis de las proteínas que forman el complemento o a mal funcionamiento de
los linfocitos T.
Sin embargo, el trasplante de córnea no suele producir rechazo, ya que la córnea no tiene
circulación linfática ni sanguínea y, por tanto, los linfocitos no acceden fácilmente a ella. El
rechazo es la respuesta del sistema inmunitario de la persona a la que se le ha
trasplantado un órgano, ya que responde contra los antígenos del órgano trasplantado por
no reconocerlos como propios.
El mecanismo de rechazo se produce como respuesta del sistema inmunitario del receptor
ante el tejido u órgano del donante con un determinado antígeno de superficie en las
células, que sus linfocitos T no reconocen como propias. Esto hace que vayan al órgano
trasplantado un gran número de linfocitos citotóxicos y de macrófagos, produciendo la
necrosis del tejido u órgano trasplantado.
Los neutrófilos también fagocitan células con opsoninas y las plaquetas forman trombos.
La producción de anticuerpos en respuesta a los antígenos MHC activa el sistema del
complemento que causa la lisis celular.
El rechazo es mayor si los antígenos de superficie (proteínas MHC) del donante son
distintos a los del receptor. Si los autoantígenos del donante y del receptor no coinciden,
se produce el rechazo, que comienza con el ataque de los linfocitos TC, que causan la lisis
de las células de los tejidos trasplantados. Si los autoantígenos del MHC son idénticos no
se produce el rechazo, pero esto no suele ocurrir. Por esto, antes de trasplantar un
órgano, es necesario hacer pruebas de que los autoantígenos de las células del donante y
del receptor son muy semejantes.