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Solemnidad de san José Asunción 19 de Marzo de 2020

MTA

Queridos hermanos en la Alianza:

Hoy celebramos la Solemnidad de San José, padre putativo de Jesús y patrono


de la santa Iglesia Universal. Si bien sabemos que a lo largo de la historia de la Iglesia
el pueblo de Dios fue creciendo en afecto y devoción hacia él, fue recién el beato
Papa Pio IX, en el año 1871, quien lo nombró “Patrono de la Iglesia Universal”.
Muchos Papas de los últimos tiempos le han tributado una devoción especial, sobre
todo San Juan XXIII, San Juan Pablo II, Benedicto XVI, y el mismo Papa Francisco que
inició su pontificado en el 2013, en el mismo día de su festividad y que dispuso hace
un par de años atrás, que se lo nombre siempre en la plegaria eucarística de la santa
Misa.

Asimismo, nosotros, miembros de la Familia de Schoenstatt, sabemos del


afecto y la devoción que le tenía nuestro Padre Fundador. Él celebraba su
onomástico en el día de San José y a lo largo de toda su vida le demostró un gran
cariño y lo tomó a san José como modelo de vida para imitar, sobre todo, por el amor
tan grande que José de Nazareth tenía hacia Jesús, el Hijo de Dios, y a María, su
esposa virginal. En una prédica en 1929 decía el Padre J. Kentenich: “San José es el
patrono de la vida interior, pero también es el patrono de las preocupaciones
materiales. ¿Podemos agradecerle que hasta ahora, nos haya cuidado y se haya
preocupado fielmente de nosotros en estos sentidos…?” 1. En el año 1934 se intronizó
en el santuario original la estatua de San José. La estatua que está ahora allí, fue
colocada en 1953. El Padre Fundador decía que san José, junto con san Miguel, eran
“guardianes, custodios y muros protectores” de nuestro misterio de Schoenstatt, del
misterio de María y del Santuario de nuestra Madre tres Veces admirable de
Schoenstatt, como también de toda su Obra2.

En este día de en que celebramos como Iglesia y como Familia la Solemnidad


de este varón justo y glorioso Patriarca, quisiera compartir con ustedes lo siguiente:

* Invitarlos encarecidamente a rezar e invocar con mucha fe a san José para que por
su poderosa intercesión, junto a la de María, Dios nos pueda dar la salud y se detenga
esta pandemia del Covid-19 (coronavirus) que tantas muertes, sufrimientos y
dificultades está ocasionando en tantos países de la tierra como también en nuestro

1
Kentenich, P.J., en Abbá José, Editorial Patris, pág 13.
2
Cfr ibid pag 47 y ss.

1
Paraguay. La doctora de la Iglesia, Santa Teresa de Ávila, quien recomendó
vivamente que seamos devotos de este gran santo, nos enseña especialmente que
san José nos socorre en todas nuestras necesidades3 y por tanto debemos invocarlo
movidos por la fe y la confianza.

* San José es el patrono de la Iglesia. Afirmaba San Juan Pablo II: “Desde los primeros
siglos, los Padres de la Iglesia, inspirándose en el Evangelio, han subrayado que san
José, al igual que cuidó amorosamente a María y se dedicó con gozoso empeño a la
educación de Jesucristo, también custodia y protege su Cuerpo Místico, la Iglesia, de
la que la Virgen santa es figura y modelo”4.

- En estos momentos en que en muchos lugares de la tierra, por causa de esta


pandemia, no se puede celebrar la santa Misa con presencia de los fieles, no se
puede asistir a celebraciones masivas; se cierran los templos, o se dan muchas
limitaciones en la administración de los sacramentos; se cancelan actividades
religiosas como retiros, jornadas, misiones, etc., con más razón debemos implorar la
solícita protección de san José por toda la Iglesia y el mundo entero. Que él también
interceda por el santo Padre y por todos los pastores que deben guiarnos en estos
momentos de pruebas, para que tengan la fortaleza y el amor del Espíritu Santo en
el desempeño de su ministerio.

* San José es modelo de vida cotidiana y doméstica. Sabemos que el vivió y se


santificó haciendo la voluntad de Dios, cada día, en las cosas sencillas de la vida
cotidiana. Como esposo de María, trabajando en la carpintería, junto con Jesús. José
es protector y custodio de los matrimonios y de cada familia. Por eso, hoy, más que
nunca, les pido que invoquen a san José en cada uno de sus hogares, rogándole por
cada una de sus familias, por todas las familias del Paraguay y del mundo.
- En estos días de confinamiento, en que debemos estar más resguardados y
encerrados en nuestras casas, para evitar el contagio y la expansión del coronavirus,
San José nos enseña a estar en casa, a alzar con más fe y frecuencia nuestras manos
en la oración; a ofrecer todo aquello que nos cuesta, y colocarlo en la gran ofrenda
del Capital de Gracias, sabiendo que Dios lo utilizará para derramar abundantes
bendiciones para toda la humanidad.
- “Levántate y toma al Niño y a su Madre” (Mt 2,13), le dice el ángel a José cuando
debe partir para Egipto. José tuvo la responsabilidad de cuidar de su esposa y de
Jesús. Él nos enseña en estos momentos a que nos cuidemos y cuidemos a los
nuestros, que seamos responsables en el cuidado de la salud y de la vida.

3
Santa Teresa de Ávila, Vida, cap 6.
4
San Juan Pablo II, Redemptoris Custos, nº1.

2
* José nos socorre en nuestras necesidades. Invoquemos su protección para que
tengamos salud. Encomendemos a todos los enfermos a la intercesión de san José,
en especial a todos los que sufren en soledad, a los más vulnerables, a los ancianos
y a los niños. También, como Patrono de los trabajadores, recurramos a San José de
modo especial por todos aquellos que están en “las trincheras”: los médicos,
enfermeros, personal de la salud, investigadores y científicos, y tantos otros que de
una u otra forma se dedican a luchar diariamente contra este flagelo. Muchos de
ellos aquí y en tantos lugares de la tierra arriesgan su vida. Asimismo, pidamos por
todos los que en este tiempo no pueden trabajar o pierden su trabajo o no lo
encuentran. Que san José, desde el cielo, interceda y nos ayude a obtener el “pan
nuestro de cada día”. Asimismo, como “Patrón de la buena muerte”, a san José
queremos encomendar a todos aquellos que mueren en el mundo, víctimas del
coronavirus. Que san José los asista en sus últimos momentos e interceda ante Dios
por el perdón de sus pecados.

* San José tuvo muchas veces que aceptar las disposiciones y permisiones divinas
que le exigieron, por ejemplo, trasladarse a Belén con su mujer encinta, donde allí
ella dio a luz al Salvador del mundo (Cfr. Lc 2,1-20); o también, luego, más
dramáticamente, tuvo que huir rápidamente exiliado a Egipto, porque peligraba la
vida del Niño Jesús (Cfr. Mt 2,13-18). En estas horas difíciles, José, el “varón justo”
(Cfr. Mt 1,19) nos enseña, por medio de la fe práctica, a dejarnos guiar por la mano
misteriosa del Padre Providente, que nos cuida y bendice, en medio de las pruebas
que estamos atravesando. Pero también, junto con María, él nos enseña sobre todo
a confiar heroica y filialmente, a abandonarnos en las manos del Padre
Misericordioso, sin caer en el temor ni en la angustia.

* Queridos hermanos, en muchos de nuestros santuarios filiales en el mundo y en


innumerables santuarios hogares tenemos un cuadro o una imagen de San José. La
imagen de la Sagrada familia de Nazareth, que se encuentra asimismo en tantos
hogares paraguayos, es una muestra del cariño y la devoción que nuestra gente le
tiene al Esposo de María y al Padre putativo de Jesús, el Hijo del Altísimo. El P. José
Kentenich decía que San José era el “custodio de los tesoros del Padre”, de Jesús y
de María. Por tanto, él es también el custodio de todos los hijos de María, de todos
los discípulos de Jesucristo. En estos días, en que no podemos peregrinar al santuario
o a nuestras ermitas, como solemos hacer, sí podemos rezar desde nuestros
Santuarios Hogares, desde nuestras casas, desde nuestros santuarios del corazón.
Por eso, por estas intenciones antes mencionadas, como por todas las que ustedes
tengan, los invito a que recemos hoy, en esta Solemnidad de san José, en cada familia,
en cada hogar, padres e hijos todos reunidos, -física y también espiritualmente, en

3
el caso de que no podamos estar juntos-, esta oración del Papa Bueno, San Juan XXIII,
dirigida a san José:

"San José, guardián de Jesús y casto esposo de María,


tu empleaste toda tu vida en el perfecto cumplimiento de tu deber,
tu mantuviste a la Sagrada Familia de Nazaret con el trabajo de tus manos.
Protege bondadosamente a los que recurren confiadamente a ti.
Tu conoces sus aspiraciones y sus esperanzas.
Se dirigen a ti porque saben que tu los comprendes y proteges.
Tu también conociste pruebas, cansancio y trabajos.
Pero, aún dentro de las preocupaciones materiales de la vida,
tu alma estaba llena de profunda paz y cantó llena de verdadera alegría
por el íntimo trato que goza con el Hijo de Dios,
el cual te fue confiado a ti a la vez que a María, su tierna Madre.
Amén" (San Juan XXIII).

¡Querido san José, varón justo, hombre de fe y oración, custodio de Jesús,


casto esposo de María, padre del pan, trabajador incansable, patrono de las familias
y comunidades, socorro en nuestras necesidades, Padre y protector de la Santa
Iglesia, ruega por todos nosotros!

Desde el santuario, imploro para todos ustedes la protección de San José y de


María Inmaculada, como también la Misericordia del Dios Uno y Trino: Padre, Hijo y
Espíritu Santo:

P. Martín Gomez Asensio


(Director Nacional del Movimiento en Paraguay)

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