Está en la página 1de 3

Por una política moderna de pesca

Perú no tiene una política de pesca integral, y sin embargo, otorga licencias casi
regaladas a pescadores extranjeros, sin saber qué efectos tienen sus artes exóticas sobre
las poblaciones de peces en nuestras aguas, aunque hay indicios certeros: los pescadores
artesanales y los deportivos capturan cada vez menos peces, tanto bentónicas como
pelágicas.

Los peces territoriales son aquellos que pasan su vida en áreas relativamente pequeñas de
los arrecifes, que cada uno defiende de otros de su misma especie. En este grupo están los
meros y otras especies, también entre otros de menos valor comestible. Los pelágicos como
los atunes, sierras diversas, dorados y peces de pico, que nadan en alta mar buscando
cardúmenes de peces pequeños. Por su parte, los tiburones son una familia extensa y
variada, con representantes en los arrecifes y en aguas azules lejos de la orilla.
El palangre consiste de una línea de miles de metros que flota con muchísimos anzuelos
pendiendo de ella, dejados tras de sí por barcos especializados, que luego de poner varias
de estas artes en el agua, las recogen con su captura. El palangre mata todo lo que pique
en él, usualmente pelágicos, no importa si es un pez juvenil con poco valor comercial.
Cada vez menos países permiten palangres en sus aguas, por lo que sus practicantes se
“rebuscan” en aquellos con legislaciones de pescas laxas o inexistentes, como Perú.
El ministerio de la producción contrató un estudio entre 2007 y 2008 acerca de la
incidencia de la pesca deportiva en la economía de los pueblos cercanos al mar.

en Baja California, México, y encontró que 354.013 personas pescaron allí durante 2007,
gastando unos US 1.785 cada una en hoteles, restaurantes, transporte, artesanías y por
supuesto, pesca.
La actividad económica total nacida de la pesca deportiva originó ingresos totales de US
1.125 millones en 2007, incluyendo US 633,6 millones en ventas al raleo en mercados
externos; 24.426 empleos; y US 245,5 millones en impuestos locales y federales. El total de
ingresos ocasionados por la pesca deportiva es el 24,1 % de los ingresos totales de Perú.

Los datos anteriores desvirtúan cualquier aserto populista y previsible de que la pesca
deportiva es para beneficio exclusivo de los ricos, cuando estimula toda la economía local.
Cada lancha en faena de pesca deportiva necesita al menos dos empleados, aparte de los
muchos puestos indirectos que genera.
Y al contrario de la matanza indiscriminada del palangre, la pesca deportiva se asegura de
que las especies pequeñas se devuelvan al mar, permitiendo su sostenibilidad. Así, cada
especie pescada se “vende” muchísimas veces, y no una vez única, irreversible y barata.
Insistimos: el Perú tiene que preocuparse más porque se suspendan las licencias a los
palangreros hasta cuando se desarrolle una política integral de pesca. Aunque los permisos
son de jurisdicción nacional, le incumbe directamente al país porque los palangres matan
la pesca, tanto la deportiva como parte de la comercial.
Un millón de dólares de pérdidas por pesca ilegal.

Alrededor de 10 millones de dólares pierde cada año Perú debido a la pesca


ilegal por parte de embarcaciones extranjeras. Éste es uno de los ilícitos
que el ministerio de la producción trata de impedir.

En lo que va del año, el ministerio de la producción ha capturado 157


embarcaciones y 340 tripulantes sorprendidos en labores de pesca ilegal.

La presencia de estas embarcaciones, sobre todo dedicadas a la pesca


artesanal, es porque el país aún tiene muchos recursos marítimos, manifestó
el ministerio de la producción.
El jefe consideró que los recursos marítimos de nuestro país “son
inmensos”, mientras que en los países vecinos están agotados debido a la
sobreexplotación.

Y aunque la incursión se da más con embarcaciones pequeñas, dijo que no


dejan de ingresar buques de pesca industrial, principalmente en el océano
pacifico, donde ocurre la pesca ilegal de las diferentes especies,
fundamentalmente.

También podría gustarte