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DERECHO AMBIENTAL

MODULO 3 – LECTURA 1

DERECHO AMBIENTAL INTERNACIONAL

La jurista Amánile Cibils (2008) se refiere a la necesidad de considerar la protección que merece el medio
ambiente como derecho humano fundamental, así como a la necesidad de su internacionalización y de la
cooperación entre los Estados para su protección. "ya no bastan las políticas locales para conseguir el
respeto y preservación del medio ambiente, ya que sus vulneraciones ocasionan efectos mucho más allá
de los ámbitos territoriales en que se producen" 
La internacionalización del medio ambiente viene necesariamente obligada, además, respecto de los
principios de igualdad, solidaridad, justicia y equidad, que deben presidir las relaciones entre todos los
pueblos del mundo y que obligan a la preservación justa de los recursos naturales en todos los territorios.

CASO EN ANALISIS
Situación problemática: Opinión Consultiva (OC-23/17)
El 15 de noviembre de 2017 la Corte Interamericana de Derechos Humanos dictó una
Opinión Consultiva en respuesta a la consulta realizada por el Estado de Colombia acerca de las
obligaciones estatales en relación con el medio ambiente, en el marco de la protección y garantía de los
derechos a la vida y a la integridad personal, derechos consagrados en los artículos 4 y 51 de la Convención
Americana.
El planteo que realiza Colombia en este caso consiste en cuestionar si con un comportamiento, llevado
adelante por un Estado parte, cuyos efectos fueren susceptibles de causar un daño grave al medio
ambiente, se estarían infringiendo las obligaciones consagradas en el Pacto de San José, específicamente
aquellas formuladas en los artículos 4 (D a la vida) y 5 (D a la integridad personal).
En la Opinion Consultiva la Corte Interamericana, reconoce una existencia innegable de la relación entre la
protección del medio ambiente y el goce de otros derechos humanos. Destaca la relación de
interdependencia e indivisibilidad entre los derechos humanos en general, el medio ambiente y el
desarrollo sostenible; pues, el pleno goce y realización de estos depende de un medio propicio.

“ La Corte recordó el caso Kawas Fernández v. Honduras en el que reconoció “…la existencia de una
relación innegable entre la protección del medio ambiente y la realización de otros derechos humanos, en
tanto la degradación ambiental y los efectos adversos del cambio climático afectan el goce efectivo de los
derechos humanos”
La CorteIDH “…se ha referido a la relación entre un medio ambiente sano y la protección de derechos
humanos, considerando que el derecho a la propiedad colectiva de estos está vinculado con la protección y
acceso a los recursos que se encuentran en los territorios de los pueblos, pues estos recursos naturales son
necesarios para la propia supervivencia, desarrollo y continuidad del estilo de vida de dichos pueblos.
Asimismo, la Corte ha reconocido la estrecha vinculación del derecho a una vida digna con la protección
del territorio ancestral y los recursos naturales”
“Entre los derechos particularmente vulnerables a afectaciones ambientales, se encuentran los derechos a
la vida, integridad personal, vida privada, salud, agua, alimentación, vivienda, participación en la vida
cultural, derecho a la propiedad y el derecho a no ser desplazado forzadamente. Sin perjuicio de los
mencionados, son también vulnerables otros derechos…”
Los daños ambientales ‘se dejarán sentir con más fuerza en los sectores de la población que ya se
encuentran en situaciones vulnerables’, por lo cual, con base en ‘la normativa internacional de derechos
humanos, los Estados están jurídicamente obligados a hacer frente a esas vulnerabilidades, de
conformidad con el principio de igualdad y no discriminación´. Los Estados tienen la obligación de evitar
daños ambientales transfronterizos que pudieran afectar los derechos humanos de personas fuera de su
territorio. “Cuando ocurre un daño transfronterizo que afecte derechos convencionales, se entiende que
las personas cuyos derechos han sido vulnerados se encuentran bajo la jurisdicción del Estado de origen si
existe una relación de causalidad entre el hecho que se originó en su territorio y la afectación de los
derechos humanos de personas fuera de su territorio”.
Los Estados están obligados a adoptar todas las medidas necesarias para evitar que las actividades
desarrolladas en su territorio o bajo su control afecten los derechos de las personas dentro o fuera de su
territorio. Obligaciones derivadas de los deberes de respetar y garantizar los derechos a la vida y a la
integridad personal en el contexto de la protección del medio ambiente La protección del medio ambiente
el acceso, calidad del agua, la alimentación y la salud son condiciones necesarias para una vida digna.
Por tanto, los Estados deben abstenerse de cualquier práctica o actividad que deniegue o restrinja el
acceso, en condiciones de igualdad, a los requisitos para una vida digna y de contaminar ilícitamente el
medio ambiente de forma que se afecte las condiciones que permiten la vida digna de las personas…”. La
obligación de garantía implica que los Estados adopten todas las medidas apropiadas para proteger y
preservar los derechos a la vida y a la integridad. La obligación de garantía se proyecta más allá de la
relación entre los agentes estatales y las personas sometidas a su jurisdicción, abarcando asimismo el
deber de prevenir, en la esfera privada, que terceros vulneren los bienes jurídicos protegidos. Abarca todas
aquellas medidas de carácter jurídico, político, administrativo y cultural.
Los Estados están obligados a cumplir con sus obligaciones bajo la Convención Americana con debida
diligencia. Sobre la base de este deber de debida diligencia reposan la mayoría de las obligaciones en
materia ambiental: el Deber de prevención.
“Los Estados deben tomar medidas para prevenir el daño significativo al medio ambiente, dentro o fuera
de su territorio. Cualquier daño al medio ambiente que pueda conllevar una violación de los derechos a la
vida o a la integridad personal, conforme al contenido y alcance de dichos derechos que fue definido en la
Opinión Consultiva debe ser considerado como un daño significativo, el que deberá determinarse en cada
caso concreto, con atención a las circunstancias particulares del mismo
Los Estados tienen la obligación de prevenir daños ambientales significativos, la que implica:

 Regular las actividades que puedan causar un daño significativo al medio ambiente, con el propósito
de disminuir el riesgo a los derechos humanos.
 Supervisar y fiscalizar actividades bajo su jurisdicción que puedan producir un daño significativo al
medio ambiente.
 Exigir la realización de un estudio de impacto ambiental cuando exista riesgo de daño significativo al
medio ambiente, independientemente que la actividad o proyecto sea realizado por un Estado o por
personas privadas. Estos estudios deben realizarse de manera previa, por entidades independientes
bajo la supervisión del Estado, abarcar el impacto acumulado, respetar las tradiciones y cultura de
pueblos indígenas que podrían verse afectados y su contenido debe ser determinado y precisado
mediante legislación o en el marco del proceso de autorización del proyecto, tomando en cuenta la
naturaleza y magnitud del proyecto y la posibilidad de impacto que tendría en el medio ambiente.
 Establecer un plan de contingencia, a efecto de disponer de medidas de seguridad y procedimientos
para minimizar la posibilidad de grandes accidentes ambientales
 Mitigar el daño ambiental significativo, inclusive cuando hubiera ocurrido a pesar de acciones
preventivas del Estado, utilizando la mejor tecnología y ciencia disponible.
El principio de precaución se refiere a las medidas que se deben adoptar en casos donde no existe certeza
científica sobre el impacto que pueda tener una actividad en el medio ambiente. Los Estados deben actuar
conforme al principio de precaución, a efectos de la protección del derecho a la vida y a la integridad
personal.
Obligación de cooperación. Los Estados tienen la obligación de “…cooperar, de buena fe, para la protección
contra daños al medio ambiente. Esto incluye el deber de notificar a los demás Estados potencialmente
afectados cuando tengan conocimiento de que una actividad planificada bajo su jurisdicción podría
generar un riesgo de daños significativos transfronterizos, de manera previa y oportuna, acompañado de la
información pertinente”. La obligación de cooperar importa el “deber de consultar y negociar con los
Estados potencialmente afectados por daños transfronterizos significativos”
Obligaciones de procedimiento para garantizar los derechos a la vida y a la integridad personal en el
contexto de la protección del medio ambiente Existe un grupo de obligaciones que, en materia ambiental,
se identifican como de procedimiento, en la medida en que respaldan una mejor formulación de las
políticas ambientales. Se trata de obligaciones estatales de carácter instrumental o de procedimiento que
se derivan de ciertos derechos de la Convención Americana, a efectos de garantizar los derechos a la vida y
a la integridad personal de las personas en el marco de posibles daños al medio ambiente.
Acceso a la información. La obligación de respetar y garantizar el acceso a la información relacionada con
posibles afectaciones al medio ambiente debe ser garantizada a toda persona bajo su jurisdicción, de
manera accesible, efectiva y oportuna, sin que el individuo tenga que demostrar un interés específico. Esta
obligación implica tanto la provisión de mecanismos y procedimientos para que las personas individuales
soliciten la información, como la recopilación y difusión activa de información por parte del Estado.
Participación pública. Por medio de la participación pública “…las personas ejercen el control democrático
de las gestiones estatales y así pueden cuestionar, indagar y considerar el cumplimiento de las funciones
públicas. En ese sentido, la participación permite a las personas formar parte del proceso de toma de
decisiones y que sus opiniones sean escuchadas. En particular, la participación pública facilita que las
comunidades exijan responsabilidades de las autoridades públicas para la adopción de decisiones y, a la
vez, mejora la eficiencia y credibilidad de los procesos gubernamentales”
En el contexto de las comunidades indígenas, el Estado debe garantizar los derechos de consulta y
participación en todas las fases de planeación e implementación de un proyecto o medida que pueda
afectar el territorio de una comunidad indígena o tribal, u otros derechos esenciales para su supervivencia
como pueblo, de conformidad con sus costumbres y tradiciones. Ello significa que además de aceptar y
brindar información, el Estado debe asegurarse que los miembros del pueblo tengan conocimiento de los
posibles riesgos, incluidos los riesgos ambientales y de salubridad, para que puedan opinar sobre cualquier
proyecto que pueda afectar su territorio. Por lo tanto, el Estado debe generar canales de diálogo
sostenidos, efectivos y confiables con los pueblos indígenas.
Acceso a la justicia. El acceso a la justicia constituye una norma imperativa del derecho internacional. En el
contexto de la protección ambiental, el acceso a la justicia permite al individuo velar por que se apliquen
las normas ambientales y constituye un medio para remediar cualquier violación a los derechos humanos
que hubiera sido causada por el incumplimiento de normas ambientales, incluyendo los recursos y la

reparación. ”
En la Opinión Consultiva, el tribunal afirma que la degradación ambiental afecta el goce efectivo de los
derechos humanos. Ahora bien, se admite que algunos derechos humanos resultan más sensibles que
otros a la degradación ambiental y, en relación con aquellos especialmente vinculados al medio ambiente,
los clasifica en dos grupos:

 Derechos Sustantivos: derechos cuyo disfrute es particularmente vulnerable a la degradación del medio
ambiente. El grupo de los derechos que denominamos sustantivos se identifican con aquellos cuyo
goce se verá directamente afectado por la degradación del medio ambiente. 
 Derecho de Procedimiento: derechos cuyo ejercicio respalda una mejor formulación de políticas
ambientales. En cambio, los denominados derechos de procedimiento se identificarán con aquellos
derechos que permiten a las distintas políticas ambientales una mejor protección del medio ambiente. 

Concepto
El orden jurídico internacional protege, como uno de sus valores, el ambiente. Un sector del ordenamiento jurídico
internacional particularmente difícil, tanto por su novedad como por su complejidad, que deriva de múltiples
razones: "dependencia científica, interdisciplinariedad, carácter transfronterizo, incidencia de motivaciones
económicas y políticas, etc." A este orden jurídico se lo denomina “Derecho Ambiental Internacional”.

El derecho ambiental internacional (DAI) constituye el ordenamiento jurídico destinado a regular las relaciones de
coexistencia, cooperación e interdependencia, institucionalizada o no, entre los actores, que tiene como objetivo la
protección internacional del ambiente; o el conjunto de normas jurídicas de carácter internacional destinado a la
protección del ambiente en cualquiera de sus formas. 

En la OC-23/17, el tribunal menciona la existencia de un extenso corpus iuris de derecho ambiental internacional, del
cual deberán valerse los Estados para alcanzar una solución de manera conjunta e integral.

Contenido
La mayoría de la doctrina, considera que el derecho ambiental internacional (en adelante DAI) —y con ello, la política
internacional del medio ambiente— tuvo su inicio en la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Humano
(comúnmente conocida como Cumbre de la Tierra de Estocolmo), celebrada en 1972 en Estocolmo (Suecia). Se
puede observar, en la OC-23/17, la innumerable cantidad de veces en que el tribunal cita dicha declaración,
mencionando los distintos principios que han dado las bases del DAI en general. 

El contenido del derecho ambiental internacional se encuentra constituido por tres categorías de normas, según
Cano, a saber: 

1- Instrumentos internacionales destinados a proteger elementos ambientales que pertenecen a toda la


humanidad.
2- Instrumentos internacionales que protegen elementos ambientales que pertenecen a dos o más Estados.
3- Instrumentos internacionales que se refieren a los efectos extraterritoriales del uso de recursos naturales o
elementos ambientales nacionales.

*Es solo una clasificación preliminar, por lo que no excluye otras.

Funcionalidad
El derecho internacional del ambiente es un derecho funcional porque ha surgido con el objetivo de proteger al
medio ambiente en su conjunto y tiene un carácter tuitivo. Su aplicación efectiva tendrá que considerar las distintas
necesidades y realidades económicas, políticas, sociales y científicas. Otro de los rasgos que caracterizan la
normativa ambiental internacional es su orientación preventiva. Tiene la intención de proteger y salvaguardar más
que de sancionar y condenar luego de ocurrido el daño al ambiente. En este sentido el objetivo del derecho
internacional del medio ambiente es evitar la producción del efecto nocivo para el entorno o, si el daño se ha
producido pese a todo, mitigar sus efectos y garantizar su reparación.
Otro de los rasgos dignos de destacar es su sesgo prospectivo, ya que su objetivo último consiste en lograr que las
actividades humanas y el uso de los recursos naturales se desarrollen sin deteriorar el medio ambiente. El derecho
internacional del medio ambiente posee también un carácter instrumental "en cuanto su objetivo esencial es
establecer los mecanismos de reglamentación, administración y gestión de los recursos ambientales.

Multidimensionalidad
Esta característica es una consecuencia directa del carácter multifacético e indivisible de su objeto: el ambiente, en
el que confluyen elementos, valores e intereses diferentes (políticos, económicos, científicos, tecnológicos, jurídicos,
etc.).

Predominio del soft law


Este carácter blando o flexible del derecho internacional ambiental se manifiesta tanto en la forma de los
instrumentos que lo componen como en su contenido (disposiciones). En primer lugar, refiriéndonos a la forma de
los instrumentos, encontramos normas todavía en gestación, sin estar aún consolidadas formalmente. Por ejemplo,
los convenios firmados que no entraron en vigencia en algunos países o las normas consuetudinarias que no se han
cristalizado. Además, este derecho se encuentra en instrumentos que no poseen per se fuerza jurídica vinculante (no
son obligatorios), tales como resoluciones, declaraciones, programas, estrategias, actas finales de conferencias
internacionales, informes de grupos de expertos. En segundo lugar, su contenido normativo es blando porque
presenta compromisos que son susceptibles de cumplimiento o modificación a voluntad. Aquí encontramos
mayormente los deberes de informar, de consultar, de controlar, de negociar. Todo esto repercute en la dimensión
aplicativa del DAI, ya que "los instrumentos internacionales relativos a la protección del medio ambiente no suelen
establecer un aparato institucional muy desarrollado, ni órganos o instancias dotados de poderes de decisión"

Emergencia del hard law


Aunque el DAI se configura principalmente a través del derecho blando o flexible, muchas veces el núcleo
fundamental de la normativa ambiental internacional alcanza el derecho fuerte o hard law. En general, este tipo de
normas se dan para la protección de los espacios comunes del planeta, que están más allá de las jurisdicciones
estatales y que no son susceptibles de apropiación o soberanía, como, por ejemplo, altamar, los fondos marinos y
oceánicos, el espacio ultraterrestre.

CONCLUSIÓN
A modo de conclusión de esta primera lectura, podemos decir que las consecuencias del deterioro ambiental no
respetan límites ni fronteras estatales, sino que se expanden a nivel mundial. A esta cuestión espacial se suma la
necesidad de justicia y equidad respecto a la preservación de los recursos naturales en todos los pueblos del mundo.
Estas circunstancias, entre otras, son las que obligan a la internacionalización del derecho ambiental. Esta fuente
externa es de fundamental importancia para el desarrollo de la política ambiental mundial, regional y local. 
MODULO 3 – LECTURA 2
En esta lectura comenzaremos haciendo referencia de manera general a los instrumentos del derecho ambiental
internacional, es decir, a sus fuentes, para finalizar con una mención al derecho comparado latinoamericano y
español.

Instrumentos del derecho ambiental internacional: consideraciones generales


En el derecho internacional no encontramos una definición de lo que se entiende por instrumento internacional,
pero se lo utiliza de manera genérica porque contiene tanto los acuerdos internacionales vinculantes como los no
vinculantes (derecho blando).

Orellana distingue 4 fuentes de instrumentos internacionales:

1. Conferencias Multilaterales de Estados: El resultado de estas reuniones generalmente consiste en una


declaración. Lo importante de esta fuente es que son los Estados los que se reúnen para elaborar un
instrumento.
2. Organismo Intergubernamental: Estos organismos plasman su trabajo en resoluciones. A diferencia del
anterior, aquí el acento se encuentra en el mismo organismo.
3. Comités de expertos independientes: Estos comités generalmente surgen de tratados, no están integrados
por Estados y carecen (en general) de personalidad jurídica internacional. Estas reuniones de expertos
cumplen un rol fundamental en la implementación y cumplimiento del derecho internacional.
4. Organismos NO gubernamentales internacionales: Generalmente elaboran instrumentos sobre temas
específicos del derecho internacional.

Instrumentos vinculantes y no vinculantes


En el derecho internacional ambiental encontramos instrumentos internacionales que establecen obligaciones para
los Estados (normas vinculantes) e instrumentos que no establecen dichas obligaciones (normas no vinculantes o
derecho blando). 

Entre los instrumentos vinculantes encontramos los convenios y tratados internacionales.

Es importante tener presente que el nombre del instrumento internacional –ya sea convenio, acuerdo, convención o
protocolo– no determina su carácter vinculante. "El elemento central para que un acuerdo internacional sea
considerado un tratado, y sea por ende vinculante, es que las partes del instrumento internacional acuerden que
este esté regido por el derecho internacional" 

La Convención de Viena sobre el derecho de los tratados expresa ART 2 - Términos empleados:
“1. Para los efectos de la presente Convención:
a) Se entiende por "tratado" un acuerdo internacional celebrado por escrito entre los Estados y regido por el
derecho internacional, ya consté en un instrumento único o en dos o más instrumentos conexos y cualquiera que sea
su denominación particular” …

Entre los instrumentos vinculantes referidos a la temática se encuentran los Acuerdos Multilaterales Ambientales:
son acuerdos jurídicos vinculantes que establecen obligaciones internacionales para sus partes.

Hasta el momento, "no se ha alcanzado un acuerdo general multilateral de tipo codificador en materia de protección
ambiental, construyéndose los consensos multilaterales en ámbito universal, pero, predominantemente, con
dimensión sectorial.

Encontramos ejemplos en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y el Convenio
sobre la Diversidad Biológica concluidos en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro (1992). También, como vimos en
lecturas anteriores, se incorporan derechos ambientales en diferentes tratados de derechos humanos. 

En lo que respecta a los instrumentos no vinculantes, si bien no establecen obligaciones legales internacionales para
las partes, tienen gran relevancia jurídica en el orden normativo internacional. Aquí se destacan las Declaraciones
sobre Medio Ambiente, cuyos principios influyen directamente en el orden jurídico ambiental de los Estados y en sus
instituciones.
Una de las características principales del derecho ambiental internacional es el predominio de este derecho blando.
Estos instrumentos no vinculantes tienen un rol fundamental en el desarrollo de la llamada normatividad
internacional, ya que los principios establecidos son reconocidos en tratados que establecen obligaciones específicas
para los Estados, materializando esos lineamientos generales y dotándolos de fuerza jurídica vinculante.

Entre las características y funciones más relevantes de los instrumentos no vinculantes, Orellana (2014) destaca las
siguientes:

 Las declaraciones de principios muestran una visión política y estratégica común.


 Constituyen lineamientos programáticos para planificar e implementar políticas ambientales en los Estados.
 Sirven de base para la interpretación de las normas contenidas en los tratados internacionales, esclareciendo las
obligaciones de las partes.

Cabe aclarar que estos instrumentos no vinculantes o de derecho blando "pueden haber sido elaborados por
Estados, organismos internacionales, comités de expertos independientes [u] organizaciones no gubernamentales
internacionales"

Los instrumentos no vinculantes, si bien no establecen obligaciones legales internacionales para las partes, tienen
gran relevancia jurídica en el orden normativo internacional. Aquí se destacan las Declaraciones sobre Medio
Ambiente, cuyos principios influyen directamente en el orden jurídico ambiental de los Estados y en sus
instituciones.

Como ejemplos de instrumentos no vinculantes, podemos citar los que surgieron de la Conferencia de las Naciones
Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo: la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, y el
Programa 21. A lo largo de la materia observamos cómo los principios reconocidos en la Declaración de Río se
encuentran plasmados en diversas normas de Argentina, entre ellas la Ley General del Ambiente 25675.

Instrumentos
del DAI

vinculantes no vinculantes

ej:
ej: tratados declaracione
s

Fuentes formales del DAI


Conforme al artículo 38 del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia, las fuentes del derecho internacional
público en general son:

 Las convenciones internacionales, sean generales o particulares, que establecen reglas expresamente
reconocidas por los Estados litigantes;
 La costumbre internacional como prueba de una práctica generalmente aceptada como derecho;
 Los principios generales de derecho reconocidos por las naciones civilizadas;
 Las decisiones judiciales y las doctrinas de los publicistas de mayor competencia de las distintas naciones, como
medio auxiliar para la determinación de las reglas de derecho.
En primer lugar, destacamos los tratados como una de las fuentes más importantes del DAI. Algunas características:
en general, se trata de tratados-ley porque que establecen una reglamentación común para el logro de un objetivo
colectivo de las partes; en consonancia con la naturaleza global del ambiente. Además, generalmente los acuerdos-
marco en materia ambiental prevén mecanismos de implementación, perfeccionamiento y actualización/adaptación
–en cuestiones sustantivas relevantes– a través de Conferencias de las Partes.

Se denomina soft law a instrumentos cuya juridicidad puede ofrecer dudas o cuya fuerza vinculante se cuestiona.
Aquellos actos que carecen de carácter obligatorio y cuyo incumplimiento no puede ser exigido por las autoridades,
se conocen como soft law. Se trata, pues, de prácticas que no han emanado de las fuentes tradicionales del derecho,
quedando, en principio, fuera del ámbito de lo jurídico.

 Hard Law define a instrumentos o prácticas generales con carácter obligatorio cuyo incumplimiento puede ser
exigido por las vías instituciones de solución de conflictos y derivar en la responsabilidad internacional del Estado.

En consonancia con la preeminencia del soft law en el DAI, estos acuerdos multilaterales se configuran
como acuerdos-marco y fijan objetivos generales que deben alcanzarse a través de la adopción de
decisiones políticas por parte de los Estados, ya que carecen de normas concretas y operativas. En este
sentido, en los acuerdos-marco suele incluirse el compromiso de los miembros de incorporar normas y
adoptar políticas nacionales para el logro de los objetivos del acuerdo. Otro rasgo particular de los tratados
en materia ambiental es la desaparición de las relaciones de reciprocidad en su cumplimiento, ya que el
cuidado del medio ambiente corresponde a la humanidad toda.
Teniendo en cuenta que el medio ambiente se ha constituido en un bien de la humanidad y en una
preocupación común, es indispensable que su protección continúe a pesar de las diferencias políticas y
diplomáticas que surjan entre los Estados, las cuales no deben prevalecer sobre los acuerdos que se hayan
suscrito para la conservación de una determinada área del medio ambiente.
La costumbre internacional constituye la fuente más antigua del DAI. Técnicamente, la costumbre
internacional es un acuerdo que se produce en un escenario mundial, careciendo de un soporte físico,
originándose de manera informal, con la cualidad de lograr que su fuerza normativa vinculante actúe no
solo sobre aquellos sujetos que expresamente manifestaron su aquiescencia a la regla, sino también sobre
todos aquellos que se mantuvieron indiferentes ante el citado acuerdo. 
Esta costumbre internacional se apoya en dos requisitos que deben darse de manera simultánea: uno
objetivo, la práctica; y otro subjetivo, opinio juris sive necessitatis.
- El elemento objetivo de la repetición formativa de la costumbre requiere que esta sea uniforme,
continua, no interrumpida, emanada de actos de autoridad representativa del sujeto que la construye.
- El segundo elemento consiste "en la consideración de que tal conducta se encuentra conforme a la ley,
que exista la convicción de que el comportamiento reiterado da origen a una regla que es legalmente
obligatoria".
Respecto a los principios generales, podemos decir que "constituyen parámetros jurídicos a los que deben
ajustarse los comportamientos de los sujetos del ordenamiento internacional"
La doctrina destaca como principios relevantes, aplicables en materia ambiental, los siguientes: "pacta
sunt servanda, buena fe, no abuso de derecho, equidad, obligación de reparar el daño causado"
Pacta sunt servanda:  es la regla de acuerdo a la cual los tratados obligan a las partes y deben ser
cumplidos de buena fe, es el principio fundamental del Derecho de los Tratados. El artículo 26 de
la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, justamente inicia con ese epígrafe, que es una
frase en latín inmemorial, fundamental, que en esencia significa que “lo pactado, obliga”. Es
un principio básico de los contratos, trasladado al derecho internacional.
Por último, cabe mencionar la jurisprudencia (decisiones de los tribunales internacionales) y la doctrina
como fuentes auxiliares del DAI.

Declaración de Rio sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo


Declaración de Rio sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo,
Habiéndose reunido en Rio de Janeiro del 3 al 14 de junio de 1992,
Reafirmando la Declaración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano,
aprobada en Estocolmo el 16 de junio de 1972a, y tratando de basarse en ella,
Con el objetivo de establecer una alianza mundial nueva y equitativa mediante la creación de nuevos
niveles de cooperación entre los Estados, los sectores claves de las sociedades y las personas,
Procurando alcanzar acuerdos internacionales en los que se respeten los intereses de todos y se
proteja la integridad del sistema ambiental y de desarrollo mundial,
Reconociendo la naturaleza integral e interdependiente de la Tierra, nuestro hogar,
Proclama que:
PRINCIPIO 1
Los seres humanos constituyen el centro de las preocupaciones relacionadas con el desarrollo
sostenible. Tienen derecho a una vida saludable y productiva en armonia con la naturaleza.
PRINCIPIO 2
De conformidad con la Carta de las Naciones Unidas y los principios del derecho internacional, los
Estados tienen el derecho soberano de aprovechar sus propios recursos según sus propias politicas
ambientales y de desarrollo, y la responsabilidad de velar por que las actividades realizadas dentro de
su jurisdicción o bajo su control no causen daños al medio ambiente de otros Estados o de zonas que
estén fuera de los limítes de la jurisdicción nacional.
PRINCIPIO 3
El derecho al desarrollo debe ejercerse en forma tal que responda equitativamente a las necesidades
de desarrollo y ambientales de las generaciones presentes y futuras.
PRINCIPIO 4
A fin de alcanzar el desarrollo sostenible, la protección del medio ambiente deberá constituir parte
integrante del proceso de desarrollo y no podrá considerarse en forma aislada.
PRINCIPIO 5
Todos los Estados y todas las personas deberán cooperar en la tarea esencial de erradicar la pobreza
como requisito indispensable del desarrollo sostenible, a fin de reducir las disparidades en los niveles
de vida y responder mejor a las necesidades de la mayoría de los pueblos del mundo.
PRINCIPIO 6
Se deberá dar especial prioridad a la situación y las necesidades especiales de los países en desarrollo,
en particular los países menos adelantados y los más vulnerables desde el punto de vista ambiental. En
las medidas internacionales que se adopten con respecto al medio ambiente y al desarrollo también se
deberían tener en cuenta los intereses y las necesidades de todos los países.
PRINCIPIO 7
Los Estados deberán cooperar con espíritu de solidaridad mundial para conservar, proteger y
restablecer la salud y la integridad del ecosistema de la Tierra. En vista de que han contribuido en
distinta medida a la degradación del medio ambiente mundial, los Estados tienen responsabilidades
comunes pero diferenciadas. Los países desarrollados reconocen la responsabilidad que les cabe en la
búsqueda internacional del desarrollo sostenible, en vista de las presiones que sus sociedades ejercen
en el medio ambiente mundial y de las tecnologías y los recursos financieros de que disponen.
PRINCIPIO 8
Para alcanzar el desarrollo sostenible y una mejor calidad de vida para todas las personas, los Estados
deberían reducir y eliminar las modalidades de producción y consumo insostenibles y fomentar
políticas demográficas apropiadas.
PRINCIPIO 9
Los Estados deberían cooperar en el fortalecimiento de su propia capacidad de lograr el desarrollo
sostenible, aumentando el saber científico mediante el intercambio de conocimientos científicos y
tecnológicos, e intensificando el desarrollo, la adaptación, la difusión y la transferencia de tecnologías,
entre estas, tecnologías nuevas e innovadoras.
PRINCIPIO 10
El mejor modo de tratar las cuestiones ambientales es con la participación de todos los ciudadanos
interesados, en el nivel que corresponda. En el plano nacional, toda persona deberá tener acceso
adecuado a la información sobre el medio ambiente de que dispongan las autoridades públicas,
incluida la información sobre los materiales y las actividades que encierran peligro en sus comunidades,
así como la oportunidad de participar en los procesos de adopción de decisiones. Los Estados deberán
facilitar y fomentar la sensibilización y la participación de la población poniendo la información a
disposición de todos. Deberá proporcionarse acceso efectivo a los procedimientos judiciales y
administrativos, entre éstos el resarcimiento de daños y los recursos pertinentes. 
PRINCIPIO 11
Los Estados deberán promulgar leyes eficaces sobre el medio ambiente. Las normas, los objetivos de
ordenación y las prioridades ambientales deberían reflejar el contexto ambiental y de desarrollo al que
se aplican. Las normas aplicadas por algunos países pueden resultar inadecuadas y representar un
costo social y económico injustificado para otros países, en particular los países en desarrollo.
PRINCIPIO 12
Los Estados deberían cooperar en la promoción de un sistema económico internacional favorable y
abierto que llevara al crecimiento económico y el desarrollo sostenible de todos los países, a fin de
abordar en mejor forma los problemas de la degradación ambiental. Las medidas de política comercial
con fines ambientales no deberían constituir un medio de discriminación arbitraria o injustificable ni
una restricción velada del comercio internacional. Se debería evitar tomar medidas unilaterales para
solucionar los problemas ambientales que se producen fuera de la jurisdicción del país importador. Las
medidas destinadas a tratar los problemas ambientales transfronterizos o mundiales deberían, en la
medida de lo posible, basarse en un consenso internacional.
PRINCIPIO 13
Los Estados deberán desarrollar la legislación nacional relativa a la responsabilidad y la indemnización
respecto de las víctimas de la contaminación y otros daños ambientales. Los Estados deberán cooperar
asimismo de manera expedita y mas decidida en la elaboración de nuevas leyes internacionales sobre
responsabilidad e indemnización por los efectos adversos de los daños ambientales causados por las
actividades realizadas dentro de su jurisdicción, o bajo su control, en zonas situadas fuera de su
jurisdicción.
PRINCIPIO 14
Los Estados deberían cooperar efectivamente para desalentar o evitar la reubicación y la transferencia
a otros Estados de cualesquiera actividades y sustancias que causen degradación ambiental grave o se
consideren nocivas para la salud humana.
PRINCIPIO 15
Con el fin de proteger el medio ambiente, los Estados deberán aplicar ampliamente el criterio de
precaución conforme a sus capacidades. Cuando haya peligro de daño grave o irreversible, la falta de
certeza científica absoluta no deberá utilizarse como razon para postergar la adopción de medidas
eficaces en función de los costos para impedir la degradación del medio ambiente.
PRINCIPIO 16
Las autoridades nacionales deberían procurar fomentar la internalización de los costos ambientales y el
uso de instrumentos económicos, teniendo en cuenta el criterio de que el que contamina debe, en
principio, cargar con los costos de la contaminación, teniendo debidamente en cuenta el interés
público y sin distorsionar el comercio ni las inversiones internacionales.
PRINCIPIO 17
Deberá emprenderse una evaluación del impacto ambiental, en calidad de instrumento nacional,
respecto de cualquier actividad propuesta que probablemente haya de producir un impacto negativo
considerable en el medio ambiente y que este sujeta a la decisión de una autoridad nacional
competente.
PRINCIPIO 18
Los Estados deberán notificar inmediatamente a otros Estados de los desastres naturales u otras
situaciones de emergencia que puedan producir efectos nocivos súbitos en el medio ambiente de esos
Estados. La comunidad internacional deberá hacer todo lo posible por ayudar a los Estados que
resulten afectados.
PRINCIPIO 19
Los Estados deberán proporcionar la información pertinente y notificar previamente y en forma
oportuna a los Estados que posiblemente resulten afectados por actividades que puedan tener
considerables efectos ambientales transfronterizos adversos, y deberan celebrar consultas con esos
Estados en una fecha temprana y de buena fe.
PRINCIPIO 20
Las mujeres desempeñan un papel fundamental en la ordenación del medio ambiente y en el
desarrollo. Es, por tanto, imprescindible contar con su plena participación para lograr el desarrollo
sostenible.
PRINCIPIO 21
Debería movilizarse la creatividad, los ideales y el valor de los jóvenes del mundo para forjar una
alianza mundial orientada a lograr el desarrollo sostenible y asegurar un mejor futuro para todos.
PRINCIPIO 22
Las poblaciones indígenas y sus comunidades, asi como otras comunidades locales, desempeñan un
papel fundamental en la ordenación del medio ambiente y en el desarrollo debido a sus conocimientos
y prácticas tradicionales. Los Estados deberían reconocer y apoyar debidamente su identidad, cultura e
intereses y hacer posible su participación efectiva en el logro del desarrollo sostenible.
PRINCIPIO 23
Deben protegerse el medio ambiente y los recursos naturales de los pueblos sometidos a opresión,
dominación y ocupación.
PRINCIPIO 24
La guerra es, por definición, enemiga del desarrollo sostenible. En consecuencia, los Estados deberán
respetar las disposiciones de derecho internacional que protegen al medio ambiente en épocas de
conflicto armado, y cooperar en su ulterior desarrollo, segun sea necesario.
PRINCIPIO 25
La paz, el desarrollo y la protección del medio ambiente son interdependientes e inseparables.
PRINCIPIO 26
Los Estados deberán resolver pacíficamente todas sus controversias sobre el medio ambiente por
medios que corresponda con arreglo a la Carta de las Naciones Unidas.
PRINCIPIO 27
Los Estados y las personas deberán cooperar de buena fe y con espiritu de solidaridad en la aplicación
de los principios consagrados en esta Declaración y en el ulterior desarrollo del derecho internacional
en la esfera del desarrollo sostenible.
MODULO 3 – LECTURA 3
Evolución del DAI
El DAI no ha permanecido igual a través del tiempo, sino que ha ido transformándose, evolucionando a partir de
diversos factores que influyen en su desarrollo. Entre ellos, se destacan los avances en la ciencia y la tecnología, una
mayor conciencia por parte de los diferentes actores de los problemas ambientales que afectan a la humanidad y
cambios en los sistemas políticos y económicos nacionales e internacionales.

Podemos observar que en la OC 23/17, la Corte cita muchos de los convenios y declaraciones que fueron firmados
en las distintas etapas del DAI. Todos ellos mantienen su vigencia, atento a que en estos se enuncian los principios
fundamentales del derecho ambiental, luego trasladados a los derechos internos de cada país firmante.

En esta lectura seguiremos a los autores Uribe Vargas y Cárdenas Castañeda, quienes distinguen cuatro fases/etapas
en la evolución del DAI:

1. Del siglo XIX hasta la creación de la ONU en 1945.


2. Desde la creación de la ONU hasta la Conferencia Mundial sobre el Medio Humano de Estocolmo en 1972.
3. Desde esa Cumbre de la Tierra, en1972, hasta la Conferencia Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo de
Río de Janeiro, en 1992.
4. Desde la Conferencia de Río, en1992, hasta la actualidad.

Primera etapa: desde el siglo XIX hasta la creación de la ONU en 1945


La doctrina que seguimos considera que en los avances del derecho internacional durante la segunda mitad del siglo
XIX se enmarca el desarrollo del DAI. En esta época se sancionaron los primeros tratados sobre pesca y la protección
de algunas especies de plantas.

Estos avances focalizados principalmente en la conservación de la vida silvestre y, de manera limitada, en la


protección de ríos y mares, ligado a la realización de estudios científicos sobre suelos, erosión, deforestación,
humedad y protección de algunas especies.

Se considera que estos primeros avances fueron antropocéntricos, respondiendo más a prioridades económicas y
materiales de los seres humanos que a objetivos ecológicos. Además, no hubo casi iniciativas tendientes a la
creación de organizaciones internacionales en materia medioambiental.

Segunda etapa: desde la creación de la ONU hasta la Conferencia Mundial sobre el Medio
Humano de Estocolmo en 1972.
Aunque la Carta de las Naciones Unidas no hizo referencia expresa a la protección del medio ambiente y no se
crearon organismos específicamente ambientales durante esos años, los autores que siguen esta línea de evolución
consideran que la creación de la Organización de las Naciones Unidas en 1945 marcó un avance para el desarrollo
del derecho ambiental internacional.

Se considera que se despierta la conciencia ambiental a nivel mundial durante la década de 1960 y que la publicación
del libro Silent. Spring, de Rachel Carson, en 1962, constituye un hito fundamental. A esto se suma que en marzo de
1967 el superpetrolero Torrey Canyon encalló en la costa sur de Inglaterra, lo cual generó perjuicios irreparables al
ambiente. Ese desastre ambiental sumado a la advertencia que hizo Suecia sobre el continuo y acelerado deterioro
del medio ambiente fueron los principales motivos para que la Asamblea General de las Naciones Unidas reaccione y
convoque a la Conferencia Mundial sobre el Medio Humano en Estocolmo en 1972.

Tercera etapa: desde Estocolmo hasta la Conferencia Mundial sobre Medio Ambiente y
Desarrollo de Río de Janeiro en 1992
La Conferencia de Estocolmo de 1972 es considerada hasta el día de hoy como un punto de inflexión en el desarrollo
del DAI. 

Los resultados de esta conferencia fueron tres documentos de carácter no vinculante: 


- Una declaración de 26 ppios.
- Un Plan de Acción con 109 recomendaciones.
- Una resolución sobre cuestiones de orden institucional y financiero.

De Estocolmo también surgió el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, organismo que coordina
las cuestiones vinculadas con el medio ambiente.

En esta misma etapa en el mes de octubre de 1982, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó la Carta
Mundial de la Naturaleza, un instrumento no vinculante que contiene varios principios generales sobre la protección
y la conservación de la naturaleza.

Los principios fundamentales que allí se consagran son:


1. Se respetará la naturaleza y no se perturbarán sus procesos esenciales. 

2. No se amenazará la viabilidad genética en la tierra; la población de todas las especies, silvestres y domesticadas,
se mantendrá a un nivel por lo menos suficiente para garantizar su supervivencia; asimismo, se salvaguardarán los
hábitats necesarios para este fin. 

3. Estos principios de conservación se aplicarán a todas las partes de la superficie terrestre, tanto en la tierra como
en el mar; se concederá protección especial a aquellas de carácter singular, a los ejemplares representativos de
todos los diferentes grupos de ecosistemas y a los hábitats de las especies escasas o en peligro. 

4. Los ecosistemas y los organismos, así como los recursos terrestres, marinos y atmosféricos que son utilizados por
el hombre, se administrarán de manera tal de lograr y mantener su productividad óptima y continua sin por ello
poner en peligro la integridad de los otros ecosistemas y especies con los que coexistan. 

5. Se protegerá a la naturaleza de la destrucción que causan las guerras u otros actos de hostilidad.

También se debe mencionar en esta etapa el Informe Brundtland o Nuestro Futuro Común, resultado de la Comisión
Mundial del Medio Ambiente de las Naciones Unidas de 1987.

Cuarta etapa: desde Río de Janeiro a la actualidad


En 1992 se llevó a cabo la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo en Río de
Janeiro. En la Declaración, que fue uno de sus resultados, se manifiestan principios de suma importancia para el DAI.

Cabe destacar aquí el carácter antropocéntrico que surge del principio 1, al expresar que: "los seres humanos
constituyen el centro de las preocupaciones relacionadas con el desarrollo sostenible. Tienen derecho a una vida
saludable y productiva en armonía con la naturaleza".

Además de esa declaración de principios, en esta conferencia se adoptó la llamada Agenda (o Programa) 21 e
instrumentos vinculantes como la Convención sobre Biodiversidad Biológica y el Convenio Marco de las Naciones
Unidas sobre Cambio Climático. 

“Programa 21 / Agenda” es un acuerdo de las Naciones Unidas (ONU) para promover el desarrollo sostenible,


aprobado en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD), que se
reunió en Río de Janeiro del 3 al 14 de junio de 1992. Este acuerdo se firmó junto con la Declaración de Río sobre el
Medio Ambiente y el Desarrollo y la Declaración de principios relativos a los bosques. El Programa es un plan
detallado de acciones que deben ser acometidas a nivel mundial, nacional y local, por entidades de la ONU, los
gobiernos de sus Estados miembros y por grupos principales particulares en todas las áreas en las que ocurren
impactos humanos sobre el medio ambiente.

En el año 2002 se celebró la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible en Johannesburgo y en
el año 2012 se celebró la Conferencia llamada comúnmente Río+20 en Río de Janeiro.

Carta mundial de la naturaleza 1982


Esta Carta fue solemnemente adoptada y solemnemente proclamada por la Asamblea General de las Naciones
Unidas, en su Resolución 37/7, el 28 de octubre de 1982.

LA ASAMBLEA GENERAL
Reafirmando los propósitos fundamentales de las Naciones Unidas, en particular el mantenimiento de la paz y la
seguridad internacionales, el fomento de relaciones de amistad entre las naciones y la realización de la cooperación
internacional para solucionar los problemas internacionales de carácter económico, social, cultural, técnico,
intelectual o humanitario.

Consciente de que:

a) La especie humana es parte de la naturaleza y la vida depende del funcionamiento ininterrumpido de los sistemas
naturales que son fuente de energía y de materias nutritivas,

b) La civilización tiene sus raíces en la naturaleza, que moldeó la cultura humana e influyó en todas las obras
artísticas y científicas, y de que la vida en armonía con la naturaleza ofrece al hombre posibilidades óptimas para
desarrollar su capacidad creativa, descansar y ocupar su tiempo libre.

Convencida de que:

a) Toda forma de vida es única y merece ser respetada, cualquiera que sea su utilidad para el hombre, y con el fin de
reconocer a los demás seres vivos su valor intrínseco, el hombre ha de guiarse por un código de acción moral,

b) El hombre, por sus actos o las consecuencias de éstos, dispone de los medios para transformar a la naturaleza y
agotar sus recursos y, por ello, debe reconocer cabalmente la urgencia que reviste mantener el equilibrio y la calidad
de la naturaleza y conservar los recursos naturales.

Persuadida de que:

a) Los beneficios duraderos que se pueden obtener de la naturaleza dependen de la protección de los procesos
ecológicos y los sistemas esenciales para la supervivencia y de la diversidad de las formas de vida, las cuales quedan
en peligro cuando el hombre procede a una explotación excesiva o destruye los hábitats naturales,

b) El deterioro de los sistemas naturales que dimana del consumo excesivo y del abuso de los recursos naturales y la
falta de un orden económico adecuado entre los pueblos y los Estados, socavan las estructuras económicas, sociales
y políticas de la civilización,

c) La competencia por acaparar recursos escasos es causa de conflictos, mientras que la conservación de la
naturaleza y de los recursos naturales contribuye a la justicia y el mantenimiento de la paz, pero esa conservación no
estará asegurada mientras la humanidad no aprenda a vivir en paz y a renunciar a la guerra y los armamentos.

Reafirmando que el hombre debe adquirir los conocimientos necesarios a fin de mantener y desarrollar su aptitud
para utilizar los recursos naturales en forma tal que se preserven las especies y los ecosistemas en beneficio de las
generaciones presentes y futuras.

Firmemente convencida de la necesidad de adoptar medidas adecuadas, a nivel nacional e internacional, individual
y colectivo, y público y privado, para proteger la naturaleza y promover la cooperación internacional en esta esfera.

Aprueba, con estos fines, la presente Carta Mundial de la Naturaleza, en la que se proclaman los principios de
conservación que figuran a continuación, con arreglo a las cuales debe guiarse y juzgarse todo acto del hombre que
afecte a la naturaleza.

. PRINCIPIOS GENERALES

1. Se respetará la naturaleza y no se perturbarán sus procesos esenciales.

2. No se amenazará la viabilidad genética de la tierra; la población de todas las especies, silvestres y domesticadas,
se mantendrá a un nivel por lo menos suficiente para garantizar su supervivencia; asimismo, se salvaguardarán los
hábitats necesarios para este fin.

3. Estos principios de conservación se aplicarán a todas las partes de la superficie terrestre, tanto en la tierra como
en el mar; se concederá protección especial a aquellas de carácter singular, a los ejemplares representativos de
todos los diferentes tipos de ecosistemas y a los hábitats de las especies o en peligro.
4. Los ecosistemas y los organismos, así como los recursos terrestres, marinos y atmosféricos que son utilizados por
el hombre, se administrarán de manera tal de lograr y mantener su productividad óptima y continua sin por ello
poner en peligro la integridad de los otros ecosistemas y especies con los que coexistan.

5. Se protegerá a la naturaleza de la destrucción que causan las guerras u otros actos de hostilidad. […]

MODULO 3 – LECTURA 4
Conferencias de Naciones Unidas

En la lectura anterior, al hacer referencia a las distintas etapas de la evolución del DAI, el punto de partida de cada
una de ellas, en su mayoría, coincide con una conferencia de Naciones Unidas o su convocatoria.

 Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano (Estocolmo, 1972)

Hito fundacional en la historia del derecho ambiental internacional. Una de sus preocupaciones fundacionales
consistió en asignar a la cuestión ambiental un carácter global, superando regionalismos y heterogeneidades
políticas. En este sentido, la Declaración expresa que se reúne atendiendo a "la necesidad de un criterio y principios
comunes que ofrezcan a los pueblos del mundo inspiración y guía para preservar y mejorar el medio ambiente
humano"

Uno de los instrumentos es la mencionada Declaración, conocida como Declaración de Estocolmo de 1972,
compuesta por un preámbulo y 26 principios. Se adoptó también un Plan de Acción para el Medio Ambiente,
compuesto de 109 declaraciones en torno a tres pilares fundamentales: evaluación de los problemas, medidas de
gestión y medidas de apoyo. Por recomendación de esta Cumbre, la Asamblea de Naciones Unidas creó el Programa
de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), organismo clave en la construcción y delimitación de la
agenda internacional ambiental.

 Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (Río de Janeiro, 1992)

La Cumbre de la Tierra celebrada en Río de Janeiro en 1992 conservó, al igual que la anterior, una perspectiva
antropocéntrica, aunque su preocupación principal estaba dada por el impacto del desarrollo acelerado sobre el
medio ambiente. La mayoría de los estudiosos del tema sostienen que la Declaración que surge de la Conferencia de
Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo (en adelante, CNUMAD) proporciona un esquema más
completo, claro y preciso que el de la Declaración de Estocolmo, por lo que es utilizada como guía orientadora para
la toma de decisiones tanto a nivel internacional como nacional.

A partir de esta conferencia deja de hablarse de la política ambiental global para pasar a referirse a la política del
desarrollo sustentable, a los fines de atender a los reclamos que los países en vías de desarrollo manifestaron en la
Conferencia de Estocolmo. Los principales resultados de la CNUMAD son la Declaración de Río (27 Principios); la
Convención Marco sobre el Cambio Climático (instrumento vinculante); el Convenio sobre Diversidad Biológica
(instrumento vinculante) y la Declaración de Principios Forestales (principios no vinculantes). Otro de los resultados
más relevantes del CNUMAD fue el Programa 21 (o Agenda 21), un programa de acciones con vistas al logro del
desarrollo sostenible en el siglo XXI. Si bien este documento no tiene valor jurídico obligatorio, constituye un
instrumento fundamental para la acción ambiental interna y externa de los Estados.

 Conferencia de Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible (Johannesburgo, 2002)

Esta Cumbre concluyó con la adopción de la Declaración sobre Desarrollo Sostenible, donde se retoman los
principios de las Cumbres de Estocolmo y Río de Janeiro, reforzándose el compromiso de fortalecimiento del
desarrollo sostenible en los planos nacional, regional y mundial.

Allí se reitera la preocupación por el aumento del deterioro ambiental y pérdida de biodiversidad, "problemas que
han sido acentuados con el proceso de globalización y el abismo cada vez mayor entre países ricos y países pobres".
 Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible (Río de Janeiro, 2012)

En el año 2012 se celebró la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible (Río + 20) en Río de
Janeiro (Brasil), de donde surgió la declaración final denominada El futuro que queremos. En dicho documento se
ratifican los principios de Río y los planes de acción anteriores.

Dentro de la sección V, que se refiere al Marco para la acción y el seguimiento, destacamos el punto 104:
"Reconocemos que para cumplir el objetivo de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible,
que consiste en renovar el compromiso político en favor del desarrollo sostenible, y para abordar los temas de la
economía verde en el contexto del desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza y del marco institucional para
el desarrollo sostenible, nos comprometemos a tratar de llenar las lagunas que aún persisten en la aplicación de los
resultados de las principales cumbres sobre el desarrollo sostenible, afrontar los problemas nuevos y en ciernes y
aprovechar las nuevas oportunidades mediante la adopción de las medidas enunciadas más adelante en este marco
para la acción, proporcionando, según proceda, medios de aplicación. Reconocemos que los objetivos, las metas y
los indicadores, incluidos, cuando corresponda, indicadores con enfoque de género, son útiles para medir y acelerar
los progresos. Observamos además que es posible impulsar la aplicación de las medidas enunciadas más abajo si se
comparten de manera voluntaria información, conocimientos y experiencia"

Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente


 Uno de los resultados más importantes de la Conferencia de Estocolmo de 1972 fue la creación del Programa de las
Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA o UNEP, por sus siglas en inglés), constituyendo la primera
organización internacional con un rol exclusivamente medioambiental (Uribe Vargas y Cárdenas Castañeda, 2010).
Su mandato consiste en lo siguiente: Ser la autoridad ambiental líder en el mundo que fija la agenda ambiental
global, que promueve la aplicación coherente de las dimensiones ambientales del desarrollo sostenible en el marco
del sistema de las Naciones Unidas y que ejerce de defensor acreditado del medio ambiente global. 

Mientras que su misión radica en: "proporcionar liderazgo y alentar la participación en el cuidado del medio
ambiente inspirando, informando y facilitando a las naciones y los pueblos los medios para mejorar su calidad de
vida sin comprometer la de las futuras generaciones”.

Su sede se encuentra en Nairobi, Kenia, y trabaja a través de sus divisiones regionales y una red de centro de
colaboradores. La oficina regional de América Latina y el Caribe se ubica en la ciudad de Panamá y, a su vez, la región
se divide en cuatro subregiones: Mesoamérica, el Caribe, la Región Andina y el Cono Sur, cada una con sus
características, prioridades y retos ambientales.

REVISION DE MODULO:

Derecho ambiental internacional: El Derecho Ambiental Internacional (DAI) constituye el ordenamiento jurídico
destinado a regular las relaciones de coexistencia, cooperación e interdependencia -institucionalizada o no- entre los
actores, con el objetivo de la protección internacional del ambiente.

Instrumentos del derecho ambiental internacional: En el derecho internacional no encontramos una definición de
lo que se entiende por instrumento internacional, pero se lo utiliza de manera genérica porque contiene tanto los
acuerdos internacionales vinculantes como los no vinculantes (derecho blando). Siguiendo el planteo de Orellana, en
el derecho internacional ambiental encontramos instrumentos internacionales que establecen obligaciones para los
Estados (normas vinculantes) e instrumentos que no establecen dichas obligaciones (normas no vinculantes o
derecho blando).

Evolución del DAI: El DAI no ha permanecido igual a través del tiempo, sino que ha ido evolucionando a partir de
diversos factores que influyen en su desarrollo. Los autores distinguen cuatro fases en la evolución del DAI
directamente relacionadas con el Sistema de Naciones Unidas.

El sistema de Naciones Unidas: Como observamos anteriormente, uno de los resultados más importantes de la
Conferencia de Estocolmo de 1972 fue la creación del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente
(PNUMA o UNEP, por sus siglas en inglés), constituyendo la primera organización internacional con un rol
exclusivamente medioambiental.

MODULO 4 – LECTURA 1
Morales Lamberti entiende el acceso a la justicia ambiental como la posibilidad de obtener la solución expedita y
completa por las autoridades judiciales de un conflicto jurídico de naturaleza ambiental, lo que supone que todas las
personas están en igualdad de condiciones para acceder a la justicia y para obtener resultados individual o
socialmente justos.

Dentro de ese gran campo del acceso a la justicia, el proceso ambiental es uno de sus aspectos más relevantes, junto
con la cuestión de la legitimación para accionar en defensa del medio ambiente. El autor hace referencia a las
complicaciones que presenta el acceso a la justicia en general. Entre esas complicaciones enumera el costo y tiempo
de litigio y las diferencias técnicas y económicas que muchas veces se presentan entre los litigantes. Particularmente,
el acceso a la justicia ambiental presenta dificultades adicionales, como la complejidad científico-técnica y la
naturaleza de los intereses en juego (que habitualmente son “intereses colectivos y difusos”, es decir, que
corresponden a muchas personas, que son, en su mayoría, indeterminadas) 

En esta lectura, comenzaremos explicando en qué consiste la acción ambiental y quiénes son los legitimados para
ejercerla, conforme a los intereses difusos en juego. Luego nos referiremos al amparo ambiental.

La acción ambiental: los intereses difusos y la legitimación


Valls cita a Alsina para definir la acción, como el medio para ejercer “el poder jurídico de pedir a un órgano
jurisdiccional una sentencia para hacer valer un derecho que se considera vulnerado”. En otras palabras, la acción
judicial es “la facultad que tiene cada persona de promover la protección jurisdiccional de un derecho subjetivo” 

Para ejercer esa acción, se requiere poseer lo que se denomina legitimación procesal (o personería jurídica), que
consiste en la calidad jurídica o atributo inherente a la condición de representante de alguien. Es la capacidad legal
para comparecer en juicio, con representación legal y suficiente para litigar en interés de otra persona.

Valls sostiene que la legitimación requiere de 3 elementos:

1. El derecho: “o sea, una norma jurídica vigente que atribuya al actor el derecho que pretende hacer valer.
2. Calidad de parte: legitimación activa y pasiva.
3. Interés en la intervención del órgano jurisdiccional para evitar, resarcir o recomponer un perjuicio contrario
a derecho”.

En este último elemento, es donde aparecen los llamados intereses difusos.

Haciendo una revisión histórica, podemos decir que las Constituciones del siglo XIX (la nuestra es de 1853) son de
corte individualista, sólo reconocen los derechos civiles, propios de la persona; no incorporan los derechos
supraindividuales o colectivos propios de una conciencia solidaria que se fue adquiriendo en las últimas décadas.
Este marco normativo no da respuesta a la defensa del medio ambiente ante conflictos que conciernen a grupos de
personas.

Ante esto, la doctrina y la jurisprudencia comenzaron a tutelar el medio ambiente a través de la protección de los
intereses difusos, como medio superador de la tradicional teoría del derecho subjetivo individual. Se sostiene que
son intereses difusos… los que pertenecen idénticamente a una pluralidad de sujetos, en cuanto integrantes de
grupos, clases o categorías de personas, ligadas en virtud de la pretensión de goce, por parte de cada una de ellas,
de una misma prerrogativa. De forma tal que la satisfacción del fragmento o porción de interés que atañe a cada
individuo, se extiende por naturaleza a todos; del mismo modo que la lesión a cada uno afecta simultánea y
globalmente a todos los integrantes del conjunto comunitario.

Esta nueva categoría impacta de manera directa en la legitimación procesal, como los derechos de incidencia
colectiva, y hablita “la posibilidad de recurrir ciertos actos que lesionan no ya un interés legítimo, personal y directo,
según las reglas tradicionales, sino intereses sustanciales que afecten a determinados grupos de personas o bien a la
comunidad entera”

El caso “Halabi”
Frente a esta realidad, la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en el conocido fallo “Halabi” del 2009, delimita, con
precisión, tres categorías de derechos, en materia de legitimación procesal, a saber:

Derechos subjetivos o individuales (intereses individuales)

“Son aquellos ejercidos por un titular. Son divisibles, no homogéneos y se caracterizan por la búsqueda de la
reparación de un daño esencialmente individual y propio de cada uno de los afectados”. La protección de estos
derechos divisibles no homogéneos se encuentra consagrada en el primer párrafo del artículo 43 1 de la Constitución
Nacional a través de la acción de amparo. Como se expresó, el interés es individual y la legitimación también, por lo
que cada titular inicia una acción y obtiene una sentencia en un proceso bilateral. Por ejemplo, cuando a raíz de una
contaminación se afecta la salud de una persona.

Derechos de incidencia colectiva que tienen por objeto bienes colectivos (intereses colectivos)

“Son aquellos que pertenecen a toda la comunidad, son indivisibles y no admiten exclusión alguna (por ende, en
ningún caso existe un derecho de apropiación individual sobre el bien)”. En este caso, el ejemplo sería que, a través
de una contaminación, se extinga una especie animal ose contamine el aire.

Derechos de incidencia colectiva referentes a intereses individuales homogéneos (intereses individuales


homogéneos)

“Son aquellos en donde si bien se afectan derechos individuales enteramente divisibles, existe un hecho único o
continuado, que provoca la lesión a todos ellos y que se identifica como una causa fáctica homogénea”. Aquí, a raíz
de la misma causa contaminante, se afecta la salud de toda la población de una ciudad o región, por ejemplo.

Al respecto, la Corte Suprema de Justicia en el caso “Halabi” expresó: … en tales casos la demostración de los
presupuestos de la pretensión es común a todos esos intereses, excepto en lo que concierne al daño que
individualmente se sufre. Hay una homogeneidad fáctica y normativa que lleva a considerar razonable la realización
de un solo juicio con efectos expansivos de la cosa juzgada que en él se dicte, salvo en lo que hace a la prueba del
daño.

Sin embargo, no hay en nuestro derecho una ley que reglamente el ejercicio efectivo de las denominadas acciones
de clase.

Entonces, para la tutela de los derechos subjetivos o individuales tenemos una acción en la que la legitimación está
en cabeza del titular de ese derecho. Los derechos de incidencia colectiva, que tienen por objeto bienes colectivos, y
los referentes a intereses individuales homogéneos, que, según el artículo 43 de la Constitución Nacional, cuentan
para su tutela con una acción colectiva donde los legitimados activos son: el afectado, el Defensor del Pueblo y las
asociaciones que propendan a esos fines colectivos. Pero, como expresó la Corte Suprema en el caso Halabi, en
nuestro país no contamos con una regulación de las acciones de clase para instrumentar la acción colectiva de los
derechos individuales homogéneos (Gil Domínguez, 2009). Ante esta situación, la misma Corte estableció, de forma
pretoriana, los requisitos para la procedencia de este tipo de acciones colectivas. Siguiendo la enumeración realizada
por Gil Domínguez (2009), entre los requisitos generales se destacan:

a) la existencia de un hecho único o complejo que causa una lesión a una pluralidad relevante de derechos
individuales;

b) la pretensión debe estar concentrada en los efectos comunes y no en lo que cada individuo puede peticionar, por
ende la existencia de causa o controversia se relaciona con los elementos homogéneos que tiene esa pluralidad de
sujetos al estar afectados por un mismo hecho;

c) es exigible que el interés individual considerado aisladamente no justifique la promoción de una demanda
solamente como acción individual, no obstante c') la acción colectiva resultará de todos modos procedente en
aquellos supuestos en los que cobran preeminencia otros aspectos referidos a materias tales como el ambiente, el
consumo o la salud o afectaciones de grupos que tradicionalmente han sido postergados, o en su caso, débilmente
protegidos, por cuanto en dichas circunstancias la naturaleza de estos derechos —a pesar de su singularidad—
excede el interés de cada persona, y al mismo tiempo, pone en evidencia la presencia de un fuerte interés estatal
para su protección (entendido como el de la sociedad en su conjunto)

d) el carácter erga omnes de la cosa juzgada, el cual es inherente a la propia naturaleza de la acción colectiva en
virtud de la trascendencia de los derechos que por su intermedio se intentan proteger (salvo en lo que hace a la
prueba del daño, los que deberán dilucidarse en procedimientos especiales o en la ejecución de la sentencia)

Los derechos de incidencia colectiva, además de estar reconocidos en el artículo 43 segundo párrafo de la
Constitución Nacional, se incluyeron expresamente en al artículo 14 del Código Civil y Comercial sancionado en el
año 2014.

CCYC ART 14.- Derechos individuales y de incidencia colectiva. En este Código se reconocen:
a) derechos individuales;
b) derechos de incidencia colectiva.
La ley no ampara el ejercicio abusivo de los derechos individuales cuando pueda afectar al ambiente y a los derechos
de incidencia colectiva en general.

El amparo ambiental
En nuestro país el amparo ambiental receptado en su artículo 43, se nos presenta como una de las principales vías
de acceso a la justicia para la defensa de los derechos de incidencia colectiva. Este proceso constitucional se
presenta como un medio de protección inmediato y eficaz ante la manifiesta violación del derecho humano a un
ambiente sano. 

 El amparo ambiental “podría concebirse como un proceso constitucional, rápido y eficaz, de acceso público y
popular, destinado a obtener una tutela urgente, preventiva y colectiva del medio ambiente en general, en beneficio
de toda la comunidad, frente a una agresión manifiestamente ilegítima, siempre que el conflicto enjuiciado no
merezca -por su complejidad- tramitar por otra vía” . Esta acción entonces, se enmarca dentro de la figura del
amparo tradicional (proceso sumarísimo), pero, particularmente está destinado a tutelar de manera inmediata el
derecho ambiental colectivo. Siguiendo a Safi, las notas que distinguen al amparo colectivo respecto del amparo
individual tradicional son:

 La naturaleza de los derechos: Mientras que en el amparo individual se tutelan derechos subjetivos y exclusivos,
en el amparo colectivo se tutelan derechos de grupos, que no pertenecen sólo a una persona, sino
análogamente a un conjunto o pluralidad de personas ubicadas en la misma situación conflictiva.
 La legitimación para accionar: Mientras que en el amparo individual rige la regla que indica que la acción
incumbe al titular del derecho y que nadie puede accionar un derecho ajeno salvo que tenga poder al efecto, en
el amparo colectivo se amplía el acceso y se permite que un portavoz defienda intereses ajenos sin tener
mandato expreso.
 El objeto del proceso: Mientras que en el amparo individual la acción se limita a la situación particular del actor,
y se orienta a obtener una tutela que lo beneficie exclusivamente; en el amparo colectivo el debate se centra en
aspectos generales del litigio, y se orienta a obtener una tutela impersonal en beneficio de todos.
 La cosa juzgada final: Mientras que en el amparo individual rige la regla según la cual la sentencia sólo obliga a
las partes del proceso, sin poder beneficiar o perjudicar a terceros (inter partes), en el amparo colectivo se
exceptúa esa regla pues se contempla la posibilidad de extender lo resuelto a terceros (erga omnes).

El artículo 43 incorporado a la Constitución Nacional con la reforma de 1994 introdujo la figura del amparo individual
en el primer párrafo y la del colectivo en el segundo, también llamado amparo ambiental. A través de esta segunda
figura, el amparo colectivo, se protegen los derechos de tercera generación (ambiente) y los derechos de incidencia
colectiva en general (Morales Lamberti, 2005). 

El artículo 43 de la Carta Magna expresa en la primera parte:


Toda persona puede interponer acción expedita y rápida de amparo, siempre que no exista otro medio judicial más
idóneo, contra todo acto u omisión de autoridades públicas o de particulares, que en forma actual o inminente
lesione, restrinja, altere o amenace, con arbitrariedad o ilegalidad manifiesta, derechos y garantías reconocidos por
esta Constitución, un tratado o una ley. En el caso, el juez podrá declarar la inconstitucionalidad de la norma en que
se funde el acto u omisión lesiva.

Podrán interponer esta acción contra cualquier forma de discriminación y en lo relativo a los derechos que protegen
al ambiente, a la competencia, al usuario y al consumidor, así como a los derechos de incidencia colectiva en general,
el afectado, el defensor del pueblo y las asociaciones que propendan a esos fines, registradas conforme a la ley, la
que determinará los requisitos y formas de su organización.

Entonces, conforme al segundo párrafo del fragmento transcripto, la acción del amparo de los derechos de
incidencia colectiva que protegen, entre otros, los derechos al medio ambiente, consiste en un medio “para alcanzar
en forma rápida y expedita una medida precautoria que, de estar sujeta a las condiciones de una acción ordinaria
podría convertir en irreparable el daño producido”. Esta acción procede “cuando el Estado o los particulares afecten
el derecho a la salud o el equilibrio ambiental”

Los legitimados activos, es decir, quienes están habilitados para interponer la acción son: 

1) el afectado: es quien, aun no habiendo sido dañado, se halla en el ámbito potencial de ser dañado; a
diferencia del damnificado, que es aquél que ha sufrido un daño;
2) el defensor del pueblo;
3) las asociaciones que propendan a los fines mencionados en el artículo. 

Esta legitimación activa se amplía en el último párrafo del artículo 30 de la Ley N.° 25675 (Ley General del Ambiente),
a establecer que “… toda persona podrá solicitar, mediante acción de amparo, la cesación de actividades
generadoras de daño ambiental colectivo.”4 Además, la doctrina entiende que, conforme al artículo 41 de la
Constitución, cualquier habitante de la Nación tiene legitimación suficiente para accionar judicialmente en defensa
del derecho a un ambiente sano, equilibrado y apto para el desarrollo humano. Como vemos, se trata de una amplia
gama de legitimados activos para interponer la acción en defensa de los derechos de incidencia colectiva.

Encontramos, también, una amplia legitimación pasiva, es decir, contra quién va dirigida la acción. En este sentido,
siguiendo con la lectura del artículo 41 de la Constitución Nacional, se impone el deber de cuidado del ambiente a
todos los habitantes, como también a las autoridades públicas.

Otro de los aspectos a destacar es la imprescriptibilidad de la acción, esto es consecuencia de que el derecho de los
habitantes a un ambiente sano no se extingue. Además, el carácter colectivo del bien tutelado trae aparejado que las
consecuencias favorables de la acción no queden constreñidas al interés del accionante, sino que se extienden a
todos, por lo que la sentencia tendrá un carácter erga omnes. En esta línea, el artículo 33 de la Ley General del
Ambiente dispone: “La sentencia hará cosa juzgada y tendrá efecto erga omnes, a excepción de que la acción sea
rechazada, aunque sea parcialmente, por cuestiones probatorias.”

LEY GENERAL DE AMBIENTE 25.675


ARTICULO 6º — Se entiende por presupuesto mínimo, establecido en el artículo 41 de la Constitución Nacional, a
toda norma que concede una tutela ambiental uniforme o común para todo el territorio nacional, y tiene por objeto
imponer condiciones necesarias para asegurar la protección ambiental. En su contenido, debe prever las condiciones
necesarias para garantizar la dinámica de los sistemas ecológicos, mantener su capacidad de carga y, en general,
asegurar la preservación ambiental y el desarrollo sustentable.

El concepto de “presupuesto mínimo” que nos da este art se enrola en la perspectiva amplia a cerca de alcance del
presupuesto mínimo. En la doctrina se distinguen 3 perspectivas distintas sobre este alcance:
 perspectiva restrictiva: establece que el presupuesto mínimo debe fijar el umbral o piso de valores o limites
equiparables a estándares
 perspectiva intermedia: reconoce esos límites o estándares mínimos pero también se pueden establecer
principios o instrumentos de gestión ambiental y objetivos de política ambiental.
 Perspectiva amplia: establece que el alcance del presupuesto mínimo abarca cualquier temática ambiental.

¿Cómo se relacionan estos presupuestos minimos con el llamado “federalismo ambiental”? o ¿la distribución de
competencias en materia ambiental entre Nacion y Provincias? La forma de Estado es el régimen Federal quiere
decir que la competencia para legislar se divide entre un gobierno central (Nación) y gobiernos locales (Provincias).

CN Art 41.- Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano
y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones
futuras; y tienen el deber de preservarlo. El daño ambiental generará prioritariamente la obligación de recomponer,
según lo establezca la ley.
Las autoridades proveerán a la protección de este derecho, a la utilización racional de los recursos naturales, a la
preservación del patrimonio natural y cultural y de la diversidad biológica, y a la información y educación
ambientales.
Corresponde a la Nación dictar las normas que contengan los presupuestos mínimos de protección, y a las provincias,
las necesarias para complementarlas, sin que aquéllas alteren las jurisdicciones locales.
Se prohíbe el ingreso al territorio nacional de residuos actual o potencialmente peligrosos, y de los radiactivos.

CN Art 121.- Las provincias conservan todo el poder no delegado por esta Constitución al Gobierno federal, y el que
expresamente se hayan reservado por pactos especiales al tiempo de su incorporación.

El art 121 constituye la regla y el art 41 nos marca la excepción en materia ambiental, porque a través del mismo las
provincias delegan a la Nación el dictado de los presupuestos mínimos ambientales, hablamos de competencias
concurrente (entran tanto nación y provincias que concurren para el dictado de materia legislativa en cuestión de
ambiente) y complementaria (ambas tienen competencias exclusivas y excluyentes en ese dictado de manera que se
complementan).

En Arg hay varias leyes de presupuestos mínimos ambientales la más importante es la Ley General del Ambiente
25.675 que establece los lineamientos, principios y objetivos de la política ambiental Nacional.

MODULO 4 – LECTURA 2
Daño ambiental. Características y distinciones
Daño ambiental
El daño ambiental no cumple con los requisitos del daño jurídico común, resarcible y reparable, cierto, concreto,
directo, personal y diferenciado. El daño ambiental, por el contrario, es incierto, indirecto o reflejo, impersonal y de
causalidad difusa. En este sentido, Mario Valls (2016) postula como características sobresalientes las siguientes:

 Los daños ambientales, generalmente, se exteriorizan lentamente. Esto dificulta que el perjuicio se advierta y le
permite, al responsable, disfrutar de los beneficios por un período prolongado hasta que se reclame y proceda a
la ejecución de la sentencia favorable.

 Sus consecuencias pueden ser de una gravedad tal que haga imposible la reparación y el resarcimiento.

 Relacionada con la anterior, el autor postula que la reposición de las cosas al estado anterior suele ser difícil,
antieconómica o imposible. Por ello, las normas hacen especial hincapié en la prevención del daño.

¿Cómo se dan cada una de estas características en nuestro caso?


La doctrina se refiere al daño ambiental como bicéfalo o bifronte, debido a que causa tanto daños colectivos como
individuales. De esta manera, se diferencia entre el daño ambiental per se o de incidencia colectiva y el daño a los
individuos a través del ambiente.
En palabras de Morales Lamberti: es posible con la misma acción, causar dos daños jurídicamente distintos: por un
lado el daño ambiental colectivo, cuya obligación de restauración por parte de los responsables es debida en forma
permanente e imprescriptible frente a la colectividad; y del otro, el daño a la persona o cosa material con motivo del
mismo daño ambiental … Corresponde así, distinguir entre el daño causado a las personas o a sus bienes, incluso a
través del daño al ambiente, del daño causado al ambiente mismo o daño ambiental puro.

Esta distinción es de fundamental importancia para analizar los elementos y características que definen a uno y otro
tipo de daño. En el caso del daño al ambiente, nos encontramos con un daño al medio, que afecta la calidad de vida
de los distintos seres vivos, sus ecosistemas y los componentes de la noción de ambiente. En cambio, en la órbita del
derecho clásico de daños, el daño es producido a las personas o a sus cosas, por un menoscabo al ambiente.

En nuestro caso se pueden dar los dos tipos de daños: el daño al ambiente como bien colectivo al afectarse el
ecosistema humedal con su fauna y flora; y el daño a través del ambiente, que sería aquel que se pueda causar a los
pobladores por una inundación que afecte a sus bienes como consecuencia de la alteración del curso del río.

Desde otro punto de vista, Mosset Iturraspe, Hutchinson y Donna (1999), distinguen tres supuestos distintos dentro
del concepto genérico de daños:

 por un lado, el caso en el que se ocasiona un daño patrimonial a un tercero como consecuencia de un daño
ambiental (responsabilidad civil);

 por otro, los casos en que es responsable el estado, se trata de responsabilidad administrativa, ya sea por
conducta legítima o por una conducta ilegítima; y

 finalmente, encontramos los casos de responsabilidad por daños ambientales colectivos, en los que el daño
se le hace a la comunidad.

Marco normativo
Constitución Nacional
Pablo Lorenzetti destaca que se trata de un tipo de daño que posee mención expresa en la Constitución Nacional.
Esto tiene como consecuencia principal que, al momento de resolver un caso sobre daño ambiental, se impone
hacerlo bajo el prisma impuesto por el bloque de constitucionalidad que rige en nuestro Estado de Derecho.

La cuestión del daño ambiental tiene jerarquía constitucional. El primer párrafo in fine del artículo 41 expresa: “El
daño ambiental generará prioritariamente la obligación de recomponer, según lo establezca la ley.”

Respecto a la obligación que surge como consecuencia del daño ambiental, podemos decir que recomponer supone
restablecer la alteración ocasionada, volver las cosas al estado anterior a la producción del daño. Respecto al
término prioritariamente, no hay acuerdo en la doctrina de si se trata de una opción o de una obligación, pero la
mayoría entiende que, solo cuando la recomposición es técnica o fácticamente imposible, se puede hablar de
indemnización sustitutiva.

En relación a las responsabilidades que surgen de ese daño ambiental, destacamos, siguiendo a Marta Juliá, el deber
de todos los ciudadanos de preservar el ambiente, en primer lugar. La segunda referencia es la responsabilidad que
se configura frente al daño ambiental en particular, lo que genera la responsabilidad de recomponer, según lo
establezca la ley. En tercer lugar, otro tipo de responsabilidad está asociada a la obligación de proveer el derecho
que tienen las diferentes autoridades (ejecutiva, legislativas y judiciales en los diferentes niveles de gobierno:
nacional provincial y municipal), lo que genera una responsabilidad frente al mandato constitucional. Aquí,
identificamos tres actores diferentes: los habitantes frente al deber de preservar, los habitantes y sus actividades en
general frente a la producción de un daño al ambiente, los funcionarios frente al incumplimiento del mandato.

Ley General del Ambiente N.° 25.675.


En su artículo 4, establece el principio de responsabilidad, que dispone: “El generador de efectos degradantes del
ambiente, actuales o futuros, es responsable de los costos de las acciones preventivas y correctivas de
recomposición, sin perjuicio de la vigencia de los sistemas de responsabilidad ambiental que correspondan.

Luego de fijar la política general, esta ley dedica un capítulo especial a la temática del daño ambiental,
particularmente del colectivo. El artículo 27  in fine define al daño ambiental per se, o daño ambiental de incidencia
colectiva: “Se define el daño ambiental como toda alteración relevante que modifique negativamente el ambiente,
sus recursos, el equilibrio de los ecosistemas, o los bienes o valores colectivos.

¿Qué significa una alteración relevante y negativa al ambiente?


Rosatti entiende que no existe una única línea divisoria susceptible de diferenciar todas las hipótesis de relevancia e
irrelevancia en materia de daño ambiental; propone dos parámetros divisorios como mínimo: uno de ellos absoluto
y ocurre en los casos donde existe pérdida de biodiversidad y el otro ponderado, en caso de alteración de
ecosistemas, recursos, bienes o valores colectivos.

Con respecto a que se trate de una alteración negativa del ambiente, tenemos que tener presente, como se expresó
en el módulo 1, que no todo es negativo y, por ello, es válida la aclaración.

El artículo 28 LGA establece la responsabilidad objetiva de quien causare el daño ambiental, reafirmando el criterio
constitucional de la recomposición al estado anterior como prioridad, y, sólo en caso de no ser técnicamente
factible, se deposita una indemnización sustitutiva en el Fondo de Compensación Ambiental.

Recordemos que lo principal es la prevención del daño ambiental por sus características particulares. Por ello, como
objeto del amparo que venimos trabajando (Caso “Majul”) lo primero que se plantea es prevenir un daño inminente
y grave para toda la comunidad, y luego también se solicita el cese de los perjuicios ya producidos y su reparación o
recomposición al estado anterior, conforme indica tanto la Constitución Nacional como la Ley General del Ambiente. 

Siguiendo con el factor de atribución de responsabilidad, el artículo 29 LGA establece:

La exención de responsabilidad sólo se producirá acreditando que, a pesar de haberse adoptado todas las medidas
destinadas a evitarlo y sin mediar culpa concurrente del responsable, los daños se produjeron por culpa exclusiva de
la víctima o de un tercero por quien no debe responder.

La responsabilidad civil o penal, por daño ambiental, es independiente de la administrativa. Se presume iuris tantum
la responsabilidad del autor del daño ambiental, si existen infracciones a las normas ambientales administrativas.

Como surge de este artículo, se trata de un factor de atribución objetivo y las eximentes son mucho más estrictas
que en el daño común regulado en el Código, puesto que el autor debe acreditar el hecho exclusivo de la víctima o
un tercero y, a la vez, que adoptó todas las medidas destinadas a evitar el daño.

En el artículo 30, de manera coherente con lo normado en el artículo 43 de la Constitución, la Ley General del
Ambiente presenta como legitimados activos para iniciar acciones sobre daño ambiental al afectado, al Defensor del
Pueblo y a las asociaciones no gubernamentales de defensa ambiental. También otorga dicha capacidad al Estado
nacional, provincial o municipal.

Nuevo Código Civil y Comercial de la Nación


En esta nueva normativa, se recepta, expresamente, el derecho de incidencia colectiva, dando especial protección al
daño al medio ambiente. Además, y en lo que importa especialmente a nuestra materia, reconoce que el derecho de
daños tiene un fin primordialmente preventivo, por lo que es imperante que se impida la provocación, antes de que
sea subsanado.

La responsabilidad civil se ubica en el Libro Tercero (Derechos personales), Título V (Otras fuentes de las
obligaciones), Capítulo I (Responsabilidad civil). Esta nueva normativa regula el régimen de responsabilidad
atribuyéndole una doble función: preventiva y reparadora (artículo 1708). De este modo, se amplían las funciones
del derecho de daños, revitalizando el sistema y haciéndolo más compatible con los caracteres del daño ambiental.
En otras palabras, se contemplan dos etapas del daño: actuar ex ante para impedir su producción, continuación o
agravamiento (prevención) y, una vez acaecido el hecho, se presenta la función resarcitoria.

La función preventiva es uno de los aspectos más innovadores del nuevo Código y, más aún, si lo pensamos en lo que
a daño ambiental específicamente se refiere. En palabras de Cafferatta:

Desde la óptica de la especialidad, todo el instrumental jurídico ambiental está orientado para evitar la consumación
del daño. Cuando se actúa después de que ocurrió el hecho dañoso la solución tardía es inútil, porque el daño
ambiental es expansivo, multiplicador, continuo o permanente, por ello es plausible toda decisión que se ubique ex
ante (y no ex post), que opere sobre las causas y las fuentes de los problemas.
Siguiendo el orden de los artículos, el artículo 1710 se refiere de manera genérica al deber de prevención del daño y,
luego, el artículo 1711 a la acción preventiva en los siguientes términos: “La acción preventiva procede cuando una
acción u omisión antijurídica hace previsible la producción de un daño, su continuación o agravamiento. No es
exigible la concurrencia de ningún factor de atribución.” En cuanto a los legitimados, serán quienes acrediten un
interés razonable.

Hay que distinguir:

- Daño a través del ambiente: El artículo 1716 establece: “La violación del deber de no dañar a otro, o el
incumplimiento de una obligación, da lugar a la reparación del daño causado, conforme con las disposiciones de
este Código.”13 Luego, se establece un criterio amplio de antijuridicidad: cualquier acción u omisión que cause un
daño a otro es antijurídica si no está justificada (artículo 1717 14).
En lo que a factores de atribución se refiere, el Código regula tanto los objetivos como los subjetivos (artículos
1721, 1722, 1724). 
Respecto a la relación causal, el Código mantiene la teoría de la causalidad adecuada, el artículo 1726 expresa:
“Son reparables las consecuencias dañosas que tienen nexo adecuado de causalidad con el hecho productor del
daño.
- Daño ambiental colectivo: Como se expresó, este tipo de daño tiene sus raíces directamente en el artículo 41 de
la Constitución Nacional y se encuentra conceptualizado en el artículo 27 de la Ley General del Ambiente. Se
debe tener en cuenta que, al tratarse de un daño colectivo, su regulación tiene ciertas particularidades propias
de la indivisibilidad del bien a proteger.
Lamentablemente, el anteproyecto poseía una norma integral que regulaba todo el proceso colectivo, pero
luego el Poder Ejecutivo, al modificar el artículo 14 y suprimir la categoría de derechos individuales homogéneos,
suprimió también esta regulación. En consecuencia, el daño ambiental colectivo sigue rigiéndose por la Ley
General del Ambiente y la jurisprudencia (Vera, 2015), por lo que remitimos a lo dicho up supra.

Luego del recorrido realizado, podemos distinguir dos funciones de la responsabilidad ambiental. Por un lado, la
función preventiva receptada en los principios precautorio y preventivo de la Ley General del Ambiente y en los
artículos 1711 a 1713 del Código Civil y Comercial de la Nación. Por otro lado, la función resarcitoria o reparadora,
regulada en la Ley General del Ambiente, y que puede consistir en una recomposición total, una recomposición
parcial más indemnización subsidiaria o en una indemnización sustitutiva.

MODULO 4 – LECTURA 3
Presupuestos mínimos ambientales
No existe una definición constitucional explícita que aclare (o no) el panorama de lo que entendieron los
convencionales constituyentes por este concepto.

Al respeto, Marta Juliá expresa que, a nivel doctrinario, existen tres posiciones bien marcadas sobre el alcance o
concepto de presupuesto mínimo incorporado en la reforma de 1994:

1. Posición restrictiva: El alcance de este concepto está limitado un piso o umbral fijado por valores o límites
equiparables a estándares y no puede regularse nada mas bajo el concepto de presupuesto mínimo.
2. Posición intermedia: Es coincidente en la necesidad de fijar limites y valores, entienden que el concepto
puede albergar algunos principios y la formulación de instrumentos de gestión uniforme y en algún caso la
guía de objetivos políticos mínimos.
3. Posición amplia: Que comprende que es una verdadera delegación de la temática ambiental y por lo tanto
bajo el rubro de presupuestos mínimo podría incluirse menos la legislación común que está delegada a la
Nación, todos los aspectos.

Se entiende por presupuesto mínimo, a toda norma que concede una tutela ambiental uniforme o común para todo
el territorio nacional, y tiene por objeto imponer condiciones necesarias para para asegurar la protección del medio
ambiente.

Otra definición importante es la que expresa la Resolución 92/04 del Consejo Federal del Medio Ambiente
(COFEMA): Se entiende por presupuesto mínimo al umbral básico de protección ambiental que corresponde dictar a
la Nación y que rige en forma uniforme en todo el territorio nacional como piso inderogable que garantiza a todo
habitante una protección ambiental mínima más allá del sitio en que se encuentre. Incluye aquellos conceptos y
principios rectores de protección ambiental y las normas técnicas que fijen valores que aseguren niveles mínimo de
calidad. La regulación del aprovechamiento y uso de los recursos naturales, constituyen potestades reservadas por
las Provincias y por ello no delegadas a la Nación. En consecuencia el objeto de las leyes de presupuestos mínimos
debe ser el de protección mínima ambiental del recurso y no el de su gestión, potestad privativa de las provincias.

Federalismo ambiental: distribución de competencias


Vemos que lo dispuesto por el artículo 121 constituye la regla (las provincias conservan todo el poder no delegado,
por ende la jurisdicción legislativa ambiental es provincial -Morales Lamberti, 2005), mientras que el artículo 41,
tercer párrafo, marca la excepción para la temática ambiental (la delegación efectuada a la nación es acotada al
dictado de presupuestos mínimos ambientales, sin alterar las jurisdicciones locales).

Al referirnos a la competencia para legislar en materia ambiental, es decir, para dictar normas, podemos decir que se
trata de competencia concurrente entre Nación y provincia, pero de una concurrencia especial, ya que ambas
esferas de gobierno se complementan.

Llegados a este punto, estamos en condiciones de preguntarnos: “¿Hasta dónde puede el Estado federal legislar
presupuestos mínimos? ¿Cuál es el límite del deslinde y la relación entre ambos campos competenciales? ¿Puede
el Estado federal avanzar con esta atribución sobre la competencia de las provincias?

la concurrencia de las dos esferas de gobierno, para legislar sobre la misma materia, se hace desde el complemento,
lo que implica competencias exclusivas. En este sentido, las normas provinciales excluyen a las normas nacionales de
su ámbito de actuación exclusivo, que es el de complementar las normas de presupuestos mínimos.

En ese marco, el principio de supremacía federal, que deriva del artículo 31 de la Carta Magna, se pone de
manifiesto en los siguientes supuestos:

1. las normas de presupuestos mínimos de protección ambiental dictadas por el Congreso Nacional obligan a
las provincias a complementarlas
2. en caso de que las normas locales protejan en menor medida al ambiente, pueden ser declaradas
inconstitucionales por violar el piso mínimo, inderogable y supremo que importan las leyes de presupuestos
mínimos.

La Constitución Nacional establece que la Nación debe dictar las normas que contengan los presupuestos mínimos
de protección del ambiente. Esto le corresponde de manera exclusiva y excluyente a la autoridad federal.

Pero, como solo se establece un piso mínimo y no se agota la regulación total de la materia, el constituyente
estableció que las provincias tienen la función competencial para complementar esas normas nacionales. Esta
función es exclusiva y excluyente de la autoridad provincial.

Como hemos podido divisar hasta aquí, una de las cuestiones más discutidas en la doctrina es la delimitación
del quantum de esa delegación que las provincias hicieron a la Nación. Uno de los límites más fuertes a esa
delegación es el artículo 124, que expresa: “Corresponde a las provincias el dominio originario de los recursos
naturales existentes en su territorio.” 8 Entonces, los presupuestos mínimos dictados por la Nación no pueden alterar
el dominio ni la jurisdicción de los recursos naturales, cuya titularidad corresponde a las provincias

Leyes de presupuestos mínimos


LEYES DE PRESUPUESTO MINIMO VIGENTES EN ARG:

Ley de Gestión Integral de Residuos Industriales y Actividades de Servicios N.° 25612 (29/07/2002): Establece los
presupuestos mínimos de protección ambiental sobre la gestión integral de residuos de origen industrial y de
actividades de servicio, que sean generados en todo el territorio nacional y derivados de procesos industriales o de
actividades de servicios. 

Ley para la Gestión y Eliminación de los PCBS N.° 25670 (19/11/2002)


Ley General del Ambiente N.° 25675 (28/11/2002): Establece los presupuestos mínimos para el logro de una gestión
sustentable y adecuada del ambiente, la preservación y protección de la diversidad biológica y la implementación del
desarrollo sostenible en Argentina.

Ley de Gestión Ambiental de Aguas N.° 25688 (03/01/2003)

Ley Régimen de libre acceso a la Información Pública Ambiental N.° 25831 (07/01/2004)

Ley Integral de Gestión de Residuos Domiciliarios N.° 25916 (07/09/2004)

Ley Protección Ambiental de Bosques Nativos N.° 26331 (26/12/2007)

Ley de Control de Actividades de Quema N.° 26562 (23/11/2010)

Ley Régimen de Presupuestos Mínimos para la Preservación de los Glaciares y del Ambiente Periglacial N.° 26639
(28/10/2010)

Ley Sistema Federal de Manejo del Fuego N.° 26815 (16/01/2013)

Ley de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental para la Gestión de los Envases Vacíos de Fitosanitarios N.°
27279 (11/10/2016)

Luego del recorrido realizado, podemos afirmar que en Argentina encontramos un abanico de leyes de presupuestos
mínimos ambientales, desde la reforma de la Constitución en 1994. Desde el 2002 y hasta la fecha, se han dictado
once leyes de presupuestos mínimos que abarcan un amplio y variado rango de temas ambientales específicos. Estas
normas de presupuestos mínimos, junto con la normativa complementaria local más detallada y procedimental,
constituyen el marco moderno para la protección ambiental en Argentina. 

MODULO – LECTURA
Instrumentos económicos de gestión ambiental
El mencionado Protocolo de Kioto, adoptado el 11 de diciembre de 1997, no entró en vigor hasta el 16 de febrero de
2005. Es un tratado internacional que forma parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio
Climático (CMNUCC) de 1992, donde se fijan límites para las emisiones de gases de efecto invernadero de los países
industrializados.

Créditos de emisión
Vergés (2009) nos dice que el mercado de derechos de emisión consiste en: un mecanismo de mercado –comercio
de derechos de emisión– ‘diseñado’ y organizado por los poderes públicos, en el marco de un acuerdo internacional,
como pieza central de la regulación económica/medio-ambiental sobre actividades que generan una externalidad
negativa: emisión de cantidades importantes de dióxido de carbono; el principal gas responsable del efecto
invernadero. 

El autor resalta que el principal objetivo de diseñar un mercado de emisiones, consiste en facilitar la consecución de
las reducciones anuales por parte de cada país y con el menor costo posible para las industrias afectadas

Ese mercado de derechos de emisión, que surge del Protocolo de Kioto a nivel internacional, es más complejo que el
esquema anterior. Intervienen muchos factores, como las cuestiones políticas que determinan la aplicación o no del
Protocolo, un trato diferente entre los países desarrollados y subdesarrollados y el nivel de cumplimiento y marco
normativo de cada Estado signatario del Protocolo.

Mecanismos estatales de protección ambiental (MEPA)


Los MEPA1 son todos aquellos instrumentos que pueden adoptar las administraciones, en el ejercicio de su función
pública, para preservar el medioambiente. 

Se han elaborado numerosas clasificaciones en torno a estos instrumentos, de hecho, hay, prácticamente, tantas
como estudiosos sobre el tema. En este caso, siguiendo a Salassa Boix (2010), clasificaremos a estos mecanismos,
según el grado de autonomía que poseen los sujetos a quienes van destinados y la conducta que el ordenamiento
jurídico espera de ellos. Con base en este criterio, encontramos instrumentos restrictivos y permisivos.
CLASIFICACION DE LOS MEPA:

Instrumentos restrictivos (también, llamados directos o administrativos): Se incluyen dentro de las prácticas de
obligación, control y sanción de las administraciones públicas. Se trata de todas aquellas medidas que ejercen una
acción directa sobre los contaminadores, mediante un conjunto de disposiciones que, de no cumplirse, genera la
aplicación de sanciones.

Instrumentos permisivos (también, llamados económicos o de mercado): Otorgan un mayor grado de


discrecionalidad, ya que, entre todas las opciones, se permite al administrado elegir la que mejor se ajusta a sus
intereses económicos. Estas medidas pueden ser positivas, negativas o mixtas, según se procure incentivar o
desincentivar (o ambas simultáneamente) a los particulares a la realización o no de ciertas actividades
contaminantes.

Dentro de los instrumentos permisivos, destacamos el sistema fiscal que puede proteger al medio ambiente, a través
de tributos ambientales o beneficios fiscales ecológicos, según se incremente la presión fiscal de los contribuyentes
que realicen actividades antiecológicas (desincentivo) o se alivie la carga tributaria en el caso de actividades
proambientales, respectivamente (incentivo).

Tributos ambientales
Los tributos ambientales, como medidas permisivas negativas, se pueden definir como aquellos gravámenes que no
tienen como finalidad esencial obtener recursos, sino desalentar la realización o utilización de conductas o bienes
que atentan contra el medio ambiente, más allá de la asignación presupuestaria de los fondos recaudado.

Gravando conductas contaminantes se busca que sus generadores "internalicen" los costos sociales que producen
las externalidades negativas que recaen sobre la sociedad.

En otras palabras, la aplicación de este tipo de instrumentos de política y gestión ambiental provoca, en los
productores industriales y prestadores de servicios, la necesaria búsqueda de tecnologías más limpias en beneficio
del ambiente y, asimismo, la socialización de los costos ambientales. 

Entre las características que se desprenden de la definición antes mencionada, destacamos:

 Pertenencia a la categoría de tributos.


 Finalidad principal de carácter extra-fiscal: Los tributos ambientales adoptan como finalidad principal el
desaliento de conductas 
 Ausencia de naturaleza sancionatoria

Tributos ambientales: Persiguen desmotivar a los administrados en la realización de conductas antiambientales


(desalentando el consumo desmedido del agua, la utilización excesiva de los automóviles, etcétera).

Beneficios fiscales ecológicos: Procuran alentar la realización de conductas proambientales (promoviendo la


utilización de energía limpia, el uso de vehículos menos contaminantes, etcétera).

Vale la pena aclarar que los beneficios fiscales ecológicos no son tributos, sino ventajas que se incorporan a estos.
Tales ventajas son de las más variadas y pueden implicar la anulación, reducción o, incluso, el aplazamiento del
cumplimiento de una deuda tributaria. Definimos a los beneficios fiscales ecológicos como aquellas ventajas que
otorga el sistema fiscal, por medio de las cuales se dispensa, disminuye o difiere la carga tributaria de los sujetos
pasivos encargados de afrontar el gravamen.

NORMA ISO: SISTEMA DE GESTION AMBIENTAL

La implementación de la Norma ISO 14000 en las organizaciones, implica la toma de conciencia por parte de estas en
el tema ambiental. Las empresas deben empezar a entender que la implementación de esta norma está
directamente ligada con aspectos económicos, tales como, el máximo aprovechamiento de los recursos, el acceso a
nuevos mercados y el posicionamiento de nuevos productos.

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