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Sin embargo, ciertas infecciones maternas pueden dañar al feto, como puede ocurrir con
las siguientes:
No se sabe cuándo puede concebir de manera segura una mujer con infección primaria
por CMV. Como el riesgo para el feto es difícil de evaluar, debe asesorarse a las
mujeres que presentan infección primaria por CMV durante el embarazo, pero pocos
especialistas recomiendan la evaluación serológica en busca de CMV antes del
embarazo o durante éste en mujeres sanas.
La infección neonatal por virus herpes simple suele transmitirse durante el parto. Un
signo típico es la erupción vesicular, que puede estar acompañada o progresar a la
enfermedad diseminada. El diagnóstico se realiza por cultivo viral, PCR,
inmunofluorescencia o microscopia electrónica. El tratamiento consiste en aciclovir en
alta dosis por vía parenteral y medidas de sostén.
La infección neonatal por virus herpes simple (HSV) causa alta mortalidad y morbilidad
significativa. Las estimaciones de incidencia varían de 1/3.000 a 1/20.000 nacimientos.
El HSV tipo 2 provoca más casos que el HSV tipo 1.
Por lo general, el HSV se transmite durante el parto a través del canal genital materno
infectado. La transmisión transplacentaria del virus y la propagación intrahospitalaria de
un recién nacido a otro por el personal del hospital o la familia pueden ser responsables
de algunos casos. Las madres de recién nacidos con infección por HSV tienden a
presentar infección genital recién adquirida, pero muchos pueden no haber tenido
síntomas todavía en el momento del parto.
RUBÉOLA CONGÉNITA
La rubéola o rubeola congénita es una infección viral contagiada por la madre durante el
embarazo. Los signos consisten en múltiples anomalías congénitas que pueden provocar
muerte fetal. El diagnóstico se realiza por serología y cultivo viral. No existe
tratamiento específico. La prevención consiste en vacunación sistemática.
TOXOPLASMOSIS CONGÉNITA
SÍFILIS CONGÉNITA