NOMBRE : FRIDA SAMANTA VILLALPANDO LÓPEZ GRUPO : TS-M22-S-L CONTEXTO INTERNACIONAL MATERIA : CONTEMPORÁNEO MAESTRA: NOEMÍ ÁNGELES FERRER
Investigación-seguimiento reflexivo de noticias a problemas
internacionales. TEMA: La guerra del oro azul. REFERENCIA: Sam Bozzo. (2008). Oro azul. Las guerras del agua. Youtube Sitio web: https://www.youtube.com/watch?v=-HflYVgTpts. 08/08/22, 09:00 hrs. RESUMEN: Oro azul. Las guerras del agua. Sam Bozzo. (2008). El audiovisual de Sam Bozzo se basa en un libro publicado por los activistas canadienses Maude Barlow y Toni Clarke, “Oro azul. Las multinacionales y el robo organizado del agua”. Editado por Paidós hace una década, el texto contiene 416 páginas de información y prospectiva que hoy mantiene su vigencia. Los autores alertan de la limitación de las reservas hídricas, de hecho, el agua dulce disponible representa menos de la mitad del 1% de toda el agua de la tierra. “La humanidad está mermando, desviando y contaminando las reservas del planeta tan rápidamente que todas las especies de la tierra está en peligro mortal”, concluyen Maude Barlow y Toni Clarke. Una cuestión esencial es la de los usos: la irrigación para la producción agrícola supone entre el 60 y el 75% del agua utilizada por los seres humanos. Por un lado, se incrementan los usos hídricos en las granjas industriales, además, si en 1950 había unas 5.000 grandes presas en el mundo, en el momento de escribirse el libro (año 2004), la cifra se elevaba a 40.000. Las vías de agua adaptadas para la navegación pasaron de 9.000 en 1950, a unas 500.000. Barlow y Clarke resaltan algunos datos que subrayan la regresión: “En el Hemisferio Norte hemos aprovechado y controlado tres cuartas partes de los mayores ríos del mundo para electrificar nuestras ciudades”. Si para la fabricación de un automóvil se requieren en torno a 400.000 litros de agua, no es menor el impacto de algunas industrias consideradas “limpias”. En Silicon Valley, subrayan los activistas, la Agencia de Protección Medioambiental ha de sanear más zonas tóxicas que en cualquier otro lugar de Estados Unidos, entre otros, más de 150 territorios con las aguas subterráneas contaminadas por la fabricación de nuevas tecnologías. Son tendencias que se apuntaban hace ya una década. En la provincia canadiense de Alberta, unos 204 millones de agua procedentes en buena parte de acuíferos, se bombean hacia pozos de petróleo para aumentar la producción de crudo. Esta cantidad, señalan Barlow y Clarke, bastaría para abastecer durante 20 años la ciudad de Reed Beer (Alberta), de 70.000 habitantes. Las situaciones de “estrés” hídrico se generalizan por todo el planeta. En la Península Arábiga, las aguas subterráneas utilizadas casi triplican las que recuperan los acuíferos. Además, si continúa del mismo modo el ritmo de extracciones, Arabia Saudí, que obtiene de los acuíferos el 75% del agua que utiliza, “se encamina hacia el agotamiento total en los próximos 50 años”, se vaticina en “Oro azul. Las multinacionales y el robo organizado del agua”. Ya en 1995 el vicepresidente del Banco Mundial, Ismail Serageldin, alertaba sobre el futuro de los conflictos bélicos, en un pronóstico muy citado: “Si las guerras de este siglo se han librado por el petróleo, las de la próxima centuria tendrán como motivo principal el agua”. Según los cálculos de Naciones Unidas, en torno a 1.200 millones de personas viven en zonas con escasez “física” de agua, mientras que otros 500 millones se aproximan a esa situación. La ONU reconoce asimismo que existe suficiente disponibilidad de agua para abastecer a los 7.000 millones de personas que habitan el planeta, pero “está distribuida de forma irregular, se desperdicia, está contaminada y se gestiona de manera insostenible”. Las cifras de la OMS y UNICEF señalan que en 1998 fueron 28 los países que experimentaron “estrés” hídrico, cifra que podría incrementarse a 56 en el año 2025. A partir de los números y los vaticinios, las guerras del agua son una realidad. El documental “Oro azul. La guerra del agua”, dirigido por el realizador estadounidense Sam Bozzo en 2008, da cuenta de algunas de estas batallas silenciadas por la vorágine de la información cotidiana. Premiada como mejor película de contenido ambiental en el Festival de Cine de Vancouver y como mejor filme ecológico en el Festival de Cine Europeo Independiente, el documental de 52 minutos recoge hitos como la inmolación del dirigente del sindicato de agricultores surcoreano, Lee Kyung Hae, a los 56 años. La acción se produjo durante las manifestaciones en Cancún contra la V Reunión Ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en septiembre de 2003. Armado con una pancarta en la que se podía leer “La OMC mata a los campesinos”, Lee Kyung Hae se subió a una de las vallas de seguridad y se clavó un cuchillo en el corazón. Su muerte le convirtió en un icono de la resistencia. En una carta póstuma, el activista surcoreano denunciaba que los programas de “reforma agrícola” en su país implicaron un exceso de oferta y de la importación de bienes. “En ocasiones se ha registrado una caída en los precios cuatro veces superior a la tendencia normal”, criticó. La consecuencia del proceso fue el éxodo rural a las ciudades y la bancarrota por las deudas acumuladas. Así resumió su llamado final: “Saquen a la agricultura de la OMC”. Otro de los ejemplos se sitúa en la ciudad boliviana de Cochabamba, donde tuvo lugar, entre 1999 y 2000, uno de las grandes victorias populares contra las políticas privatizadoras de los servicios públicos y los bienes comunes. Las presiones del Banco Mundial y la célebre Ley 2029, aprobada en octubre de 1999 durante la presidencia de Hugo Bánzer (1997-2001), sentaron las bases para que un recurso como el agua quedara a merced de la oferta y la demanda. La concesión de los servicios de distribución de agua potable y alcantarillado al consorcio internacional “Aguas de Turaní”, formado por las multinacionales Bechtel, Adison, Abengoa y otras empresas bolivianas, despertó la indignación de los movimientos sociales, que denunciaron incrementos en las tarifas de hasta el 200%. Bloqueos de la ciudad, huelgas generales y consultas populares (en las que masivamente la población apoyó la retirada de “Aguas de Turaní”) fueron la antesala de una represión que se saldó con la muerte de un joven de 17 años, Víctor Hugo Daza, 47 heridos y más de 200 detenciones. Finalmente, en abril de 2000, el gobierno boliviano se vio forzado a romper con “Aguas de Turaní” y a modificar la Ley 2029. En la documental figura asimismo el testimonio de la ecologista india, feminista y doctora en Ciencias Físicas, Vandana Shiva. En “Las guerras del agua. Contaminación, privatización y negocio” (Icaria), la activista contra la globalización destaca que un factor relevante en los enfrentamientos en el Punjab (región compartida entre India y Pakistán), que se saldaron con más de 15.000 muertos durante la década de los 80, fue el conflicto por el reparto de las aguas, los planes de desarrollo y los usos hídricos de los ríos del Punjab. Sin embargo, afirma Vandana Shiva, “los enfrentamientos se disfrazaron como separatismo religioso Sikh”. La activista apunta también los impactos ambientales en el Himalaya, donde la explotación forestal con fines comerciales aceleró la crisis ecológica. Pueblos hasta ese momento autosuficientes respecto a la producción de alimentos tuvieron que importar comida, ya que se secaron sus fuentes de abastecimiento hídrico. Otra consecuencia fue la desaparición de bosques, que se tradujo en inundaciones frecuentes y corrimientos de tierra. En el futuro las guerras no se librarán por el petróleo, sino por algo mucho más básico y necesario para la vida: el agua. Gigantes corporativos, inversores privados y gobiernos corruptos compiten ya hoy por el control de nuestros suministros de agua fresca que cada vez son más escasos. OPINION PERSONAL: Análisis crítico. El agua es un recurso natural indispensable, parece ser un derecho de vida ya que su consumo dependiente de la humanidad es básico para su supervivencia y vivencia. El desarrollo de la privatización de este recurso en el estado político es un cauce para el desarrollo social del mismo ya que mide las consecuencias para aquellos factores sociales de riesgo. En México se ha vivido una serie de consecuencias por el crecimiento demográfico y la práctica de subestación subterránea para su mismo abasto, así como la contracción de presas para su distribución industrial, rural y agrícola asiendo así un grado de privatización del agua el estado mexicano se ha visto en controlar esta distribución lo que nos ha dado consecuencias para aquellos lugares de bajos recursos. Mundialmente la privatización del agua ha dado un impacto de grado capitalista donde aquel que puede pagar más para obtener este recurso es el que se puede decir sobrevive o lleva una vida más sana donde el comportamiento social radica en clasificación social (clase alta, clase baja, clase baja) donde se obtiene con la privatización del agua marcas de agua potable determinadas con distintos grados de calidad asumiendo su consumo ya sea con la marca más cara o la más barata; es importante el grado de conciencia de este tema de privaticen del agua ya que este es un recurso natural indispensable, haciéndolo así un derecho natural para la misma población, la demografía a afectado al planeta a un nivel de consecuencia ecología mismo que ha ocasionado que este recurso se haga más escaso, es importante crear conciencia en este aspecto ya que la misma tierra se va degenerando por obra del depredador más grande “ el ser humano”.
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