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SALUDO LONCCO

Desde un bello rincón arequipeño,

he veni'u invita'u por la curiosidad

para saludarte Blanca Ciudad

en vísperas de tu cumpleaños.

Mi sombrero gasta'u y terno de paño

lo he ccapicha'u en mi vieja barrica;

como soy Loncco que no se achica,

engomina'u y con mi mejor traje,

he veni'u a rendirte mi homenaje;

a tirar prosa en tu día, Arequipa.

Ensillé mi mejor caballo de paso

al primer repique de la campana,

un ccachi de tosta'u de mi ancana;

mi quipo lleno pa' gozar a todo lazo

y la guitarra pa' empeñarla por un caso;

aunque no haya entrada de ccapo,

tomaré diana con el mejor huacto;

estaré en la "joroba", "jorobita" y "jorobete",

y, si puedo aguantar, en el "andá y volvete";

porque soy un Loncco Arequipeño nato.

También te he traido una ceronada

de mis más mejores "lonccos versos",

guardarlos en mis arqueados tercios;

desgranados con mi modesta tonada,

dedicártelos quiero a ti, tierra amada;

tomar con nuestro Misti caballero


la chicha con el Tuturuto pendenciero;

cantar con Melgar y los Cerpa y Llosa,

una flor de texao pa' la chica más hermosa,

y, para ustedes, el corazón de este Loncco Chacarero.

EL ROMANCE DE LA LECHERA

Lecherita, lecherita que te váis pa'la ciudá,

si el "ccala" te piropeya, lecherita, no le oigáis.

Los piropos de los "ccalas" tienen un veneno tal,

que si se te mete en el alma ya no guelve a salir más.

Vos sois una chica guena y él ¿sabe Dios qué querrá?

Por algo corre a tí guapa pa' decirte algo al pasar...

Dale la guelta a tu burra lecherita, y caminá sin escuchar

los piropos del "ccala" de la ciudá.

LA CCONCHA

Siempre la quija del Loncco

en tres tiznadas piedras moría,

era la cconcha que en la chacra

en ceniza las huacacaras volvía;

eran las tres piedras acaloradas

calientes del rescoldo guardado,

un pedazo de charqui chancca'u

en la piedra a la presa la doraba;

boca'u que hacía qquetimbiar

con un mordiscón di'una cebolla,

un vaso chicha husma o sayana

sacaba el qquechuro con sudor;

luego la olleta con agua y vapor


agotaba el aderezo de ajo y sal

con la carne de res del camal,

pa' hacer el chaqque de nabos;

papas del vecino llauqquiadas,

bien chanccadas en el batán,

con un choclo verde ccahuiu

y patasca del buen trigo remoja'u;

tripas y cecina pa' espesar el río,

verdura ccachida, una taja zapallo;

también ají colora'u pa' dar color;

chicharrones pa' mejorar el sabor,

en la ancana un ccachi de tosta'u;

el Loncco se quedaba esponja'u

al pie de la cconcha qui'an olvida'u.

VIENTO

Viento..., soplo frío de las Punas;

¡alalau! de mi ccospiada vida,

picapedrero de la roca fría

con el cincel de mis tristes penas.

Resuello que a una amada susurrea

en los barrotes de su fría ventana,

ccachendo un suspiro que llama

al qquempiu que está en la lejanía.

Viento..., que arrancas a las hojas

desccolonchándolas de la vida;

las arrancas de su tronco con herida

por ser viejas, por ser ccoccas.


Madrugador, que vas errante,

ccatatando el veneno a la tierra ;

silbido frío que desde la Sierra

vienes a limpiar el suelo ccapante.

Viento..., latigueas a los mares

arrancando con bravura nubarrones,

pa' hacer meyar hasta los rincones,

humariando la vida en muchos lares.

Andariego, que recorres por el mundo,

te accolpachas con pobres y los ricos,

galopiando por los valles, por los picos;

no te detengas, por favor, ni'un segundo.

Viento..., ¿quién eres, por qué te siento..?

¿quién es el que te anima y hasta cuándo..?;

¿será Dios que te está mandando,

o Él mismo con su prodigioso Aliento?

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