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Los Enólogos prefieren una definición más precisa, más completa. Según Jean Ribéreau Gayon:
”Catar es probar con atención un producto cuya calidad queremos apreciar, es someterlo a
nuestros sentidos, en particular al del gusto y al del olfato; es tratar de conocerlo
buscando sus diferentes defectos y cualidades, con el fin de expresarlos;
es estudiar, analizar, describir, definir, juzgar y clasificar”
Para algunos, la cata y el análisis sensorial no son exactamente sinónimos. Para ellos, la cata es en
realidad un caso particular de la evaluación sensorial, definida como:
“Conjunto de métodos y técnicas que permiten, percibir, identificar y apreciar mediante los
órganos de los sentidos, cierto número de propiedades organolépticas de los alimentos
y de los objetos (Depledt, Instituto Nacional del Consumo)”.
El catador, en suma, hace análisis sensorial sin saberlo.
La cata forma parte del saber beber. Lo que separa el mero acto
de consumo, que es un acto instintivo de la cata, es que en la
segunda se sigue un método y se ordenan las impresiones.
La cata es la codificación de una actividad sensorial exquisita.
Para ser apreciado, el vino requiere atención y uso de la memoria.
El buen catador es aquel que con el tiempo, logra distinguir
cualidades, atributos, carencias y/o defectos, en un vino,
independientemente de su gusto personal.
Vista de esta otra manera, la cata es un modo de aprender el mundo exterior, es un estado de ánimo
de constante disponibilidad frente a nuestras sensaciones.
Obra de mucho trabajo, de ciencia y paciencia, el buen vino, el gran Vino, merece la aplicada atención
de aquel que lo quiere conocer con el fin de que llegue hasta él el mensaje de quienes lo han elaborado
pensando en proporcionar placer a otros hombres. La cata sirve para descifrar este mensaje, para
descifrar las sensaciones gustativas. Para beber, el placer físico es suficiente; para catar, hacen falta
también inteligencia y preparación.
Metodología de la Cata
Cuando degustamos un Vino, dialogamos con él. Sus “palabras” son los distintos estímulos visuales,
olfativos, gustativos y táctiles que intentamos “entender” a través de nuestros sentidos.
Por lo tanto, degustar invita a valorar su calidad y a conocer mejor su identidad (tipo, variedad, añada,
origen, etc.). Testing en inglés, degustation en francés, cata en español, son términos que denominan
esta forma metodológica de describir y comunicar objetivamente el Vino.
El Aspecto Visual
“En una copa normalizada, verter el Vino hasta completar su tercera parte, observar, su
aspecto y color; inclinando la copa en un ángulo de unos 45º contra un fondo blanco”
La limpidez del vino es el atributo más importante a evaluar en el aspecto visual. La misma es un indicio
de sanidad del Vino.
El aspecto se puede ver brillante, resplandeciente o al contrario mate o velado.
El color nos indica la edad del vino y puede darnos una pista sobre el cepaje con el cual fue elaborado
el Vino.
La intensidad o carga (cantidad) de materia colorante presente en el Vino clasifica a los mismos desde
incoloros/traslucidos hasta intensos/profundos.
Finalmente, analizamos otras características como fluidez, desprendimiento de gas carbónico (si lo
hubiese) así como también la presencia de lágrimas o piernas que aparecen en las paredes internas
de la copa que infieren concentración de alcohol.
Estados de Enturbiamiento
Fangoso - Cenagoso - Tosco - Revuelto - Quebrado - Cargado - Borroso - Lechoso - Sospechoso -
Mate - Nebuloso - Nuboso - Oscuro - Opalescente - Opalino - Opaco - Plomizo - Polvoriento - Sucio -
Manchado - Ensuciado - Apagado - Deslustrado - Turbio - Velado.
Otra forma de clasificar los aromas es según la procedencia u origen. Es decir, de donde proviene la
molécula aromática que dará lugar a un aroma específico en el Vino. De esta forma, podemos definir a
los aromas en Primarios, Secundarios y Terciarios.
Los Aromas Primarios son aquellos que provienen de la materia prima (uva) y del terroir. La genética
propia de cada varietal (cepa) define un perfil aromático en particular, encontrando por ejemplo como
aroma típico del Malbec la fruta roja o los aromas de pimientos típicos del Cabernet Sauvignon.
Mayoritariamente, en este grupo se incluyen los aromas de frutas, flores, vegetales o herbáceos y
ciertos especiados.
Los Aromas Secundarios son aquellos que se generan durante los procesos fermentativos; como, por
ejemplo, el alcohol, aromas panificados, levaduras y lácticos.
• El Dulce
• El Salado
• El Acido
• El Amargo
El Gusto Dulce corresponde, por ejemplo, a los azúcares residuales existentes en los Vinos; al alcohol
y a la glicerina.
El Gusto Acido corresponde a los numerosos ácidos (fijos y volátiles) existentes en el vino.
El Gusto Salado está definido por las sales minerales. Su gusto salado que transmiten no es nada
desdeñable pero en el vino este gusto está enmascarado por otros. No obstante, está constatado que
las sales realzan los otros gustos básicos y aportan además frescura.
El Gusto Amargo será valorado en el vino como atributo siempre y cuando sea sutil y no desbalancee
al resto de los componentes. Cuando este gusto en particular resulte excesivo, constituye entonces un
defecto. Generalmente esto último sucede por errores humanos en definir el momento de la cosecha o
en el proceso de elaboración. Ejemplo: Cosecha temprana, rotura de la semilla en el prensado, etc.
En la última etapa conocida como “Final de boca” se evalúan los aromas vía retronasal; de existir el
gusto amargo y finalmente la caudalía, es decir la persistencia de las sensaciones agradables del Vino
una vez que éste ha sido ingerido.
TEXTURAS DEL VINO
La Astringencia
En la boca, las sensaciones no terminan con las simples percepciones
de los cuatro gustos básicos. Existen otras sensaciones, de origen
químico (ataque a las mucosas) y táctiles que también hacen al perfil
del sabor global del Vino y que también provocarán sus efectos en la
boca. De todos esos componentes, son los taninos, y en particular en
los Vinos Tintos, los responsables de esas “otras sensaciones” que
generan rugosidad o sequedad en la mucosa.
La Untuosidad
La glicerina (tipo de alcohol procedente de la fermentación) aporta sensación de untuosidad o
cremosidad. Muy percibible en los Vinos Blancos Chardonnay.
La Pungencia
El gas carbónico presente en los vinos espumantes brinda una textura “de cosquilleo” llamada
pungencia.