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PARA EL ESTUDIO DEL ESTADO 69

conocer a fondo los mecanismos muchas veces


complejos m ediante los cuales son instituidas o mo­
dificadas las relaciones de poder en un sistema polí­
tico. Por razones fácilmente entendibles, pero fun­
dam entalm ente por la gran dificultad que presenta
III. ESTADO, PODER Y GOBIERNO la recopilación de las fuentes, la historia de las insti­
tuciones se desarrolló después que la historia de las
doctrinas, de m anera que frecuentem ente los orde- .
1. P a r a e l e s t u d io d e l E sta do namientos de un sistema político determ inado han
sido conocidos o nos hemos conform ado con cono­
cerlos m ediante la reconstrucción, e incluso la de­
Las disciplinas históricas formación o idealización, hecha por los escritores*
Han sido identificados: Hobbes con el Estado abso­
P a r a e l estudio del Estado las dos fuentes principa­ luto, Locke con la m onarquía parlam entaria, Mon-
les son la historia de las instituciones políticas y la tesquieu con el Estado limitado, Rousseau con la
historia de las doctrinas políticas. Que la historia de democracia, Hegel con la m onarquía constitucional,
las instituciones pueda derivar de la historia de las etcétera.
doctrinas no quiere decir que las dos historias deban La prim era fuente para un estudio autónomo de
ser confundidas. Por ejemplo: una cosa es la historia las instituciones frente a las doctrinas está consti­
de los parlamentos europeos, y otra la historia de los tuida por los historiadores: comentando a Tito Li-
escritores parlamentarios. No hay duda de la im­ vio, Maquiavelo reconstruye la historia y el orde­
portancia de la obra política de Aristóteles para el nam iento de las instituciones de la república ro­
estudio de las instituciones políticas de las ciudades mana; Vico, para reconstruir la historia civil de las
griegas, o el libro vi de las Historias de Polibio para el naciones desde el estado ferino hasta los grandes
estudio de la constitución de la república romana; estados de su tiempo, denuncia la arrogancia de los
pero ninguno se conformaría con leer a Hobbes doctos “que desean que lo que saben sea tan antiguo
para conocer el ordenam iento de los prim eros como el m undo” [1744, ed. 1967, p. 72] y para su
grandes estados territoriales de la época m oderna, o investigación desea comportarse “como si no hu­
a Rousseau para conocer el ordenam iento de las biese libros en el m undo” {¡ibid., p. 115].
democracias modernas. Por lo demás, si el estudio Posterior al estudio de la historia viene el estudio
de las obras de Aristóteles o de las historias de Poli­ de las leyes que regulan las relaciones entre gober­
bio es im portante para conocer el ordenam iento de nantes y gobernados, el conjunto de las normas que
las ciudades griegas y de la república rom ana, se constituyen el derecho público (también una cate­
necesitan otras fuentes, literarias y no literarias, goría doctrinal). Las prim eras historias de las insti­
desde la época antigua hasta la edad moderna, para tuciones fueron historias del derecho, escritas por
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juristas que frecuentem ente tuvieron experiencia civil) al conjunto de los análisis sobre el hom bre en
directa en los asuntos de Estado. Hoy la historia de sus relaciones sociales en ella incluía una serie de
las instituciones no sólo se ha emancipado de la consideraciones que hoy entrarían en la ciencia polí­
historia de las doctrinas sino que ha ampliado el tica; por el contrario, Hegel dio a sus Principios de
estudio de los ordenam ientos civiles mucho más allá filosofía del derecho [1821] el subtítulo destaatwissens-
de las formas jurídicas que les han dado forma, y chaft im Grundrisse “Principios de ciencia del Es­
orienta sus investigaciones hacia el análisis del fun­ tado”. En la filosofía política están comprendidos
cionamiento concreto en un determ inado periodo tres tipos de investigación: a) sobre la mejor forma
histórico, de un instituto específico a través de los de gobierno o sobre la óptim a república; b) sobre el
docum entos escritos, los testimonios de los actores, fundam ento del Estado, o del poder político, con
el juicio de los contem poráneos, avanzando del es­ la consiguiente justificación (o injustificación) de la
tudio de un instituto fundam ental como el parla­ obligación política; c) sobre la esencia de la categoría
mento y sus vicisitudes en los diversos países al estu­ de lo político o de la politicidad, con la disputa
dio de institutos particulares, como el secretario de preponderante sobre la distinción entre la ética y la
Estado, el intendente, el gabinete secreto, etcétera, política. Estas tres versiones de la filosofía políti­
m ediante los cuales se logra describir el paso del ca están representadas ejemplarmente al inicio de la
Estado feudal a la monarquía absoluta, o la form a­ época m oderna por tres obras que han dejado hue­
ción gradual del aparato administrativo, mediante llas indelebles en la historia de la reflexión sobre la
el cual se reconstruye el proceso de formación del
Estado m oderno y contemporáneo.
Eolítica: la Utopía de Moro [1516], diseño de repú-
lica ideal; el Leviatán de Hobbes [1651], que pre­
tende proporcionar una justificación racional y por
tanto universal de la existencia del Estado y de seña­
Filosofía política y ciencia política lar los motivos por los cuales sus órdenes deben ser
obedecidas; el Príncipe de Maquiavelo [1513], en el
Por encima de su desarrollo histórico el Estado es cual, por lo menos bajo una de sus interpretaciones,
estudiado en sí mismo, en sus estructuras, funcio­ la única por lo demás que ha dado origen a un
nes, elementos constitutivos, mecanismos, órganos, “ismo” (el maquiavelismo), se mostraría en qué con­
etcétera, como u n sistema complejo considerado en siste la propiedad específica de la actividad política y
sí mismo y en sus relaciones con los otros sistemas cómo se distingue, en cuanto tal, de la moral.
contiguos. Hoy, convencionalmente, el inmenso Hoy entendem os por “ciencia política” una inves­
campo de investigación está dividido entre dos dis­ tigación en el campo de la vida política que satisfaga
ciplinas didácticamente diferentes: la filosofía polí­ estas tres condiciones: á) el principio de verificación
tica y la ciencia política. Como todas las distinciones o de falsificación como criterio de aceptabilidad de
convencionales, también ésta es lábil y discutible. sus resultados; b) el uso de técnicas de la razón que
Cuando Hobbes llamaba philosophia civilis (filosofía perm itan dar una explicación causal en sentido
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fuerte y también en sentido débil del fenómeno Estado de derecho, como Estado concebido princi­
indagado; c) la abstención o abstinencia de juicios de palmente como órgano de producción jurídica, y en
valor, la llamada “avaluatividad”. Considerando las su conjunto como ordenam iento jurídico. Esta re­
tres formas de filosofía política descritas anterior­ construcción del Estado como ordenam iento ju rí­
mente, obsérvese cómo a cada una le falta por lo dico, por lo demás, no había hecho olvidar que el
menos una de las características de la ciencia polí­ Estado también era, a través del derecho, una forma
tica. La filosofía política como búsqueda de la óp­ de organización social y que como tal no podía ser
tima república no tiene carácter “avaluativo”; como separado de las sociedades y de las relaciones socia­
indagación del fundam ento último del poder no les subyacentes. De aquí la necesidad de una distin­
pretende explicar el fenómeno del poder sino justi­ ción entre el punto de vista jurídico, para reservarlo
ficarlo, operación que tiene por objeto calificar un a los juristas que por lo demás habían sido durante
comportamiento como lícito o ilícito, lo que no se siglos los principales artífices de los tratados sobre el
puede hacer sin remitirse a valores; como investiga­ Estado, y el punto de vista sociológico que habría
ción de la esencia de la política se aleja de toda debido valerse de la contribución de los sociólogos,
verificación o falsificación empírica, en cuanto lo de los etnólogos, de los estudiosos de las diversas
que se llama presuntuosamente esencia de la polí­ formas de organización social: una distinción que
tica deriva de una definición nominal y como tal no no podría ser concebida antes del advenimiento de
es verdadera ni falsa. la sociología como ciencia general que engloba la
teoría del Estado.
La distinción de Jellinek fue reconocida como
Punto de vista sociológico y jurídico una aportación importante, y fue acreditada por
Max Weber, quien, partiendo precisamente de la
Por encima de la distinción de los dos campos lla­ Doctrina general del Estado, sostuvo la necesidad de
mados convencionalm ente “filosofía” política y distinguir el punto de vista jurídico del punto de
“ciencia” política, el tema del Estado puede ser vista sociológico. Jellinek había afirm ado que la doc­
abordado desde diversos puntos de vista. Con la trina social del Estado “tiene por contenido la exis­
Doctrina general del Estado [1910], de Georgjellinek, tencia objetiva, histórica y natural del Estado”,
entró por largo tiempo en el uso de las teorías del mientras que la doctrina jurídica se ocupa de las
Estado la distinción entre doctrina sociológica y doc­ “normas jurídicas que en aquella existencia real
trina jurídica del Estado. Esta distinción se volvió deben manifestarse” [1900, trad. it., i, p. 73] y había
necesaria luego de la tecnificación del derecho pú­ basado la distinción en la contraposición, destinada
blico y de la consideración del Estado como persona a tener éxito, entre la esfera del ser y la esfera del
jurídica que había derivado de tal tecnificación. A su deber ser. Weber, al iniciar el estudio de la sociolo­
vez la tecnificación del derecho público era la conse­ gía jurídica, de la cual es considerado uno de los
cuencia natural de la concepción del Estado como fundadores, afirma que “cuando se habla de dere­
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cho, ordenam iento jurídico, norm a jurídica, es ne­ Funcionalismo y marxismo
cesario un especial rigor para distinguir el punto de
vista jurídico del punto de vista sociológico” [Weber Entre las teorías sociológicas del Estado, dos han
1908-20, trad, it., i, p. 309], una distinción que él acaparado el campo en estos últimos años, con fre­
traduce en la diferenciación entre validez ideal, cuencia en polémica entre sí, pero más a menudo
de la que se ocupan los juristas, y validez empírica de ignorándose, yendo cada una por su propio camino
las normas de la que se ocupan los sociólogos. Para como si la otra no existiese: la teoría marxista y
Weber, esta distinción era una premisa indispensa­ la teoría funcionalista, esta última dominante en la
ble para hacer entender que se ocuparía del Estado political science norteamericana, pero que también
como sociólogo y no como jurista. Tal estudio se ha tenido gran influencia en Europa y ha sido to­
vuelve un capítulo de la teoría de los grupos sociales, mada durante años como la ciencia política por ex­
de los cuales una especie son los grupos políticos, celencia. Entre las dos teorías existen diferencias
que a su vez se vuelven estados (en el sentido de respecto a la concepción de la ciencia en general
“Estado m oderno”) cuando están dotados de un como en referencia al método; pero la diferencia
aparato administrativo que logra con éxito apro­ fundam ental radica en la ubicación del Estado en el
piarse del monopolio de la fuerza en un determ i­ sistema social considerado en su conjunto. La con­
nado territorio. Unicamente con Kelsen [1922], que cepción marxista de la sociedad distingue en toda
critica el doble punto de vista de Jellinek (que llama sociedad histórica, por lo menos desde una cierta
Zweiseitentheorie —teoría dual-), el Estado se resuelve etapa del desarrollo económico, dos momentos, que
totalm ente en el ordenam iento jurídico y por tanto no son puestos en el mismo nivel con respecto a su
desaparece como entidad consistente en la produc­ fuerza determ inante y su capacidad de condicionar
ción y ejecución de normas jurídicas. De todas las el desarrollo del sistema y el paso de un sistema a
tesis kelsenianas la reducción radical del Estado a otro: la base económica y la superestructura. Las
ordenam iento jurídico es la que ha tenido menos instituciones políticas, en una palabra el Estado,
éxito. pertenecen al segundo momento. El momento sub­
Con la transform ación del puro Estado de dere­ yacente que comprende las relaciones económicas,
cho en Estado social, las teorías m eram entejurídicas caracterizadas en toda época por una determ inada
del Estado, condenadas como formalistas, han sido forma de producción, es el momento determinante,
abandonadas por los mismos juristas, y han tomado aunque no siempre, de acuerdo con algunas inter­
fuerza los estudios de sociología política que tienen pretaciones, dominante; al contrario, la concepción
por objeto el Estado como forma compleja de orga­ funcionalista (que proviene de Parsons) concibe el
nización social (de los cuales el derecho sólo es uno sistema global en su conjunto dividido en cuatro
de los elementos constitutivos). subsistem as (patter-maintenance, goal-attainment,
adaptation, integration), caracterizados por las fun­
ciones igualmente esenciales que cada uno desem-
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peña para la conservación del equilibrio social, y en contradicciones internas del sistema, especialmente
cuanto tales recíprocam ente interdependientes. Al de la contradicción entre fuerzas productivas y rela­
subsistema político corresponde la función del ciones de producción; mientras la prim era se preo­
goal-attainment, lo cual quiere decir que la función cupa esencialmente del problema de la conserva­
política realizada por el conjunto de las instituciones ción social, la segunda se preocupa fundam ental­
que constituyen el Estado es una de las cuatro fun­ mente del cambio social. Los cambios que le intere­
ciones fundam entales de todo sistema social. Es san a la teoría funcionalista son los que se presentan
verdad que también en la concepción marxista la dentro del sistema y que éste tiene la capacidad de
relación entre base económica y superestructura absorber m ediante pequeños ajustes previstos por
política es una relación de accción recíproca, pero es el mecanismo mismo del sistema. Marx y los marxis-
válida la idea (sin la cual una de las características tas siempre han preconizado, analizado y prefigu­
esenciales de la teoría marxista vendría a menos) de rado el gran cambio, que pone en crisis un sistema
que la base económica a pesar de todo sea en última determ inado y crea, por medio de un salto cualita­
instancia determ inante. En la teoría funcionalista tivo, otro. De acuerdo con el lugar com ún (pero no
no existe diferencia de niveles entre las diversas por esto erróneo) del pensamiento sociológico, la
* funciones de las que todo sistema social no puede gran división es la que opone los sistemas que desta­
dejar de prescindir. En todo caso, el subsistema al can el mom ento de la cohesión a los sistemas que
que se le atribuye una función preponderante no es subrayan el m om ento de antagonismo, los sistemas
el subsistema económico sino el cultural, porque la llamados integracionistas a los sistemas nom brados
mayor fuerza cohesiva de todo grupo social depen­ conflictualistas. Difícilmente se encontraría en la
dería de la adhesión a los valores y a las normas historia del pensam iento sociológico dos prototipos
establecidas, a través del proceso de socialización de de esta gran división más puros que el marxismo y el
un lado (interiorización de los valores sociales) y de funcionalismo. Se puede agregar que la concep­
control social de otro lado (observancia de las nor­ ción funcionalista es en ciertos aspectos semejante a
mas que regulan la generalidad de los comporta­ aquella contra la que Marx desencadenó una de sus
mientos). . . batallas teóricas más célebres, la concepción de la
Las dos diversas, más aún, opuestas concepcio­ economía clásica de acuerdo con la cual la sociedad
nes pueden ser llevadas al diferente problema de civil, a pesar de los conflictos que la sacuden, obe­
fondo que se plantean y pretenden resolver: mien­ dece a una especie de orden preestablecido, y goza
tras la teoría funcionalista, especialmente su versión de las ventajas de un mecanismo, el mercado, orien­
parsoniana, está dom inada por el tema hobbesiano tado a m antener el equilibrio m ediante un ajuste
del orden, la teoría marxista está dom inada por el continuo de los intereses en competencia.
tema de la ruptura del orden, por el paso de un En los últimos años el punto de vista que ha ter­
orden a otro, concebido como paso de una forma de minado por prevalecer en la representación del Es­
producción a otra, m ediante la explosión de las tado es el sistémico derivado, aunque con poco rigor
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y con algunas variantes, de la teoría de sistemas (in Estado y sociedad
primis, en prim er lugar, David Easton y Gabriel Al-
m ond). La relación entre el conjunto de las institu­ Lo que ha cambiado, que incluso se ha invertido
ciones políticas y el sistema social en general está completam ente en el curso de la reflexión secular
re p re se n ta d a com o u n a relación d em an d a- sobre el problem a del Estado, es la relación entre el
respuesta (input-output). La función de las institu­ Estado y la sociedad. D urante siglos la organización
ciones políticas es la de dar respuesta a las dem andas política fue el objeto por excelencia de toda conside­
que provienen del am biente social o, de acuerdo con ración sobre la vida social del hom bre, sobre el
una term inología común, de convertir las dem an­ hom bre como animal social, como 7toKltlxóv ^¿íov,
das en respuestas. Las respuestas de las instituciones donde t t o K l t l x ó v estaba com prendido sin diferen­
políticas son dadas bajo form a de decisiones colecti­ ciación del doble significado actual de “social” y
vas obligatorias para toda la sociedad; a su vez tales “político”. Con esto no se quiere decir que el pensa­
respuestas influyen en la transform ación del am­ miento antiguo no haya resaltado la existencia de
biente social, del que, dependiendo de la m anera en formas asociativas hum anas diferentes del Estado,
que son dadas las respuestas, nacen nuevas dem an­ pero la familia es tom ada en cuenta por Aristóteles
das en un proceso de cambio continuo, que puede como la prim era forma embrional e imperfecta de
ser gradual cuando existe correspondencia entre la 770 X1 5 y su estudio es ubicado al inicio de la Política.
dem anda y respuesta, y puede ser brusco cuando Por lo que hace a las otras formas de sociedad o
debido a una sobrecarga de las dem andas sobre las XOivoivíai, que son constituidas por acuerdo o por
respuestas se interrum pe el flujo de retroalimenta- necesidad de los individuos con objeto de alcanzar
ción; esto conlleva a que las instituciones políticas fines particulares, son abordadas por el mismo Aris­
vigentes al no lograr ya dar respuestas satisfactorias tóteles en el capítulo de la Etica nicomaquea dedicado
sufren un proceso de transform ación que puede a la amistad, y precisamente en cuanto son formas
llegar a la fase final de su cambio completo. La para el logro de fines particulares, la navegación de
representación sistémica del Estado es perfecta­ parte de los navegantes, la victoria en la guerra
m ente compatible con las dos teorías generales de la de parte de los hombres de armas, el placer y la moli­
sociedad de las que hablé poco antes, pero no cam­ cie de parte de quienes se reúnen en un banquete, es­
bia la diferente interpretación de la función del tán subordinadas a la sociedad política que no se orienta
Estado en la sociedad. La representación sistémica a una utilidad particular o momentánea sino a la
del Estado intenta proponer un esquema concep­ utilidad general y durable que involucra a toda la vi­
tual para analizar la m anera en que las instituciones da del hom bre [1160 a]. La relación entre la socie­
políticas funcionan, la form a en que cumplen las dad política que únicam ente es la societas perfecta y
funciones que les son propias, y cuál sea su interpre­ las sociedades particulares es una relación entre el
tación. todo y sus partes, en la que el todo, el ente que
engloba, es la 770 X1 5 , las partes englobadas son la
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familia y las asociaciones. En todo el estudio de la poder político, de otro lado, con el desarrollo de la
política hasta Hegel incluido, esta relación entre el organización industrial de la que se ocupan los cien­
Estado y las sociedades menores o parciales es cons­ tíficos jun to con los propios indtrs tríales que de
tante. En elLeviatán de Hobbes [1651], además del ahora en adelante podrán prescindir de la espada
capítulo sobre la familia y la sociedad patronal, que de César, se desarrollará un proceso inverso, del
es com ún a todos los tratados de política de aquel Estado opresivo a la sociedad liberada. De este cam ­
tiem po, hay también un capítulo (el x x i i ) sobre las bio nace una de las ideas dom inantes deí siglo xix,
sociedades parciales llamadas grecamente systems, común tanto al socialismo utópico como al socia­
de las cuales se presenta una rica ejemplificación lismo científico, lo mismo a las diversas formas de
con una tipología, que hoy constituiría uno de los pensamiento libertario que al pensam iento liberal
capítulos principales de un tratado de sociología; en sus expresiones más radicales, de la inevitable
la teoría política de Hegel, como es presentada en la extinción del Estado o por lo menos de su reducción
tercera parte de los Lineamientos defilosofía del derecho a los térm inos mínimos. Por lo que se refiere a los
[1821], es una teoría del Estado como momento estudios del Estado, éstos se vuelven cada vez más
culm inante del espíritu objetivo, culm inante en parciales con respecto al analisis general de la socie­
cuanto resuelve y supera los dos momentos anterio­ dad. Pocos años después de la m uerte de Hegel se
res de la familia y de la sociedad civil, y donde es edita el Cours de philosophie positive (1830-42) que
ubicado, entre otros, el estudio de las corporacio­ culmina en la teoría general de la sociedad o socio­
nes, típicas sociedades parciales con fines particula­ logía del que el tema del Estado constituye tan sólo
una parte. En la misma Alemania de Hegel, con
res en el sentido tradicional. Con la emancipación Lorenz von Stein desaparece lagesamte Staatswissens-
de la sociedad civil-burguesa, en el sentido marxista, chaft ciencia general del Estado”, y a una Staatswis-
o de la sociedad industrial, en el sentido saintsimo- senschaft, ciencia del Estado”, cada vez más restrin­
niano, frente al Estado, la relación entre institucio­ gida en su objeto y reducida a un estudio del Estado
nes políticas y sociedad se invierte. Paulatinam ente diferente de la sociedad global, se contrapone una
la sociedad en sus diversas articulaciones se vuelve el Gesellschaftswissenschaft, “ciencia de la sociedad”.
todo del que el Estado, considerado de m anera res­ Hoy la sociología política es una parte de la sociolo­
tringida como el aparato coactivo con el que un gía general; la ciencia política es una de las ciencias
sector de la sociedad ejerce el poder sobre otro sociales, el Estado como sistema político es con res­
sector, es degradado en parte. Si el curso de la pecto al sistema social un subsistema.
hum anidad hasta ahora se ha desarrollado de las
sociedades m enores como la familia al Estado,
ahora finalm ente, de un lado, con el descubri­ De parte de los gobernantes o de los gobernados
m iento de las leyes económicas que perm iten al
hom bre una convivencia armónica con la mínima Al lado de las diferentes maneras de considerar el
necesidad de un aparato coercitivo y por tanto de problema del Estado que hemos examinado hasta
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aquí con respecto al objeto, el método, al punto de tado y los poderes necesarios para desempeñarlos
vista, a la concepción del sistema social, es necesario correctam ente, los diversos segmentos de la adm i­
m encionar una contraposición que generalm ente es nistración, conceptos fundam entales como domi-
descuidada, pero que divide en dos campos opues­ nium (dominio), imperium (imperio), maiestas majes­
tos las doctrinas políticas quizá más que cualquier tad), autoritas (autoridad), potestas (potestad) y
otra dicotomía: nos referim os a la contraposición summa potes tas (potestad suprem a), todos los cuales
que deriva de la diversa posición que los escritores se refieren a uno solo de los dos sujetos de la rela­
adoptan con respecto a la relación política funda­ ción, al que está arriba y que de tal manera se vuelve
m ental, gobernantes-gobernados, o soberano- el verdadero sujeto activo de la relación, el otro es
súbdito, o Estado-ciudadanos, relación que gene­ tratado como el sujeto pasivo, la materia con res­
ralm ente es considerada como una relación entre pecto a la form a (formante). No es que haya perm a­
superior e inferior, salvo en una concepción dem o­ necido completam ente ausente la otra perspectiva,
crática radical donde gobernantes y gobernados se la sociedad política contem plada desde abajo, desde
identifican por lo menos idealmente en una sola los intereses, las necesidades, los derechos de los
persona y el gobierno se resuelve en el autogo­ destinatarios de los beneficios (o maleficios según
bierno. Al considerar la relación política como una los casos) del gobierno; pero la persistencia o insis­
relación específica entre dos sujetos de los cuales tencia de ciertas m etáforas, el pastor que presupone
uno tiene el derecho de m andar, otro el deber de una grey, el gubernator (gobernador en el sentido
obedecer, el problema del Estado puede ser tratado original de “timonel”) que presupone una chusma,
fundam entalm ente desde el punto de vista del go­ el padre que presupone hijos menores de edad y
bernante o desde el punto de vista del gobernado: ex que necesitan protección, el amo que presupone
parte principis (de la parte del príncipe) o ex parte esclavos, m uestran más que una larga ejemplifica-
populi (de la parte del pueblo). En realidad por una ción el sentido y la dirección preponderantes en los
larga tradición que va del Político de Platón al Prín­ siglos pasados del discurso político. También la me­
cipe de Maquiavelo, de la Ciropedia de Xenofonte al táfora utilizada por Platón en el Político del go­
Princeps christianus de Erasmo (1515), los escritores bernante-tejedor - “el fin de la tela de la acción
políticos han tratado el problem a del Estado prin­ política es un buen tejido” [311 b]- no sale de esta
cipalm ente desde el punto de vista de los gobernan­ perspectiva: el arte de tejer es el que “indica a cada
tes: temas esenciales, el arte de gobernar bien, las quien cuáles son las obras que deben term inarse”.
virtudes, habilidades o capacidades que se piden [ibid., 308 e].
al buen gobernante, las diversas formas de go­ El cambio, el descubrimiento de la otra cara de la
bierno, la distinción entre buen gobierno y mal Luna, se presenta al inicio de la época m oderna con
gobierno, la fenomenología de la tiranía en sus más la doctrina de los derechos naturales que pertene­
diversas formas, derechos, deberes, prerrogativas cen al individuo. Estos derechos son anteriores a la
de los gobernantes, las diferentes funciones del Es- formación de cualquier sociedad política y por tanto
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de cualquier estructura de poder que la caracteriza. tejido del Estado), y no sólo su unidad compacta; la
A diferencia de la familia o de la sociedad patronal, división y contraposición vertical y horizontal de los
la sociedad política comienza a ser entendida fu n ­ diferentes centros de poder y no únicam ente el
dam entalm ente (anteriorm ente también había es­ poder en su concentración y centralización; el mé­
tado en la época clásica) como un producto volunta­ rito de un gobierno que debe buscarse más en la
rio de los individuos que deciden con un acuerdo cantidad de derechos de los que goza el individuo
recíproco vivir en sociedad e instituir un gobierno. que en la m edida de los poderes de los gobernantes.
Johannes Althusius, uno d e los mayores artífices de Para Locke, la finalidad del gobierno civil es la ga­
esta nueva form a de ver las cosas, define la política rantía de la propiedad que es un derecho indivi­
de la siguiente m anera: “La política es el arte por dual, cuya formación es anterior al nacimiento del
medio del cual los hom bres se asocian con objeto de Estado; para Spinoza y Rousseau es la libertad, no la
instaurar, cultivar y conservar entre sí la vida social. libertas que Hobbes leía en los m uros de las ciudades
Por tal motivo se define simbiótica” [1603, ed. 1932, fortificadas, e interpretaba correctam ente como in­
i,l] . Althusius parte de los “hom bres” y se mueve a dependencia frente a las otras ciudades (la autosufi­
través de la o^ra de los hom bres hacia la descripción ciencia de la que había hablado Aristóteles). La más
de la com unidad política. El punto de partida de alta expresión práctica de esta mutación son las
Aristóteles, que predom inó durante siglos, es exac­ Declaraciones de los derechos norteam ericanas y
tam ente lo opuesto: “Es evidente. . . que el Estado francesas, en las cuales está enunciado solemne­
existe por naturaleza [y por tanto no es instituido mente el principio de que el gobierno es para los
por los hombres] y que es anterior a cualquier indi­ individuos y no los individuos para el gobierno, un
viduo” [Política, 1253a, 25]. ¿Qué implica este cam­ principio que no sólo ha influido en todas las consti­
bio del punto de partida, aunque Althusius no lo tuciones que vinieron después, sino tam bién la re­
llevó a sus últimas consecuencias? Implica la rele­ flexión sobre el Estado. Tal principio se ha vuelto,
vancia dada a los problemas políticos que son dife­ por lo menos idealmente, irreversible. En la refle­
rentes de los tratados norm alm ente por quien se xión política, por lo menos de la Revolución fran­
pone ex parte principis: la libertad de los ciudad anos cesa en adelante, la modificación más im portante ha
(de hecho o de derecho, civil o política, negativa o sido la que se refiere a la idea de “cambio”, en el
positiva) y no el poder de los gobernantes; el bienes­ sentido del libro v de la Política aristotélica, es decir,
tar, la prosperidad, la felicidad de los individuos del paso de una forma de gobierno a otra. Conside­
tomados uno por uno, y no solamente la potencia rado este paso generalm ente como un mal (conclu­
del Estado; el derecho de resistencia a las leyes injus­ sión lógica de una doctrina política que durante
tas, y no sólo el deber de obediencia (activa o pasiva); siglos privilegió y exaltó la estabilidad y juzgó a la
la articulación de la sociedad política en partes in­ guerra civil como el peor de los males), adquiere un
cluso contrapuestas (los partidos que ya no son juz­ valor positivo de parte de los movimientos revolu­
gados exclusivamente como facciones que dañan el cionarios que m iran en el cambio el inicio de una
86 ESTADO, PODER Y GOBIERNO EL NOMBRE Y LA COSA 87
nueva era; así como la guerra civil representa la civitas que traducía el griego 7tó\ l<5, y res publica, con
crisis del Estado vista ex parte principis, la revolución, lo que los escritores romanos designaban al con­
interpretada positivamente, representa la crisis del junto de las instituciones políticas de Roma, preci­
Estado contem plada ex parte populi. sam ente de la civitas. El largo camino se dem uestra
por el hecho de que, todavía a finales del siglo xvi,
Jean Bodin intitulara su tratado político De la répu-
2. E l n o m b r e y l a c o s a blique [1576], dedicado a todas las formas de Estado
y no sólo a las repúblicas en sentido restringido, y
que en el siglo xvn Hobbes usará preponderante-
Origen del nombre mente los térm inos civitas en las obras latinas y com-
monwealth en las obras inglesas en todas las acepcio­
Es indiscutible que la palabra “Estado” se impuso nes en las cuales hoy se usa “Estado”. No es que los
por la difusión y el prestigio del Príncipe de Maquia- rom anos no conociesen y usaran el térm ino regnum
velo. Como se sabe, la obra comienza con las siguien­ para señalar un ordenam iento diferente del de civi­
tes palabras: “Todos los estados, todas las dom ina­ tas, un ordenam iento regido por el poder de uno
ciones que ejercieron y ejercen imperio sobre los solo, pero a pesar de que fuese bastante clara la
hom bres, fueron y son repúblicas o principados” distinción entre el gobierno de uno solo y el go­
[1513, ed. 1977, p. 5]. Esto no quiere decir que la bierno de un cuerpo colectivo, jam ás tuvieron una
palabra fue introducida por Maquiavelo. Minucio­ palabra que sirviese para designar el género, del
sas y amplias investigaciones sobre el uso de “Es­ que regna y res publica en sentido restringido fuesen
tado” , en el lenguaje de los siglos xv y x v i, m uestran las especies, de suerte que res publica fue usada a la
que el paso del significado común del térm ino status vez com o-especie y como género: “Cum penes
de “situación” a “Estado” en el sentido m oderno de unum est om nium sum m a rerum , regem illum
la palabra, ya se había dado m ediante el aislamiento unum vocamus et regnum eius rei publicae status”
del prim er térm ino en la expresión clásica status rei [Cicerón, De re publica, i, 26, 42]. Por lo demás, la
pubblicae. El mismo Maquiavelo no hubiera podido misma historia rom ana ofrecía un ejemplo alta­
escribir tal frase precisamente al comienzo de la m ente significativo y perfectam ente reconocido del
obra si la palabra en cuestión no hubiese sido ya de paso de una forma de régimen político a otro, en la
uso corriente. transición del regnum a la res publica, de la res publica
Ciertam ente, con el autor de El Príncipe el tér­ alprincipatus. Cuando, durante el dominio de César,
mino “Estado” sustituyó paulatinam ente, si bien a Cicerón escribe: “rem publicam verbo retinemus, re
través de un largo camino, los términos tradiciona­ ipsa vero iam pridem amisimus” [ibid., v, i, 2] mues­
les con los que había sido designada hasta entonces tra estar perfectam ente consciente del sentido am ­
la máxima organización de un grupo de individuos biguo del térm ino res publica y de tener bien clara la
sobre un territorio en virtud de un poder de mando: distinción entre la república como forma de go­
88 ESTADO, PODER Y GOBIERNO EL NOMBRE Y LA COSA 89
bierno específica, o sea, como la form a de gobierno a Polibio: “Algunos de los que han escrito de las
de la Roma “republicana”, y otras posibles formas repúblicas distinguen tres clases de gobierno que
de gobierno. La única palabra de género conocida llaman principado, notables y popular, y sostienen
por los antiguos para señalar las diversas formas de que los legisladores de una ciudad deben preferir al
gobierno era civitas, pero ya en Europa en tiempos que juzguen más a propósito” [1513-19, ed. 1977,
de Maquiavelo, el térm ino civitas debía haberse con­ página 130]. ’
siderado, especialmente para quien hablaba en vul­
gar, como cada vez más inadecuado para represen­
tar la realidad de los ordenam ientos políticos que Argumentos en favor de la discontinuidad
territorialm ente se extendían mucho más allá de los
m uros de una ciudad, incluidas las repúblicas que El problem a del nom bre “Estado” no sería tan im ­
tom aban el nom bre de una ciudad, como la repú­ portante si la introducción del nuevo térm ino en los
blica de Venecia; la necesidad de disponer de un umbrales de la época m oderna no hubiese dado
térm ino de género más acorde para representar la ocasión para sostener que no solamente corres­
situación real debió ser más fuerte que el vínculo de ponde a una necesidad de claridad terminológica
una larga y reconocida tradición. De aquí el éxito sino que resolvió la exigencia de encontrar un nom ­
del térm ino “Estado” que pasó a través de cambios bre nuevo para una realidad nueva: la realidad del
no del todo claros de un significado genérico de si­ Estado precisamente m oderno que debe conside­
tuación a un significado específico de posesión per­ rarse como una form a de ordenam iento tan dife­
m anente y exclusiva de un territorio y de situación rente de los ordenam ientos anteriores que ya no
de m ando sobre sus habitantes, como aparece en el puede ser llamado con los nom bres antiguos. Efec­
propio fragm ento de Maquiavelo, en el que el tér­ tivamente, es una opinión muy difundida y soste­
m ino “Estado” apenas introducido, inm ediata­ nida con autoridad por los historiadores, juristas y
m ente es acom pañado del térm ino “dom inio”. A escritores políticos que con Maquiavelo no única­
pesar de la novedad del fragm ento en el que “Es­ mente se inicia el éxito de una palabra sino la refle­
tado” es usado como el térm ino de género, y “repú­ xión sobre una realidad desconocida para los escri­
blica” , como el térm ino de especie, para señalar una tores antiguos, y de la cual la nueva palabra es uji
de las dos form as de gobierno, y la importancia que ejemplo, de m anera que sería oportuno hablar de
ha tenido para la form ación del léxico que se usa “Estado” únicam ente para las formaciones políticas
hasta ahora, el significado tradicional de estos tér­ que nacen de la crisis de la sociedad medieval, y no
minos no es abandonado del todo por Maquiavelo, y para los ordenam ientos anteriores. Dicho de otro
su uso continúa siendo com ún, como lo m uestra el modo: el térm ino “Estado” debería usarse con cui­
siguiente fragm ento de los Discursos sobre la primera dado para las organizaciones políticas que existie­
década de Tito Livio, en el que Maquiavelo aborda el ron antes del ordenam iento que de hecho fue lla­
tema de las formas de gobierno, teniendo como guía mado por prim era vez “Estado”; el nom bre nuevo
90 ESTADO, PODER Y GOBIERNO EL NOMBRE Y LA COSA 91
no es más que el símbolo de una cosa nueva. Fre­ sario para la aplicación del derecho contra los reti­
cuentem ente el debate ha asumido la form a de una centes, pero tam bién a través del reordenam iento
respuesta a preguntas de este tipo: “¿Existió una de la imposición y de la exención fiscal, necesarios
sociedad política que pueda llamarse “Estado” antes para el ejercicio efectivo de los poderes que van
de los grandes estados territoriales con los cuales haciéndose cada vez más grandes. Quien describió
comienza la historia del Estado m oderno?” O bien: con extraordinaria lucidez este fenóm eno fue Max
“¿El adjetivo ‘m oderno’ es necesario para distinguir W eber que contem pló en el proceso de formación
una realidad que nació con el nom bre ‘Estado’ y del Estado m oderno un fenómeno de expropiación
para la cual, en consecuencia, cualquier otra aclara­ de parte del poder público de los medios de servicio,
ción es inútil?” O incluso: “¿Qué cosa agrega el como las armas, el cual corre paralelamente al pro­
denso significado de ‘Estado’ al adjetivo ‘m oderno’, ceso de expropiación de los medios de producción
que no esté ya en el sustantivo que ciertam ente los poseídos por los artesanos de parte de los poseedo­
antiguos no conocían?” res de capital. De esta observación deriva la concep­
Preguntas de este tipo se enlazan con un pro­ ción weberiana, que ya se ha vuelto communis opinio
blema todavía más amplio y sobre el cual las res­ (opinión común), del Estado m oderno definido
puestas son infinitam ente variadas y radicalmente mediante los dos elementos constitutivos de la pre­
contrastantes: el problem a del origen del Estado. sencia de un aparato administrativo que tiene la
Entre los historiadores de las instituciones que han función de ocuparse de la prestación de los servicios
descrito la formación de los grandes estados territo­ públicos, y del monopolio legítimo de la fuerza.
riales sobre la disolución y transform ación de la Cualesquiera que sean los argum entos en favor o
sociedad medieval hay una tendencia a sostener la en contra de la continuidad de una organización
continuidad entre los ordenam ientos de la Anti­ política de la sociedad, la cuestión de si el Estado
güedad y del medievo y los de la época m oderna, y existió siem pre o si se puede hablar de Estado sola­
por tanto a considerar el Estado como una forma­ mente a partir de una cierta época es un asunto cuya
ción histórica que no sólo no ha existido siempre, solución depende únicam ente de la definición del
sino que nació en una época relativamente reciente. Estado de la que se parte: si se da una definición
No faltan los argum entos en favor de una tesis de amplia o restringida. La preferencia por una defini­
este tipo. El mayor argum ento es el proceso inexo­ ción depende de criterios de oportunidad y no de
rable de concentración del poder de m andar en un verdad. Se sabe que cuanto más num erosas son las
territorio determ inado incluso muy vasto, que se da connotaciones de un concepto tanto más se res­
a través de la monopolización de algunos servicios tringe el campo que él denota, es decir, su exten­
esenciales para el mantenimiento del orden interno y sión. Q uien considera como elemento constitutivo
externo, como la producción del derecho mediante del concepto de Estado un determ inado aparato
la ley, que a diferencia de la costum bre proviene de administrativo y la realización de ciertas funciones
la voluntud del soberano, y el aparato coactivo nece­ que sólo el Estado m oderno desempeña, forzosa­
92 ESTADO, PODER Y GOBIERNO EL NOMBRE Y LA COSA 93
m ente deberá sostener que la ttoAxs griega no es un de política como el de Aristóteles orientado al análi­
Estado, que la sociedad feudal no tenía un Estado, sis de la ciudad griega no ha perdido nada de su
etcétera. El problema real del que debe preocuparse eficiencia descriptiva y explicativa con respecto a los
quien tenga interés por entender el fenóm eno del ordenam ientos políticos que se fueron dando de
ordenam iento político no es si el Estado existe como entonces a la fecha. Piénsese, por ejemplo, en la
tal únicam ente de la época m oderna en adelante, tipología de las formas de gobierno que ha llegado
sino más bien si encuentra semejanzas y diferencias hasta nosotros y que ha sido utilizada, si bien con
entre el llamado Estado m oderno y los ordenam ien­ correcciones y adaptaciones, por los mayores escri­
tos anteriores, si deben resaltarse más unas que tores políticos que han hecho objeto de sus reflexio­
otras, cualquiera que sea el nom bre que quiera nes al Estado m oderno. O, para dar otro ejemplo,
darse a los diferentes ordenam ientos. Quien consi­ en la definición que da Aristóteles de “constitución”
dere que sólo puede hablarse de Estado cuando se (noXtreía), como ordenam iento de las m agistratu­
hace referencia a los ordenam ientos políticos sobre ras, y en las magistraturas que constituyen el orde­
los que trataron Bodin, Hobbes o Hegel, se com­ nam iento de una ciudad, en la distribución de los
porta de esta m anera porque observa más la discon­ cargos y de las funciones que perm iten análisis
tinuidad que la continuidad, más las diferencias que comparados con los ordenam ientos políticos mo­
las semejanzas; quien habla indiferentem ente de dernos. O bien, considérese el análisis de los cam­
Estado tanto en referencia al Estado de Bodin como bios, es decir, de las diversas form as de transición de
en el caso de la 7roAis griega, contem pla más las una form a de gobierno a otra, al que está dedicado
analogías que las diferencias, más la continuidad el libro v, un analisis en el que cualquier lector de hoy
que la discontinuidad. Al poner la cuestión en estos puede encontrar elementos útiles de confrontación
térm inos, se debe ir más allá del propio léxico para con fenómenos semejantes a los que siempre han esta­
ubicar y describir los cambios que se presentaron en do expuestos los estados en el curso de su evolución
el paso de una forma de ordenam iento a otra, lo que histórica. De m anera semejante las relaciones entre
perm aneció y lo que cambió, los elementos de dis­ las ciudades griegas, caracterizadas por guerras, re­
continuidad, y los elementos de continuidad sin que presalias, treguas, tratados de paz que se reprodu­
sorprenda la apariencia de un nom bre nuevo. cen a un nivel cuantitativamente superior, pero no
cualitativamente diferente, en las relaciones entre
! ' . los estados de la época m oderna en adelante. Quien
Argumentos en favor de la continuidad lea el De iure belli ac pacis (Derecho de guerra y de
paz) de Grocio [1625], no deberá sorprenderse si se
Si en favor de la discontinuidad son válidos los ar­ topa con una gran cantidad de ejemplos de ius gen-
gum entos anteriorm ente indicados, para la conti­ tium (derecho de gentes) tomados del m undo anti­
nuidad son válidos otros argum entos igualmente guo cuando los estados modernos, en el sentido que
fuertes. Ante todo la constatación de que un tratado le atribuyen a esta expresión los modernistas, toda­
94 ESTADO, PODER Y GOBIERNO EL NOMBRE Y LA COSA 95
vía no existían. Así como la Política de Aristóteles imperio, con dos preguntas diferentes: “¿el bajo
para las relaciones internas, también las Historias de im perio ya contiene algunos elementos del medievo
Tucídides para las relaciones externas son todavía o bien el alto medievo conserva residuos de la Anti­
hoy una fuente inagotable de enseñanzas, de puntos güedad clásica?; como al final, en el proceso de
de referencia y de comparación. Por lo demás, el siem pre mayor concentración del poder que da ori­
propio Maquiavelo leyó y comentó la historia ro­ gen a la realidad y a la idea de Estado que sobreviven
mana, no como un historiador, sino como un estu­ hasta hoy. Una vez más, nada m uestra con mayor
dioso de política para derivar enseñanzas prácticas claridad la relatividad de la noción de continuidad
aplicables a los estados de su tiempo. El estudio de la histórica que la disputa sobre la larga época de tran­
historia rom ana través de los grandes historiadores, sición y de supuesta decadencia (la “barbarie que
d e Tito Livio a Tácito, siempre ha sido una de las regresa” de Vico) que habría sido el medievo: ¿con­
fuentes principales del estudio de la política que tinuidad respecto a qué cosa? ¿En referencia a las
acom paña la formación y crecimiento del Estado instituciones políticas como la organización del
m oderno. Tam bién M ontesquieu escribió sus Con­ poder central o con respecto a las instituciones eco­
sideraciones sobre las causas de la grandeza y decadencia nómicas como la gran propiedad territorial y el
de los romanos [1734}. Rousseau dedica la última modo de tenencia de la tierra?; ¿hay continuidad
parte del Contrato social [1762] a un examen de las entre las ciudades rom anas y las medievales, entre
m agistraturas rom anas, los comicios, el tribunado, los collegia (colegios) y las corporaciones? Sobre
la dictadura, la censura, no con el objeto de desfogar todo, por lo que hace a la organización política, ¿se
una fácil e inútil erudición sino fundam entalm ente puede hablar propiam ente de Estado, que implica
para m ostrar su perenne vitalidad. No podría expli­ la idea de la unidad del poder en un determ inado
car esta continua reflexión sobre la historia antigua territorio, en una sociedad fraccionada y policén-
y las instituciones de los antiguos si en un cierto trica como la de los prim eros siglos, en la época de
m om ento del desarrollo histórico se hubiese dado los reinos bárbaros en los que las principales fun­
una fractura tal que hubiese dado origen a un tipo ciones que ahora se suelen atribuir al Estado y sirven
de organización social y política incomparable con para caracterizarlo son desem peñadas por poderes
las del pasado, tan incom parable que él solo m ere­ periféricos, donde no hay distinción ni abajo ni
ciera el nom bre de “Estado”. arriba entre el poder propiam ente político y el
El mismo discurso se puede hacer y se ha hecho poder económico, donde las relaciones de derecho
para el largo periodo de historia que va de la caída público están reguladas por institutos típicos del
del im perio rom ano al nacimiento de los grandes derecho privado como el contrato, que es una rela­
estados territoriales, y para el cual se ha presentado ción de do ut des (doy y das), donde predom inan las
con interés particular la cuestión de la continuidad, relaciones personales sobre las territoriales, de
tanto al inicio, es decir, en referencia a la sociedad y acuerdo con la conocida distinción entre el Personen
a las instituciones económicas y sociales del bajo Verbandstaat y el instituúoneller Fldchenstaat?; ¿dónde
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disminuye y se diluye la idea abstracta de Estado tan es el problem a del buen gobierno. Éste es uno de los
bien designada por el térm ino latino res publica y el temas principales del Polycraticus, de John of Salis-
Estado cada vez más es identificado en el poder bury (siglo xn), y luego de uno de los más conocidos
personal de u n hom bre investido por deseo divino tratados de Bartolo da Sassoferrato (Tractatus de
del m ando sobre otros hombres? Así y todo, tam­ regimine civitatis y de Coluccio Salutati (De tyranno
bién en el alto medievo no decae la idea del regnum y finales del siglo xiv) con el cual se llega a los um bra­
del imperium, o sea, de un poder que es el único les de la época m oderna. En fin, a través del debate
autorizado para ejercer en últim a instancia la sobre el fundam ento del poder puesto en térm inos
fuerza, porque tiene como fin suprem o de su pre­ jurídicos nace la idea del contrato social y del con­
eminencia el mantenimiento de la paz y el ejercicio de trato de sujeción, destinada a inspirar las doctrinas
la justicia (rex a rede regendo): dos funciones que no contractualistas que tanta parte tuvieron en el debate
pueden ser realizadas más que por quien posee un sobre el origen y fundam ento del Estado en la época
poder coactivo superior y legítimo, y precisamente m oderna; doctrinas que el siglo xix rechazó pero
porque es de esta m anera, como observó Marc que hoy se han vuelto de nuevo de gran actualidad
Bloch, ha conservado durante siglos un vigor que porque son útiles para explicar la función m edia­
sobrepasó el sistema de la sociedad feudal, y se dora de los grandes conflictos sociales, propia del
volvió uno de los principios básicos del estudio del Estado contem poráneo, más que las teorías orgáni­
Estado que llega hasta nuestros días. Así y todo, es cas del Estado en nom bre de las cuales el contractua-
precisam ente durante el medievo cuando los juris­ lismo fue abandonado.
tas elaboran la concepción jurídica del Estado que
no era desconocida para la teoría política rom ana
(recuérdese el Coetus multitudinis iuris consensu de ¿Cuándo nació el Estado?
Cicerón), pero que solamente a través de la elabora­
ción de los primeros comentadores del Corpus iuris Por lo dem ás, incluso quien considera que el con­
llega intacta casi hasta hoy, la relación entre lex y rex cepto de Estado y la correspondiente teoría deban
(ley y rey), la teoría de la soberanía como indepen­ ser tan amplios que abarquen ordenam ientos dife­
dencia (superiorem nonrecognoscens) y por tanto como rentes del Estado m oderno y anteriores a él, y en
poder de dictar leyes sin autorización (la ciudad sibi consecuencia no tienen ninguna dificultad en diso­
princeps que reproduce el sentido del avTOXpárTjs ciar el origen del nom bre del origen de la cosa, no
griego), y que mediante las diferentes interpreta­ puede dejar d e plantearse el problem a de si el Es­
ciones de la lex regia de imperio, pone en discusión el tado existió siempre o si es un fenóm eno histórico
problem a del fundam ento del poder. Pertenece a que aparece en un cierto m om ento de la evolución
los estudios medievales y atraviesa toda esa época de la hum anidad. Una tesis recorre con extraordi­
uno de los temas más constantes de la teoría política, naria continuidad toda la historia del pensam iento
la distinción entre rey y tirano, que a fin de cuentas político: el Estado, entendido como ordenam iento
98 ESTADO, PODER Y GOBIERNO EL NOMBRE Y LA COSA 99
político de una com unidad, nace de la disolución de dom inio de clase. Tam bién para Engels el Estado
la com unidad primitiva basada en vínculos de pa­ nace de la disolución de una sociedad gentilicia ba­
rentesco y de la formación de com unidades más sada en relaciones familiares, y el nacimiento del
amplias derivadas de la unión de muchos grupos Estado señala el paso de la barbarie a la civilización
familiares por razones de sobrevivencia interna (la (donde el térm ino civilización es usado roussonia-
sustentación) y externa (la defensa). M ientras para nam ente con una connotación negativa). En con­
algu n o s h isto riad o res co n tem porán eo s, como traste con todas las interpretaciones anteriores
hemos dicho, el nacimiento del Estado señala el sobre el origen del Estado y la misma teoría de
inicio de la época m oderna, de acuerdo con esta más M organ, Engels se distingue por la interpretación
antigua y com ún interpretación el nacimiento del exclusivamente económica que da de este aconteci­
Estado representa el paso de la época primitiva, miento extraordinario cual es la formación del Es­
dividida en salvaje y bárbara, a la época civil, donde tado. Se trata de una interpretación que recuerda la
“civil” significa al mismo tiempo “ciudadano y civi­ reconstrucción fantástica de Rousseau que hace
lizado” (Adam Ferguson). En toda la tradición ius- surgir la sociedad civil de quien por prim era vez cercó
naturalista el estado de naturaleza que es anterior al un terreno y dijo “esto es mío”, es decir, de la institu­
estado civil es representado indiferentem ente como ción de la propiedad privada. Para Engels en la
una condición de aislamiento puram ente hipotética com unidad primitiva, sea ella lagens d e los romanos
o como la situación en la cual habrían vivido los o las tribus de los iraqueses, rige el régimen de la
pueblos primitivos y viven hasta hoy los salvajes; en propiedad colectiva. Con el nacimiento de la pro­
ambos casos, como la condición en la que los hom ­ piedad privada nace la división del trabajo, con la
bres viven cuando todavía no ha surgido el Estado división del trabajo la sociedad se divide en clases,
llam ado no por casualidad, en antítesis al estado de en la clase de los propietarios y en la clase de los
naturaleza, societas civilis (civil, precisamente, como desposeídos, con lá división de clases nace el poder
no natural y al mismo tiempo como no salvaje). Para político, el Estado cuya función esencialmente es la
Vico la prim era form a de Estado en sentido estricto de m antener el dominio de una clase sobre otra
está precedida por el estado ferino (asocial) y por el incluso recurriendo a la fuerza y por tanto de impe­
estado de las familias, que es un estado social, pero dir que la sociedad dividida en clases se transform e
todavía no es propiam ente político, y nace cuando en un estado de anarquía perm anente.
después de la revuelta de los “sirvientes” los jefes de De acuerdo con esta tradición de pensamiento el
familia se ven obligados a unirse y a dar vida a la problema del surgimiento del Estado en las socie­
prim era form a de Estado, la república aristocrática. dades primitivas es uno de los grandes temas de
Una conocida variante de esta tesis es la de los debate de la antropología cultural: ¿las sociedades
prim eros antropólogos, como Charles M organ, primitivas conocieron y conocen ordenam ientos de
adoptada y divulgada por Engels que la trasplantó a convivencia que pueden llamarse estados o deben
la teoría m arxista del Estado como instrum ento de considerarse sociedades sin Estado”, o como ha
loo ESTADO, PODER Y GOBIERNO EL ESTADO Y EL PODER 101

sido dicho con intenciones polémicas, “sociedad con gobierno mínimo”, “con gobierno difuso” y
contra el Estado” (lastres)? Este debate en gran “con gobierno en expansión”, no excluye que estas
parte es nominalista en cuanto está condicionado sociedades puedan ser consideradas sociedades po­
por la variedad de sentidos del térm ino “Estado”; líticas, como el uso del térm ino govemment deja en­
una alternativa aparente es la que toman cada vez tender (La Mair). Al llegar a este punto el problem a
con más frecuencia los antropólogos que evitan ha­ se traslada a otro lugar: ¿existen sociedades prim iti­
blar de Estado, térm ino demasiado comprom etido vas que ni siquiera sean organizaciones políticas en
debido al uso que se hace de él para designar al el sentido más amplio de la palabra? Para d ar otro
Estado moderno, y hablan más bien de organización ejemplo, quien distingue sociedades acéfalas de
política o de sistema político (véase al respecto la aquellas que tienen un jefe considera sociedades no
o b ra fu n d am e n tal en este cam po de Evans- políticas a las prim eras porque introducen como
Pritchard y Fortes [1940}). Digo que es una alterna­ criterio distintivo una cierta concentración de poder
tiva aparente porque no resuelve la obligación de y la necesidad de un guía en el vértice; si en cambio
delimitar y definir el concepto de política que es el Estado en un prim er momento es identificado
igualm ente ambiguo que el de Estado, aunque con la organización de un poder concentrado, pero
ofrezca la ventaja de tener tradicional y convencio­ luego se introduce otra distinción entre poder coac­
nalm ente una extensión mayor (la X griega tivo, el cual utiliza la fuerza para hacerse valer, y
poder de las palabras, poder del gesto, de los símbo­
ttó ls

puede no en trar en la definición de Estado, pero no


sería posible dejarla fuera de la definición de orde­ los, es posible sostener que solamente son socieda­
namiento político). La preferencia por alguna de las des poli ticas las primeras.
dos afirmaciones siguientes: hay sociedades prim i­
tivas sin Estado en cuanto no tienen una organiza­
ción política o bien hay sociedades primitivas que 3. El E s t a d o y e l p o d e r
aunque no son estados tienen una organización po­
lítica, dependen de una convención inicial sobre el
significado de términos como “política” y “Estado”. Teorías del poder
Una vez más lo que im porta es el análisis de las
semejanzas y diferencias entre las diversas formas Antes de la aparición y del uso corriente del térm ino
de organización social, cómo se pasa de una a otra, “Estado” el problem a de la distinción entre orde­
cuándo se llega a una formación que presenta tales namiento político y Estado ni siquiera se planteaba;
caracteres diferenciales en referencia a la anterior pero la identificación entre la esfera de la política y
que lleva a atribuirle un nom bre diferente o una la esfera del Estado va mucho más allá de la apari­
especificación diferente del mismo nombre. Por ción del térm ino “Estado”. Desde la Política methodice
ejemplo, cuando un estudioso distingue tres tipos digesta de Johannes Althusius [ 1 6 0 3 ] hasta la Política
de sociedades sin Estado a las que llama sociedad de Heinrich von Treitschke [ 1 8 7 4 - 9 6 ] , pasando por

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