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BUENAS 24!!!
Y ahora, ¿qué?
Nuestras reuniones
“La única forma de NO irme, es quedarme”
Hoy para mí, el atracón y la recaída por más dolorosa y atemorizante que suene la
palabra “recaída” es un lado más de mi recuperación, aunque claramente no es un
lugar en el que quiera o disfrute estar, hablar de recaída en un grupo de O.A es
hablar de recuperación. Simplemente porque está vez no me fui, no me fui a vivir mi
recaída como nueva “normalidad” para aprovechar y seguir comiendo, noo, no me
fui para victimizarme, echarme y echar culpas, tampoco me fui declarándome
“curado” por llegar a un peso saludable, mucho menos me fui a buscar una nueva
solución que “sí funcione”.
Lo único que hice para no irme fue quedarme, quedarme en la recuperación a pesar
de la recaída, quedarme en O.A a pesar de no conseguir la abstinencia.
Por eso mismo que aquella vez no me fui, hoy me quedo, para seguir aprendiendo.
Ya no escucho a mi ego, mi ego me aleja del plan, me dice: “ya lo sabes y no te está
funcionando”, “ya no es para vos”, “ándate, aprende otra forma!”
Gracias a O.A ya no caigo en las trampas del ego, si estoy mal me quedo
recordando que llegué acá justamente por estar mal, porque a ninguna persona
sana se le hubiera ocurrido buscar un grupo de comedores compulsivos, y si estoy
bien también me quedo para devolver a O.A un poquito de lo que me da día a día.
Aunque esta vez la trampa fue grande ya que fueron muchos los atracones y no
subí de peso, pero no es eso lo que hoy me importa, ya que el regalo más preciado
que me dio el programa no fue el descenso, si no el sano juicio que viene con la
abstinencia.
Por eso me quedé, quería sentir ese sano juicio otra vez, esa serenidad que nunca
antes había tenido.
En plena recaída me sentí muy mal, me quería ir a sufrir sólo mis angustias.
Me rendí una y otra vez y todos los días solo x hoy, y me permití sufrir mis
angustias, pero ya no en soledad, está vez con el grupo y con mi poder superior,
entendí que mi proceso de recuperación no es solo “unas buenas y abstinentes 24”
también es unas “regulares” y unas “malas 24 hs”.
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Ese día leí que los grupos se estaban haciendo por Skype, había un celular para
contactar a un compañero así que junté coraje y me comuniqué. Amablemente me
pasó toda la información junto con los links para incorporarme al grupo. Puse en sus
palabras de aliento y en su asesoramiento mi esperanza, confié en que esto podía
salir bien. Con el tiempo sabría que él era la mejor persona para llegar, sus
palabras, siempre que lo escucho, son un tesoro que guardo en mi memoria.
La primera vez que participé en el grupo fue una hermosa experiencia, todos
estuvieron pendientes de mí, me alentaron y realmente me hicieron sentir
importante. Tanto que me pregunté ¿Qué le pasa a la gente que me está dando
esta bienvenida? ¿qué ven en mí sí solo soy una persona que come de más? Más
adelante entendí que en el recién llegado nos vemos todos cuando estábamos solos
en esta lucha. Supe que en ese compañero que recién empieza encontramos
nuestro desamparo.
Lo que más rescato, además de frenar la subida y empezar a bajar de peso, es la
paz que me transmitieron. Si estaba ansiosa, amargada por la forma en que cambió
mi vida este año, si sentía frustración, yo sabía que me conectaba al grupo y me
tranquilizaba. Me di cuenta que el plan de comida me ordena, me organiza el día y
el grupo me calma.
En estos momentos de crisis, fin de época para el mundo, donde las seguridades
desaparecieron, yo tuve la suerte de encontrar apoyo en el grupo y en el plan. Por
eso compañeros les digo GRACIAS.
M, Ituzaingó
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C de La Plata
Mi primera reunión en OA
En la cuarentena por covid del 2020 había vuelto a subir los kilos que con tanto
sacrificio había bajado para las últimas vacaciones de verano a la playa. Como
siempre, como cada vez que había logrado bajar de peso. Y con cada gramo que
subía se iba deteriorando mi ánimo, se iba perdiendo mi alegría, me iba ausentando
de mi vida y me iba sumergiendo en ese laberinto espantoso de mi mente en el que
solo me podía encontrar con pensamientos y emociones vinculadas a la culpa, el
victimismo, el aislamiento, el miedo a las personas, a ser vista, a ser criticada.
Odiaba verme al espejo. Me odiaba y odiaba todo de mí.
Mis días eran esfuerzo y sacrificio para atender a mi familia y cumplir con mi trabajo,
atracones para soportarlo y noches maratónicas de series en Netflix para “darme el
momento de paz que me merezco y necesito”. Levantarme tarde y también
culparme por eso. Desgaste, desorden, culpa, atracones, kilos de más, auto
reproche, desconexión con mis hijos y mi esposo, soledad, aislamiento, tristeza,
culpa, más desorden, no cumplir con nada y estar en falta con todo.
Lo que ocurrió después fue “una serie de eventos afortunados”, un camino de migas
que, yo estoy segura, me había dejado mi Poder Superior.
En medio de mis maratones de series me encontré con una que tenía un mensaje
especial para mí, una especie de sátira en cuya protagonista yo me vi reflejada. Si
bien aborda todo con humor y de una forma bastante exagerada, la forma en que
tocó temas como los trastornos mentales, las obsesiones y las adicciones dejó una
huella profunda en mí. “Yo soy ella” me dije. Aun cuando mi vida parece coherente y
funcional, si yo me saco el freno de mano y me dejo ir me convierto en ella.
Esta información me impactó, pero no sabía qué hacer con eso. Simplemente me
regocijaba en el placer masoquista de ver la serie una y otra vez sabiendo que al
menos no estoy sola, que en el mundo hay otros locos como yo.
Luego de eso apareció, como siempre lo hace, el deseo de volver a bajar de peso.
Ya estábamos en septiembre y empezaba a usar menos ropa, así que los kilos de
más se dejaban ver más fácilmente. Habían reducido las medidas de restricción de
la cuarentena y en esos días había vuelto a salir a la calle, y recuerdo haber sentido
un profundo asco por mi cuerpo al verme reflejada en una vidriera, y una gran
desesperación por no saber cómo revertirlo.
Esa noche pasé toda la noche leyendo en mi celular, en la cama. El libro hablaba de
alimentos y personalidades adictivas.
Me levanté con el firme propósito de eliminar de mi dieta los alimentos que
despertaban esa adicción y esa semana lo hice. En ese plan descubrí una dieta que
se amoldaba a lo que yo necesitaba y empecé a seguirla. Bajé algo de peso, me
sentí mejor, me entusiasmé, empecé a gustarme de nuevo. Pero el sábado
siguiente (el sexto día) perdí el control nuevamente en un atracón que dejó mi
espíritu por el suelo. Como siempre me pasaba.
Desde ese 14 de septiembre han pasado dos meses y medio y, va a parecer una
locura, pero mi vida cambió completamente. Podría contar que bajé de peso, y
efectivamente lo hice, pero esa fue solamente la consecuencia. Ya no me maltrato,
ya no me castigo…ni siquiera cuando recaigo. Hay algo que me sostiene y que me
enseña a vivir día tras día. Me estoy reconectando en mi matrimonio, he vuelto a
cuidar amorosamente a mi esposo y a mis hijos, e incluso a mí misma. OA es la
forma que Dios ha encontrado para hablarme todos los días, y sobre todo para que
yo lo escuche.
Agradezco cada día de mi nueva vida por el camino de migas que Dios dejó para
que pueda volver a casa.
Llegué a OA el 1° de octubre de este año, agotada de sentir dolor, sin fuerzas, con
varios diagnósticos preocupantes, y tratando de encontrar alguna razón que me
hiciera levantar de la cama al abrir los ojos cada mañana. Completamente
resignada, no tenía expectativas de que algo mejorase, y tampoco tenía conciencia
del daño que seguía haciéndome comiendo de la forma que lo hacía. Estoy casi
segura que en ese momento sólo me alimentaba con sustancias que me hacían
daño.
Gracias PS.
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Cuando me pasó el mensaje una compañera de otra comunidad, fue una sorpresa.
Hoy sé que es una enfermedad física, emocional y espiritual. Tengo una nueva
serenidad al saber que mi recuperación está en marcha de una adicción que signó
mi vida. ¡Lleve el tiempo! que lleve Ya no estoy sola!
P, de Rosario
Revelaciones L de CABA
Mi actitud creo que fue tomarla como un ‘enemigo’, al que yo debía ‘controlar’, para
satisfacerme y alimentarme pero a la vez tratando de que no me dominara con mi
ansia irrefrenable.
Yo creo que no veía, no podía ver ni reconocer que, ese ansia irrefrenable era mía y
no de un poder especial que tenía la comida sobre mí, o ella intrínsecamente.
Entonces, luchaba comiendo poco o llevando adelante diferentes dietas como
intentos de control a ese poder que tenía sobre mí, y que no sabía cómo frenar.
Nunca antes pude ver a la comida para nutrirme y punto. Dejar de lado así, las otras
funciones que le adjudiqué:
-acompañante terapéutico.
-generador de ilusiones.
Tomar la vida, como algo fuera de mí y de mis circunstancias. Como si fuera una
publicidad de la vida y sus ideales…o los deseos y exigencias de otros para que me
aprueben y yo tratando de hacerlos propios: patético, jaja…
Como primer punto debería decir que la sabiduría mayor que descubrí, o mejor
dicho me ayudaron a descubrir, es que la enfermedad de la obesidad es incurable
pero es controlable.
Ahí nomás subí y me recibieron seres que me trataron con amabilidad y me dieron
la bienvenida.
Si mi mente no entendía mucho todavía, mi corazón captó que no llegué a ese lugar
por casualidad, sino que el profundo anhelo de ser mejor me había llevado hasta
ahí.
Aprendí muchas cosas, pero lo principal fue que. si no trataba mis defectos de
carácter, si no me volvía más modesta, si no hacía el ejercicio de escuchar a los que
más sabían de algo no de todo, pero que yo no sabía, nunca iba a lograr mis
propósitos.
Sentí que en esas personas había amor para darme o por lo menos había
comprensión de lo que me sucedía. ELLOS TENIAN LA MISMA ENFERMEDAD
QUE YO.
Parece que solo habiendo pasado por la misma experiencia uno puede entender al
otro.
Ahí me di cuenta que en todos estos años yo había querido ¨DEJAR DE SER LA
GORDA, pero nunca había querido SER LINDA Y SANA.
Porque no había podido pedir ayuda a Dios siendo una persona que lo lleva en su
corazón.
Porque la cultura común no nos enseña que tenemos el derecho de ser felices y que
lo único que nos pide nuestro Creador es no quedarnos con lo aprendido y continuar
con la cadena de bien que en nuestro caso sería compartir nuestras experiencias
con los que las quieran aceptar.
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Nuestras reuniones
Parroquia Ntra.
Sra. de la Paz Av.
Maipú 3487 Olivos
D de Chubut
LITERATURA DISPONIBLE
LIBROS
#994 ABSTINENCIA
FOLLETOS
SERVICIO DE LITERATURA
Grupo ADROGUÉ
Grupo ESTACIÓN
ESPERANZA
Grupo de Literatura
LIFELINE SAMPLER
VIVAMOS EL 2021
UN DÍA A LA VEZ
1. Admitimos que éramos impotentes ante la comida, que nuestras vidas se habían
vuelto ingobernables.
3. Decidimos poner nuestra voluntad y nuestras vidas al cuidado de Dios, tal como
nosotros lo concebimos.
5. Admitimos ante Dios, ante nosotros mismos y ante otro ser humano la
naturaleza exacta de nuestras faltas.
Autorización para usar los Doce Pasos de AA para adaptarlos por AA World Services, Inc.
LAS DOCE TRADICIONES
4. Cada grupo debe ser autónomo, excepto en asuntos que afecten a otros grupos o
a OA como un todo.
9.OA, como tal, nunca debe estar organizada; pero podemos crear juntas de
servicios o comités servicio que sean directamente responsables ante aquellos a
quienes sirven.
12. El anonimato es la base espiritual de todas estas Tradiciones, que nos recuerdan
que debemos anteponer siempre los principios a las personalidades.
Autorización para usar las Doce Tradiciones de AA para adaptarlos por AA World Services, Inc.