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BUENAS 24!!!

Buenos Aires ARGBA


AÑO 2 N° 2
Diciembre 2020
CCA OA es una Hermandad de hombres y mujeres que, compartiendo su
experiencia, fortaleza y esperanza se están recuperando de su compulsión por la
comida.
Damos la bienvenida a todo aquel que desee dejar de comer compulsivamente. No
hay cuotas ni honorarios, nos mantenemos con nuestras propias contribuciones y no
solicitamos ni aceptamos ayudas externas. OA no está afiliada a ninguna
organización pública ni privada, movimiento político, ideología o doctrina religiosa.
OA no tiene opinión referente a asuntos ajenos.
Nuestro propósito primordial es abstenernos de comer compulsivamente y llevar
este mensaje a los comedores compulsivos que todavía sufren.

BUENAS 24!!!

Esta revista presenta experiencias y opiniones de miembros de OA. Las opiniones


expresadas aquí no representan a OA como un todo, ni la publicación de un artículo
implica reconocimiento alguno por Comedores Compulsivos Anónimos.

Aquí podrás compartir el mensaje de recuperación utilizando la herramienta de


escritura. Envía tu escrito, alguien está esperando tus palabras.

Como la declaración de responsabilidad de OA afirma

“Siempre extender la mano y el corazón de OA a todos aquellos que


comparten mi compulsión; de esto, soy responsable.”
TESTIMONIOS
La única forma de no irme, es quedarme
Ir llegando y mi primera vez en OA
Hola, soy Jak, comedora compulsiva
Poesía
Mi primera reunión en OA
Testimonio
Recuperación durante la cuarentena
Soy Mary CC
Lleve el tiempo que lleve
Cómo encontré a mi Poder Superior
Revelaciones
Para llegar a ser lo que anhelo, debo empezar por dejar de ser lo que soy

Brazos amplios para una recuperación numerosa

Y ahora, ¿qué?

Nuestras reuniones
“La única forma de NO irme, es quedarme”
Hoy para mí, el atracón y la recaída por más dolorosa y atemorizante que suene la
palabra “recaída” es un lado más de mi recuperación, aunque claramente no es un
lugar en el que quiera o disfrute estar, hablar de recaída en un grupo de O.A es
hablar de recuperación. Simplemente porque está vez no me fui, no me fui a vivir mi
recaída como nueva “normalidad” para aprovechar y seguir comiendo, noo, no me
fui para victimizarme, echarme y echar culpas, tampoco me fui declarándome
“curado” por llegar a un peso saludable, mucho menos me fui a buscar una nueva
solución que “sí funcione”.

Lo único que hice para no irme fue quedarme, quedarme en la recuperación a pesar
de la recaída, quedarme en O.A a pesar de no conseguir la abstinencia.

Si yo no llegué a OA la primera vez en abstinencia y sin embargo hice una gran


recuperación, ¿por qué me tenía que ir esta vez por no estar abstinente? ¿Por qué
hace mucho que estaba? ¿Por qué ya tendría que saberlo “hacerlo bien?".

Aquella primera vez que no conocía el programa empecé a conseguir abstinencia a


medida que avanzaban mis conocimientos en O.A, quizá hoy faltaba eso mismo,
seguir aprendiendo y no creer que por llegar a un peso ya me lo sabía todo.

Por eso mismo que aquella vez no me fui, hoy me quedo, para seguir aprendiendo.
Ya no escucho a mi ego, mi ego me aleja del plan, me dice: “ya lo sabes y no te está
funcionando”, “ya no es para vos”, “ándate, aprende otra forma!”

Gracias a O.A ya no caigo en las trampas del ego, si estoy mal me quedo
recordando que llegué acá justamente por estar mal, porque a ninguna persona
sana se le hubiera ocurrido buscar un grupo de comedores compulsivos, y si estoy
bien también me quedo para devolver a O.A un poquito de lo que me da día a día.

Aunque esta vez la trampa fue grande ya que fueron muchos los atracones y no
subí de peso, pero no es eso lo que hoy me importa, ya que el regalo más preciado
que me dio el programa no fue el descenso, si no el sano juicio que viene con la
abstinencia.

Por eso me quedé, quería sentir ese sano juicio otra vez, esa serenidad que nunca
antes había tenido.

En plena recaída me sentí muy mal, me quería ir a sufrir sólo mis angustias.

Me rendí una y otra vez y todos los días solo x hoy, y me permití sufrir mis
angustias, pero ya no en soledad, está vez con el grupo y con mi poder superior,
entendí que mi proceso de recuperación no es solo “unas buenas y abstinentes 24”
también es unas “regulares” y unas “malas 24 hs”.

Y como dicen acá me digo siempre: "progreso no perfección” y me quedo.


La clave para no huir en mi caso fue el servicio, no podía dejar de coordinar, tanto
me dio O.A y yo por sentirme mal voy a abandonar como un nene caprichoso? ¿Y la
disciplina? ¿Y mis compañeros? ¿Y todos los que me compartían su plan? ¿Y mi
padrino? ¿Tengo que abandonarlos a todos? Seguramente, si pensaba una excusa
distinta para decirle a cada uno de mis compañeros las razones de porque me iba,
las iba encontrar. Y ahí otra vez me apareció una frase que escuché acá, “hazlo
fácil”, y lo hice fácil hablé con mis compas pero no para mentir, si no para decirles lo
mal que la estaba pasando, al fin hice lo que nunca antes había podido, pedí
ayuda!, Si, me quedé y pedí ayuda, la ayuda me conectó con las herramientas que
había dejado de usar y poco a poco volví al camino de la abstinencia, todos
conocemos las herramientas de O.A pero en mi caso, repito y me repito a mí mismo,
lo único que hice para no irme es quedarme! Ya no estoy solo.

Gracias por dejarme compartir.

Daniel B, comedor compulsivo en recuperación de Argentina.

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Ir llegando y mi primera vez en OA


Este año 2020 fue tremendo para todos. En mi caso se sumó al aislamiento el
comer más que otras veces, volcar la frustración en la ingesta es algo común para
una enferma obesa como yo. La ropa de gorda que uso habitualmente me quedaba
peor, la panza se hacía más evidente y mi ánimo estaba en el subsuelo de la vida.

La terapia y las dietas varias no me ayudaban en este caso, la aguja de la balanza


estaba en mi contra, seguía subiendo. Una tarde derrotada y sin salida empecé a
buscar en la web. Alguna vez había leído sobre un grupo de OA en Palermo, pero
se me complicaba concurrir por la distancia, vivo y trabajo en el conurbano, tengo un
rubro que requiere horario cortado y, como temprano, me desocupo a las 19 hs.

Ese día leí que los grupos se estaban haciendo por Skype, había un celular para
contactar a un compañero así que junté coraje y me comuniqué. Amablemente me
pasó toda la información junto con los links para incorporarme al grupo. Puse en sus
palabras de aliento y en su asesoramiento mi esperanza, confié en que esto podía
salir bien. Con el tiempo sabría que él era la mejor persona para llegar, sus
palabras, siempre que lo escucho, son un tesoro que guardo en mi memoria.

La primera vez que participé en el grupo fue una hermosa experiencia, todos
estuvieron pendientes de mí, me alentaron y realmente me hicieron sentir
importante. Tanto que me pregunté ¿Qué le pasa a la gente que me está dando
esta bienvenida? ¿qué ven en mí sí solo soy una persona que come de más? Más
adelante entendí que en el recién llegado nos vemos todos cuando estábamos solos
en esta lucha. Supe que en ese compañero que recién empieza encontramos
nuestro desamparo.
Lo que más rescato, además de frenar la subida y empezar a bajar de peso, es la
paz que me transmitieron. Si estaba ansiosa, amargada por la forma en que cambió
mi vida este año, si sentía frustración, yo sabía que me conectaba al grupo y me
tranquilizaba. Me di cuenta que el plan de comida me ordena, me organiza el día y
el grupo me calma.

En estos momentos de crisis, fin de época para el mundo, donde las seguridades
desaparecieron, yo tuve la suerte de encontrar apoyo en el grupo y en el plan. Por
eso compañeros les digo GRACIAS.

M, Ituzaingó

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Hola soy Jac comedora compulsiva


Mi historia con esta enfermedad, comienza mucho antes de que tuviera conciencia.
Es decir, que los acontecimientos tristes que pensé serían parte o causante de la
enfermedad, no constituyen un desencadenante de la misma.
Cuenta cierta historia, que una pequeñita de apenas unos meses de vida tenía
fiebre muy alta y que a pesar de eso ella exigía su biberón. Extraño, ¿no? Quizá
para cualquiera sí; aunque para mí, una cc hoy en abstinencia, esa situación fue
normal. Comer con la boca anestesiada, comer cuando intentaba la psiquiatra
darme algún tranquilizante para lo que creía era ansiedad. Me tomaba la medicación
y lo que podía contener con auto conciencia se desbocaba y terminaba dándome un
atracón.
La necesidad imperiosa era permanente y no importaba el sabor, solo que fuera
bastante.
Dulce, salado, otra vez dulce, otra vez salado. Sin parar durante años, sin hacer
nada más que esperar a que algo sucediera; mientras el resentimiento y el odio
crecía dentro de mí.
El silencio, la vergüenza, el sentimiento de incapacidad; eran todo lo que tenía,
cuando llegue por fin a OA.
No podía creer que había otras personas que padecían lo mismo que yo, aunque
me dio mucho asco x fin pude hablar de aquello que escondía con mucho recelo por
años.
Uffff que alivio había una solución!
Cuando caí en cuenta que había que dejar ciertas cosas, en mi caso, y limitar otras;
comenzó la lucha. ¡Estaba muriendo, pero no quería parar!
Después pude parar, aunque no mantenerme. Un largo camino de fracaso, de
doblegar la soberbia y falta de aceptación de la enfermedad que me tenía de
rodillas. Miles de intentos de manipular, de hacerlo a mi manera.
Nada funcionó, hasta esta última vez, que supe que no me comprometería para
volver a traicionar mi confianza, una vez más. Continué participando en los grupos y
pidiendo a mi PS la disposición para hacer lo que sabía que debía hacer; y así, al
cabo de unos meses, un día me dije "es ahora". Comencé a hacer una lista de
disparadores, no me fue fácil esta vez, pero estaba dispuesta a todo; y decidí sacar
esos alimentos disparadores. Por fin, llegó como un regalo de la mano de mi PS, la
abstinencia. Sólo por hoy; sin azúcar, sin edulcorantes, sin harinas, sin excusas, sin
justificaciones, y sin olvidos.
Gracias al amor de los compañeros y a OA y, sobre todo; gracias a mi PS.
Gracias!!!
Sigamos viniendo que funciona… si lo practicamos!

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Las voces quieren salir, y yo las coso.


Salen a caminar mientras mastican la panadería.
Las coso.
Dicen algo y yo las coso.
Caminan,
No oyen, no ven.
Quieren salir.
Se atropellan en la boca que maquina sus mandíbulas.

Las voces quieren salir, y yo las coso.

¡Dame tiempo para sacarte bichofeo!


Quizás no sea más que un benteveo.
¡y yo me asusto bichofeo!

C de La Plata
Mi primera reunión en OA
En la cuarentena por covid del 2020 había vuelto a subir los kilos que con tanto
sacrificio había bajado para las últimas vacaciones de verano a la playa. Como
siempre, como cada vez que había logrado bajar de peso. Y con cada gramo que
subía se iba deteriorando mi ánimo, se iba perdiendo mi alegría, me iba ausentando
de mi vida y me iba sumergiendo en ese laberinto espantoso de mi mente en el que
solo me podía encontrar con pensamientos y emociones vinculadas a la culpa, el
victimismo, el aislamiento, el miedo a las personas, a ser vista, a ser criticada.
Odiaba verme al espejo. Me odiaba y odiaba todo de mí.

Mis días eran esfuerzo y sacrificio para atender a mi familia y cumplir con mi trabajo,
atracones para soportarlo y noches maratónicas de series en Netflix para “darme el
momento de paz que me merezco y necesito”. Levantarme tarde y también
culparme por eso. Desgaste, desorden, culpa, atracones, kilos de más, auto
reproche, desconexión con mis hijos y mi esposo, soledad, aislamiento, tristeza,
culpa, más desorden, no cumplir con nada y estar en falta con todo.

Lo que ocurrió después fue “una serie de eventos afortunados”, un camino de migas
que, yo estoy segura, me había dejado mi Poder Superior.

En medio de mis maratones de series me encontré con una que tenía un mensaje
especial para mí, una especie de sátira en cuya protagonista yo me vi reflejada. Si
bien aborda todo con humor y de una forma bastante exagerada, la forma en que
tocó temas como los trastornos mentales, las obsesiones y las adicciones dejó una
huella profunda en mí. “Yo soy ella” me dije. Aun cuando mi vida parece coherente y
funcional, si yo me saco el freno de mano y me dejo ir me convierto en ella.

Esta información me impactó, pero no sabía qué hacer con eso. Simplemente me
regocijaba en el placer masoquista de ver la serie una y otra vez sabiendo que al
menos no estoy sola, que en el mundo hay otros locos como yo.

Luego de eso apareció, como siempre lo hace, el deseo de volver a bajar de peso.
Ya estábamos en septiembre y empezaba a usar menos ropa, así que los kilos de
más se dejaban ver más fácilmente. Habían reducido las medidas de restricción de
la cuarentena y en esos días había vuelto a salir a la calle, y recuerdo haber sentido
un profundo asco por mi cuerpo al verme reflejada en una vidriera, y una gran
desesperación por no saber cómo revertirlo.

Justo en medio de mi malestar abrí, como siempre, mi casilla de correo electrónico y


encontré un mail de una tienda digital de libros en donde me ofrecían un libro que
hablaba de las adicciones alimentarias. Era domingo a la noche, aun así respondí el
mail solicitando comprarlo. A los diez minutos había efectuado el pago y tenía el
libro en mi correo. Fue el segundo mensaje de mi Poder Superior.

Esa noche pasé toda la noche leyendo en mi celular, en la cama. El libro hablaba de
alimentos y personalidades adictivas.
Me levanté con el firme propósito de eliminar de mi dieta los alimentos que
despertaban esa adicción y esa semana lo hice. En ese plan descubrí una dieta que
se amoldaba a lo que yo necesitaba y empecé a seguirla. Bajé algo de peso, me
sentí mejor, me entusiasmé, empecé a gustarme de nuevo. Pero el sábado
siguiente (el sexto día) perdí el control nuevamente en un atracón que dejó mi
espíritu por el suelo. Como siempre me pasaba.

El domingo me levanté medio vencida, sin embargo, algo me ayudó a seguir en


medio de la culpa y el auto reproche. A la noche del domingo busqué la página web
de la dieta en donde miraba mis recetas, y en medio encontré un texto que decía
que si aun siguiendo ese plan de comidas sentía que no me podía controlar y volvía
a comer lo que no debía, podía acudir a grupos como el de OA.

Y yo dije “¡¿¡¿QUEEEEEEEEE?!?!”, entonces sí existe!!!!!! Toda mi vida me había


pasado de nutricionista en nutricionista, de dieta en dieta, recibiendo instrucciones
sobre qué debía y que no debía comer, pero nadie, absolutamente nadie me había
ayudado a parar de comer, a dejar de comer lo que me hacía mal. Y eso era
precisamente lo que yo buscaba. Ese era el tercer mensaje de mi Poder Superior.

Inmediatamente entré a la página de OA, me encontré con un cuestionario para


saber si me sentía identificada con lo que es ser comedor compulsivo. Me impactó
descubrir que sí, que lo que para mí había sido hasta el momento una forma
desordenada de comer, poca fuerza de voluntad o algo por el estilo, era en realidad
una enfermedad. Escribí al número de whatsapp que figuraba en la página y la voz
dulce y alegre de una mujer me respondió invitándome a la reunión a la mañana
siguiente a las 10 hs.

Dormí ansiosa y me desperté como se despierta un niño el día de Reyes. Me


conecté unos minutos antes (incluso fui la primera en llegar). Escuché y lloré con
cada testimonio, descubrí mi enfermedad ese día, pero también descubrí que había
una posibilidad y un camino para la recuperación. Ese día descubrí que estaba
enferma, pero lo descubrí justo en el momento en que llegué “a casa”, en el preciso
instante en que me di cuenta que ya no estoy más sola, que ahora va a ser diferente
porque junto a este grupo maravilloso (dentro del cual mi Poder Superior sigue
enviándome mensajes todos los días) voy a lograr lo que sola no puedo.

Desde ese 14 de septiembre han pasado dos meses y medio y, va a parecer una
locura, pero mi vida cambió completamente. Podría contar que bajé de peso, y
efectivamente lo hice, pero esa fue solamente la consecuencia. Ya no me maltrato,
ya no me castigo…ni siquiera cuando recaigo. Hay algo que me sostiene y que me
enseña a vivir día tras día. Me estoy reconectando en mi matrimonio, he vuelto a
cuidar amorosamente a mi esposo y a mis hijos, e incluso a mí misma. OA es la
forma que Dios ha encontrado para hablarme todos los días, y sobre todo para que
yo lo escuche.

Agradezco cada día de mi nueva vida por el camino de migas que Dios dejó para
que pueda volver a casa.

M, Santiago del Estero, noviembre de 2020


9 años. Mi casa, una casa que parecía fuera del
tiempo, deshabitada.
Nunca supe cuanta muerte había allí hasta que
salí de ella. Sin ritmos, sin horarios, sin rituales de
familia que marcaran un antes y un después. La
heladera rota, las alacenas como un vacío sin
sentido se ofrecían a una niña que no sabía que
algo debería estar allí. La comida era una más de
todas las ausencias con las que crecí.
La representación más cabal de una mesa familiar fue el bar de abajo de casa, donde
por varios años, cada noche cenamos con mi hermanito lo mismo todas las noches,
los dos solos, sentados en la barra. Sólo mucho tiempo después fui comprendiendo
cuanta tristeza había en esa casa, era tanta que no había lugar para nada más.

30 años. Mi primer hija, consolidándome en mi carrera, tratando de inventar una


familia valiéndome de todo lo que tenía a mano, incluso las hilachas que había dejado
mi historia.
40 años. Mis otros dos hijos. Una casa organizada, alegre, viva. Siempre luchando,
siempre difícil, siempre poniendo el cuerpo.
50 años. Mi cuerpo ya no era el que me acompañaba y obedecía mis deseos,
comenzaba a tener voluntad propia, se deterioraba, se revelaba, ganaba volumen,
me limitaba, ya no era mi fiel seguidor ...
Mientras tanto no me preguntaba qué hacía yo por
él, con qué lo alimentaba, con qué lo nutría, cuantas
caricias amorosas le prodigaba, cuanto lo cuidaba. Ni
siquiera existía en mi mente la posibilidad que ese
cuerpo fuera también parte de mí, era un accesorio
de vestuario, una herramienta, como el auto, que me
llevaba de acá para allá y a la noche lo estacionaba
en la cama. Desde que tengo memoria todo lo que le
di a mi cuerpo fue una mala alimentación,
desordenada y desamorada. Sólo hace unos pocos
meses, comencé a sentir que “ese cuerpo” es una
parte de mi dañada y abandonada, y en ese
momento fui realmente consciente del daño que
me provoqué. Sí, dañé y maltraté a una parte mía
frágil y vulnerable, que es más que mi cuerpo,
infinidad de veces y durante muchos años.
El 16 de mayo cumplí 58 años, de los cuales, los últimos 10 consistieron en un
proceso de deterioro profundo del vínculo con mi cuerpo. Durante esos años nunca
lo miré con cariño, ni lo traté amorosamente, era un cuerpo que no encajaba en
mí… como un eco mi cabeza repetía siempre lo mismo “yo siempre fui flaca,
nunca tuve problemas con la comida…”
El 17 de mayo murió mi madre, afortunadamente en los meses previos a su muerte
pude despedirla con amor, sanando las heridas que no por antiguas, eran menos
dolorosas.
Septiembre, octubre, colapsé.
Esa parte abandonada, descuidada y hasta por momentos odiada de mí,
colapsó, y claramente colapsé en todos los ámbitos. Fue entonces que a
través del dolor pude comprender que ese cuerpo también era parte mía, y yo
suya.

Llegué a OA el 1° de octubre de este año, agotada de sentir dolor, sin fuerzas, con
varios diagnósticos preocupantes, y tratando de encontrar alguna razón que me
hiciera levantar de la cama al abrir los ojos cada mañana. Completamente
resignada, no tenía expectativas de que algo mejorase, y tampoco tenía conciencia
del daño que seguía haciéndome comiendo de la forma que lo hacía. Estoy casi
segura que en ese momento sólo me alimentaba con sustancias que me hacían
daño.

Ese 1° de octubre las palabras que más me


conmovieron fueron
“llegaste a casa, nunca más estarás sola”…
Hasta ese día, nunca supe cuan sola estaba, ni
lo mucho que necesitaba llegar a esta casa.
En cada reunión es muy fuerte sentir que estoy en
la casa donde quiero estar, la casa en la que
aprendo a dispensarme cuidado, espacio, cariño y
paciencia, y todo lo que me nutre para ser feliz y
hacer feliz a otres.
Ese 1° de octubre lloré mucho durante la reunión,
al otro día también, y seguí llorando muchas veces
más, incluso lo sigo haciendo… pero, solo por hoy,
no volví a probar ni un solo bocado de lo que me
hace daño.
Solo por hoy, buenas y serenas 24 para todes.
Recuperación durante la cuarentena
A mediados de diciembre de 2017 llegué a OA "Un nuevo comienzo" en Palma,
Mallorca. Desesperada y devastada por mi forma de comer y desequilibrio
emocional. Durante esa primera reunión me sentí comprendida y enseguida supe
que ese era mi lugar. En aquel entonces, lo que más me importaba era serenar mis
emociones, ser menos reactiva y agresiva. De a poco comencé a entender de lo que
realmente se trataba OA, que yo tenía mucho trabajo que hacer, cosas que
aprender y aplicar. ¿Cómo voy a adquirir la constancia que este programa requiere?
Sin darme cuenta dios abría caminos para que yo asistiera a todas las reuniones,
hiciese servicio y utilizara alguna que otra herramienta, trabajaba pasos y
tradiciones. Seguí así durante 2 hermosos años.
Agotada por los problemas de pareja sumado al hecho de que hacía casi cinco años
que no veía a mi familia, decidí ir a visitarlos. Todo encajó para que así fuera.
Llegué a Mar del Plata con la idea de disfrutar plenamente de mi familia durante un
mes. A los quince días de haber llegado impusieron el confinamiento, por la
pandemia de coronavirus. En ese momento empecé a comprender que estaba en el
lugar y en el momento indicado. Lo tomamos con mucha naturalidad y
organizábamos el día para estar activos y pasarlo lo mejor posible. Al poco tiempo
comencé a darme cuenta de que necesitaba más reuniones de OA, así que me
pasaron el contacto de Loreto. Disponía de tanto tiempo libre que pensé que sería la
mejor inversión personal. Comencé a asistir a las reuniones de Skype y escuché
mucho sobre la importancia de la abstinencia y de trabajar el programa mucho más
a conciencia. ¡Claro que lo había escuchado antes! Pero ese era el momento
indicado para que yo recibiera el mensaje. Así fue como comenzó mi recuperación.
Honestamente no sé si había intentado estar abstinente, en 2 o 3 ocasiones, sin
éxito porque seguía teniendo reservas. Yo ni siquiera sabía que las tenía, pero
podía sentir que les quedaba poco y casi sin darme cuenta, éstas se fueron
desvaneciendo y fueron reemplazadas por unas tremendas ganas de experimentar
esa serenidad que da la abstinencia, de la que tanto hablaban. Toda la recuperación
que escuchaba me motivaba a pensar que yo también podría hacerlo, con la ayuda
de mi poder superior. Seguí asistiendo a las reuniones diariamente, contacté con
algunas compañeras y estuve abstinente bastantes días consecutivos.
Después de cuatro meses y medio, regresé a España. Comencé con el compromiso
de 90 días 90 reuniones 90 planes de comida y lo cumplí, tuve cada vez más
contacto con mis compañeres, empecé a pensar con la cabeza de otros, seguí
sugerencias, trabajo los pasos en el grupo, comparto todos los días mi plan de
comidas + acción y agradecimientos, tengo padrino, estoy abstinente y utilizo todas
las herramientas y ejercito diariamente. Como consecuencia física, estoy bajando de
peso paulatinamente y sin sufrir. Como consecuencia emocional, experimento
serenidad y espiritualmente me siento unida a dios.
A pesar de todo el sufrimiento, incomodidad y consecuencias económicas negativas
que afectaron a tantísima gente, rescato lo más positivo para mí, el precioso regalo
de compartir todo ese tiempo con mi familia; haber respondido a la llamada, de mi
P.S., a profundizar y progresar en mi recuperación y haberme convertido en parte
de este maravilloso grupo que me sostiene y acompaña amorosamente, solo por
hoy no estoy sola.

MEM comedora compulsiva, desde España


Soy Mary CC
Estoy muy agradecida a mi PS porque en la cuarentena me fue muy bien con el
plan, con el grupo que me facilitó el Skype para asistir todos los días y así poder
recuperar mi abstinencia y trabajar el programa más íntegramente con mi PS y mis
compañeras. Estoy agradecida por eso y por haber bajado 13 kilos y medio.

Agradezco también integrarme más al programa

Gracias PS.

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Lleve el tiempo que lleve


No sabía de la existencia de OA hasta hace un año-

Cuando me pasó el mensaje una compañera de otra comunidad, fue una sorpresa.

A la semana ya estaba participando del 1er. Grupo.

Fue un recibimiento muy cálido y amoroso y me conmovió una frase: ¡Sos la


persona más importante! Aún sin conocerme ese gesto de solidaridad y contención
me decidió a seguir yendo.

Fue transcurriendo el tiempo y empecé a cambiar mi forma de relacionarme con la


enfermedad y la comida después de años de atracones y compulsiones.

Hoy sé que es una enfermedad física, emocional y espiritual. Tengo una nueva
serenidad al saber que mi recuperación está en marcha de una adicción que signó
mi vida. ¡Lleve el tiempo! que lleve Ya no estoy sola!

Hoy la gratitud es parte de mi recuperación.


Agradezco a OA y a todos los miembros que
hacen posible su existencia y hacen posible
pasar el mensaje. ¡La vida siempre nos
sorprende!
Cómo encontré a mi Poder Superior
Nunca fui una persona que se considerara creyente. Es más, odiaba tener que ir a
la iglesia con mi madre. Ella sí es religiosa, católica más precisamente, por lo que
desde una determinada edad fue mi obligación acompañarla a la misa y cumplir con
ciertas responsabilidades. Claro que no viví en una familia super religiosa para
nada, simplemente unas cosas aquí y allá, pero nunca me gustó la idea de Dios que
me mostraron. Me lo presentaron como una deidad lejana a la que tenía que
temerle, rendirle tributo, que no perdona errores, a la cual tengo que complacer. Y
claramente, esa idea no me resultó muy atractiva, por lo que cada vez fui quedando
más lejos. Hasta que llego a OA y me dicen que necesito creer en Dios, todo el
mundo nombrando a Dios en sus compartires, que “gracias, Dios”, que “le pido
ayuda a Dios”, que “con ayuda de Dios puedo superar la compulsión”. Y salí
corriendo de ahí. Eventualmente encontré a mi madrina, que tampoco era una
persona religiosa, y me ayudó a comprender que no necesito tener a un “Dios” como
lo describe la iglesia, sino simplemente a un Poder Superior como yo lo conciba. Y
que resulta que lo puedo llamar Dios si quiero, pero si no lo puedo llamar Javier,
Ricardo, Luciana, o como a mí se me antoje. A fin de cuentas, es MI Poder Superior,
con el que yo tengo que comunicarme y al que yo tengo que poder recurrir y confiar.
Así que comienzo hablándole al aire, eligiendo la palabra Dios porque es una que
me resulta conocida, pero creando una imagen de él completamente nueva, en la
cual es una especie de “padre espiritual” al que no puedo ver, pero que me sigue,
me cuida y me protege de la misma forma que lo haría un “padre físico”. Comienzo
a pedirle al aire que me ayude, convencida de que no funciona, convencida de que
voy a probarle a todos que el “actuar como si” está errado y que ya van a ver cómo
no funciona para nada. Y me empieza a funcionar porque me acostumbro a que al
hablar con él me calmo, a que me devuelve al camino, a que me da paz. Entonces
intento regresar a la iglesia, porque creo que eso me va a acercar más a Dios,
porque creo que su voz viene de ahí, porque la gente habla de Dios al salir de la
iglesia y creo que eso nos va a unir más. Pero claro, la cuestión es que mi rechazo a
Dios había surgido por la iglesia. Y si bien yo encontré a mi Poder Superior y elegí
llamarlo Dios, pero no es el mismo Dios que tiene la iglesia católica. Es como si yo
tuviera un amigo llamado Juan, y creyera que cada Juan con el que me cruce va a
ser igual a él. No funciona así. Pueden compartir el nombre, pero no comparten la
esencia. Lo que me atrajo de mi Dios de OA fue la libertad que tuve al acercarme a
él, lo hermoso que se sintió no tener la obligación de cumplir ninguna obligación
como recitar oraciones aprendidas o sentarme en un asiento incómodo esperando a
que un hombre mayor terminara de repetir su propia interpretación de un libro
escrito hace miles de años. No estoy en contra de la religión, incluso admiro a las
personas religiosas que pueden sentir tal devoción por una cultura y tener una fe tan
intensa e inamovible que los une en una creencia común. Pero en mi caso no
funciona así. La religión me aleja de Dios, no me acerca a él. Dios no es sinónimo
de religión, eso lo aprendí en OA. Hoy agradezco tener un Dios al que puedo
recurrir porque así lo quiero. Lo puedo hacer a mi modo, desde mi casa, con mis
creencias y de la forma en la que yo lo sienta. Yo lo elegí, y tengo la oportunidad de
volver a elegirlo cada día. Gracias OA, por brindarme la increíble oportunidad de
empezar a descubrir el significado de la fe.

P, de Rosario
Revelaciones L de CABA

¿Cuál ha sido mi actitud frente a la comida y la alimentación? ¿Cómo fue la relación


con la comida y cuáles son los cambios que se fueron dando con la recuperación?

Mi actitud creo que fue tomarla como un ‘enemigo’, al que yo debía ‘controlar’, para
satisfacerme y alimentarme pero a la vez tratando de que no me dominara con mi
ansia irrefrenable.

Yo creo que no veía, no podía ver ni reconocer que, ese ansia irrefrenable era mía y
no de un poder especial que tenía la comida sobre mí, o ella intrínsecamente.
Entonces, luchaba comiendo poco o llevando adelante diferentes dietas como
intentos de control a ese poder que tenía sobre mí, y que no sabía cómo frenar.

Quería controlarla, hacerla a mi voluntad y apetencias. Disfrutando y abusando por


momentos y restringiéndome de diferentes formas por otros.

No sólo me alimentaba nutricionalmente sino emocionalmente. Calmaba y tapaba


emociones con la comida: me acompañaba, me divertía, me tranquilizaba, me
calmaba mi ansiedad. Era mi chupete. Nunca pude ‘ordenarme’: lo asociaba con
dietas para bajar y controlar mi peso. La comida estaba asociado al placer y a la vez
a la necesidad de restricción, privación de mis impulsos irrefrenables que me
generaban placer para estar flaca y así ser feliz.

Nunca antes pude ver a la comida para nutrirme y punto. Dejar de lado así, las otras
funciones que le adjudiqué:

-tranquilizante, calmante, ansiolítico.

-estimulante, procurador de felicidad.

-acompañante terapéutico.

-generador de ilusiones.

-componedor de situaciones conflictivas, etc.

GUAUUUU…..qué descubrimiento me permitió ver la recuperación…

Tomar la vida, como algo fuera de mí y de mis circunstancias. Como si fuera una
publicidad de la vida y sus ideales…o los deseos y exigencias de otros para que me
aprueben y yo tratando de hacerlos propios: patético, jaja…

Hoy trato de vivir un poco más realísticamente, mirándome, aceptándome y


queriéndome., y desde ahí buscar mi deseo. Desde ahí encontrándome con los
otros y la comida es sólo para nutrirme… Podrá ser a veces más rica o menos, más
saludable o menos, con más vitaminas o menos, pero para estar más fuerte para
vivir y hacer lo que el PS pone en mi camino...
Para llegar a ser lo que anhelo, debo empezar
por dejar de ser lo que soy
Desde muy joven comencé mi lucha por no ser gordita. Hoy tengo 76 años y puedo
decir que hace poco tiempo que encontré las herramientas para que ese propósito
pueda ir concretándose.

Como primer punto debería decir que la sabiduría mayor que descubrí, o mejor
dicho me ayudaron a descubrir, es que la enfermedad de la obesidad es incurable
pero es controlable.

Empezaré por relatar la forma azarosa en que encontré a Comedores Compulsivos.


Lo de azaroso es una descripción común de lo que no se entiende. La realidad
superior es que tenía que llegar y llegué un día que entré a una iglesia a preguntar
si ellos tenían reuniones de algún grupo especializado en alimentación.

No me trataron demasiado cordialmente ya que me dijeron ……usted busca a los


obesos… están arriba.

Ahí nomás subí y me recibieron seres que me trataron con amabilidad y me dieron
la bienvenida.

Si mi mente no entendía mucho todavía, mi corazón captó que no llegué a ese lugar
por casualidad, sino que el profundo anhelo de ser mejor me había llevado hasta
ahí.

Aprendí muchas cosas, pero lo principal fue que. si no trataba mis defectos de
carácter, si no me volvía más modesta, si no hacía el ejercicio de escuchar a los que
más sabían de algo no de todo, pero que yo no sabía, nunca iba a lograr mis
propósitos.

Sentí que en esas personas había amor para darme o por lo menos había
comprensión de lo que me sucedía. ELLOS TENIAN LA MISMA ENFERMEDAD
QUE YO.

Parece que solo habiendo pasado por la misma experiencia uno puede entender al
otro.

Ahí me di cuenta que en todos estos años yo había querido ¨DEJAR DE SER LA
GORDA, pero nunca había querido SER LINDA Y SANA.

Porque no había podido pedir ayuda a Dios siendo una persona que lo lleva en su
corazón.

Ahora que lo entendí la respuesta parece sencilla.

Porque la cultura común no nos enseña que tenemos el derecho de ser felices y que
lo único que nos pide nuestro Creador es no quedarnos con lo aprendido y continuar
con la cadena de bien que en nuestro caso sería compartir nuestras experiencias
con los que las quieran aceptar.

CIP, noviembre 2020

………………………………………………………………………………………

Brazos amplios para una recuperación


numerosa
Estoy muy agradecida por la libertad que OA me ayuda a desplegar. Libertad en
muchos sentidos. Pero ahora quería referirme a como OA tiene ese amor y libertad
tan grande que me permite construir un plan de comidas con el que yo pueda vivir
sin comer compulsivamente. Como escucho acerca de varios planes de comidas,
decidí releer el libro Abstinencia y a partir de eso me sentí mejor porque confirmé
que no hay un solo plan de comidas para estar abstinente. Abstinencia es no
masticar entre las horas de comer según dice ese libro. Podemos ser diferentes en
los planes, pero la abstinencia es igual para todxs, dejar de comer
compulsivamente, de otra manera OA tendría por escrito que plan de comidas
significa abstinencia. En la literatura también encontré la idea de “Progreso, no
perfección” que me ha ayudado y lo sigue haciendo. Porque yo y muchos otrxs
podemos recuperarnos en OA con planes que podamos construir y mantener, según
se desprende las Tradiciones, como la que afirma, que OA no tiene opinión sobre
planes de comida, ni sobre aspectos médicos o sobre creencias espirituales. Lo que
entiendo que propone nuestro Programa es que esas decisiones las podemos tomar
a través de los pasos junto a nuestro poder superior bondadoso. Me alegra que
haya compañexs que pueden llevar adelante planes específicos, apoyo a todxs en
cualquier plan que hayan encontrado o en aquel que estén buscando, porque me
esfuerzo en ser una servidora de confianza que no gobierna. Además, yo misma
quiero mejorar en mi forma de comer, pero convencerme de que sólo hay un modo
de comer para estar en recuperación puede alejarme a mí y a muchos otrxs. Yo
hago cuatro comidas con vida entre ellas, a veces he hecho más comidas cuando el
día lo requirió. Tener comidas moderadas sin que pase mucho tiempo entre ellas me
sirvió. Porque para mí, el primer bocado compulsivo se refiere a las cantidades.
Pude dejar los atracones, el sobrepeso, la anorexia y mantenerme en un peso sano
por años, sin sacar ningún grupo de alimentos específicos. Si bien cuando estoy en
casa hago las elecciones que me parecen más sanas, no tener alimentos prohibidos
me permito construir un plan sano con el cual alcancé la moderación que me
permite estar abstinente y mantener un peso saludable a través de los años.
Aprendí que sano para mi significa también niveles de placer en la comida. Yo
quería comer como una persona sana y lo conseguí con OA. Sola no puedo. A
veces siento esa falta de límite interno que tengo, pero en los actos paro de comer
cuando ya fue suficiente. Intuitivamente se cuando ya está y si me obsesiono
pensando si fue mucho, que a veces me pasa, pienso que el cuerpo no me duele y
que esa comida ya terminó y eso alcanza para mantener mi abstinencia. Mi plan es
no comer entre comidas moderadas. Que libertad, libertad de si pongo esto o
aquello, libertad de la obsesión por la comida (si es mucha, poca, correcta o
incorrecta), para escribir este aporte para nuestra ahora habitual revista y para
trabajar los doce pasos que es el único camino que OA sugiere para la
recuperación. Lxs quiero y lxs necesito.

Kari C, Buenos Aires, Argentina

…………………………………………………………………………………………………

Y ahora, ¿qué? Anónimo

Es la mañana de un hermoso día soleado y en abstinencia. La balanza me indica


91,100 kilos, poniéndome al borde de mi peso saludable, pautado con mi
nutricionista y a algunos más del peso pactado con mi enfermedad emocional. Han
pasado ya 8 meses y 23 días de mi último atracón; la compulsión y la obsesión han
desaparecido casi por completo y el descenso de más de 54 kg me genera un
bienestar físico-emocional y espiritual. Sin embargo, la demasiada paz y serenidad
que experimento, se ven interrumpidas por mi enfermedad que me hace esta
pregunta: Y ahora ¿qué? Los cuervos emocionales de las reservas insisten con
volver para decirme por lo bajo que, como ya estoy en mi peso “normal”, también
puedo comer “normalmente”. Y qué mejor fecha, que las fiestas que se avecinan,
donde siempre la compañía y los seres queridos quedaban en un segundo plano,
para darle lugar a las grandes cantidades de comida, que se presentan como si
fuera la última cena. Y es que mi enfermedad minimizadora y negadora no quiere
que recuerde que las fiestas eran para mí, una orgia de comida. Apenas pasada la
medianoche terminaba “el festejo” explotado de comida, en la cama, incluso
vomitando o con grandes dolores estomacales. Y es que mi mirada, muchas veces
enferma, al igual que mis elecciones, cree que porque estoy delgado ya puedo
comer como un comedor normal, como si mis alimentos alcohólicos dejaran de ser
disparadores, porque ya estoy en mi peso. Por eso, cada 24 hs, me recuerdo que
soy un comedor compulsivo, sea cual sea mi peso, mi condición, y mi momento.
Han sido más de 24 años de lucha y de dura experiencia adquirida, de querer
olvidarme del dolor del abandono de mis padres, anestesiándome con comida; de
buscar amor y contención en algo que, a la corta o a la larga, me conducía a más
dolor y a más pérdida de autoestima. Sin embargo, llegó el día que pude rendirme,
el día que dejé de luchar con mi enfermedad para empezar a abrazarla, a aceptarla
y a respetarla. Empecé a llenar ese vacío que sentía en el pecho, que nunca se
llenaba con toneladas de harina o azúcar, con el amor hacia mi Poder Superior,
hacia mis compañeros, hacia O.A y sobre todo, con el amor hacia mí mismo. Y
ahora ¿qué?, me dice mi parte que va sanando. Ahora es momento de redoblar los
esfuerzos, de SOSTENER (palabra que no estaba en mi diccionario) este bienestar
emocional físico y espiritual; de profundizar el uso de las nueve herramientas, de
ahondar mi rendición del primer y del tercer paso, de recordarme que no soy Dios, y
que el regalo de mi abstinencia es un regalo de mi Poder Superior y que para
conservarlo, tengo que pasarlo. Nada sabe tan rico como mi abstinencia y no
cambio mi mejor día con la adicción activa, por mi peor día en abstinencia. ¡Felices,
serenas y abstinentes 24!
2020
Un año difícil que nos enseñó a crecer

Nuevas reuniones online


Viernes de talleres
Reuniones de literatura
MARATÓN OA ARGENTINA 2020
Aprobación Licencias libros, folletos y logo OA BUENOS AIRES ARGBA
Edición de libros, difusión con audios, venta en distintos puntos.
Envío de libros al interior
Taller 1-2-3-
Reuniones de trabajo
Reuniones de Intergrupo
Revista "Buenas 24!!!"
Participación en Junta de Servicios de Idioma Español
Participación en el Comité de Traducción al Idioma Español
Reapertura del grupo presencial de Olivos

¡Juntos podemos hacer lo que nunca pudimos hacer solos!


Sugerencias para pasar las reuniones o los días de fiesta

Nota: En Comedores Compulsivos Anónimos no practicamos una religión concreta.


Sus miembros optan libremente por su forma de entender la espiritualidad o la no-
espiritualidad. Consideramos interesantes estas sugerencias para cualquier tipo de
fiesta o celebración, en cualquier época del año.

1. Enfócate en el objetivo del evento y en el verdadero significado de los


días de fiesta.
Más que en la abundancia de comida que algunas veces la acompaña.
2. Enfrenta la realidad de tu situación de antemano.
No te permitas sentirte mal a causa de tus irrealistas expectativas de lo que los días
de fiesta pueden traer: algunas veces estamos con familia, con amigos y algunas
veces estamos solos. Por ejemplo: Si una ocasión familiar casi siempre se vuelve
desagradable, el plan de comida no debe ser parte del disgusto. Si tú estuvieras
solo, enfrenta que puedes estar triste, tu plan será tratar de pasarlo sin exceso de
comida.
3. Construye tu cuenta en tu “Banco de recuperación” antes y durante los
días de fiesta.
Asistiendo a muchas reuniones, trabajando extraduro en tus 12 Pasos y usando las
herramientas, especialmente el servicio; mantente en constante contacto con tu
padrino. La enfermedad no tiene días de fiesta, tampoco nuestra recuperación.
4. Mantén contigo, todo el tiempo, los números telefónicos de los
compañeros de OA y úsalos.
5. Conoce los límites de tu recuperación, cuando dudes, evita personas,
lugares y cosas que en el pasado fueron un disparador para la comida
compulsiva.
La fiesta no vale la pena, prefiere no asistir si sientes que puede ser un problema
mayor. Recuerda que la abstinencia un día a la vez tiene que ser la máxima
prioridad en tu vida. Sin ella, todas las otras cosas nos hacen sufrir.
6. Desde la perspectiva de la comida, trata los días de fiesta como cualquier
otro día.
Nuestra enfermedad no tiene días de Fiesta.
7. Planea una cosa especial para ti. Una cosa pequeña pero especial para ti.
Especialmente cuando otras personas están comiendo postres azucarados que tú
prefieres no incluir en el plan de comida.
8. Enfócate en la gente más que en la comida.
Sea una fiesta grande o una fiesta familiar, elige a alguien y pon tu atención en
una “real conversación”. Si la persona no desea conversar, busca a otra y
pregúntale por su salud, su trabajo y escúchala realmente.
9. Trata de conectarte con la gente de la mesa en la fiesta.
Haz de la comida una cosa secundaria.
10. Guarda un lugar extra al lado tuyo en la mesa para Dios.
En tu mente o en forma real.
11. Recuerda el paso Dos.
Dice que con la ayuda de un Poder Superior nosotros podemos ser restaurados a
una conducta sana. Llama a Dios. Él puede mantenerte sana, un día a la vez, una
comida a la vez.
12. Durante los días de fiesta mantente fuera de ti misma dando servicio.
Ya sea en el Programa, o con las personas necesitadas o pobres, o a la comunidad.
Cualquier cosa puede ser un esfuerzo difícil para ti, pero tú sabrás que te sentirás
bien más tarde.
13. Planea! Planea! Planea! Planea tus actividades y comidas de los días de
Fiesta.
Espera lo mejor; evita pensar en la recaída. Repítete en la mente una y otra vez
exactamente qué harás, particularmente qué, dónde y cuándo comerás.
14. Justo antes de sentarte a comer o antes de comenzar a servir ve a un sitio
privado en tu casa o restaurante, y llama a tu padrino.
Comprométete sobre qué harás acerca de tu comida, y dile qué cosas evitarás
comer. No hay diferencia entre hablar con tu padrino o su contestador. Este es tu
compromiso.
15. Si te encuentras visitando a otros en una comida de fiesta, anímate a
preguntar qué se va a servir y ojalá que sea alguna cosa que puedas comer.
Llama al anfitrión, planea de conformidad, la gente entiende tus limitaciones de
comida. Aún gente sin nuestra enfermedad no come determinada comida por una u
otra razón. Ofrécete a llevar alguna cosa que es buena para ti. El anfitrión estará
agradecido y tú estarás cuidando de ti mismo.
16. Recuerda que es tu responsabilidad lo que comes.
Esto es fácil de olvidar cuando nos sentimos en familia tomando roles de niños y
sentimos que es necesario comer lo que nos den. Esto no es verdad. Nosotros
somos adultos responsables de nuestras cosas. Debemos cuidar de nosotros
mismos. Es bueno para nosotros, poner cualquier frontera (límites) que necesitemos
con nuestras familias.
17. Gratitud, Gratitud, Gratitud. Haz una lista de la frecuencia con que sientes
gratitud.
Nada más bueno para permanecer abstinente durante las fiestas enfocando en las
muchas cosas que tenemos, y no preferir aquellas que no tenemos.
18. Podemos escribir una pequeña nota a cada persona que esté en nuestra
mesa la noche de fiesta, diciéndole que estas agradecida de conocerlos.
Ponlo en el lugar de cada persona. Enfocando en el verdadero significado de la
fiesta, explicando que la cena no es el principal motivo de la fiesta.
19 Si te ha quedado comida después de la fiesta, repártela entre tus
invitados.
Ellos se sentirán halagados y tú te estarás deshaciendo de tentaciones en tu
refrigerador.
20. Planea ir a sesión al día siguiente después de la fiesta.
Para muchos de nosotros el período más peligroso de nuestra abstinencia es
después de atravesar situaciones difíciles, la insanidad de nuestra enfermedad
subconscientemente o conscientemente nos llama a premiarnos con comida por lo
que hicimos bien ayer, sufrimos alguna clase de “Bajar la guardia” por la ocasión.
Esto no estaba en tus expectativas, lo que sentimos es un vacío después de las
fiestas, que en el pasado nosotros habíamos intentado llenar con comida por estas
razones.
21. Una fiesta no es una crisis.
Las fiestas vienen todo el año, son solamente fechas del calendario, la abstinencia
en días de fiesta es igual a la de cualquier día del año.
¡TÚ PUEDES HACERLO!

Recuerda: Dios nos concede el Sano Juicio, si se lo pedimos, para elegir lo


que es mejor para nosotros.
Disfruta el verdadero objetivo de la fiesta o de la reunión: El encuentro, el
cumpleaños, el matrimonio de ese amigo o pariente tuyo, la celebración
religiosa, el año nuevo…

Nuestras reuniones

OA Argentina - Reuniones Virtuales por Skype


LUNES MARTES MIÉRCOLES JUEVES VIERNES SÁBADO DOMINGO
10:00 Grupo Grupo Grupo Grupo Taller Grupo Grupo
10:30 "Ya no "Ya no "Ya no "Ya no "Ya no "Ya no "Ya no
11:00 estás solo" estás solo" estás solo" estás solo" estás solo" estás solo" estás solo"
11:30
12:00 Grupo Grupo
Literatura Literatura
12:30 "Lifeline "Libro Grande
13:00 Sampler" AA"
13:30
18:00
18:30
19:00
19:30 Grupo Grupo Grupo Grupo Grupo Grupo Grupo
20:00 "Sanando "Sanando "Sanando "Sanando "Sanando "Sanando "Sanando
20:30 Juntos" Juntos" Juntos" Juntos" Juntos" Juntos" Juntos"
21:00
21:30
22:00
22:30
23:00 Grupo Grupo Grupo Grupo Grupo Grupo Grupo
23:30 "Estación "Estación "Estación "Estación "Estación "Estación "Estación
00:00 Esperanza" Esperanza" Esperanza" Esperanza" Esperanza" Esperanza" Esperanza"
OA Argentina
Reuniones
Presenciales
LUNES
19:30
Grupo "Sigamos
20:00
Viniendo"
20:30
21:00

Parroquia Ntra.
Sra. de la Paz Av.
Maipú 3487 Olivos

Links para los Grupos de OA:

Ya no estás solo: https://join.skype.com/PkQhfq9TksB0


Lifeline Sampler: https://join.skype.com/vFylXo5cDTfP
Libro Grande AA: https://join.skype.com/xJUcPBJt3PAr
Sanando Juntos: https://join.skype.com/ERNGNwk2Lx4p
Estación Esperanza: https://join.skype.com/qFc3nSUOwhDh
Taller de pasos 1, 2, 3 (Grupo de Whatsapp):
https://chat.whatsapp.com/JXrNMdGVIZcKn3QExU05R4

D de Chubut
LITERATURA DISPONIBLE

LIBROS

#994 ABSTINENCIA

#990 COMEDORES COMPULSIVOS 12 PASOS Y 12 TRADICIONES

#982 LIFELINE SAMPLER

#976 UN NUEVO COMIENZO

#984 SOLO POR HOY

FOLLETOS

#150 Antes de tomar un bocado compulsivo recuerde…


#140 Dignidad de elegir
#141 Un compromiso a la abstinencia
#145 Un plan de comidas
#291Guía para el inventario del 4º paso de Comedores Compulsivos Anónimos
#240 A la familia del comedor compulsivo
#110 Los miembros de OA vienen en todos los tamaños
#220 Apadrinando con los 12 pasos
#290 Damos la bienvenida al hombre que desea dejar de comer en exceso
compulsivamente
#280 Al adolescente

¡AHORA TAMBIÉN IMPRESOS EN ARGENTINA!

SERVICIO DE LITERATURA

Buenos Aires ARGBA


¡QUE TENGAMOS
UNAS FIESTAS DE FIN DE AÑO
EN ABSTiNENCIA!

Grupo ESPERANZA (Palermo)

Grupo SOLO POR HOY (Flores)

Grupo ABSTINENCIA CON ALEGRÍA (Barrio Norte)

Grupo DIGNIDAD DE ELEGIR (Belgrano)

Grupo SIGAMOS VINIENDO (Olivos)

Grupo ADROGUÉ

Grupo YA NO ESTÁS SOLO

Grupo SANANDO JUNTOS

Grupo ESTACIÓN
ESPERANZA

Grupo de Literatura LIBRO


GRANDE

Grupo de Literatura
LIFELINE SAMPLER
VIVAMOS EL 2021

UN DÍA A LA VEZ

Buenos Aires ARGBA


LOS DOCE PASOS DE OA

1. Admitimos que éramos impotentes ante la comida, que nuestras vidas se habían
vuelto ingobernables.

2. Llegamos a creer que un Poder superior a nosotros mismos podría devolvernos


el sano juicio.

3. Decidimos poner nuestra voluntad y nuestras vidas al cuidado de Dios, tal como
nosotros lo concebimos.

4. Sin ningún temor, hicimos un minucioso inventario moral de nosotros mismos.

5. Admitimos ante Dios, ante nosotros mismos y ante otro ser humano la
naturaleza exacta de nuestras faltas.

6. Estuvimos enteramente dispuestos a dejar que Dios eliminase todos estos


defectos de carácter.

7. Humildemente Le pedimos que nos liberase de nuestros defectos.

8. Hicimos una lista de todas las personas a quienes habíamos ofendido y


estuvimos dispuestos a reparar el daño que les causamos.

9. Reparamos directamente a cuantos nos fue posible, excepto cuando el hacerlo


perjudicaría a ellos o a otros.

10. Continuamos haciendo nuestro inventario personal, y cuando nos


equivocábamos lo admitíamos inmediatamente.

11. Buscamos, a través de la oración y la meditación, mejorar nuestro contacto


consciente con Dios tal como nosotros lo concebimos, pidiéndole solamente que
nos dejase conocer su voluntad para con nosotros y la fortaleza para cumplirla.

12. Habiendo experimentado un despertar espiritual como resultado de estos pasos,


tratamos de llevar este mensaje a otros comedores compulsivos y practicar estos
principios en todos nuestros asuntos.

Autorización para usar los Doce Pasos de AA para adaptarlos por AA World Services, Inc.
LAS DOCE TRADICIONES

1.Nuestro bienestar común debe tener la preferencia; la recuperación personal depende de la


unidad de OA.

2.Para el propósito de nuestro grupo sólo existe una autoridad fundamental: un


Dios bondadoso como se

expresa Él mismo en la conciencia de nuestro grupo. Nuestros líderes no son más


que fieles servidores; no gobiernan.

3. El único requisito para ser miembro de OA es el deseo de dejar de comer


compulsivamente.

4. Cada grupo debe ser autónomo, excepto en asuntos que afecten a otros grupos o
a OA como un todo.

5.Cada grupo tiene un solo objetivo primordial: llevar su mensaje al comedor


compulsivo que todavía sufre.

6.Un grupo de OA nunca debe suscribir, financiar o prestar el nombre de OA a


ninguna entidad allegada o empresa ajena, para evitar que problemas de dinero,
propiedades y prestigio nos desvíen de nuestro objetivo principal.

7.Todo grupo de OA debe mantenerse a sí mismo, negándose a recibir


contribuciones externas.

8.Comedores Compulsivos Anónimos (OA) nunca tendrá carácter profesional,


pero nuestros centros de servicio pueden emplear trabajadores especiales.

9.OA, como tal, nunca debe estar organizada; pero podemos crear juntas de
servicios o comités servicio que sean directamente responsables ante aquellos a
quienes sirven.

10.Comedores Compulsivos Anónimos (OA) no tiene opinión sobre asuntos


ajenos; por tanto, el nombre de OA nunca debe mezclarse en polémicas públicas.

11.Nuestra política de relaciones públicas se basa en la atracción más que en la


promoción; tenemos que mantener siempre el anonimato personal en prensa, radio,
cine, televisión y otros medios de comunicación públicos.

12. El anonimato es la base espiritual de todas estas Tradiciones, que nos recuerdan
que debemos anteponer siempre los principios a las personalidades.

Autorización para usar las Doce Tradiciones de AA para adaptarlos por AA World Services, Inc.

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