Ciencias de la Tierra y del Medio Ambiente TEMA 1 GEOSFERA 1

GEOSFERA

TEMA 1: ESTRUCTURA Y COMPOSICIÓN DE LA TIERRA. TECTÓNICA DE PLACAS. Modelo

geoquímico y modelo dinámico. Dinámica de placas.
Conceptos básicos: corteza terrestre (corteza continental, corteza oceánica), manto, núcleo, litosfera, astenosfera, placa
litosférica, expansión oceánica, corrientes de convección, dorsales, fallas transformantes, zona de subducción, puntos
calientes, orógenos.

La geosfera se creó a partir de la acreción de los planetesimales hace más de 4600 millones de años.
Desde entonces ella misma no ha dejado de crear: primero fue la atmósfera por desgasificación, después la
hidrosfera, por condensación de los gases, y por último la biosfera, originada en el seno de esa hidrosfera. Es
el subsistema terrestre de estructura rocosa y de mayor volumen. A las Ciencias Ambientales les interesa
sobre todo su parte externa o litosfera.

ESTRUCTURA Y COMPOSICIÓN DE LA GEOSFERA. Modelo geoquímico y modelo dinámico.

El estudio de la estructura y composición de la geosfera no se puede hacer de forma directa, es

decir, observando las rocas y su disposición de forma visual, salvo a poca distancia de la superficie, en donde
podemos extraer rocas mediante sondeos (centenares de metros o como mucho, dos o tres kilómetros) , o
bien la observación de los materiales que arrojan los volcanes o las rocas que afloran en superficie por
erosión de las más superficiales; todo esto, como decimos, sólo nos daría una idea de las rocas de la
geosfera en unos pocos kilómetros, pero hay que tener en cuenta que la geosfera tiene un radio aproximado
de unos 6378 kilómetros, por lo que lo que podemos conocer de forma directa en relación al total de la
geosfera es una mínima porción. El conocimiento de la estructura y composición de la geosfera nos lo ofrece
un conjunto de métodos de estudio que podemos llamar métodos indirectos, ya que no observamos
directamente los materiales terrestres, sino una serie de propiedades físico-químicas de estos (métodos
geofísicos), o bien se realizan experiencias en el laboratorio para calcular las características de los
minerales y rocas ante las presiones y temperaturas que suponemos que existen conforme se profundizara
en el interior de la Tierra. También se utiliza el estudio de los meteoritos (masas rocosas procedentes del
espacio exterior a la Tierra, y que han caído en nuestro planeta), para comparar su composición con la que
podría haber en el interior de la geosfera, partiendo de la hipótesis de que todos los planetas del sistema solar
tuvieron un origen semejante y que los meteoritos son restos de un planeta que o bien se desintegró o bien
no llegó a conformarse como tal.

Como hemos dicho antes los métodos geofísicos se basan en el estudio de las características
físico- químicas de los materiales terrestres; son los más importantes para establecer modelos sobre la
estructura y composición de la geosfera. Podemos citar de entre los métodos geofísicos los siguientes:
Métodos gravimétricos: basados en el estudio de la gravedad terrestre.
Métodos magnéticos: basados en el estudio del campo magnético terrestre.
Métodos eléctricos: basados en las propiedades de conductividad eléctrica de las rocas.
Métodos térmicos: basados en el estudio del gradiente geotérmico y en el estudio de la temperatura en el
interior de la Tierra.
Métodos sísmicos: estudian el comportamiento de los materiales ante la propagación de las ondas sísmicas
por el interior de la Tierra, y son los que ha aportado más datos para confeccionar los distintos modelos sobre
el interior de la Tierra. Cada vez que se produce un terremoto un haz de ondas sísmicas atraviesa el interior
terrestre y las ondas pueden ser registradas en la superficie con un sismógrafo. Este registro,

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convenientemente interpretado, nos informa de cómo es la Tierra por dentro de manera semejante a cómo
una radiografía nos informa del estado de nuestros huesos. Las ondas sísmicas más interesantes para este
objetivo son las ondas P y las ondas S:
• Ondas P o primarias, longitudinales o compresivas : son las más rápidas y atraviesan todo tipo de
materiales. También se denominan ondas longitudinales o compresivas en alusión a que la vibración
se produce en la misma dirección que la propagación de la onda.
• Ondas S o secundarias: son más lentas (su velocidad está entre la mitad y un tercio de la velocidad
de las ondas P) y sólo atraviesan materiales sólidos. También se llaman transversales o de cizalla
porque la vibración es perpendicular a la dirección de avance de la onda.

La información sísmica puede ser representada en gráficos que muestran cómo varía la velocidad de
las ondas hacia el interior de la Tierra. En el eje de abscisas se coloca el camino recorrido por las ondas,
desde la superficie del planeta hasta el centro, y en el eje de ordenadas la velocidad de las ondas sísmicas.
La velocidad de las ondas varía en función de las características del material atravesado. Es mayor cuanto
mayor sea la rigidez del material; también depende de la densidad (es menor cuanto mayor es la densidad) y
existen fórmulas matemáticas que permiten establecer la densidad de los materiales a partir de la velocidad
de las ondas.

Las curvas de variación de velocidad de ondas sísmicas no suelen ser trazos continuos sino que
muestran escalones, cambios bruscos e incluso interrupción de las ondas S. Todas estas anomalías se
consideran discontinuidades sísmicas y corresponden a superficies que separan distintos materiales o
superficies que separan el mismo material pero con un estado o una densidad diferentes. Las
discontinuidades se suelen designar con el nombre de su descubridor, siendo la más importante la de
Gutenberg, a 2900 km de profundidad, que marca el fin del manto y el inicio del núcleo terrestre. Coincide con
una caída brusca de la velocidad de las ondas P (Vp) y una interrupción definitiva de las ondas S. Esta
discontinuidad marca el inicio de una zona líquida, aunque esto no permite afirmar que todo el núcleo sea
líquido. Otra discontinuidad muy conocida es la de Mohorovicic, o simplemente Moho. Su profundidad es
variable, oscilando entre 10 km y 70 km. Su existencia se ha deducido de un brusco incremento de Vp y Vs.
La discontinuidad de Moho marca el límite entre corteza y manto.

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Cálculos derivados de la ley de la gravitación universal nos han revelado que la densidad del
conjunto de la Tierra es de 5.5 g/cm 3. Sin embargo, la mayoría de las rocas que encontramos en la superficie
de la Tierra tienen una densidad que oscila en torno a 3 g/cm 3, lo que sugiere que la densidad aumenta hacia
el centro de la Tierra. Esto es lógico si tenemos en cuenta el origen de la Tierra: a la vez que se estaba
formando el Sol, el protoplaneta Tierra aumentaba su tamaño por un incesante bombardeo meteorítico que
mantuvo muy caliente todo el planeta y en un estado físico más o menos fluido; en esas condiciones es lógico
que los elementos químicos más densos se hundieran por gravedad y ocuparan las zonas más profundas del
planeta.

La composición química de las rocas de la superficie de la Tierra está dominada por dos elementos,
el silicio y el oxígeno (aluminio, hierro, magnesio, calcio, sodio y potasio son elementos secundarios). Esta
composición química está en consonancia con una densidad de 3 g/cm 3 pero, ¿cuál es la composición
química de las muy densas rocas del centro de la Tierra? Los meteoritos nos ayudan a responder a esa
pregunta; ellos se formaron en la misma época que la Tierra y son representativos de la composición química
de los planetas interiores del Sistema Solar. Pues bien, la mitad de los meteoritos que impactan sobre nuestro
planeta tienen una composición silicatada (como nuestra corteza) pero la otra mitad son ricos en hierro; así
que es lógico suponer que el núcleo de la Tierra también esté dominado por el hierro y otros elementos
químicos afines a él, entre ellos el níquel. Esto también explicaría el magnetismo de la Tierra.

Modelos de la estructura y composición de la Tierra. El interior de la Tierra lo podemos estudiar

desde un punto de vista de su composición química y estructura, y desde un punto de vista dinámico, es
decir, según su mayor o menor rigidez y movimientos que en ella se originan. Según lo dicho distinguimos:

A) Modelo geoquímico.

Distingue tres partes fundamentales en la Geosfera: corteza, manto y núcleo.

La corteza terrestre es la capa rígida más superficial de la geosfera, y de un grosor mucho menor que las
otras dos capas. Está separada del manto por la discontinuidad de Mohorovicic, que se encuentra a una
profundidad no constante para toda la Tierra, pues puede estar a unos 3 kilómetros debajo de las dorsales, y
a unos 70 kilómetros debajo de grandes zonas montañosas como el Himalaya.
La corteza terrestre se divide en dos: corteza oceánica y corteza continental:
• La corteza oceánica tiene un espesor que oscila entre los 3 y los 15 kilómetros, de manera que es
muy fina en las zonas próximas a las dorsales y se va haciendo más gruesa por adición de manto
subyacente conforme se va alejando. De arriba abajo está constituida por sedimentos y rocas
sedimentarias (éstos son prácticamente inexistentes junto a las dorsales), rocas magmáticas
volcánicas (concretamente basaltos almohadillados y diques) y el nivel más bajo se atribuye a rocas
magmáticas plutónicas básicas del tipo del gabro. Las rocas de la corteza oceánica son más jóvenes
(180 millones de años o menos) y más densas (unos 3 g/cm ) que las rocas continentales.
3

• La corteza continental tiene un espesor variable, entre 25 y 70 km, y está constituida por
sedimentos y rocas sedimentarias, existiendo además un conjunto caótico de rocas plutónicas,
volcánicas y sedimentarias metamorfizadas en distintos grados, casi siempre más intensos cuanto
mayor es la profundidad. En conjunto podemos decir que la parte superior tiene una composición
media parecida a la de una roca granítica, y la parte inferior una composición parecida al grabo o
intermedia entre gabro y diorita (roca ígnea plutónica básica). Por término medio, las rocas de la
corteza continental tienen una densidad de unos 2,7 g/cm y una edad que se puede medir en miles
3

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de millones de años (se han descubierto algunas cuya edad supera los 3.800 millones de años).
• También de puede diferenciar una corteza de transición en determinadas zonas costeras, y que
parece ser una corteza continental adelgazada por estiramiento y deslizamiento gravitacional durante
la fragmentación de un continente.

El manto terrestre se extiende hasta los 2.900 kilómetros de profundidad, donde se encuentra la
discontinuidad de Gutenberg, que separa el manto del núcleo terrestre. El límite entre la corteza y el manto
nos hace pensar en un cambio de composición química. El manto se divide en manto superior, que llega
hasta una profundidad de unos 670 kilómetros (discontinuidad de Repetti) y cuya composición sería
semejante a la de un gabro o peridotita (rocas magmáticas plutónicas básicas y ultrabásicas respectivamente)
formadas por minerales silicatos pobres en sílice (SiO 2) y ricos en hierro y magnesio, como olivino y
piroxenos, y en manto inferior en donde debido a las grandes presiones que allí deben existir, las rocas
como el gabro y la peridotita se transformarían adquiriendo más densidad (del orden de 5,5 g/cm cerca del
3

núcleo, mientras que en el manto superior es del orden de 3,2 g/cm .3

El núcleo terrestre está compuesto fundamentalmente por hierro, con cantidades menores de níquel y otros
elementos (quizás azufre, formando sulfuros de hierro como en los meteoritos). El núcleo tiene una densidad
media alrededor de 11 g/cm . Se diferencia un núcleo externo y un núcleo interno, separados por la
3

discontinuidad de Wiechert- Lehman (5150 Km de profundidad). Tanto uno como otro tienen una
composición muy similar, y se diferencian en que el núcleo externo es líquido, mientras que el interno, a pesar
de su temperatura más elevada, se comporta como un sólido. El movimiento del material fluido en el núcleo
externo debido a las corrientes de convección da lugar al campo magnético terrestre.

B) Modelo dinámico.

Distingue cuatro partes fundamentales en la Geosfera: litosfera, astenosfera, mesosfera y endosfera.

La corteza terrestre y una porción del manto superior

forman una unidad en estado sólido-rígido que se
denomina litosfera. Está fragmentada, llamándose
placas a cada uno de estos grandes trozos. Las
placas litosféricas se mueven, pudiendo acercarse,
alejarse, o deslizarse una con respecto a otra. La
litosfera tiene un grosor medio de unos 100
kilómetros, aunque puede alcanzar los 250
kilómetros o más debajo de la corteza continental y
menor espesor debajo de las dorsales.

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Debajo de la litosfera se encuentra la astenosfera. Los 150 kilómetros superiores, mas o menos, de la
astenosfera, se encuentran en unas condiciones de temperatura y presión que dan lugar a una fusión parcial
(del orden de 1 al 5 %); a esta parte de la astenosfera parcialmente fundida se le conoce como canal de baja
velocidad, porque las ondas sísmicas muestran un descenso de su velocidad. El resto, hasta unos 400 km
de profundidad, se encuentra en lo que se conoce como estado sólido-plástico.

Lo que está por debajo de la astenosfera hasta la discontinuidad de Gutenberg es la mesosfera. No se sabe
si el paso de astenosfera a mesosfera es brusco o gradual, así como tampoco se sabe a qué profundidad se
produce, ya que los sismogramas dan distintas curvas en distintas zonas de la Tierra. La mesosfera es rígida,
si bien en sus últimos 200 kilómetros, ya en contacto con el núcleo, se ha detectado una región conocida
como capa D'', donde las ondas sísmicas experimentan un gran descenso, por lo que se piensa que esta
zona está parcialmente fundida en algunos lugares. Los materiales de esta región pueden adquirir cierta
flotabilidad y ascender hacia la superficie dando unas columnas de material fundido o extraordinariamente
caliente (que se denominan plumas o penachos térmicos), que es el origen de parte de la actividad
volcánica superficial.

En este modelo dinámico al núcleo se denomina endosfera. La presión en el centro es millones de veces
mayor que la presión atmosférica, y las temperaturas pueden alcanzar los 6.700 ºC. La parte exterior de la
endosfera (que corresponde al núcleo externo) está en estado líquido y experimenta unas violentas corrientes
de convección que se originan al estar en contacto con el núcleo interno, a más temperatura, yque
determinan la existencia de un fuerte campo magnético. La parte interior de la endosfera está en estado
sólido.

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TECTÓNICA DE PLACAS.

Los que trabajan en minas saben que en las galerías más profundas hace más calor; en general la
temperatura aumenta 3o C cada 100 metros. Este incremento de la temperatura con la profundidad se conoce
como gradiente geotérmico. Si el gradiente geotérmico se mantuviera constante hasta el centro de la Tierra
se deberían alcanzar temperaturas de unos 200.000 o C; los geofísicos consideran incompatibles temperaturas
tan altas con una Tierra sólida y han estimado que la temperatura máxima es de unos 6.000 o C. Por tanto el
gradiente geotérmico de 3o C/100 m sólo es válido para la litosfera, después el gradiente va disminuyendo.

La existencia de un gradiente geotérmico es lo que origina las corrientes de convección, que hacen
que rocas procedentes de las profundidades del manto puedan llegar hasta la misma superficie de la Tierra y
producir vulcanismo. En la discontinuidad de Gutenberg la temperatura es cercana a los 3.000 o C y sobre ella
está la capa D”. Está formada por restos del manto decantados a lo largo de millones de años y no se mezcla
con el núcleo porque sus densidades y composiciones químicas son muy diferentes. Sin embargo, sí que
existe un intenso flujo de calor desde el núcleo (más caliente) al manto (más frío). Este flujo de calor hace que
las rocas de la base del manto se fundan parcialmente, disminuyan su densidad y puedan ascender en el
inicio de una corriente que puede terminar bajo la litosfera (penachos térmicos). Como consecuencia se
establece una circulación de materiales calientes hacia arriba y fríos hacia abajo, es decir, corrientes. Las
corrientes de convección son el motor que mueve las placas litosféricas y el movimiento de las placas, a su
vez, explica multitud de fenómenos geológicos. Todo ello se recoge en la Teoría de la Tectónica de Placas que
se resume a continuación:

a) La litosfera es la capa externa de la Tierra, de unos 100 km de espesor medio, y se caracteriza por
ser rígida.

b) La estructura, composición y edad de la litosfera es diferente en continentes y océanos: hay una

litosfera continental (de hasta 200 km de espesor y composición fundamentalmente granítica) y una
litosfera oceánica, esta última más delgada (hasta 60 km), más densa y formada por basaltos y
gabros. En la litosfera continental se encuentran las rocas más antiguas del planeta (más de 4.000
m.a.) mientras que las rocas de la litosfera oceánica no tienen más de 180 m.a. de antigüedad.

c) La litosfera está dividida lateralmente en placas (placas litosféricas). Las dimensiones de las
placas son variables, dependiendo de los valores de crecimiento y de disminución (consunción) de
las placas y por tanto estas dimensiones pueden variar en el tiempo. Las hay muy grandes, como la
placa Pacífica y las hay pequeñas, como la placa del Caribe, la Filipina, la Arábiga, Juan de Fuca o la
subplaca (o microplaca) Ibérica. Las placas litosféricas más importantes son: Pacífica, Americana
(Norte y Sur), Africana, Indoaustraliana (o Australoíndica), Antártica, Euroasiática, Nazca, Cocos,
Caribe y Filipinas. Unas placas están formadas solo por litosfera oceánica (placas oceánicas, como la
Pacífica), otras solo por litosfera continental (placas continentales, como la Arábiga), aunque la
mayoría tienen ambos tipos de litosfera (placas mixtas, como la Africana). El espesor de las placas,
según se admite actualmente, correspondería al de la litosfera. Los límites de las placas coinciden
con dorsales, fosas oceánicas y fallas transformantes.

d) Las placas litosféricas se comportan como bloques rígidos que se mueven entre sí, desplazándose
sobre la astenosfera, que tiene un comportamiento plástico. El movimiento puede ser de separación
(movimiento divergente), de aproximación (movimiento convergente) o lateral (movimiento de cizalla).
Las velocidades de movimiento son variables, pero son del orden de centímetros por año. Las
corrientes de convección en el manto son las causantes del movimiento de las placas.

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El movimiento divergente es debido a la generación de litosfera oceánica por intrusión de magma (por
ello también se denominan bordes constructivos). Se forman así las dorsales oceánicas, que son
alineaciones montañosas que recorren el fondo oceánico, con una altitud, sobre los fondos abisales,
de entre 2000 y 3000 m. Se trata de un relieve de unos 60000 km en total que recorre el océano
Atlántico de norte a sur (dorsal Centroaltlántica) y que se continúa por el sur de África hacia el océano
Índico (dorsal Índica) y por el sur de América (dorsal Pacífica). Las coladas de lava basáltica
procedentes del manto escapan por la dorsal y al solidificarse producen nueva corteza oceánica, que
empuja a ambos lados. Este movimiento provoca la expansión del fondo oceánico a ambos lados
de las dorsales y esta expansión provoca el movimiento de los continentes. La continua salida de
magma por la dorsal es la causa de que las rocas del suelo oceánico próximas a ésta sean las más
jóvenes y las que están alejadas de la dorsal, junto a los continentes, sean las más antiguas. También
es la causa de que la distribución de edades sea más o menos simétrica a ambos lados de la dorsal.
Conforme nos alejamos de la dorsal al suelo oceánico va siendo más antiguo y a la corteza se le va
adhiriendo cada vez más manto, por lo que el espesor de la litosfera oceánica va aumentando. Ello
hace que la litosfera sea también más densa. Por otro lado, si en las proximidades de la dorsal no
hay sedimentos, éstos sí que alcanzan grandes espesores junto a los continentes. Ambos hechos
(mayor espesor de sedimentos y más densidad) contribuyen a que el suelo oceánico adyacente a los
continentes sufra un continuo hundimiento o subsidencia térmica, que explica por qué los mares no
se colmatan con los sedimentos que acumulan.
En ocasiones las dorsales emergen dando islas volcánicas, como es el caso de Islandia, en el límite
entre las placas Norteamericana y Euroasiática.
Como la distensión no es homogénea y las dorsales deben adaptarse a la superficie esférica de la
Tierra, se generan tensiones de cizalla que desgarran y fracturan las placas originando fallas
transformantes que pueden alcanzar miles de kilómetros. Por ello las dorsales son cinturones de
intensa actividad sísimica.

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El movimiento convergente se puede producir entre dos placas oceánicas, una oceánica y una
continental o dos continentales. En cualquier caso se destruye litosfera, por lo que también se
denominan bordes destructivos:
1) Zonas de subducción: Si en la convergencia
interviene al menos una placa oceánica se produce
compresión de placas y el hundimiento en el manto de
una placa oceánica (subducción). Se dice entonces que
una de las placas es subducente y la otra cabalgante.
La inclinación de la placa subducente genera una fosa
oceánica o zona de subducción. Dicha inclinación
sigue un plano denominado Plano de Benioff, en el cual
la fricción es muy alta, lo que genera terremotos y
produce fusión de las rocas. Hay dos tipos de zonas de
subducción:

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• Cuando convergen una placa oceánica y una continental: la placa que se destruye (placa
subducente) es la oceánica (la más densa de las dos), que se introduce bajo la continental. El
Plano de Benioff no es muy inclinado, por lo que la fosa no es demasiado profunda (caso de
la de Chile, frente a las costas de ese país). Además, al estar en un borde continental recibe
los sedimentos del continente, que se van comprimiendo con el avance de la placa, lo que
hace que se deformen y formen una estructura llamada prisma de acreción. El empuje de la
placa subducente comprime a la placa cabalgante (produce su engrosamiento) y genera una
gran fricción y la consecuente formación de cámaras magmáticas. Así se genera una
cordillera perioceánica u orógeno térmico, de naturaleza volcánica, cuyo ejemplo más
notorio es la de los Andes en Sudamérica, resultado de la convergencia de la placa de Nazca
y la placa Sudamericana. La subducción tipo andino da lugar a un orógeno voluminoso, con
importante actividad magmática, y sobre todo y como rasgo más característico, con una
propagación de los esfuerzos y de la deformación hacia el interior del continente (o antepaís).

• Cuando convergen dos placas oceánicas: la placa que se destruye es la más densa de las
dos, que se introduce bajo la otra. El Plano de Benioff es muy inclinado, por lo que la fosa es
muy profunda (caso de la de las Marianas, en el Pacífico). Igual que en el caso anterior el
empuje de la placa subducente comprime a la placa cabalgante (produce su engrosamiento)

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y genera una gran fricción y la consecuente formación de cámaras magmáticas. En este caso
se forma un arco de islas volcánicas (tipo Japón, Filipinas, Indonesia, etc). Entre el arco de
islas y el continente más próximo queda delimitado un mar que recibe el nombre de cuenca
tras-arco.

2) Colisión continental: Puede suceder que los movimientos de las placas hagan que dos continentes,
inicialmente separados por un océano, se aproximen. En este caso, puede subducir incluso la dorsal
y consumirse toda la litosfera oceánica. Esto provoca el cierre del océano (obducción), la colisión de
los dos continentes, su plegamiento y la formación de una
cordillera intracontinental tipo Himalaya. El plegamiento
se hunde también en la astenosfera, de ahí la expresión
“las montañas tienen raíces”. La colisión de dos placas
continentales puede hacer que los sedimentos y rocas del
suelo oceánico que había entre ambas se levanten y
queden sobre la litosfera continental (cabalgamientos y
mantos de corrimiento). Por este motivo se pueden
encontrar fósiles marinos en las cumbres del Himalaya.
Los orógenos de este tipo se caracterizan por su gran
sismicidad, que puede aparecer en zonas muy alejadas de
los mismos debido a fallas. Al no haber fusión no existe
magmatismo (si bien puede haber restos de etapas
anteriores a la obducción).

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e) El movimiento de cizalla produce fallas transformantes,

que son un tipo de límite de placas en el que no hay
creación ni destrucción de litosfera oceánica, simplemente
un desplazamiento lateral a favor de grandes fracturas de
la litosfera. Las fallas transformantes se aprecian muy bien
en los fondos oceánicos cuando desplazan a la dorsal pero
también se pueden encontrar en otros contextos. Un
ejemplo de falla transformante es la de San Andrés, sobre
la que se sitúa la ciudad de San Francisco; otro, mucho
más próximo, es la falla de Azores-Gibraltar, responsable
de buena parte de los seísmos en Andalucía.

f) Los movimientos de las placas son los responsables de que en los bordes de éstas se produzcan
muchos fenómenos geológicos interesantes:
• Las enormes fuerzas implicadas provocan grandes fracturas o fallas en las que se acumulan
tensiones durante años y liberación brusca de esas tensiones. Esta liberación produce
desplazamientos repentinos de los labios de la falla y origina terremotos.
• Ante esas mismas fuerzas, y en determinadas condiciones de profundidad y temperatura, las
rocas se pueden comportar plásticamente formándose pliegues. Las nuevas condiciones
también pueden transformar el aspecto de las rocas que frecuentemente adquieren una
estructura esquistosa que caracteriza a las rocas metamórficas.
• Las elevadas temperaturas en los límites de placas también favorecen la fusión de las rocas y la
formación de cámaras magmáticas. En las zonas de subducción el magmatismo se ve
favorecido por la presencia de agua en los materiales que subducen. El magma puede escapar a
la superficie en forma de erupción volcánica o puede enfriar lentamente en el interior terrestre
hasta convertirse en roca plutónica. Así pues, la presencia de rocas magmáticas, ya sean
plutónicas o volcánicas, es típica de los límites de placas.

g) Además de los procesos en los bordes de placa, también existen algunos procesos intraplaca:
f.1) Cuando un penacho térmico llega a la base de una placa oceánica, no tiene demasiada dificultad
en fundirla y emerger en forma de volcán. Inicialmente es un volcán submarino que puede crecer y
convertirse en una isla volcánica. Como la placa oceánica se desplaza empujada por su dorsal y el
penacho térmico permanece fijo, surge una nueva isla volcánica sobre el penacho y la anterior pierde
actividad y empieza a contraerse al enfriarse. Durante todo el tiempo que dure la actividad del
penacho irán desplazándose las islas, formándose de este modo un archipiélago de islas volcánicas

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o punto caliente. Las características más notorias de un punto caliente son que las islas están
ordenadas por edades y actividad volcánica (la más joven está en un extremo y es la activa; en el
otro extremo está la más antigua, apagada mucho tiempo atrás; también hay atolones, que son islas
en forma de circunferencia con un lago de agua salada en el centro y guyots, islas sumergidas de
cima plana). Es el caso de las islas Hawai, las Reunión y Cabo Verde.
f.2) Cuando dos penachos térmicos contiguos llegan a la base de una placa continental no la funden,
sino que ejercen un empuje hacia arriba que consigue abombarla. La masa de magma se expande
hacia los lados, con lo que fractura y estira a la placa previamente abombada. Esto produce el
hundimiento de la zona estirada con la consiguiente formación de un rift continental, es decir, una
fosa tectónica muy estrecha y alargada por cuyas fallas asciende magma y salen volcanes y a lo
largo de la cual discurren los ríos y lagos de la zona. La fracturación favorece la generación de
magmas, ya que produce un descenso de la presión. Si los penachos térmicos siguen actuando, la
placa fracturada se estira y se hunde aún más, penetra agua de los océanos adyacentes y comienza
la formación de un nuevo océano. En ese caso estaríamos ya en un límite de placas divergente.
En una fase temprana de rifting se encuentra el valle del Rift en África.
f:3) Otros fenómenos intraplaca son debidos a la existencia de fracturas generadas por compresión o
por distensión (o rifts abortados) que favorecen el ascenso de los magmas desde la astenosfera (esta
es una de las más recientes interpretaciones sobre el origen de las Islas Canarias).

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Isostasia

Los movimientos horizontales de las placas explican la formación de las cordilleras de montañas
(orógenos) y de estructuras compresivas. Pero eso no nos debe hacer olvidar que también existen
movimientos verticales que no son explicados por la Teoría de la Tectónica de Placas sino por la Teoría de la
Isostasia. Según esta teoría todos los puntos del relieve terrestre tienden a igualar su campo gravitatorio, y a
esta “tendencia al equilibrio gravitatorio” es a lo que se le denomina isostasia. La astenosfera se comporta
como un nivel de compensación sobre el cual todas las “columnas” de litosfera ejercen el mismo peso.
¿Cómo se explican entonces las enormes variaciones de altitud en los continentes? Como el peso de un
cuerpo depende de su volumen y su densidad, tendremos que:
– Si un sector de la litosfera contiene materiales de baja densidad (corteza continental por ejemplo),
debe compensar este defecto aparente de masa con un aumento de volumen: por eso la corteza
continental es más gruesa que la oceánica.
– Se supone que debajo de las montañas la corteza tiene raíces muy profundas, por ello la porción de
manto litosférico, que es más denso, se reduce y la columna total de litosfera tiene también una
densidad menor.
– En las zonas topográficamente más bajas la corteza continental es más delgada pero esto se
compensa con un mayor espesor del manto litosférico.

La situación anterior se conoce como equilibrio isostático pero, a veces, ese equilibrio se rompe y se
producen los movimientos verticales (movimientos epirogenéticos). Por ejemplo, cuando una cordillera es
erosionada disminuye su peso sobre la astenosfera y, en cambio, aumenta el peso de la zona que recibe los
sedimentos. En el caso de la cordillera que se erosiona, el defecto de masa se debe compensar con más
manto litosférico que provoca un levantamiento del terreno. En el caso de la cuenca que recibe sedimentos
sucede lo contrario: se reduce el manto, que se mueve lateralmente a otras partes, y se produce un
hundimiento de la región. Estos levantamientos y hundimientos isostáticos unidos a la tectónica de placas nos
explican la dinámica cortical de nuestro planeta.

I.E.S. Huerta Alta. Alhaurín de la Torre. Victoria Cruz Andreotti

Ciencias de la Tierra y del Medio Ambiente TEMA 1 GEOSFERA 14

El ciclo de Wilson.

El profesor canadiense J. Tuzo Wilson identificó una serie de fases en la fragmentación de una placa
continental seguida de la apertura de una cuenca oceánica. Completó esta serie con fases de cierre de la
misma cuenca oceánica, conducentes a la colisión continental y orogenia. Desde entonces al ciclo completo
de apretura y cierre de una cuenca oceánica se le ha denominado ciclo de Wilson, en honor a la contribución
hecha por este geólogo a la tectónica de placas.
La fracturación de una placa continental y la posterior separación en dos bloques comienza con el
adelgazamiento de la litosfera subyacente producido por la existencia de un flujo de calor de alguna rama
ascendente de una célula convectiva situada bajo el continente.
En esta etapa se desarrollan fallas gravitacionales que dan lugar a fosas estrechas y largas que pronto
empiezan a llenarse de sedimentos continentales y lacustres. En esta situación se produce un flujo de calor
procedente de la astenosfera que provoca la fusión parcial del manto originado por un vulcanismo basáltico.
Si el proceso se interrumpe aquí, se forman fosas tectónicas en el interior de continentes. Si la divergencia
continúa, el adelgazamiento de la corteza adquiere mayores proporciones, y éste culmina con la separación
en dos de la corteza continental, y la formación de la nueva corteza oceánica. Al tiempo que esto ocurre, las
fallas dejan de ser activas y empieza una sedimentación importante. La corteza formada en esta etapa se
llama corteza transicional (mixta entre continental y oceánica). Son los márgenes pasivos.
A partir de esta etapa se forma una dorsal oceánica y empieza la deriva de los dos bloques de litosfera
continental, que son arrastrados por las corrientes de convección del manto, y empujados por la nueva
litosfera oceánica que se forma a lo largo de la dorsal. En esta fase se encuentra la cuenca atlántica.
Una de las premisas de la expansión del fondo oceánico es, que al igual que en las dorsales se genera
litosfera oceánica, ésta debe eliminarse en las zonas de subducción. En estas zonas la litosfera se introduce
en el manto, cerrándose el ciclo. Esto provoca un cierre oceánico. En esta fase se encuentra el océano
Pacífico.
En la última fase se produce un cierre del océano mediante el choque de las dos litosferas continentales,
cerrándose el ciclo.

I.E.S. Huerta Alta. Alhaurín de la Torre. Victoria Cruz Andreotti