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SUMARIO: I.- El proyecto del Poder Ejecutivo provincial. II.- Marco jurídico
relacionado. 1.- Normas nacionales. 2.- Régimen de títulos de la República
Argentina. 3.- Profesiones reguladas por el Estado. 4.- Derechos individuales. 5.-
El poder de policía provincial. 6.- Alcances del poder de policía. 7.- Requisitos para
ejercer la abogacía en Mendoza. III.- Conclusiones.
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Docente de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Cuyo. Profesor Titular de Práctica Profesional y Jefe
de Trabajos Prácticos de Derecho Administrativo I, ambos por concurso, de la Carrera de Abogacía.
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sancionables y sanciones que prevé; c) los principios democráticos y republicanos, del
estado de derecho.
A tal efecto, con una periodicidad de dos (2) años, se conformará una Comisión
especial para llevar adelante las evaluaciones durante ese período. La misma estará
integrada por 5 (cinco) miembros: 1 (un) representante del Estado, designado por la
Subsecretaría de Justicia del Ministerio de Gobierno, Justicia y Trabajo de la
Provincia, y 1 (un) representante de cada uno de los Colegios de Abogados y
Procuradores de la Provincia designados por sus respectivos directorios. A cada uno
de ellos deberá designársele un suplente.
La Subsecretaría de Justicia y Relaciones Institucionales del Ministerio de Gobierno,
Justicia y Trabajo de la Provincia y la Federación de Colegios de Abogados y
Procuradores de la Provincia, a propuesta de dicha Comisión especial, serán las
encargadas de establecer mediante reglamentación el procedimiento de la
convocatoria, plazo de inscripción y su publicidad; el lugar, forma de celebración y
contenido de la evaluación; la publicación y comunicación de los resultados y demás
requisitos necesarios para su realización.
Deberán efectuarse tres (3) convocatorias por año y en ningún caso podrá limitarse el
número de plazas. El sistema de evaluación debe tener por finalidad garantizar
transparencia y objetividad en la corrección. Únicamente podrán inscribirse para ser
evaluados quienes presenten diploma universitario en las mismas condiciones e
idénticas salvedades establecidas en el inciso b) del Art. 3 de la presente ley.”
En la Exposición de Motivos que acompaña el proyecto, el Poder Ejecutivo
provincial realiza un detallado repaso de la normativa vinculada, cita jurisprudencia y
sostiene la razonabilidad de la reglamentación que propone. Finaliza el mensaje de
elevación señalando que “el presente proyecto de ley busca asegurar razonablemente
la responsabilidad, ética y calidad con que abogados y procuradores deben
desempeñar su profesión en nuestra Provincia, máxime por su condición de auxiliares
del servicio de justicia que se presta a los ciudadanos mendocinos” (capítulo IX).
En mi opinión, el examen de matriculación resulta ilegal e inconstitucional, por
las razones que expondré seguidamente.
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la igualdad de oportunidades y posibilidades sin discriminación alguna; y que
garanticen los principios de gratuidad y equidad de la educación pública estatal y la
autonomía y autarquía de las universidades nacionales (art. 75 inc. 19 CN).
En ejercicio de sus atribuciones, el Congreso sancionó la denominada Ley de
Educación Superior (n° 24521, B.O. 10/08/1995), que rige para instituciones de
formación superior, universitaria y no universitaria, públicas y privadas, previamente
autorizadas.
El Título IV de la ley 24521 se ocupa de la Educación Superior Universitaria.
Señala que el Sistema Universitario Nacional se encuentra integrado por las
universidades nacionales, por las universidades provinciales y privadas reconocidas
por el Estado nacional y por los institutos universitarios estatales o privados
reconocidos (art. 26).
Consagra la autonomía académica e institucional de las universidades,
autonomía que comprende -entre otras atribuciones- la de otorgar grados académicos
y títulos habilitantes conforme a las condiciones que se establecen en la presente ley
(art. 29 inc. g).
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y coordinación del Sistema de Educación Superior, universitario y no universitario
(inc. 9), intervenir en la definición de los criterios de asignación de recursos financieros
del Estado nacional destinados a las Universidades Nacionales (inc. 10), entender en
la creación y operación de fondos para la mejora de la calidad en las Universidades
Nacionales (inc. 11), entender en la creación de nuevas instituciones universitarias y
en la fiscalización de las instituciones universitarias de gestión privada (inc. 12),
entender en las acciones inherentes a la formulación de un sistema de Evaluación y
Acreditación para la Educación Superior, universitaria y no universitaria (inc. 13);
entender en la determinación de la validez nacional de estudios y títulos, en la
habilitación de títulos profesionales con validez nacional, así como en el
reconocimiento de títulos expedidos en el extranjero (inc.14), entre otros.
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cotejarse en el sitio web de CONEAU, se han acreditado en el área de salud numerosas
carreras de medicina, odontología, psicología, farmacia, bioquímica, licenciaturas en
ciencias biológicas, enfermería, en ciencias veterinarias, entre otras. En el área de las
ingenierías, observamos procesos de acreditación en carreras de ingeniería civil, en
petróleo, ambiental, en alimentos, química, mecánica, informática, industrial,
electromecánica, en telecomunicaciones, forestal, en minas, en producción
agropecuaria, metalúrgica, nuclear, entre otras.
En la actualidad, estos procesos de acreditación han sido ordenados para otras
profesiones, tales como las económicas y las jurídicas.
En efecto, mediante Resolución Nº 3246 de fecha 2 de diciembre de 2015, el
Ministerio de Educación de la Nación incluyó al título de Abogado en el régimen del
artículo 43 de la Ley 24521 ya citado.
De este modo, las carreras de Abogacía que se dictan en el país deben someterse
a un exhaustivo proceso de acreditación ante la Comisión Nacional de Evaluación y
Acreditación Universitaria (CONEAU), que –reitero- se encuentra en curso
actualmente, a efectos de que se determine si cumplen con los requisitos que fueron
aprobados mediante Resolución ministerial Nº 3401/2017, respecto de contenidos
curriculares básicos, carga horaria mínima, intensidad de la formación práctica,
estándares para la acreditación y actividades profesionales reservadas.
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“Los principios, garantías y derechos reconocidos en los anteriores artículos, no
podrán ser alterados por las leyes que reglamenten su ejercicio.” (art. 28).
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En tal sentido, haciendo uso de su derecho de reglamentación, la provincia
establece qué requisitos formales debe reunir el interesado, cómo los debe acreditar,
dónde debe presentar su solicitud, quiénes son las personas de derecho público
encargados del trámite administrativo, cuáles son las causales de inhabilidad e
incompatibilidades que podrían impedir la matriculación o el ejercicio de la profesión,
cuál es el régimen disciplinario, derechos deberes y prohibiciones, sanciones, etc.
III.- Conclusiones.
El proyecto de modificación de la Ley 4976 enviado a la Legislatura Provincial
por nuestro Poder Ejecutivo Provincial, que al momento de escribir esta líneas se
encuentra a consideración de la Comisión de Legislación y Asuntos Constitucionales
de la Honorable Cámara de Senadores, contiene disposiciones referidas a aspectos que
indudablemente se encuentran dentro del ámbito de su competencia, tales como regular
las inhabilidades, deberes, prohibiciones e incompatibilidades para el ejercicio de la
profesión, tiempo mínimo que debe aguardarse para solicitar la rehabilitación de la
matrícula en casos de exclusión, establecer la vía de apremio para el cobro compulsivo
de cuotas, derecho fijo y multas, entre otros.
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Sin embargo, entiendo que el proyecto de marras se excede de sus atribuciones
al proponer un requisito adicional para obtener la matriculación: la aprobación de un
examen, cuyo objeto declarado es verificar que el aspirante posea formación suficiente,
habilidades especiales y conocimientos mínimos sobre las temáticas generales que
especifica (conocimientos sobre materia procesal, normativa sobre ejercicio
profesional en la provincia y principios democráticos y republicanos de un estado de
derecho). Todo ello a fin de “asegurar la responsabilidad, ética y calidad” de quienes
ejerzan la profesión de Abogados.
En efecto, como puede apreciarse hasta aquí de la revisión de la normativa
vigente, los estudios necesarios para obtener un título de grado cualquiera deben
cursarse y los conocimientos acreditarse, en carreras dictadas en instituciones
universitarias públicas o privadas autorizadas, en base a planes aprobados y a títulos
oficiales reconocidos por las autoridades nacionales competentes.
Los títulos oficiales reconocidos certifican la formación académica recibida,
tienen validez en todo el territorio nacional y habilitan al ejercicio profesional en todo
el país.
El título de Abogado está comprendido en estos alcances, con el aditamento de
que en razón de habilitar para el ejercicio de una profesión expresamente considerada
dentro del régimen especial del artículo 43 de la Ley de Educación Superior (por
comprometer el interés público), las instituciones universitarias autorizadas a
otorgarlos, deben someterse a un exhaustivo procedimiento de acreditación ante la
CONEAU, lo que se está desarrollando en la actualidad.
Desde mi parecer, el examen de matriculación que se pretende instaurar se
enfrenta a un obstáculo que luce insuperable, pues mediante una ley provincial se
contradice una ley de jerarquía superior.
En efecto, de aprobarse una ley como la propuesta, los títulos oficiales de
abogado, expedidos por instituciones universitarias autorizadas por el Ministerio de
Educación de la Nación, no tendrán per se validez en Mendoza pues no habilitarán para
el ejercicio de la profesión, por cuanto se entiende -por ley- que no certifican la
formación académica recibida, no obstante todas las disposiciones que hemos citado y
que –paradójicamente- también se citan en el mensaje de elevación del proyecto para
justificar el proyecto.
Se está proponiendo un nuevo examen de conocimientos, lo que se superpone
con las funciones de las instituciones universitarias, con el agravante de que esta
pretendida nueva instancia académica estaría a cargo de una comisión de cinco
personas, todas ellas representantes del gobierno y de los colegios profesionales. Una
comisión con la suprema función de contralor de lo que antes ya han certificado
instituciones universitarias y que ahora acreditará la CONEAU.
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El mensaje de elevación del proyecto destaca que la normativa propuesta no es
contraria a los derechos constitucionales por cuanto no enerva el valor del título. Sin
embargo, estimo que eso es precisamente lo que ocurrirá si se pone en vigencia dicho
examen de matriculación. Cito el mismo antecedente jurisprudencial de nuestra Corte
Suprema de Justicia de la Nación que reproduce el mensaje de elevación, pero lo hago
en apoyo de mi posición: “el poder ejecutivo provincial tiene facultad de reglamentar
las profesiones en cuanto las mismas hagan a la seguridad pública, pero esa
reglamentación no puede enervar el valor de los títulos expedidos por una Universidad
Nacional” (CS; Fallos 207:159). En igual sentido, nuestra Corte local ha dicho: “Las
provincias han retenido el poder de policía sobre la regulación del ejercicio de las
profesiones liberales. Así entonces, la regulación de todo lo concerniente al ejercicio
de las profesiones liberales es facultad exclusiva de la legislatura, criterio que es de
aplicación a nuestra realidad provincial porque así se desprende del art. 144 inc. 12,
en cuanto dispone que le corresponde a la Suprema Corte Provincial la administración
de la matrícula de los profesionales del derecho con arreglo a la ley, es decir, conforme
a lo que dicte el legislador provincial.” (SCJ Mza., Expte. 101915, CHAPPEL,
DUGAR EDUARDO C/ FEDERACIÓN DE COLEGIOS DE ABOGADOS Y
PROCURADORES DE MENDOZA S/ A.P.A., 02/11/2012, Sala 1).
Estimo que la pretendida reglamentación excede las atribuciones del poder de
policía local, es irrazonable y de dudosa constitucionalidad. Vulnera los límites
establecidos en el artículo 28 de la CN, avanza sobre facultades delegadas al Gobierno
Federal y desconoce las atribuciones del Congreso de la Nación ejercidas a través de
la Ley de Educación Superior.
El parecer expuesto se limita a cuestionar la competencia que se pretende ejercer
a través de la imposición de un examen de matriculación. Sin embargo, advierto en el
contexto una situación que merece ser analizada y debatida, que no pasa simplemente
por la cantidad de abogados. En tal sentido, sería plausible revisar los criterios
nacionales en cuanto a las carreras que se estiman prioritarias, en cuanto a la creación
sostenida de nuevas facultades de derecho y/o de autorización de carreras de abogacía
a dictarse por instituciones ya existentes, entre muchos otros aspectos vinculados.
También es imprescindible realizar estudios adecuados que nos indiquen cuántos
abogados se hallan matriculados por cada jurisdicción, con un mapeo que nos permita
determinar el ámbito geográfico en el que se desempeñan, qué cantidad de abogados
ejercen la profesión de modo independiente, cuántos en relación de dependencia con
el Estado, con o sin bloqueo de título, proporción de abogados por cantidad de
habitantes, estadísticas en relación con el ejercicio del poder disciplinario de los
tribunales de ética, tipos de infracciones más habituales, determinación de sus posibles
causas, etc. Es una ardua tarea pero estimo que ella nos aportaría datos de suma utilidad
para promover las medidas que se estimen pertinentes por parte de las autoridades
competentes, cada una en sus respectivos ámbitos de actuación.
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