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La Edad Media es una larga etapa en la historia de la humanidad, tiene una

extensión de diez siglos (mil años). Se extiende desde el siglo V d.c. hasta el siglo
XV d.c.
Se puede caracterizar a la Edad Media en Occidente como una edad cristiana, en la
que la presencia e influencia de la Iglesia era muy grande. Lo central de esta religión
es la creencia de un Dios creador y ordenador del Cosmos y de la humanidad. La
promesa de una vida futura en el Cielo después de la muerte, dependiente de la fe y
de los actos del individuo condicionaba de gran modo la libertad de pensamiento y
de la acción de los individuos, en la medida en que la desobediencia a las
prescripciones eclesiásticas podía poner en peligro conseguir la vida eterna.
En el plano económico la sociedad se regía por el feudalismo, por el cual los
campesinos trabajaban y pagaban sus impuestos al señor feudal, a cambio de
recibir de éste protección, casa y comida.
En el plano político el poder lo tenía el rey, al que se justificaba su poder absoluto en
la creencia que gozaba del derecho divino de los reyes, es decir que recibía su poder
directamente de Dios, por lo que su autoridad era incuestionable
El orden en la Edad Media
Desde el punto de vista social, la sociedad de la Edad Media era muy desigual. Esta
desigualdad se justificaba en la creencia de que Dios había creado un orden
jerárquico en el que los diferentes elementos (por naturaleza distintos) coexistían en
armonía, cada uno ocupando su lugar y contribuyendo al funcionamiento de todo
social. En la concepción medieval, el orden social reflejaba el orden cósmico, la
armonía de los cuerpos celestes. Y el ser humano está dotado de una razón que le
permite descubrir ese orden cósmico y poder ajustar su vida a esa disposición
querida y ordenada por Dios.
Por tanto, existían distintas clases sociales, algunos pocos eran privilegiadas y la
mayoría vivía en la pobreza y la ignorancia. Entre los primeros podemos señalar a
los miembros de la Iglesia, a los reyes, príncipes y nobles y a los señores feudales.
Entre los menos favorecidos, que era la mayoría teníamos a los artesanos, pequeños
comerciantes y a los campesinos. Esta desigualdad no era discutida, ya que Dios lo
había así dispuesto y esa voluntad no podía ser cuestionada. Por otro lado, según la
enseñanza de la Iglesia, la única vida por la que valía la pena luchar era la futura, con
la promesa de la ganancia del Cielo eterno para aquellos que cumplieran los
mandamientos y obedecieran las enseñanzas de la Iglesia. Como lo importante era
la salvación, no era necesario adquirir muchos conocimientos fuera de los religiosos
y los propios del oficio. No era necesario saber leer ni escribir; los pocos libros que
había (no se había inventado la imprenta) estaban en las bibliotecas de los
monasterios.
Mayormente en la Edad Media no había libertad de pensamiento. Había que aceptar
las enseñanzas de la Iglesia y quien no lo hiciera podía ser acusado de hereje por un
tribunal denominado “Santa Inquisición”, cuyos castigos podía ir desde la cárcel
hasta la tortura o muerte.
La Iglesia se auto adjudicaba el papel de ser la representante de Dios en la tierra.
Sus enseñanzas se basaban en los escritos de la Biblia (escrita por Dios) y en los
libros de Aristóteles. Este es un filósofo griego del siglo V a.c., cuyos textos fueron
redescubiertos por Occidente en el siglo XI d.c., y a los que la Iglesia le otorgó un
carácter casi sagrado. A partir del siglo XII, ya no sólo no se podía discutir a la Biblia,
sino que tampoco se lo podía hacer con Aristóteles.
En la sección sitios encontrarán un link a un video sobre la película El nombre de la
Rosa, en el que podrán identificar algunos de estos elementos
Entre las enseñanzas más importantes del filósofo griego figuraba las del
geocentrismo. Según esta doctrina, en el centro del Universo (que era cerrado)
estaba la tierra el sol, la luna y el resto de los planetas. Además, el Universo estaba
dividido en dos regiones bien diferenciadas en su jerarquía: el mundo supralunar
(perfecto) y el mundo sublunar (imperfecto).
En la sección sitios además encontrarán dos audios explicativos de mi autoría sobre
estos temas
En la sección archivos encontrarán un pasaje de la obra de teatro “Galileo Galilei” de
Bertolt Brecht; los invitamos a identificar algunos de los conceptos hasta aquí
trabajados también por otros profesores del Campo de la fundamentación. En este
pasaje, Galileo está hablando con un personaje denominado “el pequeño monje”,
que a raíz de la decisión que éste último tomó de renunciar a la astronomía, le
cuenta a Galileo de la vida de sus padres.
Nos vemos en la próxima y participen en los foros!

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