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IEP PROYECTO TRIUNFO AÑO ESCOLAR 2020

DISCURSO EN EL POLITEAMA
Manuel Gonzales Prada
II
I
Sin especialistas, o más bien dicho, con aficionados que presumían de
Señores: omniscientes, vivimos de ensayo en ensayo: ensayos de aficionados en
Diplomacia, ensayos de aficionados en Economía Política, ensayos de aficionados
Los que pisan el umbral de la vida se juntan hoi para dar una lección a los que en Lejislación i hasta ensayos de aficionados en Tácticas i Estratejias. El Perú
Pe fué
se acercan a las puertas del sepulcro. La fiesta que presenciamos tiene mucho de cuerpo vivo, espuesto sobre el mármol de un anfiteatro, para sufrir las
patriotismo i algo de ironía: el niño quiere rescatar con el oro lo que el hombre no amputaciones de cirujanos que tenían ojos con cataratas seniles i manos con
supo defender con el hierro. temblores de paralítico. Vimos al abogado dirijir l'hacienda pública, al médico
médic
emprender obras de injeniatura,
jeniatura, al teólogo fantasear sobre política interior, al
Los viejos deben temblar ante los niños, porque la generación que se levanta es marino decretar en administración de justicia, al comerciante mandar cuerpos
siempre acusadora i juez de la jeneración que desciende. De aquí, de estos grupos d'ejército... Cuánto no vimos en esa fermentación tumultuosa de todas las
alegres i bulliciosos, saldrá el pensador austero i taciturno; de aquí, el poeta que mediocridades, en esas vertijinosas aparicion
apariciones i desapariciones de figuras sin
fulmine las estrofas de acero retemplado; de aquí, el historiador que marque la consistencia de hombre, en ese continuo cambio de papeles, en esa Babel, en fin,
frente del culpable con un sello de indeleble ignominia. donde la ignorancia vanidosa i vocinglera se sobrepuso siempre al saber humilde i
silencioso!
Niños, sed hombres, madrugad a la vida, porque ninguna jeneración recibió
herencia más triste, porque ninguna tuvo deberes más sagrados que cumplir, Con las muchedumbres libres aunque indisciplinadas
indisc de la Revolución, Francia
errores más graves que remediar ni venganzas más justas que satisfacer.
satisface marchó a la victoria; con los ejércitos de indios disciplinados i sin libertad, el Perú
irá siempre a la derrota. Si del indio hicimos un siervo ¿qué patria defenderá?
En la orjía de la época independiente, vuestros antepasados bebieron el vino Como el siervo de la Edad media, sólo combatirá por el señor feudal.
jeneroso i dejaron las heces. Siendo superiores a vuestros padres, tendréis derecho
para escribir el bochornoso epitafio de una jeneración que se va, manchada con la I, aunque sea duro i hasta cruel repetirlo aquí, no imajinéis, señores, que el
guerra civil
ivil de medio siglo, con la quiebra fraudulenta i con la mutilación del espíritu de servidumbre sea peculiar a sólo el indio de la puna: también los
territorio nacional. mestizos de la costa recordamos tener en nuestras venas sangre de los súbditos de
1
Felipe II mezclada con sangre de los súbditos de Huayna-Capac
Huayna . Nuestra columna
Si en estos momentos fuera oportuno recordar vergüenzas i renovar dolores, no vertebral tiende a inclinarse.
acusaríamos a unos ni disculparíamos a otros. ¿Quién puede arrojar la primera
piedra? La nobleza española dejó su descendencia dejenerada i despilfarradora: el
vencedor de la Independencia legó su prole de militares i oficinistas. A sembrar el
La mano brutal de Chile despedazó nuestra carne i machacó nuestros huesos; trigo i estraer el metal, la juventud de la jeneración pasada prefirió atrofiar el
pero los verdaderos vencedores, las armas del enemigo, fueron nuestra ignorancia i cerebro en las cuadras de los cuarteles i apergaminar la piel en las oficinas del
nuestro espíritu de servidumbre. Estado. Los hombres aptos para las rudas labores del campo i de la mina, buscaron
el manjar caído del festín de los gobiernos, ejercieron una insaciable succión en los
jugos del erario nacional i sobrepusieron el caudillo que daba el pan i los honores a
la patria que exijía el oro i los sacrificios. Por eso, aunque siempre existieron en el
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Perú liberales i conservadores, nunca hubo un verdadero partido liberal ni un Cuando tengamos pueblo sin espíritu de servidumbre, i militares i políticos a
verdadero partido conservador,
nservador, sino tres grandes divisiones: los gobiernistas, los l'altura del siglo, recuperaremos Arica i Tacna, i entonces i sólo entonces
conspiradores i los indiferentes por egoísmo, imbecilidad o desengaño. Por eso, en marcharemos
charemos sobre Iquique i Tarapacá, daremos el golpe decisivo, primero i
el momento supremo de la lucha, no fuimos contra el enemigo un coloso di bronce, último.
sino una agrupación de limadurasras de plomo; no una patria unida i fuerte, sino una
serie de individuos atraídos por el interés particular y repelidos entre sí por el Para ese gran día, que al fin llegará porque el porvenir nos debe una victoria,
espíritu de bandería. Por eso, cuando el más oscuro soldado del ejército invasor no fiemos sólo en la luz de nuestro cerebro i en la fuerza de nuestros brazos. Pasaron
tenía en sus labios más nombre que Chile,
hile, nosotros, desde el primer jeneral hasta el los tiempos
mpos en que únicamente el valor decidía de los combates: hoi la guerra es
último recluta, repetíamos el nombre de un caudillo, éramos siervos de la Edad un, problema, la Ciencia resuelve la ecuación. Abandonemos el romanticismo
media que invocábamos al señor feudal. internacional i la fe en los auxilios sobrehumanos: la Tierra escarnece a los
vencidos, i el Cielo no tiene rayos para el verdugo.
Indios de punas i serranías, mestizos de la costa, todos fuimos ignorantes i
siervos; i no vencimos ni podíamos vencer. En esta obra de reconstitución i venganza no contemos con los hombres del
pasado: los troncos añosos i carcomidos produjeron ya sus flores de aroma
III deletéreo i sus frutas de sabor amargo. ¡Que vengan árboles nuevos a dar flores
nuevas i frutas nuevas! ¡Los viejos a la tumba, los jóvenes a la obra!
Si la ignorancia de los gobernantes i la servidumbre de los gobernados fueron
nuestros vencedores, acudamos a la Ciencia, ese redentor que nos enseña a IV
suavizar la tiranía de la Naturaleza, adoremos la Libertad, esa madre enjendradora
de hombres fuertes. ¿Por qué desesperar? No hemos venido aquí para derramar lágrimas sobre las
ruinas de una segunda Jerusalén, sino a fortalecernos con la esperanza. Dejemos a
No hablo, señores, de la ciencia momificada que va reduciéndose a polvo en Boabdil llorar como mujer, nosotros esperemos como hombres3.
nuestras universidades retrógradas: hablo de la Ciencia robustecida con la sangre
del siglo, de la Ciencia con ideas de radio
io jigantesco, de la Ciencia que trasciende a Nunca menos que ahora conviene el abatimiento del ánimo cobarde ni las
juventud i sabe a miel de panales griegos, de la Ciencia positiva que en sólo un quejas del pecho sin virilidad: hoi que Tacna rompe su silencio i nos envía el
siglo de aplicaciones industriales produjo más bienes a la Humanidad que milenios recuerdo del hermano cautivo al hermano libre, elevémonos unas cuantas pulgadas
enteros de Teolojía i Metafísica. sobre el fango de las ambiciones personales, i a las palabras de amor i esperanza
respondamos con palabras de aliento i fraternidad.
Hablo, señores,
eñores, de la libertad para todos, i principalmente para los más
desvalidos. No forman el verdadero Perú las agrupaciones de criollos i estranjeros ¿Por qué desalentarse? Nuestro clima, nuestro suelo ¿son acaso los últimos del
que habitan la faja de tierra situada entre el Pacífico i los Andes; la nación está Universo? En la tierra no hai oro par'adquirir las riquezas que debe producir una
formada por las muchedumbres bres de indios diseminadas en la banda oriental de la sola Primavera del Perú. ¿Acaso nuestro cerebro tiene la forma rudimentaria de los
cordillera. Trescientos años há que el indio rastrea en las capas inferiores de la cerebros hotentotes,
tes, o nuestra carne fué amasada con el barro de Sodoma?
civilización, siendo un híbrido con los vicios del bárbaro i sin las virtudes del Nuestros pueblos de la sierra son hombres amodorrados, no estatuas petrificadas.
europeo: enseñadle siquiera a leer i escribir, i veréis si en un cuarto de siglo se
levanta o no a la dignidad de hombre. A vosotros, maestros d'escuela, toca No carece nuestra raza d'electricidad en los nervios ni de fósforo en el cerebro;
galvanizar una raza que se adormece bajo la tiranía del juez de paz, del gobernador nos falta, sí, consistencia en el músculo i hierro en la sangre. Anémicos i nerviosos,
i del cura, esa trinidad embrutecedora del indio2. no sabemos amar ni odiar con firmeza. Versátiles en política, amamos hoi a un
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caudillo hasta sacrificar nuestros derechos en aras de la dictadura; i le odiamos Si el odio injusto pierde a los individuos, el odio justo salva siempre a las
mañana hasta derribarle i hundirle bajo un aluvión de lodo y sangre. Sin paciencia naciones. Por el odio a Prusia, hoi Francia es poderosa como nunca. Cuando París
de aguardar el bien, exijimos improvisar lo que es obra de la incubación tardía, vencido se ajita, Berlín vencedor se pone de pie. Todos los días, a cada momento,
queremos que un hombre repare en un día las faltas de cuatro jeneraciones. La admiramos las proezas de los hombres que triunfaron en las llanuras de Maratón o
historia de muchos gobiernos del Perú cabe en tres palabras:
abras: imbecilidad en se hicieron matar en los desfiladeros
esfiladeros de las Termópilas; i bien, "la grandeza moral
acción; pero la vida toda del pueblo se resume en otras tres: versatilidad en de los antiguos helenos consistía en el amor constante a sus amigos i en el odio
movimiento. inmutable a sus enemigos". No fomentemos, pues, en nosotros mismos los
sentimientos anodinos del guardador de serrall
serrallos, sino las pasiones formidables del
Si somos versátiles en amor, no lo somos menos en odio: el puñal está hombre nacido para enjendrar a los futuros vengadores. No diga el mundo que el
penetrando en nuestras entrañas i ya perdonamos al asesino. Alguien ha h talado recuerdo de la injuria se borró de nuestra memoria antes que desapareciera de
nuestros campos i quemado nuestras ciudades i mutilado nuestro territorio i nuestras espaldas la roncha levantada por el látigo chileno.
asaltado nuestras riquezas convertido el país entero en ruinas de un cementerio;
pues bien, señores, ese alguien a quien jurábamos rencor eterno i venganza Verdad, hoi nada podemos, somos impotentes; pero aticemos el rencor,
implacable, empieza
ieza a ser contado en el número de nuestros amigos, no es revolvámonos en nuestro despecho como la fiera se revuelca en las espinas; i si no
aborrecido por nosotros con todo el fuego de la sangre, con toda la cólera del tenemos garras para desgarrar ni dientes para morder ¡que siquiera los mal
corazón. apagados rujidos de nuestra
tra cólera viril vayan de cuando en cuando a turbar el
sueño del orgulloso vencedor!
Ya que hipocresía i mentira forman los polos de la Diplomacia, dejemos a los
gobiernos mentir hipócritamente
nte jurándose amistad i olvido. Nosotros, hombres 1888
libres reunidos aquí para escuchar palabras de lealtad i franqueza, nosotros que no
tememos esplicaciones ni respetamos susceptibilidades, nosotros levantemos la
voz para enderezar el esqueleto destas muchedumbres
dumbres encorvadas, hagamos por Notas
oxijenar est'atmósfera viciada con la respiración de tantos organismos infectos, i
lancemos una chispa que inflame en el corazón del pueblo el fuego par'amar con 1
Felipe II, rey de España entre 1556
1556–1598, años en que se consolidaba el
firmeza todo lo que se debe amar, i para odiar con firmeza también
tam todo lo que se imperio español en las Américas. Huayna Cápac fue el último inca de un
debe odiar. Tahuantinsuyo unido, dado que sus dos hijos entablaron una guerra civil, una
contienda que desenvolvía en el momento de llegar los españoles al reino incaico.
¡Ojalá, señores, la lección dada hoi por los Colejios libres de Lima halle Él murió en 1525. Felipe II y Huayna Cápac representen el origen dual del pueblo
ejemplo en los más humildes caseríos de la República! ¡Ojalá todas las frases peruano, el español y el quechua.
repetidas en fiestas semejantes no sean melifluas alocuciones destinadas
dest a morir
entre las paredes de un teatro, sino rudos martillazos que retumben por todos los 2
Una posibilidad es atribuir el símbolo de la trinidad embrutecedora a
ámbitos del país! ¡Ojalá cada una de mis palabras se convierta en trueno que González Prada como lo hace Efraín Kristal en su Una visión urbana de los
repercuta en el corazón de todos los peruanos i despierte los dos sentimientos Andes: Génesis y desarrollo del indigenismo en el Perú 1848–1930,1848 Lima:
capaces
aces de rejenerarnos i salvarnos: el amor a la patria i el odio a Chile! Instituto de Apoyo Agrario, 1991: 114. Sin embargo, la figura se presenta primero
Coloquemos nuestra mano sobre el pecho, el corazón nos dirá si debemos en "Si hacess mal, no esperes bien", relato corto, que Gorriti publicó en la Revista
aborrecerle... de Lima 4 (1861): 111–7; 147–159.159. Sin usar la palabra trinidad, Gorriti afirma
que el andino tiene que protegerse "del subprefecto, del hacendado, del cura".
Juana Manuela Gorriti, Sueños
eños y realidades,
realidades dos tomos, Buenos Aires, 1907: II,
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171. Por lo tanto surge la posibilidad que Matto de Turner sacó su formulación de capacidad para mil personas en su pl
platea, tenía dos hileras de palcos y una de
González Prada o de Gorriti, o que sintetizó la visión de los dos. Véase Clorinda cazuela.
Matto de Turner, Aves sin nido, Lima: Peisa, 1988: 52. El primero en señalar
estos lazos entre González Prada y Matto fue Kristal, Una visión urbana de los Como se trataba de una función patriótica, el precio de cada palco fue de ocho
Andes, 114, 137. soles, y el de la platea de cincuenta centavos. Había entradas hasta de treinta
centavos. Por los precios se conseguiría una muy buena recaudación.
3
Boabdil fue el último rey musulmán de Granada antes de concluir allí la
reconquista.

DE BARRANCO AL POLITEAMA
Cuenta Adriana Verneuil Fueron invitados a la velada el Presidente de la República, Andrés A. Cáceres
de González Prada (1864-
(1864 (1836-1923)
1923) y su esposa Antonia Moreno (1848-1916);
(1848 dos de sus ministros,
1948), quien por ese Marco Aurelio Denegri, Ministro de Gobierno y Antero Aspíllaga, Ministro de
entonces esperaba a su Hacienda;
acienda; además del alcalde de Lima de ese entonces, César Canevaro (1846-(1846
primer hijo, que un día a 1922), y otras personalidades como el escritor tradicionista Ricardo Palma (1833-
principios de julio de 1919) con el que González Prada no tenía muy buena relación. Se convocó a varios
1888, uno de los colegios privados cada
da uno de ellos debía preparar un número especial. Mientras
miembros del Circulo tanto, don Manuel, en su casa, pulía su discurso y a su vez, adiestraba al alumno
Literario, el profesor de ecuatoriano, Gabriel Urbina, alumno del Convictorio Peruano, para que lo recitara.
música, José Benigno El programa constaría de coros, cantatas, declamaciones, diálogos. De acuerdo al
Ugarte (1857-1919),
(1857 programa a Prada le tocaba en el cuarto lugar.
natural de Arequipa, director del Convictorio Peruano, un plantel de
enseñanza secundaria, se presentó en su casa de Barranco para anunciarle que, con Eran las ocho de la noche del domingo 29 de julio de 1888, el teatro Politeama
motivo de las Fiestas
stas Patrias, los alumnos de los colegios particulares de Lima estaba repleto. A esa hora en el palco oficial ya se encontraba el presidente junto a
habían resuelto llevar a cabo un festival, con el objeto de recaudar dinero para su esposa y sus ministros. Luego de escucharse el Himno Nacional cantado por los
constituir el fondo necesario, para cubrir el monto del rescate de las provincias alumnos del Convictorio Nacional y después de algunas explicaciones por parte
cautivas de Tacna y Arica pues, por ese entonces, el estado de las finanzas públicas del profesor Ugarte, tocó el turno de aparecer en escena a Gabriel Urbina, quien,
no permitía hacerse ilusiones para reunir la suma necesaria que eran diez millones con voz firme, recitó el discurso preparado por Prada. Desde las primeras palabras
de pesos (moneda chilena de plata); por ese motivo los colegios darían el ejemplo a el rostro de Cáceres empezó a arrugarse, el ceño se le iba frunciendo, se acariciaba
los mayores. Ellos iniciarían la colecta nacional. las patillas todavía negras; el ya agrio gesto de su ministro Denegri se fue
Fue así que el profesor Ugarte, quien era un fogoso anarquista, se dedicó a torciendo y haciéndose se más notoria la dureza de su cara, entre los ministros se
componer un himno acorde para la velada mientras que Manuel González Prada miraban. El público en cambio aplaudía con frenesí, sobre todo, por la
(1844-1918),
1918), que había aceptado la invitación para participar en la velada, se profundidad, el brillo de las metáforas y por el coraje en cada una de las frases.
encargaría del discurso para el cual tenía un plazo bastante corto para prepararlo
y hasta angustioso pues a don Manuel -un un hombre alto, erguido, de ojos azules y “En esta obra de reconstitución y venganza, no contemos con los hombre del
un agresivo bigote- le gustaba pulir sus escritos. Como se sabe, el discurso se pasado, los troncos añosos y carcomidos produjeron ya sus flores de aroma
llevó a cabo en el teatro
atro Politeama, ubicado en la calle Sauce muy cercana a la deletéreo y sus frutos de sabor amargo. ¡Que vengan árboles nuevos a dar flores
avenida de la República. El Politeama era un teatro similar al teatro-circo del nuevas y frutas nuevas! ¡Los
Los viejos a la tumba, los jóvenes a la obra!”
Pueblo de París, apto para teatro y para circo. Sus butacas eran removibles, con
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El teatro se convirtió en una locura. Urbina continuó leyendo impertérrito Tomado de http://anitamalachowski.blogspot.com/2017/11/de
http://anitamalachowski.blogspot.com/2017/11/de-barranco-al-
enumerando los errores de la política nacional antes y después de la guerra. El politeama.html.
presidente y los ministros quedaron pasmados ante tan contundente discurso pero,
sin embargo, no se movieron de sus butacas y lo escucharon hasta el final. Desarrolla

Y de veras fue un verdadero triunfo: lo leyó Gabriel Urbina de voz bastante 1. ¿Cuál de los siguientes títulos alternativos podría aplicarse al texto
fuerte para dominar todo el ámbito del inmenso teatro Politeama. Manuel y yo, anterior?
escondidos en un rincón, sin que nadie nos viera, asistimos emocionados a la a)La decadencia del Perú republicano
blicano
apoteosis de esas palabras inspiradas por el más puro patriotismo. De lejos b) El fracaso de una generación de improvisados.
veíamos al presidente Cáceres oyendo atónito las vibrantes frases y doña c) Los jóvenes frente a la vergüenza del pasado.
Antonia, su mujer, sentada a su lado, dándole de codazos a cada párrafo alusivo d) Humillación y reconstrucción nacional.
nacional
que sacudía al auditorio y lo hacía prorrumpir en frenéticos bravos. Aquello fue
inolvidable para los asistentes y también para mí; cuando al salir del brazo los 2. En el texto “madrugad a la vida” significa:
dos, me parecía ver los aleteos de la gloria, rozando las sienes de Manuel. a) Anticiparse a la maduración.
Parecía
arecía que Cáceres decía a sus ministros: "No sé si apresarlo o llamarlo para b) Participar de las decisiones políticas.
darle un abrazo". Ninguna de las dos cosas se hizo, pero de antemano había c) Posponer los juegos infantiles
sido prohibido reproducirlo en los periódicos locales. (Adriana de González
d) Abandonar la infancia y su ingenuidad
Prada)
Pero a Adriana y Manuel uel les esperaba aún la áspera reacción oficial (de la 3. ¿Qué idea se puede concluir del siguiente fragmento del texto?
oligarquía y el militarismo). Era ya el lunes 30 de julio, tercer día de Fiestas “[…] vivimos de ensayo en ensayo: ensayos de aficionados en
Patrias, en los diarios no se publicó ningún texto. Al día siguiente, los Diplomacia, ensayos de aficionados en Economía Política, ensayos de
periódicos continuaban sin colocar ninguna línea del discurso. Habían recibido una aficionados en Legislación y hasta ensayos de aficionados en Tácticas y
estricta orden de Marco Aurelio Denegri, Ministro de Gobierno, de prohibir la Estrategias”.
publicación del discurso en el Politeama. El Comercio dio breve cuenta de la a) La política peruana ha sido consecuencia del azar.
velada; sin embargo, ni La Opinión Nacional, El Nacional ni siquiera
siqu El Bien b) La vida nacional ha sido dirigida por la improvisación.
Público se atrevieron a difundir el discurso. El único que lo publicó durante tres c) Los políticos no estudiaron adecuadamente la realidad peruana.
días consecutivos fue el semanario anarquista La Luz Eléctrica.
Eléctrica.(…) d) La sociedad peruana rechazó los ensayos de cualquier tipo.
Lo único bueno de mi discurso es haber razonado como el eco de todas las
4. ¿A cuál de las siguientes situaciones se puede aplicar lo que el autor del
conciencias honradas. Dije en alta voz lo que todos murmuraban texto afirma en “[…] vuestros antepasados bebieron el vino generoso y
cautelosamente; hice correr a la luz del pleno día el metal fundido por otros, en
dejaron las heces […]”?
las tinieblas. (Manuel González Prada, 15 de agosto de 1888) a) El comercio exterior
b) La deforestación
Fuente: c) La violencia doméstica
- Nuestras vidas son los ríos/Historia y leyenda de los González Prada, Luis
d) La agroindustria
Alberto Sánchez, 1977
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5. Extrae las ideas más importantes de cada parte del discurso y explica -Adiós, hijito -dijo-;; y echose a andar hacia la habitación de Marcela.
brevemente que busca transmitirnos en cada idea.
6. Estas a favor o en contra de lo expresado por Gonzales Prada en el Esta se encontraba medio sentada, apoyada en varios almohadones de
discurso. cotí rosado. Al ver a Lucía se le llenaron los ojos de lágrimas, y con voz
7. ¿Por qué crees que Gonzales Prada muestra su confianza en la juventud? desfalleciente
te y entrecortada, exclamó:

-¡Niñay...
¡Niñay... voy a... morirme...! ¡Ay...! ¡Mis hijas...! ¡Palomas sin
nido... sin árbol... y sin... madre...! ¡Ay!

-¡Pobre
¡Pobre Marcela, estás muy débil, no te agites! No quiero ahora
AVES SIN NIDO repetirte discursos para probarte los misterios de
d Dios, pero tú eres
Capítulo XXIII (PRIMERA PARTE) buena, tú... eres cristiana -dijo
dijo Lucía arreglando las cobijas de la cama un
Los esposos Marín no omitían gestos ni asistencia esmerada para tanto rodadas.
alcanzar la salvación de la enferma, pero, desgraciadamente, ésta
empeoraba por grados, acortándose los momentos de su vida. -¡Sí... niñay...!

Lucía encontrábase en aquella hora junto a don Fernando, con quien -¡Si
¡Si te ha llegado tu hora, Marcela, parte tranquila! ¡Tus hijas no son
platicaba en dulce intimidad, y le dijo: las aves sin nido; ésta es su casa; yo seré su madre...!

-¿Qué
¿Qué misterios son éstos, Fernando? ¡Marcela llegó a nuestro ho
hogar
tranquilo y dichoso en busca de un amparo que halló en nombre de la -¡Dios...
¡Dios... te pague...! Quiero... revelarte... un secreto... para que... se pierda
caridad; nosotros nos gozamos en el bien, y de estas acciones buenas, en tu corazón... hasta la hora precisa -dijo la enferma esforzándose para
elevadas y santas, ha resultado el infortunio de todos! hablar seguido.
-¿Qué? -preguntó
preguntó Lucía acercándose más.
-Acuérdate,
Acuérdate, hija, que la faena de la vida es de lucha, y que la
sepultura del bien la cava la ignorancia. ¡El triunfo consiste en no Y Marcela, aplicando sus labios casi helados a los oídos de la esposa
dejarse enterrar!... de don Fernando, murmuró frases que por varias veces hicieron volver
los ojos a Lucía para fijarlos con asombro en la enferma, quien al
Margarita apareció en la puerta como un meteoro, gritando: terminar preguntó:

-Madrina, madrina, mi madre te llama. -¿Prometes... niñay?

-Allá voy -contestó Lucía. -Sí,


Sí, te lo juro por Cristo mi Señor muerto
muer en la cruz -respondió Lucía
conmovida.
Y dirigiéndose a su marido con una palmadita en el hombro:
Y la pobre mártir, para quien las horas de agonía se aproximaban,
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agregó lo que iba a ser su despedida de los negocios del mundo: del escepticismo. ¿Tienen razón de ser escépticos los viejos conociendo
a la humanidad? Niñas -agregó
agregó en alta voz-,
voz vayan con Manuela, que ha
-¡Dios
¡Dios te pague...! Ahora... quiero confesarme... después... ¡la de darles bizcochos y bonitos trajes.

muerte ya me... espera!


pera! Anunciaron la llegada del cura Pascual,
Y se dirigió en busca de don Fernando, que estaba ocupado en su
cuyo saludo correspondió Lucía con frialdad, escritorio. Casi al mismo tiempo llegaban Manuel y don Sebastián. Cuando
llevándose de la mano a Rosalía y Margarita, a quienes iba a los vio Lucía, estrujándose los dedos entrelazados, se preguntó asombrada:
distraer para que no presenciasen la eterna partida de su madre. -¿Qué
¿Qué va a suceder hoy en esta casa, donde en tan pocos días se han
desarrollado acontecimientos tan trágicos y cuya extensión aún no es
El párroco, llegando al lecho de la moribunda, escuchaba las posible medir? ¿Qué nuevo drama va a presentarse en mi hogar, donde
confidencias sacramentales de su víctima. una mano invisible reúne ahora a los principales actores, perseguidores y
perseguidos, culpables e inocentes, en presencia de una madre que se
Margarita ya no podía halla en los bordes del sepulcro abierto por estos notables, que en un
supuesto ataque a sus costumbres sólo persiguen fines
fi particulares, sin
dejarse engañar. Sus desdeñar medios inicuos? ¡Dios mío...!

ojos estaban -A
A los pies de usted, señora Lucía -dijo Manuel encontrando a la
esposa del señor Marín casi a la puerta del escritorio, donde entraron
enrojecidos por el seguidos de don Sebastián.

llanto. -Caballeros -repuso Lucía con manifiesto desagrado para


don Sebastián, quien, descubriéndose, dijo:
Tenía que llorar aún, cuando viese sacar a su madre en hombros
extraños, para dejarla por siempre en el suelo
uelo húmedo del cementerio. -Muy
Muy buenos días, señora... señor...

¡Pobre Margarita! -Hola,


Hola, don Manuel; adiós, don Sebastián -repuso don Fernando,
dominando el mal efecto que le produjo la presencia del segundo.
Sin embargo, en su dolor, ella no medía la magnitud de su desventura.
Pero Manuel, calculando
ando de antemano aquel efecto, y para
Lucía, al sacar a las muchachitas y entregarlas a una sirviente para atenuar las cosas, fue el primero en comenzar la conversación,
que les pusiera los vestidos que les estaban cosiendo en la máquina diciendo:
«Davis», se dijo:
-Señor
Señor don Fernando, hemos venido para acordar con usted la
-¡Adorable
¡Adorable candidez la de los niños! ¡Ah! La niñez todo lo dora al manera como podrá recibir la más explícita satisfacción de un
calor de un sol refulgente, mientras que la vejez todo lo hiela con el frío pueblo que le ha ofendido con la misma ignorancia con que ofende
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un perro rabioso. costumbres, sin modelos, sin estímulos que despierten las almas de la
atonía en que las ha sumido el abuso, el deseo de lucro inmoderado y
-Satisfacerme a mí, don Manuel, no es cosa difícil,, a la verdad; yo, la ignorancia conservada por especulación? Me parece cosa difícil,
más o menos, he estudiado el carácter de este pueblo, que se desarrolla don Manuel -dijo el señor Marín.
sin los estímulos del buen ejemplo y del sano consejo; que a costa de su
propia dignidad va a conservar lo que él llama legendaria costumbre. Manuel no estaba ni derrotado ni persuadido, y replicó:
Pero, ¿cómo se reparan los daños causados en tanta víctima? - contestó
el señor Marín, dando a sus palabras la severa acentuación de la verdad -Esa,
Esa, precisamente, esa es la lucha de la juventud peruana desterrada en
y del reproche. estas regiones.
Tengo la esperanza, don Fernando, de que la civilización que se
-Y, francamente, ¿cuántos muertos ha habido? -se
se atrevió a preguntar persigue tremolando la bandera del cristianismo puro no tarde en
don Sebastián con voz temblorosa. manifestarse, constituyendo la felicidad de la familia y como
consecuencia lógica, la felicidad social.
-¡Y qué! ¿Usted lo ignora, don Sebastián? ¿Usted que es la autoridad
local? ¡Cosa extraña, por demás extraña! -dijo
dijo don Fernando por toda -¿Y
¿Y sus fuerzas serán suficientes, joven Manuel? ¿Cuenta usted con
respuesta, dando un paso hacia el asiento que ocupaba su esposa. otros apoyos a más del que le ofrece su madre y le brindamos nosotros,
sus amigos? -preguntó
preguntó don Fernando, deteniendo el paseo que daba en
-Su natural extrañeza -se apresuró a decir Manuel- quedará satisfec
satisfecha, esos momentos y botando a la puerta un pedacito de papel que estaba
don Fernando, al saber que mi padre no ha salido de casa después de los estrujando como una pelotilla durante la discusión.
sucesos que me cupo la suerte de contener, habiéndose encargado del
puesto el teniente gobernador, como llamado por la ley. Lucía cruzó los brazos como cansada, y don Sebastián
Seb permanecía
firme como un palo plantado bajo su capa histórica.
-Esa
Esa diligencia precautoria y muy pensada no lo pone a salvo de
responsabilidades - observó Lucía con su natural vivacidad -Cuento
Cuento con que este pueblo no ha tocado en la abyección; sus masas
femenina. son dóciles, me lo ha probado el suceso mismo que lamentamos, y me
parece fácil guiarlo por el buen sendero
-repuso Manuel con calor.
Pero Manuel, siempre listo, repuso:
-Señora,
Señora, yo que he venido en momentos tan trágicos para Kíllac, para -No
No contradigo a usted, Manuel, pero...
este pueblo de mi nacimiento, no podía permanecer indiferente; debía
buscar reparos, prevenir nuevos males, y he persuadido a mi padre de -El
El error también tiene remedio, francamente, mi señor -aventuró a
que renuncie el puesto que... no ha sabido sostener. Voy en pos de decir don Sebastián.
alguna reparación.
-Es
Es claro, cuando ese error no ha traspasado los dinteles de la
-¿Y
¿Y va usted a entrar en pugna con vicios que gozan del privilegio eternidad, don Sebastián; tenemos siete heridos,
her cuatro muertos y la
de arraigados, con errores que fructifican
uctifican bajo el árbol de las desventurada Marcela próxima a expirar, dejando a sus hijas; en suma,
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huérfanas, viudas... nubes, derramaba su plateada luz, que si no da calor ni hiere la pupila como los
rayos solares, empapa la Naturalezaa de una melancolía dulce y serena, y brinda
-¿De qué modo rectificará usted esos errores? -preguntó
preguntó Lucía, atmósfera tibia y olorosa en esas noches de diciembre, creadas para los
enderezando los pies y saliendo en apoyo de su marido. coloquios del amor.

Manuel consultaba con frecuencia su reloj de oro, inquieto y pensativo.


Don Sebastián se tapó
pó la cara con ambas manos como un niño;
Manuel palideció, secándose el copioso sudor que invadía su frente, y la Los punteros marcaban la hora, y tomando su sombrero
s salió con paso
voz desesperada de Margarita llegó a todos: acelerado.

La sala azul del Imperial, profundamente iluminada por elegantes arañas de


-¡Misericordia...! ¡Madrina, padrino, favor...! cristal, tenía las mamparas de la puerta abiertas de par en par.
-¡Vamos! -dijo
dijo Lucía, poniéndose de pie con la ve velocidad del
pensamiento, y ordenando a los presentes con la vista. Margarita, recostada en uno de los asientos inmediatos a la mesa y las flores,
jugaba con la orla de un pañuelo blanco, con el pensamiento transportado al
Todos corrieron junto al lecho de la esposa mártir, cuya vida se cielo de sus ilusiones, y el silencio más imponente reinaba en su rededor.
extinguió en un suspiro, resbalando por sus mejillas la última lágrima
Cuando asomó Manuel a la puerta, ella cambió de posición con ligereza,
blanquecina con que se da el adiós al valle del dolor. y su primera mirada se dirigió a la alcoba, donde sin duda estaba Lucía.
Marcela acababa de volar a las serenas regiones de la paz perdurable, -¡Margarita,
¡Margarita, alma de mi alma! Yo vengo, yo he venido por ti -dijo Manuel
dejando su vestidura mortal, para que el hombre discuta en su presencia tomando la mano de la niña y sentándose a su lado.
la teoría de la descomposición orgánica que proclama la Nada y los
principios de la perfección mecánica movida
vida por un Algo, cuyo -¿De veras? Pero tú te vuelves -replicó
replicó ella sin apartar su mano, que oprimía
comienzo y cesación de funciones reclama una mano constructora, suavemente la de Manuel.
revelando al Autor de la Naturaleza.
-¡No
¡No dudes ni un punto, querida Margarita; voy a pedirte por mi
¡Allí estaba el cadáver! esposa a don Fernando...!

-¿Y sabrá mi madrina? -interrumpió


interrumpió la muchacha.
Y don Sebastián y el cura Pascual, los únicos responsables de las
calamidades ocurridas en Kíllac, presentes
tes ante los despojos de la muerta. -A los dos; tú... vas a ser mía -dijo
dijo el joven clavando su mirada en los ojos
de Margarita a la vez que llevaba la mano de ésta a sus labios.

-¿Y si no quieren ellos? -observó


observó con inocencia Margarita bajando su mirada
Capítulo XXXII (SEGUNDA PARTE) ruborosa.
-¿Pero
¿Pero tú me quieres?... ¡Margarita!... ¿Tú me quieres?...
¡Respóndeme, por Dios! - insistió Manuel dominado por la ansiedad de
La luna, en sus primeras horas de menguante, suspendida en un cielo sin
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los ojos: su mirada lo devoraba todo.


-Manuel,
Manuel, tendría yo sumo placer, pero don Sebastián...
-Sí -dijo
dijo con tímido acento la hija de Marcela, y Manuel, en el vértigo de la
dicha, acercó sus labios a los labios de su amada y recibió su aliento, y bebió la -Señor,
Señor, ya sé su argumento, y es necesario que comience por destruirlo. Yo
purísima gota del rocío de las almas en el cáliz de la ventura para quedar más no soy hijo de don Sebastián Pancorbo. Una desgracia, el abuso de un hombre
sediento que antes. sobre la debilidad de mi madre, me dio el ser. Estoy ligado a don Sebastián por
la gratitud, porque al casarse con mi madre estando yo en su seno, le dio a ella
Margarita dijo conmovida: el honor y a mí... me prestó su apellido.

-¡Manuel...! -¡Bendito seas! -dijo Margaritaa elevando las manos al cielo sin poder
conservar su silencio.
Por la mente de Manuel cruzó un recuerdo con oportunidad novelesca, -¡Hija mía! -articuló Lucía.
llevó la mano al bolsillo, sacó la cajita de terciopelo, la abrió, y presentándole
la joya, dijo: -La
La hidalguía de usted nos obliga a usar del derecho que legó
Marcela, antes de su muerte, en el secreto que confió a Lucía -respondió
-¡Margarita,
argarita, por ésta, te juro que mi primer beso de amor no ha de don Fernando con gravedad.
mancharte...!
¡Guárdala, querida mía; el ágata tiene la virtud de fortificar el corazón...! -Me
Me place, don Fernando; el hijo no es responsable en estos casos, y
debemos culpar a las leyes de los hombres, y en ningún caso a Dios.
Margarita tomó casi maquinalmente la cruz, cerró la caja y la guardó en su
seno con la ligereza del hurto, pues crujieron las mamparas de la alcoba y -Así es.
salieron Lucía y don Fernando.
Manuel, bajando algo la voz y aún la mirada avergonzada, dijo:
Manuel apenas podía moderar sus impresiones.
-Don
Don Fernando, mi padre fue el obispo don Pedro
Pe Miranda y Claro,
Su semblante tenía el tinte de las flores del granado, y un ligero temblor antiguo cura de Kíllac.
agitó su organismo. Si hubiésemos podido tomarle la mano, la habríamos
encontrado humedecida por un sudor frío; penetrando en su pensamiento, Don Fernando y Lucía palidecieron como sacudidos por una sola corriente
habríamos visto cien ideas agolpadas como abejas, disputándose la primacía eléctrica; la sorpresa anudó la palabra en la garganta de ambos, y reinó un
para brotar moduladas por la palabra. silencio absoluto por algunos momentos, silencio que rompió Lucía
exclamando:
Margarita, como aturdida por todo lo nuevo que pasabaa en su
corazón, mal podía disimular su estado. -¡Dios mío...! -yy las coyunturas de sus manos entrelazadas crujieron bajo
la forma con que la emoción las unió.
-Algo grave pasa a usted, Manuel -dijo
dijo don Fernando fijándose en el joven.
Por la mente de don Fernando pasó como una ráfaga el nombre y la
-Señor Marín -repuso
repuso él con voz temblorosa y frase entrecortada-.
entrecortada ¡Es... vida del cura Pascual, y se dijo:
lo más grave que espero... en mi vida...! Amo a Margarita y he venido... a
pedirle su mano... con... un plazo de... tres años.
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-¿La culpa del padre tronchará


nchará la dicha de dos ángeles de bondad? -y como ACTIVIDADES:
dudando aún de lo que había oído, preguntó de nuevo- ¿Quién ha dicho usted?
1. ¿Cuál es el conflicto o problema que se desarrolla en ambos capítulos?
Manuel se apresuró a decir, menos turbado ya: 2. ¿Cómo son los personajes presentados en cada capítulo?
3. ¿Cuál
Cuál es el hecho común en ambos capítulos?
-El obispo Claro, señor. 4. ¿Por qué Margarita y Manuel no pueden casarse?
5. Según lo leído, vemos como al final del capítulo se revela el abuso de la
Don Fernando, acercándose al joven y estrechándole contr
contra su pecho, agregó:
autoridad eclesiástica, pues tanto Manuel como Margarita descubren que
-Usted
Usted lo ha dicho, don Manuel; ¡no culpemos a Dios, culpemos a las leyes son hijos del obispo don Pedro Miranda y Claro. ¿Estás de acuerdo con la
inhumanas de los hombres que quitan el padre al hijo, el nido al ave, el tallo a crítica que se hace sobre la inmoralidad del clero?¿Por qué?
la flor...! 6. ¿Cómo reaccionan Manuel y Margarita al enterarse de la verdad?
¿Consideras que son culpables de los errores de los padres?
-¡Manuel! ¡Margarita...! ¡Aves sin nido...! -interrumpió
interrumpió Lucía, pálida 7. ¿Por qué la novela se titula “Aves sin nido”?
como la flor del almendro, sin poderse contener, y gruesas gotas de lágrimas
resbalaron por sus mejillas. 8. ¿Cuál crees que es el propósito de Matto de Turner al desarrollar la
historia de “Aves sin nido? ¿Cuál es la situación de los indígenas en la
Manuel no alcanzaba a explicarse aquel cuadro donde Margarita, muda, actualidad?
temblaba como la azucena juguete del vendaval.

La palabra de don Fernando o debía finalizar aquella situación de agonía,


pero su voz viril, siempre firme y franca, estaba temblorosa como la de un
niño. El sudor invadía su frente noble y levantada, y sacudía la cabeza en
ademán ya de duda, ya de asombro.
Por fin, señalando a Margarita
arita con la acción, como recomendándola a los
cuidados de su esposa, y dirigiéndose a Manuel, continuó:

-¡Hay
¡Hay cosas que anonadan en la vida...! ¡Valor, joven...! ¡Infortunado
joven...! Marcela, en los bordes del sepulcro, confió a Lucía el secreto del
nacimiento
cimiento de Margarita, quien no es la hija del indio Juan Yupanqui, sino...
del obispo Claro.

-¡Mi hermana!

-¡Mi hermano!

Dijeron a una voz Manuel y Margarita, cayendo ésta en los brazos de su madrina,
cuyos sollozos acompañaban el dolor de aquellas tiernas
rnas aves sin nido.

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